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AÑO IX ISLA DE MARGARITA, JUNIO DE 1980 N"' 107

JOSE GUTIERREZ,
SESQUICENTENARIO
CONDECORADO
DE LA MUERTE José aumenta su estatura
aunque es grande a estampa entera,

DE SUCRE porque le dej6 Natera

su empresa de la escultura.
De editor que se figura

n � -El día 4 del presente mes de junio se cumplió va de port6n en portón,

al:> 1 �rlo de la muerte del Gran Maris­ tras la colaboraci6n
que exigen sus autor/as
cal de Ayacucho, General en Jefe Antonio José y "Margariteñerías"
de Sucre. no retarde su edici6n.

La muerte de Sucre, por la forma vil en que

se cometió, todavía a los 15'f años del atentado
en la montaña de Berruecos, Colombia, sigue Y hasta renovó los bríos
porque en su suelo historiado
siendo motivo de enardecidos comentarios histó­ lo condecor6 el j11rado
ricos. Nadie acepta este crimen como un hecho que nombr6 Carmelo Ríos.
normal, por haberse perpetuado innecesariame et Con todos sus atavíos
1 ;_n -�na de las figuras más firmes y limpias· �
de lo miró el pueblo natal,
� ericanidad. orgulloso, vertical,
con todo justo derecho
luciendo a mitaá del pecho
A quien quiera conocer honda y auténticamen­ la e/igie del Mariscal.
te a Sucre, lo remitimos a la lectura de la breve
pero Intensa biografía del Libertador hacia el más
leal, idóneo y eficiente de sus lugartenientes.
Bolívar tuvo para Sucre en esa valiosa obra, mil José que no come cuento,
ese honor nunca ha buscado,
veces reeditada, así como en sus coloquios con andaba medio escamado
el General Perú de la Locroix, recogidos después con el tal ofrecimiento.
en el "Diario de Bucaramanga", los elogios más Mas luego armó un aspaviento
grandes y merecidos que un Jefe haya tenido para que hasta le produjo tos
un subalterno. Sucre lo merecía, por sus virtudes cuando supo a viva voz
cívicas y militares, y por eso el más Grande de que era de Sucre el sitial,
pues para él el Mariscal
los cumaneses se mantiene en la historia del <!S como si fuera Dios.
Continente en sitio cimero que nadie podrá dispu­
tarle jamás. CIRIO

TESTIMONIOS BOLIVARIANOS
Sucre es el más digno General de
Colombia y su primer Hombre de
Estado. El es la cabeza mejor orga.
nizada del Ejército.
SUCRE EN EL PENSAMIENTO
DEL LIBERTADOR
El General Antonio José de Sucre nació
en Cumaná, provincia de Venezuela, el año de
1795, de padres ricos y distinguidos. Recibió
su primera educación en la capital, Caracas.
En el ano de 1802 principió sus estudios de
matemáticas para seguir la carrera de inge.
nlero. Empezada la revolución se dedicó a esta
arma Y' mostró desde los primeros momentos
una aplicación y una Inteligencia que lo hicie­
ron sobresalir entre sus compafl.eros. Muy
pronto empezó la guerra y desde luego el Ge.
neral Sucre salió a campafl.a. Sirvió a las ór.
denes del General Miranda, con distinción en
los afias 11 y 12. Cuando los Generales Mari.
fl.o, Piar, Bermúdez y Valdés emprendieron la
reconquista de su patria, en· el afio de 1813,
por la parte oriental, el joven Sucre les acom­
pafl.ó a una empresa la más atrevida y terne.
raria. Apenas un puftado de valientes, que no
�asaban de ciento, Intentaron y lograron la
libertad de tres provincias. Sucre siempre se
�is�gu[a por su Infatigable actividad, por su
mtehgencla y por su valor. En los célebres
campos de Maturln y Cumaná se encontraba
de ordinario ,al lado de los niás audaces, rom.
piendo las filas enemigas, destrozando ejércl.
tos contrarios con tres o cuatro compafl.las de
voluntarios que componran todas nuestras
fuerzas. La Grecia no ofrece prodigios rnaye­
res. Quinientos paisanos armados mandados
por el intrépido Piar, destrozaron ocho m!l es.
pañoles en tres combates en campo raso. El
General Sucre era uno de los que más se
distingufa en medio de estos héroes. La cam­
pa.fta que terminó la guerra del Sur de Co.
lombia fue dirigida y mandada en persona
por el General Sucre; en ella mostró sus ta­
lentos y virtudes militares; superó dificultades
que parecian invencibles: la naturaleza le
ofrecía obstáculos, privaciones y penas duri.
simas. Mas a todo sabia remediar su genio
fecundo. La Batalla de Pichincha consumó la
obra de su celo, de su sagacidad y de su va.
lor. Cuando el Libertador lo dejó encargado
de conducir la campafta durante el invierno,
2
Bolfvar
el General Sucre desplegó todos los talentos
superiores que lo han conducido a. obtener la
más brillante victoria de cuantas forman la
gloria de los hijos del Nuevo Mundo. Esta
corta pero teITible campafi.a, tiene un mérito
que toda.via no es bien conocido en su cje.
cución: ella merece un César que la describa.
La Batalla de Ayacucho es la cumbre de la
gloria americana y la obra del General Sucre.
La disposición de ella ha sido perfecta y su
ejecución divina. Ayacucho es la desespera­
ción de nuestros enemigos. Ayacucho, seme.
jante a Waterloo, que decidió del destino de
la Europa, ha fijado la suerte de las naciones
americanas. El General Sucre es el padre cie
Ayacucho: es el redendor de los hljos del Sol:
es el que ha roto las cadenas con que envol­
vió Pizarro el imperio de los Incas. La poste.
ridad representará a Sucre con un pie en el
Pichincha Y' el otro en el Potosi, llevando en
sus manos la cuna de Manco-Capac· y con.
templando las cadenas del Pero rotas por su
espada.
Simón Bolívar
•
l
[ BOLIVAR ANTE EL ASESINATO
DE SUCRE
¡Santo Dios! Se ha derramado la sangre
de ABEL. La bala cruel que te hirió el cora.
zón mató a Colombia y me quifó la vida.
Como SOLDADO, fuiste la VICTORIA; Como
MAGISTRADO, la JUSTICIA; Como CnJDA­
DANO, el PATRIOTISMO; Como VENCE­
DOR, la CLEMENCIA; y Como AMIGO, la
LEALTAD. Para tu Gloria, lo tienes todo ya:
lo que te falta, sólo a Dios le corresponde
darlo.
Bolívar
 3
Poetas Margariteños cantan a Sucre
ANTONIO ]OSE DE SUCRE SUCRE EN AYACTJCHO

No te encuentro en el bronce que fundiera el artista En el m4rm6reo plinto fulgura su grandeza

para for;ar tu imagen en marcial apostura:
porque el oido escucha, más allá de los tiempos,
tu palabra que es santa como la voz de Dios.
No te miro en el mármol, de relieves precisos
baio la experta mano del escultor genial:
porque los ojos buscan, en el camino abierto,
el nardo de tu vida para la inspiración.
Agua de la montaña, que discurre tranquila,
rayo de luz del alba, que no ofusca iamás,
en el grano de trigo la bondad del Creador.
Estás presente siempre, palpitas en el alma
de la América libre: que maldice al protervo
que manchara la historia con la sangre de Abel.
y perdurables bronces pregonan su memoria,­
en los claros anales que conserva la historia
se yergue su figura con gallarda entereza.
Libre de toda sombra refulge la nobleza
que en el mtmdo proclama su brillante victoria;
y su recuerdo heroico, que es bandera de gloria,
está nimbado siempre por diáfana pureza.
Su coraz6n magnánimo alumbra los caminos
por donde van marchando los ínclitos destinos
de América, que aclama su presencia triunfal.
Y radiante en la cumbre de la estelar hazaña:
Ayacucho compendia la olímpica campaña
que al héroe de Pichincha le da lauro inmortal.

H. Narváez Alfonzo José Francisco Gutiérrez

LUMBRE ETERNA

¡Qué sublime! Sin temor a lo adverso

sereno va por el hosco camino
en desafio airoso a su destino,
el ñáble Mariscal de este Universo.
Seguro de rcrpeto ante el perverso
transita cual humilde peregrino
por senda del pérfido asesino
que del plácido bosque es el reverso.
Sucre, al que el fuego no toco en batalla,
por balas de traici6n cae en la cumbre
de una montaña y en gran clamor estalla
la América que hoy tiene de la lumbre
de su vida ejemplar, certera f!.Uía
y sacro memorial de su hidalguía.

P. C. Vásquez y Vásquez

SUCRE EL MARISCAL DE AYACUCHO

En la egregia epopeya americano, Las páginas sagradas de la historia

que pléyades de soles ilumina,
a la gloria sus pasos eJICIZl11ina
Sucre, el experto en lidia colombiana.
No importa, no, que la pasión insana,
que en pecho innoble víbora domina,
,nuerda vorfl.Z el brazo que fulmina:
El esp/ritu vuela hacia el mañana!
-¿Quién de homérica talla y bizarría
hizo besar a la española gente
el polvo vil de la derrota un día?
-¿Quién el audaz?. . . El hijo de la gloria,
el estrateP,.a, el genio armipotente
que en Ayacucho coronó SIi historia.
guardan con lealtad aquel suceso
que en la América toda dei6 impreso
un sello de heroísmo y de victoria.
Ceñido por los lauros de la f!,loria,
que es motiiJo de máximo embeleso,
Sucre se yergue Vencedor. Por eso
rendimos/e un tributo a su memoria.
En esta fecha de recuerdos llena,
cuando un grito de guerra aún resuena
ante el ruido del sable y del cartucho,
yo le dedico con fervor sincero
este soneto al Mariscal guerrero
que se hiciera inmortal en AYACUCHO.

Pedro Aguirre Guerra José Elías Díaz Villarrocl


AMOR A MEDIAS
Especial para "Margarltel'lerlas"
Hace pocos dlas, aqui en Caracas en una
tertulia familiar, una dama presente, hija de
abogado, esposa de médico, educación liceista
-sólo trato de ubicar el supuesto nivel cul­
tural de la dama- me decia, del tono más
candoroso, que estaba enamorada del Gran
Mariscal de Ayacucho; que no habla tenido
hasta ahora la menor idea de que tal fuera
el personaje de quien hablaban los periódicos,
con motivo del sesquicentenario de su muerte
y esto, doloroso es admittrlo, no es un caso
aislado ni el de menos bulto. Meses atrás en
Cumaná, en un acto ' semipúblico, un profesio­
nal universitario, funcionario de alto rango,
hijo de inmigrante, venezolano por nacimien.
to, se expresaba en los términos más despec­
tivos de Marifto, de Bermúdez, de Piar. Y esto
es mucho más grave, y de actualidad ahora
que tanto se escribe y se habla del deterioro
de nuestra imagen como pueblo. Una inmigra­
ción, legalizada o furtiva; que no se integra
al medio, sino que contribuye a desintegrarlo,
donde lo nuestro es síémpre lo malo y lo forá­
neo lo absorbemos con avidez porque errada.
mente lo creemos mucho mejor.
La inmigración, ya que viene a cuento, que
el siglo pasado invadió a América, a la del
norte, pongamos por caso -es inevitable el
ejemplo- se fundió con lo que ya habla en
el fondo del crisol, se americanizó. Esa inmi­
gración sólo conservó de sus pa!ses de origen
una pequefia porción de lo folk1órico, que sus
descendientes fueron perdiendo prontamente
para adquirir de inmediato los usos, las cos­
tumbres y hasta la mentalidad de los ameri­
canos del norte, su "way of li.fe". Esos inmi­
grantes nortefios eran colonos, los riuéstros
pretenden ser colonizadores. ¡ Es mucho lo que
está en juego!
Por tanto, es rigurosamente apremiante
que se haga una revisión y actualización de
los bienes espirituales que nos legaron nues­
tros libertadores; que sus lecciones al menos
atemperen nuestros actos, que es a lo más
que podemos aspirar los venezolanos de hoy,
y guien los actos de las generaciones que nos
sucedan. Y no menos apremiante es que nues­
tros inmigrantes y sus hijos se venezolanicen
por el conocimiento de lo histórico y folkl6-
rlco venezolano. Hay toda una cantera inago.
table de esas lecciones en Bolfvar y en Sucre.
Las de civismo democrático puro y pulcro de
Antonio José de Sucre no fueron aprendidas
ni en mínima parte por los hombres en cuyas
manos quedó el destino de nuestros pueblos
NUESTRA PORTADA
Con motivo de haberse cumplido el 4 del corriente mes el Sesquicentenario
del asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, reproducimos
en nuestra portada el famoso cuadro BERRUECOS, obra de nuestro gran pintor
Arturo Michelena, inspirada en el terrible episodio que conmovi6 y aún conmueve
a la América del Sur.
4
Ramón Madriz Sucre
al final de la contienda. Los herederos de la
cosa pública la convirtieron en cosa priva.da
y as! la administraron, con ingenua deshones­
tidad, Páez, Santander, Flórez, y asi van ac­
tuando sucesivamente quienes en su respec­
tivo tiempo van a ser los herederos de turno.
Vestigios del ayer reciente aún perviven.
Esa revisión y actualización de aque11os
bienes espirituales que heredamos de los fun.
dadores de nuestra nacionalidad habría de
hacerse promoviendo, estimulando y vigilando
el estudio de nuestry. historia, una aventura
apasionante a cualguier nivel de edad, que
tendrfa que ser imperativa en escuelas y co­
legios y a través de los medios de comuni­
cación, con especial énfasis en la radio y la
televisión, sin distorsiones interesadas, cual­
quiera que sea el móvn que inspire una posí.
ble distorsión, posibilidad no descartable hoy
por razones más . conocidas. Es lamentable, d i ­
gamos doloroso, la ignorancia que tenemos en
nuestro país de las cosas que atañen a nues.
tra historia. Nada o muy poco se enseña en
nuestras escuelas acerca de nuestros oríge­
nes; se nos dijo que en su tercer viaje_ nos
descubrió Colón y que nos conquistaron los
españoles. Se hace alguna referencia a un tal
Bartolomé de las Casas y, de un salto, a ln
independencia. Lo épico lo absorbe todo; las
campafias admira.bles de Mariño y de Bolívar.
Boves, la emigración a Oriente; la bravura
indomable de un general de apellido Bermúdez
y de un tal Piar a quien hubo que fusilar por
insumiso. Boyacá, Carabobo, Pichincha, Junín,
Ayacucho. Muy poco andado y muy superfi­
cialmente, para tanto por andar. Bolivar, el
Libertador; Sucre, el Gran Mariscal.
Ahora se están cumpliendo 150 años de la
muerte de ese Gran Mariscal de quien está
enamorada la dama a quien hice referencia al
comienzo. Antes que ella lo amó entrañable­
mente su padre espiritual: "Soy yo quien le
ama a Usted más en este mundo, aunque no
tanto como se merece", le ha escrito una vez
el Libertador y, sinembargo, para muchos de
nosotros Sucre no es m!s que un segundón
afortunado y bondadoso, asesinado vilmente
en un paraje ignoto con nombre trágico. Uno
más en la infinita constelación de grandes
hombres que dio Venezuéla a la independen­
cia de medio continente y esto no basta., r.o
puede bastar. Ni bastan el mármol y el bronce
para resumir la vida y la obra de quien fue
la otra mitad del Libertador.
Caracas, junio de 1980.
 5
LA VOZ DE JESUS ROSAS MARCANO

[ MI VISION DE SUCRE J
De Sucre sabíamos en la escuela primaria que había nacido en Cumaná y
había muerto en Berruecos, sitio que no sabíamos ubicar, porque a pesar de los
desvelos de nuestro maestro de Tercer Grado Aníbal Lárez, en el salón había
un solo mapa de Venezuela, viejo y deteriorado, que tenía un Estado con el nom­
bre de Zamora.

El maestro Aníbal Lárez nos había copiado en el pizarrón, para nosotros tras­
ladar al cuadernito "Sport", la biografía que el Libertador había escrito al héroe
de Cumaná inmediatamente después de la batalla de Ayacucho. Allí destacaba
aquello de que "Sucre tenía los conocimientos profesionales de Soublette, el bon­
dadoso carácter de Briceño, el talento de Santander y la actividad de Salom". Y
nosotros aprendíamos y memorizábamos sin comprender -tal vez los de Sexto
podrían comprenderlo- nombres propios o más bien, apellidos que no nos decían
nada y calificativos y sustantivos abstractos que nos decían menos que nada. Perq
el maestro Aníbal nos trasmitía todo eso con una gran emoción, y eso era lo
más importante, porque supimos atesorarla y guardarla hasta siempre.

Cuando fui a Cumaná a iniciar mi formación de maestro, lo primero que

vi, o sea, lo que me llevó a ver mi tío-abuelo Ricardo Marcano, en cuya casa
vivía como pensionista, fue el Parque Ayacucho. Y me maravillé de ver el primer
monumento ecuestre: era Sucre a caballo. Nosotros conocíamos en Margarita un
busto del Mariscal, en yeso, con los ojos amarillos y el rostro erosionado, copiado
de uno de mármol que estaba en una placita situada al lado del Telégrafo de
Porlamar. Pero yo acababa de ver en Cumaná a un Sucre en bronce y en presencia
heroica, y los cumaneses orgullosos que se extasiaban ante el héroe en sus rondas
nocturnas frente a la brisa ribereña del Manzanares.

Después, en la Escuela Normal, el poeta oficial de la escuela, un joven de

segundo año, un año mayor que yo, Manuel Fermín, nos entregó a los nuevos
unos versos que todos aprendimos:

Fue pasando una noche por tu parque Ayacucho

que me hallé frente al bronce de tu gran Mariscal
y en la mirada inmóvil que persistió a los sil!,los
mi recuerdo cansado se tendió a reposar.

De esa manera pude humanizar la emoción primera sobre el héroe que nos
había trasmitido el maestro Aru'bal Lárez en la Escuela Federal "Francisco Este­
ban G6mez", de La Asunción.
 LA BATALLA DE CARABOBO
El 24 del presente mes de junio se cum­
plieron 159 años de la inmortal batalla de
Carabobo, cuya fecha aniversaria ha sido con­
sagrada como Día del Ejército Venezolano en
razón de la alta significación historica de esta
épica jornada en los anales ue la epopeya
emancipadora del continente. Con la brillante
victoria de Carabobo se consolida la; indepen­
dencia politica de Venezuela, y se afirman
los fundamentos de la nacionalidad, porque
ELOGIOS DE BOLIVAR A SUCRE
Especial para "Margarltel\erías"
En carta de fecha 21 de febrero de 1825,
desde Lima, el Libertador expresa a Sucre,
entre otros conceptos lisonjeros, estos senti­
mientos personales: "Nadie ama la gloria de
usted tanto como yo. Jamás un Jefe ha tri.
butado más gloria a un subalterno". Y así es
en efecto: en todas las circunstancias de la
guerra y de la politica, Bollvar no dejará
pasar ninguna ocasión propicia para prodigar
a Sucre las mayores alabanzas, en justo rece.
nocimiento a sus merecimientos excepcionales.
Lo 1lamó el más digno General de Colombia
y su Primer Hombre de Estado; la cabeza
mejor organizada del ejército, el hombre de
la guerra y el primer militar del Nuevo Mun­
do; el libertador del Ecuador; el Padre de
Ayacucho y el redentor de los hijos del Sol,
y Je prodigó generosamente muchos otros
honrosos calificativos. En una oportunidad
sintetizó ante su Edecán Daniel Florencio
O'Leary, las cualidades morales de Sucre en
esta forma: "reúne los conocimientos profe­
sionales de Soublette, el bondadoso carácter
de Brlceño, el talento de Sa·ntander y la acti­
vidad de Salom". Cuando recibió la fata1 noti.
cia del asesinato de Sucre exclamó, profun­
damente conmovido: " ¡ Santo Dios! Se ha de­
rramado la sangre de Abel". Luego le escri­
birla este juicio consagratorio: "La bala cruel
que hirió tu corazón mató a Colombia y me
quitó la vida. Como Soldado, fuiste la Victo.
ria; como Magistrado, la Justicia; como Ciu­
dadano, el Patriotismo; como Vencedor, la
Clemencia; y como Amigo, la Lealtad. Para
tu gloria lo tienes todo ya; lo que te falta
sólo a Dios le corresponde darlo".
Como se ve, Bolívar, con estricto sentido
de la justicia histórica, no escatimó elogios
al amigo más querido de su corazón y su más
consecuente y útil colaborador en la magna
empresa de la libertad de América. Sucre
siempre fue digno, en grado eminente, de tales
elogios. El Libertador esculpió la figura de
Sucre, para la perennidad de los siglos, en el
mármol de esta frase: "La posteridad repre­
sentará a Sucre con un pie en el Pichincha,
.. ___ -=-----=----_.,._
6
a élla concurren soldados de todas las regio.
nes del pais, unificados en acción y pensa­
miento en torno a los grandiosos ideales de
la revolución. Bol!var ha logrado, en lucha
tesonera y constante, y mediante su prédica
doctrinaria, sembrar en la conciencia colectiva
las consignas de su ideario de autonomia y
libertad; y en esta hora estelar de su apos.
tólica existencia va a recoger el fruto de sus
lúcidos afanes por la redenci6n de tin mundo.
Pedro Pablo Medina
y el otro en el Potosi, llevando en sus manos
la cuna de Manco-Copac, y contemplando las
cadenas del Perú 'rotas por su espada".
En Sucre se conjugan las más elevadas
virtudes que puede albergar el alma humana;
pero se opone a la verdad de los hechos la
propensión de algunos historiadores en el sen.
tido de santificar a los héroes, negándoles sus
debilidades o flaquezas, porque de esta ma­
nera pierden el atractivo emocional de sus
luchas y sacrificios por superar sus propias
deficiencias y alcanzar la culminación de sus
destinos.
El doctor Eloy G. González, quien a nues­
tro juicio es el historiador venezolano que con
mayor perspicacia ha estudiado la psico!ogia
de Sucre, nos deja en la elocuencia de su
verbo tribunicio, esta breve imagen del ven­
cedor en Pichincha: "Aquella infinita dulzura
que, según las palabras de Bolivar. era carac.
ter!stica del Mariscal de Ayacucho, era la
más fina capa conque hombre alguno tuvo
siempre el exquisito cuidado de encubrir las
violencias del carácter más irascible, punti­
lloso y delicado entre todos los generales de
la Independencia. En verdad no era sino una
infinita resignación, que se desprendió siem­
pre desde las más altas cumbres politicas y
militares de aquella figura eminentísima, alta
más que el Pichincha y solemne en la historia
de Colombia, como el dia de Ayacucho".
A s i pasa por las páginas de la historia
de América la figura ejemplar del General
Antonio José de Sucre, resplandeciente de glo­
ria, y sobre su frente la corona del martirio,
que es el premio que la ingratitud otorga a
la grandeza. En la fatidica montafta de Be­
rruecos, él rendirá su vida en plena juventud,
victima inocente del más horrendo crimen que
registran los anales del Continente.
De la estabilidad de las finanzas
depende la establlldad de la Repú­
blica.
Sucre
 AGENDA VIAJERA - 1 -
Desde hacia tiempo teníamos invitación
para visitar a Italia. Un viaje a Europa pre­
cisa de suficientes recursos económicos y alli
estaba nuestra imposibilidad para realizarlo;
pero al fin buenos amigos ayudaron para lo­
grar este propósito. Julita la esposa del fra­
terno Ramón Borra Gómez, habla ofrecido una
promesa a San Antonio, en Padua y precisa­
mente en la ciudad de ese nombre era la
llegada nuestra junto con mi mujer Lida don­
de ella tiene radicada su hermana Carmen.
Hicimos preparativos para viajar todos·, ape.
sar del decir de Moncho Borra de ocurrfrsele
a Julita ofrecer una promesa a un Santo tan
lejos habiendo tantos milagrosos en Marga-
rltL
Tod,o arreglado para salir el miércoles 11.
Al llegar a Maiquetia nuestra sorpresa, la
agencia de viajes se había equivocado y en
vez de solicitarnos la visa para Italia Jo hizo
para Espalia; pero como dice el Dr. Prieto, ·
"chivo que se devuelve se esnuca", decidimos
entonces llegar a Madrid; Moncho llamó in­
mediatamente a su amigo Paco Blanch a Mar-·
garita para que a la vez lo hiciera a su fami-·
lia en la capital española y nos esperaran en
el aeropuerto de Barajas.
Un viaje feliz, atenciones abordo de la
111ave en ocho horas de vuelo. Sin conocer a
la familia Blanch observamos a través de los·
ventanales a una persona de porte distingui­
do y tenia que ser la madre de Paco, su cara
guarda un parecido inconfundible con su hijo.
Al salir Julita la abrazó, ya se conoc!an y
nos presentó a su nieto el profesor Donato
Blanch. Ella encerrada en traje negro por la
muerte de su amado esposo. Rumbo al hotel
"Calatrava" con reservaciones de la· familia
Blanch.
Madrid una ciudad monumental, limpia,
organizada. Julita muy cerca descubre una
iglesia de las tantas exis!entes y nos hizo oír
misa y decia muy contenta que era un mi.
lagro de San Antonio habernos tra!do a Es­
pafia para admirar tantas bellezas.
Día de San Antonio: la sefiora Blanch se
prodigó en atenciones, nos llevó a la iglesia
del Santo que u.na vez en el año se abre al
público; oyeron misa mientras visitábamos la
tumba del insigne Goya, muy cerca y admi.
ramos sus frescos en el tceho del santuario.
Luego, a conocer al Dr. Julio Donato Huerta,
a su esposa Amparo, los hijos Paco y Gloría,
quienes junto dofia Angela forman un hogar
hermoso, una familia unida por el amor, re&­
peto, distinción y felici.dad. El Dr. Donato,
profesional de la medicina, ocupa un alto car.
130 en el Gobierno como planificador sanita..
;rio. Lector empedernido, con gran concepto
del deber y la responsabilidad, pendiente de
sus obligaciones que comparte también con la
docencia. Amparo la esposa, con cargo en la
Cruz Roja como experta en asuntos sociales;
una mujer de destacada personalidad, de trato
agradable y sumamente atenta. Paco el pro­
fesor joven, serio, con formación esmerada.
Gloria un encanto de muchacha, graduada en
Felipe Natera Wanderlinder7
filosofia y letras, inteligente y con ansias de
superación constante, junto con dofta Angela,
matrona admirable, forman el conjunto fami­
liar al que se unen cl,on Angel y doña Ursula
padres amantisimos del Dr. Donato, quienes
llegan y son recibidos con gran demostración
de cariño.
Las atenciones que la familia Blanch y
Donato nos prodigaron jamás podrán ser olvi.
dadas. Comidas, paseos a sitios históricos.
Primero al famoso Museo del Prado. Doña
Angela y su hija Amparo contratan puestos
en una excursión. Una guia de nombre LoU
de apenas 22 años describe las pinturas en
forma extraordinaria, habla de los autores ;
los conocimientos de arte de esta joven sin
esfuerzos quedan demostrados.
Velásquez, Murillo, Goya, Rubens y to.
dos aquellos cuadros que pudimos observar
en apenas hora y media; quedaron centena.
res de obras sin ser vistas. Luego el Palacio
Real, apenas 32 habitaciones vistas de las
2.800 de- que consta el enorme y suntuoso edi­
ficio. Salimos para un almuerzo obsequio de
los esposos Donato Blanch en el restaurant
"La Trainera" de exquisito ambiente. Seguí.
mos a visitar la casa de campo entre verdes
colinas y abundantes flores, cerca de Bravo
Murillo, a algunos kilómetros de la ciudad. Un
remanso de tranquilidad, una bodega bien
repleta; allí tiene el Dr. Donato los más va­
riados licores, hasta rones ·venezolanos. Aque­
llo es un oasis para hacer higiene mental.
Por la misma carretera una de las maravi­
llas del mundo: el Monasterio de San Lorenzo
del Escorial, aquellas naves conventuales, re,
gia arquitectura. Dio la casualídad que se
iba a celebrar misa y Jullta y Lida conten.
tas, otro milagro de San Antonio. Aprovecha.
mos junto con el Dr. Donato y su esposa Am•
paro de dedicarnos a recorrer las naves del
Museo; admiramos el célebre altar de una de
las capillas cuya imponencia resalta, alli fue
bautizada la Nena, hija del buen amigo Paco
Blanch, privilegio que alcanzan pocos, se to.
maron fotografías que guardamos celosamen­
te. Nos despedimos ya en Madrid emociona.
dos por tantas atenciones, entregamos al Dr.
Donato Huerta varios números de nuestra
revista "Margariteñer!as" y libros de nuestro
entrañable Efrain Subero.
Rumbo al aeropuerto de Barajas para se­
guir hasta Milán, nos esperaba Mary Carmen
de Romero Mata y su hermana, ella esposa
de nuestro querido amigo Luis Romero Mata
pasa vacaciones al lado de sus familiares en
España.
San Antonio de Padua. Nuestro concuña.
do Rodolfo Bertazzolo y Carmen su esposa,
hermana de Lida, sus hijas Nidia y Sayda
con inmensa alegría, celebramos la llegada
con buen vino de las bodegas abundantes de
Rodolfo. Ya Julita inquieta por ver al Santo,
como se le llama a San Antonio en la región.
Hasta aquí nuestra primera agenda via­
jera.
Padua, Italia, junio 1980.

EL PRECIO DE LA GLORIA
Especial para "Margariteñerras"
Cuando el Libertador dice a Sucre que "la
gloria está en ser grande y en ser útil", ex.
presa en la admirable brevedad de esa frase,
una norma de conducta en la �oble empresa
de la libertad de América y la posterior orga.
nización institucional de las nuevas naciona.
lidades, y deja aclarado, para todos los tiem­
pos, el sentido idealista de la gloria en re'a.
ción con la grandeza y la utilidad que de ella
se deriven en beneficio de generosos sacrifi,
cios humanos. Una sabia lección de patriotis.
rno y abnegación que Sucre no olvidará jamás,
y que le servirá para escalar las más escla­
recidas cumbres en la historia del continente,
con la serena majestad de sus limpias ejecu­
torias. El sabrá cumplir sin vacilaciones la
consigna que Bolívar le ha seíl.alado como
meta para transitar los caminos radiantes de
la gloria; pero deberá asimismo sucumbir en
la vorágine de las pasiones encrespadas por.
que "nadie puede ser grande impunemente".
El odio y el rencor acechan en las sombras,
y por sobre las más altas reputaciones se
ciernen las tempestades de la envidia y la
mezquindad.
Un trágico sino lleva a Sucre a morir en
plena juventud, cuando su prestigio personal
y la reconocida autoridad de su carácter, y la
integridad moral de su conducta ciudadana,
eran segura garantía de orden y estabilidad
política y social para Colombia. La anarquia
y la demagogia triunfantes se encargarári ·de
destruir la portentosa concepción del genio
previsor del Libertador; y alrededor de los
despojos de la gran República graznarán los
cuervos de la discordia para celebrar el im.
perlo de ruines y localistas ambiciones de po­
der. En medio de estas circunstancias adver­
sas la grandeza nada tiene que buscar; y no
queda otra alternativa sino resignar.se a pagar
el precio de la gloria, hasta con el sacrificio
de la propia vida. De esta manera se cumple
MURIO DO"'A YOLANDA DE BOULTON
Murió en Caracas la señora doña
Yolanda de Boultón, quien fuera esposa
de nuestro distinguido amigo don Alfre­
do Boultón, tan vinculado a nuestra Isla
y a la que ha dedicado parte de su es­
fuerzo intelectual.
Doña Yolanda fue una mujer que se
distinguió siempre por su clara intell-
8
Carlos Alberto Rigual
en Sucre el destino de los grandes hombres
que han con.sagrado los afanes de su existen.
cia a la dignificación de los pueblos, y han
ayudado al progreso de la humanidad con el
fervor de sus acciones y la luz civilizadora
del pensamiento. Es el precio que la gloria
exige a los que han sabido ser grandes y ser
útiles dentro del concepto bolivariano . . .
La vida de Sucre, resplandeciente de ex.
celsas virtudes, nos ofrece un claro paradigma
de dignidad ciudadana que debemos tener pre­
sente en nuestros desvelos por el engrandeci.
miento de la Patria, porque los esfuerzos que
hagamos en este sentido tienen profundas rai­
ces en un pasado lleno de heroicidades, y de.
ben, por lo tanto, inspirarse moralmente en
la obra de fecundas proyecciones que en una
hora estelar en la histortá de Venezuela cum­
plieron los . egregios varónes de la generación
de la epopeya libertadora. No se trata de emu.
lar haza.fías pretéritas sino de acatar el ejem­
plo que éllos nps legaron, para cumplir con
igual denuedo y devoción, el deber que ·ños
corresponde, de acuerdo con las actuales pers.
pectivas históricas, como hijos de una patria
que espera de nosotros la realización plena de
sus imponderables destinos.
Sucre no ha sido estudiado en Venezuela
con el interés que merece su amplia dimen­
sión continental. Es imperativo para el patrio.
tismo venezolano dar a conocer 0. las nuevas
generaciones la extraordinaria trayectoria cl­
vica del Gran Mariscal áe Ayacucho, por todo
lo que su vida y su obra representan, como
ejemplo y doctrina, en el escenario de las na.
ciones americanas, a cuya formación institu­
cional contribuyó poderosamente su espada
libertadora y su elevado pensamiento de esta.
dista, en abnegado servicio a los pueblos de
América, para alcanzar e! firme imperio de
la soberania y la justicfa social.
gencia y gozó del aprecio de cuantos la
conocieron; quizo mucho a Margarita
donde convivió con su gente y dejó
sembrada su bondad y proporcionó las
mayores atenciones.
Vayan nuestras expresiones de pé­
same a sus familiares, muy especial•
mente a su viudo don Alfredo B.oultón.
 E L V I AJ E R O 9
letra: Dr. Enrique Albornoz lárez Música: Carlos Ramón García
A! golpe del remo se alejan las olas
ligera la barca . . . Callado viaiero que tornas al puerto
Y al 11'iste recuerdo que ahonda la ausencia, de tierras lejanas.
solloza mi alma. Qué extraño piloto condujo tu barca
ún remos -v sin ancla . . .
Mi amor anf!.ustiado por tantos pesares ¿De qué región vienes? ¿Quién hizo pedazos
en vano te llama, tus �·das tan blancas?
pues te hallas muy lejos Partiste cantando y vuelves trayendo
y solo, muy solo, me encuentro en la playa. la muerte en el alma . . .
Las blancas gaviotas se alejan rozando Yo soy el viajero que alegre del puerto
las límpidas aguas, wlí una mañana
Y así tu recuerdo conmueve mi mente 1/ev,mdo tan sólo como hábil piloto
batiendo sus alas. . . mi dulce esperanza.
El cielo está triste, las nubes grisáceas, T-loy náufrago torno, sin remos y sin ancla.
las ondas retratan Yo fui a buscar perlas . . .
as/ de la ausencia las noches sombrías Y vuelvo trayendo tan solo
.•lti pena agiganta. collares de Jágrimas.
MODERADO

Al �! e pe del re• mo sea - fe -j�las on-das ti • � - ra fa bar - ca

Yjl tris-te re - cuer-doqueJhon-dtlaausen -cia so -llo • za mi al - ma

Iris - te ......,

y so - la,mu, so - la�-fr,la pla - ya,se.!!ncuen - tra la pla - ya .

.,

Tercer Domingo de Junio: Día del Padre
Celel:!rar el Día del Padre es una obliga­
ción filia', como acontece con el Dia de la
Madre. Muchas voces dicen quc estas celebrg.
ciones son comerciales. esto es. promovida3
por los comerciantes para aumentar sus ven­
tas. Sin negar que exista mucho de esto en
el contexto del evento. - como expresión de la
época materialista ·que viviniós. a ceusa <!<'
un'ii\. sistemática inversión de va1ores espíritu,.,
les; ambas fechas, sin embargo, responden :1.
una necesidad de expresar un sentim·•·nr0 U(
afecto que. aunque se;:, permanen.,., en t•l str.
"Reconocimiento de los Restos de Sucre
En la pr<:sente edición reproducimos como
una primicia copia del óleo ·'Reconocim1ento
de los Restos de Sucre", de, conocid'.l pintor
ecuatoriano J. A. Moscoso, quien realizó esta
importante obra para el Gobierno del Estado
Sucre en 1932, por encargo del Generctl Pedro
Maria Cárdenas, para ese entonces Presidente
de dicha Entidad Oriental. Este cuadro se en­
cuentra actualmente en el Museo Sucre de
Cumaná.
De seguidas darnos la nómina de los per­
sonajes que asistieron 11,l acto del reconocL
miento en 12 Facultad de Medicina de la Uni­
ver;;id·:\d Centr?I de la República del Ecuador
en 1902.
Personajes del cuadro:
1 12.-Doctor Rafael Rodr!guez Maldonado
l. Señor .Joaquín Pinto (Pintor) ;
2.- - Doctor Carlos R. Tobar (Presidente del
Comité 10 de Agosto);
3. Doctor Aparicio Batalla Terán (Profe­
:;or de Química Orgánica y Fisiologia);
10
recurre a esa celebración anual para pat(•n­
tizarlo t>,xteríormente.
El Dla del Padre sirve para agrupar toda
la familia y at>mostrar al progrenítor el reco•
nocitniento que le debemos por su.o; preocupa.
cione11 y desvelos durante gran parte de su
vida por sacar adelante exitosamente a todos
los que dt> él deper,den
E' Día '.lel Padre no está en el modesto
u opn]entc, regalo que le hacemos. si.no en la
mtnc ,n de afecto filial que ponemo." aJ ofre­
(·érs,��o.
11
1.- -Doctor Ascencio Gándara (Rector de
la Universidad Central);
5.,--Doctor Manuel Marh Almeida (Profe-­
sor de Medicina LegP.l e Higiene Pública) ;
6.,- Don Abelardo Moncayo (Ministro de
Gobierno);
7,-Doctor J. Antonio López ! Profesor <1.1:1
Física Médica :),' ExperimenUtl) ;
8.-Doctor José Peralta (Ministro de Re..
fa,ciones Exteriores);
9.-Doctor Manuel Maria Cásares (Profe..
sor de Pato�ogía General) ;
10.- :Coctor Lino Cárdenas (Decano y Pro­
fesor rle Farmacia y Toxicología);
11. Doctor Luis F. Leoro ( Profesor de Ci­
rugía y Obstetricia) ;
(Profesor de Terapéutica y Materia Médica);
13.-Doctor Ricardo Ortiz (Profesor de
Bacteriologia) ;
14.-Doctor Guillermo Ordófíez (Profesor
de Anatornia. General y Descriptiva).

Partida de Bautismo del General Antonio J_osé de Sucre
En veinte días del mes de Febrero de mil
setecientos noventa y cinco años: Yo el Bdo.
Cura Castrense Dn. Francisco .Josef d.:l Agni­
la c-ert1fico qe. con mi licenria y a,<;istencia
el Presblterc Dortor Dn. Jc,�ef Cá;tdicio Mar.
tinez, Se<.rctano <le Visita bauli7,.c, solemne-­
mente, puso óleo y crisma a Ant• :;os�f Fran.
ciH,o. hijo legitimo de Dn. Vicent1: Sucrf',
11
Theniente de Ynf'anterla y de Da. :r,.,1.a, l'.i:11,.
nuc'a A c�Já, el qua! niño tenía diez y siete
<lius de nacido; fuC'-ron sus Padrinos el Bdo.
Dn. Pal ricio de Alcalá y Da. Juana Gerónima
Sánchez, a quienes actvertí su obligación y es­
Pffitual parentesco; y pa. qe. conste lo firmo
y de ello doy fe. (fl F'ra:ndsco Jpb. del Aguila.

//:� k lá fu,:útdcv 4v ,kak-1-nur d

%,d
,L�rt:f?'v vfd;artd-cn¿,4&·•�

Cortesía de lo Gobernoción del Estado Sucre, que ejerce el Profesor Cormelo Ríos

EL CRIMEN DE BERRUECOS
I
El dla cuatro de junio
de mil ochocientos treinta,
ya el sol cortando las sombras
de la montaiía siniestra,
tres balas hicieron blanco
en un soldado de América
camino de la emboscada
que no le tendió la guerra.
Cabalga el noble jinete
pendiente de su marquesa.
La mirada en el paisaje,
l�.s manos sobre las riendas;
tejiendo un sueño de cóndor
cuando a ¡¡u nido regresa
con alas resplandecientes
al sol de la cordillera.
El .iinete ahora cabalga
serenamente las sendas
que atropelló con su paso
sobre un caballo de guerra
que se bPbia los aires
conduciendo hombre e idea
en J.:>. i-nisión redenloni.
de darnos independencia.
Va el iinete repasando
los nasos de la leyenda.
YR Pichincha, ora Ayacucho.
La libertpd ya está hcchu.
Oh, 1Jrivilev,io sagrado
de dimensiones inmensas,
que -:-unque ?.l pueb·o se le niegue
al pueblo siempre regresa,
pues no en vano e) héroe cumple
una comisión estética
cuando corta con la espada
y sutura con la Idea.
II
Proyecciones de Bolivar
en la paz y en la guerra
recorren l?.s dimensiones
de este guerrero poeh.
que :;ólo un sol de su centro
puede generar la fuerza
que mantienP, el equilibrio
sidera1 de los planetas.
Patria y Bolívar son polos
en que g-ira su alta encuesta,
pues si la patria es sustancia
que en Bolivar tiene esencia;
Sucre es el fiel ecuador
entre esas nobles potencias
para mantener el ritmo
procesal de su secuencia.
12
III
Capitán de las batallas,
Marisc;-.1 de la clemencia,
si cu,naná fue tu cuna
en Bernecos fue J,a. artera
nnju!ación de tres balas
merc·enarias, traicioneras,
ql!e sin saber lo que hadan
le arrebataron a América
con tu vil asesinato
un símbolo, una bandera.
¿ Por qué en tierra de Ca1nes
convirtieron nuestra América
los que cortaron el hilo
de tu rútila existencia?
Creyeron m¡i,t�.r a un hombre
en h emboscada siniestra;
pero segt>ron un rumbo,
un camino, una conciencia.
Mataron la perspectiva
de una magistral ponencia.
Al que después de 'Bolivar
iluminaba a :a América.
Al que por sobre Bolivar
tenía piedad en 1-a diestra.
Al que al lado de Bolívar
forjó nuestra Independencia
IV
Que nadie llore tu muerte
por los caminos de América.
Que todos canten tu vida
e-orno una firme respuesta
de que si hay hombres sensibles
junto -!', los hombres de piedra
con emboscadas de sombra
contra la luz mañanera,
como Cain en el Génesis,
como el Judas de la Cena
y los lobos que tendieron
el lazo de tu tragedia.
Que todos tu vida canten
en el libro y el poema,
Oh Mariscal de ras cimas
y las victorias eternas;
para que el odio y 1a envidia
que se arrastran por la llena
no alcancen con su ponzoña
al que se levanta y vuela,
como a ti que castigaba::;
el crimen con la clemencia
y te emboscaron fusiles
pagados por la soberbia.
JULIO ZERPA
Caracas, 4 de junio de 1930
 HOMENAJE AL MARISCAL E N LA CASA SUCRE
En la mafiana ael domingo 8 de junio, la
Casa Sucre, en Caracas, llevó a cabo un acto
conmemorativo con ocasión del sesquicentena­
rio del asesinato del Gran Mariscal de Aya.
cucho.
El Presidente de la Casa Sucre, doctor
Héctor Balliache, abrió el acto, con hermosas
palabras, y recitó, con excelente dicción, el
poema de Antonio José Calcaño Herrera sobre
la muerte de Sucre.
Hubo números musicales.
El discurso de orden estuvo a cargo del
doctor Eloy Lárez Mart!nez, distinguído ami­
go y colaborador de esta revista, quien expu­
so, en cuarenta minutos, una síntesis de la
vida del Mariscal, su extraordinaria signifi­
cación en el proceso de la independencia, y
las trágicas circunstancias de su muerte.
"Margariteñerias" se complace en reprodu.
cir, párrafos de la parte final de ese concep­
tuoso discurso:
"Clausuradas las sesiones del Congresó';·el
Mariscal emprende el 13 d.e mayo el viaje de
retorno a Quito. Seis personas· lo acompañan.
La distancia es sumamente larga, por lo cual
el viaje debe comprender cerca· de treinta jor.
nadas. A lomo de cabalgaduras, los viajeros
hablan recorrido ei camino que va desde la
capital hasta Neiva, y el que media entre
Neiva y Popayán. De alli prosiguen el viaje
por la ruta fatidica de Pasto, y en el ama­
necer del 4 úe "junio eritra el grupo de los
siete viajeros en angosta y pantanosa vereda,
en la montaña de Berruecos. Los malhechores,
amparados tras la tupida selva, desde la cual
aguardan el paso del héroe, traidoramente
13
disparan contra el soldado sin mancha. "Ay
balazo !" Son sus únicas palabras. El Mariscal
cae al suelo, mortalmente herido en el cora.
zón. Dos balas lo hirieron superficialmente en
la cabeza. El cuarto disparo hace impacto en
el cuello de la bestia. Los cuatro asesinos se
dan a la fuga, y huyen también, llenos de
pavor, los acompañantes del Mariscal. Queda
as!, solitario, en medio del boscaje, durante
24 horas, el cadáver del héroe de Ayacucho.
Al través de incontables hechos de armas,
durante los 14 años de la guerra de indepen­
dencia, Sucre se había conservado ileso. En
cambio, iba a ser fácil blanco del odio de los
ambiciosos en las luchas fratricidas. Primero,
en el motín de Chuquisaca, cuando ejercia la
presidencia de Bolivia, le destrozan el brazo
derecho. Ahora, en Berntecos, le han partido
el corazón".
"Sucre, al igual que Bolívar, rotas las ilu­
siones de mantener la integridad de patrias
grandes y ejemplares, se hallaba en la e.cti­
tud de no intervenir más en la vida pública.
Mientras Bolívar, envejecido y -enfermo, cami.
no de la costa atlántica, sueña en desterrarse
en Europa, el Mariscal, joven, saludable, vigo­
roso y fuerte, sólo piensa en el retorno a la
paz del hogar: al amor de Mariana, la Mar.
quesa de Solanda, y de Teresa, la h(ja única,
y a cultivar los campos, como Lucio Quinto
Cincinato, en los austeros tiempos de la Re­
pública Romana".
"Pero el odio de los ambiciosos lo perse.
guía. No podian concebir que fuera sincero
tanto desprendimiento. Por eso, una tremenda
confabulación, dirigida desde Bogotá, habla
planeado la eliminación fisíca del hijo· 1.nsu­
perable de Cumaná . . . "

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 SUCRE
Los biógrafos de Sucre lo han presentado
como un hombre con todas las virtudes y sin
ningún defecto, como un héroe auténtico del
que pueden estar orgullosos los habitantes de
cinco paises. Los hechos comprobables no van
en contra de esa imagen tradicional, pero es
lamentable que el carácter intimo de Sucre
no pueda ser conocido mejor. La cosa parece
destinada a permanecer en la oscuridad, a
menos que algún dia se descubran ciertas
fuentes que arrojen luz sobre ella.
Sucre fue la espada con la que Bolivar
liberó el Ecuador, Perú y Bolivia, y el arado
que abrió los primeros surcos nacionales en
dos de esos países. Sucre personificó el im­
pulso de la hegemonía del Caribe en Hispa­
noamérica hasta su encuentro con la de Bue.
nos Aires en Guayaquil, haciendo que ésta se
retirara y limitara a sus actuales fronteras.
Aun cuando Sucre, a su vez, tuviera que aban.
donar su posición en las mesetas bolivianas,
las huellas del Caribe que dejó allá han podido
haber contribuido a la diferenciación de los
países del norte y del sur entre si.
Sucre fue indudablemente un revoluciona­
l'io, y, entre los revolucionarios, uno de los
mejores. Su contribución militar a la grandio­
sa lucha por la independencia Latinoameri.
cana es algo por lo que él merece el renombre
que tiene; pero Sucre se daba ctenta del papel
que tenía que desempefiar para derrocar, en
un sentido más amplio, la sociedad éólonial �'
para establecer un nuevo orden social. El Ma­
riscal de Ayacucho también se mostró profun­
damente interesado en llevar a la práctica
fórmulas del momento y aplicarlas al desarro­
Jlo económico, social y político de los países
liberados, pero no da la impresión de haber
sido un innovador ni en las polfficas que ádop.
tó ni en los programas que realizó, pues se
limitó por lo general a poner por obra, fiel
y sinceramente, las ideas de Bolivar. Sin em.
bargo, Sucre fue un empedernido defensor del
autogobierne, la soberania popular y las ins­
tituciones democráticas, y parece haberse con­
vertido en simbolo de la dignidad y el orgullo
nacionales durante su vida.
La apoteosis de Sucre fue obra de hom.
bres que, en los últimos a.fíes del siglo pasado
y en los primeros de este siglo, lo hicieron
encajar dentro de una escala de valores am­
pliamente aceptados que representaban al
hombre admirable, a quien podían seftalar
como héroe nacional y americano. Desde lue­
go, ese hombre no podía corresponder a los
patrones corrientes. Tendria que personificar
las normas de la excelencia que automática­
mente lo separarían de los demás hombres,
colocándolo al lado de los arquetipos clásicos
de otros héroes aclamados por la historia. Un
noble ideal lo guiarla; su vida pública le exi.
giría cualquier sacrificio en su adhesión a los
John P. Hoover
14
altos niveles de probidad, honor, capacidad
técnica y dignidad de objetivos. Ese hombre
sería distinguido en el terreno de la política,
en el de la diplomacia, en el de las armas
y en los demás campos relacionados con el
concepto de una figura pública masculina.
Sería un dechado ele buenos modales, tacto,
afabilidad y compasión, e incluso d.e extrema
bondad hacia sus enemigos. Su sentido demo.
crático de la vida seria esencial. Y, finalmen­
te, ese hombre tendría que convertirse en már­
tir para poder ser glorificado.
La carrera de Sucre prácticamente contie.
ne todos estos ingredientes. Sus virtudes fue.
ron alabadas por el Libertador mismo, y lue­
go, por muchos de sus contemporáneos. Todos
los que conocieron a Sucre escribieron acerca
de él elogiándolo. Bolívar comparó su muerte
con la de Abe! y los creadores de héroes sólo
han tenido que completar su excelente hoja
de servicio y darle publicidad. Sus admirado­
res pueden afirmar, sin apartarse ni un cen.
timetro de la verdad, que Sucre nunca trató
de que se le diera ningún cargo público; pero
que nunca se negó a aceptar ningún cargo si
el deber, el interés público y su lealtad hacia
Bolívar se lo exigieron. Su personalidad ha
crecido con los años y el Gran Mariscal de
Aya.cucho se ha convertido en un ideal para
la comunidad latinoamericana, pues, siendo
hijo de CUmaná, Uevó el evangelio de la líber.
tad desde las playas del Caribe hasta las
lejanas colinas del Potosi.
El Gran Mariscal de AyaCllChO fue proba­
blemente el mejor táctico militar latinoame­
ricano de su época, y, además, un soberbio
soldado y un jefe humano. Era un hombre
que no podía tolerar el militarismo y el cau.
dillismo, que rechazaba tanto moral como
pragmáticamente, pues, según su opinión, am.
bos ponlan en peligro la estabilidad y el cre­
cimiento político de las naciones y eran in­
compatibles con los ideales democráticos de
la época. Nunca se consideró estadista o inte.
lectual, aunque sus acciones prueban que era
muy capaz en estos terrenos y que tenia gran­
des capacidades politicas, diplomáticas y ad.
ministrativas.
Gran parte de la dificultad de evaluar la
contribución personal de Sucre a la formación
de las naciones latinoamercianas radica en el
hecho de que el Gran Mariscal de Ayacucho
se mantuvo siempre bajo el ala y protegido
por la sombra de Simón Bolívar, hombre cuyo
fulgor revolucionario oscureció las estrellas de
menor magnitud que se halfaban en torno
suyo. Sucre tenia con Bolivar una relación
profundamente emotiva y casi filial y parece
haberse sentido contento con esa situac16n,
pues nunca dio muestras de desear suplantar,
suceder o emular a su jefe. Pero Sucre no
fue un subordinado ciegamente obediente a

Bolívar. Siempre manifestó sus opiniones per­
sonales, y, en a)gunas ocasiones actuó según
lo que él consideraba necesario y justo, sin
referirse previamente a la autoridad del Li.
bertador.
La muerte de Sucre constituyó una doble
tragedia que afectó doblemente a los destinos
de Latinoamé1ica. Se puede lamentar con toda
razón que una carrera tan distinguida haya
LOS TUN ELES D E LA ASUNCION
La histotia de Margarita nos habla de un
1
sótano o catacumba al pie del a .tar mayor
de la Iglesia del convento de San Francisco,
en La Asunción; también nos dice la historia,
de la cisterna existente en la explanada del
Castillo de Santa Rosa, destinada a almace.
nar agua de lluvias, y la cual percibió sangre
patriota en Ja matanza del año de 1814, cuan.
do el asalto a dicha fortaleza.
Pero a pesar de todas estas aseveraciones
históticas, mucha gente, de manera especial
la de muy avanzada edad, aseguran, que tanto
el primero como la segunda, no son sino las
bocas de largos túneles, construidos en la
época de los españoles, y que atravesaban la
ciudad en distintas direcciones.
Algunos llegan hasta el extremo de tratar
de explicar, con lujo de detalles, <¡ue cuando
jóvenes, animados por e} espíritu de la curio.
sidad tuvieron la osad1a de meterse por la
boca 'de entrada en el Convento de San J.'ran­
cisco y explorar el túnel hasta _ una dista1c;a
1:
calculada como en las inmediac10nes del s1t10
donde actualmente se encuentra la Plaza Dr.
Henrique Albornoz Lárez, antes Iglesia de
San Pedro, donde lo consiguieron derrumba.
do, haciéndoseles imposible el continuar. Y a
los fines de corroborar Jo dicho, expresan que
estaba construido de adobes cocidos, de los
llamados ''mochetes", pegados con mezclote y
sin encalar, el piso de ladtillos y con el techo
arqueado en forma de bóveda, y que tenia la
altura de un hombre de regular tamaño y el
ancho de dos espaldas o sea una vara poco
más o menos.
Otros han manifestado infinidad de veces,
que cuando muchachos, tra�esos y vol�nta­
riosos se arriesgaron a caminarlo, partiendo
también de la entrada en San Francisco, has.
ta más de cien metros en dirección a la Igle.
sia Matriz, guiados por la luz mortecina de
una lamparita de carburo, que constantemente
dejaba de alumbrar, y halando un guaral, que
les servia después, para marcar por encima,
la distancia hasta donde habían llegado. Estos
manifestaban además, que les habla imposi.
bilitado el paso, parciales derrumbes y la
enorme fetidez que de su interior emanaba.
Y otros comentaban, que cuando niños estu­
Vieron en la entrada, pero no se atrevieron a
meterse, por temor a la obscuridad y a las
alimafias que alli vivían, y porque se les de­
cía, que los "jachos" (hachos) de hojas de
coco, al igual que las velas y los "mechu­
rrios" de aceite, los apagaban los fantasmas
15
encontrado un fin tan violento e intempestivo.
El leal y disciplinado soldado no fue fiel a
sí mismo sino a Bolívar. Y, aun cuando el.
importantisimo jefe a quien sirvió indudable­
mente lo llevó hasta cumbres que de otro
modo quizá no habría alcanzado y le abrió
caminos que posiblemente no habria hollado,
uno se pregunta lo que el Gran Mariscal,
siguiendo la luz de su propia gloria, habrl.a
logrado . . .
José Joaquín Salazar Franco
(Cheguaco)
y los espíritus de espaí'ioles que dentro mo.
raban, y que cuando quisieron hacerlo, ayu.
dados con otras iluminaciones, les parecía que
les iba a suceder lo mismo. Mientras que al.
gunos otros, sólo se limitaban a decir, que
todo eso lo oyeron comentar a sus anteceso­
res, pero que no pueden asegurar si es o no
cierto.
De todas maneras, al hablar de los nom.
brados túneles, se decía -y, se dice, que existia
uno de San Francisco al Castillo, otro de San
Francisco a la Iglesia Matriz, actualmente
Catedral; otro de este templo a la Casa Capi­
tular o del Cabildo, y que este mismo contL
nuaba hacia el Convento de los Dominicos en
la entrada de El Copey y de allí seguia hasta
una salida secreta en el rio.
Se aseguraba que estos túneles los utíliza.
ban los espafioles y sus secuaces para preser.
varse de los continuos ataques de los piratas,
corsarios, bucaneros y filibusteros que cons­
tantemente asolaban a la isla y muy especial­
mente a la ciudad, y que después, durante la
guerra larga o de la Independencia, los usa­
ron para esconderse y ocultar sus armas y
sus tesoros; lo mismo que para ajusticiar pri.
sioneros, de quienes se conseguian dentro al.
gtmas osamentas dispersas.
En tal sentido, mucho se ha hablado y se
habla todavia acerca de los misteriosos túne.
les, no habiéndose logrado concretar nada al
respecto, ni siquiera encontrar vestigios de
ellos en las edificaciones que últimamente se
han venido realizando, ni en los tendidos de
tuberías para las aguas blancas y negras,
que han requerido de excavaciones a conside­
rables profundidades.
Ultimamente, un hundimiento ocasionado
en la vía, adyacente a lo que fue la parte
Norte del Presbiterio de la Iglesia del Con­
vento de San Francisco, dejó al descubierto
unas construcciones subterráneas hechas con
adobes y Jadti!los cocidos, sin encalar, divi­
didos en pequeños compartimientos en forma
de tanques, que más bien daban la impresión
de parecerse al aludido sótano o catacumba
de que han hablado el Padre Guevara Carre.
ra, el Br. Rafael Cayetano Marcano y el Dr.
Justo Simón Velásquez, pero que mucha gente
aseguraba que era la boca de los antiguos
túneles.
Algún día se logrará poner en claro si lo
dicho es leyenda o realidad; hasta ahora nada
se ha justificado....

LAS BALAS DEL DESTINO
Especial para "Margaritef'lerras"
La vida y la obra del general Antonio José
de Sucre se proyectan con nitidez moral en la
historia de América, aüreoladas por la gran­
deza y por la gloria, como simbolo de exce'­
sas virtudes civicas y militares. Los servicios
prestados por él a la noble causa de la liber­
tad durante la cruenta lucha emancipadora,
alcanzan significación eminente en el proceso
institucional de las nuevas nacionalidades; sus
importantes realizaciones como guerrero y es­
tadista se corresponden con la integridad de
su carácter, en razón de sus firmes conviccio.
nes republicanas y democráticas, que en todas
las circunstancias orientaron sus limpias eje­
cutorias ciudadanas, en defensa de la justicia,
el derecho y la soberania de los pueblos ame.
ricanos, a los cuales consagró, con abnegado
desprendimiento personal, el prestigio de su
espada en los campos de batalla y la luz de
su elevado pensamiento civilizador en función
de gobernante.
El fracaso áe sus esfuerzos unificadores
en tal sentido, deja en su espíritu sombras
de desaliento y desencanto, las cuales entene.
brecen con fatídicos presagios los últimos ins.
tantes de su meritoria existencia. Un signo
de intimes infortunios acompañará a Sucre
desde la infancia: a la temprana edad de siete
años queda huérfano de madre y luego tendrá
que llorar la trágica muerte de sus hermanas
Magdalena, Aguasanta y María Josefa y seis
sobrinos menores de edad, y verá desaparecer
a sus hermanos Vicente, Pedro y Francisco
en plena juventud, sacrificados inhumanamen­
te en la espantosa vorágine de la guerra a
muerte por los jefes españoles Boves y Can.
terac, en Cumaná, La Victoria y cariaco, res­
pectivamente. En total perecieron trágicamen­
te en el curso de la contienda independentista
veintitrés miembros de su parentela. En ver­
dad, "una familia mártir", como la llamó don
Jerónimo Ramos Martinez.
EL ABEL DE COLOMBIA
El 4 de junio de 1830 balas asesinas dis­
paradas vilmente en la montaña de Berruecos
van a segar la vida del más noble y del más
ilustre Lugarteniente del Libertador Simón
Bo1ivar, Antonio José de Sucre, a la edad de
35 años y cuando ya latia en su mente la idea
de vivir en paz y retirarse de la vida pública.
De su trágica muerte, que todavía lloran
los pueblos de América, Bolivar dijo: "Yo
pienso que la mira de este crimeri ha sido
priv-ar a la Patria de un sucesor mio".
Claro está para la Historia, que los gene­
rales de aventuras en ambiciones de poder,
lograron al fin hacer con el Abe! de Colombia
lo que antes dentro de su funesto plan no
pudieron aplicar al Libertador Simón Bol!V'ar,
llevados· por la envidia que siempre despertó
16
José Francisco Gutiérrez
Estas pavorosas escenas de muerte y deso­
lación en el seno de su propia familia no lo­
gran alterar los nobles sentimientos de su
corazón; en ningún momento abrigó su pecho
deseos de venganza, y antes por el contrario,
se comportó con los enemigos vencidos por
él en lid gallarda, con la clemencia y la hi­
dalgu!a que fue.·on galardón de su conducta
ejemplar, como auténtico paladín del gran­
dioso ideal de la gran patria americana de
los suefios redentores del Libertador. Pero de
todas maneras estos hechos sangrientos, que
se ensafiaron con sus seres queridos en el do­
lor y el sufrimiento, imp1imieron en su alma
sensible un dejo de melancol!a que nunca lo
abandonó.
La suerte de los acontecimientos le ofreció
con creces a Sucre el poder, la gloria, el re.
nombre y otros honores no menos merecidos,
que él no buscó ni ambicionó en ningl'.in mo.
mento; pero en cambio le fue negada la rea­
lización de sus más caros anhelos domésticos :
el goce espiritual d e un hogar donde•la amo.
rosa compañia de una esposa abnegada y el
cariño y el respeto de los hijos, le proporcio.
naran tranquilidad y consuelo para mitigar
los tristes recuerdos de su infancia, privada
de las dulces caricias y los tiernos cuidados
maternales.
La tragedia que nubló su vida privada cul­
minará cuando, radiante de gloria y juventud,
y coronada su frente de inmaroesibles laure­
les, sucumbirá, victima inocente de excecrable
crimen, en la siniestra emboscada de Berrue­
cos, al golpe aleve de las balas del destino.
Este horrendo · delito de lesa humanidad con­
mueve aún de horror a todos los pueblos de
América que su espada ayudó a Ilbertar del
dominio colonial de España; y será recordado
siempre con indignación y estupor, como eter­
no baldón en los anales de la epopeya del
Continente . . .
Leonclo Ortiz Bello
en ellos Ja superioridad intelectual, el carác­
ter, el valor sereno, los grandes conocimientos
militares y la brillante capacidad de orienta..
ción que poseía el Gran Mariscal de Ayacucho
para triunfar y dar a los· pueblos de América
lo que sus asesinos no podian hacer: ¡ libertad,
honra y gloria!
Ciento cincuenta aftas se cumplieron, pues,
el 4 de junio del presente e.iío que la Patria
siente y llora la dolorosa muerte del Abe! de
Colombia, del esclarecido hijo de la heroica
Cumaná, quien de la misma manera que fue
grande en la gloria y en el pensamiento para
sembrar junto con Bolívar en las naciones de
América el árbo.1 de la libertad, fue también
grande en la nobleza que templó y adornó su
espíritu para perdonar y respetar en los com­
bates al vencido!

SUC.RE Y E L HOGAR
Especial para "Margaritenerlas''
En la vida de Antonio José de Sucre siem.
pre hay facetas, como en el caso de todo gran
héroe, que resultan, o mejor salen a la luz,
de pronto y con la iluminación de un horizonte
virgen.
A ello podrlamos dedicar un estudio, pero
ahora apenas nos habremos de referir al hom­
bre de hogar, que lo fue siempre el Mariscal
de Ayacucho, aun cuando le correspondiera
desprenderse de la casa paterna, siendo ape­
nas un imberbe, lleno de codicia libertaria y
anhelante de rumbos y de escuelas.
En su existencia de esposo apenas si logró,
bajo el mismo techo con la amada, la per­
noctancia en uno o dos meses. Todo fue en
RECORDAR A SUCRE CREA RESPONSABILIDAD.
No es raro que el de Antonio José de
Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, como ha
escrito alguien en estos días, sea un nombre
olvidado. En época de tanta corrupción, com­
ponendas, deshonestidad, falacia, el nombre
de Sucre no puede estar en primer plano en
ninguna parte, porque su presencia espiritual,
su recuerdo histórico viviente, exige modera.
ción en muchos aspectos de la vida pública
y privada de los ciudadanos. ¿ No dijo de él
.José Enrique Rodó, ese notable maestro de
juventudes de principios de siglo, que era un
"hombre estético" ?
Si esto dijo el ilustre escritor uruguayo,
es porque estudió a fondo los rasgos intimos
y públicos del Mariscal y comprobó que tanta
hidalguía, honestidad y nobleza no es común
en el alma de los grandes. Menos en las legio­
nl's de los mediocres. Bolivar mismo, que des.
bordaba de la humana condición, configurando
una dimensión distinta por elevada y especi­
fica, dijo una vez: "Suere me gana en gene.
rosidad''; y en su inigualable biografía sobre
el héroe de Pichincha y Ayacucho, abundó en
brillantes conceptos sobre su personalidad que
nadie ha superado después, ni menos ha podi­
do cuestionar.
Sucre, evidentemente, fue una severa lee­
ción de ecuanimidad, dificil de seguir al pie
de la letra; menos de tratar de imitar ni igua­
lar. He dicho en un artículo biográfico sobre
este hombre singular, cuyo molde ético y esté.
tico rompieron los malvados de Berruecos, por
encargo de otros que, incapaces de igualarlo,
prefirieron destruirlo; que si los que han diri­
gido después los destinos politicos, sociales y
económicos de las repúb1icas hispanoamerica­
nas, lo hubieran tomado de modelo para imi­
tar siquiera algunas de sus cualidades -ho.
nestidad, desinterés, justicia, eficienc-ia, gene-
17
Rafael Ramón Castellanos
él constante itinerario hacia las campañas,
con la mano fiel y firme del prócer a quien
la fortuna le dio el don de la ubicuidad: va.
liente y sosegado; severo y bondadoso; teme.
rario y tierno. Razón tuvo Bolívar para lla­
marlo, sencillamente, Abel, que es confirmarlo
en el comienzo del mundo, como el embajador
del bien en la elipse de la humanidad.
Pues bien, Sucre, y lo dicen cada una de
sus cartas y de sus mensajes, fue una exis.
tencia consagrada a vivir del calor que le
faltó en grande: a vivir del hogar y para el
hogar, casi siempre mentalmente, desde los
despeñaderos de su dolor por la ausencia de
familiares intimos alrededor de su vida com­
batiente )'' traslúcida, diáfana y vertical.
Julio Zarpa
rosidad, etc.- muy otra seria la situación de
estos países que se debaten en la inseguridad
y el atraso, explotados años tras años para
beneficio de los que detentan el poder y sus
áulicos y empobrecimiento de las masas po.
bladoras.
Si se recordara a Sucre seria un 1ndíce
acusador, una conciencia que nadie soportarla
frente a la consumación de actos ilícitos. Se-
1ia una presencia admonitoria desde su recio
ejemplo. ¿ Alguna excepción ? Posiblemente.
Pero algún día Sucre será recordado, por­
que los hombr�s tendrán que cambiar sus me.
todos y se acogerán a principios más huma.
nos de comportamiento y acción ; a procedi­
mientos más ajustados a normas de justicia
y de derecho. Esto viene sucediendo con Bolí.
var a medida que avanzan las ideas democrá­
ticas, republicanas, que él promulgó desde sn
cátedra continental, así no hayan éstas alean.
zado todavía lo que se ha dado en llamar !a
"intransigencia bolivariana'', en materia de
corrupción administratfva y otros aspectos del
pader.
Bolivar y Sucre serl!ln por muchos sigl0s
en lo adelante luminarias de este Continente
que e'los libertaron y dotaron de Constitucio..
nes; y, mala suerte, si los encargados después
de continuar su obra han perdido la perspe1;.
tiva y confundido su ideario.
Recordar a Suero no es, pues, abstraen;e
en la lústoria, aunque ésta sea la mejor fuen­
te para conocerlo en su vida y en sus hechos;
sino dinamizar la acción y buscar en el optL
mismo constructivo una más positiva Visión
de patria.
No hablo de Sucre en términos de Vene­
zuela, sino en dimensión de América.

Fue Condecorado nuestro Colaborador y Compañero
el Poeta José Francisco Gutiérrez:
El dia 4 de junio, fecha sesquicentenaria
del crimen de Berruecos, en que perdiera la
vida el Gran Mariscal de Ayacucho, le fue
otorgada por el Gobernador del Estado Sucre,
Profesor Carmelo R!os, con aprobación de la
·•Orden Antonio José de Sucre", al escritor y
poeta José Francisco Gutiérrez, la Condeco.
ración del mismo nombre, habiéndola recibido
en su nombre el poeta Pedro García Lopenza,
por ligeros quebrantos de salud del agraciado
que no pudo hacer acto de presencia en la
señalada oportunidad.
José Francisco Gutiérrez es nativo del Es.
tado Nueva Esparta, pero se radicó desde su
infancia -once años-- en la Ciudad Primo­
génita del Continente, donde, andando el tiem.
po, fundó un meritorio hogar con la seflora
Co!umba Guevara Acuña de Gutiérrez (ahora
düunta) que fue para él "el Angel de la Guar­
da de sus sueños", unión de la cual nacieron
hijos que son hoy distinguidos profesionales
universitarios.
José Francisco Gutiérrez en la ciudad del
Manzanares colaboró siempre con todo lo que
signüicara cultura, escribiendo en páginas de
diarios y revistas, o formando en grupos Lr1te­
lectuales con Dionisio López Orihuela, Hum.
berto Guevara, José Agustín Fernández, Julio
Zerpa, Ramón Suárez, Mario Gómez, José Sa.
lazar Domínguez, Luis Alvarez Marcano, José
Fernando Núñez y otros, en aquella época ro­
mántica, en que escribir y publicar un soneto
en "Renacimiento", el conocido diario de Juan
José Acuña. o en "Sucre", de Marco Tulio
Badaracco, era como fundir el metal del espí­
ritu para crear una joya de reflejos armó­
nicos.
Por esa actitud llrica, jamás desmentida,
y por su contribución al progreso de la egre.
gia ciudad oriental desde el desempeño de
importantes cargos piiblicos con honestidad y
eficiencia, la condecoración impuesta a este
distinguido ciudadano margaritefío -cumanés
de corazón y de acción- ha sido muy bien
recibida por los cumanagotos; por sus cote-
RELACION DE LA VIDA DE SUCRE
I.r.i CANTV ha publicado en bellísima edi­
ción, la relación de la vida del General Sucre,
escrita por el Libertador Simón Bolfvar.
La publicación trae unas palabr� Tonina.
res, muy emotivas, escritas por el seflor Nerio
Neri Mago, Presidente de la CANTV.
Se incluye en la obra editada un extenso
e interesante estudio del historiador Dr. Ra­
món J. Velásquez, referente a las relaciones
de estrecha amistad y mutuo aprecio y ad.mi.
ración existentes entre el Libertador y el
Gran Mariscal de Ayacucho.
18
rráneos de la Isla de las Perlas y por sus
relaciones sociales e intelectuales de la capi­
tal de la República, donde está domiciliado
desde hace varios años en unión de sus hijos.
La referida condecoración la recibió José
Francisco Gutiérrez del poeta Pedro García
Lopenza en su residencia, y Je fue colocada
simbólicamente en amistoso gesto por el poeta
Julio Zerpa, poseedor de la misma presea. En
la reunión familiar se encontraban presentes
el doctor Eloy Lárez Martinez, el señor Ra.­
món Madriz Sucre, el sefior Nerio Neri Mago,
todos poseedores de dicha condecoración; y el
escritor español José Manuel Castaflón, con
más de 25 aflos de estada entre nosotros, y
autor entre otras obras, de sendas antologias
en verso y en prosa sobre el Libertador Simón
Bolívar y el Gran Mariscal de Ayacucho An.
tonio José de Sucre, héroes por quienes siente
acendrada admiración. Además de las perso­
nas nombradas, hizo los honores de la casa,
junto con su padre, el Lic. José Jesús Gutié.
rrez Guevara, colmando de atenciones a los
presentes.
Es oportuno dar a saber que el escritor
y poeta José Francisco Gutiérrez, curtido en
estas lides, aunque las más de las veces en
forma pseudonimal, tiene entre su bagaje lite­
rario Inédito por publicar, un "Estudio Docu.
mental sobre la fundación de Cumaná", una
Biografl.a del Gran Mariscal de Ayacucho.
"Ciudadano de América" y un tomo de versos
con el titulo de "Huellas en el viento" -reco­
pilación de sus mejores poemas-- todo lo cual
se propone hacer editar en un futuro próxinw.
"Margariteñerias", que cuenta entre sus
colaboradores más asiduos y meritorios al
poeta José Francisco Gutiérrez, que con su
nombre o bajo pseudónlmo anima sus páginas,
desde el momento mismo de su aparición en
los estrados de la prensa nacional, hace suyo
su triunfo, pues lo considera un justo y va.
lioso reconocimiento a su larga y fructlfera
lucha en las relevantes actividades descritas
en esta misma nota fraterna.
Entre otras ilustraciones, l a obra contiene
reproducciones de un retrato del Mariscal, del
conocido cuadro de Tovar y Tovar so13re la
Capitulación de Ayacucho, del cuadro repre.
sentativo del encuentro de Bollvar y Sucre en
el "Desaguadero". y en fin, el referente a la
muerte del Mariscal.
"Margaritefierlas'' se congratula con la
CANTV, y en particular, con su Presidente,
señor Nerio Nerl :Mago, muy apreciado amigo
de esta casa, por esta excelente y patriótica
publicación, hecha con motivo del sesquicen­
tenario de la muerte del egregio cumanés.

LA PALA B RA D E E F RA I N S U B E RO
Don Alfredo Boulton en Desacuerdo con el
Puente hacia Marg arita
Bien temprano repica el teléfono. Y oigo
la voz rotunda de Alfredo Boulton. Me fe­
licita, generoso y cordial, por las palabras
que ustedes leyeron aquí mismo y que se
han ido repitiendo más allá.
Ahora recibo las cartas que les trans­
cribo. La boca maldita que susurró al oído
del Presidente la idea de la construcción
del puente de la discordia, cada vez que le�
cosas como las que ustedes van a leer ahora,
debe gritar como el general franquista Mi.
llán Astray le gritó a Unamuno: "Muera la
inteligencia".
Caracas, 29 de mayo de 1980
Profesor
Efraín Subero
Ciudad.
Mi estimado Coterráneo.
Como te dije por teléfono, recibe un
estrecho abrazo por tu artículo de hoy en
"El Nacional". Te envío copia de una carta
que le remití al Presidente de la República
sobre el malhadado puente que se proyecta.
Esperamos que seguiremos siendo isla.
Te abraza,
Alfredo Boulton
-0-
Caracas, 13 de mayo de 1980
Doctor
Luis Herrera Campíns
Presidente de la República
Su Despacho.
Con el mayc,?r respeto le dirijo esta carta
motivada por la profunda preocupación que
19
tengo sobre el presente y el futuro de Nue­
va Esparta. En su gran sabiduría el Creador
quiso que aquella tierra fuese una Isla. Así
lo consideró dentro de su gran creación y
así lo quiso más allá de las zonas francas v
de los puertos libres. Dotó sus habitante's
de un carácter y un espíritu muy particúlar,
cordial y festivo, incontaminado del resto
de la gente de Costa Firme.
Dotó la Isla de condiciones naturales
muy especiales. A su naturaleza le dio soL
sequía, extraordinarias frutas y a su mar el
mejor pescado del mundo. Todos estos ele­
mentos habrán de perderse y ya muchos se
han perdido, pero más aún habrá de suceder
si se le une al Continente por medio de un
puente. Hoy tal como está la isla ya se ha
vuelto un gran bazar oriental donde acuden
buhoneros a col1)ptar trapos y alcohol. Para
ilustrar más esta imagen, señor Presidente
las estadísticas muestran que entre 1978 ;
1979 hubo un promedio mensual de 45.000
cajas de alcohol entradas por la lsla, cifra
aterradora que llegará a duplicarse con la
facilidad del proyectado puente.
Yo le ruego, señor Presidente, considere
usted todo lo que ha de perderse a cambio
de lo muy poco que ha de ganarse --des­
trucción de la naturaleza, más tráfico, más
bullicio, más dinero, más desorden y m,fa
suciedad-. Los ecologistas del mundo tra­
tan de rescatar los pocos sitios incontami­
nados que nos quedan y la Isla de Marga­
rita es todavía, a pesar de todo lo que hasrn
ahora se ha hecho por destruirla uno de
esos lugares. Por favor, señor Presidente.
haga usted lo posible para que aqueila tierra
que tanto merece de los venezolanos, no se
vea también destruida como lucen otras co­
sas y tantas otras ciudades de Venezuela.
Alfredo Boulton
 EL CUMPLEA:ÑOS DE LI DA
El día 7 del mes de junio cumplió aiio�
nuestra querida amiga Lida Amundarain de
Natera Wanderlinder, esposa de nuestro her.
mano Felipe Natera W'anderlinder, Director
de "Margariteñerias".
El cumpleaños lo celebramos en la intími­
dad de algunos amigos. Nuestra celebración,
decimos. Porque seguramente hubo otras.
La nuestra fue en la casa de Efrain Su.
bero, y Argelia, su impar compañera. Algo
sin preparación previa, sin previas ímr:ita­
ciones.
Nos comimos un sabroso pargo horneado
que preparó Efraín. Hubo una bola de plátano
pintón que piló el Maestro Prieto Figueroa.
Le quedó muy buena. Hubo, claro, algunos
tragos.
En la mesa surgió una discusión. El Maes.
tro Prieto le habla discutido a Efráín, antes
de que Felipe, Lida y este servidor llegára­
mos, que la bola. de plátano se hacía sin más
nada. Con el puro plátano. O con cambur
titiaro y de otra estirpe que es con lo que
decia el Maestro Prieto que se preparaba la
bola. Efrain insistia en que llevaba mante.
quilla y otros an-umacos. Y el Maestro tuvo
que aceptar los añadidos, pero no convencido.
Como Lipe, Lida y nosotros mimos mu­
chos afios en Tucupita, le dimos la razón al
Maestro Prieto en cuanto a que por aquellos
lados la bola de plátano se hace sin esos
ingredientes de que hablaba Efraín. Es decir,
insistimos, se prepara con el puro plátano.
Con plátano verde y no con los cambures de
la fórmula del Maestro Prieto. Y quien le
quiera afiadir los arrumacos de Efraln, pues
que se los añada.
- No te lo decia Efraín - recordaba vic.
torioso el Dr. Prieto-. Sin mantequilla. El
puro plátano. Ya te conozco pajarito . . .
-¡Pero yo también tenia razón, Maestro
- saltó Efraín defendiendo lo suyo-. ¡Es con
Viaja Fel i pe Natera Wanderlinder
A visitar familiares viajó a Italia nuestro
Director Felipe Natera Wanderlinder junto
con su señora esposa Lida Amundarain de
Natera Wanderlinder. También los acompa­
ñan la señora Julita Ortiz de Borra, esposa
de nuestro colaborador Ramón Borra Gómez.
Natera aprovechará este viaje para visi­
tar centros de cultura, hacer contacto _con
personalidades literarias, intercambiar ideas
20
Pedro Manuel Vásquez
plátano verde ! ¡Es con plátano verde! ¡ Y de
los largos! ¡De los largos!
-Yo no sé, yo no sé - se defendía el
Maestret-. Ahi están los que saben.
Y nos señalaba a nosotros. A Felipe, a
Lida y al suscrito.
Mientras tanto, Argelia, la otra comensal,
reía. Feliz de aquela discusión culinaria en
que su marido -el fraternal Efraín- era un
divertido protagonista.
-¡ Qué sabrosa está la bola, Maestro Prie­
to -le dijimos nosotros--. Lástima que no
estaba aquí el fotógrafo para que lo hubiera
retratado cuando la estaba pilando.
- ¡ Verdad, caray!, intervino Felipe.
-¡Una fotografí-a para la historia!, excla.
mó Efra.in.
-Yo no sé, yo no sé -dijo risueñamente
el Maestro Prieto-. Yo lo que sé es que· éste
es mi mejor presente para Lida que es la
cumpleañera.
Todos celebramos el comentario del Maes­
tro.
-¿ Y por qué no está aqui nuestro iotó.
grafo particular?, bromeamos nosotros.
-No pudo venir hoy, informó Argelia.
-Otro día vendrá --completó Llda. com-
placida- . La próxima vez que nos reunamos
aqui -prometió--, yo les voy a pilar una
bola de plátano como la hacemos en Tucu.
pita. ¿ Verdad, Pedro Manuel ?
- A.si es, Lida. ¡Para que sepan!
¿ Y quién es el fotógrafo '!, se preguntarán
los lectores. Nuestro fotógrafo es Ramón Fa­
tete Carvajal. El querido Ramón . . .
Caracas, julio de 1980.
y traer para "Margariteñerías" todas aque-
11as orientaciones de un mundo de experien­
cia y de una elevada cultura.
Que la estadía en el viejo continente sea
muy provechosa a los queridos viajeros y
regresen con muy gratas impresiones son
nuestros deseos.
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