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La República de Platón.

 El concepto de justicia no se detiene en los actos eternos


del hombre, sino que regula lo interior del mismo, no permitiendo que ninguna parte de su
alma haga otra cosa que aquello que le es propio. 

Podemos decir entonces que la virtud de lo que es la justicia para platón, se da de dos


formas: 

Primera; la justicia en general, que es la virtud del orden. Es poner cada cosa en su sitio, lo
que es tratado por los pensadores como justicia cósmica u orden cósmico. 

Y Segundo; la justicia en sociedad, que es poner a cada ciudadano en su lugar social, según
su saber y el papel que puede y debe desempeñar. Luego de los planteamientos platónicos,
se hacen otra serie de avances sobre este complejísimo concepto, teniendo como referente a
su discípulo Aristóteles que, se refirió a la justicia como “darle a cada quien lo suyo”, de
esta manera, retomando un poco a las concepciones previas que se tenían sobre la justicia,
retornando a la senda de la democracia.

Para finalizar decimos que, la justicia entraña una significación ética fundamental


susceptible de ser definida porque, precisamente, no es definible de manera unívoca y con
independencia de la lucha política y del contexto social específico de su producción.

la justicia y nos dice que la justicia consiste en poseer y hacer lo que es propio de cada cual. Esto
quiere decir sin más que cada cual recibirá el equivalente de lo que produzca y ejercerá la función
para la que esté más capacitado. Un hombre justo será entonces aquel que se halle situado
justamente en el lugar que le corresponda, actuando lo mejor posible y retribuyendo a la
comunidad lo equivalente de lo que recibe.

Hans Kelsen

una descriptiva y otra evaluativa

el derecho, debe estar separado de consideraciones de tipo emotivo, subjetivo y, en todo caso,
personalísimo
el derecho no es un hecho, sino que es un sistema normativo - el derecho no es un hecho, sino que
es un sistema normativo

valores relativos que rigen de forma exclusiva la vida de quien construye esos valores ‒de ahí su
acercamiento a las doctrinas emotivistas‒. “En último término, deciden nuestro sentimiento,
nuestra voluntad, no nuestra razón; el elemento emocional de nuestra conciencia, no el racional

“El punto de vista según el cual los principios morales constituyen sólo valores relativos no
significa que no sean valores. Significa que no existe un único sistema moral, sino varios, y que hay
que escoger entre ellos. De este modo, el relativismo impone al individuo la ardua tarea de decidir
por sí solo qué es bueno y qué es malo. Evidentemente, esto supone una responsabilidad muy
seria, la mayor que un hombre puede asumir. Cuando los hombres se sienten demasiado débiles
para asumirla, la ponen en manos de una autoridad superior: en manos del gobierno, o, en última
instancia, en manos de Dios. Así evitan el tener que elegir. Resulta más cómodo obedecer una
orden superior que ser moralmente responsable de uno mismo. Una de las razones más poderosas
para oponerse apasionadamente al relativismo es el temor a la responsabilidad personal. Se
rechaza el relativismo y, todavía peor, se le interpreta incorrectamente, no porque sea poco
exigente moralmente, sino porque lo es demasiado”.

toda acción reconoce una motivación para llevarla a cabo

La justicia es un valor que permite diferenciar lo que es jurídicamente valioso: lo justo, de lo que,
por no serlo, entraña el disvalor de la injusticia. La justicia es un valor esencialmente humano y
social, lo primero, porque sólo puede predicarse, con propiedad, respecto de las acciones de los
hombres. La justicia implica una relación deóntica, es decir, entraña un "deber ser" y precisamente
lo que caracteriza a las acciones humanas es la tensión entre el "ser" y el "deber ser". Por lo tanto,
representa un valor, un ideal de comportamiento al que las personas "deben" tender, pero sin que
por ello implique que todas las acciones humanas sean necesariamente justas. Se dice que la
justicia es un valor social, ya que se refiere a comportamientos o actos de una persona que afectan
a otras. La justicia exige la concurrencia de al menos dos sujetos y la existencia de relaciones entre
ellos, circunstancia que al igual que la utilidad, la belleza o la bondad, son siempre acciones
humanas referidas a otros1 2 •

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