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Fundamentación bíblica
I. El Sacerdocio en el AT1
1. EL NOMBRE2
La palabra hiéreus traduce el hebreo kohén que designa a los personajes encargados de la
función religiosa. Sobre el origen del término, hay varias hipótesis:
David (1000) vinculó las funciones sacerdotales al servicio del templo de Jerusalén, pero sin
1
Cf.: J. AUNEAU, El sacerdocio en la Biblia, CB 70, EVD, Navarra 1990, pp. 6-46; R. ARNAU, Orden y
ministerios, BAC, Madrid 1995, pp. 5-24; A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el Nuevo
Testamento, Sígueme, Salamanca 1984, pp. 35-54.
2
Cf. A. VANHOYE, Op. cit., pp. 35s.
3
Cf. R. ARNAU, Op. cit., pp. 8-24.
1
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
que los otros santuarios quedasen desprovistos de un buen número de levitas que los
asistiesen. Con David, la estructura sacerdotal consiguió una organización idónea y alcanzó
un rango jerárquico muy elevado dentro de la sociedad israelita.
---- Abiatar había apoyada a Adonías que disputaba el trono contra Salomón.
Josías (622) suprimió los santuarios locales, redujo el servicio cultual de los sacerdotes al
templo de Jerusalén, y, olvidándose de la disposición del Deuteronomio que vinculaba el
sacerdocio a la tribu de Leví, reafirmó el ejercicio de las funciones sacerdotales en los hijos
de Sadoq, que no consta que fuesen levitas. Así comenzó a establecerse la diferencia entre los
sacerdotes y los levitas. El sacerdocio quedaba vinculado a una familia aristocrática y se
transmitía por vínculos hereditarios, mientras que los levitas quedaron reducidos a un rango
cultual y social muy inferior. En épocas de Jesús, tenemos establecida una gradación en la
cual ocupaba el primer lugar el sumo sacerdote, que era un descendiente de Sadoq; luego
estaban los sacerdotes del linaje de Aarón, y en último lugar se hallaban, como clero inferior,
los levitas, a los cuales se unían los cantores, los guardianes de las puertas y los oficiales del
templo.
--- ¿Cómo hacen los sacrificios los judíos actualmente si no tienen templo?
La crítica de los profetas al formalismo ritual de los holocaustos intenta devolver al culto su
genuino significado de adoración espiritual a Yahveh. No se trata de un pensamiento anti-
sacerdotal, sino de un deseo de reavivar la dignidad del sacerdocio. Cuando Jesús clama
contra el legalismo de los fariseos entronca en su comportamiento con los profetas, no para
destruir la Ley, sino para que se cumpla y se supere desde la pureza del corazón.
a) Función oracular
--- En los Evangelios la función del sacerdote esta restringida al culto en el templo y el
gobierno.
Todo santuario supone la consagración de un sacerdote para que asegure el culto (Jue 17,5-
13; 1Sam 7,1; 1Re 12,31s.). En el AT se produce una evolución que pasa de una diversidad
de santuarios (Siquén, Betel, Berseba, Silo, Gabaón, Dan, etc.) a la exclusividad del único
Templo en Jerusalén. Ezequías y Josías centran el culto en el único Templo del Dios único.
--- En el los relatos evangélicos los samaritanos adoran a Dios en su templo propio. Templo
uno solo en Jerusalén, ahí se realiza sacrificios.
c) Función sacrificial
d) Pureza ritual
El sacerdote debe procurar que ninguna persona participe del culto en estado de impureza, ya
que esto ocasionaría el disgusto de Dios y el rechazo de las ofrendas (Lev 15,31). Vale
especialmente para la lepra (Lev 13-14) y otros casos (Num 19,1-10; 31,23).
e) Bendición
Es el encargado de “bendecir al pueblo con el Nombre del Señor” (Eclo 45,15.19). Al invocar
el nombre de Dios sobre una persona (Num 6,22-27), se establece una relación con Dios,
fuente de paz y fecundidad. Al incrementarse el sentimiento de respeto por el Nombre y el
temor a profanarlo, se llegó a prohibir su pronunciación. Sólo el Sumo Sacerdote, en el
Templo y en determinadas circunstancias (Fiesta de la Expiación, pero quizás otras más),
podía “murmurarlo” para sus adentros.
3
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
4. DINAMISMO PROPIO DEL CULTO SACERDOTAL ANTIGUO5
Dios se separa un pueblo de entre las demás naciones (Is 40,17; Dt 7,6; Ex 19,6).
Israel debe mantener su separación de los pueblos paganos, respetando una serie de
preceptos que lo distinguen, especialmente las leyes sobre los alimentos puros e
impuros.
Entre las doce tribus de Israel, Dios separa la de Leví para consagrarla más
directamente al servicio del santuario (Num 3,5-12; 8,5-22). Dentro de esta tribu, es
elegida la familia de Aarón para ejercer la función sacerdotal en el culto (Ex 28-29),
implicando ritos de consagración (baño, unción, vestiduras, sacrificios) y rigurosos
preceptos para conservar la santidad que los capacita para presentarse ante Dios.
Se da también una separación del espacio: Dios es santo y sólo se lo encuentra en
lugares santos separados del espacio profano. El santuario es el lugar santo, donde
sólo el sacerdote puede entrar. En el “Santo de los Santos”, sólo entra el Sumo
Sacerdote un único día para la fiesta de la Expiación (Lev 16). También se separan los
días santos del tiempo ordinario y los ritos litúrgicos de las ocupaciones profanas.
El principal rito es el sacrificio. Sacrificar una víctima es hacerla sagrada, santa:
sacrum-facere. El sacrificio es necesario porque el sacerdote sigue siendo parte del
mundo terrestre. El animal que muere en su lugar, inmolado sobre el altar, es
sustraído totalmente del orden terreno: el humo se transforma en “perfume agradable
a Dios”, y la sangre derramada sobre el propiciatorio es como “lanzada” hacia Dios.
5
Cf. Ibid., pp. 44-54.
4
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
La figura del mediador aparece como absolutamente necesaria, porque une al mismo tiempo
que evita el contacto directo entre las dos partes, cuyas consecuencias serían nefastas.
El plural “sumos sacerdotes” no aparece en el AT, pero los Evangelios y Flavio Josefo lo
utilizaron para designar a las “autoridades religiosas” encargadas del servicio del Templo. En
el siglo I, esta autoridad estaba en manos de cuatro familias que formaban la aristocracia
sacerdotal de Jerusalén.
Esta posición de poder despertó la crítica de algunos sectores, que esperaban una renovación
del sacerdocio en la línea de los profetas (Is 2,1-5; Miq 4,1-3; Mal 3, 3-4). En los escritos de
Qumran aparece la espera de un Mesías Sacerdotal y Profético junto con el Mesías Real. Y
aquí se plantea a los primeros cristianos la cuestión de si Jesús, que cumplía la esperanza de
Israel, también concretaba estas expectativas sacerdotales.
Jesús es sacerdote que expía los pecados del pueblo y representa a los hombres ante Dios,
cumpliendo así las dos funciones esenciales del Sumo Sacerdote: acceder al Santo de los
Santos y servir de mediador entre Dios y los hombres. Esto lo retoma la carta a los Hebreos,
el único texto del NT que concede el título de Sacerdote a Jesús, que con su propia vida
manifiesta el nuevo sacrificio (Hb 10,4-10), el nuevo sacerdocio (Hb 10,11-14) y la nueva
alianza (Hb 10,19-20).
1. EL SACERDOCIO DE JESUCRISTO
Jesús no despreciaba la institución sacerdotal (incluso envió a los leprosos para que los
reintegren a la comunidad: Lc 17,14), pero sin embargo asume más bien la línea profética de
crítica al culto vacío: “quiero la misericordia y no los sacrificios” (Mt 9,13 y 12,7). Al mismo
tiempo, define su persona y su misión desde la categoría del servicio (Mc 10, 45; Lc 22, 27;
Jn 13,15), identificándose así con el carácter oferente del Siervo de Isaías.
Sin embargo, podemos encontrar indicios que pueden interpretarse en la línea del ejercicio
sacerdotal: Jesús no sólo anuncia el Reino, sino que además lo hace presente con poder
(exousia), a través de acciones que reemplazan y superan al sacerdocio del AT (purificación
de leprosos, exorcismos, bendición de los niños, perdonar pecados).
Por otro lado, en las palabras de Jesús durante la última Cena, hay una expresión que supone
un sentido sacrificial innegable, ya que une la palabra «sangre» con la palabra «alianza». En
el contexto pascual, es evidente la relación con la alianza del Sinaí. Varios exegetas
encuentran además un testimonio suplementario del carácter sacrificial de la muerte de Jesús
en las palabras «por muchos», en las que ven una alusión al Siervo de Yahvé (Is 53,11.12).
Con todo, Vanhoye advierte que “consideradas bien las cosas, no puede decirse que la
tradición evangélica establezca muchas relaciones entre el misterio de Jesús y el culto
sacerdotal propiamente dicho. Evidentemente, no hay ninguna tendencia a insistir en esta
perspectiva”.8
a) La estructura: Las tres partes de la oración de Jesús -por él mismo (vv. 1-5), por los
apóstoles (vv. 6-19), por el pueblo (vv. 20-26)- pueden relacionarse con los tres momentos de
la expiación que hace el Sumo Sacerdote en el Kippur: por él mismo, por su casa (el
sacerdocio de Israel), y por todo el pueblo elegido (cf. Lv 16 y 17, 26-32).
b) El contenido:
- Insistencia sobre la revelación del Nombre del Padre (cuatro veces: vv.: 6.11.12 y 26).
Estaba prohibido pronunciar el Tetragrama sagrado, excepto el día de la Expiación.
- Así como en el día de la Expiación el Sumo Sacerdote entraba en el Santo de los
Santos, se afirma que Jesús va la Padre (v. 13), es decir, entra en el santuario del
Cielo.
- El retorno de Jesús a la casa del Padre lo instala definitivamente en su función de
mediador sacerdotal, encargado de rezar en favor de los hombres que se han hecho
sus discípulos, como se dice en Is 53,12b: “Porque expuso su vida a la muerte y fue
contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía
en favor de los culpables”.
- Jesús se ofrece a sí mismo como sacrificio expiatorio, pero de modo tal que la
concepción de Is 53 es sobre-elevada y transformada, ya que quien se ofrece no es un
mero hombre, sino el Hijo de Dios encarnado.
La exégesis de Feuillet ha sido objeto de algunas críticas. Así, por ejemplo, A. Vanhoye
advierte que “por muy interesantes que sean, estos intentos siguen siendo problemáticos.
Pues bien hay que evitar confundir las alusiones inciertas con las afirmaciones explícitas”.10
Y ya que los hijos tienen una misma sangre y una misma carne, él también debía participar
14
de esa condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el
dominio de la muerte, es decir, al demonio, 15y liberar de este modo a todos los que vivían
completamente esclavizados por el temor de la muerte. 16Porque él no vino para socorrer a los
ángeles, sino a los descendientes de Abraham. 17En consecuencia, debió hacerse semejante
en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el
servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. 18Y por haber experimentado
personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la
prueba.
Es la primera vez que se designa a Jesús explícitamente como Sumo Sacerdote, y aparece en
el contexto de una exposición de contenido sotereológico.
Sumo Sacerdote “digno de fe” es mejor traducción que “fiel”. Igual que Moisés, ha sido
acreditado por Dios como constructor de una “casa” (profecía de Natán). Moisés es
presentado como superior a todo profeta, y Jesús superior a Moisés (3,1-6).
Sumo Sacerdote “misericordioso”. Jesús ha sido llamado por Dios, pero en un sentido más
pleno que su sus predecesores y con una mayor aptitud para compadecerse (4,15) y ser causa
de salvación para los hombres (5,9).
La superioridad de Cristo se expresa a partir de las citas del salmo 2 ("Tú eres mi Hijo, yo te
he engendrado hoy") y del salmo 110 ("Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec") (5,5.6)
8
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
Segunda exposición (5,11-10,39)
Los pasajes 5,9-10 y 6,20 presentan una síntesis de los tres elementos que constituyen la
novedad del sacerdocio de Cristo: Él es el “Sumo sacerdote a semejanza de Melquisedec”,
que “hecho perfecto por su sacrificio”, se convierte en “causa de salvación”.
9
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
La nueva situación de los cristianos (10,19-39)
En el nuevo culto, el cristiano unido con Cristo, entra con Él al santuario: el pueblo y el
sacerdote no están más separados. El verdadero sacrificio que ofrecen los cristianos es el de
su existencia, la única ofrenda agradable a Dios. Como consecuencia se produce una
transformación de la existencia como vida en la fe, la esperanza y la caridad.
Conclusiones12
12
Cf. A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos..., pp. 242-246.
10
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
El sacerdocio: cuestión “espinosa” para los primeros cristianos13
Para terminar esta sección, resumimos la síntesis que presenta A. Vanhoye sobre el modo en
que fue concebido el sacerdocio en las primeras comunidades cristianas:
- Los dirigentes cristianos de las primeras comunidades no adoptaron nunca el título de kohén
o de hiéreus. Recibieron otros nombres que expresaban la idea de misión o de servicio, o una
posición de autoridad y responsabilidad, tales como apóstolos (enviado), diákonos (servidor),
episkopos (inspector), presbíteros (más anciano), hègouménos (dirigente), etc.
--- no se asimilo la idea de sacerdote ya que las referencias en los evangelios no son
positivas.
- La tradición del mesianismo real establecía un vínculo muy estrecho entre el Mesías y el
Templo. La profecía sobre la destrucción del templo y su reconstrucción en tres días (Jn
2,19), supone el fin del sacerdocio antiguo y el establecimiento de uno nuevo. En
consonancia con la tradición del mesianismo real, la misión principal del hijo de David era la
de construir la casa de Dios.
- El relato de la Cena sugiere cierta relación entre la muerte de Jesús y un rito sacrificial: la
alusión a la alianza y a la sangre, en un contexto pascual, hace evidente la relación con el
sacrificio del Sinaí y la inmolación del cordero. Mateo añade además el sentido de sacrificio
“expiatorio” de la sangre “que va a ser derramada por muchos (todos), para remisión de los
pecados” (Mt 26,28; 1Cor 11,25).
- La primera carta de Pedro elabora de forma más precisa la doctrina del sacerdocio común,
mostrando claramente que es poseído por todos los cristianos juntamente, gracias a su
adhesión a Cristo y que sólo se ejerce a través de la mediación de Cristo (2,5).
13
Cf. Ibid., pp. 55-74.
11
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
encuentra en Cristo una relación inmediata con Dios.
- Sobre la cuestión de si hay motivos para reconocerles a los ministros de la iglesia una
cualificación sacerdotal particular junto con la que comparten con el resto de los cristianos,
hay que tener en cuenta:
“Mientras se iba elaborando la doctrina del sacerdocio de Cristo -que no quedó elaborada
más que en una de las últimas epístolas del nuevo testamento-, no era posible pensar en
atribuir a los ministerios cristianos una cualificación sacerdotal, ya que esto los habría puesto
al mismo nivel que el sacerdocio antiguo, con el que tenían una diferencia radical. Pero una
vez llevado a cabo este desarrollo doctrinal, apareció su relación con el nuevo sacerdocio, y
esto incluso a través de unas fórmulas que no eran específicamente sacerdotales. Pablo, por
ejemplo, define el ministerio apostólico como una capacidad de origen divino y no humano,
que hace de los apóstoles los “ministros de una alianza nueva” (2Co 3, 6). En sí misma, esta
fórmula no tenía nada de sacerdotal, pero después de que la epístola a los Hebreos demostrara
que para Cristo el sacerdocio consistió en hacerse, santificándose a sí mismo, “mediador de
12
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
una alianza nueva”, la frase de Pablo adquiría necesariamente el sentido de una asociación al
sacerdocio de Cristo. Esto mismo se puede decir del “ministerio de la reconciliación”
confiado a los apóstoles por Dios, en relación inmediata con la obra de reconciliación
realizada por la cruz de Jesucristo” (2Co 5, 18). (A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos…,pp.
322s.)
--- Antes era difícil usar el termino sacerdote. Para Pablo lo que hace anunciado la Palabra de
Dios es liturgia
Según el Nuevo Testamento, Jesús realiza una invitación universal a entrar en el Reino, y al
mismo tiempo dirige una llamada particular a determinadas personas para hacerlas partícipes
de su misión mediante un envió especial (Apóstolos). El Evangelio de Marcos lo expresa con
meridiana claridad:
«Llamó a los que él quiso, y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él,
y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios» (Mc 3,13-14)
Quienes al inicio de la vida pública de Cristo fueron llamados, más tarde fueron enviados por
el Resucitado con la misma potestad con que Él había sido enviado por el Padre (Jn 20,21, Mt
28,18-19).
14
Cf. R. ARNAU, Op. cit., pp. 35-44.
13
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
El Apostolado de los Doce es un hecho irrepetible, ya que al recibir su misión
inmediatamente del Señor, quedaron constituidos en fundamento de la Iglesia. Sin embargo,
aunque el Apostolado como institución concluyó con la muerte del último Apóstol, no
desaparece el Apostolado como ministerio, ya que la Buena Nueva de la salvación está
destinada a todos los hombres de todos los tiempos. Por esta razón, los mismos Apóstoles se
asociaron colaboradores a través de los cuales se continuase la misión encomendada por
Jesús.
Así como los Apóstoles quedaron constituidos como tales en virtud de la misión inmediata
recibida de Cristo, sus sucesores son tales en virtud de la misión mediata recibida a través de
los Apóstoles. La identidad de misión y el modo distinto de recibirla, identifica y separa al
mismo tiempo a los Apóstoles y a sus sucesores. Los sucesores de los Apóstoles pastorean la
Iglesia, pero no son su fundamento.
Pablo se sabe portador de una gracia que Dios le ha dado: “la de ser ministro de Jesucristo
entre los paganos, ejerciendo el oficio sagrado de anunciar la Buena Noticia de Dios, a fin de
que los paganos lleguen a ser una ofrenda agradable a Dios, santificada por el Espíritu Santo”
(Rm 15,16). Pablo considera su misión evangelizadora como el ejercicio de un oficio
sagrado, como un acto litúrgico.
Pablo se sabe responsable por las Iglesias que fundó, pero al mismo tiempo coloca
directamente a determinados miembros de la asamblea para que se hagan cargo de distintas
obligaciones. En las comunidades se vive una conciencia de corresponsabilidad.
La asamblea tiene facultad para decidir e incluso sancionar, pero siempre en unión con Pablo.
(cf. 1Cor 5,1-7). El Apóstol no sólo ha edificado la Iglesia, sino que la preside en presencia y
en ausencia.
Para Pablo las manifestaciones del Espíritu Santo son dones, es decir, carismas con los que se
edifica la Iglesia.
Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo.
En la Iglesia, hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar, como
15
Cf. Ibid., pp.45-50.
14
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como doctores. Después
vienen los que han recibido el don de hacer milagros, el don de curar, el don de
socorrer a los necesitados, el don de gobernar y el don de lenguas. ¿Acaso todos son
apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos doctores? ¿Todos hacen milagros? ¿Todos
tienen el don de curar? ¿Todos tienen el don de lenguas o el don de interpretarlas?
(1Cor 12,27-30)
Al enumerar las diversas funciones que, como dones o carismas, se han de realizar en la
Iglesia, denomina en primer lugar a la tríada de los apóstoles, los profetas y los doctores.
- Apóstol, que en este caso no ha de ser identificado con los Doce, es el que ha sido
enviado por la comunidad. Actúa representando de forma oficial a la comunidad.
- Profetas son los que predican, los que anuncian la Palabra.
- Doctores son quienes se encargan de la enseñanza sistemática (catequistas)
En un primer momento, aunque los perfiles no están todavía diseñados, ni el léxico ha sido
todavía fijado, sí está claro que el Apóstol ha hecho a otros partícipes de la misión por él
mismo recibida para continuar la edificación de la Iglesia. Así, por ejemplo, Pablo se dirige a
los Tesalonicenses con estas palabras: “Les rogamos, hermanos, que sean considerados con
los que trabajan entre ustedes, es decir, con aquellos que los presiden en nombre del Señor y
los aconsejan. Estímenlos profundamente, y ámenlos a causa de sus desvelos.” (1Tes
5,12.13ª)
c) Obispos-presbíteros y diáconos17
El saludo de la Carta a los Filipenses y el contenido de las Cartas Pastorales dan testimonio
de una comunidad ya estructurada, a cuya cabeza se encuentran los obispos-presbíteros.
Ambos términos, procediendo de raíces filológicas distintas, tienen en el Nuevo Testamento
una significación cultual idéntica. Se trata de ancianos (presbíteros) e inspectores (obispos).
Estos dos términos sirvieron para denominar a quienes estaban puestos por Dios al frente de
las comunidades cristianas para regirlas y defenderlas. Probablemente el más antiguo fue el
de presbítero, que más tarde, en ambientes helenistas, se cambió por obispo.
Debemos distinguir entre los datos que nos presentan los Hechos de los Apóstoles y los que
nos ofrecen las Cartas Pastorales. En los Hechos aparece la situación de una Iglesia presidida
por el Apóstol que incorpora a los presbíteros como colaboradores suyos. En las Cartas
Pastorales, por tratarse de un grupo de escritos deuteropaulinos, la figura del Apóstol tan sólo
aparece referida, y es el obispo quien actúa al frente de la comunidad eclesial.
El término diácono, es empleado por Pablo en una doble variante: en un sentido amplio se
refiere a la prestación de un servicio; en sentido estricto se refiere explícitamente a un
ministerio eclesial.
Del hecho que en el saludo a los Filipenses se nombren a los obispos (plural) y los diáconos,
16
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
parece que Pablo toma siempre en consideración a los obispos en términos de colegio. Recién
en las cartas pastorales se vería una evolución hacia la concepción de episcopado
monárquico.
El mismo sentido colegial se advierte en los textos referidos a los presbíteros. No sólo la
redacción en plural de los textos referidos a estos pasajes, sino el contexto de los mismos,
obliga a concluir que al frente de las Iglesias había un senado de presbíteros (cf. Hch 11,30;
14,23; 15,6.22-23).
El ministerio de los presbíteros aparece como una institución apostólica, para llegar a la cual
se deben poseer determinados requisitos morales y haber recibido la ordenación mediante la
imposición de las manos. Se inspira en el consejo de los ancianos de las antiguas
instituciones judías. La ordenación confiere al ordenado una gracia permanente, pues se le
recomienda a Timoteo que no descuide la gracia que posee y que le fue conferida por la
imposición de las manos (1Tim 4,14), y se le amonesta para que reviva la gracia que hay en
él por la imposición de las manos (2Tim 1,6). En virtud de esta gracia, el ministro queda
instalado ante la comunidad a la que preside y ha de gobernar.
Si el ministerio de los obispos-presbíteros tuviese que describirse con una sola palabra
tomada de las Cartas Pastorales, podría decirse que es el administrador de Dios. Esto implica
la predicación de la Palabra, a tiempo y a destiempo, y la presidencia en las celebraciones
litúrgicas de la comunidad.
Las referencias neotestamentarias al ministerio del diaconado son sólo dos: Flp 1,1 y 1Tim
3,8-13. En ambos pasajes la mención a los diáconos se halla inmediatamente después de la de
los obispos-presbíteros, lo cual indica que no se habla de un ministerio en sí independiente,
sino subordinado y auxiliar al de aquellos. Se trata verdaderamente de un ministerio eclesial
en función de los obispos-presbíteros, pero, más allá de esta afirmación, los textos bíblicos no
permiten afirmar nada más sobre su naturaleza.
Recapitulando lo que venimos desarrollando hasta aquí, asumimos la síntesis que propone
Arnau18:
2. Para que cumplieran el cometido de enviados, les confirió la potestad por medio del
Espíritu Santo.
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