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LUNES, 29 NOVIEMBRE 1999 OPINiÓN

LORENZO GOMIS

¡No tengo tiempo de jugar!


lrostro bañado en lágrimas, dolien- da. Ni menos hacerse rico. Cualquier precio "iros a jugar" es un recurso que tenemos para

E tes y caídas las comisuras de los pár-


pados y de los labios, estampa viva
de la tristeza y de la impotencia, el
niño se negaba a pasar al baño y gritaba:
-¡No tengo tiempo de jugar!
vale. El niño juega con mentalidad analítica
y desinteresada. Está estudiando la opera-
ción compraventa y prescinde de las segun-
das intenciones de los mayores, más atentos
a veces al objetivo de la operación, la ganan-
que nos dejen hacer cosas más importantes.
Para los niños, en cambio, lo importante, lo
fundamental y único, es jugar. Si no lo hacen
ahora, en este momento, quizá no lo puedan
hacer ya nunca con esa plenitud que adivi-
y es que el día se pasaba en un soplo de cia, que al objeto, los gestos rituales, la magia nan e intuyen ahora, Interrumpirles sería co-
timbres y prisas. A las ocho de la mañana te- de la acción simbólica. El pequeño, una vez mo interrumpir y distraer al descubridor en
nían ya que estar corriendo en la calle su her- comprado el candil, lo devuelve y deposita el momento en que va a hacer su gran descu-
mano mayor y él, porque el autocar del cole- en el mismo sitio. El vendedor, honrado, le brimiento. El juego es el l+D (investigación
gio iba a pasar cuatro esquinas más más desarrollo) de los niños.
allá y no podían perdérselo. Durante -¿Qué hago con el dinero? -rne
casi una hora recorrerían la ciudad pregunta el hermano mayor cuando
recogiendo compañeros hasta llegar ha deshecho su puesto y devuelto los
a la meta a las nueve de la mañana: objetos dorados o plateados a su si-
el colegio. El colegio estaba en Vallvi- tio normal en la vida corriente de la
drera y ellos vivían en Gracia, pero casa, fuera de las horas de magia co-
sus padres habían quedado encanta- mercial o juego.
dos con el estilo y la pedagogía de la -Quédatelo. Te lo has ganado ven-
casa, solera privada en una escuela diendo objetos -Ie digo.
pública, y allá iban todas las maña- -En verdad no los vendía -me di-
nas su hermano de seis años y él, con ce con suavidad, precisando.
cuatro. De lo que se hace en una jor- Las cosas como sean. Pero yo, des-
nada de colegio no saben mucho pa- concertado, insisto en que puede
dres ni abuelos, porque una de las po- quedarse las monedas. Él medita y
cas cosas que los niños pueden man- al final accede a quedarse la mitad y
tener secretas a la familia es lo que me devuelve el resto.
hacen en el colegio, salvo alguna -¿Le das dinero a tu abuelo?
anécdota suelta que se dignan dejar -pregunta la abuela.
caer muy de vez en cuando. -Sí, me ha ayudado mucho a ven-
El colegio tiene espacios y tiem- der.
pos para el juego, pero saben a poco. Es verdad. ¿Qué harían los comer-
La jornada es larga, comen allí y a la ciantes sin el dinero que les prestan
salida, a las cinco, el pequeño tiene los bancos?
que esperar al mayor, que hace de- Kr:l. Mientras el hermano mayor, seis
porte, una hora. De modo que cuan- I~~~t-.. años, jugaba a vender objetos de oro
do llega a casa a las siete, en vez de a su primo de dos años, el hermano
poder jugar a su gusto, con sus ani- KRAHN pequeño, cuatro años, me anuncia
males y su circo, se encuentra con que ya no es un perro y se pone a ju-
más disciplina y más prisas. Es la hora del ba- gar al circo con sus leones, sus tigresy sus ele-
ño. Ahora es la de ponerse el pijama. Y ya PARA LOS NIÑOS LO fantes. Puede, a voluntad, jugar con Iosarii-
está esperando la cena, después de la cual ha- males de plástico, articulados, o convertirse
brá que irse a la cama para levantarse tempra- importante es jugar, en fiera él mismo.
no. Se comprende el lamento: -Ahora soy un león -explica, y ruge.
-¡No tengo tiempo de jugar! el jugar es el I+D A los cuatro años se puede ser león, tigre,
Su madre se hace cargo. Ha oído a otras elefante, dejar de serlo y convertirse en perro
madres decir que sus hijos se quejan también (investigación más desarrollo) bebé. (Y lo que no se puede hacer entonces es
de lo mismo. comprar, porque los perros no compran.) A
Los jueves su padre deposita a los niños en de los niños los seis años y medio ya no es tan fácil ser ..
casa de los abuelos dos horas y media y así león, ni elefante. Se ha crecido lo suficiente
entre tanto puede hacer alguna gestión o com- como para entrar en un mundo en que ya no
pras. Yo aprovecho para observar. devuelve las cien pesetas. El pequeño me las se cambia de esencia con aquella desenvoltu-
El mayor, con una mesilla portátil y un devuelve a mí. ra y se aprende en cambio a imitar laboriosa-
triple escalón de biblioteca, ha armado una Otro nieto entre tanto, el hermano peque- mente.
tienda. ño del vendedor, va a coger del mostrador -Soy como el Gaudí -me explica el mayor
-¿Cómo se llama la tienda? -pregunto. una medalla dorada de caza con un zorro den- mientras construye con gracia unos edificios
-El Diamante -me contesta con seriedad. tro. El mayor se lo impide. La abuela pregun- fantasiosos de ágiles y meritorias curvas. Su
Se presenta ante la tienda un niño de dos ta por qué no quiere venderle el zorro dorado hermano pequeño es un león y él ya sólo es
años, primo del vendedor. Parece que le gus- a su hermano. Hay una razón clara. Están ju- como el Gaudí. Pero el pequeño, dentro de
ta un candil dorado. gando y su hermano no es ahora su hermano. uno o dos años, ya no podrá ser león y por eso
-Sesenta y cinco -dice el tendero. -Es mi perrito. Los perros no compran. llora si no le dejamos que lo sea ahora. Se
Yo acudo a hacer de banco y facilitar la En efecto, el pequeño me había explicado comprende muy bien que se desespere vien-
operación y dejo cien pesetas al pequeño, antes que era un "perro bebé". De modo que do cómo pasa el tiempo y viene la noche y le
que las entrega al vendedor a cambio del can- no le toca comprar. Eso de jugar tiene su lógi- llamen al baño y llore gritando:
dil. Perfecto. La compraventa se ha realiza- ca, su seriedad y sus reglas. Los mayores no -¡No tengo tiempo de jugarle
do. No se pretende más cuando se juega a siempre somos capaces de entenderlo. Los
comprar y vender. Nadie pretende usar na- mayores pensamos a menudo que decirles ~omisl@periodisles.or~

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