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LOS OLIVOS

IGLESIA EVANGÉLICA @olivospy


BAUTISTA
Av. Pedro J. Caballero esq. Dr. Walter Insfrán, Caaguazú, PY
ESCATOLOGÍA
1. Definición
La escatología cristiana es una rama de la teología cristiana conformada por las creencias escatológicas o de las
«últimas cosas» del cristianismo. La palabra «escatología» proviene de dos palabras griegas que significan ‘último’
(ἔσχατος) y ‘estudio’ (-λογία). Se trata del estudio de las 'cosas finales', bien el fin de la vida individual, o del fin de los
tiempos, o del fin del mundo, así como la naturaleza del Reino de Dios. A grandes rasgos, se refiere al estudio del destino
de la humanidad tal como se describe en la Biblia, la fuente primaria para cualquier estudio escatológico cristiano.
Escatologia (gr., eschatos, último y logos, declaración ordenada). El estudio de las últimas cosas que sucederán
en la tierra en esta edad. Se usa la palabra para cubrir el estudio de acontecimientos tan importantes como la segunda
venida de Cristo, el juicio del mundo, la resurrección de los muertos y la creación de los cielos nuevos y la tierra nueva.
Los temas relacionados incluyen el reino de Dios, el milenio, el estado intermedio, el concepto de la inmortalidad y el
destino eterno de los malvados. Diccionario Bíblico Mundo Hispano Tomo I (J.D. Douglas, Merrill C. Tenney)
La escatología es la doctrina de las últimas cosas, trata del futuro y el destino eterno de la humanidad, así como
el desarrollo general del plan profético de Dios para sus hijos. Escatología se traduce de dos vocablos griegos: eschatos
que significa último o postrero, y logos que significa tratado. Podemos decir también, que es el tratado sobre las
últimas cosas relacionadas con el destino del universo. Escatología Módulo V, Ministerios Ebenezer.

2. Las Últimas Cosas (escatología), Biblia de Estudio Teológico Reina Valera, Doctrina Bíblica.
2.1. El regreso de Cristo
El regreso de Jesucristo es la esperanza fundamental del NT. Su segunda venida será repentina (Mateo 24:44; 2
Pedro 3:10), personal, corporal (Juan 14:3; Hechos 1:11; 1 Tesalonicenses 4:16) y visible para todo el mundo
(Apocalipsis 1:7). Vendrá otra vez para reinar con poder como el Rey de reyes por toda la eternidad (Filipenses 2:9-11).
Si bien él ha dado señales que indican que el fin de los tiempos está cerca (Mateo 24:14,23-29; Marcos 13:10,19-26; 2
Tesalonicenses 2:1-10), Dios no nos ha revelado cuándo será el regreso de Cristo (Mateo 24:44; Marcos 13.32-33; Lucas
2:40). Por lo tanto, fijar fechas es hacer conjeturas inútiles y contrarias a la Biblia. Las advertencias de que Cristo vendrá
de pronto y sin aviso tienen el propósito de motivar a los creyentes a esperar con ansias y estar preparados, lo que
significa vivir una vida santa y tener una perspectiva de la eternidad. Los seguidores de Cristo deben renunciar a la
impiedad y a los deseos mundanos, y vivir «en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:12-13). Aunque la vida
en este mundo a veces puede ser muy buena, nunca puede compararse a la vida que tendremos cuando finalmente
seamos libres del pecado y tengamos la comunión sin restricciones que traerá aparejada la venida de Cristo (1 Juan 3:2).
Eso no impide que los cristianos se esfuercen y valoren este mundo enormemente; solo significa que los creyentes
deben darse cuenta de que lo mejor todavía está por venir para el día en que Cristo regrese. Su mayor esperanza y la
solución definitiva al sufrimiento de hoy están en la esperanza del regreso de Cristo. Ese día «el Señor mismo con voz
de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en
las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con él Señor» (1 Tesalonicenses 4:16-17). Se ordena
a los cristianos que se animen «los unos a los otros con estas palabras» (1 Tesalonicenses 4:18), que son palabras de
gran esperanza.

2.2. El reino milenial de Cristo


Apocalipsis relata que cristo reinará «mil años» cuando Satanás sea atado, y algunos miembros del pueblo de
Dios resucitarán para reinar con él (Apocalipsis 20:1-10). Los cristianos han interpretado ese milenio de las siguientes
tres maneras: AMILENIALISMO, PREMILENIALISMO Y POSMILENIALISMO. (1) Los amilenialistas consideran que el
período de mil años de Apocalipsis es lenguaje figurado, es decir, que para ellos, el reino de Cristo desde el cielo se está
cumpliendo en la actualidad en la era de la iglesia y continuará hasta el regreso de Cristo. Segúnesta prosición, todos
los acontecimientos de los tiempos finales, como el regreso de Cristo y el juicio final, sucederán al mismo tiempo. (2)
Los premilenialistas creen que mucho antes del juicio final, Cristo volverá primero y establecerá su reino milenial, es
decir que será Rey sobre la tierra durante 1000 años. Dentro de esa postura hay varias visiones sobre cuándo ocurrirá la
gran tribulación (si los cristianos la atravesarán o escaparán de ella al ser arrebatados antes de que comience), y sobre el
período de 1000 años es una referencia literal o un número simbólico. (3) los posmilenialistas creen que el reino
milenial de Cristo vendrá después de que un proceso notable del evangelio establezca el reino de Cristo en la tierra, sin
la presencia física de Cristo pero con la mayoría del mundo en obediencia a él, y que al final de ese «milenio» Cristo
regresará en forma corporal para reinar sobre los nuevos cielos y nueva tierra para siempre.
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Aunque mucho se ha debatido sobre la naturaleza y los tiempos de los acontecimientos mileniales, lo que sin
duda alguna está claro en la Escritura es que Cristo regresará y establecerá su reino y que toda la humanidad finalmente
reconocerá su señorío sobre toda la creación. De una vez por todas, la creación indudablemente se someterá a Cristo
rey y él reinará en la tierra como ya reina en el cielo (Mateo 6:10; Filipenses 2:10).

2.3. El día del juicio final y el infierno


Dios expresa el juicio tanto sobre personas (Romanos 1:18-32) como sobre naciones (Isaías 13-23), y sus juicios
han tenido lugar a lo largo de la historia y en el reino celestial (2 Pedro 2:4). Pero después del milenio (o, según los
amilenialistas, después de la época actual) Cristo juzgará a toda la humanidad de una vez y para siempre (Mateo 25:31-
33; 2 Timoteo 4:1; Apocalipsis 20:11-15). En ese momento la ira justa de un Dios santo se desatará sobre un mundo
rebelde (Romanos 2:5; 3:19). Jesús con frecuencia advirtió que él daría paso al día de la ira (Mateo 10:15; 11:22,24;
12:23;25-31-46), y otros escritores del NT repitieron esa idea (1 Corintios 4:5; Hebreos 6:7-8; 2 Pedro 2:4; Judas 6). Los
incrédulos serán juzgados y castigados incluso por las palabras ociosas que pronunciaron (Mateo 12:36). Aquellos que
rechacen la oferta misericordiosa del perdón en Cristo sufrirán castigo eterno y consciente en el infierno, y en esa
situación de tormento estarán separados de la presencia de Dios (Mateo 25:30,41,46; marcos 9:43,48; Apocalipsis 14:9-
11). Los creyentes cristianos, que comprenden la santidad y justicia de Dios y la profundidad del pecado humano, tienen
que poder identificarse con los mártires del cielo que esperan con ansias el día del juicio (Apocalipsis 6:10). Sin
embargo, en esta época la iglesia está llamada a advertir a las personas de todo el mundo que se arrepientan y huyan así
de la ira que vendrá cuando Cristo vuelva como Juez: «Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta
ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en
el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los
muertos» (Hechos 17:30-31).
Cristo juzgará a los creyentes y a los no creyentes. El apóstol Pablo escribe a los cristianos en Corinto, «es
necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya
hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo» (2 Corintios 5:10; comp. Romanos 2:6-11; 14:10-12;
Apocalipsis 20:12,15). El juicio de los creyentes pondrá a prueba el valor de la manera en que vivieron. Revelará una
trágica falta de obras verdaderamente buenas en el proceso de santificación en algunos casos y mostrará que algunos
fueron salvados «aunque, así como por fuego» (1 Corintios 3:15). La prueba («fuego») del juicio de Dios cuando Cristo
regrese revelará la calidad de las obras del creyente y algunos tendrán poco fruto que mostrar por su salvación. Por otra
parte, lo que se hizo para glorificar a Dios recibirá su recompensa (1 Corintios 4:5; Colosenses 3:23-24). Aunque Dios
busca motivar a su pueblo a vivir una vida santa al recordarles las recompensas que recibirán, en última instancia los
creyentes pueden estar en pie ante Dios únicamente por la obra completa de Cristo en favor de ellos. La base de la
justificación es solo la justicia perfecta que se imputa a los creyentes y la transferencia de la pena del pecado de los
creyentes a Cristo, es decir, nunca es la falta de seguridad de la justicia propia (2 Corintios 5:21; Filipenses 3:8-9).
Aquellos que confiaron en Cristo para su salvación no temen el juicio final porque «ninguna condenación hay para los
que están en Cristo Jesús» (Romanos 8:1), lo que significa que tienen «confianza en el día del juicio» (1 Juan 4:17).

2.4. Los nuevos cielos y la nueva tierra.


La creación de Dios de los nuevos cielos y la nueva tierra es la fase final de su obra redentora. La creación
restaurada será libre de los efectos trágicos de la maldición y el pecado, y se restaurará la perfecta comunión con Dios.
El AT prometía esta realidad maravillosa como la culminación del nuevo pacto: «Porque he aquí que yo crearé nuevo
cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento» (Isaías 65:17). Los escritores
del NT aún esperan con ansias que Dios termine su obra de esta manera, como afirma Pedro: «nosotros esperamos,
según sus promesas, cielo nuevo y tierra nueva, en los cuales mora la justicia» (2 Pedro 3:13). El Apocalipsis de Juan
da un gran pantallazo del final de todas las cosas: «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la
primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del
cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido» (Apocalipsis 21:1-2). El mundo entero que fue
sometido a la vanidad y la decadencia en la caída quedará libre de esa esclavitud («Jesús quitó la maldición») cuando
Dios vuelva a crear todas las cosas a nuevo (Romanos 8:19-23; 2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:1). Se juntarán el cielo y la
tierra renovada (Apocalipsis 21:1-3), y en compañía de Jesucristo, su Señor, el pueblo de Dios trabajará, jugará, comerá,
aprenderá y adorará con un cuerpo resucitado y glorificado (Lucas 22:18; Apocalipsis 19:9; 22:1-2) en el lugar que la
iglesia a través de los siglos siempre ha llamado «cielo», pero que la Biblia llama «un cielo nuevo y una tierra nueva»
(Apocalipsis 21:1). Lo bueno en gran manera de la creación original (Génesis 1:31) quedará restaurado y redimido y será
perfecto.
Saber que Dios restaurará toda la creación en el futuro debe hacernos valorar aún más el orden creado. El reino
físico creado, aunque dañado por la caída, todavía conserva bondad y se puede redimir, y debemos disfrutarlo ahora
como una bendición abundante de Dios: «Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma
con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado» (1 Timoteo 4:4-5). Sin embargo, la
esperanza en el mundo por venir motiva al creyente a vivir en definitiva para ese mundo y no para este. Como afirmó
Jesús, «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino
haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque
donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mateo 5:19-21). La enorme bendición de un cielo y
una tierra restaurados nos hará prorrumpir en alabanzas sin medida, pero la mayor bendición será la gloriosa presencia
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de Dios mismo, y de Jesús nuestro Señor y Salvador. La comunión con Jesús, se ha dicho, es lo que hace que el cielo sea
el cielo, y eso es algo que los cristianos comprobarán durante toda la eternidad.

3. Escuelas/Enfoques de Interpretación Escatológica


(rama de la Teología que estudia los eventos cercanos al fin)

3.1. Biblia de Estudio John MacArthur


Retos de interpretación
Ningún otro libro del NT presenta retos de interpretación más serios y difíciles que Apocalipsis. Los retratos vívidos del
libro y el impactante simbolismo han producido cuatro enfoques de interpretación principales:
3.1.1. El enfoque preterista interpreta Apocalipsis como una descripción de los acontecimientos del primer siglo
en el Imperio Romano (vea Autor y fecha). Esta posición está en conflicto con la declaración frecuentemente repetida
del libro de ser profecía (1:3; 22:7, 10, 18, 19). Es imposible ver todos los acontecimientos en Apocalipsis como si ya
hubieran sido cumplidos. La segunda venida de Cristo, por ejemplo, obviamente no se llevó a cabo en el primer siglo.
3.1.2. El enfoque historicista ve Apocalipsis como una perspectiva panorámica de la historia de la iglesia desde
los tiempos apostólicos hasta el presente, viendo en el simbolismo acontecimientos tales como las invasiones bárbaras
de Roma, el surgimiento de la Iglesia Católica Romana (como también diferentes Papas), el surgimiento del Islam, y la
Revolución Francesa. Este método de interpretación roba a Apocalipsis de cualquier significado para aquellos a quienes
fue escrito. También ignora los límites de tiempo que el libro mismo coloca en los acontecimientos que están por
cumplirse (cp. 11:2; 12:6, 15; 13:5). El historicismo ha producido muchas interpretaciones diferentes y frecuentemente
que están en conflicto, de los acontecimientos históricos contenidos en Apocalipsis.
3.1.3. El enfoque idealista interpreta Apocalipsis como una muestra eterna de la lucha cósmica que existe entre
las fuerzas del bien y del mal. En esta posición, el libro no contiene ni referencias históricas, ni profecía predictiva. Esta
posición también ignora la naturaleza profética de Apocalipsis y, si es llevada a su conclusión lógica, aísla al libro de
cualquier relación con acontecimientos históricos. Apocalipsis entonces se convierte solamente en una colección de
historias diseñadas para enseñar verdad espiritual.
3.1.4. El enfoque futurista insiste en que los acontecimientos de los caps. 6–22 aún son futuros, y que esos
capítulos literal y simbólicamente muestran a personas y acontecimientos reales que están por aparecer en la escena
mundial. Describe los acontecimientos que rodean a la segunda venida de Jesucristo (caps. 6–19), el milenio y el juicio
final (cap. 20), y el estado eterno (caps. 21, 22). Solo esta posición trata a Apocalipsis de manera coherente con la
declaración del libro mismo de ser profecía e interpreta el libro por el mismo método gramático-histórico como los caps.
1–3 y el resto de las Escrituras.

3.2. Biblia de Estudio Plenitud


CUESTIONES DE «LOS POSTREROS DÍAS»: EL RAPTO, LA SEGUNDA VENIDA Y EL MILENIO
La escatología es ese aspecto de la doctrina bíblica que se ocupa de los «postreros días» (del griego eschatos,
«final»). En 1 Juan 2.18, su autor describe la época en que escribía como «el último tiempo», lo que evidencia que vivía
en inmediata expectativa de la Segunda Venida de Cristo, como los cristianos de todas las generaciones. Para él en su
época, al igual que para muchos creyentes de hoy, las evidencias parecían demostrar que aquella era la última
generación. No es una actitud malsana: Jesucristo desea que su pueblo viva en expectante espera de Su regreso (Mt
25.1–13; 2 Ti 4.8).
En su primera epístola, Juan no solamente escribe del carácter postrero de su hora histórica tal como lo veía;
también se ocupa del tema del anticristo, tema que suele discutirse cuando se estudia escatología. El espíritu del
anticristo, el Rapto de la Iglesia, la Gran Tribulación, la restauración de Israel como nación y el reino milenial de Cristo en
la tierra están entre los muchos asuntos que la Biblia incluye como de los "postreros días"». La Biblia dice
categóricamente que estas cosas ocurrirán. Sin embargo, no es clara en cuanto al tiempo exacto; y en muchos casos no
presenta conclusivamente su secuencia ni la manera precisa en que se producirán.
Todas las posiciones interpretativas que honran a Jesucristo y a la eterna Palabra de Dios se respetan en esta
Biblia de estudio.
A través de la historia de la Iglesia, las teorías interpretativas han sido numerosas y ampliamente divergentes.
Estas han sido clasificadas de «preterista», «historicista», «futurista», «dispensacionalista» y «espiritual». Sin embargo,
a menudo se combinan o mezclan, haciendo imprecisa la clasificación anterior.
3.2.1. La interpretación «preterista» o «histórico-contemporánea» considera que las visiones de Apocalipsis se
refieren en lo fundamental, si no exclusivamente, a hechos ocurridos en las décadas finales del primer siglo d.C., durante
la época del profeta Juan. La profecía aludiría a la persecución que contra los cristianos desató la «bestia», usualmente
identificada con Nerón o Domiciano, y proseguida después por el gobierno romano, llamado «Babilonia». El libro de
Apocalipsis fue escrito para alentar a los creyentes con la esperanza de que Dios intervendría, destruiría a la «bestia»,
liberaría a su pueblo y establecería su Reino eterno. Algunos preteristas defienden la tesis de que Apocalipsis sólo se
ocupa de la destrucción, en el año 70 d.C., de Jerusalén, el templo y la vieja era del judaísmo apóstata.
3.2.2. De acuerdo con la interpretación «historicista», Apocalipsis contiene visiones que predicen importantes
momentos y acontecimientos de la historia humana, desde los días de Roma hasta el fin de esta era, en la que impera el
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mal. En el libro se descubren veladas referencias a varias olas de invasiones bárbaras, el surgimiento del Islam, la
Reforma Protestante, la Contrarreforma, la Revolución Francesa, la Primera Guerra Mundial, y así por el estilo. La
«bestia» ha sido identificada en ocasiones con Mahoma, el Papa, Napoleón o algún dictador posterior. Quienes
defienden esta teoría se las arreglan ingeniosamente para encontrar en la historia política europea el cumplimiento de
algunas de las visiones apocalípticas, las cuales responderían a un orden cronológico.
Aunque no se puede asegurar de qué acontecimientos históricos específicos, del segundo siglo al presente, se habla en
la profecía, los sucesos históricos y movimientos mundiales ilustran una y otra vez los principios que allí se invocan.
3.2.3. La interpretación «futurista» considera Apocalipsis, en lo fundamental, como una profecía que se refiere
a la Iglesia en el mundo. Las siete cartas están dirigidas a siete iglesias históricas; y los sellos representan las fuerzas de la
historia —no importa lo que esta se prolongue— a través de la misma Dios lleva a cabo su propósito redentor y de juicio,
hasta que sobrevenga el fin. Sin embargo, comenzando con el capítulo 8 ó 16, los acontecimientos descritos se refieren
completamente al futuro y contendrían las disposiciones finales de Dios sobre la historia humana. Apocalipsis concluye
describiendo una sociedad redimida que habita una tierra nueva que ha sido purgada de todo mal, y con Dios morando
en medio de su pueblo; lo cual es la meta de la larga historia de la redención. La interpretación «futurista» es
premilenial, pero no dispensacionalista. Enseña que Cristo retornará para establecer un reino milenial sobre la tierra,
pero que no será un estado nacional judío.
3.2.4. La interpretación «dispensacionalista» es la de más reciente aparición en la historia de la Iglesia. El
esquema «dispensacionalista» de la redención presupone dos diferentes pueblos de Dios a lo largo de la historia —Israel
y la Iglesia— y, por lo tanto, dos planes proféticos. Las siete cartas a las siete iglesias se interpretan «proféticamente»
como siete etapas en la era de la Iglesia. Apocalipsis 4.1 es interpretada como el Rapto de la Iglesia, que se concibe
como el arrebatamiento secreto de todos los creyentes llevados al cielo antes de la «Gran Tribulación». El resto del libro
trataría exclusivamente sobre la «Gran Tribulación» y la suerte que correría Israel a manos del anticristo. De acuerdo con
este punto de vista, Cristo regresa para destruir a la bestia, atar a Satanás e inaugurar su
reinado de mil años sobre la tierra. Los dispensacionalistas identifican este Milenio con el período cuando la aristocracia
judía, junto al templo, el sistema de sacrificios y la Ley de Moisés, sean restaurados, y se cumplan literalmente las
profecías del Antiguo Testamento sobre el futuro triunfo político de Israel sobre los gentiles.
(Algo interesante es que muchos pentecostales/carismáticos interpretan Apocalipsis y Daniel desde este punto de vista
dispensacionalista, aunque tal interpretación supondría una negación, en todas partes salvo en la literatura profética, de
los actuales dones del Espíritu.)
3.2.5. La interpretación «espiritual» o «simbólica» encuentra en Apocalipsis relativamente pocas referencias a
hechos específicos o personalidades del pasado, el presente o el futuro; constituye, por el contrario, una presentación
de los grandes «principios espirituales» dirigidos a alentar y guiar a los cristianos de todas las latitudes y períodos de la
historia. Las visiones simbólicas sucesivas ponen de manifiesto esos principios. El Señor Jesucristo viviente aparece
victorioso sobre el enemigo y sus aliados.
Aquellos que están junto a Él (los «llamados y elegidos y fieles», 17.14), tendrán plenamente su triunfo. Esto revela a
Dios como Juez y Rey soberano de todo el universo creado. De este modo el bien es reivindicado sobre el mal, la justicia
sobre la injusticia. La historia mundial se mueve, en medio de tragedias y desastres, hacia «un nuevo cielo y una nueva
tierra».

3.3. Comentario Bíblico Matthew Henry. Sistemas de interpretación del Apocalipsis. Pueden reducirse a cuatro:
3.3.1. Espiritualista. Este sistema sostiene que el Apocalipsis no tiene por objeto instruirnos sobre hechos
futuros, sino enseñarnos ciertos principios espirituales fundamentales. Este sistema se puede subdividir en tres escuelas
diferentes de pensamiento: radical, moderada y liberal, que pueden verse en J. F. Walvoord (The Revelation of Jesus
Christ, Moody Press, 1978, págs. 16, 17), aunque las tres coinciden en la línea general arriba expuesta. Contra esta
interpretación, hemos de objetar que lo que leemos aquí sobre la Segunda Venida del Señor, la resurrección final de los
muertos, el Juicio ante el Gran Trono Blanco, etc., son, sin duda, hechos literales futuros que no se pueden alegorizar
espiritualmente, sin más.
3.3.2. Preterista. Este sistema defiende que los hechos que Juan describe acontecieron ya en el Imperio Romano
en los días mismos en que el autor sagrado escribía este libro, es decir, hacia el final del siglo I de nuestra era. Esta
interpretación fue siempre del agrado de la Iglesia de Roma (v. el comentario a 20:1–4), especialmente después del
erudito estudio con que el jesuita Alcázar (siglo XVII) intentó de esa forma replicar a los argumentos de Lutero y Calvino,
quienes veían en la Iglesia de Roma la Babilonia de los capítulos 17 y 18 del Apocalipsis. Este punto de vista es
igualmente insostenible, ya que, para empezar, niega al libro su carácter esencial de profecía (v. Ap. 22:19 «… del libro
de esta profecía»—lit—.); además, es innegable, como ya hemos dicho antes, que Apocalipsis describe hechos
conectados con el final de los tiempos.
3.3.3. Historicista. Este sistema, sostenido por un gran número de autores, ve en el Apocalipsis sucesos, más o
menos relevantes, de la historia mundial, que tienen que ver con la Iglesia, desde el primer siglo de nuestra era hasta los
tiempos actuales. A pesar del gran número de sus adeptos, opino que este sistema es el más improbable y arbitrario de
todos, puesto que: (A) De poco habría aprovechado a los contemporáneos de Juan, que nada sabían de la futura historia
de la humanidad; (B) De poco serviría igualmente a los creyentes de nuestra época, conozcan o no los hechos de la
historia, pues no les sirven de bendición ni consuelo; (C) La selección que los partidarios de este sistema hacen de los

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sucesos de la historia no puede ser más arbitraria. (D) En fin, ¿qué hacer, en ese caso, con las bienaventuranzas de 1:3;
22:7, por ejemplo?
3.3.4. Futurista. Es el sistema de todos los exégetas que interpretan la profecía en su sentido literal, y trata de
deslindar bien lo factual de lo simbólico.
Negar —dice W. M. Smith— que el Apocalipsis es un libro de profecía predictiva equivale a hacer caso omiso del
estilo, del tema y de los acontecimientos futuros registrados en el Apocalipsis. Fuera de toda duda, la Segunda Venida, el
conflicto final de Cristo con las fuerzas del mal, el milenio, el juicio postrero, son sucesos pertenecientes todavía al
futuro. El esquema futurista de interpretación insiste en que las visiones de este libro, en su mayor parte, se cumplirán
hacia el fin y en el fin de la era presente (ob. cit., pág. 1499).

3.4. Libro APOCALIPSIS, de Charles C. Ryrie (Editorial Portavoz, páginas 8 al 11)


Interpretación: El libro es una revelación de cosas que deben suceder pronto.
La comprensión de cuándo han de suceder los acontecimientos del libro señala la diferencia entre las distintas escuelas
de interpretación.
3.4.1. Preterista: "Preterista" viene de una palabra latina que quiere decir "pasado". Así pues, los intérpretes
preteristas son aquellos que entienden el Apocalipsis como habiéndose cumplido ya en la historia antigua de la iglesia.
Se dice que los capítulos 5 al 11 registran la victoria de la Iglesia sobre el judaísmo; los capítulos 12 al 19 su victoria sobre
la Roma pagana; y 20 a 22 su gloria a causa de estas victorias. Las persecuciones descritas son las de Nerón y Domiciano,
y el libro entero fue completado para el tiempo de Constantino (312 d.C).
3.4.2. Histórica o Histórica-Continua: Este punto de vista de la interpretación mantiene que en Apocalipsis hay
un panorama de la historia de la iglesia desde los días de Juan hasta el final de la era. Afirma que el libro ha estado en
proceso de cumplirse a lo largo de toda la era cristiana. Los que mantienen esta opinión ven en los símbolos la aparición
del papado, la corrupción de la iglesia y las distintas guerras a lo largo de la historia de la iglesia. Muchos de los
reformadores interpretaron el libro de esta manera, pero la interpretación de cada uno dentro de ese enfoque
constituye todo un esquema. No hay uniformidad en los detalles; en realidad, hay mucho dogmatismo y contradicción
entre los que intentan interpretar el libro en esta forma.
3.4.3. Idealista: Este enfoque ve en el Apocalipsis un desarrollo gráfico de los grandes principios en conflicto
constante. El libro no registra acontecimientos reales que hayan sido cumplidos o que hayan de acontecer; más bien,
retrata simplemente el forcejeo a lo largo del tiempo entre el bien y el mal. Este punto de vista espiritualiza y alegoriza
el texto.
3.4.4. Futurista o de interpretación sencilla: El título de “futurista” se deriva del hecho de que esta
interpretación supone que desde el cuarto capítulo en el libro todavía tiene que cumplirse. Si se sigue un sistema de
interpretación “sencilla”, “literal” o “normal”, se deduce que la mayor parte del libro todavía está en el futuro. No ha
habido juicios en la historia que hayan igualado a los descritos en los capítulos 6, 8, 9 y 16. Las resurrecciones y juicios
descritos en el capítulo 20 todavía no han ocurrido. No ha habido un regreso visible de Cristo tal y como se describe en
el capítulo 19.
El concepto de una interpretación literal siempre hace surgir preguntas, ya que excluye cualquier cosa simbólica,
obviamente el libro contiene símbolos. Quizás fuese mejor decir interpretación “sencilla” o “normal” que “literal”, ya
que los futuristas admiten la presencia de símbolos en el libro. La diferencia entre el literalista y el espiritualista es
simplemente que el primero ve los símbolos con un significado sencillo. Todos reconocen la presencia de símbolos en la
Biblia. Nótese, por ejemplo, el Salmo 22:18: profetizaba el echar suertes sobre las vestiduras de Cristo y fue una
declaración literal. Los versículos 12 y 13 representan a los fieros enemigos del Señor como fuertes toros y rapaces
leones. Estos son símbolos con un significado muy sencillo.
Apocalipsis 8:12 profetiza un juicio que afectará al sol, a la luna, las estrellas, el día y la noche. Al parecer, las
estrellas son literalmente los cuerpos astronómicos de los cielos. En 9:1-2 Juan dice haber visto una estrella que cayó
del cielo. Este es un símbolo sencillo que está interpretado en el texto con indicación de un ser creado (probablemente
un ángel). La palabra “estrella” se usa actualmente de manera literal y simbólica, tal y como la usa Apocalipsis 8 y 9.
Hablamos literalmente de las estrellas del cielo. También nos referimos a las estrellas en el deporte y las diversiones y al
hacerlo usamos un símbolo con significado muy sencillo. Ciertamente, los símbolos suelen hacer el significado más
claro. El futurista no niega la presencia de símbolos en el libro, ni pretende ser capaz de explicar cada detalle con
certeza. Pero sí insiste en que se siga el sistema de interpretación sencilla consistentemente a lo largo del libro.
Actitudes: Hablando generalmente hay dos actitudes extremas respecto al Apocalipsis. Unos dicen que el libro
no puede ser comprendido y por lo tanto no debiera ser estudiado, enseñado o predicado. Señalan que las diferencias
de interpretación causan división entre los cristianos, y por lo tanto, el libro no debiera ser interpretado. Otros se creen
tan seguros de cada detalle del libro que fijan fechas y proponen interpretaciones de terrible fantasía. Para ellos el
Apocalipsis parece ser el único libro de la Biblia que merece la pena estudiar.

3.5. Nuevo Manual Bíblico de Unger. Merrill F. Unger (Revisado por Gary N. Larson, Editorial Portavoz)
Métodos de Interpretación:
3.5.1. El método espiritualizante: Este método se basa en la interpretación mística o alegórica de la mayor parte
del libro. Fue aplicado por Clemente de Alejandría, Orígenes y posteriormente Agustín y Jerónimo. Los intérpretes
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contemporáneos que siguen este método sugieren que el libro trata, principalmente, de la lucha entablada entre la
iglesia y el mal en todos los tiempos, estimulado de esa manera a los santos que han sido probados. Tal interpretación,
sin embargo, no logra dar una explicación satisfactoria del libro, en su contexto general, e ignora prácticamente las
pretensiones de su naturaleza profética (1:3; 10:11; 22:7,10,18,19). Tampoco logra reconocer la clave interpretativa del
libro (1:19) y al enfocamiento de la revelación sobre la segunda venida, incluyendo los hechos culminantes que la siguen
(1:7; 3:11; 16:15; 22:7,12).
3.5.2. El método pretérito: Esta escuela interpretativa sostiene que lo que dice el libro ya se ha cumplido
prácticamente en su totalidad. Los más antiguos sostenedores de este método mantienen que sus profecías se
cumplieron con la derrota de los judíos enemigos de la iglesia primitiva durante el reinado de Nerón (cap 6-11), y que el
resto de los capítulos corresponden a un incierto tiempo futuro. Desde el siglo XVII en adelante, los preteristas han
sostenido que los conflictos de la iglesia con el judaísmo están indicados en los capítulos 4-11, y con el paganismo en los
capítulos 11-19, mientras que los capítulos 20-22 describen su triunfo presente. Esta posición ignora la llave
interpretativa de 1:19, le asigna significados arbitrarios a los símbolos que contiene el libro y no puede dar cuenta de un
corto lapso que cubre los sucesos descriptos en los capítulos 4 a 19, que preceden a la segunda venida.
3.5.3. El método histórico sin solución de continuidad. Los que propugnan este método sostienen que el
Apocalipsis cubre íntegramente el lapso de la historia de la iglesia desde los tiempos de Juan hasta el fin del mundo.
Este punto de vista ha sido muy popular desde la época de Berengaud (siglo IX) y Joaquín (siglo XII). También adhirieron
a este método Wycliffe, Lutero, Joseph Mede, Isaac Newton, Bengel, Barnes y otros. Las fallas de los dos métodos
anteriores también se perciben en este método e interpretación. No logra correlacionar el libro con las profecías
bíblicas en su conjunto, y deja los detalles del Apocalipsis sin explicación adecuada.
3.5.4. El método futurista: Esta escuela utiliza la llave de 1:19 como guía para asignar la mayor parte del libro
(capítulos 4 al 22) al futuro, fundamentando su interpretación en las profecías del AT tales como las que se refieren al
“día del Señor” (Isaías 2:10-22; 4:1-6; 34:1-17), el reino (Isaías 35:1-10), y la segunda venida de Cristo (Zacarías 14). Las
profecías del NT que refieren al retorno de Cristo están correlacionadas con los sucesos registrados en Apocalipsis (Por
ejemplo: Mateo 24-25; Marcos 13; Lucas 21).
3.5.5. El punto de Vista de la iglesia primitiva: Los Padres de la Iglesia Primitiva evidentemente favorecían el
punto de vista futurista debido a su convicción del inminente retorno del Señor, su reino terrenal subsiguiente (Hechos
1:6), y en un periodo de gran tribulación que precedería e inauguraría ese reinado. Justino Mártir, Ireneo, Hipólito,
Tertuliano y Victorino sostenían el punto de vista literal del futuro reino.

3.6. Biblia de Estudio Teológico Reina Valera.


Introducción a Apocalipsis, Perspectivas de Interpretación.
En función de cómo interpretar la relación entre las visiones y la relación entre las visiones y los acontecimientos
históricos, se distinguen cuatro perspectivas de interpretación de Apocalipsis.
3.6.1. El historicismo entiende que el orden literario de las visiones, especialmente en 4:1-20:6, simboliza el
orden cronológico de los sucesivos acontecimientos históricos que tienen lugar durante todo el período que transcurre
desde la iglesia apostólica hasta el retorno de Cristo, y el cielo nuevo y la tierra nueva.
3.6.2. El futurismo también entiende que el orden de las visiones refleja el orden de los sucesos históricos
concretos (con algunas excepciones). Sin embargo, los futuristas consideran que las visiones de los capítulos 4 al 22
representan acontecimientos todavía futuros para los lectores del Siglo XXI, por lo que se trataría de un futuro lejano
desde la perspectiva de Juan y las iglesias de Asia Menor. Para muchos futuristas, estos acontecimientos venideros
incluyen un periodo acotado de siete años de intensa tribulación (capítulos 6 al 19), seguido de un milenio (20:1-6) en
los que Cristo reinará sobre la tierra, antes de la resurrección general y la inauguración del cielo nuevo y la tierra nueva
(20:7-22:5).
3.6.3. El preterismo (del latín praeteritum, «lo pasado») entiende que la mayoría de las visiones de Apocalipsis
ya se cumplieron en un pasado lejano, durante los primeros años de la Iglesia Cristiana. Los preteristas entienden que
estos acontecimientos -la destrucción de Jerusalén o la caída del Imperio romano, o ambos- «deben suceder pronto»
solo desde la perspectiva de Juan y las iglesias en Asia Menor. Algunos preteristas interpretan que el orden de las
visiones refleja la sucesión cronológica de los acontecimientos que aluden, pero otros reconocen la presencia de
recapitulaciones (es decir, que las visiones sucesivas y diferentes a veces simbolizan los mismos sucesos o actores
históricos, pero desde perspectiva complementarias. El preterismo absoluto -que insiste en que todas las profecías y
promesas del NT se cumplieron antes del 70 d.C.- no es una opción evangélica legítima, ya que niega el futuro regreso
corporal de Jesús, la resurrección física de los creyentes al final de la historia y la renovación o recreación física de los
cielos y la tierra actuales (o su sustitución por «un cielo nuevo y una tierra nueva»). No obstante, los preteristas que
insisten (correctamente) en que estos acontecimientos aún habrán de suceder en el futuro son llamados «preteristas
parciales».
3.6.4. El idealismo concuerda con el historicismo al entender que las visiones de Apocalipsis simbolizan el
conflicto entre Cristo y su Iglesia, por un lado, y Satanás y sus conspiradores malvados, por el otro, desde los tiempos de
los apóstoles hasta la segunda venida de Cristo. Sin embargo, los intérpretes idealistas creen que la presencia de
recapitulaciones significa que el orden literario de las visiones no refleja necesariamente el orden temporal de los
acontecimientos históricos concretos. Las fuerzas y los conflictos simbolizados en los ciclos de visiones de Apocalipsis se
manifiestan en acontecimientos que deben suceder «pronto» desde la perspectiva de las Iglesias del Siglo I (como
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sostienen los preteristas), pero también encuentran su expresión en la presente lucha constante de la Iglesia por
guardar la fe, y predice una todavía futura escalada de persecuciones e ira divina que conducirá a la venida de Cristo, y al
cielo nuevo y a la tierra nueva.
3.6.5. Por último, algunos intérpretes sostienen una perspectiva mixta, que combina rasgos de las diversas
posturas, y entienden que muchos sucesos tienen un cumplimiento dual, en el presente y en el futuro, o que muchos
acontecimientos ya se cumplieron en el pasado, pero todavía es posible que haya un futuro anticristo personal.

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