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laauraa222
1º Asignaturas comunes
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
El siglo XX fue una época de constantes transformaciones marcada por la rápida evolución de
la cultura y las ciencias, la alternancia de corrientes ideológicas y la variedad de tendencias
artísticas. Los nuevos descubrimientos deshacen la imagen ordenada del mundo y dan paso al
relativismo, por lo que en la filosofía vuelve a las preguntas metafísicas. El arte y la literatura
evitan las representaciones realistas y los artistas están en contra de las normas establecidas.
Las obras son difíciles de entender por los numerosos símbolos, sensaciones ocultas y
expresiones individuales de la sensibilidad. El arte se desarrolla entre dos posturas incompatibles:
la tendencia a la vanguardia, que intenta crear un arte puro, evadirse y desconectar de la realidad;
y la tendencia al compromiso con la realidad y los problemas sociales, buscando un cambio y
criticando la sociedad.
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casticismo, por el deseo de viajar y conocer nuevas culturas, mostrando gusto por lo extranjero,
aunque también se inclinan por lo castizo; el indigenismo, asociando el primitivismo a la
autenticidad y pureza; y el panhispanismo, que promueve la solidaridad con países
hispanoamericanos, unidos por el vínculo del legado cultural de España y sus valores.
Las características formales del Modernismo se centran en la idea de la belleza como principio
estético y vital. En cuanto al lenguaje poético, destacan los efectos sensoriales, con el uso de
léxico culto que transmite colores, sonoridades o aromas; da importancia al ritmo y la
musicalidad, con el uso de rimas, paralelismos y simetrías sintácticas. Predomina el arte de la
sugerencia, con el uso de la sinestesia (asociación de sensaciones percibidas por distintos
sentidos), el desplazamiento calificativo (la cualidad de un objeto se desplaza a otro próximo) y el
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símbolo (una imagen física sugiere algo no perceptible físicamente). En las formas métricas
destaca el verso alejandrino y el soneto, junto a otras formas métricas tradicionales.
Respuesta Coca-Cola Zero Azúcar. Demasiado bueno para explicarlo con palabras
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La poesía recoge las dos tendencias del momento: la herencia simbolista del Modernismo y la
herencia ideológica alemana. Unamuno expresa los problemas existenciales y su visión estética
de Castilla en obras como Poesías. Antonio Machado destaca por Campos de Castilla, que
aborda los temas de Castilla, la enfermedad y muerte de su Esposa, el presente y porvenir de
España y las meditaciones filosóficas.
El teatro es innovador, deja de ser comercial y se centra en las ideas, con poca escenografía,
textos largos y muchos conceptos. Su máximo exponente es Valle-Inclán, quien crea el
esperpento, una deformación sistemática de la realidad a modo de crítica. También destacan
otros autores como Unamuno, Azorín y Antonio Machado.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
En conclusión, el modernismo y la generación del 98 son movimientos muy efímeros e
importantes que apenas duran dos décadas y desembocan en el novecentismo y las vanguardias.
El modernismo supuso una revolución en la lírica y la generación del 98 revitalizó el ensayo y
supuso el primer gran movimiento generacional de nuestra literatura, además de provocar una
renovación estética y ser considerados la Edad de Plata de nuestra literatura.
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eternidad, con obras como Eternidades; y la última etapa es la suficiente con obras como Dios
deseado y deseante. Su poesía es minoritaria, difícil y hermética; sus temas principales son la
creación poética, el paisaje natural y urbano, la muerte, la soledad y la introspección.
Las vanguardias son un conjunto de movimientos que proponen una ruptura con todas las
estéticas anteriores en un intento de transformar radicalmente las concepciones tradicionales
del arte y la literatura; se desarrollaron fundamentalmente en el periodo de entreguerras del siglo
XX. Sus características principales son: un gran afán por la experimentación, la novedad y la
ruptura, intentando huir del inmovilismo; la destrucción de normas convencionales y principios
lógicos de la creación estética; el culto a la creación artística y literaria, la defensa de la
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El vanguardismo en España se divide en cuatro etapas: la primera de 1908 a 1918 con Ramón
Gómez de la Serna; la segunda de 1918 a 1927, en la que aparece el ultraísmo y el creacionismo;
la tercera de 1927 a 1930, que está influenciada por el surrealismo; y la cuarta es el abandono de
las vanguardias. Los principales movimientos españoles son: el creacionismo, el ultraísmo y el
surrealismo. El creacionismo es la creación de una realidad que solo tiene sentido en el texto
literario; elimina lo anecdótico y descriptivo y supone una ruptura de la lógica gramatical y
ortográfica. El ultraísmo presenta innovaciones tipográficas, dinamismo, liberación de las
normas métricas, uso del verso libre, supresión de adjetivos, eliminación de conectores
sintácticos y signos de puntuación, búsqueda de imágenes nuevas e irracionales, y rechazo de
lo ornamental. El surrealismo se caracteriza por la rehumanización, lo onírico y lo irracional
con componente emotivo y crítico.
En conclusión, el novecentismo continúa con el cultivo del ensayo para la expresión de las ideas,
comenzado con la Generación del 98; y marca una decidida voluntad de europeización del país.
Por su parte, las vanguardias son movimientos muy efímeros, pero serán una importante influencia
para el siguiente movimiento literario: la generación del 27, cuyos autores en su mayoría
empezaron su carrera literaria influidos por las vanguardias, en especial el surrealismo.
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Todos los autores de esta generación poseen ciertos rasgos en común: tienen una edad
aproximada y una formación similar; son liberales, progresistas y laicos; sienten como propio un
mundo en continuo cambio; practican un sentido de la vida lúdico; tuvieron amistad y
realizaron actividades comunes; comparten temas y estilos, aunque cada autor presenta sus
propias peculiaridades. En esta época destacan todas las manifestaciones artísticas, y tienen
mucha importancia las revistas. En cuanto a las afinidades estéticas, presentan un equilibrio
entre lo intelectual y sentimental, la concepción clásica y la romántica, la pureza estética y la
autenticidad humana, el arte minoritario el de mayorías, lo universal y lo español; la tradición y la
renovación (literatura clásica - vanguardias y nuevas corrientes).
Las raíces literarias o influencias de esta generación son: los maestros modernistas como Juan
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Ramón Jiménez; el magisterio de los clásicos como Garcilaso, Cervantes, Quevedo, Góngora y
Bécquer; y las vanguardias, en especial el surrealismo.
Hay una gran originalidad en el tratamiento de los temas, qué son: la ciudad como progreso y
actitud crítica; el amor; la naturaleza como paisaje y como proyección del mundo interior del
poeta; el compromiso; el tiempo perdido; lo intrascendente; la soledad; el destino del hombre;
la muerte; y la revalorización de los clásicos. En general, presentan una gran libertad creadora y
un gusto por lo clásico, lo popular y lo vanguardista. En las formas, utilizan la métrica y formas
clásicas como medio de expresión poética, ya que admiran la poesía clásica de los Siglos de Oro;
demuestran su maestría en la versificación; utilizan el verso libre y otras innovaciones poéticas
por el deseo del cambio, el afán de vanguardia, originalidad y libertad, y para expresar caos y
Se distinguen tres etapas. La primera etapa dura hasta 1927 y se caracteriza por el
neopopularismo, el purismo y el vanguardismo. La literatura tradicional influyó en la poesía en
la brevedad de las composiciones y la intensidad lírica gracias a repeticiones, paralelismos y
eliminación de elementos superficiales. Los autores utilizan la poesía como expresión del
sentimiento más profundo y humano. Las obras representativas de esta tendencia son: Romancero
gitano de García Lorca, Poemas puros de Dámaso Alonso y La amante de Alberti. La poesía
pura, hermética y desvinculada de lo sentimental se observa en obras como: Cántico de Guillén,
Ámbito de Aleixandre y Presagios de Salinas. Por último, el vanguardismo se observa en la
influencia del ultraísmo en autores como Gerardo Diego, con Imagen, y Alberti, con Cal y canto.
La segunda etapa va de 1927 a la Guerra Civil, en ella destaca en el surrealismo y la
rehumanización poética, junto al uso de imágenes que no responden a una lógica, sino que
sugieren una emoción. Se defiende que la verdadera realidad está cubierta y la forma de liberarla
es a través del sueño y la escritura automática. Las obras con predominio surrealistas son:
Imagen de Gerardo Diego, Poeta en Nueva York de Lorca y Un río de Cernuda. También se da un
neorromanticismo por la influencia de Bécquer y un carácter intelectual con juegos de palabras,
paradojas y metáforas ingeniosas. La última etapa dura de la Guerra Civil al exilio, en ella
predomina el compromiso, el desarraigo y el exilio; y los autores que destacan son Dámaso
Alonso y Alberti.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
espectáculo, ha estado sujeto a más condicionantes que el resto de los géneros. Estos
condicionamientos eran comerciales (necesitaba inversores), ideológicos (debía ajustarse a los
gustos del público) y estéticos (había resistencia a las innovaciones). Por ello se diferencia un
teatro comercial, con éxito en los escenarios, y un teatro innovador, menos popular.
El teatro innovador explora nuevas formas de expresión dramática y propone nuevos enfoques
ideológicos. El Teatro de la Generación del 98 es original y minoritario, presenta una acción
dramática con conflictos interiores. Unamuno escribe dramas esquemáticos, de ideas, es un teatro
depurado y desnudo, los personajes muestran conflictos interiores, inquietudes y angustias
existenciales a través de densos monólogos (El otro). Azorín presenta un teatro experimental
simbólico, con toques surrealistas. Incorpora el mundo interior, lo subconsciente y lo maravilloso.
Es un teatro estático, en un ambiente de fantasía e irrealidad, como su trilogía Lo invisible. En el
teatro vanguardista Jacinto Grau cultivó la tragedia y la farsa, recreando mitos literarios o
pasajes bíblicos; su obra más destacada es El señor de Pigmalión. Gómez de la Serna critica los
convencionalismos sociales; en Los medios seres, los personajes son símbolos de la búsqueda
incansable de la felicidad completa que a todos nos falta. En el teatro cómico, Jardiel Poncela
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desastres de la guerra, la soledad y la ética del exiliado. Destaca Morir por cerrar los ojos.
Valle-Inclán representa el teatro innovador por la búsqueda y la experimentación. Tras sus inicios
en un teatro poético modernista con idealización y simbolismo (Sonatas), desarrollará un teatro
innovador que se divide en dos etapas: la etapa de mito y farsas, con un mundo mítico e
intemporal cuyos personajes están movidos por oscuras y bajas pasiones; ambientado en Galicia,
utiliza metáforas y símbolos; a esta etapa pertenece la obra Divinas palabras. En las farsas como
La marquesa Rosalinda, contrapone lo sentimental y lo grotesco para afrontar la realidad y
desmitificar la sociedad tradicional. En la etapa del esperpento destaca su obra Luces de
bohemia. El esperpento es una deformación grotesca de la realidad, degrada la realidad con el fin
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
A pesar de su muerte en 1936, la influencia de su obra se prolonga hasta la actualidad y
trasciende nuestras fronteras.
Tras la Guerra Civil desaparecieron casi todos los tipos de novela y algunos escritores se exiliaron.
Los temas de la novela de exilio son: el pasado de España, la añoranza de España, la tragedia
del exilio, el recuerdo de la infancia y juventud, la guerra y la soledad. En ocasiones se usaron
enfoques simbólicos o alegóricos. Algunos de los autores que más destacan son: Max Aub con
El laberinto mágico y Ayala con La cabeza del cordero.
En la novela de los años 40 domina la novela existencial, que se centra en la expresión del
malestar y el dolor del momento, con una visión amarga y cruda de la realidad. Los temas
principales son: la soledad, el aislamiento, la inadaptación, la incertidumbre del destino
humano, la muerte y la frustración. Abundan los personajes marginales, desorientados y
angustiados. El protagonista es un único individuo consciente de su desenfoque vital, oprimido,
indeciso, agresivo o frustrado que vive situaciones de violencia, sufrimiento, soledad y aislamiento.
El espacio recreado es reducido y está relacionado con la temática, se utilizan tanto ambientes
urbanos como rurales. El tiempo transcurre en horas o pocos días. El punto de vista que
predomina es el del narrador en primera persona, siendo este el protagonista, por lo que
frecuentemente se utiliza el monólogo. El lenguaje es muy cuidado y rico, poético y a la vez
popular. En cuanto a la técnica, se caracteriza por su sencillez y tradicionalidad, con narración
cronológica lineal, sin saltos temporales. Destacan tres obras: La familia de Pascual Duarte de
Camilo José Cela inició el tremendismo (movimiento que revela los aspectos más crueles y
violentos de la existencia). Tiene gran fuerza expresiva y crudeza, presenta un mundo rural de
trágicos conflictos con personajes de bajos instintos con problemas mentales o físicos. Nada de
Carmen Laforet está ambientada en el contexto de la posguerra y narra un año de la vida de
Andrea, su proceso de aprendizaje y maduración. Es de tendencia realista, con tono triste y
pesimista en primera persona; tiene un lenguaje sencillo y natural en el que se alterna una
técnica objetiva y descriptiva para definir los ambientes con otra más introspectiva para expresar
las emociones. La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes, compensa el malestar con un
hondo sentimiento religioso.
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durante la posguerra a través de numerosos personajes mediocres que luchan por vivir y están
marcados por las privaciones y la miseria. Destaca por su protagonismo colectivo y por romper
las ataduras del realismo tradicional y ser precursora del realismo social que se inicia en los años
50. Sobresale la renovación narrativa en estructura y estilo, se estructura en secuencias de
acciones en las que predomina el diálogo. Desaparece la narración lineal y se usa la
simultaneidad para narrar acciones que suceden a la vez en diferentes lugares. Tiene tendencia a
la objetividad del narrador y presenta un final abierto. Su tema principal es la vida de la ciudad
aunque también son importantes los temas como el hambre, la pobreza, la hipocresía y el miedo.
En la novela de los años 50 aparece una nueva promoción de escritores conocida como la
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Generación del 50, con autores como Aldecoa, Sanchez Ferlosio, Martín Gaite y Matute.
Predomina el realismo crítico, que refleja la realidad de la época. Son autores comprometidos con
la sociedad en la que viven, denuncian el atraso material y la injusticia social, y dan testimonio de
la realidad histórica y social. Se interesaban por los problemas humanos y sociales y querían
contribuir a la transformación de la realidad española. Se distinguen dos líneas diferentes: el
objetivismo o neorrealismo y el realismo social. El objetivismo o neorrealismo considera que la
literatura debe cumplir una función social, pero sin dejar de lado la calidad literaria. Presenta una
preocupación por los valores éticos y la intención testimonial de la lucha diaria, la soledad y la
frustración. La obra emblemática es El Jarama de Sánchez Ferlosio, una novela dialogada sin
presencia apenas del narrador. El realismo social refleja la realidad con la intención de denunciar
La novela de los años 70 presenta una renovación narrativa y experimental; hay un abandono
de la novela social y un cansancio del realismo, por lo que se da un auge de la creación y la
experimentación. El que inició el cambio fue Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, que
supone el inicio de la renovación en la narrativa porque modifica el realismo social e influye en
todos los novelistas de la época. Hay una reorganización de la estructura, ruptura del tiempo y
el espacio lineales, perspectivismo, protagonistas conflictivos y confusos, ironía y humor
distanciadores y frecuentes digresiones. Temáticamente, mantiene el compromiso social y la
intención crítica de denuncia y testimonio, pero también da cabida a lo onírico, la ironía, el humor
y la reflexión. Presenta protagonistas individuales desorientados con conflictos con su entorno.
Cuánto es la técnica y el estilo se caracteriza por el perspectivismo o ruptura del punto de vista,
se usa el monólogo interior y hay narradores múltiples en primera y tercera persona; se usa un
planteamiento subjetivista y una estructura abierta con elipsis y cronológicamente desordenada;
hay una renovación del lenguaje con gran riqueza expresiva; se mezclan géneros y distintas
Por último, cabe destacar a Miguel Delibes, que refleja la evolución de la prosa de posguerra.
Comienza a escribir en la década de los cuarenta con la obra La sombra del ciprés es alargada. En
su obra novelística se observa un continuo perfeccionamiento de las técnicas narrativas y un
gran dominio del lenguaje. Sus obras suelen seguir un esquema narrativo tradicional con
protagonistas campesinos o de la clase media urbana, la localización espacial suele ser el
campo, un pequeño pueblo o la capital provincial, y su temática más utilizada es la naturaleza, la
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infancia, la vejez, la muerte, el egoísmo y la insolidaridad. Algunas de sus obras son: Las ratas,
La hoja roja y El hereje. Algunas de sus obras han sido adaptadas al cine o teatro y ha sido
galardonado con diversos premios literarios.
La novela de los ochenta y noventa está caracterizada por la desorientación estética, por lo
que hay numerosos y diversos géneros, aunque se distinguen dos grandes tendencias narrativas:
la que recupera el intimismo y la que centra su interés en la trama. Por un lado, la novela
culturalista y estilística es un tipo de experimentalismo con rechazo a la anécdota; son novelas
eruditas, reflexivas, con elementos intimistas y barroquismo lingüístico, que se dirigen a un
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público minoritario; destaca Saúl ante Samuel de Juan Benet. La metanovela cuenta una historia
y el proceso seguido en la narración de la misma; es una reflexión sobre el proceso de su propia
creación; por ejemplo El cuarto de atrás de Carmen Martín Gaite. Por otro lado, aparecen las
novelas políticas, generacionales o testimoniales con vocación documental debido a la
imposibilidad que hubo durante años de tratar temas políticos; recogen los años del franquismo y
la posterior transición; aquí se encuentran obras como Las ninfas de Francisco Umbral. La novela
realista es más compleja y libre, hace uso de todas las nuevas técnicas, como en Los santos
inocentes de Miguel Delibes. Los gérmenes cervantinos utilizan la metaficcionalidad y la ironía
compasiva, un ejemplo es Juegos de la edad tardía de Luis Landero. La novela alegórica, mítica
y fantástica incorpora lo irracional, lo fantástico, lo soñado y lo simbólico; destaca El caldero de
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estrechas, por lo que se cultivan géneros que mezclan la ficción y el periodismo documental;
también aumenta el número de revistas en formato digital. En general hay una mezcla de géneros,
transculturalidad y cosmopolitismo, como se observa en autores como Andrés Barba.
En conclusión, durante los últimos años en la literatura se han cultivado gran variedad de géneros
y tendencias, desde el experimentalismo hasta el relato clásico. Aún no se puede saber cómo
evolucionarán los rasgos más recientes, como por ejemplo el cómic o novela gráfica, la
autoedición, la ciberliteratura y otros géneros literarios; tan solo cabe esperar a que el paso del
tiempo muestre qué queda y cual es la evolución posterior.
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