Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Origen
La aparición de la calavera mexicana tal como la conocemos hoy en día comenzó en 1949, cuando
el periódico “El Socialista” comenzó a ofrecer epitafios alegóricos (llamados calaveras literarias) en
honor de un personaje, real o ficticio, que se comportaba de manera hipócrita. Casi siempre estaba
relacionado con la pretensión de riqueza o la importancia otorgada a los bienes materiales. Estas
calaveras literarias se acompañaban de ilustraciones que representaban esqueletos elegantemente
vestidos e inusitadamente alegres.
La calavera se populariza en México durante el gobierno de Benito Juárez, época de aperturismo y
de consolidación de la república donde las clases altas intentaban asemejarse a las élites europeas
en su modo de vestir y comportarse.
Hoy en día, lo extendido del símbolo de la calavera en México proyecta la idea de que se trata de
una tradición ancestral, siendo en realidad de creación reciente. No en vano, el festival del Día de los
Muertos ostenta el galardón de la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de
la Humanidad.
Las calaveras literarias se han transformado en la actualidad para convertirse en epitafios ligeros
escritos para familiares o amigos en forma de epitafios en los que, de un modo cómico, se pide
prosperidad y felicidad. A menudo se apela a “la huesuda”, “la Parca” o “la calaca” términos
extendidos para referirse a la muerte.
No cabe duda de que la Catrina constituye el elemento más reconocible y extendido del culto a la
muerte mexicano. Las figuras, maquillajes, posters, etc. Inundan las festividades y su aspecto
preciosista la ha convertido en un importantísimo símbolo de todo México.