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Trabajo de Investigación.
Séptimo Semestre.
Mazatenango, Suchitepéquez
PRECURSORES DE LA CRIMINOLOGIA
1. CÉSAR LOMBROSO:
Nació en Verona, Italia, el 6 de noviembre de 1835, judío, de posición desahogada, tuvo una
infancia fácil y llena de gratificaciones.
A los 15 años escribió sus primeras dos monografías: La Historia de la República Romana y
un ensayo sobre la Agricultura de Roma Antigua.
Estudió medicina y realizó su tesis doctoral con el nombre de Estudio sobre Cretinismo en
Lombardía.
En 1858, va al Hospital de Santa Eufemia en Pavia, y obtiene permiso para practicar,
fundando más tarde una sección de enfermos mentales.
Para 1859 Italia entra en guerra y Lombroso se incorpora como médico. En 1863 regresa a
su hospital y se le concede dar una clase como «privato docente», y por primera vez imparte
lecciones de Psiquiatría presentando enfermos mentales en clase. En ese mismo año
escribe: «Medicina Legal para Enajenados Mentales».
Lombroso no busca una teoría criminogenética, sino que lo que quiere es encontrar un criterio
diferencial entre un enfermo mental y el delincuente, pero al toparse con este descubrimiento,
comienza a elaborar lo que él mismo llamaría: «ANTROPOLOGÍA CRIMINAL».
En 1872, después de haber dirigido un manicomio publica un libro: Memorias sobre los
Manicomios Criminales, en donde expone las primeras ideas sobre la diferencia que hay entre
el delincuente y el loco, y sus ideas respecto a que el delincuente es un enfermo con
malformaciones muy claras.
Lo que Lombroso busca o trata de exponer en sus trabajos es la necesidad de que existan
manicomios para criminales, y la necesidad de que los locos no estén en las prisiones, sino
que se les interne en instituciones especiales; pero también expone la necesidad de que si
esos enfermos han cometido algo antisocial no se les mande con los demás psicóticos, porque
son una amenaza, sino que plantea la creación de manicomios especializados para criminales.
Lombroso escribe, también, el libro llamado El Genio y la Locura, donde expone la teoría de
que en realidad todos los genios están locos, que el genio es un anormal, y Lombroso expone
como del genio a la locura o de la locura al genio, en realidad no hay más que un paso.
De 1885 a 1889 suceden dos acontecimientos remarcables para Lombroso y para la Escuela
Positiva:
El primero es la celebración del Primer Congreso de Antropología Criminal, en Roma, ahí
se presentan los principales tratadistas en materia de criminales de todo el mundo, en este
congreso los italianos exponen sus teorías, convirtiéndose esto en un éxito extraordinario.
El segundo fue un golpe terrible para Lombroso, pues se aprueba el nuevo Código italiano
en donde mientras en lo académico el positivismo triunfa y todo es positivista, en cuestiones
jurídicas los diputados aprueban un código bajo los lineamientos de la Escuela Clásica, sin
incluir ningún concepto de la Escuela Positiva.
2. ENRICO FERRI:
Nació en San Bernardo Po, Mantúa, el 25 de febrero de 1856. Presentó su tesis en la que trata
de demostrar que el libre albedrío es una ficción, y que debe substituirse la responsabilidad
moral por una responsabilidad social.
En 1882, Ferri, realizó estudios sobre la pena y publicó el libro titulado Socialismo y
Criminalidad.
Ferri se caracterizó por que se dedicó a lograr que Italia tuviera un código penal de corte
positivista, y en 1921 se presenta el proyecto realizado por una comisión presidida por el
mismo Ferri en la que participaron representantes de diversas escuelas, no es un código cien
por ciento positivista; pero satisface a la mayoría.
Sin embargo, la situación politíca dificultó la aprobación del proyecto, el partido fascista
llegó al poder y se formó una nueva comisión de que tomó parte Ferri.
Por desgracia, Ferri no alcanzó a ver promulgado el nuevo código, pues murió en el año de
1929, siendo el código aprobado en 1930.
Durante sus últimos años Ferri desarrolló una infatigable labor académica, viajo a
Sudamérica y a varios países europeos, participó en múltiples congreso, junto con Lombroso,
su maestro y amigo, así como con Garófalo.
Resulta indudable e indiscutible la influencia que Ferrí tuvo en lo político, filosófico,
literario, jurídico y por supuesto criminológico.
3. C) RAFAEL GARÓFALO:
Nace en Nápoles, Italia, el 18 de noviembre de 1851. Desarrollo el estudio del Derecho Penal
sobre nuevas bases.
Antes de formar parte de la Escuela Positiva, Garófalo, había ya publicado algunos escritos,
que serian de mucha importancia para la nueva escuela, pues daba las bases y la orientación
jurídica necesaria, además de conceptos como: peligrosidad y prevención especial y general.
Para 1885 publica: Estudios recientes sobre la Penalidad, y en 1880 Criterio Positivo de la
Penalidad. En 1885 sale su obra maestra: «Criminología».
Dice Gómez Grillo y dice bien que si Lombroso concibió la Criminología como Antropología
Criminal y Ferri como Sociología Criminal, Garófalo no va a intentar ni uno ni otro fin. Su
misión consistirá en terminar de enhebrar con fríos raciocinios éticos y sociológicos, con
ajustada lógica jurídica, el enjambre conceptual del novísimo testimonio científico.
Aparte de las diferencias filosóficas, su desacuerdo con sus colegas fue en cuanto al
determinismo absoluto, que no podía aceptar, y en cuanto a la pena de muerte, de la cual
Garófalo era un ferviente partidario.
Garófalo participó en los Congresos Internacionales de Antropológia Criminal y de la
Asociación Internacional de Derecho Penal.
Montesquieu ya se había hecho célebre con la publicación de sus Cartas persas (1721),
una crítica sarcástica de la sociedad del momento, que le valió la entrada en la Academia
Francesa (1727). En 1748 publicó su obra principal, Del espíritu de las Leyes, obra de
gran impacto (se hicieron veintidós ediciones en vida del autor, además de múltiples
traducciones a otros idiomas).
En El espíritu de las Leyes, Montesquieu elaboró una teoría sociológica del gobierno y
del derecho, mostrando que la estructura de ambos depende de las condiciones en las que
vive cada pueblo: en consecuencia, para crear un sistema político estable había que tener
en cuenta el desarrollo económico del país, sus costumbres y tradiciones, e incluso los
determinantes geográficos y climáticos.
De los diversos modelos políticos que definió, Montesquieu asimiló la Francia de Luis
XV (una vez eliminados los parlamentos) al despotismo, que descansaba sobre el temor
de los súbditos; alabó en cambio la república, edificada sobre la virtud cívica del pueblo,
que Montesquieu identificaba con una imagen idealizada de la Roma republicana.
Equidistante de ambas, definió la monarquía como un régimen en el que también era
posible la libertad, pero no como resultado de una virtud ciudadana difícilmente
alcanzable, sino de la división de poderes y de la existencia de poderes intermedios -
como el clero y la nobleza- que limitaran las ambiciones del príncipe. Fue ese modelo,
que identificó con el de Inglaterra, el que Montesquieu deseó aplicar en Francia, por
entenderlo adecuado a sus circunstancias nacionales. La clave del mismo sería la división
de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, estableciendo entre ellos un sistema de
equilibrios que impidiera que ninguno pudiera degenerar hacia el despotismo.
Jean Jacques Rousseau fue uno de los filósofos y escritores más destacados de la llustración.
Nació en Ginebra, Suiza, el 28 de junio de 1712. Vivió en una época en la que la educación
era idealizada como aquello que otorga poder. Se crió en una familia humilde; su padre
trabajó como relojero y su madre falleció días después de su nacimiento. A consecuencia de
su situación, descuidó su educación en sus años iniciales. El ilustre filósofo cobró fama con
su primera publicación: “Discurso sobre las ciencias y las artes”, obteniendo el premio de la
Academia Francesa de Dijon, donde daba respuesta a la pregunta de si el restablecimiento de
las ciencias y de las artes había logrado una contribución en la depuración de la moralidad
humana que creía que, lejos de purificar las costumbres, entorpecían y alejaban al humano
de la virtud.
Otra de las obras más importantes de Rousseau fue el “Contrato social. Trata principalmente
sobre la libertad e igualdad de los hombres bajo un Estado instituido por medio de un contrato
social. Esta obra brinda elementos para entender la idea de que la educación está bajo las
normas del Estado y que, por tanto, este debe garantizar la educación pública.
Hablando de educación, en el mismo año, 1762, Rousseau publicó otra de sus obras: “Emilio,
o de la educación”, considerada la mejor y más importante de sus obras. Su premisa está
sujeta en que, el cauce natural de las cosas es lo que debe guiar el desarrollo del hombre
desde su nacimiento hasta su vida adulta conduciendo al niño a partir de sus impulsos
naturales y espontáneos que la experiencia cotidiana le irá proporcionando. Además, el
filósofo contribuyó en la aparición de nuevas teorías y modelos de pensamiento; definió los
principios básicos de cualquier sistema democrático; propuso el derecho como la principal
fuente de orden en la sociedad; estableció la libertad como valor moral; construyó una
percepción positiva del ser humano; desarrolló una nueva pedagogía; instituye una filosofía
de vida ética.
Es así como es posible resumir que, debido a sus aportaciones, Rousseau llegó a ser
considerado como uno de los principales líderes intelectuales que hizo una participación
dentro de la Revolución Francesa, puesto que sus pensamientos formaron las bases para el
inicio del Romanticismo, además de permitir el inicio de nuevas teorías filosóficas como la
liberal, republicana y democrática.
6. JOHN HOWARD
En 1758 se licenció en Derecho en la Universidad de Pavia. Con solo 23 años se casó con
Teresa Blasco, una chica de origen humilde, lo que provocó la ruptura con su familia y solo
gracias a la intervención de Pietro Verri pudo haber reconciliación.
El carácter reservado y renuente de Beccaria tuvo en los hermanos Verri y sobre todo en
Pietro , un fundamental punto de apoyo y de estímulo; el encuentro y la amistad de ellos fue
determinante, en particular cuando el joven Beccaria empezó a estudiar economía. En su
amistad y discusiones con Pietro se inspira su primera obra, Del disordine e de´rimedi delle
monete nello stato di Milano nel 1672. En esta obra Beccaria tomó una clara posición en una
delicada cuestión financiera, polemizando con los conservadores. En el mismo año nació su
hija Giulia, futura madre de Alessandro Manzoni.
Junto con el conde Pierro Verri funda la Società dei Pugni en la que se discuten problemas
económicos y edita la revista Il Caffè. De altísimo valor teórico fueron sus intervenciones en
esta revista. La adhesión a las ideas de los ilustrados franceses, de Montesquieu a Diderot a
Rousseau, la intensa colaboración con Pietro y Alessandro Verri (este ultimo en particular
por su trabajo tenía la oportunidad de ver cada día como se administraba la justicia y como
vivían los condenados), influyeron en la magnifica obra Dei delitti e delle pene.
Sin duda esta es la obra mas famosa de la ilustración italiana. En la obra coinciden algunas
de las ideas sociales mas significativas de la nueva cultura que iba afirmándose, escritas en
un estilo refinado y claro, un modelo para los otros filósofos. Cuando se publicó la obra
Beccaria tenía 25 años.
La iglesia católica introdujo la obra (publicada anónimamente) entre los libros prohibidos,
pero esto no impidió su difusión en toda Europa.
Dei delitti e delle pene es una obra dividida en 42 capítulos en la que critica el sistema jurídico
al que ve como un monstruoso mecanismo de poder que es imagen de la sociedad que lo
expresa. El resultado de esta estructura no es el bienestar sino el sufrimiento de la mayor
parte de los ciudadanos. En particular el se refiere a la pena de muerte y sus argumentaciones
son mas o menos las mismas que se utilizan hoy en día.
Su critica se dirige también a la Iglesia, la cual condena el suicidio pero legitima el homicidio
que se cumple con la pena de muerte. ¿Cual es el derecho que se atribuyen los hombres que
matan a otros hombres?
No es la primara vez en la historia que se habla de la pena de muerte pero es la primera vez
que se hace de forma tan radical y sistemática. Beccaria no se limita a criticar un sistema sino
que propone soluciones: afirma la necesidad de atribuir un nuevo sentido a las leyes y
atribuye un nuevo concepto a la justicia, a los deberes de un estado y, en fin, a las relaciones
entre sociedad y individuo. Lo que desea es una sociedad fundada sobre valores
completamente alternativos.
Obras
En 1784, dirige la Gazette de Santé. Tradujo las Instituciones de medicina práctica del
escocés Cullen en 1785, obra que copió ampliamente en su futura Nosographie
philosephique.
Desde 1786 trató a algunos enfermos mentales en el manicomio del señor Belhomme.
Trabajó como médico en el hospicio de Bicêtre desde el 11 de septiembre de 1793 hasta el
29 de abril de 1795.
9. JEREMY BENTHAM
A su muerte en 1832, Bentham dejó instrucciones para que su cuerpo fuera primero
disecado y luego preservado permanentemente como un "auto-icono" (o autoimagen),
que sería su memorial. Esto se hizo, y el ícono automático ahora está en exhibición
pública en la entrada del Centro de Estudiantes en el University College de
Londres (UCL). Debido a sus argumentos a favor de la disponibilidad general de
educación, se le ha descrito como el "fundador espiritual" de la UCL. Sin embargo, solo
jugó un papel directo limitado en su fundación.
A Franz Joseph Gall (Tienfenbronn, 1758 – París, 1828) se le reconoce el mérito de haber
propuesto una visión del cerebro humano con funciones específicas localizadas. Defendió
una doctrina, la craneología, conocida más tarde por frenología, que provocó una amplia
controversia en los ambientes científicos europeos, particularmente cuando el cirujano
francés Paul Broca (Sainte-la Grande, 1824 – París, 1880) demostró en 1861 la existencia
de un centro regulador del habla en la tercera circunvolución frontal.
Gall tuvo que abandonar Viena acompañado por Spurzheim en 1805 para realizar un viaje
exitoso por centros científicos e intelectuales de Alemania, Suiza, Holanda y Dinamarca.
Visitó escuelas, hospitales, prisiones y manicomios para ampliar los datos a favor de sus
doctrinas. Gall fue recibido con actitudes ambivalentes; por una parte era acusado de
charlatán y avaro, aunque le importaba más demostrar la consistencia de sus ideas que la
recompensa material.
Por otro lado, impartió muchas conferencias y recibió la consideración de determinados
círculos científicos y el respeto público de Johann Wolfgang von Goethe. Pero los
círculos científicos institucionalizados rechazaron su doctrina porque no aportaba
pruebas irrefutables. En noviembre de 1807, Gall y Spurzheim se trasladaron a París,
donde se hizo pública la doctrina frenológica y se le dio la oportunidad de enseñarla en
el Athenee. A excepción de un breve viaje a Inglaterra en 1823, Gall permaneció en París
hasta su muerte. Se hizo ciudadano francés en 1819. En 1821 pidió a Geoffroy Saint-
Hilaire un asiento en la academia de ciencias, pero el de Geoffroy fue el único voto que
logró porque el establishment científico, encabezado por el Instituto de Francia,
dictaminó como inválidas sus doctrinas y Gall se vio forzado a publicar un texto donde
refutaba las acusaciones de materialismo. Con todo, Gall gozaba de una posición
acomodada en París, donde contaba entre sus pacientes a Stendhal, Saint-Simon y
Metternich, además de muchos diplomáticos vinculados a embajadas.
Los estudios de Gall y Spurzheim tenían una fundamentación muy sólida en la anatomía
comparada. Recopilaron datos de enfermos mentales, prisiones y escuelas, hasta
acumular una cantidad muy importante de cráneos y moldes de cerebros, incluyendo los
de escritores y artistas conocidos, a los cuales practicaban toda clase de observaciones y
mediciones, el último de los cuales se expone en el Musée de l’Homme. Como
consecuencia de estos estudios Gall concluyó que el cerebro humano contiene veintisiete
facultades, de las que diecinueve las comparte con los animales.
Desacreditado por la anatomía posterior, uno de sus principales oponentes, el catedrático
Marie Jean Pierre Flourens (Maureilhan, 1794 – Montgeron, 1867) le reconoció en 1863
el mérito de haber sido el primero a quien él había visto hacer la disección de un cerebro,
y lo calificó de «autor de la verdadera anatomía del cerebro».
Adolphe Jacques Quetelet1 nació en 1796 en Gante, ciudad belga. Su fuerte afición por
las matemáticas, lo llevó a estudiar astronomía y geometría, siendo esta última, tema de
la disertación que lo llevó a obtener el primer Doctorado en Ciencias, conferido por la
Universidad de Gante, en 1819 cuando apenas tenía 23 años, posteriormente se
desempeñaría como profesor de matemáticas en el Ateneo de Bruselas, alcanzando el
máximo sitial de su especialidad en 1824.
Durante 40 años ocupó el puesto de Secretario Perpetuo de la Real Academia de Ciencias
y Letras de Bruselas, donde había ingresado en 1820 y paralelamente se desempeñó como
editor responsable del periódico Correspondencia de matemática y física. También
publicó Las leyes del nacimiento y La muerte en Bruselas y otras investigaciones
relacionadas con el comportamiento de hechos poblacionales.
En 1833, después de haber realizado durante dos años los primero estudios
antropométricos transversales en niños, publicó el libro Rechearches sur le poids de
l’homme aux differents ages (Investigación sobre el peso del hombre en diferentes
edades), en el cual incluía tablas que comprendían tanto el promedio como el valor
mínimo y máximo de los pesos y las tallas de hombres y mujeres desde el nacimiento
hasta los 30 años de vida, fecha después de la cual la información se presentaría por
décadas, hasta llegar a los 80 años; aunque éstas fueron las primeras tablas publicadas,
se desconoce la forma en que fueron construidas.
Quetelet utilizó el mecometre (especie de infantómetro) de FranÇois Chaussier, para
medir la talla de los niños y la báscula de Sanctorius para el peso, parámetros que registró
desde el nacimiento en 50 hombres y 50 mujeres, pertenecientes a hospitales, orfanatos,
escuelas, casas de asistencia de diferentes estratos socioeconómicos.
También en 1833 creó la Sección de Estadística de la Asociación Británica para el
Desarrollo de la Ciencia en Cambridge, siendo aceptado ese mismo año como miembro
de la Sociedad de Estadística de Londres. Dos años después recogería todos sus trabajos
estadísticos en un publicación que tituló: Sur l’homme et le Development de ses facultés.
Essai d’une physique sociale (El hombre y el desarrollo de sus medidas. Un ensayo sobre
física social).
Quetelet fue considerado como el precursor de la bioestadística, toda vez que demostró
que los patrones de comportamiento humano podían ser descritos al utilizar las leyes de
la probabilidad, generando así el concepto de «l’homme moyen» (hombre promedio),
siendo éste una aplicación del concepto de Curva Normal del otrora astrónomo Gauss, y
que hasta los momentos sólo habría servido para calcular los errores en las observaciones
astronómicas.
Desde 1841 y hasta su muerte presidió la Comisión Central de Estadística de Gante, la
cual supervisaría los censos belgas y organizaría las estadísticas de la provincias, para
lograr la uniformidad. En 1869 revisó y reeditó el libro publicado en 1835, titulándolo
Física Social. Producto de sus observaciones, Quetelet demostró que una vez finalizado
el crecimiento tanto en hombres como en mujeres de talla normal el peso era proporcional
al valor de la talla al cuadrado, siendo el valor «normal» siempre cercano a 26, mientras
que para las personas con sobrepeso es de 10 ó más y para aquellos con bajo peso siempre
es inferior a 22; estas proporciones constituyen los primeros indicadores de masa
corporal, que serían utilizados en la evaluación del estado nutricional 100 años más tarde.
Basado en la última Encuesta Nacional de los Estados Unidos, elaboró un nomograma
que permitía determinar con facilidad el Índice de Masa Corporal (IMC).
En 1870 se publicaría el último libro escrito por Quetelet: Antthopometrie on Mesure des
Differents Facultés de l’homme (Antropometría: la medición de las diferentes
dimensiones del hombre), el cual presenta «Las leyes de la proporcionalidad humana»
(80 medidas, 18 de las cuales involucran la cara y la cabeza).
Quetelet murió el 17 de febrero de 1874, después de haber pertenecido a por lo menos
100 sociedades de antropología, geografía, medicina, meteorología, filosofía y
estadística, en Europa, Asia, África y América.
Las teorías darwinistas tuvieron gran influencia en la Escuela Positiva, de hecho el punto
del Desarrollo, pues estudió niños y observó que éstos sin educación se comportarían
como seres primitivos; así, el criminal vendría siendo un sujeto atrapado en sus etapas
anteriores de evolución.
Escribió El hombre delincuente (1876) y La mujer delincuente (1893), donde sostuvo que la
criminalidad representa un fenómeno biológico producto de la degeneración, identificable a
partir de la fisonomía, induciendo la creación de una escuela de antropología criminal, de
donde se desarrolló la criminología.
Entre sus obras destacan: El genio y la locura (1864), L'antisemitismo e le scienze moderne
(El antisemitismo y la ciencia moderna, 1894), El crimen, causas y remedios (1899) y Los
fenómenos de hipnotismo y espiritismo (1909).
La primera parte de su tesis trata de refutar en sentido filosófico los argumentos que
pretenden sostener el libre albedrío, suponiendo un riguroso determinismo que se aplica
también a las actividades humanas: éstas son espontáneas, pero siempre necesitadas de
motivos que quitan la libertad. Aplicando estas premisas al derecho penal, Ferri afirma que
el delito es imputable al delincuente, pero no deseado libremente por éste; en realidad, actúa
por causas que física o psíquicamente condicionan su voluntad. Por tanto, la sociedad no
puede castigar, sino tan sólo defenderse contra el desorden que el individuo produce en una
convivencia humana organizada; la sociedad debe asimismo prevenir el delito, evitando los
motivos del mal y acrecentando en diversas formas los del bien.
Ferri enseñó en las Universidades de Turín, Siena y Roma y, prosiguiendo sus estudios,
siempre inspirados en la escuela criminalista positiva, publicó en 1900 Sociología criminal,
sin duda su más ambiciosa e influyente obra, en la que resumió en forma orgánica su
pensamiento. El agudo interés por la sociedad y su organización le hizo considerar con
simpatía el socialismo: militó en el partido socialista y dirigió el diario Avanti! de 1900 a
1905. Sin embargo, interpretó igualmente el socialismo desde el ángulo positivista y lo juzgó
derivación del darwinismo y del evolucionismo de Herbert Spencer en textos
como Socialismo e criminalità y Socialismo e scienza positiva. Ello le indujo a alejarse del
partido socialista cuando derivó hacia un más riguroso marxismo, y a acercarse al fascismo.