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Por: Víctor F. Alvarado F.

Octubre de 2021

El acoso y abuso sexual a través de las redes


sociales, más conocido por el anglicismo
“GROOMING”, gerundio del verbo groom que,
traducido del inglés al castellano, significa peinar
o limpiar a un animal.

Esta adaptación lingüística, define la acción


deliberada de un adulto, varón o mujer, de acosar
sexualmente a una niña, niño o adolescente, por
medio de algún dispositivo digital que, permita la
interacción entre dos o más personas, como por
ejemplo las mencionadas redes sociales, el correo electrónico, mensajes de
texto, sitios de chat o juegos en línea, etc.

El grooming, o acoso y abuso sexual online, es una forma delictiva, en la que


un adulto, a veces haciéndose pasar por un menor, se pone en contacto con un
niño, niña o adolescente para ganarse poco a poco su confianza, creando una
conexión emocional e involucrarlo finalmente en una actividad sexual, que
podría ser la producción de imágenes o vídeos de índole sexual, para el consumo
propio o de otros pederastas; para comercializarlo en redes de abuso sexual a
menores, o para propiciar encuentros personales con el menor para realizar el
abuso sexual físico.

Habitualmente, el “groomer”, o acosador digital, averigua los gustos del menor


para tener temas de conversación y así ganarse su confianza. Las frases más
comunes del agresor son: “Tenemos muchos gustos en común”, “creo que
podemos ser mejores amigos”, “yo nunca te diría o haría algo así”, “yo tengo
dos de esos juegos u objetos que quieres”, “me gustaría ver cómo eres,
mándame una foto”, por lo que una niña, niño o adolescente “vulnerable”, puede
ser fácil presa, al creer encontrar a alguien que le presta atención y finalmente,
el pederasta termina solicitando las fotografías o videos que desea.

Cómo padre o adulto a cargo de un niño, niña o adolescente, debes estar atento
a si se produce una notable disminución o, al contrario, aumento en el uso de
los dispositivos digitales, o si bien, hay una actitud rara o diferente de la que
venía teniendo con los dispositivos, o si empieza a evitar actividades sociales,
inclusive aquellas que, al menor le gustaba con anterioridad.

Si observas algo extraño en su comportamiento, evita avergonzarlo o culparlo


para que pueda contar con sinceridad lo que le está pasando; evita interrogarlo,
puedes obtener más información dialogando, siendo empático y sienta que lo
tratas con afecto para protegerlo.

¡No temas denunciar o buscar ayuda profesional!

El autor, es Comisionado Aeronaval (R), abogado en ejercicio y miembro del


Colegio Nacional de Profesionales de los Servicios de Policía de Panamá –
CONAPOL.
valvarado793@outlook.es
@vfalvaradof
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