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UNIVERSIDAD BIOMÉDICA “RAFAEL GUÍZAR Y VALENCIA”

LICENCIATURA EN TERAPIA FÍSICA Y REHABILITACIÓN

“INTERVENCIÓN FISIOTERAPÉUTICA EN PACIENTES


PEDIÁTRICOS DE 10 A 24 MESES CON SECUELAS
POSTQUIRÚRGICAS EN DISPLASIA DEL DESARROLLO
DE LA CADERA”

TESIS

PRESENTA:

ILIANA YETZABETH HERNÁNDEZ SÁNCHEZ

XALAPA, VERACRUZ 3 DE FEBRERO DE 2022


CAPITULO 1. MARCO TEÓRICO

1.1. DISPLASIA
1.1.1 Definición
1.1.2 Tipos
1.1.3 Proceso embriológico

1.2. EPIDEMIOLOGÍA
1.2.1 Nivel nacional

1.3. ETIOLOGÍA
1.3.1. Tipos

1.4. SIGNOS Y SÍNTOMAS

1.5. DIAGNÓSTICO OPORTUNO


1.1.1 Exploración Clínica
1.1.2 Maniobras
1.1.3 Estudios de imagen
1.1.4 Tratamiento Ortésico

1.6. DIAGNÓSTICO TARDÍO


1.6.1. Edad
1.6.2. Signos
1.6.3. Maniobras
1.6.4. Medición de displasia en una radiografía

1.7. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO


1.7.1. Reducción cerrada
1.7.2. Reducción abierta
1.7.3. Osteotomía de salte
1.7.4. Tenotomía de aductores
1.7.5. Osteotomía femoral

1.8. SECUELAS

1.9. INSTRUMENTOS Y TÉCNICAS


1.9.1. Daniel´s
1.9.2. Técnica Bobath
1.9.3. Técnica Vojta
1.9.4. Método Doman Delacato
1.9.5. Valoración Funcional de la Marcha.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La displasia del desarrollo de la cadera (DDC) se diagnóstica tempranamente


antes de los primeros 6 meses de vida, y si no hay un diagnóstico oportuno, tiene
como único tratamiento la intervención quirúrgica. Después de la operación
quedan secuelas, las cuales requieren un tratamiento fisioterapéutico específico
para cada paciente pediátrico, con el propósito de mejorar su desarrollo motriz y
su calidad de vida. Por lo tanto, la pregunta de investigación es: qué tratamiento
fisioterapéutico se llevará a cabo en pacientes pediátricos de 10 a 24 meses de
edad con secuelas postquirúrgicas en displasia del desarrollo de la cadera de
acuerdo a la clasificación de secuelas.

OBJETIVO GENERAL

Diseñar un tratamiento fisioterapéutico con base en la clasificación de cada tipo de


secuela en la displasia del desarrollo de la cadera (DDC) en pacientes pediátricos
de 10 a 24 meses de edad postquirúrgicos.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

● Identificar las secuelas postquirúrgicas con displasia de cadera.


● Clasificar las principales secuelas de acuerdo a sus características
postquirúrgicas.
● Desarrollar un tratamiento fisioterapéutico postquirúrgico
HIPÓTESIS

El tratamiento fisioterapéutico con base en ejercicios de fortalecimiento es efectivo


de acuerdo a la clasificación de las secuelas, para mejorar el desarrollo motriz y la
calidad de vida del pediátrico.

JUSTIFICACIÓN

La displasia del desarrollo de la cadera (DDC) es una alteración que afecta la


articulación de la cadera desde el nacimiento. Diferentes autores Ochoa (2014) y
Couce, Pino, González y Vidán (2018) mencionan que es importante tener en
cuenta si hay antecedentes familiares donde esté presente la DDC, es muy
probable que un pediátrico de la misma familia, principalmente del sexo femenino,
padezca dicha alteración. De manera que el diagnóstico oportuno se hará con dos
maniobras y estudios como el ultrasonido y la radiografía (consultar más adelante
en Marco Teórico).

La presente investigación pretende realizar una intervención fisioterapéutica


directa con pacientes pediátricos que no tuvieron un diagnóstico oportuno y que
rebasan la edad estándar que se necesita para un tratamiento después de una
intervención quirúrgica. Una intervención fisioterapéutica en una etapa temprana,
puede corregir la alteración y permitir que el pediátrico tenga un buen desarrollo
motriz sin una cirugía.

En los casos de los pacientes pediátricos que son diagnosticados tardíamente,


después de los 8 meses de edad, las secuelas que se producen son irreversibles.
Es por esta razón que se considera un tratamiento fisioterapéutico para trabajar
con las secuelas que la cirugía ha dejado, a modo de mejorar su calidad de vida y
que no afecte de forma significativa su desarrollo motriz.

La fisioterapia en la DDC es importante ya que estará enfocada en estabilizar la


cadera, promover el desarrollo psicomotor del pediátrico, aumentar la fuerza
muscular de manera progresiva, educar la marcha, mejorar el equilibrio, la postura
y la bipedestación del paciente.
Si el paciente pediátrico no tiene un tratamiento fisioterapéutico conforme sea su
crecimiento, aumentarán las secuelas, de manera que no tenga la suficiente
fuerza para caminar de la manera adecuada, su columna por la misma displasia
no se desarrollara correctamente y crecerá produciendo una escoliosis,
perjudicando la postura del paciente (consultar Marco Teórico).

De tal manera se realizará una intervención directa con un limitado número de


pacientes pediátricos que presentan esta alteración, para diseñar un tratamiento
personalizado, trabajar con sus secuelas y llegar a tener un resultado benéfico
para mejorar la calidad de vida del paciente pediátrico.
1.- MARCO TEÓRICO

1.1. DISPLASIA

El punto de partida de este capítulo es la definición de displasia. La definición que


se utilizará para esta investigación será de los autores Brenes, Flores y Meza
(2020) quienes definen la Displasia del Desarrollo de la cadera (DDC) como un
espectro amplio de alteraciones patológicas del acetábulo y fémur proximal que
pueden aparecer desde el nacimiento hasta el desarrollo de la marcha.

El término displasia de desarrollo se utiliza más a diferencia del término displasia


congénita, porque explica que es más amplio y hace referencia al crecimiento de
la articulación y a la diferenciación en el periodo fetal, neonatal y la primera
infancia (Silvia y Garzón, 2011).

1.1.1. TIPOS

El termino displasia de desarrollo de la cadera engloba diferentes alteraciones del


acetábulo y de fémur proximal. Incluye la displasia aislada, la subluxación o la
luxación de la cabeza femoral (Moraleda, Albiñana, Salcedo y González, 2013).

En la displasia aislada existe un desarrollo inadecuado del acetábulo, la cabeza


femoral o de ambos. La subluxación se desarrolla cuando la cabeza femoral no
está centrada en la cavidad acetabular. Se denomina luxación, cuando la cabeza
femoral se encuentra completamente fuera del acetábulo y no hay contacto entre
las dos superficies articulares (American Academy of Pediatrics, 2000).

La luxación puede ser de dos tipos: típica o teratológica. La luxación típica


aparece en los lactantes normales y suele producirse en las cuatro últimas
semanas del desarrollo, cuando la articulación ya se ha desarrollado por completo,
estando normalmente la cabeza femoral dentro de la cavidad acetabular. La
luxación teratológica, suele asociarse a otras malformaciones graves como la
agenesia lumbosacra, anomalías cromosómicas, trastornos neuromusculares
como la artrogriposis múltiple y el mielomeningocele. Suele tener lugar en estadios
intrauterinos muy precoces, entre las semanas 12 y 18, existiendo graves
deformidades tanto a nivel de la cabeza femoral como en el cotilo. (Revenga y
Bulo, 2001)

1.1.2. PROCESO EMBRIOLÓGICO

El desarrollo de la cadera comienza en el embrión de ocho semanas y termina a


los 15 años de edad. Para su total osificación sigue un patrón de crecimiento
endocondral en el que se pueden identificar tres fases: la primera es
mesenquimatosa y se limita a los dos primeros meses de vida embrionaria, donde
se diferencian sus estructuras. La segunda es la fase cartilaginosa que comienza
después del segundo mes y consiste en la definición o conformación de los
moldes cartilaginosos que guiaran la estructura final de esta articulación hasta los
14 años de edad. Y en la tercera fase ocurre la osificación definitiva de la cadera,
donde se sustituye los moldes cartilaginosos por hueso definitivo (Espinosa,
2005).

En la semana 7 se evidencia una hendidura en el bloque de células


precartilaginosas que definirán el futuro cotilo y la epífisis proximal del fémur. En la
semana 11 de gestación la cabeza femoral crece más rápido que el cotilo,
determinando así una menor cobertura de la cabeza femoral y en la semana 12 de
gestación ocurre la rotación a medial de las extremidades inferiores, condición que
favorece la perdida de congruencia articular. (Raimann y Aguirre, 2021)

La cadera es una estructura con muchos riesgos de error en su formación, si falla


el acoplamiento de las estructuras en la etapa fetal ocurrirá una displasia que
puede ir desde un discreto retraso en el desarrollo del cotilo hasta una luxación de
la cabeza femoral (Espinosa, 2005).

En el segundo trimestre de la gestación, entre las semanas 12 y 18, puede


evidenciar alteraciones neuromusculares y dar paso a una luxación de la
articulación de la cadera (Raimann y Aguirre, 2021)
1.2. EPIDEMIOLOGÍA
1.2.1. México

En México es de 2 a 6 por mil nacidos vivos y es la primera causa de


hospitalización en los departamentos de ortopedia pediátrica a escala nacional
(Quiroga, 2021).

La Displasia del Desarrollo de la Cadera (DDC) se puede clasificar en dos grandes


grupos: habitual o típica, que representa un 95% de frecuencia y embrionaria o
teratógeno prenatal que representa el 5% restante. Es más frecuente en el sexo
femenino de 4:1, el 60% tiene afectado el lado izquierdo, el 20% el lado derecho y
el 20% ambos lados (Boletín de práctica médica efectiva, 2006).

1.3. ETIOLOGÍA

La Displasia del Desarrollo de la Cadera es un problema de origen multifactorial,


tanto por predisposición genética como por factores mecánicos intrínsecos y
extrínsecos. Dentro de los factores de riesgo se encuentran principalmente:
productos en presentación pélvica, género femenino, primigestas, oligohidrámnios,
productos macrosómicos, embarazo gemelar; así como también la colocación de
vestimentas con las caderas en extensión y aducción (Vidal y Sosa, 2013). Entre
todos estos factores, el que más tiene incidencia es la historia familiar (Ochoa,
2014).

1.3.1. Tipos

En la presentación de nalgas verdaderas, las caderas quedan inmovilizadas en el


interior de la pelvis materna. La mayor incidencia de DDC izquierda es atribuida a
la postura intrauterina, con el dorso del niño sobre el lado izquierdo de la madre y
la cadera izquierda aducida y comprimida sobre el promontorio (Urda, 2015).

El género femenino se encuentra con un riesgo elevado de hasta cuatro veces en


comparación con el género masculino de presentar DDC, porque existe una
laxitud ligamentaria y capsular por efecto directo de las hormonas maternas (Vidal
y Sosa, 2013).

La laxitud articular se relaciona con los estrógenos, progesterona y relaxina; estas


hormonas están presentes en la madre durante el parto e inducen a la relajación
de la pelvis, condicionando una laxitud transitoria de la articulación y la cápsula.
Estos cambios son particularmente más notorios en las niñas: lo que explica la
mayor incidencia (Dulay, 2020)

Ochoa (2014) menciona que los oligohidrámnios ocurre cuando el volumen de


líquido en el saco amniótico está por debajo del índice normal. Así como también,
hay factores posnatales, en ellos se encuentra el hábito de envolver al recién
nacido de manera apretada con las extremidades inferiores en extensión y
aducción.

En un factor ambiental, están las situaciones como la forma en que se arropa en


exceso a los niños o bien cuando esto se hace de tal manera que los niños
permanecen en extensión (Dulay, 2020).

Además, se han encontrado otras anormalidades músculo-esqueléticas asociadas


con la DCC, como pie equino varo aducto, tortícolis metatarso aducto y calcáneo
vago (Cymet, et.al., 2011).

1.4. SIGNOS Y SÍNTOMAS

Los pediátricos con displasia de cadera no presentan dolor por lo general, no


impide que el niño aprenda a caminar a una edad normal. La asimetría de los
pliegues cutáneos glúteos es un signo que puede sugerir una displasia de cadera,
pero se termina de confirmar realizando un ultrasonido o una radiografía (Basilio,
2018). Los pliegues se notan colocando a los niños en decúbito supino, la
asimetría de los pliegues glúteos y de los muslos o en las niñas, la desviación de
la vulva aparece en un 12% de los casos y se mantiene hasta el tercer mes. Estos
signos son de menor valor diagnóstico, ya que en menos de la mitad de los casos
se puede encontrar que la cadera es luxable (Delgadillo, Macías y Hernández,
2006).

Otro signo es la limitación en los arcos de movilidad al momento de colocarle el


pañal al bebé, debido a que la cadera tiene dificultad para moverse. El pediátrico
con DDC no sufre de dolor en la edad infantil cuando aprende a caminar o cuando
ya esté caminando, pero en la etapa de la adolescencia es cuando empiezan a
percibir dolor. (Basilio, 2018)
En niños mayores de 6 meses se recomienda que se explore el signo de pistón
(Murillo y Castellón, (2008).

El signo de pistón es el que comúnmente se encuentra en los lactantes. Es


positivo cuando al niño, colocado en decúbito dorsal se tracciona el miembro
inferior en sentido distal y éste se desplaza con facilidad, pero al soltarlo vuelve a
la posición que tenía antes de esta maniobra: repetido varias veces este
procedimiento da la idea de un “pistón” funcionando (Delgadillo, Macías y
Hernández, 2006).

1.5. DIAGNÓSTICO OPORTUNO

1.5.1 Exploración Clínica

Una adecuada exploración clínica es esencial para realizar un diagnóstico precoz.


Un retraso en el tratamiento conlleva a una errónea evolución clínica y a
tratamiento más agresivos (Abril, Vara, Egea y Montero, 2019).

La exploración física de todos los recién nacidos permite la detección precoz.


(García, 2018)

Las manifestaciones clínicas de la DDC son diferentes de acuerdo con la edad del
niño. La exploración debe llevarse a cabo en un ambiente tranquilo y en una
superficie firme (Abril, Vara, Egea y Montero, 2019).
1.5.2. PRUEBAS FUNCIONALES

A continuación, se describen dos pruebas funcionales que se utilizan para


diagnóstico oportuno de la Displasia del Desarrollo de la Cadera (DDC). La
primera prueba funcional es la maniobra de Barlow, busca la inestabilidad,
provocando la subluxación o luxación de la articulación. Se colocan las caderas y
rodillas en 90° de flexión, los dedos pulgares sobre la cara interna del muslo ; el
índice y medio sobre el trocánter mayor, fijando la cadera contralateral con la otra
mano. Ahora aducimos la cadera mientras realizamos una ligera presión posterior
sobre la rodilla, en el eje del fémur, sintiendo un ligero desplazamiento posterior o
un click franco, señal de luxación provocada en la articulación. Esto quiere decir
que la maniobra de Barlow es positiva.

La maniobra de Ortolani busca la sensación de reducir la cadera luxada. Se


colocan las caderas y rodillas en 90° de flexión, los dedos pulgares sobre la cara
interna del muslo; el índice y medio sobre el trocánter mayor, fijando la cadera
contralateral con la otra mano. Partiendo de esta posición y con la cadera en
rotación neutra realizaremos un abducción y tracción suave, percibiendo un click
como signo de reducción de la cadera. Esto quiere decir que la maniobra de
Ortolani es positiva. (Couce, Pino, González y Vidán, 2012).

1.5.3. Estudios de imagen

El ultrasonido de caderas es apropiado en los primeros meses de vida, ya que


permite visualizar la cabeza femoral cartilaginosa y el acetábulo (García, Guzmán
y Escudero, 2008).

Díaz y Abril (1994) mencionan que la ecografía de cadera es una prueba


económica, efectiva, no invasiva y no radiante, que nos permite diagnosticar
cualquier displasia de cadera precozmente. Se debe realizar antes de los primeros
4 meses de vida del recién nacido.
La radiografía de pelvis permite estudiar las estructuras óseas y las alteraciones
que sobre ellas se produzcan, después de las 4 a 6 semanas de tener
manifestación de laxitud articular (Claro, Mora, Mejía García y Hernández., 2017).

También se puede hacer uso de la resonancia magnética porque no expone a los


bebés a la radiación y son la mejor prueba de imágenes para observar los tejidos
blandos (ligamentos, músculos y tendones) alrededor de la articulación de la
cadera. (CHOP, 2020)

1.5.4. TRATAMIENTO ORTÉSICO

El tratamiento depende de la edad en que el pediátrico sea diagnosticado. En una


etapa de 0-6 meses, las caderas se encuentran solo inestables, es suficiente
corregir el defecto manteniendo la cadera en una posición estable colocándola en
flexión de 90° y en abducción. Se consigue disminuir el defecto y aminorar la
inestabilidad. Para realizar este tratamiento, se requiere el uso del Arnés de
Pavlik. Este arnés consiste en una correa torácica, dos correas para los hombros y
dos estribos, quedando las caderas en posición de flexión por encima de los 90° y
abducción. Se requiere 3 meses de tratamiento para obtener resultados
(Delgadillo, Macías y Hernández, 2006).

El tratamiento oportuno revierte la displasia de forma definitiva. El tratamiento


tardío cuenta con multitud de actuaciones médicas, a veces, con resultados no del
todo buenos. Es necesario el seguimiento del tratamiento hasta la maduración
esquelética (Albiñana, Abril, Martínez y Morcuende, 2007).

1.6. DIAGNÓSTICO TARDÍO

1.6.1. Edad

Staheli (2003) menciona que a partir de los 18 meses se considera un diagnóstico


y un tratamiento tardío. Para este grupo de edad se indican cirugías como la
reducción abierta, tenotomías y osteotomías, ya sea en acetábulo o fémur. Los
costos de este tipo de cirugías y rehabilitación son muy altos, incosteables para
algunas familias.

En el sistema de salud de México, existe solo una norma en la guía oficial


mexicana para el abordaje de la DDC en los niños que acuden a los servicios
médicos. Sin embargo, a pesar de existir dicha norma, existen múltiples casos de
diagnósticos tardíos que no fueron detectados en el examen clínico rutinario al
nacimiento (Montes, Menchaca y Valles, 2009).

1.6.2. Signos
El signo de Galeazzi, está presente hasta los 11 meses de edad, es un
acortamiento aparente de una extremidad con desigualdad del nivel de rodillas
cuando se unen los pies del niño colocado en decúbito supino sobre la mesa de
exploración, con las caderas y rodillas flexionadas. Indica desplazamiento proximal
de la cabeza femoral, pero no está presente en una afectación bilateral (Baudet,
Revenga y Bulo, 2009)

1.6.3. Maniobras
Durante la deambulación pueden identificar signos de Trendelenburg, la marcha
tipo Duchenne y el signo de Lloyd Roberts, característicos de la displasia del
desarrollo de la cadera (Murillo y Castellón, (2008).

La prueba de Trendelenburg consiste en que el niño estará en bipedestación y se


le indicará que se mantenga apoyado sobre el lado afectado usando un apoyo
extra, después debe elevar la pierna no afectada doblando la rodilla. Luego,
provocando la inclinación de la pelvis, cuando normalmente se eleva la nalga del
lado que no se apoya, si la pelvis cae por debajo de una línea horizontal o no se
puede mantener estable por 30 segundos la prueba es positiva indicando
insuficiencia de los abductores de la cadera. Se debe tomar con reserva el
resultado cuando hay dolor, falta de cooperación del niño, mal equilibrio y en niños
menores de cuatro años (Delgadillo et.al., 2006).

1.7. TRATAMIENTO QUIRURGICO

El plan quirúrgico se escogera con base en la necesidad de obtener una reducción


estable con el mínimo riesgo de requerir cirugía subsecuente o de una
complicación como la reluxación o la necrosis avascular (Montes, Menchaca, y
Valles, 2009).

De seis a dieciocho meses de edad, se realiza reducción cerrada, si hay


inestabilidad residual se indica reducción abierta. Después de 18 meses de edad
pueden presentarse deformidades y es necesaria la reducción abierta con
osteotomía (Zhang et.al., 2016).

El IMSS (2013) menciona que la reducción cerrada se recomienda hacer bajo


anestesia con tenotomías de aductores y psoas, artrografía tras-operatoria para
corroborar la reducción de la cadera e inmovilizar con aparato de yeso pelvi-
podálico.

La osteotomía de Salte consiste en un trazo horizontal en el istmo ilíaco que se


dirige desde la escotadura ciática hasta la zona adyacente superior a la espina
ilíaca antero inferior. La posibilidad de desplazamiento depende de la maleabilidad
de la sínfisis pubiana, punto bisagra de esta osteotomía. Clásicamente se indica la
Osteotomía de Salte entre los 18 meses y los 6 años de edad. Por encima de esta
edad, el riesgo es generar una hiperpresión sobre la epífisis femoral, con
eventualidad de osteocondritis posreduccional (Montes, Menchaca, y Valles,
2009).
Lightcap, (2018) explica que hay diferentes opciones quirúrgicas: la primera es la
reducción abierta, está se realiza después de una reducción cerrada no exitosa en
niños mayores. La segunda opción quirúrgica es la osteotomía pélvica, se realiza
a niños mayores de 18 meses o niños con displasia persistente. Por último, la
tercera opción es la osteotomía femoral, se aplica en niños mayores y se realiza al
mismo tiempo que una reducción abierta o una osteotomía pélvica; y requiere una
incisión separada en el costado del muslo.

1.8. SECUELAS
El manejo postoperatorio es importante para mantener la reducción y evitar una
osteocondritis de la cabeza femoral y la reluxación (Zhang et.al., 2016).

Además, los problemas de la displasia de cadera no tratada pueden incluir marcha


de pato, dismetría de piernas, cansancio al caminar, dolor, artritis y osteoartritis
precoz. Cuando la displasia no se resuelve, la patología pasa a considerarse como
displasia persistente del desarrollo de la cadera. Esta displasia persistente puede
producirse porque no ha existido un diagnóstico o porque no se ha curado
correctamente, dando la impresión de estar resuelta y pasando inadvertida,
irrumpiendo posteriormente en la edad adulta (Vásquez y Canaval, 2007).

Una displasia persistente que por alguna razón no ha sido correctamente tratada
sufre una serie de alteraciones en la anatomía debido a la evolución de la
patología, que modifica la biomecánica de la articulación produciendo un aumento
de la tensión articular. (Shorter, Hong y Osborn, 2011)

Cuando existe una tensión o presión elevada durante largos periodos de tiempo
sobre una articulación la estructura que más sufre es el cartílago de la misma, que
presenta una degeneración que desencadena una artrosis temprana en la
articulación coxofemoral (coxartrosis), dolor y claudicación en la marcha (Cabrera,
Vega de la Cruz y Gómez, 2010)
La artrosis coxofemoral temprana implica que el riesgo de que se necesite una
prótesis de cadera en su etapa de adulto joven, sea 2,6 veces mayor en
comparación a caderas estables. En la edad adulta (alrededor de los 55 años), el
50% de los casos que presentan coxartrosis son consecuencia de una DDC no
diagnosticada en la infancia (Moraleda, Albiñana, Salcedo y González, 2013).

Esto ocasiona un problema ya que los pacientes que requieren prótesis de cadera,
se calcula que necesitarán un reemplazo de la misma aproximadamente diez años
después de la intervención, lo que hace que tengan que enfrentarse a
procedimientos quirúrgicos con relativa frecuencia (Cymet, Álvarez, García, Frías,
Meza, et.al, 2011)

Dentro de las alteraciones que presentan estos pacientes, podemos encontrar


diversos aspectos: Diferencia en la longitud de ambos miembros inferiores,
hiperlordosis lumbar y marcha alterada (en luxaciones bilaterales), marcha
inestable, escoliosis postural, deformidad observable de la cadera, que se
encuentra en flexión y aducción y valgo de la rodilla ipsilateral que puede provocar
gonartrosis (Moraleda, Albiñana, Salcedo y González, 2013).

1.9. ESCALAS DE VALORACIÓN

1.9.1. Escala de Daniel´s


En razón del análisis de las alteraciones y de la atención postoperatoria, se
considera la escala de Daniel´s según Parada, (2020) como una escala utilizada
para medir la fuerza de los músculos en el cuerpo humano. La escala mencionada
consiste en una evaluación de la contracción muscular frente a ciertos
requerimientos, otorgándole valores entre 0 y 5. (Parada, 2020)

1.10. TECNICAS DE FISIOTERAPIA


Las técnicas que se utilizarán para el desarrollo experimental de esta investigación
son: Bobath, Vojta, Doman Delacato y Valoración funcional de la marcha.
1.10.1. Técnica de Bobath
Los ejercicios de Bobath inhiben el tono y los patrones de movimiento anormales,
facilitando el movimiento normal y estimulando en casos de hipotonía o inactividad
muscular. Es una terapia especializada aplicada a tratar las alteraciones motoras y
de la postura, derivadas de lesiones del sistema nervioso central (SNC). También
atiende y describe tanto los problemas de coordinación motora en relación a las
reacciones posturales normales como las alteraciones de la percepción y
problemas funcionales de la vida diaria. (Valverde y Serrano, 2003).

1.10.2. Técnica de Vojta


La terapia con la técnica de Vojta es un tratamiento en la que se activan patrones
motores innatos de forma refleja. La técnica Vojta desencadena unas reacciones
motoras repetidas en el tronco y en las extremidades a partir de unos estímulos
definidos y desde unas determinadas posturas (Pérez y Adam, 2018).

1.10.3. Método Doman Delacato


El método Doman Delacato pretende tratar a los niños a través de movimientos
sistemáticos (arrastre, gateo, braquiación, etc.) como una forma de estimulación
temprana. (L´Ecuyer, 2015). Al mismo tiempo se utilizará en la investigación para
implementar el movimiento y el fortalecimiento muscular.

1.10.4. Valoración de la Marcha


En la valoración de la marcha, se realiza por fases, abarcando desde una
anamnesis que consiste en recabar información del paciente hasta el análisis de
marcha de una forma visual, observando la alineación de los hombros y de las
caderas, el desplazamiento, el despegue y el paso que se da, así mismo, indica
que músculos están debilitados y con cuales específicamente se deben trabajar
para hacer el ciclo de la marcha correctamente (Mata, 2014)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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