1) En el Renacimiento se dio un carácter ambiguo a la magia. Este proceso de
redefiniciones se lo puede inscribir en uno más amplio, el de la racionalidad positiva. Estas nuevas formas de abordar el conocimiento y el pensamiento. Este requería alteraciones radicales. La filosofía o magia natural del Renacimiento era entendida como la capacidad del hombre de manipular la naturaleza a través del conocimiento profundo de las leyes de semejanza y continuidad que se dan entre los elementos. Esta se construyó sobre los parámetros de la magia tradicional. La magia hermético cabalística y la filosofía natural logran abrirse y construirse en discursos legitimados, a costa del oscurecimiento y desacreditación de la brujería como forma inferior e irracional del ideal mágico. La magia está presente en las cortes, en las universidades y las iglesias, no en los márgenes. En la periferia se ubica la magia popular. Este tipo de magia se basa en la curandera, la amiga del pueblo, inclusive de la propia iglesia que veía en su práctica una función productiva, en la medida que se ocupaba de la salud social. En el proceso de configuración de un nuevo mundo que se impuso a sí misma la mentalidad renacentista, se acompañó de aquellas áreas desconocidas que dan temor, de las alteridades anónimas. Se plantean problemáticas en torno al extranjero, al otro; los hombres del renacimiento recrearán y modelarán, a la imagen y semejanza de sus miedos y obsesiones, a las brujas. Las brujas ocupan el lugar de la alteridad radical y amenazadora del extranjero. La brujería popular se sitúa por principio fuera del ámbito institucional, colectivo o eclesiástico. La bruja realiza ritos mágicos que pone en cuestión todo ejercicio organizado, toda practica cultural, y se la caracterizará como irreligiosa, que ejerce la magia negra y que tiene un pacto con satanás. Con el Malleus la bruja poseerá una imagen más definida. Ésta será en primer término mujer. Será un cuerpo en donde ubicar la cacería del diablo. Porque el núcleo de la definición de bruja es el pacto secreto con satanás. Este pacto se da en las mujeres por varias razones, que el Malleus enumera pormenorizadamente. Por su debilidad para conservar la fe (feminus), y la consiguiente facilidad para abjurar de la misma, por su carácter sentimental, por sus deseos lúbricos del cuerpo. Todo el arte de la brujería proviene del deseo carnal, se conceptualiza la mujer que es insaciable. La misma para satisfacer sus vicios se une con los demonios. La bruja es exhibida como prueba de desobediencia divina. Es el cuerpo mismo del delito, un cuerpo maloliente y desvergonzado. Es el instrumento del pecado contra la naturaleza. En todas las argumentaciones propuestas por el Malleus no dejan de aparecer contradicciones, por ello la bruja no aparece como portadora de un discurso coherente y razonado sino más bien como legitimadora de una práctica eficaz y perturbadora.
2) La caza de brujas es abordada por Federici mediante un abordaje materialista,
ubicándose en la transición del feudalismo. En este sentido propone un análisis de la cacería de brujas en relación al desarrollo de la sociedad capitalista y como un importante episodio de la historia del proletariado. La caza de brujas en Europa fue un ataque a la resistencia que las mujeres opusieron a la difusión de las relaciones capitalistas y al poder que habían obtenido en virtud de su sexualidad, su control sobre la reproducción y su capacidad de curar. Se formaliza el control patriarcal de la sexualidad mediante la relación entre la bruja y el diablo. Esta relación se dará, atendiendo a los cambios producidos en la representación del diablo. En este sentido se observa cómo se da una analogía matrimonial. Se representa a la mujer subordinado a un hombre y su mayor rebelión es simbolizada con el contrato de matrimonio pervertido. En función de esto se introducen nociones de temor de los hombres para con las mujeres. Estas serían las destructoras del sexo masculino. Se desarrollan conceptos como la identificación de la sexualidad femenina con la bestialidad: “Pero la razón natural reside en que es más carnal que el hombre (…), porque fue formada de una costilla curva (…) y a causa de este defecto es un animal imperfecto.” Esto permitirá la transformación de la actividad sexual femenina en un trabajo al servicio de los hombres y la procreación. Se fundamente la prohibición, por demoniacas, de todas las formas no productivas de la sexualidad femenina, una reestructuración de la vida sexual ajustada a la nueva disciplina de capitalista del trabajo. En relación a los cuerpos de las mujeres y sus prácticas, la caza de brujas será muy efectiva ya que se colocaron bajo el control del estado y se los transformó en recursos económicos. El capitalismo emergente buscaba controlar la naturaleza y para ello debía rechazar lo impredecible, que está implícito en la práctica de la magia, así como también eliminar la relación privilegiada que tenían de estos elementos los individuos que tenían acceso a estos poderes. Se da así una supresión de prácticas y grupos de individuos previamente aceptados. La principal fue la erradicación de formas generalizadas de comportamiento femenino, que era llevado a cabo por mujeres viejas que vivían de la asistencia pública o mujeres que sobrevivían de las limosnas, la mayoría de las acusadas eran mujeres campesinas pobres. En un clima donde acechaba la sublevación de clases, se dan forma a los elementos de la trasgresión sexual. El elemento principal será el aquelarre. A partir del mismo se establecerá un nexo entre herejía y brujería, y su consecuencia directa: el crimen femenino. En el Malleus se encuentran argumentos acerca de la tendencia de la brujería debido a su lujuria insaciable: “todo el arte de la brujería proviene del deseo carnal, que en la mujer es insaciable”. Y también un énfasis en las debilidades mentales y morales de las mujeres: “a causa de su debilidad de mente y de cuerpo no resulta extraño que caigan en mayor medida bajo el hechizo de la brujería”. En línea con esta demonización, las practicas anticonceptivas serán crímenes reproductivos. Las practicas obstetricias eran llevadas a cabo por comadronas, las depositarias tradicionales del saber y control reproductivo de las mujeres. Se argumentará que sus prácticas suponen la destrucción de la potencia generativa de humanos y animales, práctica de abortos y la pertenencia a una secta infanticida. En este sentido la caza de brujas fue un intento de criminalizar el control de la natalidad y de poner el cuerpo femenino, el útero, al servicio del incremento de la población y la acumulación de fuerza de trabajo. Se da una intervención en la práctica obstetricia, una actividad que pronto se trasladó a los hombres y hacia el siglo XVIII estaba casi completamente bajo control estatal.
3) La autora busca repensar el desarrollo del capitalismo, y reconstruye el devenir
histórico poniendo especial énfasis en el trabajo de reproducción cuyos protagonistas son las mujeres. En este marco la caza de brujas constituyó uno de los acontecimientos más importantes del desarrollo de la sociedad capitalista y de la formación del proletariado moderno. Se da en una época en donde la comunidad campesina comenzaba a desintegrarse bajo el impacto combinado de la privatización de la tierra, el aumento de los impuestos, la extensión del control estatal sobre todos los aspectos de la vida social. La caza de brujas debilitó la resistencia del campesinado ante el ataque lanzado por la aristocracia terrateniente, ahondó la división entre mujeres y hombres, propago el miedo al poder de las mujeres y destruyó un universo de prácticas creencias y sujetos sociales cuya existencia era incompatible con la disciplina del trabajo capitalista. Se dan cambios sociales considerables, desde arriba, en elementos esenciales de la acumulación primitiva y de la transición al capitalismo. La caza de brujas alcanzó su máximo apogeo entre 1580 y1630 es decir en la época en la que las relaciones feudales ya estaban dando paso a las instituciones económicas y políticas típicas del capitalismo mercantil. El estado en esta época comenzó a denunciar la existencia de brujas y a tomar la iniciativa en su persecución. Este no fue un proceso espontaneo, ya que se dieron mecanismos de persecución muy complejos que dan cuenta de la vasta organización y administración oficial. Hubo un adoctrinamiento sostenido por parte de las autoridades, en las que se expresó públicamente la preocupación por la propagación de las brujas. En el uso de esta propagación se usó material multimedia por primera vez. Por otro lado, se da una sistematización de argumentos que perfeccionaría la maquinaria legal. Esto se desarrollaría mediante el aporte de numerosos juristas magistrados y demonólogos. En este sentido la autora plantea que fue una iniciativa política de gran importancia, en donde la iglesia católica proveyó el andamiaje metafísico e ideológico para la caza de brujas e instigó la persecución. Resulta además significativo que los lugares en donde se habían realizado más juicios, eran las tierras que habían sido cercadas durante el siglo XVI. En regiones donde el sistema colectivo de tenencia de tierra y lazos de parentesco habían sido abolidos y en donde las divisiones comunales y la complicidad con el estado hizo posible la caza de brujas.
A Partir Del Siglo XV Se Inicia Un Proceso de Demonización de Las Actividades Mágicas Que Coincide Con La Querella de Las Mujeres y Desencadena La Persecución y Deslegitimación de Las Sanadoras y Parteras
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