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Padres comprometidos, hijos

bendecidos
“Hubo en los días de Herodes… un sacerdote llamado Zacarías y su esposa… se llamaba
Elisabet. Y ambos eran justos delante de Dios, andando irreprensibles en todos los
mandamientos y ordenanzas del Señor. Y no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos
eran ya de edad avanzada. Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de
Dios… se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y
viéndole, se turbó Zacarías, y cayó temor sobre él. Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas;
porque tu oración ha sido oída, y tu esposa Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su
nombre Juan… Y será grande delante del Señor… y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el
vientre de su madre… Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y
mi esposa es de edad avanzada. Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy
delante de Dios; y soy enviado a hablarte y darte estas buenas nuevas. Y he aquí estarás mudo
y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creíste mis palabras, las
cuales se cumplirán a su tiempo… Y aconteció que cumpliéndose los días de su ministerio, se
fue a su casa… Y después de aquellos días concibió su esposa Elisabet…”, Lucas 1:5-24.
 Observa detenidamente el versículo 6: “Ambos eran justos delante de Dios, y
andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”. Otra versión
traduce el mismo versículo de la siguiente manera: “Los dos eran justos delante de Dios
y obedecían los mandatos y leyes del Señor de manera intachable” (VP).

El secreto de un matrimonio con futuro radica en la relación con Dios de cada uno de
sus miembros. Cuanto más cerca estén de Dios, más cerca estarán el uno del otro.
Imagina un triángulo en el que Dios está en la cúspide y los esposos en los vértices
inferiores. Ahora supone que cada uno de ellos progresa en su relación de amor con
Dios hacia la cima. La consecuencia natural es que ellos estarán más cerca el uno del
otro.

¡Muéstranos un matrimonio que crece en su relación con Dios y te mostraremos un


matrimonio con futuro!
 

Ahora compara los dos versículos siguientes:

“Un día en que al grupo sacerdotal de Zacarías le tocó el turno de oficiar delante de Dios”,
versículo 8 (VP).
“Dios ha oído tu oración, y tu esposa Isabel te va a dar un hijo…”, versículo 13 (VP).
 
¿Cuántos años oraron Elizabeth y Zacarías pidiendo un hijo? Sin lugar a dudas que
fueron muchos porque el pasaje bíblico señala que Elizabeth era anciana. Sin
embargo, “un día” recibieron su milagro. Llegó el día en que su oración fue
contestada. “Un día”, no cualquier día. “El día” en que Zacarías servía a Dios. ¿Es
casualidad que quién sirve a Dios reciba de manera abundante? ¿Es mera
coincidencia que el que sirve y obedece a Dios sea bendecido?
“Un día”, “el día de Zacarías”, podría también ser tu día, el día en que Dios conteste
tu oración. Recuérdalo: obediencia y servicio, las razones perfectas para que Dios te
bendiga.
 
“Tú te llenarás de gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque tu hijo va a ser
grande delante del Señor…, y estará lleno del Espíritu Santo desde antes de
nacer”, versículos 13-16 (VP).
 

¿Quién no quisiera tener un hijo así? “Grande delante de Dios y lleno del Espíritu
Santo”. Cuanto más obedientes sean los padres a Dios, más favorecidos serán sus hijos. El
mejor legado que puedas dejarle a tus hijos es una vida de total entrega y obediencia
a Dios.
 

Desafío familiar
 

¿Qué es lo que realmente importa en esta vida? Muchas cosas parecen


transcendentales, pero cuando llega el final de nuestra corta existencia y el “telón
cae”, podemos apreciar con claridad que muchas de esas cosas por las que hemos
luchado carecen de valía; que todo es pasajero, que no somos imprescindibles y ahí
caemos en la cuenta de que solo los afectos cercanos importan.

¿Has pensado en terminar con tu matrimonio porque no es lo que esperabas?


Zacarías podría haberse divorciado de su esposa a causa de la esterilidad, pero
siguió junto a ella, aun cuando no era todo lo que él hubiese deseado. El compromiso
con tu familia debe ser tal que Dios pueda depositar su bendición para que se
multiplique en miles de vidas transformadas.

¿Tienes alguna oración que has elevado insistentemente a Dios y todavía no ha sido
contestada? Si tu respuesta es sí, conviene que te preguntes: “¿en qué áreas todavía
no estoy obedeciendo completamente? ¿Estoy sirviendo a Dios?”. Si tu respuesta es:
“no”, ¿qué pasos tomarás para que eso ocurra?

Finalmente, si obedeces, sirves y vives comprometido/a con Dios y tu familia, y tu


oración no tiene respuesta, espera pacientemente, ya que Dios sabe cómo hacer las
cosas. La demora en la respuesta a la oración de Zacarías y Elisabet tuvo sus
razones. Dado que Juan nació cuando sus padres eran ancianos probablemente no lo
vieron morir. ¿Qué padres podrían soportar el dolor de semejante pérdida luego de
tantos años de espera? También allí puede verse el amor de Dios.

Dios sabe exactamente lo que te conviene. Él se reveló como un Dios de amor y te


ama de modo entrañable. No te desalientes, la falta de una respuesta inmediata a tu
petición podría ser una señal más del profundo amor que Dios te tiene. Sin saberlo
podrías estar en medio de un proceso que te conduce a tu milagro.
 
Extraído del libro “Casados y felices”

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