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Limita por el Norte con el Golfo de Paria y Mar Territorial de por medio

República de Trinidad y Tobago, por el Sur con el Estado Bolívar, por el


Océano Atlántico, por el Sudeste con la República de Guyana y por el Oe
Estado Monagas. Por el Sur limita con el Estado Bolívar.

Comprende una extensión geográfica de 40.200 Km2 y está fraccionada


divisiones político-administrativas municipales. Posee la mayor reserva C
de América Latina. Produce arroz y tiene gran capacidad para la cría de
bufalino, la existencia de los Castillos de Guayana en áreas geográficas d
convierten en uno de los Estados del Oriente venezolano más atractivos
Turismo histórico.
 
  Dentro de la inmersa red de caños que formare el Delta existen zonas c
atractivos ecológicos inigualables.

La existencia de indígenas en su hábitat, la navegabilidad de la mayor pa


caños, la posibilidad de tener un contacto directo con el paraíso, hacen d
Estado su parada obligada para disfrutar de las maravillas de la naturale

Capital: Tucupita 41.117 hab (1990) – 54.687 hab (1995)

Capital del Estado Delta Amacuro y del Municipio Tucupita, fue fundada
por gente oriunda de la isla de Margarita. Esta ciudad experimentó un gr
partir de 1933 gracias a la explotación petrolera que se mantuvo hasta c
de la década de 1960.

Tucupita concentra el 76.5% de la población del estado. Está situada a 1


costa sobre la orilla oriental del caño Mánamo, donde empalma con el peq
Tucupita, que corre en dirección este y desemboca en el Atlántico.

Distancia a la ciudad de Caracas, capital del país es de 730 km.

Árbol Emblemático: El Mangle Rojo. Rhizophora mangle L.

Constituye una fuente de riqueza por el valor de su madera que, por su g


tamaño, se utilizan como pilotes de muelle en la fabricación de vigas, vig
durmientes y como madera de construcción en general; las sustancias tá
sus hojas y corteza se utilizan en la curtiembre de pieles. 
Las otras Poblaciones del Estado: Tucupita, Antonio Díaz, Pedernales y
Casacoima.

Porcentaje del Territorio Estadal: Tiene una superficie de 40.200 Km2


un 4,60 % del territorio nacional, (es el octavo Estado con mayor superf
país).

Población: 84.564 hab (1990) – 114.390 hab (1995)

La densidad demográfica del Delta oscila entre 120 y 150.000 habitante


  concentrándose mayormente en la Capital del Estado (Municipio Tucupit
  es el Municipio donde se concentran los servicios públicos.

La desembocadura del Orinoco fue descubierta en 1500 por Vicente Yáñ


navegada por primera vez en 1501 por Diego de Ordaz. La ocupación del
su delta fue tardía. Tucupita es la capital del estado y la principal ciudad
estado, con 57.047 habitantes (según estimaciones para 1996). Otros ce
urbanos son Curipito, Curiapo, Macareito y Macareo. Delta Amacuro tien
población de 110.800 habitantes y una densidad de 2,75 hab/km2. Exist
15.000 indígenas waraos que viven en viviendas construidas sobre el lago
denominadas palafitos.

Clima: Temperatura Media Anual (Max-Min) Entre 26º y 28º Celsius.


Economía: La economía del estado está dominada por la pesca y reciente
la actividad agropecuaria, especialmente la explotación de ganado de car

En Tucupita, su capital, funciona una refinería petrolera. 

La actividad turística se encuentra por debajo de su potencialidad, pues


dificultades ocasionadas por la geografía del territorio no han sido subs

La industria doméstica de los Warao incluye la fabricación de cera con la


iluminan las casas.   
 
  Otra actividad es la extracción del aceite de las semillas del tártago, de
propiedades curativas. Preparan el aceite de sasafrás, que también tiene
medicinales; así como el de seje, una palmera cuyo aceite no sólo tiene p
curativas, sino que es tan bueno como el aceite de oliva para freír alimen

La economía se basa en el cultivo de plátanos, yuca, maíz, arroz, caraota


combinado con la pesca y la ganadería. 

También se extrae petróleo procesado en la refinería de Tucupita y exis


yacimientos de bauxita. La escasa red vial existente convierte a los ríos
verdaderos caminos de agua

Productos Principales:

Agropecuarios: Arroz, maíz, ganado de carne bovino y porcino, aves, coc


yuca, piña, palmito.

Industriales: Productos refinados del petróleo.

El Caño Macareo ==

Es el Brazo de mayor longitud y uno de los más importantes que conforman el Delta del
Orinoco, especialmente, desde que el Caño [[Warao|Manamo]] fue cerrado para construir
una vía hacia Tucupita, la capital del Estado Delta Amacuro. Es por ello que también ahora
es uno de los brazos del Delta más importantes por su caudal, después de la Boca Grande
(Río Grande) o Boca de Navíos. El ruido del oleaje en su desembocadura o '''macareo''' es
muy intenso debido a las mareas y ya fue notado durante el tercer viaje americano de Colón
(el primero a Tierra Firme americana), tal como se indica en la obra más importante de
Pablo Vila, ''Geografía de Venezuela'': ''El día 1º de agosto de 1498, cuando Colón, en su
tercer viaje, costeaba la isla de Trinidad por el sur, rumbo al golfo de Paria, vio por primera
vez tierra del continente sudamericano. Era un saliente del Delta del Orinoco, que
corresponde actualmente a la Punta Bombeador, accidente avanzado entre los brazos
Mariusa y Macareo. La abundancia de aguas dulces en aquel mar, le hizo suponer que
provenía de un gran río procedente de "tierra infinita". No quedaba descubierto el Orinoco,
pero se entrevió su existencia'' ([[Pau Vila|VILA, Pablo]], 1960, T. 1, p. 264). Y el mismo
Colón, en la carta de su tercer viaje señala: ''Cuando yo llegué a esta punta del Arenal, allí
se hace una boca grande de dos leguas de Poniente a Levante, la isla de la Trinidad con la
tierra de Gracia… Fallaron siempre cinco brazas de fondo y el agua muy dulce… y
entonces conjeturé que los hilos de la corriente y aquellas lomas que salían y entraban en
estas bocas con aquel rugir tan fuerte, que era pelea del agua dulce con la salada… no creo
que se sepa en el mundo de río tan grande y tan fondo'' (DE LEÓN y RODRÍGUEZ DÍAZ,
1976, p. 22). Evidentemente "'''ese rugir tan fuerte'''", hacía referencia al fenómeno del
macareo en las aguas oceánicas próximas a la desembocadura, no por la acción del mar
sobre el río, sino por el fenómeno inverso, el de las aguas represadas al salir hacia el mar
abierto.
Los Warao pierden el país de agua
El universo de la etnia era el moriche, la pesca, el conuco, la madera
tallada. Pero el cierre de caño Mánamo, la exploración petrolera, la
explotación de manaca y la imposición de costumbres hirió a esa cultura.
El Censo Indígena de 1992 contó a 23.957 waraos; decenas de ellos han
sido empujados a la mendicidad en ciudades como Caracas y Valencia
Vanessa Davies
Caño Mánamo, estado Monagas

Risa es risa en cualquier idioma, pero la de Hilaria es como una noche sin estrellas: le
faltan todos los dientes delanteros. La de Juana no parece mejor: una pieza blanca
alterna con un espacio negro en una distribución determinada por la ausencia del
odontólogo. Las dos viven en Winamoruina, un Fotos JESÚS CASTILLO
poblado que para alguien de la ciudad estaría ubicado Habrá un relanzamiento de las
en la mitad de la nada, pero que para los warao es la escuelas bilingües
tierra de sus ancestros próxima a caño Mánamo
(estado Monagas). La dentadura incompleta no es un rasgo de las personas de
Winamoruina (nombre que se traduce como “donde hay bastante manaca”). Legón
Aponte es de San José de Buja (a varias horas de distancia), y en su boca de 42 años
de edad brilla una gran ausencia. “Me sacaron casi todo porque me dolía”, admite
Legón, como un pecado.
En ninguno de los janocos (viviendas autóctonas) se concibe un mundo sin moriche, el
“árbol de la vida” de esta cultura enraizada en las aguas dispersas del delta del
Orinoco (warao podría llevarse al castellano como “gente de canoa”). La enumeración
de Legón es extensa: “Del moriche sacamos de todo: madera, chinchorros, mecates,
alpargatas, cestas, la fruta, una harina (yuruma) para hacer pan, los gusanos”. Sí. Los
gusanos, crudos o cocinados, que constituyen parte fundamental de la alimentación
indígena igual que las hamburguesas lo son de la rutina urbana. Ni la transculturación
le ha arrebatado a niños y adultos guaraúnos el placer de chupar una semilla de
moriche.
Otros árboles son también sus compañeros. Con temiche fabrican el techo de las
casas; con varas de mangle, la armazón. En madera de sangrito tallan los pájaros y las
toninas, que adquieren los extranjeros. Pero la avaricia de la industria de la extracción
de manaca para obtener yaba kava (palmito) está acabando con su hábitat en Monagas,
y a cambio de cuatro lochas: a María, una adolescente indígena, le pagan menos de 60
bolívares por cada cogollo. Aún así, sigue “palmizando”. María es, probablemente,
uno de los 23.957 warao contabilizados oficialmente en el Censo Indígena de 1992.
Dioses de otros
 
En el janoco de Francisco huele a pescado y a plátano asados; uno de los pocos
retazos de la dieta antigua basada en los frutos del conuco (ocumo chino, yuca) y los
crustáceos, ya que la leche, la harina y el azúcar –por no hablar del licor- han ido
adueñándose de las comidas. De los troncos cuelgan los chinchorros tejidos con fibras
sintéticas; los de palma de moriche quedaron para la artesanía que se ofrece a los
turistas. A Francisco y a su familia no les gusta hervir el agua, porque piensan que
pueden enfermarse si no beben directamente del caño (el mismo caño donde orinan y
defecan); únicamente se atreven a probar la lluvia. Ironía: con tanta agua cerca, y sin
agua potable para calmar la sed.
Para entrar al hogar de Francisco, abierto a los manglares y al cielo, se sortea un
puente de troncos. No se requiere ser un experto en selva para saber que es una vía en
la que los pies sin zapatos se entienden bien con la madera. Pero hay necesidades
creadas, y Juana lamenta no tener dinero “ni para comprarme un calzado”. Si hasta los
janocos fueron sustituidos por bloques en sitios como Yabinoco.
De la ropa tradicional sólo sobrevive el relato de los antropólogos; la bata sin mangas
de las mujeres, el guayuco de los hombres, el andar descalzos. Ahora se usan los
vestidos, los pantalones, las camisas de los criollos (blancos). Francisco Villarroel,
comisario de Winamoruina, solicita que le regalen dinero para varios tanques de
gasolina (la compra a 200 bolívares el litro; más del triple que en Caracas) y un corte
de tela para su mujer. Como maestra, Marta Malavé nada contra la corriente; no ha
podido graduarse, y sus 130 alumnos escuchan la misma clase en castellano y en
warao sea cual sea el nivel y con limitaciones (la expresión “otra vez” se convierte, en
sus manos, en “otrave”). Sin cuadernos, sin pupitres, sin pizarrón, sin lápices y sin
oportunidad de continuar estudiando más allá de las sumas y las restas y el abecedario,
no es raro que los niños abandonen el “colegio” (una casa comunitaria) por el hambre.
Ya no es suficiente la fruta puesta a remojar por varios días en el barro del caño, como
acostumbran hacerlo en la población de Santo Domingo. Marta ha parido cinco hijos,
y cuando se le pregunta si sabe lo que es un anticonceptivo, se le termina la risa y
responde: “Eso es cosa de hombres”. Poco o nada conserva de su religión: ahora,
como consecuencia de la labor de unos misioneros, es evangélica sin templo, al igual
que muchos otros. Y si los guaraúnos no son evangélicos, son católicos.
Los warao están mal en su tierra y mal en la “civilización”. Un estudio del Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas demostró que los indígenas pasaron de
recolectores y pescadores a peones mal pagados, como consecuencia del taponamiento
de caño Mánamo por un dique. El cierre de la vía fluvial, obra impulsada por la
Corporación Venezolana de Guayana en la década de los años sesenta, alteró el
desagüe del río Orinoco y canalizó mayor volumen de líquido a la Boca Grande, con
el fin de permitir la navegación de grandes barcos. La diarrea, las afecciones
respiratorias, los vómitos, la desnutrición, el paludismo y la tuberculosis son otros
habitantes de estas comunidades. ¿Y los médicos? “Los médicos están a muchos
tanques de distancia”, sentencia Marta. La salud de esta gente depende de la salud del
agua; y la salud de los caños ya no es la misma.
 
Expulsados de su territorio
 
La encrucijada de los warao está tristemente clara para el antropólogo Horacio Biord,
representante de la Dirección de Asuntos Indígenas del Ministerio de Educación. “La
de ellos”, admite, “es una de las peores situaciones de Venezuela, porque hay un
proceso de degradación ambiental y contaminación que arranca en gran escala con el
cierre del caño Mánamo, la presencia de empresas de palmito y la exploración y
explotación petrolera”. El equilibrio ambiental de Mánamo se rompió. “Ingresaron
aguas saladas que salinizaron la zona, y eso hizo que gran cantidad de warao se
desplazaran, porque no podían sembrar y porque se acabó la pesca”.
Para Biord, 3 hitos echaron la suerte de esta etnia: la edificación de una casa indígena
en Tucupita (Delta Amacuro), concebida hace alrededor de 20 años como un hotel de
tránsito, “que devino en problemas de hacinamiento, insalubridad, inseguridad”; el
éxodo a Barrancas y San Félix a mediados de los 90, “para deambular en los
basureros, como mendigos”; y la gran migración a Caracas, Maturín y Valencia para
pedir limosna. En la publicación electrónica Mujeres en Red, una activista warao lo
definió así: “Nuestra cultura desaparece para dejar paso a la cultura del petróleo; así
aparece el alcohol, la prostitución, enfermedades raras, violaciones, etc”.
Las misiones católicas y evangélicas, lamenta Horacio Biord, facilitaron el desarraigo.
“Imagínate que te digan: ‘No te puedes vestir así, deja esta costumbre, cásate de esta
forma’. Eso es un lavado de cerebro”. Parte de esa pérdida del pasado se evidencia en
lo que el vocero del Ministerio de Educación engloba como “las necesidades creadas”:
ropa, zapatos, aceite, harina, azúcar. “No es que no tengan derecho a acceder a esos
recursos”, aclara, “pero no fue algo que ellos decidieron; sino un cambio social
impuesto”. Cambio que incluyó la introducción de afecciones como dengue o cólera.
Reconocer a los warao la propiedad sobre su hábitat sería el primer escalón para que
no desaparezcan. El ministerio se ha centrado en mejorar la parte asistencial con la
formación intercultural de personal (que combinará la sabiduría de los shamanes y las
ventajas de la medicina alopática), y el relanzamiento de las escuelas de dos idiomas;
pero no existe -admite el antropólogo- un proyecto para socorrer a quienes se dedican
a la mendicidad en Caracas. Por instrucciones del presidente Chávez, los ministerios
de Salud y Ambiente, el proyecto Delta 2000 y la gobernación del Estado deben
acometer un plan único de atención integral. ¿Será demasiado tarde para que esta
sociedad les diga a los warao un sincero jiobone (te quiero)?

PUEBLO WARAO
En peligro de desaparecer
Por: Geraldine Díaz

Sacrificar las etnias a cambio del llamado "desarrollo económico" que nunca
encontramos, es un desconocimiento de los derechos humanos de los
indígenas.

La población indígena Warao asentada en el Delta del Orinoco está sufriendo el impacto
ocasionado por la pérdida y contaminación de su hábitat y de la biodiversidad asociada a
sus medios de subsistencia tradicionales producto de la actividad petrolera en Delta
Amacuro, la cual va en ascenso ante los nuevos convenios de exploración y explotación
que el Estado Venezolano está negociando con la apertura petrolera.
Tal aseveración fue hecha por la Dra. Lucía Antillano, Presidenta de la Comisión de
En la ciudad donde vivo, numerosos edificios tienen sistemas de calefacción central, que son
alimentados mediante leña o por combustibles fósiles. ¿Es eso perjudicial para el medio ambiente? En
caso afirmativo, ¿en qué medida lo afecta?
Gustavo Rodríguez, Montevideo, Uruguay.

Efectivamente, las combustiones con combustibles fósiles y con leña son muy perjudiciales para el medio
ambiente, puesto que generan una serie de componentes tóxicos tales como CO2, generan también material
particulado que es el que nosotros respiramos, que entra por los alvéolos pulmonares generando diversos
efectos en la salud, desde impactos mutagénicos hasta alergias, asfixias.

Por lo tanto, estamos hablando de fenómenos muy complejos que tienen que ser resueltos por las autoridades
para que no se propugne el uso de combustibles fósiles ni de leña en las calefacciones centrales de los
edificios de las casas.

¿Qué tan malo puede ser para la salud de los trabajadores de oficina que utilizan sistemas de aire
acondicionado, las bacterias o virus que se generan en la retención de agua para enfriar o calentar el
aire de la oficina?
Tomás Molina Canales, Santiago de Chile, Chile.

Lo que se ha dicho es que por los ductos, en el caso que exista una ventilación centralizada, puede
transmitirse una serie de enfermedades, virus que están incorporándose, viajando por estos ductos.

En el caso de aires acondicionados individuales, el problema que éstos tienen es que muchos de ellos están
refrigerados con los gases que degradan la capa de ozono. Entonces están generando impacto sobre la salud
de los trabajadores y también sobre el medio ambiente.

En Bolivia existe la tradición de que cada familia haga una fogata durante la noche de San Juan para
quemar ritualmente lo malo. Pese a la prohibición oficial, la quema sigue año tras año. ¿Cómo puede
llevarse a cabo una campaña educacional para frenar este desastre ecológico? ¿Es tan contaminante
esta tradición?
Fernando, La Paz, Bolivia.

Habría que ver qué capacidad de carga tiene este ecosistema para resistir estas miles de fogatas.
Probablemente si son muchas y si están concentradas en un período de tiempo, eso sí está generando
contaminación.

Pero si es una vez al año, el impacto que eso tiene en la salud y en el medio ambiente es por supuesto mucho
menor que si esto fuese un ritual que se hiciera todos los días.

Ahora, para educar a la población, lo mejor es, sin lugar a dudas, el trabajo con los niños. Nosotros creemos
que hay que empezar con los jóvenes desde la más tierna infancia para inculcarles los valores de la
sustentabilidad.

Sin ser un ecologista, pesimista, ni un industrial progresista, ¿se puede producir realmente sin dañar el
medio ambiente?
Enrique Loyola Echeverría, Lima, Perú.

Sí, se puede producir sin dañar el medio ambiente. Para ello hay una serie de medidas de precaución,
mitigación y anticipación, que permiten que antes de emprender un determinado proyecto, se tomen todas las
providencias necesarias, para que ese proyecto se ejecute en las mejores condiciones posibles sin alterar el
medio ambiente.
Nosotros creemos que es factible que la sociedad, sobre todo en los países del sur, puedan producir más
bienes para satisfacer las necesidades de la población, pero dentro de un marco normativo que permita
aumentar la producción sin dañar el medio ambiente.

De lo contrario, lo que se va a hacer es consumir estos recursos ahora y las relaciones futuras se van a ver
enfrentadas a serios problemas de producción.

Soy técnico superior forestal y me gustaría saber si la contaminación industrial puede acelerar más la
desertificación y la destrucción del planeta, o la deforestación de los bosques tropicales.
Irving Borda Pinto, Santa Cruz, Bolivia.

La contaminación ambiental sin lugar a dudas tiene un impacto sobre el ecosistema y muchas veces esta
contaminación es precisamente porque se autorizan talas de especies forestales que son muchas veces las que
están ayudando a disminuir la contaminación.

Por lo tanto, el fenómeno de la contaminación industrial va ligado a otros impactos ambientales como la
desertificación, etc.

Me preocupa la excesiva contaminación de las aguas del caño Manamo, afluente del Río Orinoco, por el
vaciado directo de aguas servidas. ¿Me puede orientar sobre políticas que puedan establecerse con el
gobierno ante esta problemática?
José Medrano, Tucupita, Venezuela.

La contaminación con aguas servidas es un problema de salubridad y también un problema ambiental.


Muchas enfermedades enteropáticas se transmiten por el agua, como el cólera, la hepatitis, etc. Por lo tanto es
muy importante que los países avancen en el saneamiento de sus aguas servidas.

Ahora, para lograr una mejor calidad de agua, obviamente hay que establecer normas de evacuación y plantas
de tratamiento que permitan tratar estas aguas antes de que se descarguen directamente en los cursos de agua.

Ambiente y Ordenación Territorial del Senado, quien se mostró muy preocupada ante esta
situación por la cual están atravesando los Waraos, que los ha obligado a dispersarse con la
consecuente desaparición de su cultura y del conocimiento tradicional asociado a estos
recursos biológicos y genéticos de gran importancia para Venezuela y el mundo.
El Delta del Orinoco está ocupado por ciénagas y pantanos, y en las costas y bordes de los
caños que surcan el área se encuentran zonas de manglares. El área se caracteriza por ser
hábitat de especies de flora acuática y terrestre, así como fauna de gran importancia a nivel
mundial por estar en peligro de extinción, tales como el caimán, la tortuga verde y el
manatí, y otras especies de igual importancia como las toninas, garzas, corocoras, martín
pescador, chigüires y babas. Todos estos recursos naturales, de una u otra forma serán
afectados por el proceso de Apertura Petrolera, si no toman en cuenta los correctivos
necesarios para su operación y ejecución.
Pese a que Venezuela cuenta con un ordenamiento jurídico que garantiza los espacios
vitales de los pueblos indígenas, fomentando su calidad de vida mediante un desarrollo
armónico y equilibrado con el ambiente e impidiendo la absorción de sus culturas
ancestrales "actualmente existen violaciones a las normativas legales producto de la
inoperancia de los organismos competentes para su cumplimiento" afirmó.
Entre estas normas existentes destacan la Ley de Reforma Agraria, que en su Art. 2
garantiza a la población indígena el derecho a "disfrutar las tierras, bosques y aguas, que
ocupen o les pertenezcan en los lugares donde habitualmente moran", así como se protege
la actividad agropecuaria de dichas comunidades. También existe el Convenio 107 de la
OIT, que reconoce expresamente en su Art. 11. la propiedad colectiva e individual de las
tierras tradicionales ocupadas por las poblaciones indígenas; la Ley Aprobatoria del
Tratado de Cooperación Amazónica de 1980, la Ley Penal del Ambiente, la Declaración de
Río de Janeiro, el Programa de la Agenda 21, el Reglamento Parcial de la Ley Orgánica de
Ordenación del Territorio sobre administración y manejo de Parques Nacionales y
Monumentos Naturales, y el Plan de Ordenación y Reglamento de Uso del Parque Nacional
Sierra de Perijá.
Desde hace varios años se han manifestado diversas situaciones, con motivo de la falta de
regulación de la propiedad y posesión de las tierras por parte de los indígenas, tal es el caso
de la masacre de los yanomamis en el Amazonas por los garimpeiros de Brasil; el despojo
que han sufrido las poblaciones yukpa y barí, asentadas en la Sierra de Perijá.
Según un informe de Provea, ONG dedicada a los derechos humanos, apenas el 17% de la
población indígena de Venezuela posee algún título de propiedad sobre sus tierras, y sólo el
1% posee títulos definidos, producto de la falta de expedición de títulos de propiedad
colectivos definitivos a las comunidades indígenas, el otorgamiento indiscriminado e
irracional de concesiones a empresas de explotación petrolera, minera y maderera que
involucran capital privado nacional y extranjero, la venta de terrenos en áreas de resguardo
que involucran capital privado nacional y extranjero, la venta de terrenos en áreas de
resguardo indígena a ganaderos y hacendados, y la falta de cedulación.
Asimismo, el Dr. Ricardo Colmenares, juez del tribunal VII Penal con sede en Cabimas,
Edo. Zulia, considera que es necesario tomar en cuenta el desarrollo tradicional indígena
como una manera distinta de conservación ambiental que contribuya a la diversidad
biológica. Igualmente la demanda de territorialidad por parte de las organizaciones
indígenas venezolanas debe asumir con mayor firmeza lo relativo a la protección de la
propiedad colectiva de las tierras ocupadas ancestralmente y de los recursos naturales, con
el subsiguiente control de estos espacios, sobre todo por la creciente, indiscriminada,
irracional e irrespetuosa explotación por parte de compañías nacionales y extranjeras,
públicas y privadas" afirmación compartida totalmente por la Comisión de Ambiente y
Ordenación territorial del Senado.

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