ARQUITECTURA RENACENTISTA ESPAÑOLA

La arquitectura renacentista fue ese estilo de arquitectura que evolucionó primero en Florencia y luego en Roma y otras partes de Italia como resultado del huma-
nismo y un renovado interés en la arquitectura clásica. Fue parte del movimiento general conocido como el Renacimiento que se extendió desde Italia y afectó a
muchos aspectos de la erudición y las artes.
En España, el Renacimiento comenzó a ser injertado en formas góticas en las últimas décadas del siglo XV.
Desde mediados del siglo XVI, bajo arquitectos como Pedro Machuca, Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, hubo una adhesión mucho más cercana al arte
de la antigua Roma, a veces anticipando el manierismo. Un ejemplo de esto es el palacio de Carlos V en Granada construido por Pedro Machuca. Un nuevo estilo
surgió con la obra de Juan Bautista de Toledo, y Juan de Herrera en el Escorial: el estilo herreriano, extremadamente sobrio y desnudo, alcanzó altos niveles de per-
fección en el uso de la sillería de granito, e influyó en la arquitectura española de ambos la península y las colonias por más de un siglo.

ESTILO PLATERESCO PURISMO ESTILO HERRERIANO ARQUITECTURA SACRA

El desarrollo del Renacimiento fue pro-
ducido principalmente por arquitectos
locales. De esta manera, se creó una
cadena de estilo puramente español,
que fue influenciada por la arquitectu-
ra del sur de Italia (dominios del Reino
de Aragón en este momento). Este
estilo español llamado plateresco,
combinó las nuevas ideas italianas con
la tradición gótica española, así como
la idiosincrasia local. El nombre provie-
ne de las fachadas altamente decora-
das de estos edificios, que se asimila-
ron al trabajo intrincado y detallado de
los joyeros (orfebres).
Durante décadas, la influencia del gótico fue
desapareciendo, alcanzando un estilo más refina-
do y ortodoxo, desde el punto de vista del Renaci-
miento. El purismo se caracteriza por una mayor
austeridad decorativa, que se limita a ciertos
elementos concretos, generalmente de inspira-
ción clásica. Hay un cierto cansancio de la exube-
rancia decorativa de mediados del siglo XVI e
impone edificios más serenos, armoniosos y equi-
librados. Algunos arquitectos pueden reciclar su
producción gótica tardía para comenzar con este
nuevo estilo: por ejemplo, Alonso de Covarrubias,
Rodrigo Gil de Hontañón y Pedro de Ibarra.
El centro de la producción renacentista se encon-
traba en Andalucía con Diego de Siloé (fachada de
la Catedral de Granada y Sagrada Capilla del
Salvador de Úbeda); Pedro Machuca (Palacio de
Carlos V, en Granada), el arquitecto más decidida-
mente clásico; Andrés de Vandelvira (Catedral de
Jaén y de Baeza) y Diego de Riaño (Ayuntamiento
de Sevilla); Patio de los Reyes y fachada de la
Basílica del Monasterio del Escorial, Juan de Herre-
ra.
A mediados del siglo XVI, la iniciación del Monas-
terio de San Lorenzo del Escorial, como símbolo
del poder de Felipe II de España, por Juan Bautista
de Toledo (muerto en 1567) y Juan de Herrera
asumió la apariencia de un nuevo estilo, caracteri-
zado por el predominio de elementos constructi-
vos, ausencia decorativa, líneas rectas y volúme-
nes cúbicos. Significa la introducción de postula-
dos manieristas de Italia.
Este estilo fue renombrado más tarde estilo herre-
riano en honor a la figura de Juan de Herrera, que
dominó la arquitectura española durante casi un
siglo, y entre sus seguidores son figuras tan impor-
tantes como Francisco de Mora, Juan Gómez de
Mora o Juan Gómez de Trasmonte.
En todos los casos, los conceptos de arquitectura y
urbanismo de España en el Renacimiento fueron
llevados a las colonias de América, donde encon-
traron campo fértil para su difusión dada la exten-
sa urbanización que tuvo lugar durante tres siglos
y que también retractaron estilos posteriores
como el Barroco y el Neoclásico.
El Renacimiento en España es principalmen-
te arquitectura secular. Las iglesias construi-
das a principios del siglo XVI (la catedral de
Salamanca y Segovia) pertenecen al estilo
gótico. Solo algunos elementos decorativos
revelan influencias renacentistas. Solo la
catedral de Granada, diseñada por Diego de
Siloé en 1528 según el plano gótico, recibe
bóvedas de pilares con pilastras y semico-
lumnas con cabezas corintias, y tiene una
fachada renacentista (completada por
Alonso Cano). Las formas renacentistas solo
reciben catedrales:
en Málaga, de tres naves, con cúpulas en las
velas, diseñado por Diego de Siloé (1538),
en Jaén, diseñado por Pedra de Vandelvir
(1532)