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VERDO:

Los milicianos no son reclutas permanentes sino vecinos que aseguran, de manera
intermitente, el servicio de la defensa de la ciudad, la campaña o la frontera. Son miembros de
la comunidad. No son "militares” (Verdo) La expresión de “hombres armados” se aplica mejor
a la condición de estos individuos (Ayrolo).

Participan en las lógicas facciosas, utilizan la fuerza puesta a su disposición para hacer triunfar
sus miras. Los vínculos de obediencia y lealtad que existen entre los oficiales y sus tropas
refuerzan la potencia de las facciones, razón por la cual se puede considera a los
levantamientos militares como una forma de expresión política. Expresan la voluntad de
ciudadanos dotados de una fuerza de coerción en un contexto donde ya no existe una
autoridad suprema.

El apoyo de las milicias, urbanas o rurales es un elemento decisivo para buscar conquistar el
poder

La capacidad de reclutar hombres armados no es exclusiva del gobernador. Cualquier hombre


con carisma y pericia militar logra fácilmente reunir una partida. Fuente de inestabilidad.

La fidelidad tiene un precio que los hombres en armas saben negociar muy bien. Material,
sueldo o reparto de un botin. La estabilidad en el poder depende de ello, sacrificar los sueldos
de los empleados públicos o negociar empréstitos a veces muy altos con los comerciantes.

Concesión de grados o fueros militares. Reforzar los vínculos de lealtad entre los oficiales, sus
soldados y el gobierno. La concesión de tierras publicas en zonas de frontera. Fuero militar es
un privilegio y un ascenso simbólico en la jerarquía social. Se traduce en desafio a la autoridad
y rebelión a las autoridades civiles. Los gobernantes están atentos a que los privilegios no se
acumulen.

Refuerza el sentimiento de pertenencia corporativa y la cohesión de las lealtades militares.

MACIAS Y PAROLO:

TUCUMAN:

Los privilegios corporativos de la ciudad se intentaron mantener en la era revolucionaria


reproduciendo las jerarquías en el cuerpo de las milicias. La guerra implicaba sacrificios
económicos y personales, desdibujaba las distinciones y los privilegios cotidianos,
contemplados en la organización militar tucumana. El escenario de batalla y el desarrollo de
los enrolamientos (que fueron ampliando la entrada al cuerpo a toda la población capaz de
empuñar un arma) tornaba difusas las jerarquías.

Los regimientos del ejercito y las milicias auxiliares se desarrollo sobre la base de principios
corporativos de tipo socio-profesionales. Los oficiales provenían de familias distinguidas,
reproduciendo las jerarquías de la sociedad tucumana. Reflejaron las distinciones y tensiones
internas.

El cuerpo civico se configuro como un reducto distinguido de la vecinda, durante la época


revolucionaria su composición fue reformulada y extendida a los grupos medios de la pirámide
social, flexibilizándose los criterios de inclusión.

La guerra permanente genero profundas modificaciones en la administración de la Hacienda


provincial. La mayor parte de las cargas fiscales recayeron sobre los sectores mercantiles con
nuevos impuestos al transito y a la venta, contribuciones etraordinarias y la coexistencia con
tributos coloniales.

El alistamiento de los hombres en las filas del ejercito, la acción devasadora de las tropas
apostadas en la provincia y la interrupcion del tradicional funcionamiento de los circuitos
comerciales dejaron como saldo esposas abandonadas a su suerte, viudas sin recursos,
invalidos sin posibilidades de trabajo, pequeños comerciantes arruinados, soldados y oficiales
que perdieron sus tierras al regresar de las campañas, enfermos sin posibilidades de cura.

La deserción como una cuestión estructural que implicaba el abandono de las filas y el traslado
de los desertores al enemigo. En 1830 se comenzó con una política de reinserción para evitar
los movimientos sediciosos, indultando a los “traidores”. Para 1840 con la Coalicion del Norte,
hay un recrudecimiento en la política contra los desertores, poniendo la pena capital. Sin
embargo, las inclinaciones políticas se cruzaban con los sistemas de lealtades, configurándose
alrededor de la figura del jefe militar, observándose en la mayoría de los casos una reinserción
y perdón del acto de traición como en los años anteriores. Se asociaba la figura del desertor
con el de vago, ladrón y malentretenido, a su vez que con la figura del traidor.

El sistema de enrolamiento significo la participación en la carrera de ascensos militares y la


proyección política. Esto implico que las fuerzas armadas funcionaran como espacios de
intercambio y construcción de lealtades y redes vinculares de tipo político-militares. Esto
promovió la emergencia de una sociedad provincial fuertemente militarizada y movilizada
erigiendose las milicias y sus Comandantes en verdaderos “actores políticos”.

Elasambleísmo emerge como un espacio de expresión de la opinión civico militar. Espacio de


participación directa y de contacto informal entre el habitante movilizado y la emergente vida
política independiente en el espacio local.

La faccionalizacion de las milicias y del Ejercito Revolucionario afectaron fuertemente la


organización militar.

Se articulaba la acción de comandantes, hacendados y comerciantes junto a sus milicianos,


peones y empleados.

La violencia puede asociarse con ámbitos de transmisión de practicas sociales y culturales


vinculadas con las ideas republicanas donde los individuos y las armas adquieren un vinculo
esencial.

La revolución y la guerra de independencia configuraron un legado militar que modifico la


dinámica de las relaciones sociales y de poder, también el estilo de convivencia de la
tradicional elite colonial rioplatense.

Schmit:

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