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Sumario:
1. La calumnia del sexo: miedo y difamación como herramientas de
control
1.1. El caso de la Brujería: concepto negativo y vigencia
2. La Wicca
2.1. Presencia en los medios de entretenimiento
2.2. Las feministas radicales y la redención de la bruja
2
MOORE, R. I.: The Formation of a Persecuting Society: Authority and Deviance in
Western Europe 950-1250, Blackwell Publishing, Oxford [etc.], 2007, p. 64.
3
URBAN, H., B.: Magia Sexualis: Sex, Magic and Liberation in Modern Western
Esotericism, University of California Press, Berkeley [etc.], 2006, pp. 21-37.
4
Esto es, un demonio de rango inferior que suele adoptar la forma de un animal.
Male and female witches met at night, generally in solitary places,
in fields or on mountains. Sometimes, having anointed their bodies,
they flew, arriving astride poles or broom sticks; sometimes they
arrived on the backs of animals, or transformed into animals
themselves. Those who came for the first time had to renounce the
Christian faith, desecrate the sacrament and offer homage to the devil,
who was present in human or (most often) animal or semi-animal form.
There would follow banquets, dancing, sexual orgies. Before returning
home, the female and male witches received evil ointments made from
children’s fat and other ingredients5.
5
GINZBURG, C.: Ecstasies: deciphering the Witches´ Sabbath, Pantheon Books, New
York, 1991, p. 1.
6
De los diversos aspectos propios de la brujería, el aquelarre es el que ha despertado
mayor interés […]. El concepto de aquelarre debió forjarse en el transcurso de los siglos
XIV y XV, y fue en gran parte obra de los investigadores y jueces relacionados con la
Inquisición. En un proceso celebrado en 1335 en Toulouse se presentó una forma
rudimentaria de esta idea. En Champion des dames (alrededor de 1440), Martin le Franc
reproduce la confesión de una anciana que aseguraba haber asistido a dichas reuniones
desde la edad de dieciséis años. […] Sin embargo, en la bula promulgada por el Papa
Inocencio en 1484, no se hace la menor alusión al tema, y el Malleus Maleficarum
muestra una actitud reticente al mismo. Pero en el siglo XVI el aquelarre ya constituía
uno de los rasgos más característicos de la brujería. ROBBINS, R. H.: Enciclopedia de la
Brujería y Demonología, Editorial Debate, S.A., Madrid, 1991, pp. 36-37.
enmascarar su lucha contra la alteridad que podía poner en peligro su
estabilidad. Es más, el hecho de que continuemos percibiendo esta
práctica como algo negativo se debe en gran medida al énfasis con que
los inquisidores trataron la supuesta obsesión que tenían las brujas con
las orgías rituales y las relaciones sexuales con demonios. Esta cuestion
sobresalió tanto durante las persecuciones que, como señala Mircea
Eliade:
2. La Wicca
Las connotaciones negativas del concepto “Brujería” no sólo han
provocado una cierta desconfianza, rechazo o mofa hacia la nueva
religión de la Wicca, sino también que muchos de sus practicantes
prefieran denominarse “wiccanos” en vez de “brujos”, así como decir
que “practican la Wicca” en vez de la Brujería. La propia palabra,
wicca, ha despertado a su vez un interesante debate. Algunos wiccanos
piensan que viene del término del inglés antiguo u anglo-sajón wita, que
significa “consejero”, o del concepto wis, “sabio”. Sin embargo, wicca
es la palabra anglo-sajona masculina para hablar del “hechicero” o
7
ELIADE, M.: Occultism, Witchcraft and Cultural Fashions: Essays in Comparative
Religions, The University of Chicago Press, Chicago [etc.], 1976, p. 90.
8
En España encontramos un magnífico ejemplo en la obra de Goya, quien realizó
numerosas ilustraciones del fenómeno del Sabbath, entre las que destacan los grabados
de la colección de Los Caprichos (1799), ampliamente basados en el proceso judicial de
Zugarramurdi celebrado en 1610. En ellos, Goya recoge los mitos más extendidos sobre
esta celebración: el acto sexual con demonios (Capricho 65: ¿Dónde va mamá?); el vuelo
nocturno (Capricho 68: Linda Maestra); o el ritual de comer niños (Capricho 45: Mucho
hay que chupar).
9
La “malvada bruja” sigue siendo la personificación del perfecto villano, apareciendo
como habitual antagonista en películas y series clásicas del género como Hocus Pocus
(1993), Supernatural (2005-), o Buffy the Vampire Slayer (1997-2003).
“mago”, significando el verbo anglo-sajón wiccan “practicar la
brujería”10.
Pero, ¿Qué es exactamente la Wicca? la Wicca es una “nueva”
religión que empezó su bagaje a mediados del siglo XX, entre 1940-
1950, de la mano de Gerald Gardner, un brujo inglés que estaba
fuertemente influenciado por la masonería y otras tradiciones
esotéricas, el ocultismo victoriano de sociedades como la Golden Dawn
y la obra de Aleister Crowley. El papel de Gardner como fundador de
esta práctica religiosa es puesto en cuestión por algunos wiccanos, entre
los que se encuentran los celtíberos, que defienden que el brujo inglés
se limitó a recoger y a difundir una tradición de la brujería ya existente11
en Europa.
En definitiva, la Wicca, también denominada Brujería Moderna,
es una religión basada en un culto a la Naturaleza, simbolizada en las
figuras del “Dios” y la “Diosa”, las estaciones y los ciclos vitales (tanto
de la Tierra como de los Seres Humanos), cuyo rasgo más definitorio
es el uso de la magia, entendida aquí como “la Ciencia y el Arte de
ocasionar un cambio de acuerdo con la Voluntad”12, como eje
articulador de su praxis ritual. Esta práctica religiosa es una de las más
extendidas del Paganismo Contemporáneo, siendo un buen ejemplo del
crecimiento rápido que caracteriza este movimiento espiritual. Por dar
algunos datos más concretos sobre esto: de acuerdo con la UK Office
for National Statistics, 31.000 personas de Inglaterra y Gales se
identificaron como paganas y más de 7000 como wiccanas en el censo
nacional de 200113; mientras que sólo en los EEUU se estima que hay
alrededor de 1.2 millones de neo-paganos14.
Finalmente, la Wicca cuenta con numerosas tradiciones o ramas
que muestran ciertas diferencias entre sí a nivel de creencias y prácticas
rituales. Entre las tradiciones más importantes se encuentran, por
ejemplo, la Gardneriana, la Alexandrina y la Celtíbera.
10
GUILEY, R. E.: The Encyclopedia of Witches, Witchcraft and Wicca, Facts on File,
New York, 2008, pp. 371-372.
11
HARVEY, G.: What do Pagans Believe?, Granta Books, London, 2007, p. 17.
12
Citado por VALIENTE, D.: An ABC of Witchcraft: Past and Present, Phoenix
Publishing, Washington, 1988, p. 231.
13
HARVEY, G.: op. cit., p. 11.
14
HOFF KRAEMER, CH.: “Gender and Sexuality in Contemporary Paganism”, en
Religion Compass, vol. 6 (2012), p. 390.
Al ser la Wicca una de las de las religiones neopaganas más
expandidas en los países anglosajones, se ha visto representada en
numerosas series de televisión como The Simpsons (1989-); The
Mentalist (2008-2015); Bones (2005-); Charmed (1998-2006); etc.,
siendo precisamente dicha representación un buen ejemplo de cómo es
percibida y/o entendida esta religión por el público en general. En buena
parte de estas series, queda patente que la imagen popular que se tiene
sobre la Wicca se asimila bastante al del estereotipo de la Brujería. Es
decir, la Wicca no es sólo una religión, sino una práctica mágica en la
que se siguen incluyendo maldiciones, esto es, magia negra, y se
continúa adorando al diablo15.
Pues bien, esta imagen es ampliamente criticada por los wiccanos
quienes defienden no sólo que este tipo de descripciones son una
absoluta falacia que envilece la naturaleza “real” de sus prácticas
religiosas, sino que también parecen esconder una suerte de intento de
contraponer la Wicca al Cristianismo:
Tal como refleja la crítica arriba escrita, uno de los puntos que
más rechazan los wiccanos es la aparente omnipresencia del tema de las
maldiciones, cuya realización chocaría directamente con la regla más
importante que vertebra el código ético que rige toda su praxis mágica:
“sin dañar a ningún ser, haz lo que quieras”. En otras palabras, los
wiccanos creen que toda acción mágica afecta tanto al que la lleva acabo
como al que la recibe, por lo que insisten en que, ya sea la magia
entendida como una forma de crecimiento personal o vista como una
15
Una idea que se ve reflejada en capítulos como el de Witch in the Wardrobe (Bones,
Season 05, Episode 20, 2010); Red Rum (The Mentalist, Season 01, Episode 12, 2009); o
Rednecks and Broomsticks (The Simpsons, Season 21, Episode 07, 2009).
16
Crítica de un wiccano al capítulo Red Rum de la serie de televisión The Mentalist
(http://www.imdb.com/title/tt1256261/?ref_=ttep_ep12 visitada 31/08/2016).
manera de ayudar e, incluso, influenciar a otras personas, nunca debe
ser “utilizada” sin una conciencia o marco ético17.
17
HARVEY, G.: Listening People, Speaking Earth: Contemporary Paganism, Hurst and
Company, London, 2007, pp. 100-102.
18
Esta línea de investigación ha sido trazada también en la comunicación que presentaré
en el XVIII Coloquio Internacional de AEIHM, “Autoridad, poder e influencia: Mujeres
que hacen historia”, que tendrá lugar en Zaragoza entre el 19 y 21 de octubre.
Payne, basaba su activismo directo, y a veces violento, en la
teatralización de rituales en la calle, durante los cuales transmitían a la
sociedad sus denuncias contra el sistema a modo de hechizos y
maldiciones:
[…]
La historia de las mujeres ha sido distorsionada severamente. Un
ejemplo excelente de ello es nuestro conocimiento de la brujería en
Europa y en América. Pensamos en las brujas como mujeres viejas
malévolas que preparan la muerte de sus vecinos y el libertinaje del
19
Comunicado de W.I.T.C.H.: “Somos brujas, somos mujeres”. V.V.A.A.: W.I.T.C.H.
(Conspiración Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno): Comunicados y
Hechizos, La Felguera Editores, Madrid, 2007, pp. 53-55.
mundo cristiano civilizado, llevándonos a todos al Infierno con la ayuda
de Satán. […].
De hecho, la brujería fue la religión pagana de toda Europa
durante los siglos previos al auge del cristianismo y la religión del
campesinado durante cientos de años después de que el catolicismo
prevaleciera entre las clases gobernantes de la sociedad occidental. La
purga contra la brujería fue la supresión de una cultura alternativa y de
una estructura social y económica distinta.
[...]
Al contrario que sus homólogas de la cultura cristiana, las mujeres
eran muy respetadas en las sociedades de las brujas; eran integrantes de
la jerarquía de la iglesia, la cual también servía a las necesidades
gubernamentales de la gente. […] durante su conversión forzada al
cristianismo, las mujeres lucharon por mantener sus derechos y por una
religión que las reconociera como parte importante.
[…] Los cristianos estaban organizados jerárquicamente,
controlaban a las clases más altas, al ejército y a los gobiernos estatales
por toda Europa. Las brujas eran las campesinas y las clases más bajas,
[…] y, además, eran mujeres. […]. Las purgas claramente adquirieron
la naturaleza de una lucha de clases.
Sin embargo, el proceso reveló algo más que un intento por
mantener a la gente bajo control. [...].
[…]
[…] la bruja fue elegida por las mujeres como una imagen
revolucionaria porque lucharon con fuerza […]. […] fueron el centro
del movimiento como agitadoras; al igual que las mujeres de hoy en día
que tienen que adquirir posiciones de liderazgo relacionando la política
radical con la opresión real de la gente, y tratando de conseguir la
igualdad verdadera en un movimiento revolucionario20.
Comunicado de W.I.T.C.H.: “Brujas: la historia oculta de las mujeres”. Ibid., pp. 79-
20
84.
tratamiento a la Brujería a lo largo de su historia engloba las dos: por
un lado, la física, enmarcada en las ejecuciones de las brujas durante los
juicios inquisitoriales; y, por otro, la psicológica, simbolizada en la
estereotipo pernicioso en el que se ha convertido esta práctica desde la
época antigua.
La más interesante, por su permanencia, es ésta última. Las
calumnias con las que los inquisidores basaron sus políticas de
difamación para justificar su persecución a un determinado grupo
social, en este caso los supuestos brujos, caracterizado por su “otredad”,
que aparentemente ponía en peligro su control y el orden establecido,
calaron tan profundamente en la mentalidad de la sociedad que hoy en
día continuamos imaginándonos a la bruja bajo la óptica del estereotipo
negativo.
Curiosamente la influencia de esta imagen negativa, cuya
conservación se debe en buena medida, tal como se ha observado, a las
representaciones populares (literarias, audio-viduales, pictóricas, etc.),
es tan patente y tan fuerte que ha llevado a que no sólo la religión actual
de la Wicca tenga mala fama y sea en ocasiones objeto de mofa, sino
que muchos de sus practicantes rehúsen llamarse “brujos”.
Con todo, este patrón es algo que ya se va perdiendo y algunas
ramas wiccanas están orgullosas de usar este apelativo. Un ejemplo de
esto es la Wicca Celtíbera, la rama propiamente peninsular de esta
religión, la cual defiende que la Brujería como tal no sólo es una
práctica que ha estado latente en el territorio peninsular desde época
antigua, sino que la Wicca es Brujería y la Brujería es Wicca. No se
concibe una sin la otra. No es una sin la otra. Un brujo es un wiccano,
y sólo se es brujo (o wiccano) si se ha sido iniciado en el Culto.
Finalmente, es importante puntualizar que la conversión de la
imagen de la bruja en un símbolo positivo de empoderamiento
femenino, así como la denuncia de la quema de brujas, el denominado
The Burning Times, hechas por las feministas radicales, deben verse
como un instrumento de lucha contra los roles de género impuestos por
el Patriarcado.
Bibliografía: