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RESUMEN

Parte I

Juan Salvador Gaviota era una Gaviota fuera de lo común, todas las gaviotas de la
Bandada, vivían para comer de las sobras de los barcos. Juan Salvador no podía.
Él quería encontrarle un sentido a su existencia y lo encontró en el vuelo.

Primero practicó el vuelo lento, el planeo y aterrizaje con las patas encogidas,
cosa que normalmente las gaviotas no hacen. Estas prácticas lo dejaban muy
cansado y se olvidaba hasta de comer, pero también le trajo problemas con sus
padres, que ante todo querían que fuera "normal".

Juan Salvador Gaviota no se conformó con dominar el vuelo lento, ahora quería
dominar la altura y la velocidad. Una y otra vez lo intentó, hasta que un día se
estrelló contra el mar con tanta fuerza, que perdió el sentido. Cuando despertó,
derrotado se prometió ser como las demás gaviotas. Pero cuando analizó su
proceso de vuelo, dio con la solución y nuevamente empezó a practicar hasta que
lo logró.

Cuando practicaba a gran altura haciendo acrobacias, casi choca con la Bandada
a toda velocidad, pero logró dominar el vuelo a toda velocidad.

Cuando Juan llegó a la playa, las gaviotas estaban reunidas en sesión de Consejo
y le pidieron ponerse al centro. Juan creyó que lo felicitarían por su
descubrimiento, pero no fue así, lo desterraron a los Acantilados.

A Juan no le importó mucho, siguió practicando su vuelo y aprendió mucho más,


hasta conseguía mejor alimento que la Bandada. Tuvo una vida larga y buena.

Una noche, unas gaviotas resplandecientes se aparecieron junto a Juan. Ellas


volaban mejor que él y le dijeron que lo llevarían arriba, a casa, y se elevó con
estas gaviotas al cielo.

Segunda Parte

Ahora Juan también resplandecía, podía volar mejor con menos esfuerzo. Se
sorprende de las pocas gaviotas que había allí en cielo donde él estaba. Todas
las gaviotas se dedicaban a perfeccionar el vuelo.

Un día, Juan le pregunta a su instructor Rafael, donde estaban las demás


gaviotas. Rafael le responde que para llegar al nivel donde estaba Juan, debían
vivir muchas vidas.
Un día Juan se acercó a Chiang, la gaviota mayor, que era la gaviota más vieja y
la que mejor volaba. Chiang le enseñó que el verdadero cielo era ser perfecto. Le
enseñó que la perfección no tenía límites y para eso debió entender que no tenía
un cuerpo limitado. Juan aprendió todo lo que Chiang le enseñó y un día Chiang
se puso resplandeciente y desapareció.

Juan Salvador quería volver a la Tierra para enseñar a las gaviotas lo que él
sabía. Rafael, le pide que no se vaya, que la Bandada lo rechazaría y le pide que
le ayude con las gaviotas nuevas. Sin embargo, Juan finalmente decide volver a
la Tierra y Rafael lo apoya

Cuando volvió a la Tierra, se encontró con otra gaviota exiliada Pedro Pablo, y
Juan lo hizo su discípulo.

TERCERA PARTE

Después de un tiempo, Juan tenía 6 discípulos más. Cuando ya tenían tiempo


practicando, Juan les dice que es hora de volver a la Bandada.

Al principio se sorprendieron, pero obedecieron. Volaron haciendo piruetas sobre


la Bandada. Poco a poco las gaviotas curiosas empezaron a escuchar a Juan y a
mirar hasta que algunas se atrevieron a unirse a ellos.

Todos los días había más y más gaviotas escuchando, Juan les enseñaba los
conceptos de libertad y de perfección. Pero las gaviotas pensaban que él era
divino, El Hijo de la Gran Gaviota.

Un día mientras Pedro Pablo practicaba a gran altura y gran velocidad, un


pequeño pájaro se cruzó en su camino y por esquivarlo chocó con una roca y
cambió de nivel y volvieron a la Bandada.

Las gaviotas que vieron todo, pensaron que Juan lo había resucitado y no sabían
si era divino o el diablo.

Al otro día Juan le dice a Pedro Pablo que debe marcharse a enseñarle a otras
Bandadas y Pedro se quedará de instructor de estas gaviotas.

Juan desapareció y Pedro comenzó a entender que no tenía límites.

ENSEÑANZA

Es un relato que enseña a buscar siempre la perfección en todo lo hacemos.

Es un relato de superación, donde nos dice que ser libre es entender que somos
perfectos y la llave está en nosotros mismos.
Nos enseña a ser solidarios, a buscar el bien de los demás aunque no me
entiendan o me traten mal.

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