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todas las medidas que sean necesarias para proporcionar los apoyos que las
personas requieran para la toma y ejecución de sus propias decisiones.
No estamos diciendo que personas usuarias de servicios de salud mental
o personas usuarias de drogas o personas con discapacidad o personas con
discapacidad psicosocial son exactamente lo mismo. Básicamente, estamos
tomando los aportes locales de cada uno de estos grupos de personas, de cada
uno de estos activistas, a la construcción de un modelo de sociedad y en par-
ticular en salud mental; de un modelo que nos permita pararnos en condicio-
nes de igualdad entre quien brinda la asistencia y quien se acerca a solicitarla.
Antes que nada todos somos ciudadanos, ciudadanas, sujetos de derecho en
igualdad de condiciones.
Desde el año 2007, una vez que se presentó “Vidas arrasadas”, el Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS) ha venido acompañando de una manera
muy respetuosa la construcción de un espacio autogestionado por un grupo
de personas usuarias y exusuarias de servicios de salud mental, la Asamblea
Permanente de Personas Usuarias y Sobrevivientes de los Servicios de Salud
Mental. Toman este término identificándose con una organización global que
se llama Red de Personas Usuarias y Sobrevivientes de la Psiquiatría. Este co-
lectivo global participó activamente en la redacción de la Convención sobre
los Derechos de las Personas con discapacidad, aprobada por la ONU el 13
de diciembre de 2006, y en particular en la redacción del artículo 12 sobre el
concepto de capacidad jurídica.
Trabajando con la Asamblea Permanente de Personas Usuarias y Sobrevi-
vientes de los Servicios de Salud Mental nos encontramos con una organiza-
ción americana llamada Proyecto ICARO que venía trabajando en el cruce
entre la perspectiva de reducción de daños y la discontinuación en el uso de
drogas psiquiátricas (Icarus Project y Freedom Center, 2007). Acá se da otro
punto de encuentro. Plantean cómo a partir de la implementación del con-
sentimiento informado y la toma de decisiones con apoyo, una persona podía
plantearse no reducir la salud mental a la internación y al uso de fármacos. Es-
tas estrategias involucran el reconocer a las personas usuarias como sujetos de
derechos introduciendo una ética del cuidado, de la interdependencia; todos
necesitamos cuidar y ser cuidados. Somos sujetos autónomos con capacidad
para cuidar y con necesidad de ser cuidados.
Hay tres principios que se mencionan en esta metodología de discontinua-
ción en el uso de drogas psiquiátricas: elección, no se trata de una elección entre
tomar drogas psiquiátricas o no hacer nada sobre tus problemas, hay muchas
alternativas a intentar; información para mejorar tu calidad de vida, y acceso a
alternativas inclusivas de tratamiento, junto con la medicación psiquiátrica, uti-
lización de hierbas, suplementos, nutrición para reducir los efectos nocivos, etc.
La última propuesta, otro lugar de encuentro donde estamos trabajando, es
una campaña por el derecho a votar de las personas que se encuentran en cen-
120 tros de internación. Se realiza desde diferentes organizaciones de la sociedad
Conferencias Nacionales sobre Políticas de Drogas 2010-2017
Referencias
CELS, MDRI (2008). “Vidas Arrasadas. La segregación de las personas en los asilos psiquiátricos
argentinos”. Informe realizado por el Centro de Estudios Legales y Sociales y el Mental
Disability Rights International.
Icarus Project y Freedom Center (2007). Discontinuación del Uso de Drogas Psiquiátricas:
Una Guía Basada en la Reducción del Daño. Disponible en: http://theicarusproject.net/
guiareducciondeldanodiscontinuaciondedrogaspsiquiatricas.
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