Libros de Gerencia Resumidos
Gerenciar nuestro gerente
Cómo tener éxito con cualquier tipo de jefe
Gonzague Dufour
RESUMEN EJECUTIVO
Hay toda clase de gerentes y líderes. Lamentablemente, casi
nunca tenemos la posibilidad de escoger el jefe de nuestra
preferencia.
Es muy común que tengamos que trabajar para una persona
"difícil" de tratar: brillante y a la vez inaccesible.
El presente libro ofrece una lista de los diversos tipos de jefe
que existen y cómo aprovechar y sacar lo mejor de cada uno.
¿Qué tipo de gerente es nuestro jefe?
Los empleados que entienden y trabajan bien con sus supervi-
sores florecen en sus empleos. Es importante que identifique-
mos el estilo gerencial de nuestro jefe: el hostigador, el bueno,
el caleidoscopio, la estrella, el científico y el ombligo. Si tene-
mos suerte, nuestro jefe es uno de los raros "séptimos líderes"
capaces de adaptarse y de aprender de los demás. Cada tipo de
jefe tiene características positivas y negativas que podemos
aprender a administrar.
El hostigador
Como lo sugiere el nombre, el jefe hostigador es competitivo,
agresivo, directo y confiado. Los hostigadores motivan a sus
empleados con miedo e intimidación. No les preocupa cuestio-
nar o criticar a los demás, incluso a sus propios jefes. Los
hostigadores son microgerentes. A muchas personas les gusta
trabajar con hostigadores porque estos recompensan a las
personas ambiciosas que ofrecen resultados.
Nunca debemos tomarnos personalmente los comentarios de
un hostigador. Por el contrario, debemos buscarle la parte
humorística a cada situación. También debemos establecer
límites de tiempo al trabajar con un hostigador y evitar las
sorpresas. Asimismo, debemos desarrollarnos en un área que
este desconozca y hacer los trabajos que odie.
Siempre debemos permanecer tranquilos al lidiar con un
hostigador. Debemos ser adaptables. Aprender a ser sutiles. Si
un hostigador nos confronta, debemos formularle preguntas
retóricas y sugerirle soluciones alternativas. Debemos cambiar
constantemente nuestra técnica al responderle a un hostigador,
pues de esta manera no logrará encasillarnos.
El bueno
Los buenos gerentes son competentes, razonables, eficaces,
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estables y predecibles. No van más allá de lo establecido ni
asumen riesgos. Además evitan cualquier confrontación.
Los buenos gerentes ignoran las políticas de la oficina y no son
muy eficientes a la hora de desarrollar redes de contactos. Para
gerenciar un buen gerente, debemos hacer el trabajo sucio y
asumir los riesgos que estos evitan.
Los buenos jefes no toleran mucho los juegos y no les gustan
las personas impredecibles, incoherentes y extrañas. Si nos
volvemos indispensables para un buen gerente, este nos
mantendrá en mente para cualquier posible ascenso.
El caleidoscopio
Los caleidoscopios son difíciles de entender porque sus perso-
nalidades cambian con cada situación. Un caleidoscopio puede
ser dulce y sensible con los clientes, directo y desafiante con
los empleados e indiferente con sus colegas.
Los gerentes caleidoscopios poseen una confianza que raya en
la arrogancia. Manipulan a las personas para ganar poder y
esperan que los demás hagan lo mismo. Son inteligentes y
suelen tener razones para hacer las cosas, pero casi nunca
revelan sus justificaciones.
A pesar de todo esto, es posible gerenciar al caleidoscopio.
Debemos aceptar que nunca veremos al verdadero caleidos-
copio. Además, debemos preguntarle qué quiere lograr el
próximo año. Aunque no lo dirá directamente, es posible que
veamos un marco general de sus prioridades. Siempre debe-
mos mantenerlo informado; pero, es importante que filtremos
la información. Sólo debemos darle la información que quiere
escuchar.
Es preciso que dejemos de hacer aquellas cosas que no le
agradan al caleidoscopio. Tampoco debemos copiar su com-
portamiento. Es mejor que no oigamos rumores. El caleidos-
copio nos dirá lo que queremos oír para obtener lo que él
necesita. Y nunca olvidemos que los caleidoscopios tiene
siempre una agenda secreta.
Los caleidoscopios pueden ser serios y desafiantes. Debemos
entender su sentido del humor y tratar de hacerlos reír.
La estrella
Las estrellas son dramáticas y emocionantes. Les encanta estar
bajo los reflectores. Es posible que un supervisor estrella lance
objetos cuando está molesto. Las estrellas no son sutiles ni
discretas. Odian cualquier cosa que retrase la acción: reunio-

nes, burocracia, presentaciones, computadoras lentas, etc. Las
estrellas están llenas de energía y no pierden ninguna oportu-
nidad de alardear.
Trabajar con una estrella significa lidiar con altibajos extre-
mos. Así que es mejor que disfrutemos del viaje. Las estrellas
esperan más de sus empleados que los otros tipos de jefes. Por
ejemplo, tal vez quieran que trabajemos en las noches y los
fines de semana. Lo mejor es que aprendamos no a controlar
sino a guiar este tipo de jefes. Además, recordemos que a las
estrellas les gusta la información directa.
Las estrellas necesitan de un público, así que lo mejor es que
aprendamos a escuchar. Debemos pedirles ayuda cuando la
necesitemos. A las estrellas no les gustan los empleados
desleales o poco optimistas. Además, no toleran a las personas
que contestan. En cambio, les gustan los "buenos soldados",
capaces de cumplir órdenes sin cuestionarlas. Si formamos
parte de un equipo sin la necesidad de estar al frente o en el
centro, lo más seguro es que podamos trabajar sin problemas
con una estrella.
El científico
Los científicos están ansiosos por probar sus teorías y ponerlas
en práctica. Además, les encanta hablar sobre las últimas ideas
y prácticas gerenciales. Los científicos justifican sus acciones
por medio de su creencia en una teoría o sistema. Pueden
llegar a ser pedantes y les encanta explicar cómo encajan sus
ideas en una situación dada.
Los científicos son muy hábiles a la hora de dar y recibir
retroalimentación. Se apegan a los hechos y no permiten que
sus emociones se inmiscuyan en los análisis. Al igual que
cualquier profesor despistado, los científicos se distraen fácil-
mente y son desorganizados. Pero, de todos, son los jefes más
fáciles de tratar. Son amistosos y se llevan bien con sus
colegas.
Nos será fácil trabajar con un científico sólo si disfrutamos de
los retos intelectuales y somos capaces de "traducir" sus
teorías para que los demás las entiendan. También debemos
buscar un equilibrio entre la lealtad que le profesamos al
supervisor científico y la lealtad que le profesamos a la
organización como un todo. Si bien es cierto que el científico
cuenta siempre con un círculo de allegados, es importante que
también nos relacionemos con gente que esté fuera de dicho
círculo. Es decir, debemos convertirnos en el puente entre el
científico y las personas ajenas al grupo.
Los científicos admiran la razón y la lógica, y no toleran la
rabia y la tristeza. Los científicos nos respaldarán siempre y
cuando apoyemos sus teorías científicas y no interfiramos con
nada.
El ombligo
El ombligo es el tipo de jefe más difícil de tratar. Los ombligos
(es decir, personas que están tan ensimismadas que lo único
que logran es verse el ombligo) tiene egos inmensos. Los
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ombligos son grandes vendedores. Buena parte de los ombli-
gos creen tanto en sí mismos que suelen convencer a los demás
para que les perdonen sus errores. Los ombligos son implaca-
bles, resueltos y directos. Toman las decisiones rápidamente
sin consultar a los demás y nunca quieren oír sugerencias.
Todos lidiamos con un ombligo a un cierto punto de nuestra
carrera. No podemos hacer nada con respecto al ego de un
ombligo, así que debemos buscar la manera de soportar al
máximo. Es importante que nos asociemos con otro gerente
que sea diferente, pues a los ombligos no les interesa que
avancemos profesionalmente. Sin embargo, debemos recono-
cer que el ombligo sabe cómo llevar a cabo las cosas.
Es posible gerenciar un ombligo. Por ejemplo, debemos decir-
le a nuestro jefe ombligo que todo es nuestra culpa (aunque no
lo sea); que el proyecto no salió como esperábamos. Los
ombligos sólo responden a las adulaciones cuando las usamos
en pocas cantidades. Es importante que determinemos cuáles
son las habilidades de nuestro jefe ombligo y propiciemos
oportunidades para que este se luzca.
Al trabajar con un ombligo debemos mantener la guardia en
alto. Los ombligos son muy sensibles a los desaires. Además,
siempre terminan equivocándose. Por tanto, las organizaciones
que valoran el trabajo en equipo, el desarrollo del personal y la
transparencia no deberían mantener ombligos entre sus filas.
Gerencia situacional
Cada gerente reacciona de diferente manera ante las diversas
situaciones.
En las situaciones de emergencia:
- Los gerentes buenos se mueven demasiado lentamente
porque quieren distribuir las responsabilidades equitativa-
mente. Por tanto, debemos ayudarlos a que entren en acción.
- Los hostigadores están mejor equipados para lidiar con
cualquier crisis, pues no le temen a las situaciones difíciles.
La manera de apoyar a nuestro gerente hostigador es actuar
como si fuéramos parte de un equipo.
- Es posible que el caleidoscopio nos sacrifique durante un
momento de estrés; por tanto, debemos asegurarnos de
afianzar nuestras relaciones con los demás. Es importante
mantengamos informado al caleidoscopio. Si este conserva
el poder, también lo conservaremos nosotros.
- Las estrellas viven para las crisis porque les encantan los
reflectores. Debemos seguir el liderazgo de la estrella y
saber escuchar.
- Cuando una crisis contradice las prácticas de un científico,
debemos aprovechar la disposición de este a recibir
retroalimentación.
- Dado que los ombligos sólo se preocupan de sí mismos, lo
primero que debemos hacer es protegernos a nosotros
mismos. Debemos recabar información para probar que no

tuvimos nada que ver con la crisis.
A un cierto punto, siempre queremos que reconozcan nuestro
trabajo. Es decir, trataremos de que nos asciendan. En tal
sentido:
- Los hostigadores prefieren ascender a las personas que ya
están en el cronograma de ascensos. Así que una buena idea
es echar a correr el rumor de que otra compañía está
interesada en nosotros. Esto resaltará nuestro potencial. El
hostigador no querrá que nos vayamos con la competencia.
- Dado que los buenos gerentes le temen al riesgo, nuestro
ascenso podría poner en peligro su statu quo. Por tanto, lo
mejor es buscar apoyo de parte de otros miembros del
equipo.
- Los caleidoscopios sólo promueven a personas que no
socaven su poder. Por tanto, debemos asegurarnos de que
nuestro ascenso les sirva de algo.
- Las estrellas sólo premian a otras estrellas. Si queremos
que nos promocione, debemos hacer algo que llame su
atención o que resalte nuestras cualidades de estrella.
- Los científicos premian la experiencia. Así que debemos
invertir tiempo y esfuerzo en talleres, seminarios, clases, etc.
- Los ombligos siempre se preguntan: "¿Qué gano yo en
todo esto?" Al ombligo hay que convencerlo de que nuestro
ascenso mejorará su reputación y permitirá crear nuevas
alianzas para la compañía.
El séptimo líder
Los grandes jefes fomentan el aprendizaje y el crecimiento,
aparte de que escuchan y respetan a sus empleados. Los
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en Hispanoamérica
Título original: Managing your manager
Editorial: McGraw-Hill
Publicado en: Diciembre de 2010
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séptimos líderes se adaptan sin agenda y aprenden de sus
equipos. Además, los séptimos líderes pueden recibir retroali-
mentación, escuchar cuidadosamente, analizar objetivamente e
integrar la retroalimentación a sus estilos gerenciales.
Debemos tratar de que los demás jefes desarrollen caracte-
rísticas propias de los séptimos jefes:
- A los hostigadores les gusta tener el control de todo; pero
podemos mencionarles las capacidades de otros miembros
del equipo.
- Los buenos gerentes evitan ir más allá de su zona de
comodidad. Así que podemos enseñarles ejemplos de otras
cosas que les hayan funcionado a otras compañías.
- Los caleidoscopios son los jefes que se parecen más a los
séptimos líderes. Debemos asegurarles que nada los hará
perder el poder y que el trabajo en equipo no hace más que
aumentar su poder a largo plazo.
- A las estrellas hay que animarlas a compartir los reflec-
tores.
- Los científicos se apegan a sus teorías. Por tanto, debemos
sugerirles una teoría relacionada que le abra los ojos.
- Los ombligos pueden convertirse en séptimos líderes, pero
son los que tienen que esforzarse más en este sentido. Con el
tiempo, podemos ganarnos la confianza de un ombligo.
Luego, debemos sugerirle maneras de mejorar.
Cada quien debe evaluar qué posibilidad hay de que su super-
visor se convierta en un séptimo líder. Si bien es cierto que no
podemos cambiar al supervisor, sí podemos ayudarlo a
mejorar, lo que, a largo plazo, nos ayudará a nosotros mismos.
Recursos Humanos y Empleo
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