SERIE DE PLÁTICAS

FRANCAS

Práctica
Mental
No. 1

By William W. Walter
 Durante los cincuenta años que han transcurrido
desde el descubrimiento del sanar puramente mental
por Mary Baker Eddy, tal como fue enseñado y
practicado por Jesús de Nazaret, la mayor parte del
mundo le han dado al tema poco o ningún pensamiento.
Sin embargo, muchos miles han probado medios
puramente mentales cuando la así llamada cura
medicinal ha fracasado y al hacerlo así, han encontrado
ayuda y sanar.
La mayoría de quienes recibieron beneficio a través
del método puramente mental, se dirigen al tema del
sanar metafísico y empiezan a leer y a estudiar
sistemáticamente los diversos libros escritos por la
redescubridora de la Ciencia Mental (espiritual), con el
propósito y la esperanza de ganar un entendimiento del
sanar puramente mental.
Que estos miles y miles de estudiantes han alcanzado
alguna noción de metafísica, aunque más o menos
vaga, por este estudio de la Ciencia Cristiana, con el
beneficio correspondiente, se comprueba fácilmente,
pero que pocos han alcanzado un entendimiento
suficiente claro para poder determinar el cómo y el por
qué del sanar mental, es también evidente por las miles
de cartas que he recibido pidiendo más luz. Estas cartas
vienen de aquellos que han estudiado el tema por
veinticinco años, así como de principiantes.
2 
Por la naturaleza de las preguntas hechas, es
evidente que aunque hayan estudiado veinte años o
más, muchos de los que escribieron esas cartas no
tienen idea del Principio que gobierna el verdadero
sanar mental.
Tal vez ellos puedan haber recibido una porción de
salud y beneficio, pero esto no fue el resultado de su
entendimiento de la enseñanza de la Sra. Eddy, sino de
la fe ciega en ellos y en seguir el método que ella había
descrito; en otras palabras, la gran mayoría de
estudiantes de este tema deriva su beneficio de una fe
ciega en la Ciencia Cristiana, más que de un
entendimiento de la Ciencia Cristiana; o sea, se
benefician pero no saben cómo o por qué se
benefician.
Un concepto erróneo ampliamente difundido entre los
principiantes de la Ciencia Cristiana, es que su sanar ha
de atribuirse a un poder más o menos sobre natural,
mientras que en un cuidadoso estudio de la enseñanza
de la Sra. Eddy les debería mostrar claramente que son
ellos, ellos mismos, quienes por medio del pensar
equivocado, causan sus propias enfermedades, y
también que son ellos, ellos mismos, quienes se sanan
a sí mismos por medio del pensar correcto.
Yo sé que el principiante demasiado entusiasta en
este punto me diría: “Dios es el único sanador y por lo
tanto tú mismo no puedes sanarte.”
 He encontrado mediante amplia experiencia que entre
más sincero y leal es el Científico Cristiano, menos peso
han tenido mis palabras en él, aunque las palabras que
dije fueron las mismas palabras de la Sra. Eddy, y por
consiguiente he descubierto que el único método por el
cual yo podría avanzar rápidamente para desechar el
concepto equivocado del estudiante, era recurrir a las
propias palabras de la Sra. Eddy, por lo tanto, en mi
esfuerzo por aclarar el qué, el cómo y el por qué del
sanar mental, yo dirijo al lector a las propias
declaraciones de la Sra. Eddy sobre el tema.
En la página 219 de Escritos Misceláneos de Mary
Baker Eddy, se encontrará un artículo llamado Práctica
Mental, y sería parte de la sabiduría del estudiante tener
éste artículo ante sí para probar lo que lo que yo
expongo está en exacto acuerdo con el artículo.
La Sra. Eddy empieza el artículo como sigue: “Se
admite que los mortales piensan malvadamente y actúan
malvadamente; y los pensadores comienzan a percibir
que los mortales también piensan en cierta forma
enfermiza. En lenguaje común, una persona se siente
enferma, otra se siente malvada.”
Haciendo una pausa y digiriendo mentalmente estas
dos declaraciones de la Sra. Eddy antes de continuar
leyendo, un poco del pensamiento llevará al estudiante a
comprender que el pensar malvadamente y el actuar
malvadamente no están desasociados, sino que el
3 
actuar malvado de los mortales es la consecuencia o
resultado del pensar malvado. El pensar malvado es la
causa y el actuar malvado el efecto, puesto que es
evidente que uno no puede actuar malvadamente sin
antes pensar malvadamente, — el pensamiento siempre
precede y tiene que preceder al acto.
Al hablar de la enfermedad en conexión con la
maldad, la Sra. Eddy se esforzó por mostrar que lo que
es verdad en un caso, es también verdad en el otro, es
decir, que pensar enfermizo, o pensar enfermedad, es la
causa de la enfermedad, lo mismo que el pensar
malvado es la causa del actuar malvado; También que
aquello a lo que se le llama “sentirse enfermo” es sólo el
invariable efecto del pensar enfermo, así como el acto
malvado sigue al pensamiento malvado.
La Sra. Eddy sabía que la mayoría de la gente está de
acuerdo o comprende que actuar malvado es el
resultado del pensar malvado, pero también sabía que el
mundo en general está totalmente ignorante del hecho
de que el pensar enfermo es la raíz y causa de la
enfermedad. Sin embargo, se debería comprender, que
si uno es cierto, el otro también tiene que ser cierto, aun
cuando en el caso de la enfermedad, éste hecho no ha
sido reconocido. Para ilustrar mejor su punto, ella dice:
“En lenguaje común, una persona se siente enferma,
otra se siente malvada”, o sea, la expresión común es
“Me siento malvado” o “Me siento enfermo”, mientras
que, para hablar absolutamente correcto, esto debería
ser: “Estoy pensando enfermedad” o “Estoy o he estado
entregándome a pensamientos enfermos”, o “He estado
entregándome a pensamientos malvados”. El sentir en
un caso, como el actuar en el otro, es meramente la
consecuencia o efecto del pensamiento, el cual es la
causa.
La enfermedad es pues una condición nacida del
pensamiento enfermo, o mejor dicho, es la expresión
externa de los pensamientos enfermos que han sido
mantenidos en la mente. Así se ve que la enfermedad es
mental y de origen mental, siendo el pensamiento
enfermo la causa que la origina, y la aplicación del
sentido común revela que el sanar verdadero se tiene
que lograr mediante y por lo mental, porque la causa es
mental, a saber, el pensar equivocado, y por lo tanto el
cambio o corrección se tiene que forjar.
El pensamiento enfermo que es la causa de la
enfermedad se debe cambiar por algún método antes de
que se pueda esperar un cambio permanente en el
efecto, la así llamada enfermedad corporal. El cómo se
logra este cambio se demuestra en su artículo de
Práctica Mental.
Continuando con el artículo de la Sra. Eddy leemos:
“Una tercera persona sabe que si quisiera remover este
sentir en cualquiera de los casos, en uno tiene que
cambiar la conciencia del malestar y sufrimiento de su
4 
paciente a una conciencia de bienestar y de pérdida del
sufrimiento”. Esto significa en esencia que una tercera
persona (una que supuestamente conoce los hechos de
la causalidad mental) que desee sanar al así llamado
enfermo o salvar al pecador malvado, en primera
instancia tiene que producir un cambio en el pensar
enfermo del dizque enfermo, para producir un cambio
corporal; en el segundo caso tiene que producir un
cambio en el pensar malvado habitual del así llamado
pecador, puesto que el pensar malvado se debe cambiar
antes de que el actuar malvado cese. La única diferencia
entre el sanar del enfermo y la salvación del pecador,
es, que quien ha estado pensando pensamientos
enfermos, lo ha estado haciendo sin percatarse de ello y
sin intención, y tan pronto como ve su error, con gusto
intenta cesar el pensar enfermo. El pecador sin
embargo, se da cuenta de la mala acción cuando piensa
pensamientos malos o malvados y lo hace así, no
inocentemente, sino de buena gana e intencionalmente,
y muchos que siguen con pensamientos malvados no
están dispuestos a admitir que eso está mal, sino que en
su espíritu de auto justificación, tratan de probar que
tienen razones suficientes para su mal pensar. Sin
embargo, puesto que estos pensamientos malos o
malvados son la causa de su malestar o discordia
mental, éstos no se podrán sanar hasta que hayan
admitido el error en su manera de ser y hayan cesado
dicho error.
 En el siguiente párrafo la Sra. Eddy declara
concisamente lo que es la Ciencia Cristiana, diciendo:
“Esto es Ciencia Cristiana: que la mente mortal enferma,
y la mente inmortal sana; que la mente mortal hace
pecadores, mientras que la Mente Inmortal hace santos.”
Miles han leído estas simples palabras de la Sra.
Eddy y se han dicho así mismos: “Si, esto es verdad”,
pero pocos realmente han entendido su completa
importancia, la mayoría concordando meramente con la
declaración sin entender de ningún modo el cómo o el
por qué.
En el principio del artículo sobre Práctica Mental, la
Sra. Eddy dice en esencia que el pensar malvado resulta
en actuar malvado, y que el pensar enfermizo crea
enfermedad. Por lo tanto, si la mente mortal enferma y
hace pecadores malvados, entonces el pensar enfermo
y malvado es la mente mortal; en otras palabras, la
mente mortal es meramente otro nombre para el pensar
equivocado o el pensar erróneo, declarando la misma
Sra. Eddy que ella le dio el nombre de mente mortal
para denotar a la creencia humana, y la creencia
humana es el pensamiento erróneo.
Menciono esto porque ha sabido de estudiantes que
han personificado de tal modo las palabras “mente
mortal”, que han visto en estas dos palabras a un
verdadero demonio o poder maligno que les manda
pensamientos equivocados. Sin embargo, tal significado
5 
no puede ser atribuido legítimamente al nuevo nombre
de la Sra. Eddy para el pensamiento erróneo, — tanto el
del estudiante como el de su prójimo.
Se debería ver fácilmente que si es un hecho que los
pensamientos malvados lo hacen a uno malvado, y que
los pensamientos enfermos lo enferman a uno, — el
pensar es la causa, y que, por lo tanto, un cambio en el
pensar (la causa) producirá un cambio en el efecto.
Por lo tanto pensar pensamientos saludables y
buenos lo hará a uno saludable y bueno. Si el pensar
correcto y bueno sana (y encontramos que la Sra. Eddy
dice que la Mente Inmortal sana) podemos deducir sólo
una cosa, a saber, que el pensar correcto y bueno es la
Mente Inmortal y la verdadera causa de todo lo que es
bueno y real, cuando el pensar erróneo, i. e., la mente
mortal, es la causa imaginaria de toda vana imaginación
o creencia errónea, tal como el pecado, la enfermedad y
la así llamada muerte.
Muchos estudiantes piensan de la Mente Inmortal
como algo fuera de y más allá de ellos mismos, que les
manda pensamientos correctos, pues a menudo he
escuchado la declaración: “Nosotros pensamos los
pensamientos de Dios después de Él”. Esto está
totalmente equivocado, puesto que en ninguna parte de
los escritos de la Sra. Eddy se puede encontrar tal
declaración, y es cierto que si fuera correcta, la Sra.
Eddy la habría hecho.
 La única declaración aproximándosele, hecha por la
Sra. Eddy, es: “Nosotros tenemos que pensar en
conformidad con la Verdad”. Esto no quiere decir que la
Verdad esté mandándole a uno los pensamientos de
uno, sino más bien que uno debe descubrir lo que son
los hechos de la existencia y ajustar el pensamiento de
uno a esta Verdad.
Si esta teoría de que Dios, la Mente Inmortal, manda
Sus pensamientos a la humanidad es correcta, y si es
verdad que la humanidad debe pensar los pensamientos
después de Él, como algunos afirman, — ¿por qué la
Mente Inmortal no los manda directo al enfermo y no al
practicante, quién a su vez los manda al paciente?
Si la Mente Inmortal opera de este modo, ¿por qué
Dios no manda pensamientos correctos directo al
enfermo y obliga al enfermo a pensarlos, puesto que
Dios es todopoderoso?
La enfermedad es un estado de conciencia
manifestado en el cuerpo. La salud es también un
estado de conciencia manifestado en el cuerpo. La
siguiente explicación aclara esta declaración:
La enfermedad es una condición mental manifestada
en el cuerpo; la salud es también una condición mental
manifestada en el cuerpo.
6 
La enfermedad no es la condición natural de la vida o
conciencia, de aquí que no es la condición real, mientras
que la salud es la condición natural de la vida o
conciencia, consecuentemente es el estado real. De
esto se puede deducir que la enfermedad y el mal no
son reales, no siendo el estado natural, mientras que la
salud y el bien son reales, porque son el estado natural.
Aunque no sea real o natural, la enfermedad es aún
más que mera imaginación, — es una firme convicción
mental de la realidad de la cosa imaginada. De esto se
puede ver que si la verdad real de la existencia se le
dice a uno que está siendo víctima de una creencia
errónea, una imaginación falsa, y él acepta o se le hace
entender la verdad, ocurre un cambio en el estado
mental, se destruye la convicción en la falsa
imaginación, en consecuencia él piensa más apegado a
la verdad o a los hechos acerca de la existencia y el
cuerpo muestra la condición cambiada de la
mentalidad.
La Sra. Eddy sigue su declaración diciendo en
esencia, prueba esta ley o regla de la mentalidad por
ponerte a pensar realmente y te comprobarás a ti mismo
por los efectos que siguen a tu pensar, que los
pensamientos enfermos y malvados traen
enfermedad y maldad, y que el pensar bueno y
saludable resulta en bien y salud.
 Hasta aquí, cuando se mira desde un punto de vista ciencia metafísica tiene sus numerales y también sus
con sentido común, no se ha encontrado nada en este problemas de adición.
artículo que sea sobrenatural o misterioso, — el matiz de
Los numerales de la metafísica son la Mente, el
misterio ha sido dado por el hecho de que la humanidad
Pensamiento y el Entendimiento, o dicho más
atribuyó ambas: salud y enfermedad, a otras causas
sencillamente, primero, el elemento mental o
diferentes del pensamiento, no sabiendo que el pensar
mentalidad; segundo, el pensar o fuerza activa de la
tenía algo que ver con estas condiciones. Sin embargo,
mentalidad, y tercero, la conclusión o convicción a la que
que tal es el caso, se puede demostrar mediante una
se llega, el pensar entendido. El lector no debería caer
prueba honesta y persistente, y parece que no tiene
en el error de pensamiento de que el cerebro y la
sentido mantenerse apartado y decir “Yo no lo creo” en
mentalidad son lo mismo, siendo el cerebro sólo la
lugar de hacer tal intento.
expresión de la mentalidad.
El hecho de que la Sra. Eddy escribiera: “No hay nada
Los tres numerales son el Padre, el Hijo y el Espíritu
tan perjudicial para la Ciencia Cristiana como la creencia
Santo de la Biblia, siendo usados estos últimos términos
ciega” es prueba en sí de que ella no deseaba que sus
en vez de las expresiones más inteligibles de Mente,
declaraciones fueran creídas ciegamente.
Pensamiento y Entendimiento a fin de que el poder de
En la Ciencia Cristiana tal como en la ciencia de los la Mente pudiera ocultarse a los mal pensados. Esta
números, el estudiante no debe concluir erróneamente Trinidad en unidad es la única Causa, Poder y Creador
que algún problema dado es imposible de resolver de todo lo que existe.
debido a su propia incapacidad para resolverlo. Así
El ocultar o velar el todopoder a través de una
como las leyes que gobiernan la ciencia de los números
personificación de la divina Trinidad, evidentemente
deben ser entendidas antes de que puedan ser
parecía necesario en los días en que la vida se
aplicadas, de este modo, las leyes que gobiernan el
consideraba despreciable.
reino espiritual, i.e. mental, deben ser entendidas antes
de que todos los problemas puedan ser resueltos. A mí mismo, me ha llevado cinco años tomar la
decisión de si sería mejor explicar claramente el
En matemáticas, los numerales son el paso inicial, y
todopoder. Durante estos años he sido bombardeado
los primeros problemas, los de adición. Igualmente la
con cartas de todo el campo de la Ciencia Cristiana,
7 
 
pidiendo que les diera a los autores de estas cartas el
pan viviente, la verdad clara y sencilla para que ellos
pudieran resolver su propia salvación, — no con temor y
temblando, — sino con un completo valor nacido del
entendimiento. He decidido ahora que el momento para
que la metafísica sea claramente expuesta ha llegado.
No me parece justo negar el poder de crear felicidad,
salud y alegría a mil justos con el fin de evitar el mal uso
de este poder mental por un malintencionado.
También he descubierto que el malintencionado no
puede afectar a aquellos cuyas mentes son puras,
puesto que los buenos poseen una defensa segura en
su propio pensar bueno y correcto.
Este descubrimiento me indujo a darme cuenta de que
aquél en cuyo pensamiento predomine el bien es una ley
para sí mismo y no está expuesto al proceder erróneo.
Regresando a la declaración de que la ciencia
metafísica tiene su fase correspondiente a la acción en
las matemáticas, y que, como las matemáticas, los
primeros problemas metafísicos son los de sumar, la
suma metafísica se logra por agregar al pensamiento el
hábito o método de pensar sólo buenos y saludables
pensamientos, y el resultado obtenido, cuando esta
suma se hace correctamente, es salud y bien.
8 
La proporción de salud y bien de la que se goza está
en exacta relación a la proporción de pensar bueno y
saludable que se añade al pensar diario.
Pensar salud por media hora y enfermedad el resto
del día, no es demostrar o probar el lado bueno de la
regla mental del pensamiento. En cambio, esta clase de
pensamiento demuestra el lado erróneo o malo, el lado
imaginario o irreal, — que los pensamientos enfermizos
habituales enferman a un individuo y lo mantienen en
una condición enferma, o, si está sano, caer en el
hábito de pensar de sí mismo como enfermizo es para
él volverse así.
Es necesario hacer un esfuerzo para lograr que la
proporción de pensamientos buenos y saludables
predomine para demostrar el lado bueno de la regla
mental de que el pensamiento es causativo, y entonces
se comprobará el lado bueno de la regla, es decir, si se
está enfermo, sigue la salud, y si se está sano, se
asegura la inmunidad a todas las enfermedades.
Así será posible demostrar que la Sra. Eddy tenía
razón cuando dijo: “Encontrarás que una buena regla
trabaja en una forma, y que una regla falsa lo hace en la
forma opuesta”.
Hasta aquí este artículo se ha tratado principalmente
sobre el autosanar a través de medios puramente
mentales, pero no se debe suponer que sólo el
autosanar es posible y que no es posible sanar a otros o Eddy se refiere al que está usando el argumento mental
uno al otro por los mismos medios puramente mentales, como “el sanador” diciendo: “El sanador empieza”.
i.e., espirituales; que sí es posible se demuestra por el
El sanador dice mentalmente: “Tú estás bien y tú lo
siguiente párrafo del artículo de la Sra. Eddy sobre
sabes”, y él (“el sanador”) “sostiene esta fuerza mental
“Práctica Mental”.
silenciosa”.
Para ilustrar esto, la Sra. Eddy presenta el caso de
Estaría bien hacer una pausa y razonar un poco. La
uno que se cree enfermo y enseña el procedimiento
Sra. Eddy enseña que hay sólo un poder. Al hablar de la
para su sanar por otro a través de un proceso
“fuerza mental silenciosa” ella ha ligado la palabra
puramente mental. Es precisamente en éste punto vital
“fuerza” a “mental”, y puesto que fuerza mental y poder
en que la mayoría de los estudiantes de metafísica caen
mental son lo mismo, uno está en el dilema de admitir
en un concepto erróneo de las enseñanzas de la Sra.
que “mental” es Dios, o que hay dos poderes o fuerzas
Eddy y mal entienden por completo sus declaraciones, y,
que sanan, — la fuerza mental y Dios.
en consecuencia, están equivocados respecto a quién
sana, qué sana y por qué se logra sanar. La Sra. Eddy continúa su ilustración diciendo que “los
argumentos mentales y orales” del sanador (no los de
Muchos estudiantes me han contado demostraciones
un misterioso Dios) “se proponen refutar los
de sanar y en respuesta a mi interrogatorio en cuanto a
pensamientos, palabras y actos del enfermo, en ciertas
la manera en la que las lograron, han contestado: “Yo
direcciones, y encauzarlos hacia la Verdad”, o sea, el
sólo hice mi trabajo y Dios hizo el sanar, ya que sé que
sanador se esfuerza por medio de argumentos a inducir
por mí mismo no puedo hacer nada”.
al enfermo a pensar en conformidad con los hechos de
Esta respuesta no es iluminadora para uno que anda la existencia. En una de las primeras ediciones de
buscando pero es la respuesta usual y equivocada, si la Ciencia y Salud, la Sra. Eddy dice claramente, “El hecho
Sra. Eddy está en lo correcto, y yo he comprobado en de la existencia murmurado al oído de los enfermos, los
cientos de casos que ella tiene razón. sana”.

Al sanar a los supuestos enfermos, la Sra. Eddy dice: Hasta aquí vemos que el método de sanar a uno que
“El sanador empieza con el argumento mental”. Deseo se cree enfermo, no es misterioso o sobrenatural. Es
llamar a la atención del lector el hecho de que la Sra. meramente el intento del sanador (quien se supone
9 
 
conoce los hechos de la Vida, la Verdad) de Desde la primera hasta la última página, la Biblia
desengañar a la mentalidad del individuo enfermo de su enseña los hechos de la Vida, de la existencia y que la
creencia errónea en la enfermedad a través de salvación consiste en asegurar un entendimiento de
argumentos mentales silenciosos y orales. estos hechos y en ajustar los propios pensamientos a
ellos. La Biblia no es meramente una historia de
Puede que en este punto el estudiante sea
sucesos, sino más bien una historia de pruebas en
confrontado con la pregunta trascendental, — la
cuanto a qué es y qué no es un hecho.
pregunta hecha a Jesús por Pilatos: ¿Qué es la
Verdad?” En esta época Mary Baker Eddy redescubrió el
significado real de los escritos Bíblicos y de allí en
La Verdad son los hechos de la Vida, y por
adelante hizo de su vida la tarea de redescubrir hasta
consiguiente lo de pensar en conformidad con Dios
donde fuera posible los hechos de la existencia
significa pensar verdaderamente o pensar en
contenidos en la Biblia y dárselos a un mundo en
conformidad con los hechos reales de la existencia,
espera.
porque los hechos de la existencia son incambiables y
son la Verdad. La Sra. Eddy también dijo: “No se ha entendido toda
la verdad” Ciencia y Salud, página 495, línea 5,
Puede ser también que el estudiante pregunte:
queriendo decir que todos los hechos tocantes a la Vida
“¿Dónde y cómo puedo obtener un entendimiento de los
aún no han sido descubiertos y demostrados, y así viene
hechos reales de la existencia?” La respuesta a esta
a ser el deber el deber de cada seguidor honesto de la
pregunta es que los hechos de la existencia son los que
Sra. Eddy,, buscar más allá y más profundamente en la
fueron enseñados y comprobados por Jesús de Nazaret,
fuente de la Vida. Si el estudiante es un seguidor
quien hizo de su vida la misión de enseñarlos y
honesto, hará como hizo la Sra. Eddy, — primero
comprobarlos. Cuando él destruyó la enfermedad, probó
comprobará la realidad de sus hallazgos, por ponerse a
que la enfermedad no es un hecho de la existencia,
practicar y a demostrar, y si el fruto, los resultados, son
puesto que un hecho debe ser y es eterno e
correctos, dará sus descubrimientos a sus semejantes.
intercambiable, de aquí que la enfermedad tiene que ser
fábula y no hecho, imaginaria y no verdadera o real. El mandato bíblico “Prueba los espíritus”, significa
“Pon a prueba las nueva ideas, y si son correctas,
acéptalas y dáselas a otros.”
10 
 
 Diez años de constante “probar los espíritus”
(experimentar con el pensamiento) le han traído al autor
mucho entendimiento, y en los folletos “Serie de Pláticas
Francas”, se esforzará por darle al mundo en una forma
tan barata y compacta como sea posible, los hechos de
la existencia para que otros puedan tener una Vida más
abundante.
La aprobación o condenación de ese libro por el lector
simplemente indicará su posesión de entendimiento real
o por el contrario, — de creencia ciega.
El siguiente punto asumido por la Sra. Eddy es la
duración de tiempo que se ha de dar al tratamiento.
Muchos estudiantes de la Ciencia Cristiana han perdido
su camino en ese punto. Le he preguntado a muchos y
cientos me han preguntado en cuanto a la duración
apropiada de un tratamiento. Las respuestas que he
recibido han sido tan diversas que quizá sea de interés
enumerar algunas. El mínimo número de minutos que
tiene que dedicársele a un tratamiento estaba contenido
en la respuesta de uno que dijo que él creía que de ocho
a diez minutos era lo correcto. Quince minutos parece
ser el periodo usual del tratamiento, unos cuantos
dijeron que media hora es lo correcto, varios enunciaron
que un tratamiento que consta de quince minutos cada
día, es suficiente.
Que las respuestas declararan un periodo de
tratamiento específico, comprobó que los que hablaron,
11 
si es que habían obtenido algún resultado, nunca fue de
acuerdo con el entendimiento, sino más bien, debido a
su propia fe ciega y a la del paciente en la ayuda de un
Dios misterioso. Que esto es así, se prueba por el hecho
de que la Sra. Eddy sobre este punto dice: “Él (el
sanador) persiste en este procedimiento (tratamiento)
hasta que la mente del paciente cede.” La declaración
de la Sra. Eddy manifiesta claramente la duración de
tiempo que debería sostenerse un tratamiento, y que
esto es correcto se prueba por el hecho de que cuando
los pensamientos del paciente han cedido al
pensamiento correcto del sanador, él experimenta el
efecto de ese pensamiento y dice y siente: “Yo estoy
bien y yo lo sé.” Entonces no hay nada misterioso o
sobrenatural en esta forma de sanar a otro.
La enfermedad es meramente el efecto resultante o
expresado que sigue a los pensamientos de enfermedad
mentalmente mantenidos (de los que se tiene un
sentido) por el paciente. El hecho de la Vida o de la
existencia es que hay en realidad sólo un lado de la
Vida, a saber, el lado perfecto y bueno, diciendo la Biblia
explícitamente que todo lo que realmente es, es bueno:
“y Dios vio todas las cosas que había hecho, y eran muy
buenas.” — Gen. 1:31.
De este hecho se puede ver que cuando el paciente
pensó o se creyó enfermo, estaba pensando un error, es
decir, estaba haciendo (pensando) una equivocación, y
la enfermedad específica era la forma exacta de la
equivocación mental hecha.
El practicante, sabiendo la verdad de la existencia, o
sea, que Dios y el diablo no son ambos reales, sino que
sólo uno es real, a saber, Dios o el bien, se esfuerza por
medio de un método argumentativo (tratamiento oral o
silencioso) para desengañar a la mente del paciente de
su error de creer en dos poderes (dos Dioses), a saber,
el Bien y el mal. El paciente debería persistir en este
tratamiento hasta que haya convencido al paciente de
su error de creer que la enfermedad sea verdadera o
real cuando no es más que el resultado del pensamiento
erróneo, y que cesa cuando el pensamiento erróneo se
abandona.
La enfermedad existe solamente como un sentido, y
a lo más como un sentido falso y erróneo, y no como
realidad o verdad, y la Sra. Eddy enseñaba esto, como
se puede ver a partir de esta declaración en Unidad del
bien, página 11, línea 7: “Destruye el sentido mental de
la enfermedad, y la enfermedad misma desaparece.”
Así, el trabajo del paciente es persistir en su argumento,
mismo que debe basar en el hecho de la existencia (que
el bien solo, es todo) hasta que haya destruido la
creencia (el sentido mental) del paciente en la realidad
de la enfermedad.
Se puede ver de lo anterior que aquellos estudiantes
que tratan un caso de ocho o quince minutos y luego
12 
consignan el caso a las manos de un Dios misterioso,
están equivocados.
Cientos de veces he escuchado decir a los
estudiantes: “Por mi mismo no puedo hacer nada,”
imitando las palabras del Maestro, pero interpretándolas
pobremente, como se puede ver refiriéndose al siguiente
párrafo del artículo de la Sra. Eddy, pues ella dice: “Este
practicante mental ha cambiado la conciencia de su
paciente de la enfermedad a la salud”. Cómo podría ser
dicho más claramente que el mismo practicante (por
medio de su pensamiento correcto) sana a su
paciente, no lo comprendo, puesto que ningún otro
sentido puede tomarse de las palabras de la Sra. Eddy.
La Sra. Eddy también dice por qué el paciente ahora
está bien, ya que al haber cambiado su estado mental
por medio de los argumentos del practicante, ahora está
diametralmente opuesto a la condición que tenía cuando
el practicante empezó el trabajo de transformación, y
este estado mental transformado se manifiesta en un
estado corporal transformado.
Para resumir la Práctica Mental como fue delineada
por la Sra. Eddy en este artículo, encontramos, antes
que nada, que no hay misterio en el sanar mental, i.e.,
espiritual, y que el sanar no depende en forma alguna de
un Dios que es misterioso.
 Se supone que el practicante sabe la verdad (los
hechos acerca de la Vida) y que el sanar se efectúa
por esta Verdad presentada ante la conciencia del
paciente, a través de argumentos silenciosos y orales de
los hechos de la existencia, por el practicante, quien se
esfuerza por refutar la creencia errónea del paciente y
por cambiar su pensar enfermos por pensamientos de
salud.
Cuando el practicante tiene éxito en desengañar a la
mente del paciente de su creencia enferma, de aquí en
adelante éste último piensa la Verdad, o en conformidad
con los hechos de la existencia, y su cuerpo manifiesta
este error y más armonioso estado de mente, como un
armonioso y saludable estado corporal.
Al estudiante que pudiera negar que es el practicante
quien sana el caso, le recordaré que en numerosos
ejemplos la Sra. Eddy dice “Yo” sané este o aquel caso.
La Sra. Eddy no quiso decir que su persona o su cuerpo
hiciera sanar, sino ella quiso decir que su pensamiento
correcto (pensamiento verdadero) lo hizo, ¿y, qué es la
verdad sino el pensamiento verdadero?
En Ciencia y Salud, de Mary Baker Eddy, página 403,
l{inea 14, el estudiante lee: “Tú dominas la situación si
entiendes que la existencia es mortal” (tu estado
presente) “es un estado de autoengaño y no la verdad
de ser”.
13 
“La mente mortal” (tu propio pensar erróneo) “está
constantemente produciendo sobre el cuerpo mortal” (tu
presente sentido del cuerpo) “los resultados de
opiniones falsas” (el resultado de tu falso sentido de la
existencia).
Aquí de nuevo está claramente enunciado que la
enfermedad es autoimpuesta y autoelaborada por el
pensar erróneo. En la misma página, Ciencia y Salud,
línea 30, leemos: “La concepción mental” (crear a través
del pensamiento) “y el desarrollo” (dirigir a través del
pensamiento) de la enfermedad no son entendidos por
el paciente, pero le médico (el practicante) “debería
estar familiarizado con la acción mental y su efecto”. En
otras palabras, el practicante debería saber que la
enfermedad que experimenta su paciente se hace a
través de la acción mental, mediante el pensar erróneo,
y como la Sra. Eddy dijo en Sanar Cristiano, página 11:
“La enfermedad y la muerte vinieron por la mente y de
esta manera se tiene que ir”.
Cuando esta causa mental de todo es correctamente
entendida, el practicante domina la situación y, por
medio de la “práctica mental” correcta, desengaña a la
mente de su paciente de los pensamientos que lo están
enfermando y el paciente se sana.
Para los muy devotos pudiera parecer que a Dios se
le está omitiendo completamente de este sanar mental,
pero esto es debido a que ellos no han perdido el falso
sentido de Dios como persona, aun cuando nieguen la
posesión de un Dios personal.
La verdad es Dios, y el pensamiento verdadero es la
verdad, y así se puede ver que el pensamiento
verdadero del practicante y la Verdad (Dios) son uno y lo
mismo, y por lo tanto el verdadero Dios (el pensamiento
verdadero) es el poder sanador en todos los casos de la
Ciencia Cristiana.
Aquellos estudiantes aun obsesionados con la idea de
que Dios es alguna cosa o algún poder al cual se le reza
o se le ruega, están muy lejos de la idea de Cristo (la
idea correcta), porque cuando las enseñanzas de la
Sra. Eddy sean entendidas se verá que ella enseña que
Dios es un poder para usarse y usarse correctamente, o
sea, el verdadero Dios es algo para usarse en un
provechoso adelantado hacia una vida más elevada. En
Retrospección e introspección, página 90, línea 11, la
Sra. Eddy expresa: “La Cristiandad revela a Dios como
la Verdad y el Amor siempre presentes, para ser
utilizados en sanar a los enfermos, en desechar al error,
en resucitar a los muertos”. De esta declaración se
puede ver que la Sra. Eddy enseña que Dios es algo
para utilizarse y no meramente para rezársele.
Que la Verdad y el pensamiento verdadero son uno y
lo mismo, ningún pensador lo puede negar; también, es
igualmente cierto que el Amor y el pensamiento amoroso
son uno y lo mismo, porque así como no puede haber
14 
verdad sin pensamiento verdadero, no puede haber
amor sin pensamiento amoroso. Así el sanador de todos
los males es Dios, la Verdad o el pensamiento amoroso
verdadero.
Para el progreso y por el bien del estudiante, nunca es
posible hacer demasiado hincapié en que éste artículo
de Practica Mental sobre el cual he estado comentando
fue escrito por la Sra. Eddy y no por mí ni por ningún
otro escritor sobre Ciencia Cristiana.
Si un estudiante cree o no que este artículo sea de la
Sra. Eddy importa poco, pero que mis comentarios son
correctos se comprobará si se hace el intento de
comprobarlo.
En caso de que tenga un ejemplar de Escritos
Misceláneos, será muy fácil comparar lo que yo he dicho
del artículo de la Sra. Eddy.
Si lo que he escrito presenta este tema bajo una
nueva luz, y trae confusión, no es más que
quimicalización2 mental en la que la razón correcta está
luchando por el dominio sobre las creencias previas.
2
“Lo  que  denomino  quimicalización  es  el  trastorno que  se  produce  cuando  la 
Verdad  inmortal  está  destruyendo  la  creencia  mortal  errónea.  La  
quimicalización  mental  saca  al  pecado  y  a  la  enfermedad  a  la  superficie, 
obligando a  las  impurezas  a separarse,  como  en  el  caso  de un  líquido que  las 
fermenta” 
 Si el estudiante encuentra que la casa mental
(entendimiento) que ha estado construyendo, viene
derrumbándose, no puede culpar a otro excepto a sí
mismo puesto que él construyó esta casa mental sobre
las cambiantes arenas de la creencia humana, a las que
impropiamente nombró entendimiento.

Despertad, vos que dormís y conoceos a vos mismos.

15