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Edición 2021
MINISTERIO DE CULTURA
Y DEPORTE
Edita
© SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA
Subdirección General de Atención al Ciudadano,
Documentación y Publicaciones
NIPO: 822-21-092-6
Índice
Presentación........................................................................................................................................................................ 9
ABANTOS.......................................................................................................................................................................... 11
A Paloma Cabrera Bonet, que fue conservadora jefe del Departamento de Antigüedades Griegas y
Romanas del Museo Arqueológico Nacional desde 1992, hemos querido rendirle un homenaje por
su inmensa dedicación en este centro. Desde su llegada al MAN, trabajó y estudió sin descanso, con
los vasos griegos, y también se ocupó de mejorar las salas de exposición permanente, desde todos los
puntos de vista, y tuvo un especial interés por dar a conocer en el mayor número de foros nacionales
e internacionales posible, la grandiosa colección de cerámica griega con la que cuenta el Museo en
su colección estable. Aquellas salas de los años setenta del pasado siglo, se convirtieron en las hoy
admiradas salas griegas tras la renovación del Museo en 2014. Son fruto de su vida científica, que
siempre estuvo dedicada al estudio, al conocimiento y a la enseñanza de la cultura griega, especial-
mente a la iconografía.
Sabemos que son muchas las razones por las que se puede, y se debe, hacer homenajes, y muchas
son las personas, casi un centenar de amigas y amigos, los que se han sumado a este acto para dar
así las gracias a la magnífica profesional y compañera que fue Paloma.
Como director del Museo quiero agradecer a todos el apoyo y la generosidad por su participación
en este necesario recuerdo.
Andrés Carretero
Director del Museo Arqueológico Nacional
ABANTOS
Desde aquella infancia de tan maravillosos recuerdos en El Escorial, siempre tuvo muy viva la imagen
del monte Abantos. Años felices en los que ese horizonte se alzaba siempre, muy cercano, y nunca
iba a cambiar. Todo un referente para ella, y es allí donde está. Ese lugar se ha convertido en sus
campos elíseos, sus islas afortunadas, su más allá.
Nos hemos reunido en un simposio, griego, cómo no, para celebrar contigo y para ti esta suerte de
tormenta científica, de cientos de ideas, de aserciones y de preguntas, de proposiciones, nuevas in-
formaciones y de nostalgias. Un simposio en el que, sin estar juntos, lo estamos, en el que hablamos
mediante letras, no palabras y en el que podemos estar rodeados con crateras, copas, dinos, cántaros
y escifos porque nuestra mente lo puede todo, casi todo. También estamos con Dioniso, Hermes y
Apolo, que bajo frondosa pérgola, escuchan música.
Tu fuerte personalidad profesional y humana, tu vida que, continuamente estabas cultivando, tu gran
capacidad de trabajo y la facilidad para sentir empatía y simpatía nos han facilitado este trabajo que
presentamos. Aquellos que sentimos interés por el Mediterráneo y sus culturas valoramos tu trayec-
toria investigadora y tus conocimientos y enseñanzas sobre los mitos griegos, que encontraron su
escenario más perfecto en los vasos cerámicos para llegar así, hasta nosotros. Para ti, todos los per-
sonajes representados tenían encanto e interés hasta hacerse merecedores de tu exhaustivo estudio
y de tus magistrales conclusiones que, expuestas con entusiasmo, te hacían sentir como en el jardín
de las Hespérides.
Hijos de Crono, hemos nacido para irnos. Te has ido y, en eso estamos todos de acuerdo, demasiado
pronto. Nos dejas, afortunadamente, unos recuerdos inmarcesibles.
Marigel y Marga
Departamento de Antigüedades Griegas y Romanas del Museo Arqueológico Nacional
Torques trenzados de plata de
las provincias de Cuenca y Guadalajara
en su contexto tecno-cultural
Cuenca and Guadalajara provinces’ silver braided
torques in their techno-cultural context
Resumen: Se presentan dos fragmentos de torques trenzados de plata del depósito de Driebes
(Guadalajara) y un torques de esas características de La Manchuela Conquense. Además de mos-
trar un complejo trabajo artesano pueden relacionarse con otros torques en plata y oro hallados
en Sierra Morena y otras zonas peninsulares en época prerromana.
Abstract: Several silver braided torque fragments from the Driebes hoard (Guadalajara) and
such torques of the Manchuela Conquense are presented. In addition to showing a complex
craftsmanship they could be related to other silver and gold torques found in Sierra Morena
and other peninsular territories in pre-roman times.
* Con puestos de 1990 a 2014 en Departamento de Protohistoria y Colonizaciones del MAN y de 2014 a 2019 como directora del
Museo de Cuenca.
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Magdalena Barril Vicente Torques trenzados de plata de las provincias de Cuenca y Guadalajara...
Introducción
La doctora M. L. de la Bandera (1987-88: 538 y 552-553 y 1996: 649) clasificó los torques «ibéricos» de
oro y plata trenzados en su tipo IV. Otra investigadora, la doctora A. Perea (1991: 217-218) clasifica
pulseras y collares de oro trenzados en sus grupos 2.A y 6.A, respectivamente y, en el grupo 6.B ca-
denitas cilíndricas con técnicas «loop in loop» (lazo a lazo) o «de punto» en oro y plata.
Los fragmentos de Driebes se integran en dos depósitos de plata, con un peso total de 13,844
kg, hallados en 1944 (San Valero, 1945: 9 y 11) en la pendiente desde la ciudad carpetano-romana de
Caraca al río Tajo. Se les consideraba un único tesoro, lo que afecta a su interpretación, máxime tras
documentarse otro del siglo xvi (Barril, 2019; Gamo, y Fernández, 2019).
Del torques conquense de plata se desconoce su contexto. Ingresó en el Museo de Cuenca con
otros más de 1590 objetos decomisados a un furtivo vecino del municipio de la Puebla del Salvador,
al SE de la provincia, quien al parecer expoliaba cerca de esa población, sin comunicar su proce-
dencia exacta. Se han estudiado varias piezas del decomiso: un jinete de bronce (Lorrio, y Almagro,
2004-2005: 40-41), una lámina de plomo celtibérica (Lorrio, y Velaza, 2005) y un colgante de bronce
(Barril, 2018), por ello no reiteraremos los posibles yacimientos de origen, situándolo genéricamente
en el entorno de la Puebla del Salvador o en La Manchuela Conquense, comarca que durante la 2.ª
Edad del Hierro pudo girar en torno a la ciudad que acuñó las monedas de Ikalesken, que se propone
bajo la actual Iniesta (Valero, 2008: 158 y 186).
Descripciones
Los fragmentos de Driebes se custodian en el Museo Arqueológico Nacional [MAN]: inv.
n.ºs 1964/14/130 y 1964/14/134. Los dos con fichas en la base http://ceres.mcu.es/1.
Hay además alguna presilla, como la n.º inv. 1964/14/131, que pudiera pertenecer a un torques
de este tipo, sin asegurarlo.
Ninguna de las piezas descritas tiene análisis de composición. El equipo que formaron Rovira
y Montero sí analizó otras piezas de Driebes2. De entre ellas escogemos el fragmento de brazalete
cilíndrico macizo decorado inv. 1964/14/145, por considerarlo relacionado: Ag 96,58 %, Cu 2,97 %,
1 Agradezco a Alicia Rodero, Susana de Luis, Esperanza Manso, Concha Papí y al Archivo fotográfico del MAN sus gestiones para
facilitarme datos y fotografías.
2 La mayoría de los análisis de composición del metal incluidos en este trabajo se han realizado mediante Fluorescencia de Rayos
X con los espectómetros INNOV-X Alpha y Metorex X-MET 920 del MAN y el espectrómetro Kevex mod. 7000 del IPCE. Sus
características en Rovira, y Montero, 2018: 224-226. En los análisis «tr» y «nd» significan «trazas/traces» y «no detectado/unde-
tected». Agradezco a I. Montero la información y comentarios a algunas dudas el 10-2-2021.
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Fig. 1. Torques de Driebes (Guadalajara). 1. N.º inv. 1964/14/130. 2. N.º inv. 1964/14/134. Foto: Ángel Martínez Levas. MAN.
En el conjunto de plata de Driebes solo hay 19 monedas, datadas entre 285 y 207 a. C. Su estado
fragmentario y el del resto de los objetos, unidos a tortas y lingotes, hace deducir que habían perdido
su uso y el conjunto sería un tesoro de plata picada oculto a fines del siglo iii o principios del ii a. C.
(Otero, 2002: 276).
Fig. 2. Torques del entorno la Puebla del Salvador (Cuenca). Museo de Cuenca, n.º inv. AA01/7/1593. Foto: M. Barril.
1 2
Fig. 3. Detalles del torques anterior. 1. Malla central. 2. Extremo sogueado. Foto: M. Barril.
Tiene n.º inv. AA01/7/1593 del Museo de Cuenca. Mide: alt. 7,3 cm; anch. 17 cm; long. desarro-
llada (incompleta) 26 cm; grosor: 2,5 cm en centro, 0,4 cm en extremo torsionado, 1,0 cm extremo
roto; grosor alambres: 0,3 cm; peso: 80 gr4.
Es un adorno de cuello en malla o cadeneta que cubriría la parte delantera del cuello de un
adulto. Para ajustárselo precisaría de cordones textiles; cadenitas, como en un torques funicular vacceo
del Cerro de la Miranda de Palencia (García-Vuelta, 2002: 37, fig. 3. D); largas prolongaciones rígidas
con ganchos como los «torques de alambres enrollados» del Monasterio de Rodilla (Burgos) (Castillo,
1996: 228-229, figs. 1 y 2); barritas o prolongaciones articuladas con remate en ojal, como los collares
entrelazados de la Puebla de los Infantes (Manso, 2002: 170). Creemos que este sería el sistema de
cierre del torques conquense, pues el doble ojal es el modo más utilizado en los torques de malla
(García-Vuelta, 2002: 37-38).
Se desconoce si se halló en un depósito con otras piezas de orfebrería y/o monedas que hayan
pasado en su momento al mercado de antigüedades o si algunas de ellas pudieran estar incluidas en
el mismo decomiso donde llegó al Museo de Cuenca5.
De la Bandera constata que estos torques son menos frecuentes que los de cable torsionado de
su tipo III (Bandera, 1996: 647-650; figs. 4 y 5). Por ello, repasaremos su dispersión y variedad (fig. 4)
4 Agradezco a doña Concepción Rodríguez Ruza, directora del Museo de Cuenca y al resto del personal la comprobación y ratifi-
cación de estos datos en la actual situación sanitaria y falta de técnicos. Por razones de logística no fue posible realizar un análisis
de composición.
5 Expediente n.º 7 de 2001 de la sección de Arqueología: AA01/7.
6 Las fichas e imágenes de esta pieza y de las que se citarán a continuación del MAN y otros museos, pueden consultase en la
página www.ceres.mcu.es del Ministerio de Cultura y Deporte, con su inventario.
7 Obtenidas mediantes microfotografías por microscopia electrónica de barrido.
y sus representaciones iconográficas. Algunos se conocen desde el siglo xix. Pierre Paris describía dos
de plata del MAN con sus n.ºs inv. 16888 y 18023, explicando que en el primero se había tejido una
malla de «aspecto descuidado» y el segundo mostraba «una cadeneta enmarañada de aspecto ligero,
sutil y elegante» (Paris, 1903-1904: vol. 2, 247; lám. VII 3 y 4). Estos y otros torques están recogidos en
obras de referencia, entre ellas las de Cabré (1927: 271-280); Raddatz (1969) y de la Bandera (1987-88
y 1996). Esta última autora catalogó los conocidos en el momento y creó una tipología revisada (Ban-
dera, 1987-88: 538 y 553-554 y 1996: 649), aceptada por los autores (p. ej., Delibes, 2002: 66, fig. 6.1),
siempre dentro de una discusión académica sobre lo ibérico y lo céltico; lo masculino y lo femenino;
o su simbolismo; temas tratados en otros lugares (ej. Rodero, y Barril, 2002).
Bandera (1988: 538) agrupaba los torques de su tipo IV en dos tamaños: uno desde 11,2 cm de
diámetro, con desarrollo de 30 cm, y otro mayor entre 16 y 18 cm de diámetro y desarrollos de 40 a
52 cm; todos con pesos de 85,5 a 322 gr. En 1996, limitándose a las tesaurizaciones del sur peninsular,
los agrupa en los de longitud desarrollada superior a 45 cm y diámetro de 15 a 16 cm, y los de 60 cm
de longitud y 19 de diámetro (Bandera, 1996: 649). Nuestro ejemplar n.º 3 estaría más cerca de los
torques de menor tamaño clasificados en 1988, pues sus medidas y peso algo inferiores se deben a
que está incompleto. Los de Driebes no es posible determinarlo.
Relacionamos a continuación las piezas del tipo, con la mínima información actualizada, remi-
tiendo a la bibliografía de referencia o a la citada http://ceres.mcu.es/.
N.º 4. Torques de oro de la Huerta de Safa (Cheste, Valencia). Se data entre fines siglo iv y
principios del iii a. C., y su ocultamiento después de 211 a. C. (Bandera, 1987-1988: 553, n.º 71; Ripo-
llés, y Ribera, 2005: 21-22). Perea (1991: 218) lo incluye en su grupo 6.A, pero, por su aspecto sólido,
lo relaciona más con los de plata funiculares que con los collares ibéricos trenzados de oro. Segura-
mente llevaba tres colgantes. En el Museo de Historia de Valencia.
N.º 5. Torques de plata (Bandera, 1987-1988: 553, n.º 72)8. N.º inv. MAN 16888, citado por P. Paris.
N.º 6. Torques de plata (Bandera, 1987-1988: 553, n.º 73). N.º inv. MAN 16889.
Los torques 5 y 6 llegaron al MAN en 1872 donados por el conde de Fabrequer y vizconde de
San Javier, y origen en la provincia de Jaén9. Ambos se analizaron10, el n.º inv. MAN 16888: Ag 96,24 %,
Cu 3,29 %, Pb «tr», Au 0,46 %; el n.º inv. MAN 16889: Ag 98 %, Cu 1,67 %, Pb «nd», Au 0,34 %. Los dos
tienen un alto porcentaje de plata, mayor en el de n.º 6, alambres más finos.
N.º 7. Torques de plata del Tesoro de Los Villares (Jaén). Ingresó en el MAN en 1892 adqui-
rido a don Antonio Vives (Bandera, 1987-1988: 553, n.º 75, y 1996: 641). El ocultamiento se sitúa en el
paso del siglo ii al i a. C. Su análisis elemental proporcionó los porcentajes Ag 95,0 %, Cu 4,15 %, Au
0,84 %, Pb «nd» (Bandera, 1996: tabla II n.º PA5.554)11. Su n.º inv. MAN 18023 fue citado por P. Paris.
N.º 8. Torques de oro bajo del Tesoro I de Arrabalde, cuyo análisis de composición es Au
55 %; Ag 30 % y Cu 15 % (Bandera, 1987-1988: 553, n.º 76). Museo de Zamora, n.º inv. MZA 82/6/14.
N.º 9. Torques de oro bajo del tesoro II de Arrabalde. Los porcentajes de su composición
son Au 72 %; Ag 18 % y Cu 9 %. N.º inv. MZA 87/6/2.
Los torques 8 y 9 se acompañaban de joyas y monedas del 210 al 26 a. C., que datan su ocul-
tación durante las guerras cántabras y astures (Delibes; Esparza, y Martín, 1997: 65).
N.º 10. Fragmento de torques de plata del tesoro de Los Almadenes, Pozoblanco (Córdo-
ba). Santos (1928: 47, fig. 6) lo publicaba con un fragmento de cadena delgada y los relacionaba con
Safa. Las monedas del tesoro se datan del 168 al 107 a. C. En el Museo Arqueológico y Etnológico de
Córdoba, n.º inv. CE005260/61 (Bandera, 1996: 612, n.º 7).
N.º 11. Torques de Almadenejos (Ciudad Real). Se halló junto a otros adornos, uno de ellos
un torques similar desaparecido y monedas del 201 al 100 a. C. (Bandera, 1996: 610). En el Museo de
Ciudad Real, n.º inv. CE00218. Es el de mayor tamaño.
Se comentaron estos datos con don Ignacio de la Torre, director del Museo de Ciudad Real,
quien asumió la duda y comprobó que el torques está limpio desde antiguo y su peso actual en
báscula de precisión es 220 gr, 60 gr más de lo publicado14. Es un ejemplo de la conveniencia de
analizar y medir las piezas con los mismos instrumentos y criterios al hacer una comparativa de ítems
similares15.
N.º 12. Torques de oro de Soalheira de Barbanejo (Monforte de Beira-Castelo Branco, Por-
tugal). Se halló con torques sogueados de plata y monedas republicano-romanas. Museu Nacional de
Arqueologia de Lisboa (Bandera, 1987-88: 553, n.º 74; Museu, 2021).
N.º 13. Torques de plata del Monte da Cividade, Bagunte (Beira Alta, Portugal). Ladra (2001:
116-117, fig. 6 y 119-120) considera este torques y el de Soalheira de Barbanejo una anomalía en la
dispersión del modelo por ser los únicos en Portugal y data el tesoro de Bagunte entre los siglos iii y
i a. C. En el Gabinete Municipal de la Vila do Conde, n.º inv. 355.
Los torques n.ºs 4, 5, 8, 9 10, 12 son de alambres trenzados y los 6, 7, 11 y 13 de hilos trenzados
en torno a un eje central. Los n.ºs 1, 2, 3 que hemos presentado serían del primer grupo.
De la Bandera (1987-88: 553, n.º 78) recoge en su tipo IV un fragmento de Los Galindos, Valeria
(n.º inv. Museo de Cuenca AA74/15/8/15). Pero creemos es del tipo III sogueado, deshecho. Es parte de
un tesoro de plata picada o hacksilber como el de Driebes y de similar cronología. En otros dos tesoros
del mismo tipo, Armuña de Tajuña (Guadalajara) y Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), no sabemos
a qué modelo de adornos pertenecen muchos alambres de distintos grosores (Bandera, 2015: 224-225).
Queremos citar que en el tesoro de Monte Lejarza-Larrabezúa (Vizcaya) hallado en 1767, cono-
cido documentalmente, se menciona una cadena con remates en rosca con ganchos o argollas, según
las descripciones, que Rodríguez (2009: 140-142) sugiere sea un torques.
También se incluyen en el tipo IV los collares de oro sevillanos de Mairena del Alcor y Puebla
de los Infantes (Bandera, 1987-88: 553-554, n.ºs 77 y 79), pero sus entrelazados forman una cinta. En
cambio, la mencionada pulsera de Jávea tendría mayor relación técnica y estética con alguno de los
torques citados, como los n.ºs 4 y 5.
Algunos torques son más evolucionados (Bandera, 1996: 676), pero los datos de los hallazgos
indican que convivían y estuvieron vigentes durante centurias, con ejemplos en los tesoros de distinta
cronología de Cheste, Los Villares, Almadenejos o Arrabalde.
A grandes rasgos, la técnica de los collares flexibles de oro hallados en la mitad sur peninsular
se relaciona con el mundo orientalizante y helénico desde el 2.º cuarto del I milenio a. C. en adelante
(Perea, 1991: 146; Bandera, 1996: 649-650). Paralelamente, se conocen torques rígidos «célticos» en
bronce en la mitad norte peninsular. En la península ibérica se emplea el oro en el noroeste y en te-
soros con collares flexibles de los siglos iv y iii a. C. levantinos y del sur. Mientras, la plata es el metal
preferido para los grandes adornos personales en la 2.ª mitad del I milenio en ambas mesetas y Sierra
Morena, especialmente en los siglos iii y ii a. C., (Raddatz, 1969: 102; Perea, 1991: 279-282; Bandera,
1996: 650; Delibes, 2002: 63-67). Por ello, se acepta que la presencia de torques es más tardía entre los
iberos y que crearon sus propios modelos, reelaborándolos con filigranas, cordones y otras técnicas
mediterráneas de raigambre helénica (Bandera, 1996: 649; Delibes, 2002: 66).
Interpretación e iconografía
Los torques referenciados de los que hay información de contexto proceden de depósitos con
otros adornos y monedas, a veces con recipientes de plata, ninguno de tumbas. La mayoría de
esos depósitos se consideran ocultaciones de atesoramientos de una población local amenazada
por razones bélicas y sociales. Varios de ellos en zonas mineras con actividad desde las épocas de
los Bárquidas y romana e incluso con anterioridad (Bandera, 1996: 685; Montero et alii, 2008: 316).
Pero también puede tratarse de depósitos votivos (Delibes, 2002: 68; Hatenauve, 2005: 38-40).
Como explicaba de la Bandera (1996; 686-688), hay que valorar el estado de conservación
de los torques descritos: completos, incompletos o muy fragmentados; el del resto del conjunto
y dónde estaban, en zona de habitación o en un espacio reconocible y/o simbólico del territorio.
Los contextos conocidos no ayudan a determinar quiénes usaban los torques y son pre-
cisas referencias iconográficas en esculturas, cerámica, monedas, etc. para conocer la sociedad
y saberlo (Izquierdo, 2008: 124-126). Así, en el noroeste las representaciones masculinas llevan
torques de un solo cable, y en el sur y levante las mujeres llevan collares largos; hombres y muje-
res torques lisos y torsionados al cue-
llo y, torques y/o collares trenzados
solo las representaciones femeninas
(Bandera, 1978: 419-421; Ruiz, 1989:
139-140).
Entre los exvotos en bronce de santuarios como Collado de los Jardines o Castellar (Jaén),
hay muchos con torques pegados al cuello, pero no identificamos torques trenzados volumétri-
cos, sí algunos entrelazados del tipo de la Puebla de los Infantes, p. ej., el que tiene el n.º inv.
MAN 28827 (Manso, 2002: 259).
Conclusiones
Los torques trenzados de influencia helénica tenían un uso femenino. Los presentados de las pro-
vincias de Guadalajara y Cuenca amplían la dispersión del tipo IV de la Bandera hacia el interior
peninsular, pues su mayor presencia está en la zona levantina y en el entorno de Sierra Morena, con
algunos ejemplares cercanos a la fachada atlántica, en lugares comunicados a través de las vías que
recorrían la península en la antigüedad (p. ej., Barril, 2018: 72-75, fig. 8). Los n.ºs 1 y 2 se encuadran
en un hacksilber, oculto posiblemente en un entorno sagrado entre los siglos iii y ii a. C. El n.º 3 se
emparenta con los de los siglos iii-ii a. C. ocultos entre los siglos ii y i a. C.; no está completo, igno-
ramos si por rotura en uso o amortizado, ni si el conjunto al que pertenecería se halló en un lugar
de habitación al que se esperaba regresar, o se ocultó en un paisaje reconocible como metal valioso.
Sería interesante, poder desarrollar un proyecto que unifique los datos y análisis de composi-
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