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Bases para Un Currículum de Educación
Bases para Un Currículum de Educación
Educación proto-moral
Deberán potenciarse estas actividades dado que sabemos que adoptar distintas
perspectivas sociales, discutir razonadamente sobre opciones diferentes y
enfrentarse con un pensamiento más desarrollado, son las experiencias que
mejor contribuyen al propio progreso del juicio moral.
Por otra parte, el desarrollo moral, aunque sea un proceso natural del individuo, en
modo alguno puede tener garantía de éxito sin un esfuerzo específico de
estimulación y ayuda. Fácilmente se permanece anclado en etapas que podrían
superarse con alguna colaboración de los educadores. En consecuencia, la
escuela debería destinar un tiempo específico a potenciar la formación moral, sea
dentro del área de sociales o como una asignatura independiente, especialmente
a partir de la adolescencia. No obstante, lo mejor sería contar con currícula
abiertos que integraran interdisciplinarmente los diversos saberes humanos y
sociales, y a su vez supiesen vincularlos con las demás materias escolares. Sea
como fuere, lo que parece importante es llegar a comprender la importancia de
dedicar un tiempo suficiente a las tareas escolares destinadas a facilitar el
desarrollo moral. Tales apreciaciones no olvidan, sin embargo, que probablemente
las mejores experiencias de educación moral se reciben en la convivencia y el
Material utilizado con fines didácticos.
trabajo escolar, pero tampoco quieren pasar por alto la conveniencia de dedicar un
tiempo a estos temas en particular.
Los trabajos de educación moral que utilizan la prensa escrita son un claro
exponente de la necesidad de vincular en todo currículum de formación moral el
aprendizaje escolar con la vida social extraescolar. Insistiendo en esta dirección,
en el presente apartado trataremos de trascender el umbral del aula y prolongar
las experiencias formativas fuera de ella. En buena medida se trata de que el
profesor se preocupe también por lograr que sus alumnos obtengan provecho
formativo de actividades que pueden realizar en el medio social. Parte de la tarea
educativa consistirá, en consecuencia, en propiciar ese tipo de experiencias, y en
preparar adecuadamente a los
alumnos para que logren realizarlas con éxito y saquen de ellas el máximo
provecho.
Tal como se ha dicho, ante todo se trata de facilitar a los alumnos la posibilidad de
implicarse personalmente en algún tipo de participación social que suponga
comprometerse y responsabilizarse en ayudar a alguien o en colaborar con alguna
institución que persiga fines sociales o humanitarios. La gama de actividades que,
siendo socialmente eficaces y necesarias, cumplen también para quienes las
realizan una función educativa, es enorme. Los posibles ejemplos de contribución
positiva a la comunidad comprenden desde la ayuda a enfermos o ancianos, a la
colaboración con instituciones políticas o humanitarias —como por ejemplo, un
partido político, un movimiento ciudadano, o una institución de defensa de los
Derechos Humanos—, pasando por la participación en la puesta en marcha de
actividades de animación socio- cultural, o de otro tipo. Todas estas modalidades
de participación nos parecen igualmente positivas, al menos siempre que sean el
fruto de una decisión personal, y estén acompañadas de una reflexión sobre el
sentido personal y social de lo que se está realizando. La escuela debería
contribuir, sugiriendo posibilidades, facilitando información y propiciando
contactos, a que sus alumnos puedan intervenir en alguna actividad social. La
escuela no debe obligar a la participación, aunque sí puede sugerirla y sobre todo
proporcionar las posibilidades para que, cuando los alumnos por sí mismos lo
decidan, encuentren fácilmente el modo de tomar responsabilidades personales
con trascendencia colectiva. Responsabilidades que, a pesar de basarse siempre
en una decisión individual, puedan operativizarse también el grupo; a su vez, este
Material utilizado con fines didácticos.
posible grupo podrá tener un origen extraescolar o estar formado por los mismos
alumnos de una clase.
Una vez formulados los fines, se trata de buscar los medios para alcanzarlos.
Entre los medios se deberán tener en cuenta aspectos propiamente escolares
como por ejemplo los conocimientos más adecuados para capacitar prácticamente
a los alumnos, y entre ellos destacar quizás el estudio de la realidad social y del
funcionamiento institucional y político del país, el desarrollo de todo tipo de
habilidades comunicativas. la discusión ético- filosófica de temas vinculados a las
problemáticas con que van a enfrentarse, o el desarrollo de la capacidad de
evaluación y de revisión crítica de lo que se está realizando. Otros medios menos
"escolares son la planificación sistemática del curso de acciones a realizar, la
decisión sobre la conveniencia o no de llevar a cabo tal curso de acción de modo
individual o en grupo, la posible concreción de un compromiso personal con
alguna institución dedicada a lo mismo que pretende llevar a cabo el alumno y, sin
duda, la realización misma de la actividad que previamente se ha decidido y
planificado.