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Estas son preguntas que han tomado mucha fuerza en los últimos años.
Cada día son más las personas que piensan en los efectos que puede
tener la música en el contexto espiritual de nuestras reuniones
semanales. Tenemos a quienes defienden en nombre de la ortodoxia el
canto y ejecución exclusiva de lo descrito en la narrativa bíblica (salmos,
címbalos, sistros, arpas, liras, etcétera), y quienes creen que el mandato
cultural nos da una libertad estructurada dentro de la ortodoxia a ejecutar
todo tipo de instrumentos y estilos de música contemporáneos bajo la
autoridad de la Palabra de Dios.
La semántica
Por cuestiones como esta, creo que la semántica juega acá un papel
importante. Hablando con un amigo, discutíamos sobre emplear mejor la
palabra persuasión y no manipulación. La manipulación puede llevar
implícito un elemento de autoridad que va en función de conducir al
engaño al esconder información y jugar con las emociones. La
persuasión, por otro lado, es también un método para convencer a las
personas, pero en un estilo muy diferente: presentando datos bajo una
luz verídica y de beneficio a su libertad.
La herramienta o el corazón
Salmos 103:1-2
Así que, ¿Pueden las iglesias honrar a Dios en la música que ellos usan?
En orden de responder esta cuestión correctamente, debemos
comenzar observando los principios de la Palabra de Dios. Ninguna
preferencia personal ni ninguna tendencia cultural puede ser nuestra
guía. Aun en el área de la música, La Escritura debe ser nuestra
autoridad.
Abajo hay diez preguntas que los pastores y los líderes de la iglesia
(junto con toda la congregación) debe hacerse acerca de la música de
adoración que se usa. Tomadas directamente los principios bíblicos,
estas cuestiones pueden no responder cada caso específico, pero ellas
proveen una lista de comprobación teológica para examinar la música
de la iglesia.
1. ¿Esta la música de su iglesia enfocada en Dios? Sin esta cuestión, la
verdadera adoración debe estar centrada en Dios (Exod. 20:3-6), para El
solamente debe ser digno de alabar (Sal. 148:13). El merece nuestra más
ferviente devoción y nuestra máxima prioridad. El es nuestro Rey
exaltado y El debe ser el centro del escenario.
Junto a estas mismas líneas, Efesios 5:18 ordena a los creyentes a que
continuamente estén bajo el control del Espíritu Santo todo el tiempo. La
música de la iglesia, entonces, nunca debe animar a los participantes a
salirse del control del Espíritu para el control de alguno otra fuerza, sea
emocional, psicológica u otra. Además, los miembros de la iglesia deben
estar bajo la influencia de el Espíritu de poder de la Palabra de Dios (cf.
Col. 3:16). Emocionalismo sin sentido, mas acelerado por la repetición y
el “dejarse llevar”, viene muy cerca al paganismo de los gentiles (cf. Mat.
6:7) que al de cualquier forma bíblica de adoración.
Por esta razón, los tiempos de cantar (cuando el pueblo de Dios habla
con El) no deben deslucir o eclipsar la predicación (cuando Dios habla a
su pueblo a través de la Palabra). En lugar de esto, a la adoración a
través del canto que toma lugar antes del sermón debe preparar a la
congregación a lo que El Espíritu Santo quiera que oigan. Y la música de
la iglesia que sigue al sermón debe ser la respuesta apropiada para que
sea recibida (cf. Col. 3:16-17).
Al ser dicho esto, la iglesia local (como una asamblea de cristianos) debe
estar presente dando buen testimonio para ser visto por el mundo (cf.
1ª. Or. 14:23-25). Después de todo, Pablo nos ordena “adornar la
doctrina de Dios nuestro Salvador… en todo” (Tito 2:10), y Pedro nos
exhorta a “proclamar las excelencias” de Dios (1ª. Ped. 2:9). La música de
la iglesia, entonces, debe ser un testigo maravilloso de las grandezas de
nuestro Señor y Salvador. Y no debe empañar su reputación o confundir
a los inconversos así como el evangelio enseña.
Una vez que los principios han sido establecidos, el líder de música tiene
la libertad de aplicar estos principios en maneras diferentes
dependiendo en las necesidades específicas de su congregación. Al final,
los pastores deben cuidadosamente, no exaltar la preferencia personal
al mismo nivel como el principio bíblico, o ignorar los principios bíblicos
bajo la suposición que todo acerca de la música de la iglesia es
preferencial.
"La música"
Estudios maranahta
Mucho se ha dicho y escrito a favor y en contra del uso de instrumentos musicales dentro
de la iglesia. Pero lo más importante para el cristiano que desea agradar a su Señor, es
clarificar si a Dios le gusta el uso de los instrumentos musicales en la iglesia, que es la casa
de Dios. Por tanto, no es asunto que si a mí me gusta o si a otro le agrada.
La historia lo confirma que no fue sino hasta el siglo VII, más precisamente en el año 670,
cuando por vez primera se introdujo un instrumento musical, y no fue exactamente en la
iglesia cristiana, sino en la iglesia católica romana, cuando el papa Vitaliano introdujo un
órgano.
Esto significa que la iglesia estuvo durante siete siglos sin usar instrumentos musicales.
Cualquier estudiante de la historia del cristianismo lo sabe. ¿Por qué la iglesia primitiva no
empleó instrumentos en sus reuniones y los israelitas del Antiguo Testamento sí?
Vale destacar que Israel es el pueblo terrenal de Dios, quien sirvió y adoró a Dios por
medio de símbolos, figuras, sombras de la realidad misma de las cosas que habrían de
venir. Así que viniendo Cristo, todas esas expresiones fueron puestas de lado.
La iglesia, el pueblo espiritual de Dios que tiene promesas celestiales, no está sujeto a esas
ordenanzas que el Señor estableció con el pueblo terrenal. Dios llamó a Abraham desde Ur
de los Caldeos para fundar en él y en su descendencia el pueblo terrenal, Israel.
Abraham es el padre de la nación de Israel y Dios estableció un pacto con él, entregándole
ordenanzas distintivas del resto de las naciones, el diezmo y la circuncisión; esto lo vemos
en Gn. 14 y 17 respectivamente, posteriormente Dios confirmó con Moisés estas
ordenanzas y le añadió una larga lista de otras nuevas en el monte del Sinaí.
Por tanto, todo lo que Dios mandó desde Abraham - hasta Juan el Bautista, fue para su
pueblo terrenal, Israel. Además no debemos de olvidar que la iglesia, como dice en Ef. 3,
era el misterio escondido desde los siglos en el Antiguo Testamento.
Si honesta y sinceramente deseamos conocer cuáles son las ordenanzas para la iglesia, su
pueblo espiritual, necesariamente debemos recurrir al Nuevo Testamento, porque allí es
donde encontramos todas las instrucciones que el Señor y sus apóstoles dejaron para los
que nos ha correspondido vivir después de Juan el Bautista. Es decir, para los que estamos
bajo la gracia, el pueblo espiritual de Dios, su iglesia, que es la esposa del Señor.
El pueblo terrenal, Israel, en la antigüedad, debía agradar a Dios por medio de complejas
ceremonias y sacrificios; en cambio ahora Dios nos dice en Jn. 4: 23 "La hora viene, y
ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad,
porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren, Dios es Espíritu, y los que le
adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren".
La música se tocaba en ocasiones limitadas y especiales señaladas por Dios, por ejemplo
durante los sacrificios, 2 Crónicas cap. 29:28 "Y toda la multitud adoraba, y los cantores
cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas, todo esto duró hasta consumirse el
holocausto".
Los israelitas tenían cultura musical y diferentes instrumentos musicales que empleaban en
sus fiestas y reuniones familiares. Pero en el templo de Dios no podían usar cualquier
instrumento que a ellos les agradara, sino solamente los 4 que Dios les había indicado y en
las ocasiones que Dios les había señalado.
A Israel, el pueblo terrenal, Dios le dejó instrucciones muy específicas para el uso de los
instrumentos musicales, les dijo cuales y cuando debían usarlos.
Pero a la iglesia, el pueblo espiritual, le dice que ahora es, cuando los verdaderos
adoradores le adorarán en espíritu y en verdad, porque Dios tales adoradores busca que le
adoren. Y no menciona nunca ningún instrumento musical para la iglesia, obviamente que
no fue por olvido.
Entre las instrucciones para la iglesia podemos leer en Colosenses 3:16 "La palabra de
Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda
sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y
cánticos espirituales".
Los primeros cristianos cantaban himnos, pero no empleaban instrumentos musicales en sus
reuniones, seguramente que muchos de ellos los tocarían en sus casas con sus familias, pero
nunca fueron empleados en las reuniones de la iglesia.
La exhortación del Señor para la iglesia es muy clara : lo que habría de abundar en medio
de ella, no era la música, sino la Palabra de Dios. "La Palabra del Señor more en
abundancia en vosotros". Y ¿qué es lo que hoy vemos en las iglesias? ¿Es la Palabra de
Dios la que abunda en ella o es la música del mundo?
A un pueblo espiritual, como debería ser la iglesia, se le exigirá más que al pueblo terrenal,
Israel. Pero lamentablemente vemos que el mundo ha invadido las iglesias,
transformándolas en verdaderas Discotecas donde abunda el Rock Cristiano, la salsa
cristiana, la cumbia cristiana, los tangos cristianos, etc.
Todo esto amenizado frenéticamente con instrumentos estridentes que ni aún permiten
escuchar su letra ni entender lo que dicen. Y más aún, cuando para que su público se
concentre plenamente en su último ritmo musical de moda, lo interpretan en un idioma
extranjero.
Toda esta música del mundo, mantiene muy ocupada a la iglesia, saltando, gritando,
aplaudiendo y moviéndose al ritmo que interpretan los nuevos ídolos de la canción.
En estos nuevos club sociales que hoy "llaman" iglesias, el olor grato de la fragancia de la
santidad del Señor, ha sido reemplazado por el olor de las comidas que éstos comerciantes
del evangelio venden en la casa del Señor.
Qué insulto al Dios Santo ante quién los serafines se cubren en su presencia, para cantar
reverentemente : "Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos".
¿Podría alguien en su sano juicio, asegurar que toda esta basura que hoy ha invadido las
iglesias son "cánticos espirituales?" ¿O que en esos lugares "abunda" la Palabra del Señor?
Pero en cambio ese fue el mandamiento para la iglesia: "La Palabra del Señor more en
abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría,
cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos espirituales".
En las Discotecas o Club Sociales que hoy llaman "iglesias", la Palabra del Señor brilla por
su ausencia, porque la congregación está muy ocupada en un desenfreno de orgía
emocional que les mantiene moviéndose, gritando y aplaudiendo al nuevo ídolo de la
canción que está de turno.
Con justa razón dice el Señor de esta iglesia, la última antes de su venida, que es una iglesia
que le causa nauseas. Y él no está allí, sino afuera Ap. 3:16 "por cuanto eres tibio, y no frío
ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de
ninguna cosa tengo necesidad, y no sabes que eres un desventurado, miserable, pobre, ciego
y desnudo.
Yo estoy a la puerta y llamo". El Señor está afuera, a la puerta, llamando para que lo dejen
entrar. El Santo no puede estar en medio de esta corrupción.
Si el Señor viniera hoy, de seguro que actuaría con la misma indignación santa que le
invadió cuando vio la corrupción y el comercio que hacían los fariseos de su época. Tomó
un látigo y los expulsó del templo y les dijo: "Mi casa, casa de oración será llamada, pero
vosotros la habéis hecho cueva de ladrones".
Estos profanos intentan justificarse, diciendo que su intención es alcanzar a los jóvenes por
medio de la música. A los tales les pregunto ¿en qué parte de la Biblia dice que debemos
hacer eso? ¿Cuándo el Señor nos ha mandado alcanzar a alguien por medio de la música?
El poder está en el evangelio, en su Palabra, no en la música.
Sólo intentan justificarse porque es a ellos, a los que nunca han nacido de nuevo, a quienes
les gusta esa música. Porque el Señor nos asegura que cuando nacemos de nuevo, he aquí
todas las cosas son hechas nuevas, tenemos nuevos gustos, nuevos intereses.
Nuestro único deseo es agradarle a él y no a nosotros mismos. Él ha sido muy claro para
decirnos que busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad.
El desea que cantemos con el corazón, himnos espirituales para él, no la música del mundo
que solamente nos hace recordar ese tiempo que pertenecíamos al mundo