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CUENTOS

El patito feo
Todos esperaban en la granja el gran acontecimiento. El
nacimiento de los polluelos de mamá pata. Llevaba días
empollándolos y podían llegar en cualquier momento.
El día más caluroso del verano mamá pata escuchó de repente…
¡cuac, cuac! y vio al levantarse cómo uno por uno empezaban a
romper el cascarón. Bueno, todos menos uno.

- ¡Eso es un huevo de pavo!, le dijo una pata vieja a mamá pata.


- No importa, le daré un poco más de calor para que salga.

Pero cuando por fin salió resultó que ser un pato totalmente
diferente al resto. Era grande y feo, y no parecía un pavo. El resto
de animales del corral no tardaron en fijarse en su aspecto y
comenzaron a reírse de él. 

- ¡Feo, feo, eres muy feo!, le cantaban

Su madre lo defendía pero pasado el tiempo ya no supo qué decir.


Los patos le daban picotazos, los pavos le perseguían y las gallinas
se burlaban de él. Al final su propia madre acabó convencida de que era un pato feo y tonto. 

- ¡Vete, no quiero que estés aquí! 

El pobre patito se sintió muy triste al oír esas palabras y escapó corriendo de allí ante el rechazo de todos.
Acabó en una ciénaga donde conoció a dos gansos silvestres que a pesar de su fealdad, quisieron ser sus
amigos, pero un día aparecieron allí unos cazadores y acabaron repentinamente con ellos. De hecho, a punto
estuvo el patito de correr la misma suerte de no ser porque los perros lo vieron y decidieron no morderle. 

- ¡Soy tan feo que ni siquiera los perros me muerden!- pensó el pobre patito.

Continuó su viaje y acabó en la casa de una mujer anciana que vivía con un gato y una gallina. Pero como no
fue capaz de poner huevos también tuvo que abandonar aquel lugar. El pobre sentía que no valía para nada.

Un atardecer de otoño estaba mirando al cielo cuando contempló una bandada de pájaros grandes que le dejó
con la boca abierta. Él no lo sabía, pero no eran pájaros, sino cisnes. 
- ¡Qué grandes son! ¡Y qué blancos! Sus plumas parecen nieve .

Deseó con todas sus fuerzas ser uno de ellos, pero abrió los ojos y se dio cuenta de que seguía siendo un
animalucho feo. 

Tras el otoño, llegó el frío invierno y el patito pasó muchas calamidades. Un día de mucho frío se metió en el
estanque y se quedó helado. Gracias a que pasó por allí un campesino, rompió el frío hielo y se lo llevó a su
casa el patito siguió vivo. Estando allí vio que se le acercaban unos niños y creyó que iban a hacerle daño por
ser un pato tan feo, así que se asustó y causó un revuelo terrible hasta que logró escaparse de allí. 

El resto del invierno fue duro para el pobre patito. Sólo, muerto de frío y a menudo muerto de hambre también.
Pero a pesar de todo logró sobrevivir y por fin llegó la primavera.

Una tarde en la que el sol empezaba a calentar decidió acudir al parque para contemplar las flores, que
comenzaban a llenarlo todo. Allí vio en el estanque dos de aquellos pájaros grandes y blancos y majestuosos
que había visto una vez hace tiempo. Volvió a quedarse hechizado mirándolos, pero esta vez tuvo el valor de
acercarse a ellos.

Voló hasta donde estaban y entonces, algo llamó su atención en su reflejo. ¿Dónde estaba la imagen del pato
grande y feo que era? ¡En su lugar había un cisne! Entonces eso quería decir que… ¡se había convertido en
cisne! O mejor dicho, siempre lo había sido.

Desde aquel día el patito tuvo toda la felicidad que hasta entonces la vida le había negado y aunque escuchó
muchos elogios alabando su belleza, él nunca acabó de acostumbrarse.
Los tres cerditos
Había una vez tres hermanos cerditos que vivían en el bosque. Como el malvado lobo siempre los
estaba persiguiendo para comérselos dijo un día el mayor:

- Tenemos que hacer una casa para protegernos de lobo. Así podremos escondernos dentro de ella
cada vez que el lobo aparezca por aquí.

A los otros dos les pareció muy buena idea, pero no se ponían de acuerdo respecto a qué material
utilizar. Al final, y para no discutir, decidieron que cada uno la hiciera de lo que quisiese.

El más pequeño optó por utilizar paja, para no tardar mucho y poder irse a jugar después.

El mediano prefirió construirla de madera, que era más resistente que la paja y tampoco le llevaría
mucho tiempo hacerla. Pero el mayor pensó que aunque tardara más que sus hermanos, lo mejor
era hacer una casa resistente y fuerte con ladrillos.

- Además así podré hacer una chimenea con la que calentarme en invierno, pensó el cerdito.

Cuando los tres acabaron sus casas se metieron cada uno en la suya y entonces apareció por ahí el
malvado lobo. Se dirigió a la de paja y llamó a la puerta:

- Anda cerdito se bueno y déjame entrar...

- ¡No! ¡Eso ni pensarlo!

- ¡Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré!

Y el lobo empezó a soplar y a estornudar, la débil casa acabó viniéndose abajo. Pero el cerdito echó
a correr y se refugió en la casa de su hermano mediano, que estaba hecha de madera.

- Anda cerditos sed buenos y dejarme entrar...

- ¡No! ¡Eso ni pensarlo!, dijeron los dos

- ¡Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré!

El lobo empezó a soplar y a estornudar y aunque esta vez tuvo que hacer más esfuerzos para
derribar la casa, al final la madera acabó cediendo y los cerditos salieron corriendo en dirección
hacia la casa de su hermano mayor.

El lobo estaba cada vez más hambriento así que sopló y sopló con todas sus fuerzas, pero esta vez
no tenía nada que hacer porque la casa no se movía ni siquiera un poco. Dentro los cerditos
celebraban la resistencia de la casa de su hermano y cantaban alegres por haberse librado del
lobo:

- ¿Quien teme al lobo feroz? ¡No, no, no!

Fuera el lobo continuaba soplando en vano, cada vez más enfadado. Hasta que decidió parar para
descansar y entonces reparó en que la casa tenía una chimenea.

- ¡Ja! ¡Pensaban que de mí iban a librarse! ¡Subiré por la chimenea y me los comeré a los tres!

Pero los cerditos le oyeron, y para darle su merecido llenaron la chimenea de leña y pusieron al
fuego un gran caldero con agua.

Así cuando el lobo cayó por la chimenea el agua estaba hirviendo y se pegó tal quemazo que salió
gritando de la casa y no volvió a comer cerditos en una larga temporada.
El dragón que escupía chocolate
Si piensas que todos los dragones son malos y que echan fuego por la boca,
te equivocas. Hace tiempo existió uno muy especial. No escupía fuego y
apenas podía volar. La verdad es que no escupía nada. Todo el mundo en su
pueblo se burlaba de él llamándole Llamaseca.

Aunque un día la historia cambió. Cuando se hizo mayor decidió armarse de


valor y salir a explorar el mundo. Puede que no pudiera ni tostar unas
simples almendras, ni elevarse dos palmos del suelo con sus débiles alas.
Pero estaba tan harto de tantas burlas que lo que no podía era aguantar ni un
minuto más a aquella pandilla de maleducados. Y se fue. 

Caminó y caminó sin mirar atrás durante varios días por el Bosque Negro que
rodeaba la Tierra de los Dragones hasta que llegó a un claro donde no había
nada más que hierba verde. El dragón se quedó asombrado mirando aquella
hierba. Jamás se había imaginado que de la naturaleza pudieran brotar
colores tan hermosos. Era lógico que nuestro amigo no hubiera visto nunca
algo así, ya que sus vecinos incendiarios lo arrasaban todo en sus prácticas
de vuelo.

Mientras miraba embelesado aquel milagro de la vida apareció una viejecita


que parecía salir de la nada. Sí, la típica viejecita de los cuentos, esa que
nunca sabes si va a ser buena o va a ser mala, y que siempre imaginamos
con pinta de bruja. 

- Amigo dragón, ¿qué miras con esa cara de asombrado?- preguntó la vieja.
- Miro los colores del campo- respondió el dragón-. Nunca los había visto.
- Y, ¿por qué no los quemas?- insistió la buena señora, a ver si lo provocaba.
- Porque no puedo -dijo el pobre dragoncito, con cara de pena-. No tengo
fuego en mi garganta, ni fuerza para volar, ni nada que merezca la pena.

Entonces, la vieja bruja le miró a los ojos fijamente, estudiando la


profundidad de su mirada. Después de un rato observando a aquel dragón le
dijo, muy seria:

- A ti lo que te pasa es que te falta valor para intentarlo. ¿Hace cuánto


tiempo que no das un salto e intentas volar?

El dragón la miró sorprendido. Descubrió que jamás había intentado volar


alto, que sólo agitaba las alas un poquito, pero sin ponerle empeño ninguno.
¿Para qué iba a intentarlo, si ya sabía él que no podía? Toda la vida se había
pasado el pobre escuchando que no podía volar. ¿Cómo iba a saber él más
que el resto de dragones?

- Muy bien, amigo dragón -dijo la anciana. Te propongo un trato. Si tú


consigues volar hasta lo alto de aquella montaña y me traes un huevo del
águila calva que allí vive yo te devolveré el don de escupir fuego, un fuego
voraz que arrasará con todo lo que se encuentre a tu paso.

El dragón no podía creer lo que oía. Sólo tenía que hacer un pequeño
esfuerzo y podría ser tan malvado como los demás. Cogió carrerilla y, cuando
iba a dar el salto…
- Espera un momento -dijo el dragón parando en seco-. ¿Para qué quieres tú
ese huevo? 
- ¡Y a ti que te importa, dragón entrometido! -respondió la vieja, furiosa -.
Vete volando a por ese huevo o jamás recuperarás tu dichoso fuego.
- ¿Sabes qué te digo bruja? -dijo el dragón, con cara de pocos amigos-. Que
no quiero tu fuego. Yo no quiero arrasar los campos ni quemar los bosques.
No quiero que la gente me odie por destruir lo que más aman. Sólo quiero
disfrutar de la belleza de la vida y encontrar gente que me quiera y no gente
que me quiera ayudar por interés como tú.

L a vieja, tras oír estas


palabras, entró en cólera. Empezó a conjurar un hechizo que hizo que se
oscureciera el sol y que se apagara el color de las flores. 

El dragón, asustado, echó a correr tan rápido que cuando se quiso dar cuenta
estaba volando. 
‘’’’’’’’’’’’’’
- ¡Puedo volar! -gritó a los cuatro vientos.

Después de varias horas de vuelo, el dragón estaba agotado. Cuando aterrizó


pensó que, si había podido volar, también podría hacer otras cosas. Pero no
quería echar fuego por la boca, así que deseó muy fuerte hacer algo que
pudiera hacer al mundo más feliz. Entonces abrió la boca para escupir, a ver
qué salía. ¡Y salió chocolate! ¡Chorros de chocolate calentito, listo para tomar
con unos buenos churros!

Unos niños que pasaban por allí lo vieron, y corrieron a ver a aquel milagroso
dragón.

- Ven con nosotros a nuestro pueblo 


- Podrás vivir con nosotros y seremos todos muy felices.

Y así fue. El dragón se fue con los niños y fue recibido con los brazos
abiertos. Y como todos los días el dragón les daba chocolate calentito para
desayunar, ahora todo el mundo lo conoce como Llamadulce.

Timón, el pequeño jugador


Timón era un niño muy bajito que tenía diez años. Era tan bajito que en la
escuela tenía un pupitre más pequeño que el de los demás, se vestía con la
ropa de su hermano de seis años y usaba una bicicleta más chiquitita que las
de los niños de su edad. 

Nadie sabía por qué Timón no crecía más, pero a él no le importaba porque
ser bajito también tenía sus cosas buenas. Tan solo se sentía triste en el
colegio, donde todos los niños se burlaban de él.
Nunca querían jugar con él a nada y, en clase, cada vez que la profesora lo
llamaba se reían de él porque no llegaba a la pizarra y tenía que subirse a
una silla.

Timón muchas veces se sentía mal, porque sus compañeros no se daban


cuenta de que él no era el único diferente. Por ejemplo había otro chico que
era tan alto que podía tocar los árboles más altos con las manos, otro con
unas gafas enormes porque casi no veía y otro tan delgado que tenía que
darle dos vueltas al cinturón. Cada uno de los niños tenía alguna
característica diferente y eso lo hacía mucho más divertido, pero para los
niños lo único divertido era burlarse del pobre Timón. 

Un día, mientras estaban en el recreo, Timón estaba sólo comiéndose un


bocadillo y, cuando lo terminó, decidió hablar con sus compañeros para
preguntarles si querían jugar con él.
- Estamos jugando a las carreras. Tu, como tienes las piernas tan cortitas, no
puedes correr rápido – le dijo Manuel, el cabecilla del grupo

Timón se dio la vuelta y volvió a quedarse sólo hasta que, al día siguiente,
vio que sus compañeros jugaban al fútbol y se acercó para preguntar si podía
jugar con ellos.
- Timón, tu no vales para jugar al fútbol. ¡Contigo en el equipo perderemos
seguro! – le volvió a decir Manuel

Entonces, Timón se volvió a marchar solo a una esquina del recreo.

Esa misma tarde, su hermano se encontró una pelota de baloncesto y,


cuando llegó a casa, le dijo:
- Timón, ¡Mira lo que me he encontrado! ¿Quieres jugar al baloncesto
conmigo?

Timón, que no había jugado nunca al baloncesto, se puso muy contento. Los
dos hermanos empezaron a jugar, cuando, de repente, los dos se dieron
cuenta de que Timón encestaba todas las pelotas a la primera.

Resultó que Timón tenía muchísima fuerza en los brazos y podía encestar la
pelota desde la otra punta de la pista incluso.

Al día siguiente, los niños del colegio estaban jugando al baloncesto, así que
Timón, muy contento, se acercó para jugar con ellos.
- ¿Puedo jugar con vosotros? Soy muy bueno encestando la pelota 
- ¡Jajajajaja! Un niño tan pequeño como tú no puede jugar al baloncesto –
dijo Manuel
- ¡Sí que puedo! Y además lo hago muy bien. Déjame la pelota y te lo
demostraré. 

Pero Manuel se echó a reír y continuó jugando con sus amigos sin darle a
Timón la opción de intentarlo. 
T imón volvió a quedarse solo, pero,
justo en ese momento, levantó la cabeza y vio un cartel que anunciaba un
concurso de triples.

Timón no se lo pensó dos veces. Quería jugar y demostrar a sus compañeros


y especialmente a Manuel, que aunque fuera más bajito que los demás no se
merecía que le dejaran de lado.

Por fin llegó el concurso. Tenían que lanzar la pelota diez veces y ganaría el
que más balones encestara. Todos fueron probando pero nadie lograba hacer
un diez. Hasta que por fin llegó el turno de Timón.
- ¡Timón, con tu estatura no vas a encestar ni una! – le gritaban

Pero Timón se armó de valor y lanzó todas las pelotas sin fallar ni una. Fue el
primero en conseguir el diez y todos se quedaron boquiabiertos.

Timón ganó el primer premio y demostró a todos sus compañeros que ser
bajito no le impedía hacer las mismas cosas que los demás. Éstos se
disculparon por su comportamiento y nunca jamás volvieron a meterse con
él.

CHISTES
ANECDOTAS

LAS 5 ANÉCDOTAS MÁS


GRACIOSAS DE MIS VIAJES
Para romper un poco el hielo de tanto viaje he decidido contar las 5 anécdotas más
graciosas que me han pasado durante mi vida viajera y ya os aviso que soy lo más
patoso que os podéis encontrar así que tendría para llenar un libro entero pero aquí
tenéis mis TOP 5, jejejeje.
 
Fecha: Agosto 2000
Lugar: Salzburgo (Austria)

Anécdota: Estaba escuchando tranquilamente a la guía como


nos describía la Casa Natal de Mozar, de repente, me da por coger la mano de mi
novio que en “teoría” estaba detrás de mí y oigo una vocecilla como salida de
ultratumba diciendo: “perdona, pero creo que mi mano no es la que quieres coger”
me giro y TIERRA, TRÁGAME!!!! Allá estaba una adorable viejecilla plantada y mi
mano estaba enlazada a la suya así que podéis imaginar: yo roja como un tomate y
salí de allí lo más rápido que pude!!!!

 
Fecha: Noviembre 2006
Lugar: Pekín (China)

Anécdota: Para volver del Silk Market y cómo íbamos un


grupillo de 6 decidimos coger un taxi de estos piratillas que te llevan en una
furgoneta con los cristales tintados al estilo Jack Bauer de 24. El caso es que durante
el camino la mujer del conductor nos empieza a sacar calcetines y gallumbos de una
bolsa de basura diciendo que los vendía muy baratos así que ni cortos ni perezosos y
como somos muy consumistas allá que cargamos con un arsenal de ropa interior.
Acto seguido nos fuimos a cenar al Hard Rock Pekín. Cuando llega la cuenta,
pagamos y nos marchamos y detrás nuestro, una de las camareras persiguiéndonos,
gritando en chino cosas que no lográbamos descifrar, parecía la niña del exorcista. El
caso es que la furgoneta pirata nos había endiñado billetes falsos y nosotros,
pardillos todavía en la moneda del país no nos habíamos dado cuenta y se lo dimos a
la camarera para pagar la cena. Consecuencia: Nos tuvimos que tragar una moneda
que para mí la usaban para jugar al monopoli en algún país extraño porque fuimos a
cambiarla y no quisieron….

 
Fecha: Agosto 2008

Lugar: Urubamba (Perú)
Anécdota: En uno de mis múltiples puntazos que me dan
decidí apuntarme a una excursión en bicicleta por las Salinas de Maras en el Valle
Sagrado (Perú). Para poneros en antecedentes: el deporte y yo no nos llevamos
bien, digamos que mi actividad deportiva se limita a ir al gimnasio como máximo un
mes y medio al año y a jugar al Wii Sports en casa, así que imaginaros!!!!
En la primera cuesta ya estaba que no podía con mi alma y para postre el camino
estaba todo empedrado y peligroso así que ni corta ni perezosa agarré la bicicleta a
cuestas y en la primera carretera que vi paré a una furgonetilla que iba atestada de
gente y animalitos, endiñé la bici en la baca y me quedé esperando en el pueblo
tumbada a la bartola hasta que el resto de la expedición aparecieron hechos polvo,
eso sí, no me libré de las agujetas ya que al día siguiente tenía los brazos que no los
podía ni mover!!!!

Anécdota: Mientras estábamos en la estación de tren de


Osaka me entraron ganas de ir al baño a mear, cuando fui a tirar de la cadena:
HORROR!!!! Aquello parecía un panel de la nasa y todo estaba escrito en japonés.
Solución: Puse en marcha mis dotes de deducción, pensé para mí, vamos a ver, aquí
hay mogollón de botoncitos escritos en un idioma que no entiendo y como yo fijo que
hay un montón de gente que tampoco los entiende y hay un botón gordo resaltado
de color rojo y que pone en inglés PUSH así que esto debe ser para algo importante.
Ni corta ni perezosa y pensando que había escogido bien le doy al botoncillo rojo, de
repente empieza una sirena: ninoninonino….madreeeee!!!! ya la he liado!!!! Como ya
no tenía mucho que perder empecé a tocar todos los botones escritos en japo y allí
empezó a saltar agua, a sonar pajarillos, etc, etc… así que salí para fuera y todas las
japonesas que estaban espolvoreándose la cara con maquillaje se me quedaron
mirando, yo me dije: piernas para qué os quiero así que salí escopetada para fuera y
le dije a mi marido: corre!!! Él me pregunta: ¿has sido tú la de la alarma? No
necesitó una respuesta…lo peor: policías salían como champiñones de todos los lados
!!! Más tarde hablando con un chico japonés me dijo que seguramente habría
apretado la alarma antivioladores…

 Fecha: Agosto 2011

Lugar: Jaisalmer (India)

Anécdota: Visitando uno de los havelis de la ciudad me


puse a sacar una foto a la fachada, de repente oigo un ruidito misterioso de agua y
empiezo a notar cómo me salpicaba algo en las piernas. Para más detalles:
estábamos a más de 40 grados y hacía mucho bochorno. Pensé: qué guay, un poco
de agua fresquita. Total, me giro y me encuentro face to face con el culo de una
vaca gigante que se estaba quedando bien a gusto echando una meadilla y claro
está, el agua no era agua sino pis….

FABULAS

Fabula el Astrónomo
En un país muy lejano, donde la ciencia es muy importante para sus habitantes,
había un anciano astrónomo, le gustaba realizar el mismo recorrido todas las
noches para observar las estrellas.

Un día, uno de sus viejos colegas le dijo que había aparecido un extraño astro en el cielo, el anciano
salió de la ciudad para poder verlo con sus propios ojos. Muy emocionado estaba el astrónomo
mirando al cielo, no se dio cuenta que a pocos pasos de él había un agujero. Cuando se cayó al
agujero comenzó a gritar pidiendo ayuda.

Cerca del agujero pasaba un hombre, el cual se acercó hasta el agujero para ver lo que sucedía; ya
informado de lo que había ocurrido, le dijo al anciano:

"Te ayudaré a salir de ahí, pero ten mucho cuidado la próxima vez que salgas por un lugar que
desconoces, tienes que estar muy atento por donde caminas ya que te puedes encontrar con
cualquier cosa en el suelo."

Moraleja: Antes de lanzarse a la aventura, hay que conocer el lugar por el que se transita.

Fabula la Pulga y el Hombre


Un hombre disfruta de un buen sueño, cuando comenzó a sentir picazón por todo el
cuerpo. Molesto por la situación, buscó por toda su cama para ver qué era lo que les
estaba causando tanta molestia. Tras su búsqueda encontró a una minúscula pulga y le
dijo las siguientes palabras: 

- ¿Quién te crees que eres insignificante bicho, para estar picándome por todo mi cuerpo
y no dejarme disfrutar de mi merecido descanso?

- Contestó la pulga: "Discúlpeme señor, no fue mi intención molestarlo de ninguna manera; le pido por
favor que me deje seguir viviendo, ya que por mi pequeño tamaño no creo que lo pueda molestar
mucho." El hombre riéndose de las ocurrencias de la pulga, le dijo:
- Lo siento pequeña pulga, pero no puedo hacer otra cosa que acabar con tu vida para siempre, ya
que no tengo ningún motivo para seguir aguantando tus picaduras, no importa si es grande o
pequeño que pueda ser el prejuicio que me causes.

Moraleja: todo aquel que le hace daño a otra persona, debe estar dispuesto a afrontar las
consecuencias.

Fabula los 3 Pájaros en la Cerca


Habían tres pájaros montados en una cerca. De esos tres, dos decidieron volar muy lejos, mientras
que el otro decidió quedarse en la cerca donde estaban. ¿Cuantos pájaros quedaron?

Quedaron 3 pájaros.

Moraleja: Decidir algo no es suficiente. ¡Tienes que hacerlo!

Fabula el León y el Mosquito


Erase una vez un león, se encontraba muy tranquilo en la selva, cuando un mosquito muy
grande decidió hacerle la vida imposible.

"¡No creas que por ser más grande que yo te tengo miedo!", dijo el mosquito desafiando al
león, conocido como el rey de la selva.

Luego de esas palabras, el mosquito ni corto ni perezoso, empezó a zumbar le la cabeza al león
volando de un lado a otro, mientras que el león buscaba el mosquito como loco.

El león rugía de la rabia ante el atrevimiento del mosquito y a pesar de sus intentos por matarlo, el
mosquito lo picaba en diferentes partes del cuerpo, hasta que el león demasiado cansado se
derrumbó en el suelo.

El mosquito sintiéndose victorioso, retomó el camino por donde vino. En poco tiempo el mosquito se
tropezó con una tela de araña y vencido se vio también.

Moraleja: No existen nunca peligros pequeños, ni tropiezos insignificantes.

Fabula el Buen Tiempo y la Lluvia


“Nunca llueve a gusto de todos” así dice el refrán, y la historia que sigue parece darle la razón.
Había una secuela muy hermosa en un pueblo apartado. A la escuela iban tres perritos y
tresranitas. Ellos vivían muy cerca y eran buenos amigos. A menudo iban juntos a clase, eran
muy puntuales.

Muchas veces antes de llegar a la escuela peleaban. Si el día amanecía con lluvias las ranitas
se ponían felices, a diferencia de los perritos ya que se ponían rabiosos.

"¡Wiii! Que feliz estoy, nos daremos un buen baño en las charcas que la lluvia está formado." - Decía
una de las ranitas.

"Que feo es cuando llueve, es un día perdido para mi, me deprime tanto la lluvia. " - Dijo uno de los
perritos con una cara triste. 

Cundo el día amanecía soleado un con radiante sol, sucedía todo lo contrario; los perritos no se
cambiaban por nadie, se sentían felices. En cambio las ranitas estaban sin ánimos, ya que se
imaginaban el calor y la sequedad que iba a torturarlas. Sé que todos se estarán preguntando que día
estarían contentos los perritos y las ranitas. ¡Muy fácil! Los días que amanecían grises y fríos pero sin
lluvia, que pocosdías amanecía así.

Moraleja: Debemos aceptar la vida tal cual como se presenta, de esta manera nunca se sentirán
infelices.
ADIVINANZAS
 Pobrecito, pobrecito, todo el día sin parar y no
sale de su sitio. R. El reloj.

 ¿Quién es algo y nada a la vez? R. El


Pez.

 Es cómo una paloma blanca y negra, pero


vuela sin alas y habla sin
lengua. R. La carta

 Alto alto como un pino, pesa menos


que un comino. R. El Humo.

 En el mar no me mojo, en las brasas no me


quemo, en el aire no me caigo y me tienes en los
labios. R. La letra A
SUSTANTIVOS COMUNES
PERSONA

ANIMAL

MESA

SILLA
LÁPIZ

CASA
VALORES HUMANOS
VALORES ESTETICOS

Cuando dentro del estudio de la estetica, se toma en consideracion el estudio del concepto
de belleza, es forzoso el hacer notar la escala de valores existente en sus manifestaciones
de lo bello. Para esta escala de valores tomamos en cuenta la manifestación de lo bello a
partir de la perfeccion de sus cualidades esteticas. 

Utilizando el sentido comun, distingimos estos grados de belleza y sus conceptos afices:

-Lo gracioso

-Lo grandioso

-Lo elegante

-Lo sublime
-Lo ridículo

-Lo trágico
VALORES AXIOLOGICOS

POEMA A LA CEIBA
 
Erguida con gallardía
la ceiba, árbol nacional,
a primeras horas del nuevo día
eleva al cielo  su verde cantar,
y por eso mi espíritu levanto
para dedicarle mis versos
y mis acentos tersos.
 
Nuestro árbol nacional
-decía mi abuelo Juan-,
nos prodiga su sombra sin igual
y los quetzales a su seno van.
 
Y es que la ceiba con su sombra
a las alegrías nombra,
y no es de extrañar que una sinfonía
de sus ramas brote cada día.
  
2 POEMA A LA MONJA BLANCA
 
La Monja Blanca es un poema,
un tornasol, un  hermosísimo emblema,
y por eso a mi  sagrada Guatemala,
nadie se le iguala…
 
La Monja Blanca es una flor
salpicada de rocío y de amor,
y orgullosa nace, crece y persevera
en Guatemala, la tierra de la primavera.
 
3 POEMA AL QUETZAL
 
Quetzal, emblema de la libertad,
canto y verso de solidaridad;
yo te bendigo en mi numen,
porque para Guatemala eres lumen.
 
Tu bello plumaje verde y rojo
es un pentagrama místico que deshojo
en mis inspiraciones sencillas.
Quetzal, insignia de las albas semillas.
 

4 POEMA A LA BANDERA
 
Bandera de mi Guatemala
que ondeas con libertad,
te dedico mi canto de afabilidad,
porque eres un numen que engalana
el alma de la patria mía.
 
No oculto mi alegría
porque cada vez que pienso en ti
en mi alma de alhelí
un canto empapado de amor
te dedica su inmenso loor.
 
 
5 POEMA AL ESCUDO NACIONAL

Al centro de la Bandera Nacional


el Escudo de Armas de Guatemala
vive con su alegría de cristal
y por eso a nadie se iguala…
 
El Quetzal y el pergamino,
los rifles y las ramas de laurel
le señalan el verde camino
a Guatemala, con destino al vergel…
 

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