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Cómo Son Los Más Capaces
Cómo Son Los Más Capaces
Si bien los alumnos superdotados como grupo se diferencian de los alumnos medios y de
los menos dotados en diversas características con significado educativo, se trata de un
grupo internamente heterogéneo.
Sobredotado, superdotado, bien dotado, muy capaz, alta capacidad son de hecho
sinónimos. Equivalen en nuestro contexto al término anglosajón gifted, que literalmente
significa dotado, regalo, don. Sin embargo, conceptualmente gifted y superdotado son
equivalentes. Supergifted sería equivalente a extremadamente dotado. Parece superado el
rechazo al término superdotado, asociado al modelo de la curva normal; los alumnos
situados a ambos extremos de dicha curva serían los super y los infradotados o los más y
menos capaces en la característica medida en cada caso.
Desde la perspectiva del aprendizaje, estos chicos se caracterizan por aprender a mayor
ritmo, con mayor profundidad y sobre más aspectos que sus iguales, especialmente si
trabajan en temas que atraen su interés y si encuentran en el profesorado el estímulo y la
guía adecuada.
Características cognitivas
Buena memoria y amplia y rápida capacidad para archivar información. Recuerda con
rapidez y facilidad personas, datos, hechos e información diversa…
Buen observador, curioso y con variedad de intereses. Suele plantear preguntas sobre su
entorno interesándose por juegos o noticias atípicas para su edad; percibe objetos y
relaciones que pasan desapercibidos para sus iguales.
Características metacognitivas
La metacognición es el conocimiento que se tiene sobre los propios procesos cognitivos; es
conocimiento y control del propio conocimiento. Es conciencia de los propios recursos
cognitivos y control o autorregulación a la hora de manipularlos. Es decir, de codificar,
almacenar o recuperar la información cognitiva y social, como hemos podido apreciar al
estudiar la teoría cognitiva de Sternberg, por ejemplo. INSIGHT.
Buen autoconcepto y atribución causal interna. Como grupo, tienen buen autoconcepto y
tienden a atribuir los buenos resultados a su capacidad y esfuerzo y los malos a una
combinación de factores como esfuerzo insuficiente, mala suerte y dificultad de la tarea. En
todo caso, hay subgrupos de superdotados como las chicas adolescentes y los alumnos en
situación de fracaso escolar, que tienen un bajo autoconcepto y, en el segundo caso,
tienden además al control externo de la conducta.
• Sentido del humor, que suele ser sofisticado y que puede ser corrosivo si se desarrolla en
caminos inadecuados. En general son bromistas, con facilidad para los mensajes de doble
sentido, para captar el humor ajeno y para reírse de sí mismos, si llega el caso.
• Líder natural, sensible consigo mismo, con los otros y con su ambiente, excepto en el caso
de que posea una inteligencia o una creatividad demasiado elevadas, que suele dificultar la
comunicación con los otros. Pueden llegar a ser populares entre sus compañeros y saben
hacerse querer, respetar y perdonar su capacidad.
• Preferencia por estar con adultos o con niños mayores para discutir ideas y trabajar en
temas estimulantes por su complejidad. Ello no significa que no le guste y que además
necesite jugar y estar con sus iguales, como señala Freeman (1990). Buscan estar con sus
iguales, tendencia natural en el ser humano y en este caso la igualdad viene del desarrollo
intelectual.
• Ingenioso, agudo, con recursos para solucionar un problema por más de un procedimiento
o por un método poco convencional. No siempre juega a su favor pues puede desconcertar
a compañeros y adultos, que no ven intuitivamente la solución propuesta ni comprenden
con la rapidez debida la lógica de la nueva propuesta, que a veces sorprende a su propio
autor.
• Sentido ético desarrollado, distinguiendo entre lo bueno y lo malo, no siempre con los
matices necesarios. La lucha entre lo que hace y lo que cree debería hacer puede ocasionar
conflictos y no es fácil convencerle de las lagunas de su razonamiento. Otras veces puede
quedar emocionalmente atrapado en conflictos y complejos ajenos, debido a su capacidad
cognitiva para conocer, capacidad que no va acompañada a edades tempranas del
adecuado control emocional y de la asunción de los límites de la existencia humana.
Es una dimensión difícil de evaluar pero ciertamente importante en estos chicos. Entre sus
manifestaciones se señalan las siguientes:
• Habilidad para pensar en las cosas holísticamente, como un todo para pasar después a
comprender sus partes. Este modo de aprender suele entrar en conflicto con el sistema de
enseñanza, que procede por pequeños pasos para integrarlos al final.
• Alta capacidad para manejar símbolos, ideas y relaciones entre conceptos, sucesos o
personas.
Silverman (1989) señala que en clases con alumnos moderadamente dotados, a menudo
desarrollan ciertas habilidades de liderazgo; mientras que en las clases regulares son
alumnos aislados. Y propone los siguientes métodos a emplear con estos alumnos:
• Aceleración.
• Mentores o tutores.
• Orientación y apoyo.
La rapidez con que aprenden ha sido y puede ser observada por padres y profesores
competentes. Son como esponjas que absorben lo que atrae su atención y cometiendo
pocos errores. Desde pequeños manifiestan una necesidad natural de estímulo, capaz de
agotar en ocasiones a los adultos encargados de su cuidado y educación. Retienen mayor
cantidad de información que sus pares y hermanos de edad similar, la estructuran mejor y
muestran intereses más amplios.
Esta caracterización se refiere al grupo como tal pero dentro de él se dan amplias
diferencias. Estas diferencias son explicadas desde perspectivas complementarias. De una
parte, por el tipo de dotación que posee cada sujeto que puede diferir en grado y en
amplitud; de otra, por el tipo de ambiente en el que se desarrolla que puede apoyarlo,
ignorarlo o estimular al encubrimiento; por otra, por el tipo de entrenamiento.
Social [con la escuela (organización escolar, rutina de horarios, relación con sus iguales de
misma edad cronológica, efecto pigmalión negativo), con el hogar (atención adecuada,
apoyo, desigualdad de oportunidades en clases sociales desfavorecidas) y con sus iguales
(diferencia en edad mental, no les gusta cooperar)]. Prefieren estar con mayores en
conversaciones y juegos de interior pero con los de su edad para juegos de exterior.
• El superdotado es bueno para todo, “el que vale, vale”. Hay superdotados cuya
multipotencialidad es muy alta y muy extensa, mientras otros destacan en un campo o
talento particular siendo mediocres en otros. Valer intelectualmente no es equivalente a
valer socialmente o éticamente, aunque estas características suelen ir juntas.
• Son capaces de salir adelante por sí solos, sin ayuda especial. No son superhombres, no
tienen experiencia, con la dotación se nace pero la dotación se hace, y es muy difícil para
un niño situarse adecuadamente en una escuela y en una sociedad pensada para el grupo
medio. Precisan ayuda adecuada como cualquier ser humano.
Pues si bien como grupo se diferencian de los alumnos medios, internamente es un grupo
heterogéneo. Estos indicadores pueden orientar las observaciones del profesorado, al
facilitar las tareas del diagnóstico y la intervención docente propiamente dicha.
Se describen síndromes típicos del desarrollo de estos alumnos que en sí mismos no son
problemáticos; los problemas pueden surgir porque las pautas de desarrollo de estos
alumnos no son adecuadamente entendidas por los profesores, los padres y los
compañeros produciéndose desequilibrios, disincronías en las interacciones del
superdotado con el medio familiar, escolar, social e intrapersonal.
El retrato robot del buen alumno es el de aquel que avanza al ritmo del grupo, que sabe
agradar y gratificar al profesor, que se aviene a las normas del centro y del aula. Sin
embargo, aunque buena parte de los superdotados saben atraerse al profesor, hay una
serie de características propias de estos alumnos que se avienen mal con dicho retrato.
Entre otras su preferencia por el aprendizaje holístico y significativo; su necesidad de
conocer las causas sin bastar el criterio de autoridad; su pensamiento creativo y productivo;
su sentido del humor que mal encauzado puede resultar corrosivo y despertar la hilaridad
de la clase; su necesidad de aprendizaje autónomo; su rechazo del aprendizaje memorístico
y repetitivo, entre otros.
Entre las normas escolares que imprimen mayor carácter se encuentran las evaluaciones
que realizan los profesores y puede afirmarse que por su concepción y tipo de corrección,
tienden a primar el saber memorístico y reproductivo, de formato cerrado, sin apenas lugar
para la creatividad, la expresión de las propias dudas y elaboraciones, la valoración crítica;
y que por el tipo de habilidades que precisan poner en juego, apenas ofrecen desafíos
intelectuales adecuados para estos alumnos.