La reproducción sexual también provoca una variación genética que facilita la
detección de células extrañas, primer paso fundamental de la protección inmunológica;La reproducción sexual permite que dos individuos de sexo opuesto produzcan descendencia genéticamente diferente a sus progenitores. El proceso celular durante el que se genera esta variabilidad se conoce como meiosis y culmina con la formación de los gametos (células especializadas en la reproducción sexual). La meiosis es muy compleja, engloba un gran número de procesos finamente regulados, entre ellos la recombinación meiótica (el gran actor en la generación de variabilidad genética), que aseguran que los gametos reciben una dotación cromosómica correcta. La gran desventaja de la reproducción asexual es su ausencia de variabilidad genética, o sea, el hecho de que los descendientes sean idénticos al progenitor, excepto en el caso de mutaciones imprevistas; En la reproducción asexual, salvo por mutaciones, no se produce variabilidad genética, dificultando la adaptación al medio y la evolución de las especies. En cambio, presenta la gran desventaja de producir una descendencia sin variabilidad genética clónica, al ser todos genotípicamente equivalentes a su parental y entre sí. La selección natural no puede "elegir" los individuos mejor adaptados (ya que todos lo están por iguales) y estos individuos clónicos puede que no logren sobrevivir a un medio que cambie de modo hostil, pues no poseen la información genética necesaria para adaptarse a este cambio. Por lo tanto esa especie podría desaparecer, salvo que haya algún individuo portador de una combinación para adaptarse al nuevo medio.