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Especies y Especiación:
Realidad, Proceso y
Resultado
Capítulo 6: Especies y Especiación: Realidad, Proceso y Resultado
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Las especies
Es importante mantener la distinción entre los conceptos de especie y los cri-
terios para reconocerlas. El concepto de especie dice relación con el tipo de
entidad que está representada en esa categoría y su designación. En cambio,
el criterio de especies es un estándar para juzgar si una entidad particular
califica o no para ser miembro de esa categoría. Aunque los conceptos y los
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Especiación
Es el proceso de formación de especies y aunque estas son identificadas por
su apariencia, el fenómeno no es observable directamente. La diversificación
evolutiva produce dos procesos de transformación de los linajes en el tiempo.
El primero es la anagénesis o el cambio filético que ocurre gradualmente den-
tro de un linaje dado, durante el tiempo geológico. Al no ser ramificante, este
proceso no aumenta el número de especies. El linaje ancestral se transforma
en otro, descendiente, de modo que al inicio y al final existe una sola entidad
natural (A se transforma en B). En cambio, el segundo proceso, denominado
cladogénesis, corresponde a la diversificación de los linajes y produce un au-
mento en el número de taxa mediante especiación (Figura 6-1). Nótese que
la alopoliploidización genera y aumenta el número de especies. Sin embargo
Tiempo
A B
Figura 6-1 Visión esquemática de los procesos de anagénesis (A) y cladogénesis (B)
Mediante la anagénesis se produce la transformación de una especie en otra, lenta y gradualmente.
La cladogénesis, en cambio, produce multiplicación de los linajes originales, de modo que se incre-
menta el número de especies.
Capítulo 6: Especies y Especiación: Realidad, Proceso y Resultado
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no procede mediante divergencia dentro de una línea filética con herencia
vertical. En muchos casos la alopoliploidía involucra fusión interfilética (i.e.,
reticulación). Este proceso contraviene la idea del ancestro común, dado que
los ancestros de los alopoliploides no son uno solo, sino varios. Como el fenó-
meno escapa a la categorización de la síntesis moderna, no se considera de
importancia trascendente, sino como una excepción baladí a la doctrina del
descendiente común.
Críticas a la visión
neodarwiniana de especiación
Conceptualmente, la especiación es el puente que une la evolución de las po-
blaciones con la evolución de la diversidad taxonómica mediante un proceso
que compensa la pérdida producida por las múltiples instancias de extinción
que han afectado la biodiversidad del planeta. Por lo tanto, el neodarwinis-
mo enfrenta un serio problema porque considera que la especiación es una
consecuencia extendida de la adaptación a ciertas circunstancias ambien-
tales. Según el gradualismo filético, la tasa de divergencia especiacional es
constante durante todo el proceso, de modo que no hay un momento exac-
to en que pueda decirse que dos poblaciones son especies diferentes. En la
práctica, el gradualismo irrestricto produce ambigüedad filogenética ya que
las especies tienen una existencia arbitraria. Aun más, implica que la última
generación de un ancestro queda reproductivamente aislada de sus propios
descendientes, o primera generación filial (Gould, 2002). Este problema ope-
racional ha sido resuelto por la escuela de sistemática filogenética (cladismo)
al proponer que las especies se consideren como unidades operacionales cuyo
nacimiento y desaparición está determinado por los puntos de dicotomiza-
ción en un árbol filogenético. Actualmente, se acepta que las tasas de diver-
gencia cambian en el tiempo, pero no se cuestionan sus implicancias.
que han experimentado una radiación adaptativa extensa, son mejores con-
tribuyentes a la diversidad y como reservorios de información genética. Ba-
jo la visión neodarwiniana, la hibridización es maladaptativa, pues produce
disrupción de los mecanismos de aislamiento reproductivo. Entonces, cuan-
do se reportaba hibridización, rápidamente se atribuía a disturbios ambien-
tales que habían alterado el rango distribucional de una especie, usualmen-
te mediante factores antrópicos. La producción de híbridos o retrocruzas se
asume inadaptativa debido a supuestos efectos deletéreos. Pero cabe pregun-
tarse ¿Cómo se llegó al aislamiento reproductivo a partir de comunidades de
organismos con flujo génico irrestricto? ¿En forma gradual por selección? Y si
la hibridización es inadaptativa, ¿cómo pudo haber evolucionado? Aparente-
mente estamos frente a una paradoja no resuelta.
Contrastando con lo anterior, la botánica y la genética moderna señalan
que la introgresión es importante y común en la evolución adaptativa (Stras-
burg y cols., 2012). Es sabido que las invasiones genómicas ocurren a todo
nivel en el árbol de la vida y son fuente inagotable de información genética
redundante que incide en el origen de las novedades evolutivas y en la man-
tención de la biodiversidad (Mallet, 2005a). Además, el límite relativamente
continuo entre las especies y las variedades aparece bien fundamentado y
desacredita la presunta realidad de las especies basada en la comparación
entre lo que distinguen aborígenes y científicos (Mallet, 2008). Además, la
postura de Mayr, quien afirmó que las especies son necesarias para la diver-
sificación evolutiva y son vehículos y albaceas de la variación, ya está supera-
da, como también que sean unidades supraindividuales seleccionadas cuyos
complejos génicos interactúan armónicamente (Mallet, 2005b).
Los enjambres híbridos son sitios de experimentación que permiten estu-
diar el rol de los factores ecológicos y genéticos en la diversificación natural
que persiste debido a flujo génico recurrente. Cuando la hibridización ocurre
frecuente y espontáneamente, el nivel de introgresión génica es muy alto y
los híbridos se mantienen por su ventaja selectiva (= vigor híbrido). Cuando
ocurre en muy baja frecuencia es porque existirían impedimentos pre o post-
cigóticos, de modo que la selección elimina a los individuos maladaptados.
En muchos casos, la formación de híbridos se reconoce porque tales indi-
viduos presentan un fenotipo o genotipo intermedio (Figura 6-2). Las diferen-
cias cariotípicas, alozímicas o de marcadores moleculares entre las especies
parentales son muy útiles para reconocerlos y demostrar la existencia de hi-
bridización.
El maíz (Zea mays) se compone de varios taxa relacionados, conocidos co-
mo teosintes; sus híbridos se producen en varias zonas de simpatría en Méxi-
co. Para los estudios de hibridización se plantaron ambas especies en cerca-
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nía. Los híbridos se reconocieron mediante pruebas de progenie. Con ello se
determinó la presencia de un alelo de resistencia a herbicidas, específico del
maíz, y la presencia de un alelo aloenzimático, específico de teosinte. Como
el maíz y el teosinte difieren en el tamaño y constitución de la infrutescencia,
las plantas adultas se usaron para corroborar la morfología híbrida de la mis-
ma. El porcentaje de hibridización fluctuó entre 1% y 50%, según el teosinte
evaluado. En el primer caso, la introgresión génica es insignificante debido a
la incompatibilidad interespecífica. En el segundo caso, la alta frecuencia de
híbridización se debe a que no hay incompatibilidad gamética entre las for-
mas parentales y porque los híbridos tienen ventaja selectiva en relación a sus
ancestros. De este modo, la tasa de introgresión génica es alta y recurrente
(Ellstrand y cols., 2007).
Las diferencias cromosómico-numéricas entre especies que hibridizan na-
turalmente, permiten una fácil detección de los híbridos, como ocurre con
las ratas topo (Spalax ehrenberghi) de Israel. Sus poblaciones presentan 2n =
52, 54, 58 y 60 cromosomas. Sin duda, los animales de 53 cromomomas, reco-
lectados en la naturaleza, se han formado por hibridización entre individuos
de 52 y 54 cromosomas. Del mismo modo, los de 59 cromosomas se forman
por hibridización de las formas parentales de 58 y 60 cromosomas. La esca-
sez de híbridos naturales señala que las diferencias cromosómicas imponen
fuertes restricciones al flujo génico (Wahrman y cols., 1969). En cambio, en el
roedor subterráneo Thomomys bottae se ha reportado una profusión de for-
mas híbridas que difieren en el número diploide (2n = 74, 75 y 76) y número de
acrocéntricos en el cariotipo (Patton y Dingman, 1970; Patton, 1973).
A B C
Especiación alopátrica
Existen varios modelos alopátricos con diferencias sutiles o drásticas. Entre
ellos se cuenta la especiación alopátrica convencional o mediante refuerzo, el
modelo peripátrico, el modelo basado en cuellos de botella, etc.
El modelo alopátrico convencional
Sostiene que las poblaciones evolucionan independientemente debido a
aislamiento físico y asume que el tamaño es suficientemente grande para que
la deriva génica no juegue ningún rol importante (Figura 6-3).
Estado inicial
Segundo estado
Tercer estado
Cuarto estado
Barrera
Quinto estado
Estado inicial
Segundo estado
Tercer estado
Cuarto estado
Barrera
El modelo de especiación con refuerzo sostiene que las barreras físicas deben
colapsar antes de lograrse aislamiento reproductivo en alopatría. Los apa-
reamientos heterotípicos entre subpoblaciones previamente separadas pro-
ducirían descendencia híbrida con baja adecuación biológica. La selección,
por lo tanto, favorece los apareamientos dirigidos y a la larga conduce a un
aislamiento precigótico. Entonces la especiación que comenzó en alopatría
puede completarse, aunque exista flujo génico entre las subpoblaciones (Rice
y Hostert, 1993).
Si las dos poblaciones diferenciadas suficientemente se mantienen en alo-
patría, la única forma de determinar su aislamiento genético es mediante
cruzamientos en condiciones de laboratorio. Por lo tanto, su status (especies
o subespecies) siempre será subjetivo, porque no se puede aplicar la prueba
de simpatría (i.e. segregación reproductiva cuando hay confluencia de ambas
poblaciones en una misma área).
Especiación por efecto fundador
Se produce cuando la nueva especie se forma a partir de unos pocos indivi-
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Especies en anillo
Se definen como una cadena de poblaciones que se distribuyen alrededor de
una barrera geográfica. Tal distribución entrega una clara demostración de
cómo las especies gradualmente evolucionan en dos debido a que solo en una
localidad las formas se encuentran aisladas reproductivamente. En los casos
ideales, las dos formas terminales no intercambian genes directamente sino
a través de una cadena de poblaciones de cruzamiento libre, que las conecta.
Estos casos no son muy frecuentes pero han sido una parte integral de los
estudios de especiación. La variación espacial continua puede usarse para
comprender el curso de la divergencia a través del tiempo y también para ilu-
minar el proceso de especiación a pesar del flujo génico. Sin embargo, no se
sabe con certeza cuál es la frecuencia de aparición del fenómeno. Se ha suge-
rido que las especies en anillo podrían haber evolucionado durante períodos
de alopatría exentos de flujo génico, para luego retomar el contacto genético.
Tal hipótesis parece probable si consideramos los cambios climáticos cíclicos
que ocurrieron durante el Pleistoceno.
Las currucas (Phylloscopus trochiloides) son aves paseriformes distribui-
das en el Tíbet. Dos formas de esta especie, aisladas reproductivamente,
coexisten en el centro de Siberia. Ostentan una gradiente de caracteres fe-
notípicos y genéticos a través de una cadena de poblaciones sureñas que las
conectan. El análisis genómico de la especie indica que a pesar de la varia-
ción genética espacial que concuerda con las expectativas, se han detectado
quiebres del flujo génico en más de una población del anillo. Todo indica que
hubo un fuerte aislamiento geográfico en el norte y en la parte occidental de
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los Himalayas, donde ahora se aprecia una extensa zona híbrida entre formas
genéticamente divergentes. También se ha reportado introgresión asimétri-
ca limitada pues no ha producido la fusión de ambas formas. Este hallazgo
sugiere que había ocurrido selección contra los genes introgresados en ese
nuevo trasfondo genético. Los resultados tanto del aislamiento reproductivo
como de la introgresión genética son consistentes con la divergencia fenotí-
pica alrededor del anillo de distribución en el sur. Pero la similitud fenotípica
a través de la zona de contacto del sur contrasta con la gran divergencia fe-
notípica y virtual aislamiento reproductivo en el norte. Con todo, los análisis
genómicos han puesto en duda la hipótesis inicial de que la divergencia de las
currucas correspondía a un ejemplo de especiación por distancia (Alcaide y
cols., 2014).
Darwin sostuvo que el análisis de la distribución de las especies muestra
gran número de individuos sobre un gran territorio, pero se hace mucho más
escaso hacia los límites, hasta que no haya ni un solo ejemplar. Así, la distri-
bución en cualquier lugar no dependería de las condiciones físicas, sino en
gran parte de la presencia de otras especies que las subordinan, destruyen
o rivalizan (Darwin, 1859). Pero más adelante dice que si nos imaginamos
una especie adaptada a una zona muy grande, habría una zona con menor
número de individuos por vivir en una zona estrecha y pequeña. ¡Es decir,
que el área de contacto tendría pocos individuos por ser una pequeña área
intermedia y que el área intermedia, por ser estrecha y pequeña, tiene pocos
individuos!
El problema acerca de qué es una especie tiene larga data. Igualmente confu-
so es su status como entidades reales, cuáles son sus atributos definitorios,
cuál es el proceso responsable de su existencia y los métodos que permiten
inferir sus límites (De Queiroz, 2005). La visión consensuada sostiene que
Darwin no formuló una teoría al respecto porque no creía en la existencia
de tal categoría, en la naturaleza. Este problema no es menor ya que para los
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Genómica y especiación
Este nuevo enfoque se origina por el espectacular avance en la secuenciación
de genomas completos. Los estudios se han centrado en los diferentes pa-
trones de divergencia genómica, en la búsqueda de rúbricas de introgresión
y selección, cartografiado de genes relevantes en especiación y estudios de
expresión (Nosil y Feder, 2012a, b). También se ha intensificado la búsque-
da de genes asociados al aislamiento precigótico y postcigótico de plantas,
en condiciones naturales (Moyle y cols., 2014). Estas nuevas aproximaciones
pretenden iluminar la disciplina, porque se puede estudiar otros organismos,
aparte de los modelos conocidos. Teóricamente, los datos genómico-pobla-
cionales pudieran ayudar a resolver el rol conflictivo entre la selección na-
tural y el flujo génico durante el proceso de divergencia (Sousa y Hey, 2013).
Las especies simpátricas han podido caracterizarse por diferenciación
heterogénea distribuida laxamente a través del genoma (Seehausen y cols.,
2014). El conflicto genómico en sus variadas formas parece ser una causa fre-
cuente de aislamiento postcigótico intrínseco. Este conflicto define las inte-
racciones antagónicas entre las secuencias de ADN y sus productos dentro
de un organismo. A este nivel, la evolución del aislamiento reproductivo se
considera un epifenómeno de la selección antagónica entre elementos genó-
micos que difieren en sus supuestos roles adaptativos. El conflicto se expresa
mediante distorsión o interferencia en la transmisión hereditaria y replica-
ción desproporcionada de ciertos alelos. Aun son pocos los estudios que han
logrado relacionar conclusivamente estos conflictos con el aislamiento re-
productivo (Crespi y Nosil, 2013).
También se ha estudiado genómicamente a las familias de elementos
transponibles, por su rol en la mutagénesis de los genomas procariotas y por
qué el origen de las familias repetitivas a menudo se correlaciona con la espe-
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Consideraciones epistemológicas
sobre la especiación
Aunque la teoría de la evolución biológica se refiere a sistemas vivientes, el
paradigma actual no enfatiza el rol de los organismos que evolucionan, sino
el de las poblaciones biológicas o de las especies (también consideradas co-
mo individuos, por algunos). Cabe notar que las novedades o innovaciones
evolutivas que reconocemos mediante la paleontología y la sistemática son
propiedades organísmicas, no de las poblaciones, especies o taxa superiores.
Adicionalmente, las nuevas cualidades que aparecen por alteraciones del de-
sarrollo ontogenético se expresan y reconocen como cambios cualitativos de
los organismos, no de las poblaciones.
Ontológicamente, son los organismos las entidades que están especiando,
para luego difundir sus atributos nuevos a nivel poblacional (Mahner y Bun-
ge, 1997). Ergo, el pensamiento poblacional resulta ser un tanto equivocado
con respecto a la especiación y el concepto de especie. Aun más, la aproxima-
ción teórico-poblacional es responsable del error de que las especies deban
ser mutables para que ocurra evolución. La concepción evolutiva presupone
un concepto de especie tipológico. Los tipos son constructos mentales que no
pueden ser ni mutables ni inmutables.
Ya que los procesos poblacionales dependen de la especiación organísmi-
ca, no habría necesidad de distinguir entre especiación filética y especiación
cladogenética. Esta última se refiere a la división de las poblaciones en uni-
dades que son genéticamente divergentes al extremo de estar aisladas repro-
ductivamente de otras poblaciones hermanas. En cambio, se entiende por es-
peciación filética el fenómeno de transformación gradual de las poblaciones
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a través del tiempo, sin partición por divergencia. En este caso la diversidad
orgánica no aumenta, porque las especies no se multiplican sino que se reem-
plazan unas por otras.
La especiación filética o anagénesis fue reemplazada en el tiempo por la
preponderancia del modelo alopátrico que, dicho sea de paso, sirve de justifi-
cación para utilizar la taxonomía cladista. Pero, independientemente de los
cambios cualitativos que experimente una población en el tiempo, siempre
continuará siendo la misma unidad, a menos que se divida en dos o más enti-
dades reproductivamente aisladas que subsecuentemente evolucionarán di-
ferencialmente. Entonces, la especiación filética y la cladogénesis se derivaría
de la confusión entre poblaciones y especies. Sin duda que ontológicamente
el meollo de la especiación tiene que ver con la aparición de nuevas variantes,
no con su distribución subsecuente. Por lo tanto, la especiación alopátrica
podría ser una especiación filética facilitada por originar poblaciones hijas
luego de un evento de separación espacial (Mahner y Bunge, 1997).