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La dignidad del riesgo de tomar

las propias decisiones


Roxana Amendolaro

i PSICÓLOGA. EXCOORDINADORA DEL EQUIPO DE SALUD MENTAL DEL CENTRO


DE ESTUDIOS LEGALES Y SOCIALES. AL MOMENTO DE SU PRESENTACIÓN ERA
LA COORDINADORA DEL PROGRAMA DISCRIMINACIÓN Y SALUD MENTAL DEL
INSTITUTO NACIONAL CONTRA LA DISCRIMINACIÓN, LA XENOFOBIA Y EL
RACISMO.

Nuestra pregunta principal es ¿cómo desmontamos las lógicas de aislamiento


y cómo montamos redes de trabajo? Entonces, ¿cómo generar puentes entre
ese campo de problemas que se ha nominado “salud mental” y ese otro campo,
nominado “adicciones”? Seguramente esto merece una genealogía, ¿cómo fue
que se separaron? ¿Cuál es el proceso por el cual terminamos presentándolos
y sintiéndonos como habitantes de diferentes campos? Me interesa contarles
sobre propuestas específicas de trabajo, de articulación entre esos campos,
que hablan del momento histórico que nos está tocando transitar.
¿Desde dónde pensamos, como equipo de trabajo en el Instituto Nacional
contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), estos puen-
tes? Por supuesto, desde una perspectiva de igualdad y no discriminación,
de pleno reconocimiento de la condición de sujetos de derechos de las
personas usuarias de los servicios de salud mental, incluidas aquellas con
uso problemático de drogas que solicitan asistencia. Tenemos presente las
400.000 personas que necesitaron atención desde 1983 y que, de acuerdo
a lo que dice la Organización Mundial de la Salud, al menos el 75% de las
personas que requieren asistencia en salud mental en algún momento de
sus vidas, en países como el nuestro, no la reciben. O sea, sabemos que el
término “usuario” es restrictivo.
Para pensar estos puentes es que estamos hablando de participación real,
en todas las instancias de toma de decisiones respecto de las estrategias que se
van a asumir, tanto de “técnicos” como de “activistas”.
Para plantear algunos datos del estado de situación, tengo que hacer referencia
al informe “Vidas arrasadas” (CELS, MDRI, 2008). Este informe por supuesto
también está hablando de una parte de este campo complejo que incluye salud 117
Avances y retrocesos en políticas de drogas

mental y adicciones. Cuando en 2007 presentamos este informe, hablábamos de


aproximadamente 25.000 personas detenidas en centros de internación, hablá-
bamos de que un 80 % estaba internada durante un año o más, también men-
cionamos que dos tercios de esta población se encontraba en el sistema público,
y que dentro del sistema público el 75% se encontraba en centros de internación
de grandes dimensiones, de 800 o más personas y/o camas. Que entre el 60% y
el 90% (60% como dato más optimista, 90% como dato más pesimista), de estas
personas no deberían estar internadas. La palabra que se solía utilizar era que
permanecían internadas por “cuestiones sociales”, pacientes sociales, un inven-
to. Y nuevamente recordar que, al menos, el 75 % de la población que requirió
asistencia en salud mental, es decir 75.000 personas, no la recibió.
A continuación, planteamos algunos de estos puentes posibles de encuen-
tro, propuestas de trabajo, algunos actuales y en los que estamos transitando,
y otros un poco más a futuro.
Tenemos que comenzar mencionando la Ley Nacional de Salud Mental,
Nº 26.657, fundamentalmente el artículo 3: “En el marco de la presente ley
[…] se debe partir de la presunción de capacidad de todas las personas”. Lo
que podemos, no lo que no podemos o lo que nos falta. Y el artículo 4: “Las
adicciones deben ser abordadas como parte integrante del campo de la sa-
lud mental” y, fundamentalmente, que “las personas con uso problemático de
drogas legales o ilegales tienen todos los derechos y garantías que se estable-
cen en la presente ley”. Esta sería una de las cuestiones, uno de los lugares
donde nos podemos encontrar a trabajar, quienes venimos de lo que se nomi-
na como “salud mental” y quienes vienen de lo comúnmente nominado como
“adicciones”.
Es fundamental mencionar, como otro punto de encuentro, que en abril
de 2010 se creó la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, que se
propone “el objetivo de fortalecer las políticas públicas de salud mental con
especial énfasis en el cumplimiento de los derechos humanos de las personas
con padecimientos mentales o adicciones”. Se destaca el trabajo que se está
realizando, fortaleciendo el primer nivel de atención en todo el país, apoyan-
do técnica y financieramente la conformación de equipos de trabajo de dispo-
sitivos con base en la comunidad para la atención en salud mental.
Un tercer punto donde nos podemos encontrar y donde estamos propo-
niendo encontrarnos es la Mesa Federal de Salud Mental, Justicia y Derechos
Humanos. Es un espacio intergubernamental e intersectorial que comenzó
a funcionar en 2005, impulsado inicialmente por la Secretaría de Derechos
Humanos y la entonces Unidad Coordinadora de Salud Mental y Comporta-
miento Saludable, del Ministerio de Salud de la Nación. Surgió con el apoyo de
la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial
de la Salud (OMS), con el objetivo de promover una política en salud mental
desde una perspectiva de derechos humanos. Inicialmente esta mesa estuvo
118 integrada por la Secretaría de Derechos Humanos, la Unidad Coordinadora
Conferencias Nacionales sobre Políticas de Drogas 2010-2017

de Salud Mental, la OPS, y participaron organizaciones de la sociedad civil. El


INADI se incorporó en 2010, pero básicamente todos los actores que parti-
cipábamos veníamos de este campo más tradicionalmente nominado como
“salud mental”. Fue recién este año y luego de la sanción de la Ley, cuando
surgió la preocupación de varios de los que integrábamos la mesa: ¿cómo es
que Intercambios, o el Programa de Usuarios de drogas del INADI, o la Aso-
ciación de Reducción de Daños de Argentina (ARDA) u otras organizaciones
o espacios de gobierno, no forman parte de la mesa? Estamos en ese proceso,
estamos en el proceso de, progresivamente, ir incluyendo a estos otros actores
que venían trabajando desde el campo de las adicciones.
Como la cuarta propuesta, como otro de los posibles lugares de encuen-
tro para los diferentes actores, quería nombrar a la Unidad de Letrados. La
Ley Nacional de Salud Mental compromete una cantidad de reformas y esta
es una que efectivamente se está comenzando a implementar en estos días
y que va a estar en pleno funcionamiento a partir de agosto de 2011. La
Unidad de Letrados se enmarca en la implementación del artículo 22 de
la Ley 26.657, en el ámbito de la Defensoría General de la Nación. Se trata
de un equipo interdisciplinario integrado por abogados, trabajadores so-
ciales, psicólogos y psiquiatras, cuyo objetivo va a ser garantizar la volun-
tad de la persona que fue o que está siendo internada involuntariamente,
tanto en hospitales psiquiátricos como en comunidades terapéuticas, para
garantizar el cumplimiento del proceso conforme a derecho. Lo que dice el
artículo 22 explícitamente es que: “La persona internada involuntariamente
o su representante legal tiene derecho a designar un abogado. Si no lo hicie-
ra el Estado debe proporcionarle uno desde el momento de la internación.
El defensor podrá oponerse a la internación y solicitar la externación en
cualquier momento. El juzgado deberá permitir al defensor el control de la
actuaciones en todo momento”.
A su vez, desde inicios de este año 2011 se creó una comisión para la ela-
boración del proyecto de ley de reforma, actualización y unificación de los
Códigos Civil y Comercial de la Nación. El Código Civil data del año 1869,
nomina a las personas usuarias de los servicios de salud mental como “de-
mentes”, básicamente ubicadas en el lugar de objeto de derecho. Todo esto es
lo que se está pudiendo poner en cuestión, reformular, repensar.
Desde el INADI lo que hicimos fue apoyar el documento “Capacidad ju-
rídica y acceso a la Justicia. Una propuesta de reforma legal desde las orga-
nizaciones de las personas con discapacidad”, elaborado por la Red por los
Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI). Este documento plan-
tea el reconocimiento de la personalidad jurídica de todas las personas; su
consideración como sujetos de derecho con plena capacidad jurídica para
ser titular y ejercer sus derechos en igualdad de condiciones con los demás
y en todos los aspectos de la vida en comunidad, el respeto indispensable de
su voluntad en todo proceso que la afecte, y la obligación estatal de adoptar 119
Avances y retrocesos en políticas de drogas

todas las medidas que sean necesarias para proporcionar los apoyos que las
personas requieran para la toma y ejecución de sus propias decisiones.
No estamos diciendo que personas usuarias de servicios de salud mental
o personas usuarias de drogas o personas con discapacidad o personas con
discapacidad psicosocial son exactamente lo mismo. Básicamente, estamos
tomando los aportes locales de cada uno de estos grupos de personas, de cada
uno de estos activistas, a la construcción de un modelo de sociedad y en par-
ticular en salud mental; de un modelo que nos permita pararnos en condicio-
nes de igualdad entre quien brinda la asistencia y quien se acerca a solicitarla.
Antes que nada todos somos ciudadanos, ciudadanas, sujetos de derecho en
igualdad de condiciones.
Desde el año 2007, una vez que se presentó “Vidas arrasadas”, el Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS) ha venido acompañando de una manera
muy respetuosa la construcción de un espacio autogestionado por un grupo
de personas usuarias y exusuarias de servicios de salud mental, la Asamblea
Permanente de Personas Usuarias y Sobrevivientes de los Servicios de Salud
Mental. Toman este término identificándose con una organización global que
se llama Red de Personas Usuarias y Sobrevivientes de la Psiquiatría. Este co-
lectivo global participó activamente en la redacción de la Convención sobre
los Derechos de las Personas con discapacidad, aprobada por la ONU el 13
de diciembre de 2006, y en particular en la redacción del artículo 12 sobre el
concepto de capacidad jurídica.
Trabajando con la Asamblea Permanente de Personas Usuarias y Sobrevi-
vientes de los Servicios de Salud Mental nos encontramos con una organiza-
ción americana llamada Proyecto ICARO que venía trabajando en el cruce
entre la perspectiva de reducción de daños y la discontinuación en el uso de
drogas psiquiátricas (Icarus Project y Freedom Center, 2007). Acá se da otro
punto de encuentro. Plantean cómo a partir de la implementación del con-
sentimiento informado y la toma de decisiones con apoyo, una persona podía
plantearse no reducir la salud mental a la internación y al uso de fármacos. Es-
tas estrategias involucran el reconocer a las personas usuarias como sujetos de
derechos introduciendo una ética del cuidado, de la interdependencia; todos
necesitamos cuidar y ser cuidados. Somos sujetos autónomos con capacidad
para cuidar y con necesidad de ser cuidados.
Hay tres principios que se mencionan en esta metodología de discontinua-
ción en el uso de drogas psiquiátricas: elección, no se trata de una elección entre
tomar drogas psiquiátricas o no hacer nada sobre tus problemas, hay muchas
alternativas a intentar; información para mejorar tu calidad de vida, y acceso a
alternativas inclusivas de tratamiento, junto con la medicación psiquiátrica, uti-
lización de hierbas, suplementos, nutrición para reducir los efectos nocivos, etc.
La última propuesta, otro lugar de encuentro donde estamos trabajando, es
una campaña por el derecho a votar de las personas que se encuentran en cen-
120 tros de internación. Se realiza desde diferentes organizaciones de la sociedad
Conferencias Nacionales sobre Políticas de Drogas 2010-2017

civil acompañadas por oficinas de gobiernos, en este caso el INADI, también


la Secretaría de Derechos Humanos, la Dirección Nacional de Salud Mental y
otras tantas. Estamos intentando llevar adelante una campaña para promover
el derecho a votar de las personas usuarias de servicios de salud mental que
se encuentran internadas en hospitales públicos, clínicas privadas, unidades
psiquiátricas penales, comunidades terapéuticas, y en cualquier otro tipo de
establecimiento del que no puedan salir por propia voluntad. Se trata de sen-
sibilizar a la comunidad en su conjunto en el respeto a los derechos civiles y
políticos de este grupo de personas. Esto implica que en los centros de inter-
nación que adhieran voluntariamente a la medida se revise: quiénes tienen
DNI; quiénes están empadronados de esos que tienen DNI; de esos que están
empadronados quiénes no están declarados insanos en juicio, porque en 2009
se reformó el Código Nacional Electoral y las personas internadas que no es-
tán declaradas insanas en juicio están habilitadas para votar; cuáles son sus
domicilios, porque van a poder ejercer su derecho a votar las personas que
tengan su domicilio en el centro de internación o en lugares más o menos
cercanos. También estamos realizando una campaña de capacitación y sensi-
bilización sobre el proceso eleccionario.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad se
funda en el “modelo social” de la discapacidad y en la lucha de las propias
personas con discapacidad para autoafirmarse como ciudadanos con igual
dignidad y valor que los demás. La dignidad como valor ha sido crucial en el
pasaje hacia una perspectiva de la discapacidad basada en los derechos hu-
manos. Las discapacidades son producto del encuentro entre personas que
experimentan un determinado impedimento, y barreras sociales que limitan
su capacidad para participar en condiciones de igualdad en la sociedad.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad instala
la discusión entre un modelo de sustitución de la propia autonomía versus un
modelo de asistencia y acompañamiento en el proceso de toma de decisiones:
“No nos prevengan, inclúyannos” o “Nada sobre nosotros sin nosotros”. Se
apoya en el reconocimiento de la autonomía y la asunción de la persona como
un sujeto con capacidad para la toma de decisiones.
Quería recuperar el porqué del título: “La dignidad del riesgo de tomar
las propias decisiones”. Nos referimos a la toma de decisiones con apoyo.
Básicamente, lo que se propone es que en lugar de privar a la persona de su
capacidad legal e instalar un tutor o curador a cuidar de sus intereses (lo
que refuerza un estado de pasividad), debemos crear las condiciones que
faciliten a la persona el obrar con impulsos propios. Se trata de la dignidad
del riesgo y del derecho de andar en el mundo con todos sus peligros y po-
sibilidades.

Buenos Aires, 5 de julio de 2011 121


Avances y retrocesos en políticas de drogas

Referencias
CELS, MDRI (2008). “Vidas Arrasadas. La segregación de las personas en los asilos psiquiátricos
argentinos”. Informe realizado por el Centro de Estudios Legales y Sociales y el Mental
Disability Rights International.
Icarus Project y Freedom Center (2007). Discontinuación del Uso de Drogas Psiquiátricas:
Una Guía Basada en la Reducción del Daño. Disponible en: http://theicarusproject.net/
guiareducciondeldanodiscontinuaciondedrogaspsiquiatricas.

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