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Revolución francesa

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Revolución francesa

Révolution française

Parte de las revoluciones atlánticas

Prise de la Bastille (1789), de Jean-Pierre Houël.1

Contexto del acontecimiento

Fecha 5 de mayo de 1789-9 de noviembre de 1799

Sitio Francia

Gobierno previo

Gobernante Luis XVI

Forma de gobierno Monarquía absoluta

Gobierno resultante

Forma de gobierno Monarquía constitucional y, posteriormente,


otras formas de gobierno

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La Revolución francesa (en francés, Révolution française) fue un conflicto


social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y,
por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que
enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo
Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea
Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de Estado de Napoleón
Bonaparte en 1799.
Si bien después de que la Primera República cayó tras el golpe de Estado de
Napoleón Bonaparte, la organización política de Francia durante el
siglo XIX osciló entre república, imperio y monarquía constitucional, lo cierto es
que la revolución marcó el final definitivo del feudalismo y del absolutismo en el
país,2 y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, apoyada en
ocasiones por las masas populares, se convirtió en la fuerza política
dominante. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal,
más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso e
iniciativas capaces de volverlo ilegítimo.
Según la historiografía clásica, la Revolución francesa marca el inicio de
la Edad Contemporánea al sentar las bases de la democracia moderna, lo que
la sitúa en el corazón del siglo XIX. Abrió nuevos horizontes políticos basados
en el principio de la soberanía popular, que será el motor de las revoluciones
de 1830, de 1848 y de 1871.3

Índice

 1Antecedentes ideológicos
 2Causas
o 2.1Estados Generales de 1789
 3La Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791)
o 3.1Toma de la Bastilla
o 3.2El Gran Miedo y la abolición del feudalismo
o 3.3Pérdida de poder de la Iglesia
o 3.4Composición de la Asamblea
o 3.5Camino a la constitución
o 3.6Desde la Fiesta de la Federación hasta la Fuga de
Varennes
 4La Asamblea Legislativa y la caída de la monarquía (1791-1792)
o 4.1Guerra de Austria y Prusia contra Francia
o 4.2La «segunda Revolución»: Primera República francesa
 5La Convención (1792-1795)
o 5.1Ejecución del rey y Primera Coalición contra Francia
o 5.2El reinado del Terror
 6El Directorio (1795-1799)
o 6.1Napoleón y la toma del poder
 7El Consulado (1799-1804)
 8La bandera francesa y los símbolos de la Revolución
 9La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
 10Las mujeres y la Revolución francesa
 11Véase también
 12Notas y referencias
 13Fuentes
 14Bibliografía complementaria
 15Enlaces externos

Antecedentes ideológicos
Los escritores ilustrados del
siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas, denominados
comúnmente philosophes, y a partir de 1751 los enciclopedistas, contribuyeron
a minar las bases del derecho divino de los reyes. La filosofía de
la Ilustración ha desempeñado pues un rol significativo en el giro que tomaron
estos eventos históricos pero su influencia debe relatarse de modo más
matizado: acordarle demasiada importancia a los preceptos filosóficos nacidos
durante ese siglo se revelaría como una carencia mayúscula de fidelidad
historiográfica.
La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos
principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había
servido de impulso a las Trece Colonias norteamericanas para
la independencia de su metrópolis europea. Tanto la influencia de la Ilustración
como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín» ideológico
para el inicio de la revolución en Francia.

Causas
Artículo principal: Causas de la Revolución francesa

El Tercer Estado cargando al Primer y al Segundo Estado.

Los historiadores generalmente ven las causas subyacentes de la como


impulsadas por el fracaso del Antiguo Régimen para responder a la creciente
desigualdad social y económica. El rápido crecimiento de la población y las
restricciones causadas por la incapacidad de financiar adecuadamente
la deuda pública, dieron lugar a una depresión económica, desempleo y altos
precios de los alimentos.4 Combinado con un sistema fiscal regresivo y la
resistencia a la reforma de la élite gobernante, el resultado fue una crisis
que Luis XVI no pudo manejar.56
Bajo Luis XIV, la corte de Versalles se había convertido en el centro de la
cultura, la moda y el poder político. Las mejoras en la educación y la
alfabetización a lo largo del siglo XVIII significaron audiencias más grandes para
los periódicos y revistas, con logias masónicas, cafeterías y clubes de lectura
que proporcionaron áreas donde la gente podía debatir y discutir ideas. El
surgimiento de esta llamada "esfera pública" llevó a París a reemplazar
a Versalles como centro cultural e intelectual, dejando a la Corte aislada y con
menos capacidad de influir en la opinión.7 8
Además de estos cambios sociales, la población francesa creció de 18 millones
en 1700 a 26 millones en 1789, convirtiéndose en el Estado más poblado de
Europa; París tenía más de 600 000 habitantes, de los cuales
aproximadamente un tercio estaban desempleados o no tenían trabajo regular.
Los métodos agrícolas ineficientes significaban que los agricultores nacionales
no podían mantener estos números, mientras que las redes de transporte
primitivas dificultaban el mantenimiento de los suministros incluso cuando
había suficientes. Como resultado, los precios de los alimentos aumentaron en
un 65 % entre 1770 y 1790, pero los salarios reales aumentaron solo en un
22 %.9 La escasez de alimentos fue particularmente perjudicial para el régimen,
ya que muchos atribuyeron los aumentos de precios a la incapacidad del
gobierno para evitar la especulación. En la primavera de 1789, una mala
cosecha seguida de un invierno severo había creado un campesinado rural sin
nada que vender y un proletariado urbano cuyo poder adquisitivo se había
derrumbado.
El otro gran lastre para la economía fue la deuda estatal. Las visiones
tradicionales de la Revolución francesa a menudo atribuyen la crisis financiera
de la década de 1780 a los grandes gastos de la guerra anglo-francesa de
1778-1783, pero los estudios económicos modernos muestran que esto es
incorrecto. En 1788, la relación entre la deuda y la renta nacional bruta en
Francia era del 55,6 %, en comparación con el 181,8 % en Gran Bretaña.
Aunque los costos de los préstamos en Francia eran más elevados, el
porcentaje de los ingresos fiscales dedicados al pago de intereses era
aproximadamente el mismo en ambos países. 10
Sin embargo, estos impuestos los pagaban predominantemente los pobres de
las zonas urbanas y rurales, y los parlamentos regionales que controlaban la
política financiera bloquearon los intentos de repartir la carga de manera más
equitativa. El impasse resultante frente a la angustia económica generalizada
llevó a la convocatoria de los Estados Generales, que se radicalizaron por la
lucha por el control de las finanzas públicas. Sin embargo, ni el nivel de la
deuda estatal francesa en 1788, ni su historia previa, pueden considerarse una
explicación del estallido de la revolución en 1789. 11
Aunque Luis no fue indiferente a la crisis, cuando se enfrentó a la oposición,
tendió a retroceder. La Corte se convirtió en el blanco de la ira popular,
especialmente la reina María Antonieta, que fue vista como una espía austríaca
derrochadora, y acusada de la destitución de ministros «progresistas»
como Jacques Necker. Para sus oponentes, las ideas de la Ilustración sobre la
igualdad y la democracia proporcionaron un marco intelectual para abordar
estos problemas, mientras que la Revolución estadounidense fue vista como
una confirmación de su aplicación práctica. 12
Estados Generales de 1789
Artículo principal: Estados Generales de 1789
Los Estados Generales estaban formados por los representantes de cada
estamento. Estos estaban separados a la hora de deliberar, y tenían solo un
voto por estamento. La convocatoria de 1789 fue un motivo de preocupación
para la oposición, por cuanto existía la creencia de que no era otra cosa que un
intento, por parte de la monarquía, de manipular la asamblea a su antojo. La
cuestión que se planteaba era importante. Estaba en juego la idea
de soberanía nacional, es decir, admitir que el conjunto de los diputados de los
Estados Generales representaba la voluntad de la nación.
El tercer impacto de los Estados Generales fue de gran tumulto político,
particularmente por la determinación del sistema de votación. El Parlamento de
París propuso que se mantuviera el sistema de votación que se había usado
en 1614, si bien los magistrados no estaban muy seguros acerca de cuál había
sido en realidad tal sistema. Sí se sabía, en cambio, que en dicha asamblea
habían estado representados (con el mismo número de miembros y con un solo
voto) el clero (Primer Estado), la nobleza (Segundo Estado) y el resto de la
población (Tercer Estado, principalmente la burguesía y el campesinado).
Inmediatamente, un grupo de liberales parisinos denominado «Comité de los
Treinta», compuesto principalmente por gente de la nobleza, comenzó a
protestar y agitar, reclamando que se duplicara el número de asambleístas con
derecho a voto del Tercer Estado (es decir, los «Comunes»). El gobierno
aceptó esta propuesta, pero dejó a la Asamblea la labor de determinar el
derecho de voto. Este cabo suelto creó gran tumulto.
El rey Luis XVI y una parte de la nobleza no aceptaron la situación. Los
miembros del Tercer Estamento se autoproclamaron Asamblea Nacional, y se
comprometieron a escribir una constitución. Sectores de la aristocracia
confiaban en que estos Estados Generales pudieran servir para recuperar parte
del poder perdido, pero el contexto social ya no era el mismo que en 1614.
Ahora existía una élite burguesa que tenía una serie de reivindicaciones e
intereses que chocaban frontalmente con los de la nobleza (y también con los
del pueblo, cosa que se demostraría en los años siguientes).

La Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791)


Artículo principal: Asamblea Nacional Constituyente
El Juramento del Juego de Pelota, obra de Jacques-Louis David.

Cuando finalmente los Estados Generales de Francia se reunieron


en Versalles el 5 de mayo de 1789 y se originaron las disputas respecto al
tema de las votaciones, los miembros del Tercer Estado debieron verificar sus
propias credenciales, comenzando a hacerlo el 28 de mayo y finalizando el 17
de junio, cuando los miembros del Tercer Estado se declararon como únicos
integrantes de la Asamblea Nacional: esta no representaría a las clases
pudientes sino al pueblo en sí. Si bien invitaron a los miembros del Primer y
Segundo Estado a participar en esta asamblea, dejaron en claro sus
intenciones de proceder incluso sin esta participación.
La monarquía, opuesta a la Asamblea, cerró las salas donde esta se estaba
reuniendo. Los asambleístas se mudaron a un edificio cercano, donde la
aristocracia acostumbraba a jugar el juego de la pelota, conocido como jeu de
paume. Allí es donde procedieron con lo que se conoce como el Juramento del
Juego de la Pelota el 20 de junio de 1789, prometiendo no separarse hasta
tanto dieran a Francia una nueva constitución. La mayoría de los
representantes del bajo clero se unieron a la Asamblea, al igual que 47
miembros de la nobleza. Ya el 27 de junio, los representantes de la monarquía
se dieron por vencidos, y por esa fecha el rey mandó reunir grandes
contingentes de tropas militares que comenzaron a llegar a París y Versalles.
Los mensajes de apoyo a la Asamblea llovieron desde París y otras ciudades.
El 9 de julio la Asamblea se nombró a sí misma Asamblea Nacional
Constituyente.
Toma de la Bastilla
Artículo principal: Toma de la Bastilla
El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles
conservadores al igual que la de su hermano, el conde D'Artois, despidió al
ministro Necker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran
parte del pueblo de París interpretó esta medida como un autogolpe de la
realeza, y se lanzó a la calle en abierta rebelión. Algunos de los militares se
mantuvieron neutrales, pero otros se unieron al pueblo.
El 14 de julio, el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y,
ante el temor de que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza de
la Bastilla, símbolo del absolutismo monárquico, pero también punto estratégico
del plan de represión de Luis XVI, pues sus cañones apuntaban a los barrios
obreros. Tras cuatro horas de combate, los insurgentes tomaron la prisión,
matando a su gobernador, el marqués Bernard de Launay. Si bien solo cuatro
presos fueron liberados, la Bastilla se convirtió en un potente símbolo de todo
lo que resultaba despreciable en el Antiguo Régimen. Retornando
al ayuntamiento, la multitud acusó al alcalde Jacques de Flesselles de traición,
quien recibió un balazo que lo mató. Su cabeza fue cortada y exhibida en la
ciudad clavada en una pica, naciendo desde entonces la costumbre de pasear
en una pica las cabezas de los decapitados, lo que se volvió muy común
durante la Revolución.
El Gran Miedo y la abolición del feudalismo
Véase también: Gran Miedo
La Revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, creándose
nuevos ayuntamientos que no reconocían otra autoridad que la Asamblea
Nacional Constituyente. La insurrección motivada por el descontento popular
siguió extendiéndose por toda Francia. En las áreas rurales, para protestar
contra los privilegios señoriales, se llevaron a cabo actos de quema de títulos
sobre servidumbres, derechos feudales y propiedad de tierras, y varios castillos
y palacios fueron atacados. Esta insurrección agraria se conoce como la
Grande Peur (el Gran Miedo).
La noche del 4 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional Constituyente,
actuando detrás de los nuevos acontecimientos, suprimió por ley las
servidumbres personales (abolición del feudalismo), los diezmos y las justicias
señoriales, instaurando la igualdad ante el impuesto, ante penas y en el acceso
a cargos públicos. En cuestión de horas, los nobles y el clero perdieron sus
privilegios. El curso de los acontecimientos estaba ya marcado, si bien la
implantación del nuevo modelo no se hizo efectiva hasta 1793. El rey, junto con
sus seguidores militares, retrocedió al menos por el momento. Lafayette tomó
el mando de la Guardia Nacional de París y Jean-Sylvain Bailly, presidente de
la Asamblea Nacional Constituyente, fue nombrado nuevo alcalde de París. El
rey visitó París el 27 de julio y aceptó la escarapela tricolor.
Sin embargo, después de estos actos de violencia, los nobles, no muy seguros
del rumbo que tomaría la reconciliación temporal entre el rey y el pueblo,
comenzaron a salir del país, algunos con la intención de fomentar una guerra
civil en Francia y de llevar a las naciones europeas a respaldar al rey. Estos
fueron conocidos como los émigrés (emigrados).
Pérdida de poder de la Iglesia
La revolución se enfrentó duramente con la Iglesia católica, que pasó a
depender del Estado. En 1790 se eliminó la autoridad de la Iglesia de imponer
impuestos sobre las cosechas, se eliminaron también los privilegios del clero y
se confiscaron sus bienes. Bajo el Antiguo Régimen, la Iglesia era el
mayor terrateniente del país. Más tarde se promulgó una legislación que
convirtió al clero en empleados del Estado. Estos fueron unos años de dura
represión para el clero, siendo comunes la prisión y masacre de sacerdotes en
toda Francia. El Concordato de 1801 entre la Asamblea y la Iglesia finalizó este
proceso y establecieron normas de convivencia que se mantuvieron vigentes
hasta el 11 de diciembre de 1905, cuando la Tercera República sentenció la
separación definitiva entre la Iglesia y el Estado. El viejo calendario gregoriano,
propio de la religión católica, fue anulado por Billaud-Varenne, en favor de un
«calendario republicano» y una nueva era, que establecía como primer día
el 22 de septiembre de 1792.
Composición de la Asamblea

Honore Gabriel Riqueti, conde de Mirabeau (1749-1791).

Véanse también: Izquierda y Derecha.

Maximilien Robespierre (1758-1794), líder revolucionario francés.

En una Asamblea que se quería plural y cuyo propósito era la redacción de una


constitución democrática, los 1200 constituyentes representaban las diversas
tendencias políticas del momento.

 La derecha representaba a las antiguas clases


privilegiadas. Sus oradores más brillantes eran el
aristócrata Cazalès, en representación de la
nobleza, y el abad Jean-Sifrein Maury, en
representación del alto clero. Se oponían
sistemáticamente a todo tipo de reformas y
buscaban más sembrar la discordia que proponer
medidas.13

 En torno al antiguo ministro Jacques Necker se


constituyó un partido moderado, poco numeroso,
que abogaba por el establecimiento de un régimen
parecido al británico: Jean-Joseph Mounier, el
conde de Lally-Tollendal, el conde de Clermont-
Tonnerre y el conde de Vyrieu, formaron un grupo
denominado «demócratas realistas».[cita requerida] Se
les llamó más tarde «partido monárquico».13

 El resto (y mayoría) de la Asamblea conformaba lo


que se llamaba el «partido de la nación». En él se
dibujaban dos grandes tendencias, sin que
ninguna tuviera homogeneidad
ideológica. Mirabeau, Lafayette y Bailly representa
ban la alta burguesía, mientras que el triunvirato
compuesto
por Barnave, Duport y Lameth encabezaba los que
defendían las clases más populares; los tres
procedían del Club Bretón y eran portavoces de las
sociedades populares y de los clubes.
Representaban la franja más izquierdista de la
Asamblea, dado que aún no se manifestaban los
grupos radicales que iban a aparecer más
adelante.13
En ese primer periodo constituyente, los líderes indiscutibles de la Asamblea
eran Mirabeau y el abad Sieyès.13
El 27 de agosto de 1789, la Asamblea publicó la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano inspirándose en parte en la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos y estableciendo el principio de libertad,
igualdad y fraternidad. Dicha declaración establecía una declaración de
principios que serían la base ineludible de la futura Constitución.
Camino a la constitución
La Asamblea Nacional Constituyente no era solo un órgano legislativo, sino la
encargada de redactar una nueva constitución. Algunos, como Necker,
favorecían la creación de una asamblea bicameral en donde el Senado sería
escogido por la Corona entre los miembros propuestos por el pueblo. Los
nobles, por su parte, favorecían un Senado compuesto por miembros de
la nobleza elegidos por los propios nobles. Prevaleció, sin embargo, la tesis
liberal de que la Asamblea tendría una sola Cámara, quedando el rey sólo con
el poder de veto, pudiendo posponer la ejecución de una ley, pero no su total
eliminación.
El movimiento de los monárquicos para bloquear este sistema fue desmontado
por el pueblo de París, compuesto fundamentalmente por mujeres (llamadas
despectivamente «las Furias»), que marcharon el 5 de octubre de 1789
sobre Versalles. Tras varios incidentes, el rey y su familia se vieron obligados a
abandonar Versalles y se trasladaron al palacio de las Tullerías en París.
Desde la Fiesta de la Federación hasta la Fuga de Varennes
Artículos principales: Fiesta de la Federación (Francia) y Fuga de Varennes.
El período comprendido entre octubre de 1789 y la primavera de 1791 suele
considerarse de relativa tranquilidad, cuando se promulgaron algunas de las
reformas legislativas más importantes. Aunque ciertamente es cierto, muchas
áreas provinciales experimentaron conflictos sobre la fuente de autoridad
legítima, donde los oficiales del Antiguo Régimen habían sido barridos, pero
aún no se habían establecido nuevas estructuras. Esto fue menos obvio en
París, ya que la formación de la Guardia Nacional la convirtió en la ciudad
mejor vigilada de Europa, pero el creciente desorden en las provincias
inevitablemente afectó a los miembros de la Asamblea. 14
La Revolución provocó un cambio masivo de poder de la Iglesia Católica al
Estado; aunque se ha cuestionado el alcance de las creencias religiosas, la
eliminación de la tolerancia hacia las minorías religiosas que significaba que en
1789 eran francesas también significaba ser católicas. 15 La iglesia era el
terrateniente individual más grande de Francia, controlando casi el 10 % de
todas las propiedades y los diezmos recaudados, efectivamente un impuesto
del 10 % sobre la renta, recaudado de los campesinos en forma de cultivos. A
cambio, proporcionó un nivel mínimo de apoyo social. 16 Los decretos de agosto
abolieron los diezmos, y el 2 de noviembre la Asamblea confiscó todas las
propiedades de la iglesia, cuyo valor se utilizó para respaldar un nuevo papel
moneda conocido como assignats. A cambio, el Estado asumió
responsabilidades como pagar al clero y cuidar a los pobres, los enfermos y los
huérfanos. El 13 de febrero de 1790, se disolvieron las órdenes religiosas y los
monasterios, mientras se animaba a los monjes y monjas a volver a la vida
privada. La Constitución Civil del Clero del 12 de julio de 1790 los convirtió en
empleados del Estado, además de establecer tarifas de pago y un sistema para
elegir sacerdotes y obispos. El papa Pío VI y muchos católicos franceses se
opusieron a esto porque negaba la autoridad del papa sobre la Iglesia francesa.
En octubre, treinta obispos redactaron una declaración denunciando la ley, lo
que avivó aún más la oposición.1718
Cuando se requirió que el clero jurara lealtad a la Constitución Civil en
noviembre de 1790, menos del 24 % lo hizo; el resultado fue un cisma con los
que se negaron, el "clero que no jura" o el "clero refractario". Esto endureció la
resistencia popular contra la injerencia del Estado, especialmente en áreas
tradicionalmente católicas como Normandía, Bretaña y Vendée, donde sólo
unos pocos sacerdotes prestaron juramento y la población civil se volvió contra
la revolución. La negativa generalizada dio lugar a nuevas leyes contra el clero,
muchos de los cuales fueron obligados a exiliarse, deportados o ejecutados. 19
A principios de 1791, la Asamblea consideró introducir una legislación contra
los franceses que emigraron durante la Revolución (émigrés). Se pretendía
coartar la libertad de salir del país para fomentar desde el extranjero la creación
de ejércitos contrarrevolucionarios, y evitar la fuga de capitales. Mirabeau se
opuso rotundamente a esto. Sin embargo, el 2 de marzo de 1791 Mirabeau
falleció, y la Asamblea adoptó esta medida draconiana.
El 20 de junio de 1791, Luis XVI, opuesto al curso que iba tomando la
Revolución, huyó junto con su familia de las Tullerías. Sin embargo, al día
siguiente cometió la imprudencia de dejarse ver; fue arrestado en Varennes por
un oficial del pueblo y devuelto a París escoltado por la guardia. A su regreso a
París, el pueblo se mantuvo en silencio y, tanto él como su esposa, María
Antonieta, sus dos hijos (María Teresa y Luis-Carlos, futuro Luis XVII) y su
hermana (Madame Elizabeth) permanecieron bajo custodia.

Moneda francesa de 1791. En el anverso aparece el rey Luis XVI con el epígrafe: «Luis XVI rey de
los franceses». El reverso lleva un haz de lictor con un gorro frigio, símbolos de la Revolución, y la
inscripción «la nación, la ley, el rey».

El 3 de septiembre de 1791, fue aprobada la primera constitución de la historia


de Francia. Una nueva organización judicial dio características temporales a
todos los magistrados y total independencia de la Corona. Al rey sólo le quedó
el Poder Ejecutivo y el derecho de vetar las leyes aprobadas por la Asamblea
Legislativa. La Asamblea, por su parte, eliminó todas las barreras comerciales y
suprimió las antiguas corporaciones mercantiles y los gremios; en adelante, los
individuos que quisieran desarrollar prácticas comerciales necesitarían una
licencia, y se abolió el derecho a la huelga.
Aun cuando existía una fuerte corriente política que favorecía la monarquía
constitucional, al final venció la tesis de mantener al rey como una figura
decorativa. Jacques Pierre Brissot introdujo una petición insistiendo en que, a
los ojos del pueblo, Luis XVI había sido depuesto por el hecho de su huida.
Una inmensa multitud se congregó en el Campo de Marte para firmar dicha
petición. Georges-Jacques Danton y Camille Desmoulins pronunciaron
discursos exaltados. La Asamblea pidió a las autoridades municipales guardar
el orden. Bajo el mando de Lafayette, la Guardia Nacional se enfrentó a la
multitud. Al principio, tras recibir una oleada de piedras, los soldados
respondieron disparando al aire; dado que la multitud no cedía, Lafayette
ordenó disparar a los manifestantes, ocasionando más de cincuenta muertos.
Tras esta masacre, las autoridades cerraron varios clubes políticos, así como
varios periódicos radicales, como el que editaba Jean-Paul Marat. Danton se
fugó a Inglaterra y Desmoulins y Marat permanecieron escondidos.
Mientras tanto, la Asamblea había redactado la Constitución y el rey había sido
mantenido en custodia, aceptándola. El rey pronunció un discurso ante la
Asamblea, que fue acogido con un fuerte aplauso. La Asamblea Nacional
Constituyente cesó en sus funciones el 29 de septiembre de 1791.

La Asamblea Legislativa y la caída de la monarquía


(1791-1792)
Georges-Jacques Danton.
El calendario republicano.

Toma del palacio de las Tullerías en 1793.

Bajo la Constitución de 1791, Francia funcionaría como una monarquía


constitucional. El rey tenía que compartir su poder con la Asamblea, pero
todavía mantenía el poder de veto y la potestad de elegir a sus ministros.
La Asamblea Legislativa se reunió por primera vez el 1 de octubre de 1791. La
componían 264 diputados situados a la derecha: feuillants (dirigidos por
Barnave, Duport y Lameth), y girondinos, portavoces republicanos de la gran
burguesía. En el centro figuraban 345 diputados independientes, carentes de
programa político definido. A la izquierda 136 diputados inscritos en el club de
los jacobinos o en el de los cordeliers, que representaban al pueblo llano
parisino a través de sus periódicos L´Ami du Peuple y Le Père Duchesne, y con
Marat y Hebert como portavoces. Pese a su importancia social y el apoyo
popular y de la pequeña burguesía, en la Asamblea era escasa la influencia de
la izquierda, pues la Asamblea estaba dominada por las ideas políticas que
representaban los girondinos. Mientras los jacobinos tenían detrás a la gran
masa de la pequeña burguesía, los cordeliers contaban con el apoyo del
pueblo llano, a través de las secciones parisienses.
Este gran número de diputados se reunían en los clubes, germen de los
partidos políticos. El más célebre de entre estos fue el partido de los jacobinos,
dominado por Robespierre. A la izquierda de este partido se encontraban
los cordeliers, quienes defendían el sufragio universal masculino (derecho de
todos los hombres al voto a partir de una determinada edad).
Los cordeliers querían la eliminación de la monarquía e instauración de
la República. Estaban dirigidos por Jean-Paul Marat y Georges-Jacques
Danton, representando siempre al pueblo más humilde. El grupo de ideas más
moderadas era el de los girondinos, que defendían el sufragio censitario y
propugnaban una monarquía constitucional descentralizada. También se
encontraban aquellos que formaban parte de «el Pantano», o «el Llano», como
eran llamados aquellos que no tenían un voto propio, y que se iban por las
proposiciones que más les convenían, ya vinieran de los jacobinos o de
los girondinos.
En los primeros meses de funcionamiento de la Asamblea, el rey había vetado
una ley que amenazaba con la condena a muerte a los émigrés, y otra que
exigía al clero prestar juramento de lealtad al Estado. Desacuerdos de este tipo
fueron los que llevaron más adelante a la crisis constitucional.
Guerra de Austria y Prusia contra Francia
Artículo principal: Primera Coalición
Mientras tanto, dos potencias absolutistas europeas, Austria y Prusia, se
dispusieron a invadir la Francia revolucionaria, lo que hizo que el pueblo
francés se convirtiera en un ejército nacional, dispuesto a defender y a difundir
el nuevo orden revolucionario por toda Europa. Durante la guerra, la libertad de
expresión permitió que el pueblo manifestase su hostilidad hacia la reina María
Antonieta (llamada la Austriaca por ser hija de un emperador de aquel país y
Madame Déficit por el gasto que había representado al Estado, que no era
mayor que la mayoría de los cortesanos) y contra Luis XVI, que casi siempre se
negaba a firmar leyes propuestas por la Asamblea Legislativa.
La «segunda Revolución»: Primera República francesa
El 10 de agosto de 1792, las masas asaltaron el palacio de las Tullerías, y la
Asamblea Legislativa suspendió las funciones constitucionales del rey. La
Asamblea acabó convocando elecciones con el objetivo de configurar (por
sufragio universal) un nuevo parlamento que recibiría el nombre de
Convención. Aumentaba la tensión política y social en Francia, así como la
amenaza militar de las potencias europeas. El conflicto se planteaba así entre
una monarquía constitucional francesa en camino de convertirse en una
democracia republicana, y las monarquías europeas absolutas. El nuevo
Parlamento elegido ese año abolió la monarquía y proclamó la república. Creó
también un nuevo calendario, según el cual el año 1792 se convertiría en el
año 1 de su nueva era.
El gobierno pasó a depender de la Comuna Insurreccional. La Comuna envió
grupos de sicarios a las prisiones, asesinando a 1400 personas, y cuando pidió
a otras ciudades de Francia que hicieran lo mismo, la Asamblea no opuso
resistencia. Esta situación persistió hasta el 20 de septiembre de 1792, en que
se creó un nuevo cuerpo legislativo denominado Convención, que de hecho se
convirtió en el nuevo gobierno de Francia.

La Convención (1792-1795)
Artículo principal: Convención Nacional
Ejecución del rey Luis XVI.

El poder legislativo de la nueva República estuvo a cargo de la Convención


Nacional, mientras que el poder ejecutivo recayó sobre el Comité de Salvación
Pública.
Ejecución del rey y Primera Coalición contra Francia
Véase también: Primera Coalición
En el manifiesto de Brunswick, los Ejércitos Imperiales y de Prusia amenazaron
con invadir Francia si la población se resistía al restablecimiento de la
monarquía. Esto ocasionó que Luis XVI fuera visto como conspirador con los
enemigos de Francia. El 17 de enero de 1793, la Convención condenó al rey a
muerte por una pequeña mayoría, acusándolo de «conspiración contra la
libertad pública y la seguridad general del Estado». El 21 de enero el rey fue
ejecutado públicamente en la guillotina, lo cual encendió nuevamente la mecha
de la guerra con otros países europeos. La reina María Antonieta, nacida
en Austria y hermana del emperador, fue ejecutada el 16 de octubre del mismo
año, iniciándose así una revolución en Austria para sustituir a la reina. Esto
provocó la ruptura de toda relación entre ambos países.
El reinado del Terror
Artículo principal: El Terror

La guillotina, que fue el instrumento de ejecución de entre 35 000 a 40 000 personas durante la
época del terror.
9 de Thermidor, la caída de Robespierre.

Masacres de septiembre.

Guerra de la Vendée.

El mismo día en el que se reunía la Convención (20 de septiembre de 1792),


todas las tropas francesas (formadas por tenderos, artesanos y campesinos de
toda Francia) derrotaron por primera vez a un ejército prusiano en Valmy, lo
cual señalaba el inicio de las llamadas guerras revolucionarias francesas.
Sin embargo, la situación económica seguía empeorando, lo cual dio origen a
revueltas de las clases más pobres. Los llamados sans-culottes expresaban su
descontento por el hecho de que la Revolución francesa no solo no estaba
satisfaciendo los intereses de las clases bajas, sino que incluso algunas
medidas liberales causaban un enorme perjuicio a estas (libertad de precios,
libertad de contratación, Ley Le Chapelier, etcétera). Al mismo tiempo se
comenzaron a gestar luchas antirrevolucionarias en diversas regiones de
Francia. En la Vandea, un levantamiento popular fue especialmente
significativo: campesinos y aldeanos se alzaron por el rey y las tradiciones
católicas, provocando la llamada guerra de Vandea, reprimida tan eficaz y
cruentamente por las autoridades revolucionarias parisinas que se ha llegado a
calificar de genocidio. Por otra parte, la guerra exterior amenazaba con destruir
la Revolución y la república. Todo ello motivó la trama de un golpe de
Estado por parte de los jacobinos, quienes buscaron el favor popular en contra
de los girondinos. La alianza de los jacobinos con los sans-culottes se convirtió
de hecho en el centro del gobierno.
Los jacobinos llevarían en su política algunas de las reivindicaciones de
los sans-culottes y las clases bajas, pero no todas sus reivindicaciones serían
aceptadas, y jamás se cuestionó la propiedad privada. Los jacobinos no
pusieron nunca en duda el orden liberal, pero sí llevaron a cabo
una democratización del mismo, pese a la represión que desataron contra los
opositores políticos (tanto conservadores como radicales).

Charlotte Corday tras asesinar a Marat, obra de Paul Baudry.

Se redactó en 1793 una nueva Declaración de los Derechos del Hombre y del


Ciudadano, y una nueva constitución de tipo democrático que reconocía
el sufragio universal. El Comité de Salvación Pública cayó bajo el mando
de Maximilien Robespierre y los jacobinos desataron lo que se denominó
el Reinado del Terror (1793-1794). No menos de 10 000 personas
fueron guillotinadas ante acusaciones de actividades contrarrevolucionarias. La
menor sospecha de dichas actividades podía hacer recaer sobre una persona
acusaciones que eventualmente la llevarían a la guillotina. El cálculo total de
víctimas varía, pero se cree que pudieron ser hasta 40 000 los que fueron
víctimas del Terror.
En 1794, Robespierre[cita requerida] procedió a ejecutar a ultrarradicales y a
jacobinos moderados.202122 Su popularidad, sin embargo, comenzó a
erosionarse. El 27 de julio de 1794, ocurrió otra revuelta popular[cita requerida] contra
Robespierre, apoyada por los moderados que veían peligroso el trayecto de la
Revolución, cada vez más exaltada. El pueblo, por otro lado, se rebela contra la
condición burguesa de Robespierre que, revolucionario antes, ahora persigue a
Verlet, Leclerc y Roux.[cita requerida] Los miembros de la Convención lograron
convencer al Pantano, y derrocar y ejecutar a Robespierre junto con otros
líderes del Comité de Salvación Pública.

El Directorio (1795-1799)
Artículo principal: Directorio (Francia)
Napoleón liderando a sus tropas en la batalla del puente de Arcole.

La Convención aprobó una nueva constitución el 17 de agosto de 1795,


ratificada el 26 de septiembre en un plebiscito. La nueva Constitución,
llamada Constitución del Año III, confería el poder ejecutivo a un Directorio,
formado por cinco miembros llamados directores. El poder legislativo sería
ejercido por una asamblea bicameral, compuesta por el Consejo de Ancianos
(250 miembros) y el Consejo de los Quinientos. Esta Constitución suprimió
el sufragio universal masculino y restableció el sufragio censitario.
Napoleón y la toma del poder

Napoleón Bonaparte, primer cónsul.

La nueva Constitución encontró la oposición de


grupos monárquicos y jacobinos. Hubo diferentes revueltas que fueron
reprimidas por el ejército, todo lo cual motivó que el general Napoleón
Bonaparte, retornado de su campaña en Egipto, diera el 9 de
noviembre de 1799 un golpe de Estado (18 de Brumario), instalando el
Consulado.

El Consulado (1799-1804)
Artículo principal: Consulado (Francia)
La Constitución del Año VIII, redactada por Pierre Daunou y promulgada el 25
de diciembre de 1799, estableció un régimen autoritario que concentraba el
poder en manos de Napoleón Bonaparte, para supuestamente salvar la
república de una posible restauración monárquica. Contrariamente a las
constituciones anteriores, no incluía ninguna declaración sobre los derechos
fundamentales de los ciudadanos. El poder ejecutivo recaía en tres cónsules: el
primer cónsul, designado por la misma Constitución, era Napoleón Bonaparte,
y los otros dos solo tenían un poder consultivo. En 1802, Napoleón impuso la
aprobación de un senadoconsulto, que lo convirtió en cónsul vitalicio, con
derecho a designar su sucesor.
El cargo de cónsules lo ostentaron Napoleón Bonaparte, Sieyès y Ducos
temporalmente hasta el 12 de diciembre de 1799. Posteriormente, Sieyés y
Ducos fueron reemplazados por Jean Jacques Régis de
Cambacérès y Charles-François Lebrun, quienes siguieron en el cargo hasta
el 18 de mayo de 1804 (28 de floreal del año XII), cuando un
nuevo senadoconsulto proclamó el Primer Imperio y la extinción de la Primera
República, cerrando con esto el capítulo histórico de la Revolución francesa.

La bandera francesa y los símbolos de la Revolución

Escarapela tricolor.

Los colores azul, blanco y rojo eran ya frecuentes en diversos pabellones,


uniformes y banderas de Francia antes del siglo XVIII. El azul y el rojo eran los
colores de la villa de París desde el siglo XIV,23 y el blanco era en aquella época
el color del reino de Francia, y por extensión de la monarquía borbónica.
Cuando Luis XVI visitó a la recién creada Guardia Nacional en el Ayuntamiento
de París el 17 de julio de 1790, aparece por primera vez la escarapela tricolor,
ofrecida al Rey por el comandante de la Guardia, el marqués de La Fayette.
Unía la escarapela de la Guardia Nacional que llevaba los colores de la capital,
con el color blanco del reino. No fue sin embargo hasta el 20 de
marzo de 1790 que la Asamblea Nacional mencionó en un decreto los tres
colores como "colores de la nación: azul, rojo y blanco". 24 Pero la escarapela no
era aún un símbolo nacional, y el primer emblema nacional como tal fue la
bandera diseñada para la popa de los buques de guerra, adoptada por decreto
de la Asamblea Nacional el 24 de octubre de 1790. Constaba de una pequeña
bandera roja, blanca y azul en la esquina superior izquierda de una bandera
blanca. Esta bandera fue modificada posteriormente por
la Convención republicana el 15 de febrero de 1794, a petición de los
marineros de la marina nacional que exigieron que se redujera la
predominancia del blanco que simbolizaba todavía la monarquía. 25 La bandera
adoptó entonces su diseño definitivo, y se cambió el orden de los colores para
colocar el azul cerca del mástil y el rojo al viento por motivos cromáticos, según
los consejos del pintor Louis David.
Otro símbolo de la Revolución francesa es el gorro frigio (también llamado
gorro de la libertad), llevado en particular por los Sans-culottes. Aparece
también en los Escudos Nacionales de Francia, Haití, Cuba, El
Salvador, Nicaragua, Colombia, Bolivia, Paraguay y Argentina.
El himno «La Marsellesa», con letra y música de Rouget de Lisle, capitán de
ingenieros de la guarnición de Estrasburgo, se popularizó a tal punto que el 14
de julio de 1795 fue declarado himno nacional de Francia; originalmente se
llamaba «Chant de guerre pour l'armée du Rhin» («Canto de guerra para el
ejército del Rin»), pero cuando los voluntarios del general François Mireur que
salieron de Marsella entraron a París el 30 de julio de 1792 cantando dicho
himno como canción de marcha, los parisinos los acogieron con gran
entusiasmo y bautizaron el cántico como «La Marsellesa».
El lema Liberté, égalité, fraternité («Libertad, igualdad, fraternidad»), que
procede del lema no oficial de la Revolución de 1789 Liberté, égalité ou la
mort («Libertad, igualdad o la muerte»), fue adoptado oficialmente después de
la Revolución de 1848 por la Segunda República Francesa.

1:20

La Marsellesa, himno nacional de Francia desde 1795.

Bandera de Francia.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del


Ciudadano
Artículo principal: Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
Véase también: Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Uno de los acontecimientos con mayor alcance histórico de la revolución fue la


declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. En su doble
vertiente, moral (derechos naturales inalienables) y política (condiciones
necesarias para el ejercicio de los derechos naturales e individuales),
condiciona la aparición de un nuevo modelo de Estado, el de los ciudadanos,
el Estado de Derecho, democrático y nacional. Aunque la primera vez que se
proclamaron solemnemente los derechos del hombre fue en los Estados
Unidos (Declaración de Derechos de Virginia en 1776 y Constitución de los
Estados Unidos en 1787), la revolución de los derechos humanos es un
fenómeno puramente europeo. Será la Declaración de Derechos del Hombre y
del Ciudadano francesa de 1789 la que sirva de base e inspiración a todas las
declaraciones tanto del siglo XIX como del siglo XX.
El distinto alcance de ambas declaraciones es debido tanto a cuestiones de
forma como de fondo. La declaración francesa es indiferente a las
circunstancias en que nace y añade a los derechos naturales, los derechos del
ciudadano. Pero sobre todo, es un texto atemporal, único, separado del texto
constitucional y, por tanto, con un carácter universal, a lo que hay que añadir la
brevedad, claridad y sencillez del lenguaje. De ahí su trascendencia y éxito
tanto en Francia como en Europa y el mundo occidental en su conjunto.
La declaración sin embargo excluyó a las mujeres en su consideración de
ciudadanas y se olvidó de las mujeres en su proyecto igualitario. Dos años más
tarde de la redacción de la Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano la activista política Olympe de Gouges escribió la Declaración de los
Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1793), que se convierte en uno de los
primeros documentos históricos que plantea la equiparación jurídica y legal de
las mujeres en relación con los varones.26

Las mujeres y la Revolución francesa


Artículo principal: Las mujeres en la Revolución francesa
Olympe de Gouges, autora de la Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana y
precursora del feminismo

Las mujeres ocuparon las calles durante las semanas precedentes a la


insurrección y tuvieron un papel protagonista en el inicio de la Revolución. El 5
de octubre de 1789 fueron ellas quienes iniciaron la marcha hacia Versalles a
buscar al rey. Sin embargo, cuando las asociaciones revolucionarias dirigen el
alzamiento las mujeres quedan excluidas del pueblo deliberante, del pueblo
armado —la Guardia Nacional—, de los comités locales y de las asociaciones
políticas.
Al no poder participar en las asambleas políticas toman la palabra en las
tribunas abiertas al público y crean los clubes femeninos en los que leen y
debaten las leyes y los periódicos. Entre los más reconocidos estaba
la Sociedad Patriótica y de Beneficencia de las Amigas de la Verdad (1791-
1792), fundada por Etta Palm, en el que se reclamaba educación para las niñas
pobres, divorcio y derechos políticos.
Entre las revolucionarias más destacadas se encontraba la dramaturga y
activista política, considerada precursora del feminismo, Olympe de Gouges, la
cual escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1793),
reivindicando la equiparación de derechos entre hombres y mujeres. Olympe
de Gouges se enfrentó a Robespierre y publicó la carta Pronostic de Monsieur
Robespierre pour un animale amphibie,27 que la llevó a ser acusada de intrigas
sediciosas. Fue juzgada, condenada a muerte y guillotinada. 28
El 30 de septiembre de 1793, se prohibieron los clubes femeninos. En 1794, se
insistió en la prohibición de la presencia femenina en cualquier actividad
política, y en mayo de 1795 la Convención prohibió a las mujeres asistir a las
asambleas política ordenando que se retiraran a sus domicilios bajo orden de
arresto si no cumplían lo prescrito.29 Finalmente el Código
Napoleónico aprobado en 1804 consagró la derrota femenina en la lucha por
la igualdad, libertad y fraternidad que la revolución significó para los varones. 30

Véase también
 Cronología de la Revolución francesa
 Debate historiográfico sobre la Revolución
francesa
 Descristianización de Francia durante la
Revolución
 Estados Generales
 Guerras Napoleónicas
 Historia de Francia
 Ideologías de la Revolución francesa
 Irreligión en Francia
 Napoleón Bonaparte
 Revoluciones burguesas
 Anexo: Cronología de Francia

Notas y referencias
1. ↑ «Notice bibliographique. [Prise de la Bastille]  : [dessin] /
Hoüel pinxit». Catalogue général (en francés). Biblioteca
Nacional de Francia. Consultado el 28 de septiembre de
2019.
2. ↑ Michel Vovelle. Introducción a la historia de la Revolución
francesa Archivado el 12 de noviembre de 2014
en Wayback Machine., Cap. I Nacimiento de la Revolución,
1. La crisis del Antiguo Régimen, pág. 11-23. Editorial
Crítica, Barcelona, 2000, 224 págs, ISBN 84-8432-086-3
3. ↑ 100 fiches d'histoire du XIXe siècle, Sophie Kerignard.
Editions Bréal, 2004, 334 págs. ISBN 9782749503400.
Introducción pág. 9. Consultado el 12 de noviembre de
2014. (en francés)
4. ↑ Sargent, Velde, 1995, pp. 474–518.
5. ↑ Baker, 1978, pp. 279–303.
6. ↑ Jordan, 2004, pp. 11–12.
7. ↑ Jourdan, 2007, p. 187.
8. ↑ Blanning, 1997, p. 26.
9. ↑ Garrioch, 1994, p. 524.
10. ↑ Tilly, 1983, p. 337.
11. ↑ Doyle, 2002, pp. 45–49.
12. ↑ Doyle, 2002, pp. 73–74.
13. ↑ Saltar a:a b c d François Mignet, History of the French
Revolution from 1789 to 1814, capítulo II, From the Night of
the 4th of August to the 5th and 6th of Octobre, 1789 (De la
noche del 4 de agosto a los 5 y 6 de octubre 1789), en línea
en historion.net [1], consultado el 11/10/2010.
14. ↑ Scott, 1975, pp. 861-863.
15. ↑ Betros, 2010, pp. 16–21.
16. ↑ Censer, Hunt, 2001, p. 4.
17. ↑ McManners, 1969, p. 27.
18. ↑ Shusterman, 2014, pp. 58-87.
19. ↑ Censer, Hunt, 2001, p. 61.
20. ↑ Georges-Jacques Danton#La revolución
21. ↑ Hebertistas#Los hebertistas después del juicio de 1794
22. ↑ Enragés#Historia
23. ↑ Historia del escudo de París (Histoire du blason de
París) Archivado el 21 de julio de 2011 en Wayback
Machine., artículo de Robert Louis, consejero técnico de la
Sociedad francesa de heráldica y sigilografía. En
jacques.cuny.pagesperso-orange.fr, consultado el
6/10/2010 (en francés)
24. ↑ En la página oficial del Senado francés, senat.fr,
consultado el 7/10/2010 [2] (en francés)
25. ↑ La France maritime por Amédée Gréhan, ediciones
Postel, 1837, páginas 116-120, consultado el 7/10/2010 (en
francés)
26. ↑ «Histoire des femmes. Les femmes et la Révolution de
1789 : un espoir pour les femmes. Luttes et revendications,
Militantes et revendications des femmes en 1789. Histoire
des femmes et République, Florence Brissieux, Aurore
Rubio». www.thucydide.com. Consultado el 9 de noviembre
de 2016.
27. ↑ Olympe de Gouges. «Pronostic sur Maximilien
Robespierre par un animal
Amphibie». www.olympedegouges.eu. Consultado el 9 de
noviembre de 2016.
28. ↑ Valadés, Patricia Galeana de (1 de enero de 2004). Los
derechos humanos de las mujeres en México.
UNAM. ISBN 9789703212378. Consultado el 9 de noviembre de
2016.
29. ↑ Eduardo Montagut. «El papel de la mujer en la Revolución
Francesa». Nuevatribuna. Consultado el 9 de noviembre de
2016.
30. ↑ Caine, Barbara; Sluga, Glenda (24 de junio de
2000). Género e historia: mujeres en el cambio sociocultural
europeo, de 1780 a 1920. Narcea
Ediciones. ISBN 9788427713215. Consultado el 9 de noviembre
de 2016.

Fuentes
Este artículo incorpora material de las siguientes fuentes bajo dominio público:

 XI edición de la Encyclopedia Britannica, de 1911 ;


 History of the French Revolution from 1789 to
1814, de François Mignet (1824), tal como es
provista por el Proyecto Gutenberg.

Bibliografía complementaria
 Calatrava Escobar, Juan: Estudios sobre la
Revolución Francesa y el final del Antiguo
Régimen. Tres Cantos: Akal, 1980. ISBN 978-84-
7339-504-5
 Chartier, Roger: Espacio público, crítica y
desacralización en el siglo XVIII. Los orígenes
culturales de la Revolución Francesa. Barcelona:
Editorial Gedisa, 1995. ISBN 978-84-7432-509-6
 Cobban, Alfred: La interpretación social de la
revolución francesa. Madrid: Narcea de Ediciones,
1971. ISBN 978-84-277-0003-1
 Furet, François: La revolución a debate. Madrid:
Encuentro, 2000. ISBN 978-84-7490-558-8
 Kropotkin, Piotr: Historia de la Revolución
Francesa
 Reichardt, Rolf E.: La Revolución Francesa y la
cultura democrática: la sangre de la libertad.
Madrid: Siglo XXI, 2002. ISBN 978-84-323-1081-2
 Soboul, Albert: La Francia de Napoleón.
Barcelona. Crítica. 1993. ISBN 978-84-7423-564-7
 Soboul, Albert: La revolución francesa. Vilassar de
Mar: Oikos-Tau, 1981. ISBN 978-84-281-0485-2
 Souchal, François (1993). Le vandalisme de la
Révolution. Nouvelles Editions
Latines. ISBN 9782723304764.
 Vovelle, Michel: Introducción a la historia de la
Revolución Francesa. Barcelona: Editorial Crítica,
2000. ISBN 84-8432-086-3

Enlaces externos
  Wikiquote alberga frases célebres sobre
la Revolución francesa.
 Análisis histórico sobre la Revolución francesa .
 La Revolución francesa (en inglés)
 La Revolución francesa, en el sitio web Histórico
Digital.
 Documental sobre la Revolución francesa.

lution / Q6534

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