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UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA

LA MOLINA

DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE QUÍMICA

CURSO: QUÍMICA AMBIENTAL - LABORATORIO

INFORME DE LABORATORIO N° 9
TÍTULO: “Cloro Residual”
GRUPO N° 6

APELLIDOS Y NOMBRES DEL CÓDIGO FIRMA


GRUPO

De la Sotta Perez, Ariana 20190159

Quispe Arancibia, Alvaro José 20180154

Alejo Rosales, Jessira Tatiana 20190147

Facultad y Especialidad: Ciencias - Ingeniería Ambiental


Horario de práctica: Lunes 10-12 PM
Profesor de Laboratorio: Suárez Ramos, Diego Alonso
Fecha de la práctica: 04/07/2022
Fecha de entrega del informe: 13/07/2022

LA MOLINA - LIMA – PERÚ


2022
I. OBJETIVOS
1.1. Determinar la concentración de cloro residual de muestras de agua provenientes de
diversos puntos de la capital.

1.2. Comparar los resultados obtenidos con diferentes legislaciones nacionales e


internacionales.

II. MARCO TEÓRICO


2.1. Antecedentes
Durante el siglo XIV, el mundo conocido en ese entonces fue testigo de una feroz
pandemia de peste, la denominada “Muerte Negra”. Debido a sus características,
marcó un antes y un después en muchos aspectos, es por ello que es objeto de
estudios desde múltiples puntos de vista. La enfermedad infecciosa en cuestión
conocida como peste negra es producida por la bacteria Yersinia pestis, nombrada
así en honor al bacteriófago Alexander Yersin quien identificó el bacilo de la peste en
el año 1894 (Martínez, 2019).

Diversos autores han propuesto clasificaciones de las teorías o paradigmas de la


epidemiología. Una de estas era la teoría miasmática que sostenía que las
enfermedades se contraían de las emanaciones impuras del suelo, aire y agua. Se
atribuía a las condiciones de vida, especialmente relacionadas con la pobreza, un
peso importante en la propagación de enfermedades. Pero el hecho de que los
malos olores y enfermedades se encontrasen en el mismo lugar, no significaba que
fueran causadas por esa razón, sino que ambos resultaban ser producto de otros
procesos que otra teoría (teoría del germen) pudo develar posteriormente (Urquía,
2019).

El contagionismo fue la teoría rival de la explicación miasmática. John Snow, un ya


declarado contagionista en ese entonces, demostró de acuerdo a sus observaciones
que el cólera (enfermedad infecciosa que interfirió con la eficiencia del industrialismo
inglés a mediados del siglo XIX) era transmitido de persona a persona a través de
algún agente contagioso que era capaz de reproducirse a sí mismo. Esta “materia
mórbida” invisible al ojo humano, había de reproducirse y eliminarse a través de
deposiciones, las cuales terminarían en aguas del río Tamesí, ubicado en la zona sur
de Inglaterra (Urquía, 2019). La gente bebía el agua contaminada extraída del río e
ingería la “materia mórbida”, cerrando un círculo de contagio. Esta teoría fue
duramente criticada por la comunidad científica que se mantenía firme a sus
creencias relacionadas a la teoría miasmática. Su esfuerzo no acabó ahí, pues
posteriormente ilustró sus hallazgos, confeccionó un mapa del sector afectado y
marcó los puntos correspondientes a defunciones por cólera y distintas bombas de
agua potable existentes. Con esto demostró gráficamente la relación espacial entre
las muertes por cólera y la bomba de Broad Street (bomba de uso público que
permite extraer agua al sector Golden Square, donde John era vecino). Su teoría
debió esperar la cuarta epidemia de cólera de Londres para ser finalmente aceptada.
Actualmente es considerado por la comunidad científica como el padre de la
epidemiología moderna (Cerda y Valdivia, 2007).

El agua potable es un bien necesario ,y a su vez, escaso para el consumo humano.


De hecho, si el agua total de la Tierra fuese un recipiente de 100 litros, solo media
cucharadita sería apta para el consumo humano, a pesar de ser la sustancia más
abundante y común en nuestro planeta. Al ser un bien tan preciado, se requiere
minimizar su gasto e intentar, en la medida de lo posible, aprovecharla
adecuadamente (ITC, 2015).

Al no estar potabilizada, el agua estaría cargada de microorganismos o


contaminantes. La mayoría de las enfermedades más comunes están relacionadas
justamente con el consumo de agua contaminada. Algunas de estas son: diarrea,
fiebre tifoidea, hepatitis, cólera. Pero el agua contaminada no es la única causa,
también lo pueden ser la cantidad de agua, la falta de saneamiento y las malas
prácticas de higiene (Reed, 2009).

2.2. Cloración del agua


El cloro es un producto químico que cuando se disuelve en agua limpia en cantidad
suficiente, destruye la mayoría de los organismos causantes de enfermedades, sin
poner en peligro a las personas. Sin embargo, el cloro se consume durante esta
acción destructiva. Se añade más cloro de lo suficiente y lo sobrante quedará en el
agua, es lo que denominamos como cloro residual. Este permanece libre en el agua
hasta perderse en el mundo exterior o hasta usarse para contrarrestar nueva
contaminación (Reed, 2009).

El poder desinfectante del cloro radica en su capacidad de oxidación, que se mide


por el potencial de oxidación reducción (redox) y se considera como la capacidad del
cloro para reaccionar con otros compuestos. La hidrólisis del cloro o la acidificación
de un hipoclorito da lugar a la formación de ácido hipocloroso (Pérez y Espigares,
1995):

𝐶𝑙2 + 𝐻2𝑂 ⇔ 𝐻𝐶𝑙 + 𝐻𝐶𝑙𝑂


+ +
𝐶𝑙𝑂𝑁𝑎 + 𝐻 ⇔ 𝑁𝑎 + 𝐻𝐶𝑙𝑂

La reacción se lleva a cabo en segundos; el ácido hipocloroso se ioniza en forma de


instantánea en hidrógeno e ión hipoclorito de acuerdo a la siguiente reacción:

− +
𝐻𝐶𝑙𝑂 ⇔ 𝐶𝑙𝑂 + 𝐻

Este equilibrio está regido por la siguiente constante:

+ −
𝐾𝑎 = { 𝐻 }{𝐶𝑙𝑂 }/{𝐻𝐶𝑙𝑂}
−8
Y su valor aproximado es 3. 2 × 10 .

Las formas Cl2, HClO y ClO- constituyen lo que llamamos cloro libre o residual. El
cloro reacciona con sustancias oxidantes y materia orgánica y lo reduce en gran
parte a iones cloro. Posterior a suplir esta demanda, el cloro puede continuar
reaccionando con, por ejemplo, compuestos como el NH3 para formar cloraminas
(Reyes, 2016).

El ácido hipocloroso es más eficaz que el hipoclorito en términos de desinfección y


este hecho puede relacionarse con la inexistencia de carga en la molécula del
primero. Al ser una molécula neutra, le es más fácil penetrar la pared bacteriana y
proseguir con su actividad bactericida. Teniendo en cuenta lo anterior, es fácil
comprender que a valores de pH por debajo de 7.5 la cantidad de hipoclorito para
desinfectar agua es mucho menor que la necesaria para esa misma agua a pH
superior a 7.5 (ITC, 2015). Esto lo podemos apreciar en la siguiente imagen:

Fig. N°1: Distribución de las 3 especies de cloro en función del pH a T=25°C. Fuente:
Mirza, 2019
2.3. Demanda del cloro
Antes de decidir la dosis de cloro que se ha de utilizar para desinfectar, primero se
ha de determinar la demanda de cloro, es decir, la cantidad de cloro que se consume
hasta la aparición final del cloro residual. En una primera etapa se produce la
oxidación de sustancias reductoras, principalmente inorgánicas. Todo el hipoclorito
añadido se consume y por lo tanto no hay cloro disponible. Cuando estas sustancias
son destruidas se inicia una etapa en la que se forman compuestos clorados,
principalmente cloraminas, que actuarían como cloro residual otorgando un cierto
carácter desinfectante al sistema. Una vez el amoniaco y las aminas han
reaccionado con cloro, se inicia una etapa de destrucción de estos compuestos
clorados. Al añadir más cloro, no se observa un aumento de la cantidad de cloro
disponible sino una disminución, ya que se consume tanto el cloro residual que se
había formado, como el hipoclorito que se añade. Todo el cloro que se añade se
mantiene como cloro libre y se considera que a partir de este punto de ruptura (ver
imagen N°2) la desinfección como la eliminación de materia orgánica se ha llevado a
cabo y el agua tiene un cierto valor de cloro libre (ITC, 2015).

Fig. N°2: Diferentes etapas para la determinación de demanda de cloro. Fuente: ITC,
2018.
2.4. Legislación nacional e internacional
De acuerdo al Reglamento de la Calidad del Agua para Consumo Humano. TÍTULO
IX REQUISITOS DE CALIDAD DEL AGUA PARA CONSUMO HUMANO; artículo 66.
- Control de desinfectante. Se debe tener las siguientes consideraciones: “En caso
de usar cloro o solución clorada como desinfectante, las muestras tomadas en
cualquier punto de la red de distribución no deberán contener menos de 0.5 mg/L de
cloro residual libre en el 90% del total de muestras tomadas durante un mes. Del
10% restante, ninguna debe contener menos del 0.3 mg/L y la turbiedad deberá ser
menor de 5 UNT (unidad nefelométrica de turbidez)” (DS N° 031-2010-SA, 2011).

Cuadro N°1: Límites Máximos Permisibles de Parámetros Químicos inorgánicos y


orgánicos.

Fuente: DIGESA, 2011.


De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), no se ha observado
ningún efecto adverso en humanos expuestos a concentraciones de cloro libre en
agua potable. No obstante, establece un valor guía máximo de cloro libre de 5
miligramos por litro (5 mg/L) y afirma explícitamente que se trata de un valor
conservador.

III. RESULTADOS
Tabla N°1: Determinación de cloro residual por distritos.
VOLUMEN VOLUMEN DE CONCENTRACIÓN
MUEST MOLARIDAD
MESA DISTRITO GASTADO DE MUESTRA ESTIMADA DE Cl 2
RAS DE S2O3-2
S2O3-2 (mL) RESIDUAL (mg/L)
1 SMP 0.1 0.3 50 1.065
1
2 La Molina 0.1 0.1 50 0.335
2 1 La Molina 0.1 0.15 50 0.53
1 La Molina 0.1 0.15 50 0.5325
3
2 San Luis 0.1 0 50 0
1 Chorrillos 0.1 0.35 50 1.2425
4
2 Surco 0.1 0.15 50 0.5325
1 La Molina 0.1 0.2 50 0.71
5
2 Sta. Anita 0.1 0.1 50 0.355
1 SJL 0.1 0.15 50 0.535
6
2 Carabayllo 0.1 0 50 0

- Concentración de Cl2 residual promedio

La Molina 0.532 mg/L


Fig. N°3: Mapa de resultados (Cloro residual por distrito).

Tabla N°2: Distancia entre Planta de tratamiento de agua La Atarjea y distritos/origen de


muestras.

Punto inicial Planta de tratamiento de agua La Atarjea

Punto final Distancia (Km) Cloro residual (mg/L)

Carabayllo 27.1 0

Chorrillos 22.3 1.2425

SMP 19.4 1.065

Surco 16.4 0.5325

La Molina 14 0.532

San Luis 11.1 0

SJL 9.2 0.535

Santa Anita 3 0.355


IV. DISCUSIÓN
Se tiene como hipótesis comprobar que conforme la distancia respecto a la Planta de
Tratamiento de Agua “La Atarjea” se empieza a ampliar, los valores de cloro residual
comienzan a disminuir. Podría coincidir con distritos como La Molina o San Juan de
Lurigancho, los cuales se encuentran más cerca a la PTA “La Atarjea”; sin embargo, valores
como en San Martin de Porres o Chorrillos, resaltan por tener de los más altos de cloro
residual, a pesar de tener una distancia más lejana a la PTA. Esto se podría explicar por
algún reabasto de cloro ubicado en algunos distritos, por medio de estaciones de cloración,
en los cuales no llegaría el mínimo indicado de cloro. Aunque, también podríamos presumir,
un mal manejo de las muestras, como podemos identificar en distritos como San Luis o
Santa Anita, los cuales, a pesar de encontrarse más cerca, presentan menores valores de
cloro residual; suponemos que podría deberse a exposición solar o inadecuado manejo al
momento de almacenar las muestras.
Por otro lado, los únicos distritos que no cumplen los LMP, para cloro residual, son
Carabayllo, San Luis y Santa Anita; los cuales presentan un valor menor a 0,5 mg/L, siendo
este valor lo mínimo que deben contener según el DS N° 031-2010-SA. No obstante, ninguno
sobrepasa el valor máximo de 5 mg/L según la normativa nacional como internacional (con
respecto a la OMS).

V. CONCLUSIONES
5.1. Se logró determinar la concentración de cloro residual en cada una de las muestras
de diferentes distritos de la capital, siendo el promedio de 0.5327 mg/L.

5.2. Las concentraciones de todos los distritos, no superan el máximo permisible según
los límites establecidos, tanto nacionales como internacionales; sin embargo, muchos de
ellos, no alcanzan el mínimo de cloro residual, como es el caso de Carabayllo, San Luis y
Santa Anita.

VI. BIBLIOGRAFÍA
MINAM. 2011. Reglamento de la Calidad del Agua para Consumo Humano. Dirección
General de Salud Ambiental del Ministerio de Salud. DS N°031-2010-SA. Diario Nacional El
Peruano, Lima, Perú.

Martinez, L. (2019) La Muerte Negra. Sociedad Española de Infectología Pediátrica SEIP.

Bob Reed (2009) Guías Técnicas Sobre Saneamiento, Agua y Salud. Water, Engineering and
Development Center, Loughborough University, Leicestershire, UK.

ITC. 2015. Cloración de Agua Potable. Barcelona, España.

Urquía, M. (2019) Teorías dominantes y alternativas en epidemiología. 2da Edición.


Universidad Nacional de Lanús, Argentina.
Cerda, L. y Valdivia, G. (2007) John Snow, la epidemia de cólera y el nacimiento de la
epidemiología moderna. Pontificia Universidad Católica de Chile. Facultad de Medicina,
Departamento de Salud Pública. Rev Chil Infect 2007; 24 (4): 331-334

Pérez, J. y Espigares, M. (1995) Estudio Sanitario del Agua, Desinfección del Agua -
Cloración. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada, España.

Reyes, G. (2016) USO DEL CLORO EN LAS PLANTAS DE TRATAMIENTO DE AGUAS


RESIDUALES DOMÉSTICAS: DESINFECCIÓN Y FORMACIÓN DE SUBPRODUCTOS.
[Tesis para optar el grado de maestro en ciencias en gestión ambiental]. Instituto Politécnico
Nacional. Durango, México.

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