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ORDEN Y MINISTERIOS

Fundamentación bíblica

I. El Sacerdocio en el AT1

1. EL NOMBRE2

La palabra hiéreus traduce el hebreo kohén que designa a los personajes encargados de la
función religiosa. Sobre el origen del término, hay varias hipótesis:

- Del acádico kanu (inclinarse): el que se inclina (adora) ante Dios.


- De la raíz kun (estar erguido): el que se mantiene en pie en la presencia de Dios (Dt
10,8)
- De una raíz siríaca que expresa la idea de prosperidad: el hombre de las bendiciones,
que procura la prosperidad.

2. APUNTE HISTÓRICO DEL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO3

La época patriarcal no conoció el sacerdocio institucional. Los actos de culto, y


especialmente los sacrificios, eran realizados por el jefe de familia. Los patriarcas levantaron
altares y ofrecieron sacrificios en diversos lugares, según el impulso de su espíritu, y
practicaron una religiosidad de tipo familiar.

La asociación del sacerdocio a la tribu de Leví, podría remontarse efectivamente a los


tiempos de Moisés, quien habría confiado a sus parientes el cuidado del santuario móvil en su
travesía por el desierto. En el Deuteronomio encontramos una referencia que sintetiza las dos
principales funciones del sacerdocio (revelación/enseñanza e intercesión): “Ellos (los levitas)
enseñan tus normas a Jacob y tu Ley a Israel; hacen subir hasta ti el incienso y ofrecen el
holocausto en tu altar” (Dt 33,10).

Instaurada la monarquía en Israel, el rey comenzó a asumir funciones sacerdotales, aunque


sin desplazar a los auténticos sacerdotes. Saúl, David y Ajaz ofrecieron sacrificios (1Sam
13,9; 2Sam 6,13.17; 24,22-25; 2Re 16,13) y bendijeron al pueblo (2Sam 1,18; 1Re 8,14),
aunque sin recibir el título de sacerdotes. El rey fue un patrono del sacerdocio más que un
miembro de la casta sacerdotal.

David (1000) vinculó las funciones sacerdotales al servicio del templo de Jerusalén, pero sin

1
Cf.: J. AUNEAU, El sacerdocio en la Biblia, CB 70, EVD, Navarra 1990, pp. 6-46; R. ARNAU, Orden y
ministerios, BAC, Madrid 1995, pp. 5-24; A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el Nuevo
Testamento, Sígueme, Salamanca 1984, pp. 35-54.
2
Cf. A. VANHOYE, Op. cit., pp. 35s.
3
Cf. R. ARNAU, Op. cit., pp. 8-24.
1
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
que los otros santuarios quedasen desprovistos de un buen número de levitas que los
asistiesen. Con David, la estructura sacerdotal consiguió una organización idónea y alcanzó
un rango jerárquico muy elevado dentro de la sociedad israelita.

Salomón desvinculó de Abiatar el sumo sacerdocio y se lo ofreció a Sadoq (1Re 2,26-27.35),


cuyo origen sacerdotal resulta muy incierto. A partir de Salomón, los sumos sacerdotes y el
alto clero pasaron a ser oficiales de la corte real a través de los descendientes de Sadoq.

---- Abiatar había apoyada a Adonías que disputaba el trono contra Salomón.

Josías (622) suprimió los santuarios locales, redujo el servicio cultual de los sacerdotes al
templo de Jerusalén, y, olvidándose de la disposición del Deuteronomio que vinculaba el
sacerdocio a la tribu de Leví, reafirmó el ejercicio de las funciones sacerdotales en los hijos
de Sadoq, que no consta que fuesen levitas. Así comenzó a establecerse la diferencia entre los
sacerdotes y los levitas. El sacerdocio quedaba vinculado a una familia aristocrática y se
transmitía por vínculos hereditarios, mientras que los levitas quedaron reducidos a un rango
cultual y social muy inferior. En épocas de Jesús, tenemos establecida una gradación en la
cual ocupaba el primer lugar el sumo sacerdote, que era un descendiente de Sadoq; luego
estaban los sacerdotes del linaje de Aarón, y en último lugar se hallaban, como clero inferior,
los levitas, a los cuales se unían los cantores, los guardianes de las puertas y los oficiales del
templo.

--- ¿Cómo hacen los sacrificios los judíos actualmente si no tienen templo?

La crítica de los profetas al formalismo ritual de los holocaustos intenta devolver al culto su
genuino significado de adoración espiritual a Yahveh. No se trata de un pensamiento anti-
sacerdotal, sino de un deseo de reavivar la dignidad del sacerdocio. Cuando Jesús clama
contra el legalismo de los fariseos entronca en su comportamiento con los profetas, no para
destruir la Ley, sino para que se cumpla y se supere desde la pureza del corazón.

El profetismo y el sacerdocio, en último término, tenían como cometido común el derecho


divino promulgado por Yahveh en el Sinaí, que los profetas anunciaban con su llamada a la
justicia, y los sacerdotes celebraban a través del culto.

--- Tres grandes instituciones en el AT: Rey, sacerdocio y profetismo.

--- La Carta a los Hebreos habla del sacerdocio de Cristo

3. CINCO ATRIBUCIONES PRINCIPALES DEL SACERDOCIO EN EL AT 4

a) Función oracular

El sacerdote es consultado en casos difíciles y determina la conducta a seguir. Para esto


recurría al uso de objetos sagrados: urim y tummim (cf. 1Sam 14,41). Si bien corresponde a
un nivel primitivo de religiosidad, cercano a la superstición, se basa en una actitud religiosa
4
Cf. A. VANHOYE, Op. cit., pp. 36-43.
2
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
positiva de buscar conocer y realizar la voluntad de Dios.

El sacerdote es también encargado de transmitir la instrucción que viene de Dios, “enseñar la


Ley a Israel”. Incluye la competencia jurídica, sobre todo en casos difíciles. Después del
destierro (587), la enseñanza de la Ley deja de ser monopolio de los sacerdotes, y se
comparte con los escribas y doctores. La acción sacerdotal se va restringiendo
progresivamente al culto en el Templo.

--- En los Evangelios la función del sacerdote esta restringida al culto en el templo y el
gobierno.

b) Relación con el santuario

Todo santuario supone la consagración de un sacerdote para que asegure el culto (Jue 17,5-
13; 1Sam 7,1; 1Re 12,31s.). En el AT se produce una evolución que pasa de una diversidad
de santuarios (Siquén, Betel, Berseba, Silo, Gabaón, Dan, etc.) a la exclusividad del único
Templo en Jerusalén. Ezequías y Josías centran el culto en el único Templo del Dios único.

--- En el los relatos evangélicos los samaritanos adoran a Dios en su templo propio. Templo
uno solo en Jerusalén, ahí se realiza sacrificios.

c) Función sacrificial

Es la principal manifestación del culto. Se va evolucionando hacia la acentuación del


privilegio exclusivo de los sacerdotes [consagrados/santificados/separados para el culto]
(2Cron 26,16-20) y el carácter expiatorio de los sacrificios, especialmente después del
destierro (mayor reconocimiento de las culpas a partir de grandes calamidades y de la
exigencia de santidad delante de Dios).

--- Consideran que fueron desterrados por sus pecados.

d) Pureza ritual

El sacerdote debe procurar que ninguna persona participe del culto en estado de impureza, ya
que esto ocasionaría el disgusto de Dios y el rechazo de las ofrendas (Lev 15,31). Vale
especialmente para la lepra (Lev 13-14) y otros casos (Num 19,1-10; 31,23).

e) Bendición

Es el encargado de “bendecir al pueblo con el Nombre del Señor” (Eclo 45,15.19). Al invocar
el nombre de Dios sobre una persona (Num 6,22-27), se establece una relación con Dios,
fuente de paz y fecundidad. Al incrementarse el sentimiento de respeto por el Nombre y el
temor a profanarlo, se llegó a prohibir su pronunciación. Sólo el Sumo Sacerdote, en el
Templo y en determinadas circunstancias (Fiesta de la Expiación, pero quizás otras más),
podía “murmurarlo” para sus adentros.

3
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
4. DINAMISMO PROPIO DEL CULTO SACERDOTAL ANTIGUO5

Dios es el Santo. El hombre aspira a entrar en comunión con Dios, a santificarse. La


mentalidad antigua hebrea no relaciona la santidad con la perfección moral, sino como lo
opuesto a lo profano.

A partir de aquí, el culto hebreo se comprende como un sistema de separación progresiva de


lo profano, donde la institución sacerdotal juega un papel fundamental.

 Dios se separa un pueblo de entre las demás naciones (Is 40,17; Dt 7,6; Ex 19,6).
Israel debe mantener su separación de los pueblos paganos, respetando una serie de
preceptos que lo distinguen, especialmente las leyes sobre los alimentos puros e
impuros.
 Entre las doce tribus de Israel, Dios separa la de Leví para consagrarla más
directamente al servicio del santuario (Num 3,5-12; 8,5-22). Dentro de esta tribu, es
elegida la familia de Aarón para ejercer la función sacerdotal en el culto (Ex 28-29),
implicando ritos de consagración (baño, unción, vestiduras, sacrificios) y rigurosos
preceptos para conservar la santidad que los capacita para presentarse ante Dios.
 Se da también una separación del espacio: Dios es santo y sólo se lo encuentra en
lugares santos separados del espacio profano. El santuario es el lugar santo, donde
sólo el sacerdote puede entrar. En el “Santo de los Santos”, sólo entra el Sumo
Sacerdote un único día para la fiesta de la Expiación (Lev 16). También se separan los
días santos del tiempo ordinario y los ritos litúrgicos de las ocupaciones profanas.
 El principal rito es el sacrificio. Sacrificar una víctima es hacerla sagrada, santa:
sacrum-facere. El sacrificio es necesario porque el sacerdote sigue siendo parte del
mundo terrestre. El animal que muere en su lugar, inmolado sobre el altar, es
sustraído totalmente del orden terreno: el humo se transforma en “perfume agradable
a Dios”, y la sangre derramada sobre el propiciatorio es como “lanzada” hacia Dios.

---El sacerdote busca la separación, pero no llega hasta la separación definitiva de la


muerte.

En virtud de este movimiento ascendente y progresivo de separación, se esperaba un


movimiento descendente de bendición. Si el sacrificio era agradable a Dios, el sacerdote que
lo ofrecía, en representación del pueblo, alcanzaba el favor divino (perdón, prosperidad,
fecundidad, etc.), estableciéndose una relación armónica entre Dios y su pueblo.

De fondo, está el deseo profundo de vivir en comunión. El sacerdote ejerce el papel de


mediador que posibilita la comunión entre los hombres y con Dios. El poder acercarse a Dios
no es un privilegio personal del sacerdote, sino que está en función de su papel como
mediador, que lleva las ofrendas y peticiones humanas y transmite las respuestas y gracias
divinas (función eminentemente social). Es una mediación que busca abrir la existencia
entera de los hombres a la relación vivificante y personal con Dios, de forma que puedan
realizar plenamente la vocación humana.

5
Cf. Ibid., pp. 44-54.
4
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
La figura del mediador aparece como absolutamente necesaria, porque une al mismo tiempo
que evita el contacto directo entre las dos partes, cuyas consecuencias serían nefastas.

5. EL SACERDOCIO EN TIEMPOS DE JESÚS6

Con la reconstrucción del Templo en tiempo de Herodes, se reafirma la importancia del


sacerdocio. En la jerarquía sacerdotal se encuentra: el Sumo Sacerdote en la cima; la “Casta
sacerdotal”, repartida en 24 clases que realizan su servicio semanal y diario en el Templo; los
“levitas”, que se ocupaban de la preparación (limpieza del templo, elección de los animales)
y ejecución (músicos y cantores) de los ritos.

El plural “sumos sacerdotes” no aparece en el AT, pero los Evangelios y Flavio Josefo lo
utilizaron para designar a las “autoridades religiosas” encargadas del servicio del Templo. En
el siglo I, esta autoridad estaba en manos de cuatro familias que formaban la aristocracia
sacerdotal de Jerusalén.

Lo sacerdotes ejercen su autoridad no sólo en el ámbito religioso, sino también cultural y


político-militar, sobre todo después del regreso de Babilonia. La familia de los Asmoneos,
que en la revuelta contra Antíoco IV Epífanes había logrado la autonomía política y religiosa,
conservó el poder político hasta el 37 a C. con el ascenso de Herodes. Pero aún con un poder
menor, los Sumos Sacerdotes siguieron siendo considerados por los romanos como autoridad
de los judíos. En la época de Jesús, la autoridad religiosa y el poder político estaban unidos
en el Sumo Sacerdote.

Esta posición de poder despertó la crítica de algunos sectores, que esperaban una renovación
del sacerdocio en la línea de los profetas (Is 2,1-5; Miq 4,1-3; Mal 3, 3-4). En los escritos de
Qumran aparece la espera de un Mesías Sacerdotal y Profético junto con el Mesías Real. Y
aquí se plantea a los primeros cristianos la cuestión de si Jesús, que cumplía la esperanza de
Israel, también concretaba estas expectativas sacerdotales.

II. El ministerio sacerdotal según el NT7


En el NT sólo se habla del sacerdocio de Cristo y del sacerdocio bautismal. No aparece el
título de sacerdote (hiereus) aplicado a los que tienen un papel de responsabilidad en la
comunidad. En los Evangelios, la palabra hiereus nunca se aplica a Jesús ni a sus discípulos,
sino que designa siempre a los sacerdotes judíos. Los Evangelios reconocen las atribuciones
de los sacerdotes judíos, pero se relativiza su rol al supeditar la importancia del culto ritual al
culto existencial.

En la primera carta de Pedro (2,4-10) y en el Apocalipsis (1,6; 5,9-10; 20,6) se hace


6
Cf. J. Ma. CANTÓ, Orden y ministerios (apuntes de clase), San Miguel 2009 (Versión digital sin editar), pp. 9s.
7
Cf.: J. AUNEAU, El sacerdocio en la Biblia, CB 70, EVD, Navarra 1990, pp. 47-59.; R. ARNAU, Orden y
ministerios, BAC, Madrid 1995, pp. 25-61; A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el Nuevo
Testamento, Sígueme, Salamanca 1984, pp. 55-324.
5
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
referencia al sacerdocio como una cualidad de los bautizados en cuanto pertenecientes al
nuevo pueblo de Dios (Ex 19, 4-6), y que en Cristo quedan ahora habilitados para participar
en el culto y la alabanza a Dios.

Jesús es sacerdote que expía los pecados del pueblo y representa a los hombres ante Dios,
cumpliendo así las dos funciones esenciales del Sumo Sacerdote: acceder al Santo de los
Santos y servir de mediador entre Dios y los hombres. Esto lo retoma la carta a los Hebreos,
el único texto del NT que concede el título de Sacerdote a Jesús, que con su propia vida
manifiesta el nuevo sacrificio (Hb 10,4-10), el nuevo sacerdocio (Hb 10,11-14) y la nueva
alianza (Hb 10,19-20).

1. EL SACERDOCIO DE JESUCRISTO

La realidad del sacerdocio es compleja y abarca tres funciones: profética, de pastoreo, y


cultual. En Jesús, las funciones profética y pastoral aparecen más claramente, mientras que la
tercera es menos evidente. Él nunca se designó a sí mismo como sacerdote, ni los demás lo
reconocieron como tal. En los primeros kerigmas se le otorgan títulos como Cristo, Señor,
Servidor, pero ninguno de connotación sacerdotal. Además, está claro que Jesús no
perteneció a una familia sacerdotal.

Jesús no despreciaba la institución sacerdotal (incluso envió a los leprosos para que los
reintegren a la comunidad: Lc 17,14), pero sin embargo asume más bien la línea profética de
crítica al culto vacío: “quiero la misericordia y no los sacrificios” (Mt 9,13 y 12,7). Al mismo
tiempo, define su persona y su misión desde la categoría del servicio (Mc 10, 45; Lc 22, 27;
Jn 13,15), identificándose así con el carácter oferente del Siervo de Isaías.

Sin embargo, podemos encontrar indicios que pueden interpretarse en la línea del ejercicio
sacerdotal: Jesús no sólo anuncia el Reino, sino que además lo hace presente con poder
(exousia), a través de acciones que reemplazan y superan al sacerdocio del AT (purificación
de leprosos, exorcismos, bendición de los niños, perdonar pecados).

Por otro lado, en las palabras de Jesús durante la última Cena, hay una expresión que supone
un sentido sacrificial innegable, ya que une la palabra «sangre» con la palabra «alianza». En
el contexto pascual, es evidente la relación con la alianza del Sinaí. Varios exegetas
encuentran además un testimonio suplementario del carácter sacrificial de la muerte de Jesús
en las palabras «por muchos», en las que ven una alusión al Siervo de Yahvé (Is 53,11.12).
Con todo, Vanhoye advierte que “consideradas bien las cosas, no puede decirse que la
tradición evangélica establezca muchas relaciones entre el misterio de Jesús y el culto
sacerdotal propiamente dicho. Evidentemente, no hay ninguna tendencia a insistir en esta
perspectiva”.8

La oración sacerdotal de Cristo (Jn 17)


8
Cf. A. VANHOYE, Op. cit., pp. 71.72.
6
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
En su estudio sobre el capítulo 17 del cuarto Evangelio, A. Feuillet sostiene que Jesús es
presentado allí como Sacerdote, y que hace participar a sus apóstoles de su consagración
sacerdotal y victimal.9 También Benedicto XVI retoma esta idea en el cuarto capítulo del
tomo II de su libro Jesús de Nazaret.

Según Feuillet, se puede establecer un doble paralelo, de estructura y de contenido, entre la


oración de Jesús y la liturgia judía de la fiesta de la Expiación (Yom Kippur):

a) La estructura: Las tres partes de la oración de Jesús -por él mismo (vv. 1-5), por los
apóstoles (vv. 6-19), por el pueblo (vv. 20-26)- pueden relacionarse con los tres momentos de
la expiación que hace el Sumo Sacerdote en el Kippur: por él mismo, por su casa (el
sacerdocio de Israel), y por todo el pueblo elegido (cf. Lv 16 y 17, 26-32).

b) El contenido:

- Insistencia sobre la revelación del Nombre del Padre (cuatro veces: vv.: 6.11.12 y 26).
Estaba prohibido pronunciar el Tetragrama sagrado, excepto el día de la Expiación.
- Así como en el día de la Expiación el Sumo Sacerdote entraba en el Santo de los
Santos, se afirma que Jesús va la Padre (v. 13), es decir, entra en el santuario del
Cielo.
- El retorno de Jesús a la casa del Padre lo instala definitivamente en su función de
mediador sacerdotal, encargado de rezar en favor de los hombres que se han hecho
sus discípulos, como se dice en Is 53,12b: “Porque expuso su vida a la muerte y fue
contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía
en favor de los culpables”.
- Jesús se ofrece a sí mismo como sacrificio expiatorio, pero de modo tal que la
concepción de Is 53 es sobre-elevada y transformada, ya que quien se ofrece no es un
mero hombre, sino el Hijo de Dios encarnado.

La exégesis de Feuillet ha sido objeto de algunas críticas. Así, por ejemplo, A. Vanhoye
advierte que “por muy interesantes que sean, estos intentos siguen siendo problemáticos.
Pues bien hay que evitar confundir las alusiones inciertas con las afirmaciones explícitas”.10

Jesús Sumo Sacerdote, según la Carta a los Hebreos11

Si Cristo ha dado cumplimiento a las Escrituras y realizado perfectamente los designios de


Dios formulados en el AT, ¿es posible que su ministerio esté desprovisto de toda dimensión
sacerdotal, siendo que esta ocupaba un lugar muy importante en el AT? ¿Se podría considerar
en el misterio de Cristo también el cumplimiento del sacerdocio veterotestamentario? La
Carta a los Hebreos responde que sí, pero se trata de un cumplimiento que al mismo tiempo
9
Cf. A. FEUILLET, Le sacerdoce du Christ et de ses ministres d'après la prière sacerdotale du quatrième
évangile et plusieurs données parallèles du Nouveau Testament, Paris 1972.
10
Cf. A. VANHOYE, Op. cit., p. 73. Ver también: J. DELORME, « Sacerdoce du Christ et ministère (à propos de
Jean 17). Sémantique et théologie biblique», en: RSR 62 (1974) 199-219.
11
Cf. A. VANHOYE, Op. cit., pp. 80ss.; «La novità del sacerdocio di Cristo», en: La Civiltà Católica 149 (1998)
16-27.
7
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
que lleva a su plenitud, pone fin al sacerdocio veterotestamentario.

El tema es anunciado en Heb 2,14-17:

Y ya que los hijos tienen una misma sangre y una misma carne, él también debía participar
14

de esa condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el
dominio de la muerte, es decir, al demonio, 15y liberar de este modo a todos los que vivían
completamente esclavizados por el temor de la muerte. 16Porque él no vino para socorrer a los
ángeles, sino a los descendientes de Abraham. 17En consecuencia, debió hacerse semejante
en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el
servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. 18Y por haber experimentado
personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la
prueba.

Es la primera vez que se designa a Jesús explícitamente como Sumo Sacerdote, y aparece en
el contexto de una exposición de contenido sotereológico.

El adjetivo misericordioso (eléemon) constituye una gran innovación, ya que la mediación


sacerdotal suponía un sistema de rígidas diferenciaciones y separaciones que impedía incluso
sentir “compasión” por los demás. En el lado opuesto, el sacerdocio de Jesús se fundamenta
en la solidaridad con los hombres y sus sufrimientos.

La segunda característica, el ser digno de fe (fiel), se refiere a su misión profética y


testimonial.

En el texto, encontramos dos exposiciones sobre el sacerdocio. La primera (3,1-5,10)


desarrolla el tema de Jesucristo, Sumo Sacerdote digno de fe y misericordioso; la segunda
(5,11-10,39) expone la cuestión del valor específico del sacerdocio de Cristo y su sacrificio.

Primera exposición (3,1-5,10)

Sumo Sacerdote “digno de fe” es mejor traducción que “fiel”. Igual que Moisés, ha sido
acreditado por Dios como constructor de una “casa” (profecía de Natán). Moisés es
presentado como superior a todo profeta, y Jesús superior a Moisés (3,1-6).

Sumo Sacerdote “misericordioso”. Jesús ha sido llamado por Dios, pero en un sentido más
pleno que su sus predecesores y con una mayor aptitud para compadecerse (4,15) y ser causa
de salvación para los hombres (5,9).

La superioridad de Cristo se expresa a partir de las citas del salmo 2 ("Tú eres mi Hijo, yo te
he engendrado hoy") y del salmo 110 ("Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec") (5,5.6)

Hb 5,7-10 relee la pasión, poniendo el acento no en el sacrificio mismo, sino en la obediencia


como causa de salvación eterna. Como resultado de su ofrenda, Cristo ha sido hecho perfecto,
y por eso es capaz de salvar a todos.

8
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
Segunda exposición (5,11-10,39)

Los pasajes 5,9-10 y 6,20 presentan una síntesis de los tres elementos que constituyen la
novedad del sacerdocio de Cristo: Él es el “Sumo sacerdote a semejanza de Melquisedec”,
que “hecho perfecto por su sacrificio”, se convierte en “causa de salvación”.

a. Sumo Sacerdote a la manera de Melquisedec (7,1-28)

 Es una afirmación de la superioridad del sacerdocio de Cristo.


 Por la ausencia de genealogía, es un sacerdocio trascendente al tiempo y abierto a la
eternidad.
 No es fruto de una herencia humana, sino de la transformación gloriosa de la
Resurrección.
 Mientras que el sacerdocio judío está limitado por la muerte, la imperfección y los
pecados, el sacerdocio de Cristo es perpetuo, perfecto y santo (7,22-26).
 El sacrificio de Cristo fue hecho de una vez para siempre, y no necesita ser repetido
(7,27).

b. Hecho perfecto por su sacrificio (8,1 - 9,28)

 La superioridad de Cristo se afirma también por la comparación entre el culto y la


alianza. La Alianza Antigua es criticada con el texto profético de Jer 31, 31-34 (8,8-
12).
 Mientras los sacrificios de la Antigua Alianza no cambian a quienes los ofrecen ni les
obtiene la salvación (9,9-10), el de Cristo es un sacrificio personal donde Él mismo es
víctima sin defecto, y cuya sangre es capaz de purificar “nuestra conciencia de las
obras que llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente” (9,14).

c. Eficacia del nuevo sacerdocio: “causa de salvación” (10,1-18)

 Los sacrificios y la acción de los sacerdotes de la Antigua Alianza resultan ineficaces,


y la prueba está en su multiplicidad (10,1) y en su frecuencia (10,11). En
contraposición, Cristo se ofrece en obediencia una vez (ephapax) para siempre (eis to
dinexés) (10,10), y “mediante una sola oblación, él ha perfeccionado para siempre a
los que santifica” (10,14). Con esto, pierde sentido la repetición de los ritos antiguos,
y sólo queda la ofrenda de una vida espiritual interiorizada según la rectitud del
corazón.
 Se trata ahora del ofrecimiento a Dios, por medio de Cristo, de “un sacrificio de
alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su Nombre” (13,15). El
auténtico sacrificio, que los cristianos ofrecen en unión con Cristo, es el cumplimiento
en obediencia de la voluntad de Dios (13,20-21).

9
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
La nueva situación de los cristianos (10,19-39)

En el nuevo culto, el cristiano unido con Cristo, entra con Él al santuario: el pueblo y el
sacerdote no están más separados. El verdadero sacrificio que ofrecen los cristianos es el de
su existencia, la única ofrenda agradable a Dios. Como consecuencia se produce una
transformación de la existencia como vida en la fe, la esperanza y la caridad.

Conclusiones12

a) La Carta a los Hebreos responde afirmativamente a la pregunta sobre si Cristo ha


dado cumplimiento a la institución sacerdotal del AT, pero esto supone un cambio de
mentalidad. La nueva liturgia es un acontecimiento real, la muerte de Cristo, como
muerte ofrecida, cambia totalmente la situación religiosa de los hombres porque
transforma al ser humano y lo introduce en la intimidad de Dios.
b) Nueva concepción del sacrificio: sin inmolación de animales, los cristianos pueden
participar por la fe del sacrificio existencial de Cristo. El auténtico culto consiste en la
transformación de la existencia por la caridad divina.
--- toda la vida cristiana puede ser ofrecida como ofrenda. Jesús hizo de toda su existencia
un acto litúrgico.
---- es un sacerdocio abierto, ya que al entrar en comunión con Cristo participan los
creyentes de ese sacerdocio.
c) A diferencia de los antiguos ritos, sólo el sacrificio de Cristo logra esta
transformación que introduce al creyente en la comunión con Dios.
d) Cristo, por su ofrenda personal, total y perfecta, es el único Sumo Sacerdote
verdadero que abre el camino para llegar hasta Dios
e) Cristo cumple con perfección las funciones sacerdotales: ofrenda sacrificial; entrada
en el santuario divino; transmisión de las gracias del perdón, de enseñanza y
bendición. Incluye también los aspectos de la palabra y de la autoridad.
f) La exclusividad del sacerdocio de Cristo es una concepción abierta, que se comunica
a todos los creyentes, distinguiéndose entre la ofrenda y la mediación: todos
participan del sacerdocio en cuanto ofrenda, mientras que el aspecto de mediación
pertenece únicamente a Cristo. Este admite cierta participación, de otro género, por
aquellos que en cuanto dirigentes de la comunidad, manifiestan (no sustituyen) la
mediación de Cristo. Sin embargo, no se debe olvidar que ni para los cristianos ni
para los dirigentes el autor utiliza término “sacerdocio” o “sacerdote”, evidenciando
la conciencia sobre el carácter parcial y subordinado de estas dos formas de
participación en el sacerdocio de Cristo

12
Cf. A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos..., pp. 242-246.
10
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
El sacerdocio: cuestión “espinosa” para los primeros cristianos13

Para terminar esta sección, resumimos la síntesis que presenta A. Vanhoye sobre el modo en
que fue concebido el sacerdocio en las primeras comunidades cristianas:

- Los dirigentes cristianos de las primeras comunidades no adoptaron nunca el título de kohén
o de hiéreus. Recibieron otros nombres que expresaban la idea de misión o de servicio, o una
posición de autoridad y responsabilidad, tales como apóstolos (enviado), diákonos (servidor),
episkopos (inspector), presbíteros (más anciano), hègouménos (dirigente), etc.

--- no se asimilo la idea de sacerdote ya que las referencias en los evangelios no son
positivas.

- La tradición del mesianismo real establecía un vínculo muy estrecho entre el Mesías y el
Templo. La profecía sobre la destrucción del templo y su reconstrucción en tres días (Jn
2,19), supone el fin del sacerdocio antiguo y el establecimiento de uno nuevo. En
consonancia con la tradición del mesianismo real, la misión principal del hijo de David era la
de construir la casa de Dios.

- El relato de la Cena sugiere cierta relación entre la muerte de Jesús y un rito sacrificial: la
alusión a la alianza y a la sangre, en un contexto pascual, hace evidente la relación con el
sacrificio del Sinaí y la inmolación del cordero. Mateo añade además el sentido de sacrificio
“expiatorio” de la sangre “que va a ser derramada por muchos (todos), para remisión de los
pecados” (Mt 26,28; 1Cor 11,25).

- La cristología sacerdotal de la epístola a los Hebreos pone fuertemente en evidencia que no


existe más que un solo sacerdote en el pleno sentido de la palabra, Jesucristo, ya que sólo Él
ha sido capaz de cumplir la función sacerdotal por excelencia: establecer una mediación entre
Dios y los hombres. Ningún hombre puede prescindir de la mediación de Cristo y ninguno
puede sustituir a Cristo para cumplir esta función respecto a otras personas.

- Si se habla de “sacerdotes” en plural, no puede ser en detrimento de esta posición de base.


El Apocalipsis (20,6) atribuye el título de “sacerdotes” a todos los cristianos, especialmente
como promesa para los mártires, pero explicita que es un sacerdocio que depende de Cristo.

- La primera carta de Pedro elabora de forma más precisa la doctrina del sacerdocio común,
mostrando claramente que es poseído por todos los cristianos juntamente, gracias a su
adhesión a Cristo y que sólo se ejerce a través de la mediación de Cristo (2,5).

- Esta comunicación del sacerdocio al conjunto de la iglesia, manifiesta un aspecto


característico de la mediación de Cristo. Él no es un intermediario exterior entre el hombre y
Dios, sino quien realizó en su propia persona la unión completa entre el hombre y Dios, en
beneficio de todos los hombres. De ahí que el sacerdocio de Cristo está fundamentalmente
abierto a la participación. El que se adhiere a Cristo se asocia a su sacerdocio, ya que

13
Cf. Ibid., pp. 55-74.
11
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
encuentra en Cristo una relación inmediata con Dios.

- Sobre la cuestión de si hay motivos para reconocerles a los ministros de la iglesia una
cualificación sacerdotal particular junto con la que comparten con el resto de los cristianos,
hay que tener en cuenta:

- La ausencia de todo título sacerdotal manifiesta que en su origen los ministerios


cristianos no se comprendieron como una continuidad del sacerdocio antiguo.
- El interés que más tarde se dirigió al cumplimiento del sacerdocio tampoco tuvo como
consecuencia inmediata la adopción de títulos sacerdotales para los ministerios, sino
que desembocó en primer lugar en el desarrollo de una cristología sacerdotal (carta a
los Hebreos) y en el esbozo de una eclesiología sacerdotal (primera carta de Pedro).
- Se produce un cambio profundo en la manera de comprender el culto y el sacerdocio:
las realizaciones existenciales se ponen por encima de las expresiones rituales. El
sacerdocio de Jesucristo no se realizó en una ceremonia, sino en un acontecimiento,
en la ofrenda de su propia vida.
- El aspecto de ofrenda se encuentra en el sacerdocio de todos los cristianos, invitados a
abrir su propia existencia personal y social a la acción transformadora de Dios. El
aspecto de la mediación en sentido fuerte, pertenece exclusivamente a Cristo: “Porque
hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús,
hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos” (1 Tim 2,5). La
posibilidad que tienen los cristianos de abrir su existencia a Dios no existe sin la
mediación sacerdotal de Cristo.
- En el Nuevo Testamento, tenemos textos que expresan las características del
ministerio apostólico presentando a los ministros de la iglesia como instrumentos
vivos de Cristo mediador, y no ya como delegados del pueblo sacerdotal: Heb 13,7.17
(según esa epístola, uno de los aspectos del sacerdocio de Cristo es el poder de hablar
en nombre de Dios). Pablo, habla de la gracia que se le ha dado “de ser ministro de
Jesucristo entre los paganos, ejerciendo el oficio sagrado de anunciar la Buena Noticia
de Dios, a fin de que los paganos lleguen a ser una ofrenda agradable a Dios,
santificada por el Espíritu Santo” (Rom 15,16).
- Desde este punto de vista específicamente cristiano, los ministerios ordenados están al
servicio del sacerdocio común, y no viceversa.

“Mientras se iba elaborando la doctrina del sacerdocio de Cristo -que no quedó elaborada
más que en una de las últimas epístolas del nuevo testamento-, no era posible pensar en
atribuir a los ministerios cristianos una cualificación sacerdotal, ya que esto los habría puesto
al mismo nivel que el sacerdocio antiguo, con el que tenían una diferencia radical. Pero una
vez llevado a cabo este desarrollo doctrinal, apareció su relación con el nuevo sacerdocio, y
esto incluso a través de unas fórmulas que no eran específicamente sacerdotales. Pablo, por
ejemplo, define el ministerio apostólico como una capacidad de origen divino y no humano,
que hace de los apóstoles los “ministros de una alianza nueva” (2Co 3, 6). En sí misma, esta
fórmula no tenía nada de sacerdotal, pero después de que la epístola a los Hebreos demostrara
que para Cristo el sacerdocio consistió en hacerse, santificándose a sí mismo, “mediador de
12
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
una alianza nueva”, la frase de Pablo adquiría necesariamente el sentido de una asociación al
sacerdocio de Cristo. Esto mismo se puede decir del “ministerio de la reconciliación”
confiado a los apóstoles por Dios, en relación inmediata con la obra de reconciliación
realizada por la cruz de Jesucristo” (2Co 5, 18). (A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos…,pp.
322s.)

--- Antes era difícil usar el termino sacerdote. Para Pablo lo que hace anunciado la Palabra de
Dios es liturgia

2. EL MINISTERIO DE LOS APÓSTOLES14

Según el Nuevo Testamento, Jesús realiza una invitación universal a entrar en el Reino, y al
mismo tiempo dirige una llamada particular a determinadas personas para hacerlas partícipes
de su misión mediante un envió especial (Apóstolos). El Evangelio de Marcos lo expresa con
meridiana claridad:

«Llamó a los que él quiso, y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él,
y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios» (Mc 3,13-14)

En este texto, podemos notar:

- La llamada es personal y gratuita.


- El número reducido tiene un valor significativo equivalente «al resto santo de Israel».
Es el núcleo de la futura Iglesia.
- La respuesta por parte de los llamados es libre y personal.
- La evangelización constituye la finalidad de la llamada. Se trata de una vocación
ministerial, misionera.
- Los Doce reciben el poder para expulsar a los demonios (poder sobre el mal y el
pecado). Son capacitados para poder realizar su misión.
- La Autoridad con la que son investidos quienes deben llevar adelante una misión no
les pertenece a título propio, sino en virtud de aquél que los envía. Detrás del término
apóstol estaría el concepto judío de schahach, que define la potestad de una persona,
recibida de otra, para poder obrar en su nombre.

Quienes al inicio de la vida pública de Cristo fueron llamados, más tarde fueron enviados por
el Resucitado con la misma potestad con que Él había sido enviado por el Padre (Jn 20,21, Mt
28,18-19).

Después de la Resurrección, se ve la necesidad de volver a completar el número de los Doce,


cubriendo el puesto dejado por Judas. El criterio propuesto por Pedro fue: «Es necesario que
uno de los que han estado en nuestra compañía durante todo el tiempo que el Señor Jesús
permaneció con nosotros, desde el bautismo de Juan hasta el día de la ascensión, sea
constituido junto con nosotros testigo de su resurrección» (Hch 1,21.22).

14
Cf. R. ARNAU, Op. cit., pp. 35-44.
13
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
El Apostolado de los Doce es un hecho irrepetible, ya que al recibir su misión
inmediatamente del Señor, quedaron constituidos en fundamento de la Iglesia. Sin embargo,
aunque el Apostolado como institución concluyó con la muerte del último Apóstol, no
desaparece el Apostolado como ministerio, ya que la Buena Nueva de la salvación está
destinada a todos los hombres de todos los tiempos. Por esta razón, los mismos Apóstoles se
asociaron colaboradores a través de los cuales se continuase la misión encomendada por
Jesús.

Así como los Apóstoles quedaron constituidos como tales en virtud de la misión inmediata
recibida de Cristo, sus sucesores son tales en virtud de la misión mediata recibida a través de
los Apóstoles. La identidad de misión y el modo distinto de recibirla, identifica y separa al
mismo tiempo a los Apóstoles y a sus sucesores. Los sucesores de los Apóstoles pastorean la
Iglesia, pero no son su fundamento.

En esta dinámica de la transmisión del Apostolado, distinguir tres momentos:

a) El Apóstol se siente personalmente responsable de las comunidades por él fundadas.


b) Aparecen los colaboradores del Apóstol, cuyo ministerio no es todavía definido con
un nombre propio, pero que ejercen determinados quehaceres en la comunidad.
c) Cuando ya han desaparecido los Apóstoles, figuran como encargados de las Iglesias
aquellos que las rigen y las presiden, y cuyo ministerio recibe el título de obispos-
presbíteros y de diáconos.

a) El Apóstol al frente de la comunidad15

Pablo se sabe portador de una gracia que Dios le ha dado: “la de ser ministro de Jesucristo
entre los paganos, ejerciendo el oficio sagrado de anunciar la Buena Noticia de Dios, a fin de
que los paganos lleguen a ser una ofrenda agradable a Dios, santificada por el Espíritu Santo”
(Rm 15,16). Pablo considera su misión evangelizadora como el ejercicio de un oficio
sagrado, como un acto litúrgico.

Pablo se sabe responsable por las Iglesias que fundó, pero al mismo tiempo coloca
directamente a determinados miembros de la asamblea para que se hagan cargo de distintas
obligaciones. En las comunidades se vive una conciencia de corresponsabilidad.

La asamblea tiene facultad para decidir e incluso sancionar, pero siempre en unión con Pablo.
(cf. 1Cor 5,1-7). El Apóstol no sólo ha edificado la Iglesia, sino que la preside en presencia y
en ausencia.

Para Pablo las manifestaciones del Espíritu Santo son dones, es decir, carismas con los que se
edifica la Iglesia.

Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo.
En la Iglesia, hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar, como

15
Cf. Ibid., pp.45-50.
14
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como doctores. Después
vienen los que han recibido el don de hacer milagros, el don de curar, el don de
socorrer a los necesitados, el don de gobernar y el don de lenguas. ¿Acaso todos son
apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos doctores? ¿Todos hacen milagros? ¿Todos
tienen el don de curar? ¿Todos tienen el don de lenguas o el don de interpretarlas?
(1Cor 12,27-30)

Al enumerar las diversas funciones que, como dones o carismas, se han de realizar en la
Iglesia, denomina en primer lugar a la tríada de los apóstoles, los profetas y los doctores.

- Apóstol, que en este caso no ha de ser identificado con los Doce, es el que ha sido
enviado por la comunidad. Actúa representando de forma oficial a la comunidad.
- Profetas son los que predican, los que anuncian la Palabra.
- Doctores son quienes se encargan de la enseñanza sistemática (catequistas)

b) Los cooperadores de los Apóstoles16

Los Doce iniciaron la sucesión de su ministerio. También Pablo incorporó auxiliares a su


ministerio (Tito, Tíquico, Epafras, Arquipo, Timoteo y Epafrodito).

En un primer momento, aunque los perfiles no están todavía diseñados, ni el léxico ha sido
todavía fijado, sí está claro que el Apóstol ha hecho a otros partícipes de la misión por él
mismo recibida para continuar la edificación de la Iglesia. Así, por ejemplo, Pablo se dirige a
los Tesalonicenses con estas palabras: “Les rogamos, hermanos, que sean considerados con
los que trabajan entre ustedes, es decir, con aquellos que los presiden en nombre del Señor y
los aconsejan. Estímenlos profundamente, y ámenlos a causa de sus desvelos.” (1Tes
5,12.13ª)

c) Obispos-presbíteros y diáconos17

El saludo de la Carta a los Filipenses y el contenido de las Cartas Pastorales dan testimonio
de una comunidad ya estructurada, a cuya cabeza se encuentran los obispos-presbíteros.
Ambos términos, procediendo de raíces filológicas distintas, tienen en el Nuevo Testamento
una significación cultual idéntica. Se trata de ancianos (presbíteros) e inspectores (obispos).

Presbítero es una denominación frecuente tanto en el Antiguo Testamento como en la


literatura judía de la época neotestamentaria. Abarca el doble significado de ancianidad
temporal y de dignidad. Desde la acepción de dignidad, aparece en el Antiguo Testamento
significando la función ministerial de aquellos que tienen la misión de aglutinar al pueblo de
Dios. Se comprende que en la Iglesia de Jerusalén y en las nacientes comunidades cristianas
de origen judío se aceptase el término presbítero (anciano) para denominar a quienes estaban
puestos al frente de la asamblea.
16
Cf. Ibid., pp.50-53.
17
Cf. Ibid., pp.53-60.
15
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
Obispo, que en su acepción filológica equivale a inspector, es de origen profano y fue
asumido en las comunidades helénicas. Pablo utiliza directamente el término obispo para
significar a quienes están al frente de la comunidad (cf. Flp 1,1).

Estos dos términos sirvieron para denominar a quienes estaban puestos por Dios al frente de
las comunidades cristianas para regirlas y defenderlas. Probablemente el más antiguo fue el
de presbítero, que más tarde, en ambientes helenistas, se cambió por obispo.

Los ministerios en el Nuevo Testamento

Debemos distinguir entre los datos que nos presentan los Hechos de los Apóstoles y los que
nos ofrecen las Cartas Pastorales. En los Hechos aparece la situación de una Iglesia presidida
por el Apóstol que incorpora a los presbíteros como colaboradores suyos. En las Cartas
Pastorales, por tratarse de un grupo de escritos deuteropaulinos, la figura del Apóstol tan sólo
aparece referida, y es el obispo quien actúa al frente de la comunidad eclesial.

 El testimonio de los Hechos de los Apóstoles

Que en el vocabulario neotestamentario no hay todavía precisión en la distinción entre obispo


y presbítero, es evidente por ejemplo en el discurso de Pablo en Mileto a los ministros de
Éfeso (Hch 20,17-35), a los que comienza llamando presbíteros (v. 17), para referirse después
a los mismos con el título de obispos (v. 28). En este mismo discurso, es interesante ver como
el ministerio eclesial aparece fundamentado institucionalmente en el Espíritu Santo, siendo su
finalidad presidir y defender a la comunidad que le ha sido encomendada a quien lo ejerce.
De esta manera, San Lucas entiende esencialmente el ministerio como un servicio a la
comunidad, que consiste principalmente en la predicación de la Palabra para la conversión de
los pecados, proponiéndole la esperanza en la salvación y administrándole el sacramento del
bautismo (cf. Hch 2,38-41). El ministerio es una realidad que Pablo y Bernabé dejaban
establecida al frente de cada una de las comunidades que iban surgiendo, mediante la
imposición de las manos acompañada con la oración y el ayuno (cf. Hch 14,23).

 Los obispos-presbíteros en el corpus paulino

En el corpus paulino las referencias a los obispos-presbíteros y a los diáconos aparecen en


varios lugares: en el saludo de la carta a los Filipenses (1,1), en la Primera Carta a Timoteo
(3,1-7.8-13; 4,14; 5,17-19) y en la carta a Tito (1,5.7).

El término diácono, es empleado por Pablo en una doble variante: en un sentido amplio se
refiere a la prestación de un servicio; en sentido estricto se refiere explícitamente a un
ministerio eclesial.

Del hecho que en el saludo a los Filipenses se nombren a los obispos (plural) y los diáconos,

16
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
parece que Pablo toma siempre en consideración a los obispos en términos de colegio. Recién
en las cartas pastorales se vería una evolución hacia la concepción de episcopado
monárquico.

El mismo sentido colegial se advierte en los textos referidos a los presbíteros. No sólo la
redacción en plural de los textos referidos a estos pasajes, sino el contexto de los mismos,
obliga a concluir que al frente de las Iglesias había un senado de presbíteros (cf. Hch 11,30;
14,23; 15,6.22-23).

El ministerio de los presbíteros aparece como una institución apostólica, para llegar a la cual
se deben poseer determinados requisitos morales y haber recibido la ordenación mediante la
imposición de las manos. Se inspira en el consejo de los ancianos de las antiguas
instituciones judías. La ordenación confiere al ordenado una gracia permanente, pues se le
recomienda a Timoteo que no descuide la gracia que posee y que le fue conferida por la
imposición de las manos (1Tim 4,14), y se le amonesta para que reviva la gracia que hay en
él por la imposición de las manos (2Tim 1,6). En virtud de esta gracia, el ministro queda
instalado ante la comunidad a la que preside y ha de gobernar.

Si el ministerio de los obispos-presbíteros tuviese que describirse con una sola palabra
tomada de las Cartas Pastorales, podría decirse que es el administrador de Dios. Esto implica
la predicación de la Palabra, a tiempo y a destiempo, y la presidencia en las celebraciones
litúrgicas de la comunidad.

Las referencias neotestamentarias al ministerio del diaconado son sólo dos: Flp 1,1 y 1Tim
3,8-13. En ambos pasajes la mención a los diáconos se halla inmediatamente después de la de
los obispos-presbíteros, lo cual indica que no se habla de un ministerio en sí independiente,
sino subordinado y auxiliar al de aquellos. Se trata verdaderamente de un ministerio eclesial
en función de los obispos-presbíteros, pero, más allá de esta afirmación, los textos bíblicos no
permiten afirmar nada más sobre su naturaleza.

Recapitulando lo que venimos desarrollando hasta aquí, asumimos la síntesis que propone
Arnau18:

1. Jesucristo, mediante la llamada y la misión, instituyó a los Doce.

2. Para que cumplieran el cometido de enviados, les confirió la potestad por medio del
Espíritu Santo.

3. En virtud de la misión y la potestad recibida, los Apóstoles son ministros y dispensadores


de los misterios de Dios.

4. En un proceso de desarrollo histórico los Apóstoles admitieron colaboradores en su misión.

5. Estos colaboradores, que en un principio no tuvieron un nombre determinado, aparecieron


posteriormente con los títulos de obispos-presbíteros y diáconos.
18
Cf. Ibid., p. 61.
17
Orden y ministerios: fundamentación bíblica
6. Los obispos-presbíteros presiden las comunidades de forma colegial y a los diáconos se les
considera como colaboradores de aquellos.

18
Orden y ministerios: fundamentación bíblica

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