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¿De qué forma la política de seguridad del Presidente Calderón

estuvo vinculada a la Política Exterior de México?

La Política Exterior de Felipe Calderón Hinojosa se resume en un

aspecto: “Desmigratización” de la relación bilateral con Estados Unidos

y la “Narcotización”, de la agenda con el vecino del norte.

La carencia de legitimidad en las urnas y el clima de inseguridad

nacional heredado de su antecesor Vicente Fox lo acorralan a la decisión

de priorizar la seguridad nacional frente a los carteles de las drogas que

se habían convertido en un estado paralelo por la cantidad de poder

económico y político que consolidaron durante poco más de tres décadas

y esto lo conlleva a que si afrontaba el desafío de desarticular a estos

zares del tráfico de estupefacientes lo llevaría a dos puntos: El apoyo

popular y de la oposición y consolidar la imagen de México como un

estado controlado por el gobierno y no por el crimen organizado en

todas sus variantes especialmente los dedicados a la venta y distribución

de narcóticos, porque el otrora presidente sabía claramente que México

ya era un estado fallido y un gobierno débil; podría a juicio personal

costarle la presidencia estando en funciones como posteriormente se

demostró con las extrañas muertes de sus entonces secretarios de

gobernación y zar antidrogas.


Parafraseando a Ana Covarrubias en el subtema de la “INICIATIVA

MÉRIDA” retomado del libro editado por el COLMEX y el CIDE (BALANCE Y

PERSPECTIVAS DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO 2006-2012).

La iniciativa Mérida fue sin duda el proyecto más grande del

gobierno de Calderón y que vinculaba claramente el ámbito interno con

el exterior. Y recalcando que el problema de seguridad no fue objeto

primordial del Plan Nacional de Desarrollo en materia de política

exterior, ni del programa sectorial. Sino que se da sobre la marcha de

las condiciones de la política doméstica que imperaba en ese momento

en el territorio nacional, en el cual actores para gubernamentales eran

verdaderos lobbys y círculos de poder e influencia en la toma de

decisiones y control de las instituciones de seguridad de las entidades

federativas y municipios. Por lo cual se asume que con fuerzas civiles de

seguridad corrompidas y sin la ayuda de las fuerzas armadas como el

ejército y la marina sin la coordinación con Washington era arriesgarse

a la ingobernabilidad y el caos de dimensiones subsaharianas en un país

del área del entonces Tratado de Libre Comercio.

Por ende la seguridad de los Estados Unidos principalmente en las

zonas fronterizas con México dependía de una eficaz política de

seguridad nacional por parte del vecino del sur, y un tema que a visión
personal le preocupó a Felipe Calderón Hinojosa fue el tema de que esta

“papa caliente del narcotráfico” trascendiera del otro lado del río bravo

y pudiese ser motivo de intromisiones directas de las fuerzas militares

estadounidenses hacia territorio nacional deviniendo en sobrepasar la

soberanía nacional.

La iniciativa Mérida consistía en estos puntos:

a) Transferencia de 1400 millones de dólares de los EE. UU. a

México en equipos de seguridad y logística, entrenamiento de

personal mexicano.

b) Cada país actuaría en su propio territorio

c) Cooperación bilateral.

Profundizándose en primera instancia combate al narcotráfico,

terrorismo, y la seguridad fronteriza. Seguridad Pública y

aplicación de la ley. Y la Construcción Institucional y del Estado

de Derecho

Y esto devino en lo que a continuación voy a explicar:

No solo era la clásica intromisión gringa en el tercer mundo

petrobananero, sino que en mi persona interpretando las

palabras de Jorge Chabad lo novedoso de este proyecto era la


magnitud de dinero de ayuda de los contribuyentes

estadounidenses a México sino que este tipo de colaboración

disminuía la desconfianza del gobierno de los EE.UU. hacia su

contraparte mexicano. Rafael Velázquez Flores y Jorge Schiavon

destacan que por primera vez los políticos estadounidenses

reconocen su responsabilidad en lo que hace al consumo de

drogas y el tráfico ilícito de armas.

Pero la securitización de la política exterior del sexenio

calderonista no fue de manera espontánea si se analiza a

detalle sino la culminación de un sinfín de conflictos regionales

entre los diversos grupos delincuenciales y las autoridades de

estados del norte y fronterizos como Sinaloa, Baja California y

Tamaulipas en donde con el programa “México Seguro” de su

antecesor Vicente Fox, el Ejército Mexicano y la Policía Federal

se hacían cargo de la seguridad de ciudades importantes de

esas entidades, pese a esto la violencia desmedida y brutal

continuó. Tan es así que el 26 de mayo de 2005 Tony Garza

quien se desempeñaba como Embajador de Estados Unidos de

América en México envió una carta de protesta al quién

entonces era el Canciller mexicano Luis Ernesto Derbez en la


cual Garza expresaba textualmente “La lucha cada vez mayor entre

los elementos de los carteles de la droga ha traído como consecuencia

aumentos drásticos en asesinatos y secuestros” Lo cual Garza

interpretaba como mayores riesgos para los ciudadanos

estadounidenses que visitan o transitan a través de la región

fronteriza todos los días y que existían cifras oficiales de un

mayor número de estadounidenses asesinados y secuestrados.

Al día de hoy después de la reunión entre Bush y Calderón en

ese marzo del año 2007 y en la cual se fraguó esta “Iniciativa

Mérida” y que se le da este nombre para no “colombianizar” el

proyecto para los sensibles grupos de las izquierdas radicales

nacionales e “izquierdas exquisitas” como la que encabezaba el

hoy canciller Marcelo Ebrard que veían en este plan la

vulneración a la soberanía mexicana. Al ser ratificada en junio

del 2008 por el senado estadounidense se hizo eco en las

condiciones de operación financiera de esta condicionándola a

respetar los Derechos Humanos por parte del estado mexicano,

especialmente que se debía comprometer a investigar, procesar

y juzgar civilmente las violaciones de DD.HH. cometidas por

personal militar y/o policial, las confesiones obtenidas bajo

tortura y maltrato no podrán ser utilizadas en el sistema


judicial, la consulta a la sociedad civil sobre el cumplimiento de

estos rubros, mejorar la transparencia y rendición de cuentas

de las corporaciones de policía y establecer un mecanismo

independiente para denunciar abusos.

Lamentablemente estas intenciones de papel fueron empañadas

por acusaciones de corrupción incentivadas por grupos del

crimen organizado a altos mandos de la extinta SIEDO hoy

SEIDO como lo fue del cartel del Beltrán Leyva a Noé Ramírez

Mandujano detenido bajo estos cargos en 2008 y absuelto en el

2013. La violencia afectó directamente a empleados del

gobierno estadounidense en México como lo fue en el año 2010

cuando tres empleados del Consulado de los EE.UU en Ciudad

Juárez fueron asesinados por el crimen organizado. En 2012

una camioneta de la Embajada estadounidense con placas

diplomáticas fue atacada por policías federales vestidos de

civiles y en autos particulares señalando la misión diplomática

acreditada que fue un ataque directo, mientras que la entonces

Procuraduría General de la República señalaba que se trató de

una confusión. Encubriendo la hoy extinta policía federal a los

atacantes y demostrando a la opinión pública internacional que


México no solo era un país inseguro sino que también las

autoridades actuaban en complicidad con el crimen organizado

y por ende no lo combatían.

Concluyendo en que hacer de la seguridad el punto más

importante de facto en la política exterior mexicana era un

tema que era ineludible y por consecuencia de raíces profundas

en el sistema político mexicano en sus instituciones, en los

mecanismos procesales de procuración e impartición de justicia,

en la prevención de delitos, hoy la historia demuestra que esta

colaboración bilateral es necesaria, y que sería erróneo que no

se llevara a cabo y que se consolidó porque las reformas

jurídicas como lo son: El Sistema de Desarrollo Policial dentro

de la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Ley

Federal de Extinción de Dominio, Ley contra el lavado de

dinero y el Sistema de juicios orales ya adversariales, que en

ese momento fueron implementadas y hoy siguen siendo

vigente si bien con adiciones o reformas pero en esencia las

mismas para el combate a la delincuencia organizada en todas

sus modalidades. Y que tanto criticaron los detractores como el

actual Presidente López Obrador y actualmente con este toque


de “izquierda exquisita” presume como logros y reformas de su

gobierno. Siendo la mano de la Divina Providencia que a través

de su hijo predilecto o sea el gobierno de los EE.UU. con este

puente que fue la Iniciativa Mérida consolidó el espíritu de las

libertades a un debido proceso a la transparencia y rendición

de cuentas en materia de seguridad y vislumbrando el respeto

a los Derechos Humanos por parte de las corporaciones de

seguridad con los ciudadanos constituyéndose México con un

Estado civilizado tratando de emular estándares en esta

materia con los países de la órbita del norte y de la Unión

Europea.

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