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Aquel momento.

En ambiente de aquella noche que nunca olvidaré,


Mamá contaba cuentos y papa miraba la tv,
Ya era muy tarde y me preparaban la camita,
Todo era perfecto, la noche era bastante calmadita.

Subí los escalones con la intención de acurrucarme,


Como ya de costumbre en los brazos de mis padres,
Escuche un zumbido a lo lejos y un gran grito.
Me asomé a la ventana y desperté a mis papas con un brinco.

Aquel momento…fue mi último, mi último suspiro, mi último abrazo,


Antes que aquella luz cegara mis ojos y consumiera mis brazos,
Mis restos yacen entre escombros esperando ser encontrados,
Mundialmente causo conmoción con los hechos publicados.

Si, lo sé, tal vez fue triste escuchar esta noticia,


¿Pero qué pasaría si les dijera que no he terminado todavía?
Es momento para la historia número dos.
No es que me guste, es una realidad del día a día.

Sol abrazador y un llanto desesperante,


Me encuentro tumbado en una hamaca con un rostro agonizante,
Tengo días sin comer, mis 5 hermanos también,
De migajas vivimos, de agua sucia nos saciamos,
Mi padre busca desesperadamente algo para darnos mientras nosotros esperamos.
Mi mama me abraza tan fuerte y yo también a ella,
Siento como mis parpados se caen, mientras mi cabeza recuesta,
Aquel momento…fue mi último, mi último suspiro, mi último abrazo,
Antes de que mis manos cayeran en su regazo lentamente,
La debilidad de mi cuerpo se deshizo de mi para siempre.

Mi mamá grita y mis hermanos no comprende lo que pasa,


Mi papa golpea las paredes, pero nada de eso me levanta,
El hambre me gano, he quedado en una cama arropado,
Qué difícil es cerrar los ojos y nunca haber despertado.

Ahórrense las lágrimas, hay millones todavía,


No todos tenemos la misma suerte como pueden ver
Saquen sus pañuelos pues es momento para la historia número tres
La ultima de hecho, ya que no puedo terminar más versos.

Ambulancias y policías están en las calles rodeándonos,


Tengo miedo, pero no puedo huir pues hay un gas asfixiándonos,
De repente veo como desde lejos viene algo hacia mí,
Veo mi abdomen, levanto mí camisa y tengo sangre allí.

Me desplomo segundos después pidiendo ayuda


Pero es como si fuera mudo pues por la conmoción nadie me escucha,
No recuerdo mucho mas después, un vehículo tal vez.
Aquel momento… fue mi último, mi último suspiro, mi último abrazo.
Fui uno más de las cifras en mi país,
tenía 14 años, ni siquiera sabía que hacia allí.
Mis padres y vecinos lidian con el dolor,
pero como los demás soy objeto de los medios de comunicación.

Aguardad ángel de la muerte, penumbras de la maldad,


Sentimiento ahogado en tétrica de la humanidad,
Puertas al inframundo han de esperar a aquellas bestias,
Que sin pudor natural arrojan jeringas de odio sin que les cause molestias.

Aguardad destino acollador, aquel brazo de castigo,


Que, habiendo decidido desde ayer el fin de los niños,
Se tortura, explota, mata y azota a aquellas risitas inocentes,
¡Dios del cielo decide por aquellos seres inconscientes!

De Juliette Sánchez

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