Está en la página 1de 22

VIII- CONTRATOS DE TRANSFERENCIA (DE DERECHOS)

1. CESIÓN DE DERECHOS

1.1 Cesión de derechos. Definición legal. Ámbito de aplicación.

La transmisión de obligaciones es el género que comprende tanto la sucesión en la


faz pasiva –cesión de deudas–, cuanto de la activa –cesión de créditos o de
derechos–, incluso se puede añadir la cesión de la posición contractual cuando
comprende ambas posiciones. La cesión de derechos es una de las especies de aquel
género

Concepto: se define genéricamente la cesión de derechos como el contrato en el que


una de las partes transfiere a la otra un derecho.

Más aún, se agrega que la transmisión de derechos, genéricamente considerada, es


toda modificación en la titularidad de los mismos.

Desde una perspectiva causalista se lo define como un negocio jurídico ce- lebrado
por el acreedor cedente con otra persona, cesionario, con la finalidad de producir la
transmisión de la titularidad del crédito entre uno y otro.

3. Evolución jurídica

En el derecho romano primitivo la relación obligacional se sustentaba en la idea de


la adhesión a la persona de su titular. Es decir, la obligación se vinculaba
ineludiblemente tanto a la persona del acreedor como a la del deudor y, en con-
secuencia, no era admisible que uno de ellos, en este caso el acreedor, pudiese ser
cambiado por otro titular que pretendiese ejercer la acción a la que le daba dere- cho
el crédito o derecho que tenía contra el deudor obligado.

Luego, la noción de la obligación se objetivizó, admitiéndose que la adhesión


apuntada no resultaba absolutamente inescindible y que, por el contrario, solo po-
día serlo en aquellos supuestos en los que la obligación se contraía en función y
como consecuencia de haber tenido en cuenta la persona del deudor; se denomi- nó
intuito personae y dio paso a sostener que lo realmente esencial en la obligación no
resultaba ser la persona sino la prestación.

En consecuencia, se dejó el criterio anterior y se admitió la cesión de créditos. En la


transformación se siguieron diferentes criterios mediante el procedimiento de la
“delegación del deudor”, era necesario el consentimiento expreso del deudor, quien
consentía en dejar sin efecto su primitiva obligación y contraer una nueva con
distinto acreedor, aunque el deudor podía negarse a prestar su conformidad y, en
consecuencia, este tipo simulado de cesión no podía concretarse.
Ante esta última dificultad se consintió que el acreedor sin ceder el crédito diera
mandato a un tercero, hoy cesionario, para que este pudiera demandar al deudor y
así obtener el cobro del crédito. El procedimiento dio origen a la expre- sión romana
procuratio in rem suam o lo que es lo mismo, la de procurador en sí mismo, ya que
el mandatario actuaba en su propio derecho, sin tener que rendir cuenta del
provecho obtenido.

El método tenía el inconveniente de que el mandatario, cesionario, podía su- frir una
revocación intempestiva originada en la mala fe del mandante, cedente; o la
caducidad por la muerte del mandante. Para evitar esto, se concedió al cesiona- rio
el medio de hacer irrevocable su mandato por el procedimiento de la denuncia, que
no era otra cosa que denunciar o notificar el mandato al deudor para que este le
pagase en el futuro al mandante cedente. El Código Civil francés finalmente ad-
mitió expresamente la cesión de créditos, aunque no como contrato independien- te
sino como una variedad de la venta2.

. Evolución económica

De la reseña doctrinaria se concluye que solo con el surgimiento de las econo- mías
de mercado se comienza a poner el acento en la idea de patrimonio y en la nece-
sidad de transmitir los derechos por actos entre vivos. La cesión de créditos se
admitió plenamente en los códigos civiles del siglo XIX; luego, la importancia del
contrato deriva de su aspecto práctico, ya que permite al acreedor obtener
inmediatamente su crédito, sin necesidad de esperar el tiempo de la prestación
debida, aunque por su- puesto en la generalidad de los casos por un monto inferior
al de la misma prestación desde el punto de vista patrimonial, ya que realiza un
negocio especulativo pagando menos de lo que vale, teniendo en cuenta la posible
solvencia del deudor obligado.

El contrato de cesión de derechos cumple entonces una función económica de


circulación de los créditos dentro del tráfico jurídico3.

5. Metodología

Ahora el CCyC trata la cesión de derechos dentro de los contratos en particu- lar
(Tít. IV), en el Capítulo 26, en dos secciones: Disposiciones generales y cesión de
deuda. En el Capítulo 27, trata la cesión de la posición contractual.

Se regula la transmisión de derechos en general en el Capítulo V, Libro I, parte


general, dentro del Título IV “De los hechos y actos jurídicos”, en los artículos 398,
399 y 400 relativos a la “transmisibilidad”, de donde surge que todos los derechos
son transmisibles excepto estipulación válida de las partes o que ello resulte de una
prohibición legal o que importe trasgresión a la buena fe, a la moral o a las bue- nas
costumbres, y están sujetos a la regla general en virtud de la cual nadie puede
transmitir a otro un derecho mejor o más extenso que el que tiene, sin perjuicio de
las excepciones legalmente dispuestas, y a la caracterización de los sucesores:
Sucesor universal es el que recibe todo o una parte indivisa del patrimonio de otro;
sucesor singular quien recibe un derecho en particular.

6. Definición

En el artículo 1614, CCyC se define el contrato y se prescriben las reglas aplica- bles.
Allí se indica que hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere a la otra
un derecho. Se aplican a la cesión de derechos las reglas de la compraventa, de la
permuta o de la donación, según que se haya realizado con la contraprestación de un
precio en dinero, de la transmisión de la propiedad de un bien, o sin contra-
prestación, respectivamente, en tanto no estén modificadas por las del Capítulo 26.

El contrato que se legisla excede el marco de las relaciones obligacionales, pues


puede tener por objeto otros derechos además de los creditorios, como son los reales
y los intelectuales4.

7. Partes del contrato

Lo son el cedente que se obliga a transmitir el derecho y el cesionario que se obliga a


recibirlo, ocupando el lugar del acreedor. Por su parte, el obligado a la prestación
subyacente en la obligación cedida, denominado deudor cedido, no es parte del
contrato.

Ello así, dicho contrato queda perfeccionado con el consentimiento del ce- dente
(acreedor primitivo) y del cesionario (nuevo acreedor), el cual no se halla
condicionado al consentimiento del deudor cedido. Este último (el cedido) no es
parte en dicho negocio, aunque obviamente le concierne la transmisión.

La cesión de derechos implica que el mismo derecho existente pasa del ce- dente al
cesionario con todos sus accesorios y garantías5, convirtiéndose por regla el
cesionario en dueño exclusivo del derecho cedido, por lo que puede ejercer en tal
carácter contra el deudor los derechos que nacen del crédito.

8. Caracteres

De modo preliminar y sin perjuicio de las particularidades de las modalidades de la


cesión, se destacan como caracteres relevantes:

– Nominado: Por tratarse de un contrato regulado (art. 970, CCyC).


– Consensual: Como sucede ahora con el género de los contratos, se perfeccio-
na con el mero acuerdo de voluntades (art. 1614, CCyC); el consentimiento tiene
efecto traslativo con el cual opera la transferencia del derecho.

– Onerosa o gratuita: Según si las partes tuvieron en mira ventajas patrimo-


niales o no (art. 967, CCyC), en cuyo caso será bilateral en el primer caso y unilateral
en el segundo.

– Conmutativa: Porque ambas partes conocen las ventajas y son ciertas (art.
968, CCyC) y, desde el momento de la celebración del contrato, cuáles son las
prestaciones a su cargo. El riesgo que corre el cesionario de no obtener el cobro del
crédito del deudor cedido no convierte la cesión en un con- trato aleatorio, ya que el
cedente no garantiza la solvencia del deudor, sino solo la legitimidad del crédito;
esto es, que el objeto de la cesión no es el pago del crédito sino el mismo derecho
creditorio6.

Para otra doctrina, es conmutativo para el cedente, porque desde el ins- tante mismo
de su celebración puede apreciar las ventajas que el acto le reporta, en tanto que
sería aleatorio para el cesionario, cuyas ganancias o pérdidas dependerán de la
medida en que logre percibir el crédito7.

– Formal: Como regla general, la forma exigida es la escrita (arts. 969 y 1618, CCyC).
Es una formalidad requerida sin que su incumplimiento cause la nulidad del acto,
sino que concede al cesionario la acción para reclamar el cumplimiento de la
formalidad. No obstante la regla, existen supuestos que exigen mayor rigor formal:
La cesión de derechos instrumentada por escritura pública (art. 1017, inc. c, CCyC); la
cesión de derechos litigiosos (art. 1017, inc. b), y la cesión de derechos hereditarios
(art.2302)

9. Delimitacion

Dada la proximidad con otros supuestos en los que opera la transmisión de las
obligaciones, se pone especial énfasis en distinguir la cesión de la novación y de la
subrogación.

9.1. Con la novación

1. En la cesión de derechos es la misma obligación existente la que pasa del


cedente al cesionario8. En la novación, en cambio, se da la extinción de la obligación
que existía a favor del primitivo acreedor y el nacimiento de una nueva obligación a
favor de un nuevo acreedor (art. 933, CCyC).

2. La cesión de derechos se realiza entre el cedente y el cesionario, sin necesidad


de que intervenga el deudor cedido, salvo el requisito de su notificación pos- terior
para que ella pueda producir efectos contra terceros (art. 1620, CCyC). La novación
por cambio de acreedor exige necesariamente el consentimien- to del deudor, sin el
cual la nueva obligación no puede ser creada (art. 937, CCyC), si este consentimiento
no es prestado, hay cesión de crédito.

3. La cesión de créditos debe ser realizada en las formas legales (art. 1618, CCyC).
La novación no es un acto solemne, ni siquiera simplemente formal.

4. En la cesión de derechos, estos pasan al cesionario con todos sus acceso- rios
y garantías porque lo integran aun sin una fórmula explícita, como la que tenía el CC
en su artículo 1458; aunque subsiste la regla por la remisión del artículo 1614 al
artículo 1140 relativa a las obligaciones del vendedor en la compraventa. En la
novación estos accesorios se extinguen (art. 940, CCyC)) salvo expresa reserva.

5. En la cesión de derechos existe la garantía de evicción (arts. 1628, 1631)

9.2. Con la subrogación

El pago con subrogación tiene lugar cuando lo hace un tercero a quien se transmiten
todos los derechos y acciones del acreedor y la subrogación es conven- cional o legal
(art. 914, CCyC). La convencional puede ser consentida, sea por el acreedor, sin
intervención del deudor, sea por deudor sin concurrir a la voluntad del acreedor
(arts. 916, 917, CCyC). La similitud con la cesión es notoria, sin em- bargo también
surgen marcadas diferencias:

1. La cesión de derechos es un contrato; el pago por subrogación es un dis-


tracto.

2. La cesión de derechos tiene una función económica de utilidad; el pago por


subrogación es, en principio, un acto desinteresado. El consentimiento del acreedor
en la cesión de derechos es ineludible; en cambio, puede o no existir en el pago por
subrogación.

3. La cesión de derechos es siempre convencional; el pago por subrogación


puede ser convencional o legal.

4. El cedente garantiza la existencia del crédito (art. 1628, CCyC); en cambio, en


la subrogación no hay tal garantía. El cesionario tiene una acción, por la integridad
de la obligación; en cambio, quien paga por subrogación tiene una acción limitada
(arts. 918, 919, CCyC) y con un límite objetivo, en tanto solo puede ejercer el derecho
hasta el valor de lo pagado (art. 919, inc. a, CCyC).

10. Disposiciones aplicables


Prescribe el artículo 1614 que se aplican a la cesión de derechos las reglas de la
compraventa, de la permuta o de la donación, según que se haya realizado con la
contraprestación de un precio en dinero, de la transmisión de la propiedad de un
bien, o sin contraprestación, respectivamente, en tanto no estén modificadas por las
normas de la cesión. Por su parte, el artículo 1615 establece que, si la cesión es en
garantía, las normas de la prenda de créditos se aplican a las relaciones entre cedente
y cesionario.

De modo preliminar anotamos que la cesión tiene efecto traslativo; mientras que la
compraventa, permuta y donación tienen carácter trasmisivo, en tanto en estos una
parte se obliga a realizar la prestación que compromete con la celebra- ción del
contrato.

10.1. De la compraventa

La vinculación de la cesión con la compraventa es explícita con la formulación del


artículo 1614, donde se indica que se aplican a la cesión de derechos las reglas de la
compraventa (arts. 1123 a 1171, CCyC) si se realizó con la contraprestación de un
precio en dinero. Es la llamada cesión-venta, con muchos puntos de contacto con la
compraventa, pero con una diferencia esencial. En efecto, en la compraven- ta la
obligación se refiere a la transferencia de una cosa (art. 1123, CCyC); el des-
plazamiento de la propiedad de una cosa. En cambio, en la cesión de derechos la
posibilidad de transferencia se refiere al desplazamiento de un derecho de crédito;
estamos ante un bien inmaterial. El objeto del contrato no es la propiedad de una
cosa (compraventa), sino la propiedad de un crédito o, más ampliamente, de un
derecho.

10.2. De la permuta

A tenor de lo dispuesto en este artículo 1614, si se realiza la cesión con la con-


traprestación de la transmisión de un bien, se aplican las reglas de la permuta (arts.
1172 a 1175, CCyC); las diferencias apuntadas respecto del contrato de compra- venta
son extensivas a la permuta, no obstante que la contraprestación a cargo del
cesionario se convenga en la entrega de cosas distintas de un precio en dinero.

10.3. De la donación

Si la cesión se realiza sin contraprestación, se aplican las reglas de la dona- ción (arts.
1542 a 1573, CCyC). La extensión encuentra fundamento en la misma circunstancia
que se verifica en la compraventa y en la permuta, esto es, la dona- ción resulta
existente cuando se declara la obligación de transmitir, gratuitamente, la propiedad
de una cosa. En cambio, la cesión-donación es la transmisión de un bien inmaterial.

11. Objeto del contrato


El objeto de contrato de cesión es la transmisión de un derecho. La amplitud de la
fórmula refiere a considerar comprendida cualquier especie del género: De- rechos
personales, reales, intelectuales, con los alcances que resulten de la defini- ción
general del contrato, esto es, referida a derechos de contenido patrimonial. En
consecuencia, susceptible de valoración económica y que correspondan a un inte-
rés a las partes, aun cuando este no sea patrimonial. La transmisión de un derecho
incluye las acciones que de ellos derivan (art. 1003, CCyC).

11.1. Derechos que pueden ser cedidos

Todo derecho puede ser cedido, excepto que lo contrario resulte de la ley, de la
convención que lo origina, o de la naturaleza del derecho (art. 1616). La disposi- ción
se integra con lo dispuesto en los artículos 1003 a 1013.

Por oposición, se deriva como principio general que toda cesión cuyo objeto sea
ilícito (arts. 279, 1003 y 1004, CCyC), o que tenga causa ilícita (arts. 281 y 1014, CCyC),
es ineficaz (art. 382 y ss.) y más concretamente de nulidad absoluta (art. 386, CCyC).

La amplitud de la fórmula genérica se integra por la remisión que hace el ar- tículo
1614, segunda parte, al contrato de compraventa y a la permuta cuando la
contraprestación se haya realizado en dinero. Entre las reglas de la compraventa, el
artículo 1124 establece que sus normas se aplican supletoriamente a los con- tratos
por los cuales una parte se obliga a i) transferir a la otra derechos reales de
condominio, propiedad horizontal, superficie, usufructo o uso, o a constituir los
derechos reales de condominio, superficie, usufructo, uso, habitación, conjuntos
inmobiliarios o servidumbre, y dicha parte, a pagar un precio en dinero, e ii) trans-
ferir la titularidad de títulos valores por un precio en dinero.

La remisión a la aplicación de las reglas de la compraventa a la cesión no sig- nifica


que pueden ser objeto de cesión los derechos reales que son objeto de ella por su
contenido jurídico y material. Dominio (art. 1941, CCyC), condominio (art. 1983,
CCyC), propiedad horizontal (art. 2037); tampoco significa que la remisión al
artículo 1124 autorice la cesión de derechos reales cuya trasmisión tiene res-
tricciones; el derecho de habitación (art. 2160, CCyC), o que pueden transmitirse con
un alcance distinto al autorizado por la ley; derecho de servidumbre sin que se
transfiera la propiedad (art. 2172, CCyC), el derecho de usufructo más allá del límite
máximo dado por la vida del usufructuario (art. 2142, CCyC).

En todo caso la remisión a las reglas del contrato de compraventa se limitan a


aquellas, en lo pertinente, no siéndolo el artículo 1124, CCyC, aunque es posible
admitiendo que los derechos reales de garantía pueden ser objeto de cesión.

11.2. Restricción convencional


No obstante la permisividad genérica apuntada, la restricción a la transmisión de un
derecho puede operar cuando las partes del negocio jurídico del cual resulta el
derecho así lo hayan convenido9.

En efecto, resulta indiscutible que, de acuerdo con el principio de autonomía de la


voluntad (art. 958, CCyC), los contratantes se hallan habilitados para conve- nir la
incesibilidad de un derecho (pactum de non cedendo).

La doctrina ha expuesto disímiles interpretaciones respecto de la validez de dicha


restricción (con particular referencia a los supuestos en los que ella surgía de una
cláusula incorporada al título) cuando la prohibición de ceder es absoluta; esto es,
cuando el pactum de non cedendo no establece la limitación de la cesión con
relación a persona determinada.

Algunos autores predicaban la ilicitud de la cláusula de incesibilidad absoluta de los


créditos, por considerar que –por efecto de la aplicación supletoria de las reglas que
regían el contrato de compraventa– resultaba aplicable a su respecto el artículo 1364,
CC, según el cual estaba prohibida la cláusula de no enajenar la cosa vendida a
persona alguna, mas no a una persona determinada10.

En otra visión interpretativa, ha sido considerado que el artículo 1364, CC ca- recía
de operatividad con relación al contrato de cesión de créditos, pues dicha regla se
funda en la circunstancia de que una prohibición absoluta y permanente de vender
importaría una desnaturalización del derecho de propiedad, que que- daría privado
de uno de sus elementos jurídicos esenciales como es el derecho de disposición, lo
cual no ocurre en materia creditoria11.

Lo cierto es que la prohibición de ceder establecida convencionalmente fue


admitida, aunque sometida a una apreciación judicial con rigor diverso.

En ocasiones, la exclusión convencional no es tal, sino que se establecen cier- tos


requisitos para obstaculizar la cesión. Así, se registran supuestos en los cuales se
establece un régimen de “autorización previa” y de “notificación de las cesiones”,
extremo que no puede serle opuesto al cesionario si no existe prohibición expresa y
que esta conste expresamente en el título objeto de la cesión; de tal modo, si por
caso la restricción o el proceso de autorización acordado entre acreedor y deudor
está inserto en el contrato concluido entre ellos, mientras la deuda se corporice (por
ejemplo en facturas u otros títulos), no se verifica la posibilidad de oponer la
prohibición de ceder.

En sentido opuesto, se ha resuelto que debe rechazarse la acción por cobro


promovida por el cesionario de un crédito si, en el contrato que originó el mis- mo,
se pactó que la cesión debía ser notificada fehacientemente y aceptada de la misma
forma por el deudor cedido, y no medió dicha aceptación, pues esta no fue prevista
como una alternativa a la notificación al deudor, ni con el único efecto de poder
efectuar el pago al cedente, sino como un requisito de validez de la cesión12. En una
posición más aguda se advirtió que, si la restricción se configura en forma expresa,
deberá verificarse si resulta compatible con la índole peculiar de la obligación, y
siempre que no medie abuso de derecho por el contratante que invoca la norma que
prohíbe trasmitir el derecho a cualquier persona.

A propósito, la cuestión parece reducirse a verificar la licitud o ilicitud de la cláusula


de incesibilidad del crédito, siempre con las alcances del artículo 1616, CCyC y en
tanto no supere los límites del artículo 10, CCyC, a cuyo efecto la parte que quiere
hacer valer esa prohibición, oponiéndose a la cesión ya efectuada, debe demostrar el
perjuicio. Si no demuestra que hay perjuicio, se considera que es abusiva la oposición
a la cesión ya efectuada. En ese orden de ideas “el cesionario o el cedente deberán
alegar que pese a la existencia del pactum de non cedendo, la cesión es válida por no
haber motivos para oponerse, o bien demostrar que no se causa ningún perjuicio, y
el deudor cedido a su vez deberá demostrar el perjuicio a fin de que sea invalidada la
cesión efectuada contraviniendo una cláusula de in- cesibilidad del crédito”13.

Finalmente, se advierte que el deudor cedido no puede ampararse en la exis- tencia


de una cláusula de incesibilidad para dejar de cumplir sus obligaciones, ya sea contra
el acreedor originario o contra el cesionario. Solo podrá oponerse a la validez de la
cesión efectuada si le causa un perjuicio cierto14.

11.3. Derechos que no pueden cederse

El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por la ley,
contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de los
derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un
motivo especial se prohíba que lo sea.

De modo especial se advierte que existen derechos cuya cesión no es posi- ble. Así, el
artículo 1617 prevé que las acciones fundadas en derechos inherentes a la persona
humana no pueden ser cedidos, esto es, los derechos cuya acción está concedida en
virtud de su condición intrínseca. Aunque el artículo solo se refiere a los derechos
inherentes a la “persona humana”, existen otros supuestos de restric- ción. Así, los
que resultan de las condiciones personales del titular, los derechos que se conceden
en virtud de que el titular tiene un estatus jurídico incesible; los que son intuitu
personae, o nacen de contratos de confianza

12. Causa del contrato

En términos generales, la cesión de derechos reconoce como causa fin el pro- pósito
de desplazar del patrimonio del cedente un derecho de ese contenido hacia el
patrimonio del cesionario.
La causa específica define los alcances de esa transmisión; por caso en la ce- sión en
garantía, allí las facultades que se transmiten inherentes al objeto se ajus- tan a la
causa específica. La causa ilícita obsta a la cesión de derechos (arts. 1012 y 1014,
CCyC).

13. Forma del contrato

Como regla, la cesión debe hacerse por escrito, sin perjuicio de los casos en los que
se admite la transmisión del título por endoso o por entrega manual.

Deben otorgarse por escritura pública:

a) La cesión de derechos hereditarios;

b) La cesión de derechos litigiosos. Si no involucran derechos reales sobre in-


muebles, también puede hacerse por acta judicial, siempre que el sistema
informático asegure la inalterabilidad del instrumento;

c) La cesión de derechos derivados de un acto instrumentado por escritura


pública (art. 1618, CCyC).

El principio general previsto para las formas descriptas en la ley establece que toda
cesión debe ser hecha por escrito (art. 286, CCyC), en cuyo caso el acto que no se
otorga en la forma exigida por la ley no queda concluido como tal mientras no se
haya otorgado el instrumento previsto, pero vale como acto en el que las partes se
han obligado a cumplir con la expresada formalidad, excepto que ella se exija bajo
sanción de nulidad (art. 285, CCyC).

En efecto, en el artículo 1618 tenemos el principio general en materia de for- ma, y en


el supuesto de títulos al portador que pueden ser cedidos mediante la sola tradición,
como es la práctica generalizada con el uso de una figura típica- mente comercial, el
endoso, aunque luego reconoce excepciones de importancia: Son los casos en los que
se requiere la escritura pública: a) cesión de derechos hereditarios; b) cesión de
derechos litigiosos, y c) cesión de derechos proceden- tes de actos consignados en
escritura pública. La exigencia relativa a la escritura pública remite a su definición en
el artículo 299, CCyC, sus requisitos y eficacia (arts. 300 a 312).

La exigencia de la escritura pública para los casos de derechos hereditarios no


admite otra forma, ni siquiera el acta judicial, no obstante que a partir de su cele-
bración por escritura pública tiene efectos entre las partes: Respecto de los herede-
ros, legatarios y acreedores del cedente, desde que la escritura pública se incorpora
al expediente sucesorio (art. 2302, inc. a y b).
La exigencia de la escritura pública prevista en los incisos b) y c) es compati- ble con
la exigencia del artículo 1017. CCyC.

Ahora el artículo 1618 agrega la alternativa de la instrumentación de la cesión de


derechos litigiosos mediante acta judicial “siempre que el sistema informático
asegure la inalterabilidad del instrumento” (inc. b, segunda parte).

Dado los supuestos de incumplimiento de las exigencias relativas a las formas


previstas en el artículo 1618, CCyC, no se produce la nulidad del contrato, sino que
por aplicación del artículo 1018, CCyC constituye una obligación de hacerlo.

Relativo a la forma de transmisión del título por endoso o por entrega manual (art.
1618, CCyC) se advierte la congruencia con el dato de que los títulos valores tienen
un régimen propio (Cap. 6, Tít. V, Libro Tercero).

Las letras de cambio, pagarés a la orden y acciones al portador son documen- tos de
carácter comercial, cuya transmisión y efectos están regidos por las disposi- ciones
apuntadas. Por tanto, es necesario, para que estas disposiciones sean apli- cables,
que se trate de letras o pagarés a la orden, pues en caso contrario, es decir, si fuesen
concebidos nominalmente, quedarían regidos por las disposiciones de la cesión de
créditos15.

De tal forma, la cesión de derechos emergentes de papeles de comercio puede ser


hecha conforme a las normas de la cesión de derechos, si las partes han queri- do
someterse a ellas.

En el régimen especial de los títulos valores, se prescribe que es título valor al


portador, aunque no tenga cláusula expresa en tal sentido, el que no ha sido emiti-
do en favor de sujeto determinado, o de otro modo indicada una ley de circulación
diferente. La transferencia de un título valor al portador se produce con la tradición
del título artículo 1837, CCyC.

Si el creador del título valor incorpora la cláusula “no a la orden” o equiva- lentes, la
transferencia del título valor debe hacerse conforme con las reglas de la cesión de
derechos, y tiene los efectos propios de la cesión (art. 1838, CCyC).

Asimismo, se aplican las reglas de la cesión cuando el endoso es posterior al protesto


por falta de pago, o a la fecha en que se debió formularlo (art. 211 decreto 5665/63).
También se aplican las reglas de cesión cuando el título fue extendido con la
expresión “no a la orden” (art. 12, decreto-ley 5965; art. 12, ley 24552).

14. Efectos entre las partes


En términos generales se señala que en materia de cesión de derechos la cau- sa fin
está dada por la finalidad de desplazar del patrimonio del acreedor, hacia el
patrimonio del cesionario, un crédito de contenido patrimonial y en principio
jurídicamente exigible.

A propósito se agrega que la transmisión se produce entre las partes por el solo
consentimiento, mientras que frente a los terceros hace falta la notificación al
deudor, como requisito para la oponibilidad.

En efecto, con la fórmula del artículo 1619, CCyC, en cuanto establece que “hay
contrato de cesión cuando una de las artes transfiere a la otra un derecho”, se
sostiene el carácter transmisivo en lugar del carácter meramente declarativo.

En conclusión, el carácter traslativo no invalida los supuestos en los que la


transmisión del derecho exija el cumplimiento de actos sucedáneos atendiendo a la
naturaleza y alcances de los derechos que se transmiten, en orden al título y el modo
para los derechos reales, o la entrega de los documentos probatorios del derecho
cedido (art. 1619, CCyC).

Si la cesión es parcial, se agrega que debe establecerse al formalizar el ins- trumento


privado quién detentará la guarda del título del crédito; tratándose del crédito que se
haya documentado antes en instrumento público puede hacerse la trasmisión parcial
extendiendo un testimonio del documento original, solución que puede también
seguirse dada la existencia de un instrumento privado.

En los supuestos de cesión parcial, el cesionario no goza de ninguna prefe- rencia


sobre el cedente, a no ser que este se la haya otorgado expresamente, ya que la
transmisión puede referirse a solo una parte del crédito, reservando el cedente su
calidad de acreedor con respecto a la parte no comprendida en la cesión. En ese caso
la parte acreedora aparece integrada por dos personas que invisten las mismas
prerrogativas, sin que el cesionario parcial pueda alegar alguna prelación sobre el
cedente, ni viceversa.

Por lo tanto, el cedente y el cesionario retienen, en principio, iguales dere- chos, y si


los bienes del deudor no son suficientes para satisfacer la totalidad de la deuda, cada
uno de ellos cobra proporcionalmente, soportando la misma cuota de déficit;
solamente resulta admisible la prioridad que se hubiera pactado por las partes del
contrato de cesión.

15. Obligaciones del cedent

15.1. Trasmitir la propiedad


Va de suyo que el cedente debe transmitir la propiedad del crédito al cesiona- rio,
con el contenido que el crédito tenía (art. 1140, CCyC), lo cual es una aplicación de la
regla general de que nadie puede transmitir un derecho más extenso que el que tiene
(art. 399, CCyC), la transmisión debe hacerse con los alcances previstos en el artículo
856, CCyC relativo a la caracterización de obligaciones principales y accesorias,
advertidos que estas últimas son las que dependen de la obligación en cualquiera de
los aspectos relativos a su existencia, régimen jurídico, eficacia y desarrollo
funcional, o cuando resultan esenciales para satisfacer el interés del acreedor (art.
856).

15.2. Transmitir los accesorios, garantías e intereses

El convenio que contiene la cesión incluye los intereses, las garantías (fianza, prenda,
hipoteca), los privilegios que no sean meramente personales: Derecho de anticresis
(art. 2212, CCyC), derecho de retención (art. 2292, CCyC), frutos naturales o civiles
de la cosa objeto del derecho cedido, las ganancias de una sociedad por acciones y el
pacto de retroventa (art. 1163, CCyC). Queda excluido el pacto de la preferencia (art.
1165, CCyC).

También incluye la cesión las acciones en tanto resultan “necesarias para sa- tisfacer
el interés del acreedor”. Advertidos que las acciones no son solo las accio- nes
judiciales, sino también las que correspondan al contrato.

Como consecuencia directa de los alcances del artículo 1619, el cedente debe
entregar el título en el cual conste el crédito, como así también sus accesorios; de
igual modo debe instrumentarse la transmisión de las garantías.

Debe transmitir al cesionario los intereses vencidos que perciba. Sobre estos últimos
se objetaba criteriosamente que el artículo 1458, CC parecía disponer lo contrario, es
decir que el cesionario es el titular de todos los intereses vencidos, percibidos o no,
por lo que se planteaba necesario establecer que los intereses de- vengados, pero no
percibidos, corresponden al cedente en tanto le pertenecen por haber ingresado en
su patrimonio con anterioridad a la transferencia. En cambio, los intereses aún no
devengados serán del cesionario por su accesoriedad al crédi- to. Eso es lo que
dispone el derecho italiano, que da una solución de mayor justicia (art. 1263,
Codice)18.

Ahora la solución puede encontrarse en el artículo 754, CCyC aunque relativo a las
“obligaciones de dar cosa cierta para constituir derechos reales” (Tít. I, Libro 3)
cuando prescribe que hasta el día de la tradición los frutos percibidos perte- necen al
deudor; a partir de esa fecha, los frutos devengados y los no percibidos corresponden
al acreedor.

15.3. Garantía por evicción


Si la cesión es onerosa, el cedente garantiza la existencia y legitimidad del de- recho
al tiempo de la cesión, excepto que se trate de un derecho litigioso o que se lo ceda
como dudoso. Sin embargo, no garantiza la solvencia del deudor cedido ni de sus
fiadores, excepto pacto en contrario o mala fe (art. 1628, CCyC).

El artículo 1682, CCyC es coherente con la regla del artículo 1036, CCyC, el cual
establece que la responsabilidad por saneamiento existe aunque no haya sido
estipulada por las partes, aunque estas pueden aumentarla, disminuirla o supri-
mirla. No obstante, las cláusulas de supresión y disminución de la responsabilidad
por saneamiento son de interpretación restrictiva (cfme. art. 1037, CCyC).

La supresión y la disminución de la responsabilidad por saneamiento se tie- nen por


no convenidas si el enajenante conoció, o debió conocer, el peligro de evicción, o la
existencia de vicios. Tampoco es válida si el enajenante actúa profe- sionalmente en
la actividad a la que corresponde la enajenación, a menos que el adquirente también
se desempeñe profesionalmente en esa actividad (cfme. art. 1038, CCyC).

En ambos supuestos la renuncia o la limitación pueden ser efectuadas en for- ma


expresa o tácita, por ejemplo, si se establece la cláusula “sin otra garantía que la
existencia del crédito”19.

La “existencia” del derecho significa que este debe tener vigencia y virtualidad
encontrándose en el patrimonio de quien transmite al tiempo de la transferencia, ya
que en caso contrario el cedente será responsable civilmente. El crédito se en-
tenderá inexistente cuando se encuentre extinguido al momento de la cesión por
alguna de las causas que la ley prevé para ello, por ejemplo, el pago, la compensa-
ción, la remisión de la deuda, la prescripción liberatoria o la novación.

En orden a que el derecho debe ser “legítimo”, supone que constituye un ver- dadero
título de la obligación y posee validez por sí mismo, extremo que se verifica cuando
no tiene vicios de forma o de orden sustantivos que lo hagan impugnable por la
anulación o nulo por su configuración20.

El cedente no solo responde por la existencia del crédito, sino también por la
existencia de sus accesorios comprendidos en la cesión: Prenda, hipoteca, warrant,
debenture, anticresis, privilegio, fianza, etc.

La garantía por la existencia y legitimidad del crédito requiere, como regla ge- neral,
que medie sentencia que reconozca el derecho del tercero opuesto o invoca- do ante
el cesionario.

Pero esta garantía no se debe cuando el crédito ha sido cedido como litigioso o
dudoso. Tampoco cuando hay renuncia a ella por parte del cesionario. Cabe pre-
cisar que el crédito dudoso, por oposición al crédito cierto sobre cuya validez no
plantea duda, lo será cuando al tiempo de la cesión se lo haya transmitido sin dar
certeza de su existencia y legitimidad21.

En cuanto a la responsabilidad del cedente por la inexistencia de derecho,


corresponde distinguir según haya obrado de buena o de mala fe. Si el crédito no
existía al tiempo de la cesión, el cesionario tendrá derecho a la restitución del pre-
cio pagado, más sus intereses.

Si la cesión es a título gratuito, se aplica la regla del artículo 1035. Así, el adqui- rente
a título gratuito solo puede ejercer en su provecho las acciones de responsa- bilidad
por saneamiento correspondiente a sus antecesores.

Del cedente de mala fe, podrá el cesionario exigir además la diferencia del valor
nominal del crédito cedido y el precio de la cesión (art. 1629, CCyC).

En lo no previsto expresamente en este Capítulo, la garantía por evicción se rige por


las normas establecidas en el artículo 1033 y siguientes (art. 1631, CCyC).

15.4. Garantía de la solvencia del deudor

Si el cedente garantiza la solvencia del deudor cedido, se aplican las reglas de la


fianza, con sujeción a lo que las partes hayan convenido. El cesionario solo puede
recurrir contra el cedente después de haber excutido los bienes del deudor, excepto
que este se halle concursado o quebrado (art. 1630, CCyC).

La garantía acerca de la solvencia del deudor por parte del cedente tiene el carácter
subsidiario que es propio de tal calidad. En consecuencia, el cesionario no puede
dirigirse contra el cedente sin antes agotar previamente los bienes del deudor
cedido, así como también las fianzas y garantías reales establecidas para seguridad
del crédito, a menos que el deudor cedido haya sido declarado en quie- bra o se
encuentre concursado.

Finalmente, se advierte que es posible sostener que el requisito de excusión de los


bienes que puede ser dejado sin efecto por el mismo acuerdo de las partes,
concretando de esa manera una obligación solidaria del cedente y del deudor ce-
dido con relación al cesionario.

15.5. Restricciones

La cesión de un crédito garantizado con una prenda no autoriza al cedente o a quien


tenga la cosa prendada en su poder a entregarla al cesionario (art. 1625, CCyC).

El artículo 1625 se refiere al supuesto de la prenda ordinaria con desplaza- miento de


la cosa hacia el acreedor conforme lo describe el artículo 2219.
16. Obligaciones del cesionario

El cesionario tiene la obligación de pagar el precio en la cesión venta o de transmitir


la propiedad de la cosa o del crédito dado en cambio en la cesión per- muta. Debe
soportar los gastos o bien contribuir en la medida de lo convenido. Debe colaborar
con el cedente en el cumplimiento de las formalidades necesarias para la recepción
del derecho. Dado que la transmisión del riesgo se produce con la notificación al
deudor cedido el cesionario debe, a partir de ese evento, adoptar medidas de
protección y conservación del derecho.

Antes de la notificación comparte con el cedente la prerrogativa de realizar actos


conservatorios del derecho (art. 1624, CCyC).

17. Efectos respecto a terceros

Los efectos entre las partes (cedente y cesionario) se producen desde que
manifiestan su consentimiento (art. 1614, CCyC), pero en relación a los terceros
(deudor cedido, cesionarios sucesivos, o acreedores) es necesaria la notificación del
acto.

La cesión tiene efectos respecto de terceros desde su notificación al cedido por


instrumento público o privado de fecha cierta, sin perjuicio de las reglas espe- ciales
relativas a los bienes registrables (art. 1620, CCyC).

La notificación al deudor es la forma para considerar la traslación del derecho con


efectos oponibles respecto de quienes no fueron parte en el acto; entre ellos, claro
está, el deudor cedido, quien hasta la notificación de la cesión está compren- dido en
el concepto de terceros22.

Desde la transmisión del crédito conocida por el deudor cedido, opera la sus-
titución de su acreedor en el vínculo de la obligación, de modo que aquel queda
comprometido frente al cesionario.

En tanto ello no ocurra, el deudor queda liberado de la obligación por el pago hecho
al cedente antes de la notificación (art. 1621, CCyC).

La notificación al deudor cedido puede ser realizada por cualesquiera de las dos
partes del contrato, cedente o cesionario, aunque generalmente es este último el más
interesado en hacer conocer la transmisión del crédito al deudor cedido, pero es esta
una cuestión de hecho que no modifica la verdadera legitimación a favor de ambos
sujetos de la obligación.

Del mismo modo no existe impedimento, en virtud de lo dispuesto en el ar- tículo


739, CCyC, si algún acreedor de las partes en ejercicio de la acción subro- gatoria
quiera también ejercitar este derecho en nombre de su deudor, cedente o cesionario
para el caso.

Para que pueda sostenerse la eficacia de la notificación frente a otros terceros, ella
puede hacerse por instrumento público o privado modificando la exigencia
contenida en el CC del instrumento público.

La notificación no implica que deba requerirse su conformidad, ya que el ce- dido no


está habilitado para aprobar o rechazar la cesión, ni para impedir sus efec- tos, y solo
es válida como prueba del conocimiento del acto23.

18. Actos anteriores a la notificación de la cesión

Los pagos hechos por el cedido al cedente antes de serle notificada la cesión, así
como las demás causas de extinción de la obligación, tienen efecto liberatorio para él
(art. 1621, CCyC).

A partir de la regla de que los contratos no pueden perjudicar a terceros (arts. 1021 y
1022, CCyC), combinada con el artículo 1621, CCyC, surge que la cesión del derecho
no puede empeorar la situación del deudor cedido que ha sido extraño a ella y, por lo
tanto, este último puede alegar y oponer al cesionario todas las excep- ciones y
defensas que podría hacer valer contra el cedente. Así, el deudor puede oponer al
cesionario cualquiera otra causa extintiva de la obligación distinta del pago, siempre
que hubiese ocurrido con anterioridad al traspaso del crédito.

De tal manera el deudor puede invocar contra el cesionario la novación de la deuda


que haya extinguido la obligación cedida, la remisión hecha por el cedente, la
confusión, la imposibilidad de pago, etc.

Asimismo, puede alegar los supuestos de liberación que igualmente hubiera podido
invocar frente al cedente, tales como la de haber pagado (cfme. arts. 883 y 880,
CCyC) o la remisión fundada en la entrega del documento original de la deuda (art.
950, CCyC).

Luego de operada la transferencia del crédito, el cedente carece de la calidad de


acreedor también frente al deudor cedido, que ha quedado vinculado como tal ante
el cesionario. Por lo tanto, el cedente no puede hacer valer derecho alguno
perteneciente al acreedor, que es ahora el cesionario; el pago que recibiere del
deudor sería sin causa, aunque no lo liberaría a este frente al cesionario, podría ser
repetido contra el cedente.

19. Concurrencia de cesionarios


En la concurrencia entre cesionarios sucesivos, la preferencia corresponde al primero
que haya notificado la transferencia al deudor, aunque esta fuese poste- rior en fecha
(art. 1622, CCyC). Cuando el mismo crédito es cedido por el total a varias personas,
se suscita un conflicto entre los distintos cesionarios y, por ende, se plantea el
interrogante de saber cuál de ellos es el titular del crédito.

La cuestión se define por la prioridad de la respectiva notificación. El cesiona- rio


que antes notificó la cesión es preferido a los demás cesionarios. No interesa la fecha
de la cesión, sino la fecha de la notificación, ya que con esta última circuns- tancia
opera erga omnes el traspaso del derecho

20. Concurso o quiebra del cedente

En caso de concurso o quiebra del cedente, la cesión no tiene efectos respecto de los
acreedores si es notificada después de la presentación en concurso o de la sentencia
declarativa de la quiebra (art. 1623, CCyC). Se refiere la norma a la noti- ficación del
deudor cedido.

De esta norma, resulta que cuando el contrato de cesión se concretó con ante-
rioridad a la fecha de la cesación de pagos, la notificación surte pleno efecto hacia los
acreedores del cedente, aun cuando es hecha después de la cesación de pagos, pero
antes de la presentación en concurso o del decreto o sentencia de quiebra.

Para que la cesión de derechos creditorios sea oponible a terceros que tengan interés
legítimo –en el caso, los acreedores del cedente fallido–, debe haber sido notificada
por el cesionario al deudor cedido en fecha anterior al auto de apertura concursal del
cedente, en tanto la mentada cesión es oponible a dicho acto, sin perjuicio de que, si
el negocio es oneroso, el cesionario resulte acreedor del ceden- te por la garantía de
evicción y, en tal carácter, pueda concurrir a prorrata con los demás acreedores24.

Si la cesión se perfeccionó después de la fecha de cesación de pagos, y los actos de


notificación o aceptación se realizan en el período de sospecha, estos pue- den
resultar inoponibles al concurso, en cuyo caso el cesionario podrá concurrir como
acreedor quirografario a integrar la masa de acreedores del cedente.

21. Cesiones realizadas el mismo día

Si se notifican varias cesiones en un mismo día y sin indicación de la hora, los


cesionarios quedan en igual rango (art. 1626, CCyC).

Dado el supuesto de concurrencia de varios cesionarios sucesivos del mismo crédito,


la preferencia corresponde al primero que ha notificado la cesión al deudor. Por su
parte, ante la eventualidad de que colisionen cesionarios y embargates, estos
prevalecen sobre aquellos siempre que la anotación de la medida sea an- terior a la
notificación de la cesión, esta preferencia solo opera a favor del acreedor embargante
y no en beneficio de otros acreedores del cedente que no hubieran embargado
antes25.

Puede suceder, sin embargo, que la anotación del embargo sea anterior a la
notificación, pero posterior a la celebración del contrato de cesión26. La situación
legal es que se produjo la transmisión entre las partes por efecto del consenso, pero
no es oponible frente a terceros porque no se hizo la notificación. En este caso, el
cesionario invoca un derecho de propiedad, porque a él ha sido transmitido el
crédito, por aplicación de la regla general, pero, al no mediar notificación, tiene
preferencia el acreedor.

22. Cesión en garantía

La cesión es un contrato eficaz para la transmisión de derechos, con propósi- tos


diversos, ya que no reconoce el tipo una causa objetiva única.

La cesión descripta en el artículo 1614, CCyC no alude a la finalidad, por regla se


configura genéricamente como un acto de disposición patrimonial.

Sucede que esa disposición puede estar referida a otro contrato base distinto de
aquel del cual resulta el derecho al crédito; la causa de la cesión puede orien- tarse a
otro negocio jurídico entre el cedente y el cesionario con el propósito de sa- tisfacer
las obligaciones que surgen de él o incluso para garantizarlas; las variantes para
alcanzar esos propósitos son las que establezcan las partes a partir del conte- nido de
la disposición patrimonial, siempre que la causa final y objetiva persegui- da sea
merecedora de la protección judicial.

22.1. Variantes

La transmisión de derechos en garantía exige de modo preliminar reconocer que


pueda referir a distintas variantes negociales, pero partiendo del supuesto li- minar
de la existencia de una obligación colateral, respecto de la cual las partes se
proponen un negocio que le agrega seguridad al cumplimiento de aquella obliga-
ción por parte del deudor en favor del acreedor.

A) Cesión de créditos pro soluto: El deudor da al acreedor un crédito en pago de


su obligación. Para que esto ocurra, se transmite la propiedad del cré- dito y, en
consecuencia, el cesionario acreedor asume el riesgo de insol- vencia del deudor
cedido. Dada la insolvencia del cedente, al cesionario le queda como único recurso el
patrimonio del deudor cedido; así modifica el riesgo, ya que la quiebra del cedente
no le impacta, porque no debe in- tegrar a la masa lo que haya percibido del deudor
cedido; como contrapar- tida, la insatisfacción del crédito por parte del deudor
cedido no lo habilita a concurrir contra el patrimonio del cedente, ni tampoco contra
la masa falencial en caso de insolvencia de este; todo ello como consecuencia de la
transmisión definitiva del crédito con la recíproca salida del patrimonio del cedente.

B) Cesión de créditos pro solvendo: Cede al acreedor la facultad de cobrarla


contra un tercero, y puede cobrarse reteniendo el dinero correspondiente al monto
de su crédito, y dar el saldo al deudor. En la cesión pro solvendo, el cesionario, como
principio, debe intentar satisfacer su acreencia con la percepción del crédito cedido.
Solo si fracasa podrá dirigirse contra el deu- dor originario, extremo que lo aleja del
supuesto de la cesión en garantía, en donde hay una situación de completa y
paritaria coexistencia entre los dos vínculos obligatorios, por lo que el cesionario
puede indiferentemente dirigirse para el cumplimiento tanto al cedente como al
cedido.

C) Cesión fiduciaria: Puede ser que se transmita el crédito para garantizar otro, y
si se paga la deuda principal se restituye el crédito. El deudor cede el crédito en
propiedad al acreedor, pero se trata de un fideicomiso en ga- rantía y una vez que
cobra su crédito vuelve al deudor. La proximidad con la cesión pro solvendo es
notable, aunque en esta la transmisión de propie- dad es fiduciaria.

D) Cesión en garantía: Puede ocurrir que el crédito no se transmita, sino que se


constituya un gravamen sobre él. En la cesión de créditos en garantía el acreedor-
cesionario no es dueño y no tiene animus domini; es un acreedor con una garantía
real sobre el crédito. Si el crédito ha sido entregado, se transmite la tenencia y no la
posesión, porque no se persigue la transmi- sión dominial.

E) Cesión de créditos para cobranza en gestión: Se cede al acreedor un crédito


contra un tercero para que le haga la gestión de cobro, para cobrar al ter- cero y
luego de obtenido el dinero, este lo ingresa al deudor, quien luego paga al acreedor.
No se cede la titularidad del crédito, sino la facultad para gestionar el cobro. Es un
mandato para cobrar en el que no hay cesión de titularidad.

La diferencia entre algunas de las variantes descriptas son sutiles, aunque la


diferencia definitiva radica en la intensidad de la transmisión del derecho: Para
ejecutar un mandato (cesión de gestión de cobranza); para cobrarse (pro soluto),
para cobrar y cobrarse (pro solvendo); para tramitar la propiedad y conservarla hasta
que el obligado cumpla la obligación (fiduciaria), o para constituir una ga- rantía
(cesión en garantía).

El Código se ha inclinado por esta última perspectiva, no obstante la facultad de las


partes para diseñar el contenido contractual, pudiendo optar por una trans- misión
intensa para otorgar mayor seguridad al negocio jurídico.
Si la cesión es en garantía, las normas de la prenda de créditos se aplican a las
relaciones entre cedente y cesionario (art. 1615, CCyC).

Sucede que a través de la cesión de créditos puede perseguirse una finalidad de


garantía que se rige por la prenda de crédito, y no necesariamente una finalidad de
transmisión de crédito o del derecho. La cesión de créditos configurada como una
prenda de créditos contiene un negocio indirecto de garantía autoliquidable, dife-
renciándose de la cesión de créditos con una transmisión real de la titularidad del
crédito en la cual el acreedor cesionario se transforma en propietario del mismo27.

22.2. Las reglas de la prenda de crédito

La prenda de créditos es la que se constituye sobre cualquier crédito instru- mentado


que puede ser cedido (art. 2232, CCyC).

La prenda se constituye aunque el derecho no se encuentre incorporado a dicho


instrumento y aunque este no sea necesario para el ejercicio de los derechos
vinculados con el crédito prendado.

Las reglas de la prenda de créditos se encuentran en los artículos 2232 a 2237, a los
que se le aplican supletoriamente las reglas sobre prenda de cosas (art. 2232, CCyC).

La disposición es congruente con la tendencia ya señalada por la jurispru- dencia, en


tanto la cesión en garantía, cuya finalidad es asegurar el cobro de una acreencia,
debe regirse por las disposiciones relativas a la prenda de créditos, pues esta es la
única garantía típica que se adecua a las características fácticas de dicho negocio28.

Particular atención merece la constitución de la prenda de créditos, que opera


cuando se notifica la existencia del contrato al deudor del crédito prendado (art.
2233, CCyC) coherente con lo dispuesto en el artículo 1620. Ello, en tanto la consti-
tución de la prenda no es oponible a terceros si no consta por instrumento público o
privado de fecha cierta (art. 2222, CCyC).

Va de suyo que si la obligación principal que se garantiza se cumple, la cesión en


garantía del crédito queda sin efecto y se produce la restitución al cedente, re-
transmisión que constituye una relación jurídica inobjetable por los terceros, quie-
nes no pueden inmiscuirse en ella para desconocer sus efectos29.

Si la obligación principal no se satisface, el cesionario tiene expedita la acción para la


ejecución de la garantía y con el producido el cobro del crédito.

1.2 Capacidad para ceder. Incapacidades para ceder y para ser cesionario.
1.3 Objeto de la cesión. Cesiones de objeto prohibido. Forma de la cesión: principio
general. Acciones litigiosas.

1.4 Efectos de la cesión con relación a las partes: alcance. Incobrabilidad del crédito
cedido de mala fe: efectos. Presupuestos de la admisibilidad de la pretensión del
cesionario contra el cedente. Efectos con relación a terceros. Calificación de terceros.
Formas: a) notificación; o b) aceptación por parte del deudor cedido. Contenido de
la notificación.

1.5 Efectos. Efectos anteriores y posteriores a la notificación respecto del deudor, de


los terceros, del cesionario y del cedente. Conflicto entre cesionarios.

1.6 Pactos especiales: evicción, garantías y solvencia. Las medidas conservatorias:


importancia.

2. CESIÓN DE DEUDAS:

2.1 Cesión de deudas. Concepto y elementos. Cesión con y sin liberación.


Expromisión.

3. CESIÓN DE POSICIÓN CONTRACTUAL

3.1 Cesión de la posición contractual. Concepto. Naturaleza jurídica: teorías. Partes


del contratante. Aceptación del contratante cedido: efectos. Aplicaciones.

También podría gustarte