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Historia[editar]
El arquitecto italiano Mario Palanti construyó este palacio a pedido del empresario textil Luis Barolo,
diseñando incluso los elementos de detalle como picaportes, lámparas y jaulas de los ascensores,
en un caso de auténtico concepto integral.
Entre el 7 de julio de 1923, fecha de la inauguración,1 y 1935 fue el edificio más alto de la ciudad,
habiendo sido desplazado del primer puesto cuando se construyó el Kavanagh. Su altura en metros
es equiparable a la de un vigesimocuarto piso actual.
Su propietario tuvo en mente construirlo para utilizar tres pisos y luego alquilar los demás. Hoy,
funciona como un edificio de oficinas (tiene más de 300).
Hall principal del Palacio Barolo, que conecta Avenida de Mayo con Hipólito Yrigoyen.
En la cúspide posee un faro con una lámpara de 5000 watts, desde que fue puesto en valor en el
año 2010 y declarado "Faro del Bicentenario". En sus inicios la luminaria era un arco voltaico con
potencia de 300.000 bujías. La obra costó m$n 4.500.000, y para ella se utilizaron 650.000 kilos
de acero, 3.500.000 ladrillos y 70.000 barricas de cemento Portland.4
Todos los materiales decorativos fueron importados, como por ejemplo el mármol de
Carrara utilizado para los revestimientos.
Ya que por la zona corre, entubado, el viejo Arroyo Tercero del Medio, fue necesario que los
cimientos del edificio contemplaran el paso del curso de agua. Así, desde el sótano del Palacio
Barolo es posible escuchar como corre el río por el entubamiento.
La construcción para su época fue una gran innovación por el uso artístico del hormigón
armado dentro de un peculiar estilo ecléctico (llamado por muchos "romántico"), con reminiscencias
del gótico y especialmente del arte islámico de la India.
El Barolo se inscribe dentro de corrientes como el art nouveau o el art decó, pero se trata en
realidad de una pieza única en su tipo, realizada en un estilo propio cultivado por Palanti.
En 1997 este edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional.3 Actualmente el edificio, de sólo
oficinas que no permite viviendas personales, es habitado por inquilinos de las más variadas
profesiones, siendo arquitectos, contadores, abogados, informáticos y productoras audiovisuales,
agencias de turismo y consultorías varias las más usuales.
El faro ubicado en la cima de la torre del Palacio Barolo volvió a funcionar el 25 de septiembre de
2010. Se proyectó un haz de luz sobre la ciudad de Buenos Aires como parte de los festejos
del Bicentenario y cada día 25 de cada mes se iluminó durante media hora el cielo nocturno porteño
desde la torre, hasta el 25 de mayo de 2010.5
En 2012, se estrenó El rascacielos latino, un documental dirigido por Sebastián Schindel que
analiza la historia y las curiosidades en el diseño del edificio.6
Desde el año 2015, durante todas las noches del mes de octubre, se envuelve con “una máscara” el
vidrio del Faro del Palacio Barolo para que su luz se “tiña” de rosa y recuerde a la población la
importancia de la concientización y prevención del cáncer de mama. Esta acción lumínico sanitaria
la auspicia LALCEC (Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer) y la organiza la empresa pionera en
generar visitas guiadas en el edificio, Palacio Barolo Tours.