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Los científicos transformaron brevemente el agua en un material metálico y brillante mediante la exposición de gotas de agua a vapor de una mezcla de metales alcalinos. El agua adquirió un brillo dorado durante apenas unos segundos al tomar prestados los electrones de los metales. Experimentos posteriores confirmaron que la capa dorada mostraba las características del agua en estado metálico, un descubrimiento que podría ayudar a comprender mejor los interiores de planetas como Neptuno.
Los científicos transformaron brevemente el agua en un material metálico y brillante mediante la exposición de gotas de agua a vapor de una mezcla de metales alcalinos. El agua adquirió un brillo dorado durante apenas unos segundos al tomar prestados los electrones de los metales. Experimentos posteriores confirmaron que la capa dorada mostraba las características del agua en estado metálico, un descubrimiento que podría ayudar a comprender mejor los interiores de planetas como Neptuno.
Los científicos transformaron brevemente el agua en un material metálico y brillante mediante la exposición de gotas de agua a vapor de una mezcla de metales alcalinos. El agua adquirió un brillo dorado durante apenas unos segundos al tomar prestados los electrones de los metales. Experimentos posteriores confirmaron que la capa dorada mostraba las características del agua en estado metálico, un descubrimiento que podría ayudar a comprender mejor los interiores de planetas como Neptuno.
Si no somos capaces de transformar el agua en oro como realizaría un
óptimo alquimista, lo más parecido puede ser transformarla en un material metálico y brillante. El agua prevaleció en estado metálico a lo largo de apenas unos segundos, empero el experimento no requirió las altas presiones que acostumbran hacer falta para cambiar materiales no metálicos en metales conductores de la electricidad.
Pavel Jungwirth, químico físico de la Academia Checa de Ciencias y
coautor del análisis, confirma que contemplar cómo el agua adquiría un brillo dorado ha sido unos de los instantes culminantes de su carrera. Es viable comprimir tanto los átomos o las moléculas como para que empiecen a compartir sus electrones exteriores, y entonces aquellos electrones van a poder viajar y conducir la electricidad como lo elaboran en un pedazo de cobre o de hierro. Los geofísicos consideran que los centros de planetas masivos como Neptuno o Urano tienen agua en aquel estado metálico, y que el hidrógeno metálico a alta presión puede inclusive tornarse superconductor y conducir la electricidad sin resistencia alguna.
Sin embargo el científico sospechaba que el agua podría volverse
conductora de una manera elección: tomando prestados los electrones de los metales alcalinos.
El año pasado, Jungwirth y su colaborador Phil Mason, químico que
además es conocido por hacer vídeos de ciencia en YouTube, dirigieron un equipo que mostró un impacto semejante en el amoníaco. El producido de que el amoníaco puede volverse brillante en aquellas condiciones es algo que ya sabía el químico del Reino Unido Humphry Davy a comienzos del siglo XIX, apunta Edwards. Posteriormente, utilizaron la jeringa para conformar gotas de la mezcla metálica y las expusieron a pequeñas porciones de vapor de agua. El agua se condensó sobre cada gota, conformando una capa con un espesor de una décima de micra. Entonces, los electrones de la gota se difundieron inmediatamente en el agua (junto con ciertos iones metálicos positivos) y, en pocos segundos, la capa de agua se retornó dorada. Los experimentos hechos en un sincrotrón de Berlín confirmaron que la capa dorada mostraba las características que cabía aguardar del agua metálica.