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I – Otoño 1945
Entre los apicultores el otoño se denomina el ‘Año Nuevo de los apicultores’, de ahí que
esta serie de artículos se comience en el otoño del año. Todo el éxito que vendrá del trabajo
de la temporada siguiente depende mayormente de lo que se hace en este momento en el
apiario, y de lo bien que se lleve a cabo.
En la presente serie de artículos, se intentará combinar las indicaciones del Dr. Rudolf
Steiner1 con algunos resultados prácticos obtenidos a partir de su aplicación, con la
esperanza de que el resultado de esto sea una especie de manual de trabajo para quienes
tengan interés en iniciarse en este campo, y para dar más sugerencias a quienes ya están
activamente comprometidos en la apicultura. En inglés, solamente, hay más de dos mil
libros sobre el tema de la apicultura y una cantidad de boletines dedicados exclusivamente a
ella. Por lo tanto, lo que se dará aquí tomará la forma de ‘indicios’ para los apicultores, y se
deberá confiar en el interés del lector por llevarlo más allá en su investigación sobre el
tema.
Al principio, no se puede enfatizar con demasiada fuerza que una observación cuidadosa de
los hábitos de las abejas es esencial para una apicultura con éxito. Este conocimiento no se
puede adquirir solamente a través de la lectura, sino que debe adquirirse a partir de la
experiencia real del trabajo con las abejas. Por lo tanto, sería aconsejable que el principiante
se pregunte, “¿Es mi primer objetivo como apicultor el producir miel, o aprender acerca de
las abejas?” Por supuesto todo apicultor quiere producir miel, pero si éste es el único
pensamiento motivador en su mente, de seguro tendrá poco éxito.
Una regla de oro al trabajar con las abejas es, “¡No chapucee con sus abejas! Tenga claro
qué hace y por qué lo hace. Tenga siempre un objetivo definido de lo que va a llevar a
cabo antes de abrir una colmena.” Se podría decir que cuando uno tiene dudas acerca de
realizar o no una determinada manipulación con las abejas ¡es mejor no hacer nada!
¡Cuando está en duda, déjelas solas! Se han arruinado más cantidad de buenas colonias de
abejas por una manipulación ignorante que las que murieron por falta de atención. Por
ejemplo, se ha escrito muchísimo acerca del control del enjambre por medio de recortar las
celdas de las reinas de los panales del nido de cría. Si uno no sabe exactamente cómo se
hace esto –y es muy difícil escribir con claridad acerca de ello- ¡no lo haga! Si llegan
enjambres, pues llegan, y es mejor tener un enjambre selecto, bueno, y mantenerlo que
arruinar una colonia por una manipulación sin inteligencia o mal aconsejada.
Para el principiante, una de las primeras cosas a determinar es el sitio del propuesto apiario.
Aquí deben considerarse dos cosas: el bienestar de las abejas, y la comodidad de quienes
deben pasar cerca de las colmenas. Para trabajar con provecho, las abejas deberán poder
*
Extraído de ‘The Art of Beekeeping’,pp.1-7 (corresponde a lo publicado en Vol.IV nº.1, otoño 1945, del
Journal of Biodynamics) (Trad.: Monica M. Bravo)
1
Tal como fueron dadas en 1923 en una serie de charlas informales a los apicultores entre los trabajadores
que construyeron el Goetheanum en Dornach, Suiza.
La sombra es importante en un apiario bien ubicado, porque el trabajo intenso que se lleva
a cabo dentro de las colmenas tiende a producir calor además de los rayos del sol del
verano. Pero, por otra parte, las abejas se enojarán y serán difíciles de manejar si las
colmenas se colocan en un lugar con demasiada sombra. Un huerto joven es un lugar ideal,
o la sombra parcial de un enrejado, una glorieta o una saliente del techo proveerá la
cantidad casi adecuada de descanso del caluroso sol del mediodía. Si las colmenas están
debajo de una saliente del techo, deberán estar libres de cualquier goteo de la lluvia.
A la larga, sin embargo, las abejas parecen bastante abstraídas con respecto a su entorno,
siempre que puedan llegar a las fuentes de la provisión del néctar y tengan disponibilidad
de agua. Por ejemplo, un amigo mío maneja con éxito un apiario de doce colmenas sobre el
techo de un edificio de un colegio secundario ¡ubicado en el corazón de una de nuestras
grandes ciudades del este! Una colmena de abejas con un tubo conector hacia el exterior ha
estado produciendo miel durante muchos años como exposición en el Smithsonian Institute
*
Este artículo fue escrito con las referencias temporales y geográficas del hemisferio norte, por lo que habrá
que invertirlas para el hemisferio sur (Nota trad.)
Las colmenas nunca deberán estar en una posición tal que pase por allí el ganado de la
granja, o que paste el ganado cerca de ellas, ni deben estar delante de donde suele pasar la
gente. Sin embargo, si se planta un cerco alto de alrededor de diez a veinticinco pies delante
de las colmenas, los transeúntes del otro lado nunca sabrán que se guardan abejas en ese
lugar. Las abejas, al salir de la colmena, están forzadas a volar hacia arriba bien por encima
de las cabezas de la gente, y al regresar deben seguir el mismo camino.
Coloque las colmenas separadas del suelo, sobre ladrillos, bloques de cemento o tejas, y
cuidadosamente niveladas. Esto permite que pase el aire por debajo y protege a la tabla
inferior de pudrirse a causa de la humedad. En clima extremadamente caluroso ayuda a
refrescar por una circulación de aire. Los puestos de las colmenas permanentes pueden
construirse en rejillas, las esquinas de las cuales se insertan en el suelo, pero son menos
prácticos debido al trabajo involucrado si se hace necesario moverlas.
El principiante deberá obtener catálogos de las casas de apicultura y usarlos como una base
para sus pedidos. No resulta posible construir las colmenas por el precio al que se pueden
comprar, y el equipo adquirido de un fabricante respetable es estandarizado, y por lo tanto
intercambiable, una característica que no deberá ser descuidada.
A menudo surge la pregunta entre los apicultores acerca de si conviene pintar las colmenas.
Vinculado a esto, recuerdo que cada colmena del apiario de mi abuelo estaba pintada de un
color diferente, alcanzando toda la gama desde un rosa pálido hasta un violeta profundo, y
cada uno estaba adornado con un trabajo de rodillo ornamental. ¡El efecto era bastante
encantador, especialmente dado que cada colonia estaba etiquetada con un nombre! Los
apiarios actuales abandonaron todos estos ardides decorativos, pero estos últimos sirven
para ilustrar la íntima relación que existía en los tiempos pasados entre el apicultor y sus
abejas. Es esencial que hoy tengamos el mismo sentimiento personal por las abejas en
nuestros apiarios como tenían los apicultores del pasado.
Nos resultó beneficioso pintar con un esmalte brillante de buena calidad el borde inferior de
las agarraderas solamente de la parte delantera de las colmenas, a fin de mantener los
diversos cuerpos de las colmenas en categorías separadas, según su uso. Pintamos las
agarraderas de las cámaras de cría de un azul fuerte; de las alzas de extracción, amarillo; y
de las alzas poco profundas utilizadas para la producción de miel de panales, rojo oscuro.
Así, al ir caminando por el apiario, uno puede distinguir enseguida el uso de cada una de las
alzas.
Entre las herramientas usadas por los apicultores en su trabajo de campo están el velo, el
ahumador, la herramienta de colmena (puede sustituirse por una espátula o destornillador
fuerte), y el pincel de abejas. Además, lo idea es un canasto de tamaño mediano para llevar
las herramientas de una colmena a otra. Ésta deberá contener los artículos anteriores, junto
con un martillo de orejas de peso mediano, una cajita metálica de fósforos y otra cajita con
clavos de diversos tamaños.
En el ahumador se utilizan varios tipos de combustible, pero hemos encontrado que las
abejas responden mejor al humo de la quema de ramilletes de zumaque. Éstos deberán
juntarse en el otoño y dejarse secar durante el invierno. Bastará con un pedacito de diario
poco apretado para prender el ahumador, y los ramilletes se pueden tirar directamente
encima de la llama. Pronto habrá un buen humo con una leve fragancia., que funcionará
bien con las abejas y a la que responden con rapidez. Si el ahumador no quema bien,
revuelva un poco el combustible con la herramienta de colmena para crear más corriente de
aire. El apicultor ahorrará muchos pasos si lleva unos ramilletes adicionales en su canasto
para reabastecer el ahumador a medida que se necesita. Si se va a realizar una inspección
Se puede obtener otro combustible para ahumar del bejín gigante (Lycoperdon). Éstos se
encuentran por lo general en los pastizales secos y en los bosques donde prosperan los
hongos. Junte los bejines en clima seco, ni bien se encuentren plenamente desarrollados, o
por lo menos tan grandes como un puño. Deberán ser marrones y polvorientos por dentro.
Séquelos al sol y éntrelos todas las noches. El secarlos en un horno o cocina tiende a
endurecer el material, volviéndolo inadecuado para su uso. Cuando estén totalmente secos,
guárdelos en bolsas de papel y cuélguelos en una habitación seca durante el invierno. Antes
de usarlos en la primavera siguiente, colóquelos junto a una cocina para secar cualquier
humedad que se pueda haber acumulado. Si se los expone a dicho calor durante una hora
más o menos antes de usarlos, esto será suficiente.
Hay que juntar bejines frescos cada verano, ya que después de un año pierden su fuerza.
Los que se juntan en el clima seco son los mejores. Cuanto más livianos y esponjosos sean,
más fácilmente se quemarán.
Hay que inyectar sin embargo una nota de precaución. Cuando se colocan los bejines
dentro del ahumador, deberán ser ‘soplados’ lo menos posible por el ahumador. La fuerza
del humo está determinada por la cantidad de aire forzado a través del ahumador. Por lo
tanto, trabaje los fuelles sólo lo necesario para mantenerlo quemando, y para aplicar el
humo.
Hay que hacer mención del pincel de abejas, que se usa para sacar a las abejas de los
cuadros y los panales durante la inspección. Después de algunos experimentos,
encontramos que las abejas no responderán al cepillo de fibra animal tan bien como a una
de materia vegetal. Hemos encontrado que el clásico cepillo para abejas Coggeshall, que
asemeja una escobilla de ropa de paja larga, resulta con mucho lo mejor. Se fabrica del
millo de escoba, y se usa de costado más que del extremo como ocurre con una escobilla de
ropa. Las pajas de la escoba tienen alrededor de ocho a diez pulgadas de largo, y no son
muy pesadas, volviéndose así rápido y fácil el uso del cepillo. Pero lo esencial es que
cualquier tipo de cepillo que se use, no deberá ser de pelo animal o cerda. ¡Las abejas
apacibles pueden volverse muy molestas si se descuida este punto!
Además del velo, a los principiantes les da seguridad el uso de los guantes en su primer
trabajo con las abejas. Sin embargo se los deberá descartar ni bien se haya superado la
primera sensación de timidez, ya que son engorrosos y provocan muchos deslizamientos en
el manejo de los cuadros, lo que excita y molesta a las abejas.
Hay momentos en que se puede descartar incluso el velo mientras se trabaja en el apiario,
pero siempre debe estar a mano. Mi abuelo tenía una regla constante de que debíamos tener
un velo de tela en nuestro bolsillo o canasto de herramientas siempre que fuéramos a
trabajar entre las colmenas. Cuando se usa el velo, cuide de que esté atado con seguridad y
de modo tal que ninguna abeja pueda deslizarse debajo de los bordes. ¡Seguramente picarán
gravemente las abejas cuando se encuentren aprisionadas dentro del velo! La falta de
cuidado en el uso del velo puede llevar a resultados desagradables, y puede iniciarse una
epidemia de picaduras en un apiario de lo contrario apacible.
Existen tres maneras de obtener las abejas para iniciar un apiario. La primera y mejor es
comprar los enjambres provistos por las colmenas de un apicultor vecino. Éstos pueden
entrar con facilidad en la colmena, y se establecerán fácilmente en su nuevo hogar. Sin
embargo, deberá tener cuidado de asegurarse que el apicultor de quien obtuvieron las abejas
muestre la certificación de que la inspección efectuada por el inspector apícola estatal
encontró que su apiario está libre de loque. Una segunda forma y la más sencilla, es
comprarle a un apicultor las colonias de abejas ya formadas y establecidas en sus colmenas.
Entonces el único problema sería trasladarlas a su nueva ubicación. De nuevo, se deberá
exigir la certificación con respecto a estar libres de enfermedades. Un tercer modo es
comprar un paquete de abejas de los apicultores respetables del sur, que publicitan en los
boletines de apicultura. Lo mejor es el paquete de tres libras con reina, y se deberán hacer
los pedidos con antelación, por lo menos para Año Nuevo, y dar la fecha en que deberán
entregarse. Esto debería ser a fines de abril o comienzos de mayo, dependiendo del lugar.
El comerciante proveerá la información con respecto al mejor momento para llevar las
abejas a una determinada localidad y también dará todas las instrucciones para el manejo de
las abejas desde el momento de su llegada hasta su colocación en la colmena. En otro
artículo se darán algunos puntos relacionados con el establecimiento de las abejas de
paquete.
Podrán surgir preguntas con respecto a cuántas colonias se deberán comprar al comienzo.
Para el principiante, lo adecuado sería de dos a seis –no más. Dos colonias andarán mejor
que una sola. Después de una temporada con las abejas, el principiante estará en una
excelente posición para aumentar su apiario –pero haga esto paulatinamente. ¡Después de
todo, la tarea del apicultor verdadero es la de ajustarse a las abejas, y no al revés!
Para el apicultor con experiencia el otoño ofrecerá mucho trabajo que deberá hacerse
cuidadosamente, dado que es mucho lo que depende de ello.
Todos los apicultores están cuidadosamente a la expectativa del flujo tardío de la miel, que
en esta localidad llega durante las últimas semanas previas a la primera helada. De ocurrir,
provee una buena fuente de miel para las reservas de invierno. Sin embargo, el flujo no es
seguro, y a menudo se podrá desilusionar un apicultor que dependa del mismo como una
fuente para la provisión del alimento del invierno para sus abejas. Por lo tanto, la
experiencia nos ha demostrado que en el momento de la extracción conviene guardar aparte
un alza de diez cuadros de miel para el uso invernal de cada colonia. Dicha alza deberá
Como preparación para el invierno, se ahuman las abejas para que ocupen una sola cámara
de cría, y se coloca el alza que contiene la provisión de comida directamente encima. Esto
permite que el enjambre (cluster) se mueva hacia arriba entre los cuadros de miel durante
los meses de invierno. Mantenga el cuerpo inferior de la colmena libre de miel a fin de
dejar lugar para la crianza de fines de otoño y el almacenamiento del polen para ser usado
por la cría joven.
En o alrededor del momento de la helada mortífera, las colmenas deberán estar preparadas
para el invierno. Si el apiario se encuentra ubicado en un lugar suficientemente protegido,
quizás alcance con llenar el espacio debajo de las colmenas con hojas secas o paja para
cortar la circulación del aire frío debajo del piso de la colmena. Si el lugar del apiario está
expuesto a los vientos fríos, traslade las colmenas a un lugar más protegido, y ármelos para
el invierno. Resultan útiles los cortavientos de cercos de madera o cajas de embalaje. Para
un apiario pequeño éstos podrán fabricarse con los tallos del maíz que se colocan apoyados
contra una barra horizontal sostenida por un poste en ambas puntas, mirando directamente
al sur.
Al acomodar las colmenas para el invierno, provea una entrada complementaria o superior,
además del espacio más pequeño del bloque de la colmena, introducida en la entrada
normal. Para hacer esta abertura complementaria, tome una mecha de 3/8 y taladre un
agujero en la parte delantera de la parte superior de la colmena, en el centro, justo debajo de
la agarradera. Algunos apicultores taladran directamente en la misma agarradera, pero esto
tiende a debilitar la colmena porque en este punto es donde la madera es más delgada. La
entrada complementaria es especialmente valiosa para el bienestar de la colonia, ya que
permite que las abejas salgan para efectuar los vuelos de limpieza en los días cálidos del
invierno cuando la entrada inferior podrá estar bloqueada por el hielo y la nieve. También
permite que salga la humedad de adentro de las colmenas, e impide así el enmohecimiento
de los panales. Será necesario, sin embargo, taponar estos agujeros augur cuando comience
el flujo de miel en la primavera siguiente.
Uno de los puntos más importantes del cuidado invernal de las abejas es que se las deberá
dejar solas lo más posible durante esta estación del año. Contrario a la creencia de muchas
personas, las abejas no invernan ni dormitan durante los meses del invierno. Dado que las
abejas no pueden vivir en temperaturas menores de 50ºF éstas forman una masa o
enjambre para cuando la temperatura exterior sea de 58ºF. Dentro de este enjambre las
Una experiencia de primavera para muchos apicultores ha sido el encontrar los panales
vacíos que habían almacenado durante el invierno en las alzas, comidos y encostrados con
una sustancia parecida a la cera a causa del trabajo de la polilla de la cera. Se vuelven así
inutilizables. Uno de los problemas de la temporada invernal concierne el almacenamiento
de las alzas de extracción de modo tal que queden libres de las incursiones de estas polillas
de la cera. En el otoño después de extraerse la miel resulta aconsejable devolver las alzas a
las colmenas para que las abejas las puedan limpiar y adicionar así a sus provisiones, dado
que quedará cierta cantidad de miel en los cuadros y panales. Se deben regresar las alzas al
apiario en la tardecita justo al anochecer, o en un día nublado, a fin de que no se comience
ningún robo. Regrese los cuadros a la misma alza de donde fueron tomadas y a la misma
colmena de donde provienen. Si se sigue este sencillo plan, se disminuirá de manera
apreciable el peligro de desparramar enfermedades en el apiario.
Deje las alzas vacías en las colmenas hasta que comience el clima bastante frío o por lo
menos hasta la segunda helada fuerte. Entonces se podrá decidir si dejarlas en las colmenas
todo el invierno o sacarlas. Si las alzas vacías se van a dejar colocadas durante el invierno,
se deberán colocar arriba de la tabla de miel o tapa interior, que se coloca arriba de la
segunda cámara de cría o la superior (siempre que su práctica sea invernar a sus abejas en
dos cámaras de cría, de lo contrario se colocará arriba de la única cámara de cría). Se
deberá cuidar de ver que se deje abierto el agujero ovalado de la tabla de miel (honey
board) para que las abejas tengan acceso a las alzas vacías en todo momento. Esto
asegurará la prevención automática de cualquier actividad de la polilla de la cera.
Se deben tomar en consideración dos objeciones fundamentales en dejar las alzas en las
colmenas durante el invierno. En primer lugar, las alzas vacías arriba de las cámaras de cría
hacen una especie del “altillo” frío adonde sube y se pierde gran parte de valor de la cámara
de cría de abajo. Esto le provoca más trabajo al grupo de abejas para mantener una
temperatura adecuada para conservar la vida en la colmena. Sus provisiones de invierno se
consumen así a un ritmo más veloz que lo que ocurriría normalmente. La segunda objeción
con respecto a dejar las alzas en las colmenas durante el invierno es que hay mayor peligro
de que una estructura más alta sea volcada por el viento o por el abultamiento del suelo con
la helada. Este peligro disminuye algo si hay sólo una o dos alzas y si el apiario está
ubicado en un lugar protegido. En todo caso estas alzas adicionales sobre las colmenas
dificultan la inspección temprana de primavera ya que se deberán sacar para ver qué está
ocurriendo en la cámara de cría que está debajo. De este modo se pierde un calor valioso
dado que la colmena debe necesariamente quedar abierta más tiempo para sacarlas y
reemplazarlas.
Si pareciera ser mejor almacenar las alzas de extracción durante el invierno, colóquelas en
una habitación seca y fresca donde estarán libre de lauchas, una encima de la otra, en
grupos de no más de ocho con una tapa de colmena encima de cada grupo. Asegúrese de
que estén cuidadosamente emparejadas sin hendiduras entremedio, o selle las hendiduras
*
Extraído de ‘The Art of Beekeeping’,pp.8-13 (corresponde a lo publicado en Vol.IV nº.2, primavera 1946,
del Journal of Biodynamics) (Trad.: Monica M. Bravo)
De estos cuatro objetivos, probablemente el segundo y el cuarto son los más importantes.
Ciertamente el cuarto será el más difícil para el apicultor con poca experiencia.
En primer lugar, la cuestión de la mortandad. Las abejas mueren durante los meses de
invierno por cualquiera de varias razones: la presencia de enfermedad en la colonia, falta de
1
Las referencias a los meses del año corresponden al hemisferio norte, por lo que deberán adaptarse a los
meses correspondientes a las estaciones del año del hemisferio sur. (Nota trad.)
Cuando se descubre una colonia muerta se deberán tomar determinados pasos con respecto
a ello. Si usted está muy atareado, y no tiene tiempo para sacar inmediatamente la colmena
del apiario, resulta esencial cerrar la entrada antes de que se vaya. Esto impedirá que otras
abejas entren en la colmena y posiblemente diseminen la enfermedad si esa fue la causa de
la mortandad. No deje la colonia muerta en el apiario por más de una semana con la entrada
cerrada, especialmente si el tiempo está caluroso, no sea que comience su trabajo la polilla
de la cera. Cuando se quitan los cuadros de la colmena, se deberán cepillar las abejas
muertas que están adheridas a los mismos con el cepillo para abejas. Se advertirá entonces
que quedan algunas de las abejas, proyectándose sus cuerpos de las celdas.
A propósito, dicha condición es generalmente una indicación bastante clara de que la
colonia se murió por falta de provisiones. Estas abejas que quedan no deben preocupar,
porque si el cuadro se encuentra libre de enfermedad y se puede usar en otra colonia, las
abejas nuevas las sacarán. Si aparecen manchas algo enmohecidas en los panales donde
estaban adheridas el grupo de abejas muertas, esta condición también será corregida por la
nueva colonia de abejas. Ellas limpiarán asimismo cualquier mancha marrón de disentería
que pueda aparecer en los cuadros.
2
Se utiliza el término ‘grupo de abejas’ para traducir ‘cluster’ en vez de enjambre a fin de diferenciarlo del
uso de ‘swarm’ que se traduce como ‘enjambre’ (Nota trad.)
Al considerar la cuestión de alimentar a las abejas uno tendría que darse cuenta que marzo
y abril son probablemente los meses más críticos de todo el año. Las provisiones a menudo
se consumen con rapidez durante estos meses, y una verificación que muestra una buena
provisión de alimentos a comienzos de marzo, podrá no revelar el mismo resultado en abril.
Los cambios repentinos de temperatura durante estos dos meses sólo aumentan el ritmo de
consumo de los alimentos. Se podría decir que una mayor cantidad de colonias se ha
muerto de hambre durante estos meses que las que perecieron durante los meses de pleno
invierno. Las colonias que invernaron bien se han sabido menguar y morir durante el mes
de abril, cuando a sólo unos pocos días tienen grandes provisiones de fruta y polen.
Se deberá tener claro el propósito para alimentar a las abejas. Hoy en día los apicultores
alimentan a sus abejas por dos razones: (1) para asegurar la vida de la colonia hasta que las
provisiones naturales puedan proveer néctar, y (2) para estimular la crianza de la cría a fin
de asegurar un gran ejército de abejas para la cosecha del néctar de la floración frutal
temprana. Está claro que la primera razón es una consecuencia lógica del hecho de que las
abejas se tienen en gran medida por la miel que producen. La cuestión de estimular
artificialmente la crianza de la cría trae problemas que no forman parte del ciclo natural de
la vida de las abejas. Por lo tanto, no recomendamos este segundo tipo de alimentación. A
menudo tiene resultados desafortunados para el apicultor. El problema involucrado es este:
¿Cómo puede saber el apicultor cuáles van a ser las condiciones climáticas durante seis a
ocho semanas a partir del momento que empieza a estimular la crianza de las crías?
Supongamos que comienza esta estimulación a mediados de marzo. La reina pone sus
huevos y del primero al décimo día de abril, la crianza de la cría está bien encaminada. Pero
suponga (como sucede a menudo) que de repente el clima se vuelve frío, y mojado, y
permanece así hasta después de mediados de mayo. ¿Qué ocurre con la joven cría?
Necesitarán mucha alimentación durante estas semanas, y a menudo el alimento que puede
proveer el apicultor no satisface sus necesidades. El resultado será ya sea un serio
debilitamiento de la colonia o incluso la muerte.
Al alimentar a las abejas para impedir la hambruna, se pueden seguir varios planes.
Después de mucha experimentación, sin embargo, hemos llegado a la conclusión de que el
siguiente método de alimentación, avalado por Langstroth, “el padre de la apicultura N.
americana”, y practicado por muchos años en nuestra familia, es la forma más fácil. Es
muchísimo mejor que el método del “almíbar de azúcar” que se practica por lo general en
Resulta ser una buena práctica el inspeccionar las colmenas alrededor de diez días hasta dos
semanas después de la alimentación para ver si las abejas tienen suficiente comida. No deje
que se use todo el azúcar antes de agregar más.
A fin de ayudar a las abejas después que haya comenzado la crianza de las crías bajo
condiciones naturales, a menudo resulta provechoso alimentar con un sustituto seco de
polen. Esto puede ser harina de soja mezclado con un poco de agua, azúcar y sal, hasta
formar una masa firme y colocarla en la parte superior de los cuadros debajo de la tapa
interior, que podrá invertirse para lograr espacio adicional. Otros suplementos del polen que
nos gustan de manera especial son el afrecho molido fino, tal como se les da a menudo a los
caballos, o levadura de cerveza seca. Estos pueden extenderse secos sobre la tapa interior
del mismo modo que el azúcar seco.
El único modo de manejar el problema es con el uso de trampas de acero que se pueden
comprar en cualquier ferretería. Ajuste el extremo con el aro de la cadena a un bloque
pesado de madera o a la raíz de un árbol cercano. Ubique la trampa abierta directamente en
el lugar donde las marcas del rascado son más gruesas. Dentro de una o dos noches tendrá
resultados positivos. Los zorrinos parecieran no tener un sentido de peligro, y volverán al
punto exacto noche tras noche. Cuando se haya matado al zorrino, se aconseja enterrarlo
bajo de por lo menos dos pies de tierra, a cierta distancia del apiario. Una palabra de
advertencia: cuando usted haya agarrado a un zorrino en su apiario no detenga su campaña,
pues seguramente sus amigos sabrán de las abejas y tarde o temprano aparecerán.
Cuando se abre la colmena, las abejas no deberán parecer estar extremadamente excitadas o
irritables. Si lo están podrá ser debido a la presencia de lauchas, la interferencia de zorrinos,
o la falta de alimento. Por otra parte, la excitación podrá ser provocada por el hecho de que
murió la reina durante el invierno por vejez, enfermedad, o accidente. Si lo hizo lo
descubrirá más adelante en el momento que empieza la crianza de las crías en las demás
colonias. Lo que se tiene que hacer en dicho caso será tratado en nuestro próximo artículo.
Si la inspección denota sólo una pequeña cantidad de abejas en la colmena, se halla frente a
una condición conocida como la “mengua de primavera”. Esto se podrá deber a muchas
causas. Quizás la postura de cría de otoño fue pequeña, el invierno excesivamente frío, las
provisiones de alimentos limitadas, o la reina puede haber fallado por alguna razón. Cuando
se descubre que una colonia está sufriendo de la “mengua de primavera” obsérvela con
cuidado durante las semanas siguientes. Aliméntela con liberalidad, achique la entrada para
que no puedan entrar otras abejas y dominarla, y asegúrese que no haya ningún zorrino o
lauchas haciendo de las suyas allí. Luego, si la colonia no se recupera normalmente porque
murió la reina o hay una enfermedad, usted tiene una de dos opciones. Si hay evidencia
clara de una enfermedad, destruya la colonia, siguiendo las reglas sugeridas más arriba. Si
la reina ha muerto, y no hay cría, o ella está viva y no tiene postura, hay una segunda vía,
conocida entre los apicultores como “juntar” después que haya ocurrido la primera
floración frutal. Cómo se efectúa esto, el trabajo vinculado con el período de la floración
frutal y su problema concomitante del enjambre, se tratará en el próximo artículo.
Las semanas durante y las que siguen directamente al período de floración frutal en el
huerto introducen en el apiario ese momento excitante del año conocido como el tiempo de
enjambre, acerca del cual habla la antigua rima:
Aquí el poeta considera sólo el valor monetario del enjambre, su capacidad de almacenar la
miel sobrante durante el año de su enjambrazón, y no su valor intrínseco en el apiario.
Es cierto que un enjambre en mayo es el más valioso de los tres, en lo que concierne a las
consideraciones monetarias, pero un buen enjambre de abejas en julio tampoco es para
despreciar, aún cuando pueda y probablemente sea necesario alimentarlas en el otoño a fin
de que puedan pasar el invierno con éxito. La próxima temporada un enjambre en julio
demostrará ser una valiosa adición para el apiario.
Quizás no haya un ejemplo más admirable de cómo las abejas, en común con otras criaturas
vivas, manifiestan la sabiduría universal del mundo que en la actividad conocida como la
enjambrazón. ¡Quienquiera que haya estado en el apiario en medio de un enjambre de
abejas volando que recién sale de la colmena tiene que haber sentido que realmente ocurría
algo maravilloso! El aire está lleno de abejas girando, disparando, precipitándose de aquí
para allá con un fuerte zumbido. Todo pareciera estar más intensamente vivo que lo normal,
y la excitación de las abejas es muy contagiosa: el apicultor puede sentir una profunda
emoción dentro suyo ante la presencia de una de las actividades más maravillosas de la
naturaleza. Luego, a medida que el enjambre empieza a asentarse en la cercanía, quizás
sobre una rama baja, disminuye el ruido, y lentamente se forma una masa de abejas que
debe ser colocada en una colmena si se la ha de conservar como parte del apiario.
En este punto se puede observar otra cosa notable. Durante el tiempo que el enjambre
estaba en el aire, parecía como si todo el apiario estuviera en un caos, tan extensiva era la
actividad zumbante y bulliciosa. ¡Sin embargo, una observación más minuciosa mostraría
que durante todo el tiempo que ocurría el zumbido, las abejas de todas las colmenas del
apiario –incluyendo la colmena de donde salió el enjambre- se estaban ocupando de su
tarea de recolectar néctar y polen como si no ocurriera nada raro! Esto ilustra, más que
ninguna otra cosa, el factor más fuerte de la vida de la colmena –la vida comunitaria de las
abejas. Incluso las abejas de la colmena progenitora continúan con su actividad comunitaria
a pesar del ajetreo del enjambre saliente. Son las observaciones como estas las que le dan a
la apicultura su intensa fascinación.
1
Las referencias a los meses del año corresponden al hemisferio norte, por lo que deberán adaptarse a los
meses correspondientes a las estaciones del año del hemisferio sur. (Nota trad.)
Darwin dijo una vez que cuando tenemos en nuestras manos un pedazo de un panal,
estamos sosteniendo una de las creaciones más notables del mundo natural. ¡En verdad es
cierto esto! Esta forma hexagonal, repetida una y otra vez para formar el panal es una
verdadera maravilla de creación y de utilidad. Estas celdas hexagonales únicas forman
lugares de almacenamiento para la miel y el polen y receptáculos para los huevos que pone
la reina. Sólo una de las maravillas de esta forma hexagonal de la celda es que es la forma
más perfecta conocida por la ciencia como base para la formación de un vacío. Cuando se
ha colocado la miel en la celda, las obreras construyen sobre ella un tapón de cera para
sellarla cerrada. A último momento las abejas chupan de la miel los últimos restos de aire,
sellándola así en un receptáculo al vacío. ¡Y la forma hexagonal de la celda es de suma
ayuda para formar el vacío! Estas celdas también proveen los lugares en donde la Reina
deposita sus huevos. A partir de estos huevos se desarrollan larvas y por último emergen las
jóvenes abejas.
Ahora que hemos repasado brevemente la vida dentro de la colmena, volvamos a nuestro
tema original: la enjambrazón.
Después de despertar del descanso del invierno –que no es realmente un dormir- tal como
se estableció en un artículo anterior, la Reina empieza a poner huevos en las celdas de los
panales. Las obreras se ocupan de limpiar las celdas en preparación para esta postura de los
huevos, y visitan árboles y flores por polen y néctar con qué alimentar a las jóvenes larvas.
Otras obreras construyen nuevas celdas según se requieran, incluyendo algunas celdas o
bolsas de reina.
Aquí hay otra maravilla de la vida de la colonia: la relación entre la extensión de tiempo
requerida para el desarrollo de los tres tipos de abejas. La reina permanece en la etapa de
huevo durante tres días, en la etapa de larva durante cinco días y en la etapa de pupa
durante ocho días, un total de dieciséis días. La obrera permanece como huevo durante tres
días, como una larva durante seis días y una pupa durante doce días, o un total de veintiún
días. El zángano permanece como huevo durante tres días, como una larva durante siete
días y como pupa durante catorce días, o un total de veinticuatro días.
De este modo encontramos tres períodos diferentes de tiempo requeridos para el desarrollo
de los tres tipos de abejas de la colonia: para la reina, dieciséis días; para la obrera, veintiún
días; para el zángano, veinticuatro días. Estos diferentes períodos de tiempo no son ‘sin
importancia’ en la vida de la colonia. Así como hay una interrelación entre las diversas
formas de la vida natural sobre la tierra tan intensa que no existe ninguna forma de vida
absolutamente sola, es seguro que las influencias del cosmos exterior entran en esta vida,
afectando a la colmena como lo hacen con todo lo vivo de la naturaleza. Resumiendo,
existe una relación entre el hecho de que la obrera lleva veintiún días para desarrollarse, y
el hecho de que este es el tiempo requerido para que el sol gire una vez sobre su eje. No es
sin importancia que el zángano necesite un tiempo más largo para desarrollarse que la
obrera y que la reina necesita el tiempo más corto de todos. Tales conexiones como éstas
entre la vida de la colmena y el cosmos dan cuenta de la alta estima que se tenía de la
apicultura en los tiempos antiguos, y del hecho de que el apicultor moderno encuentra el
cuidado de las abejas una de las actividades más fascinantes de todas.
Cuando, al final de un período de dieciséis días, llega la reina de su celda, hay una gran
intranquilidad en la vida de la colmena. Si el apicultor sabe que una nueva reina está por
salir de su celda y se toma el trabajo de escuchar al anochecer hacia el final de este período,
en la entrada de la colmena, escuchará un día una nota nueva, una especie de sonido
‘agudo’. Este es el sonido hecho por la joven reina que acaba de salir de su celda. Al
siguiente día bueno, las abejas seguramente enjambrarán.
Una pregunta aquí podría ser, “Al enjambrar ¿cómo deciden las abejas cuáles seguirán a la
vieja reina de la colmena y cuáles permanecerán con la nueva reina?” No se conoce la
respuesta a esta pregunta. En el enjambre se hallan obreras y zánganos tanto viejas como
jóvenes, y obreras y zánganos tanto viejas como jóvenes permanecen también en la
colmena con la nueva reina. Esta división de la colonia se lleva a cabo como resultado de
algún tipo de acuerdo al que llegaron las abejas por sí mismas –un secreto aún no sondeado.
Después que el enjambre subió en el aire y descendió finalmente sobre un arbusto o rama
cerca de la colmena –y si es un primer enjambre seguramente se agrupará cerca de la
colmena progenitora- el problema del apicultor es cómo ‘encorchar’ o capturar el enjambre.
Este es un asunto muy sencillo si se maneja de manera correcta. En general hay dos tipos de
lugares donde descenderán los enjambres: una rama de un arbusto o árbol, y el tronco de un
árbol o la superficie plana de una pared o incluso en el pasto. La tarea de capturar el primer
tipo de enjambre es muy sencillo. Coloque una base de colmena y cámara de cría en el piso
alrededor de 1 pie del lugar donde se caerá el enjambre al piso. Delante de la colmena
coloque hojas de diario, cartón corrugado, o una sábana vieja. Desde otra colmena del
apiario que sepa que está libre de enfermedad, tome un cuadro que contenga cría y miel, y
cepille sacando las abejas del mismo delante de la colmena de donde se toma el cuadro.
Repóngalo con un cuadro vacío de la colmena donde piensa colocar el enjambre. Coloque
el cuadro de cría en la colmena nueva en una posición central entre los cuadros y vuelva a
colocar la tapa sobre la colmena nueva. Encienda el ahumador y déjelo cerca, listo para
usar.
Ahora sacuda vigorosamente la rama sobre la que está colgado el enjambre de modo que
las abejas caerán en masa sobre el papel delante de la colmena. El aire estará lleno de
abejas después de esta sacudida, pero el apicultor deberá permanecer totalmente tranquilo y
trabajar con serenidad y sin apuros. Tome el ahumador y sople dos o tres soplidos suaves
de humo sobre la masa de abejas a fin de guiarlas suavemente hacia la entrada de la
colmena. Cuando las abejas están entrando en buenas cantidades a la colmena nueva,
descubrirá que una cantidad de abejas ha vuelto a la rama donde se habían colgado
previamente. Repita la sacudida y el ahumado suave. Luego, cuando la mayoría de las
abejas estén en la colmena o trabajando hacia ella, déle una o dos sacudidas finales a la
rama y sople alrededor de media docena de buenos soplidos de humo sobre el lugar donde
se había colgado el enjambre. Esto tenderá a destruir el olor de la reina y desalentará a los
rezagados de seguir merodeando sobre la rama.
Mencionamos que los enjambres a veces se forman sobre los troncos de árboles, paredes de
piedra o incluso en el pasto alto, donde no pueden ser sacudidos para soltarlos. No es difícil
colocar estos enjambres en las colmenas, pero se requiere de una técnica especial. De
nuevo, tenga lista la colmena, el ahumador, y el cuadro con cría cerca del enjambre, y los
diarios puestos delante de la colmena como se describió anteriormente. Ahora tome el
cuadro de cría y miel y átelo o engrámpelo a un palo ahorquillado suficientemente largo
como para lanzarlo sin dificultad en la parte más pesada del grupo de abejas2 del enjambre.
Con un movimiento silencioso pero decidido, tire el cuadro de cría suavemente en el medio
del enjambre. Manténgalo allí durante tres a cinco minutos, o hasta que una gran parte del
enjambre se haya trepado al mismo. Si se deja por un corto tiempo en esta posición casi
todo el enjambre dejará su posición anterior y se volverá a formar sobre el cuadro. Saque el
cuadro de esta posición silenciosa y suavemente y sacúdalo delante de la nueva colmena.
Cuando se hayan caído de ella suficientes abejas como para posibilitar la maniobrabilidad
del cuadro, quítelo del palo ahorquillado y colóquelo dentro de la colmena. Tape la
colmena. Para este momento, grandes cantidades de abejas habrán entrado por la entrada de
adelante, y un poco de humeado suave hará que las demás entren tal como se describió
arriba.
Cuando hay que capturar un enjambre a cierta distancia de su apiario por lo que resulta
necesario llevar a las abejas a casa, proceda del modo descrito arriba, y coloque el cuadro
que contiene el enjambre en un canasto de mimbre apretado y tápelo de modo seguro con
una tela o frazada liviana para que las abejas no se puedan escapar. Hemos transportado
enjambres de este modo más de veinte millas en auto. Al llegar a casa, las abejas pueden
colocarse fácilmente en la colmena si se las salpica suavemente con agua tibia con almíbar
que contenga una parte de azúcar por dos partes de agua cuando se retira la tapa del
canasto. Dicho salpicado disminuirá el peligro de que se vuelen. Coloque el cuadro de cría
en la colmena nueva tal como se describió previamente.
Este plan de transportar a las abejas es bueno si el clima no está demasiado caluroso, en
cuyo caso podría provocar sofocamiento. En dicha instancia, lleve una colmena completa al
lugar donde se debe encorchar al enjambre, colóquelo en la colmena del modo descrito
arriba, y al anochecer cuando las abejas están todas adentro, cierre la entrada de adelante
con alambre tejido o un bloque de colmena y trapos y transpórtelo al apiario de casa.
Cuando se quita el alambre tejido o el cerramiento de la colmena, viene bien dejar
rápidamente la vecindad de la colmena, especialmente si está oscuro, ¡dado que las abejas
picarán toda cosa que se les cruce después del anocher!
2
Se utiliza el término ‘grupo de abejas’ para traducir ‘cluster’ en vez de enjambre a fin de diferenciarlo del
uso de ‘swarm’ que se traduce como ‘enjambre’ (Nota trad.)
Lo principal a tener presente con respecto al enjambre es que el apicultor deberá estar
totalmente sin temor al manejar los enjambres. Las abejas no están dispuestas a picar
prontamente cuando están en enjambre, dado que ya están cargadas con la miel que están
llevando a su nueva casa. Por lo tanto, generalmente resulta posible encorchar un enjambre
sin usar un velo. Se deberá, sin embargo, usar un sombrero, dado que las abejas volando se
enredan con facilidad en el pelo. Por otra parte, a menos que uno sepa positivamente que el
enjambre salió de la colmena el día en que se encorchará, se deberá usar un velo.
Recientemente descubrí un enjambre en uno de mis apiarios de afuera, agrupado algo más
arriba de mi alcance en un tronco de un árbol. Me acerqué al árbol con un cuadro de cría en
un palo ahorquillado. Antes de que pudiera llevar el cuadro cerca del enjambre, unas cien
abejas se abalanzaron enojadas sobre mí, picándome severamente los brazos y las manos.
¡Afortunadamente estaba usando el velo! La razón del enojo del enjambre –un fenómeno
inusual- fue que habían salido de la colmena dos días antes. Se habían agrupado en el
tronco del árbol durante dos días de lluvia y frío hasta que las descubrí allí al tercer día. ¡En
consecuencia no estaban de humor para ser manipuladas sin un velo! La segunda vez moví
el cuadro muy lentamente cerca del enjambre, y en pocos momentos el enjambre entero se
agrupó con entusiasmo sobre él sorbiendo la miel y examinando la cría que contenía. Fue
fácil colocarlas en la colmena. Esto ilustra la sabiduría del viejo consejo dado por mi abuelo
que siempre nos prevenía que tuviéramos un velo a mano toda vez que fuéramos al apiario
por cualquier propósito.
Cada apicultor puede contar experiencias curiosas vinculadas con el momento del
enjambre, pero yo fui testigo de uno de las más curiosas cuando ayudaba a mi abuelo en su
apiario hace muchos años. Era su costumbre cualquier vez que enjambraban las abejas,
pararse en el medio de sus colmenas sin velo ni protección alguna más que su sombrero de
paja, disfrutando del laborioso aleteo y zumbido de las abejas.
Este día en particular, estaba parado no muy lejos de la colmena progenitora de donde salía
el enjambre. Por alguna razón las abejas decidieron que sus hombros eran un excelente
lugar donde descender, ¡así que en pocos momentos un hermoso primer enjambre se agrupó
sobre sus omóplatos! Se mantuvo muy quieto mientras se formaba el grupo de abejas y
luego, a medida que se aquietaba un poco la excitación del enjambre, me dio las directivas
para colocar una colmena nueva en el piso, directamente detrás de él, con diario extendido
delante de la misma. Entonces muy despacito dobló sus rodillas y se sentó sobre el papel
con su espalda hacia la colmena. Tomó sólo un poco de humo y hasta menos cepillado para
En esta zona general de los EE.UU. se da una especie de “retardación” del néctar que
produce la miel después de que pasó la época de la floración fuerte de primavera y de la
floración frutal temprana. En algunas temporadas se alternan semanas de clima seco con
muchos días de lluvia y cielo nublado. Dicho clima tiende a estorbar la actividad de las
abejas de la recolección del néctar, y constituye una especie de ‘pausa’ en los flujos de
miel. Hemos tenido temporadas en que los cambos de trébol blanco en plena floración no
rindieron una cantidad apreciable de miel debido a semanas alternantes de lluvia y sol. La
lluvia lava el néctar de las flores, y se necesitan de dos a cuatro días de sol para restaurarlo
nuevamente. No transcurre el tiempo suficiente entre las lluvias como para restaurar el
néctar en las flores; y en consecuencia incluso un campo grande de trébol no resulta en una
producción normal de miel. Se tropieza conuna dificultad parecida en pleno verano cuando
el calor intenso y la falta de lluvia se combina para marchitar muchas plantas productoras
de néctar. Esto origina lo que llamamos una ruptura en el ‘flujo’ de la miel.
Dichos momentos crean un problema especial para el apicultor. Debido a que está quebrada
su actividad normal en el campo, las abejas se vuelven inquietas, y la miel almacenada en
las colmenas vecinas del apiario constituye una enorme tentación para ellas. Las abejas
exploradoras comienzan una investigación de las diversas entradas de las colmenas del
apiario. Donde encuentren una potente fuerza de las abejas guardianas en la entrada de la
colmena, no tratarán de entrar. Sin embargo, si encuentran una colmena donde las
guardianas no son demasiado activas, irrumpirán en la cámara de cría, matarán a la reina, y
comenzarán a robar las provisiones de miel. Hinchadas por la fortaleza de su conquista, las
pilladoras mirarán a su alrededor en busca de nuevos campos de acción. De este modo, el
robo puede arruinar la fuerza laboral y la operación productiva de un apiario.
Hay dos modos importantes en que el apicultor puede evitar el robo. El primer paso
resultará en estropear en cierta medida la apariencia de prolijidad del apiario, pero el
resultado justifica el remedio. Una vez terminada la época del enjambre y al ocurrir una
retardación de la recolección de miel en una determinada localidad, sencillamente olvídese
de cortar las malezas y el pasto alrededor de las colmenas –especialmente después del
primero de agosto. Al dejarle esta barrera a los probables predadores, el apicultor estará
ciertamente protegiendo su apiario. Es mejor retardar un poco las eficientes actividades de
las abejas mediante cierta congestión de las entradas de las colmenas, que arriesgar los
efectos destructivos del robo.
El segundo método preventivo concierne la fuerza comparativa de las colonias del apiario.
El apicultor deberá tratar lo mejor posible de mantener a sus colonias lo más cerca posible
del equilibrio de fuerzas en todo momento. Dado que el robo depende en gran medida de la
1
Las referencias a los meses del año corresponden al hemisferio norte, por lo que deberán adaptarse a los
meses correspondientes a las estaciones del año del hemisferio sur. (Nota trad.)
El modo que parece adecuarse a la economía de la naturaleza para manejar estos enjambres
no deseados –no deseados en el sentido de que el apicultor no desea usarlos para aumentar
el número de sus colonias- es usarlas para aumentar la fuerza de sus colonias existentes
‘permanentes’ e incidentalmente, disminuir el riesgo de las actividades de robo más
adelante. ¿Cuál es la mejor manera de emprender esto? La penosa experiencia le mostrará a
cualquier apicultor que un enjambre puede a veces ponerse en una colmena con una colonia
ya establecida sin una lucha destructora entre las abejas, pero esta no es para nada la regla
general. Un “modo seguro” es el siguiente plan. Cuando un enjambre ha salido de la
colmena progenitora y se ha encorchado según el plan sugerido en nuestro último artículo,
elija una colonia débil en el apiario. Verifique los cuadros de esta colonia débil para
asegurarse de que esté libre de enfermedad. No quite la colmena progenitora de su puesto
como se sugirió en el artículo anterior, en vez de ello coloque la colmena del enjambre
cerca de la colmena débil con la que se la propone juntar, y déjela en esta posición de
cuatro a siete días. Al octavo día, quite la tapa de la colonia débil y extienda una hoja de
diario perforado con agujeros de alfiler encima del cuerpo de la colmena superior. Luego
levante la colmena del enjambre desde su tabla inferior y colóquela directamente sobre la
colonia débil encima del diario. Deje el diario en su lugar por alrededor de dos o tres días y
luego quítelo. Las abejas se habrán juntado y resultará de ello una colonia fuerte y vigorosa
capaz de una buena producción de miel. El propósito del diario es de que retarda el
contacto inicial entre los dos grupos de abejas y les permite acostumbrarse de a poco a la
presencia de unas y otras en una sola colmena a fin de obviar la posibilidad de una lucha
destructora. Las dos reinas entablarán una lucha que terminará con la muerte de la más
débil de las dos. Después de que haya pasado una semana o diez días se podrá manejar la
colonia del mismo modo que cualquiera de las colonias permanentes del apiario.
Vinculado con el fortalecimiento de las colonias establecidas al juntarlas del modo descrito
arriba, resulta esencial seguir proveyendo suficiente espacio para trabajar ya sea
agregando alzas con panales armados (drawn) vacíos o sin armar (undrawn), o extrayendo
la miel excedente ni bien se acumula en las alzas. Si no se provee espacio para trabajar, las
abejas muy probablemente comiencen a empezar a prepararse para enjambrar si todavía no
terminó la época de enjambre, dado que una de las causas principales del mismo es la falta
de espacio para almacenar la miel y para la crianza de la cría. Si no se hace frente a la
congestión de la colmena con una acción oportuna por parte del apicultor, seguramente
resultará en una enjambrazón.
Otro propósito útil para el que sirve el unir a las colonias es el fortalecimiento para el
invierno. Supongamos que una inspección cuidadosa del apiario demuestra que varias
colonias están débiles en número y en provisiones en la primera semana o segunda de
septiembre justo después del flujo de miel de otoño. Sería conveniente juntar a estas
En conexión con el manejo tardío de verano de las abejas, vendrán temporadas en que falla
el flujo de miel de otoño y las abejas quedan con escasas provisiones para el invierno una
vez acabada la extracción del verano. Ayuda a evitar dicho agotamiento de las provisiones
de invierno si se deja la extracción hasta tardíamente en la temporada. Preferiríamos gastar
dinero en proveer a nuestro apiario con bastantes alzas adicionales tratando de restituirles a
las abejas esas provisiones que les quitamos en pleno verano. Entonces hemos provisto a
cada colonia con dos cámaras de cría y cuatro alzas de miel o de extracción. La cantidad de
alzas adicionales necesarias variará con la localidad, pero un poco de experiencia
demostrará la cantidad correcta para tener a mano.
Existen muchas opiniones acerca de cuál es la mejor época del año para sacar el excedente
de miel de las colmenas para extracción. Nosotros preferimos llevar a cabo esta operación
más tarde en la temporada que muchos de los apicultores porque sentimos que la acción de
la helada sobre la miel almacenada es sumamente útil como una especie de proceso
“madurativo”. Por lo tanto no empezamos a sacar la miel de las colmenas hasta que hayan
pasado dos heladas. Esta demora da una miel que es una combinación genuina de todos los
néctares florales desde comienzos de la primavera hasta fines de otoño, y que parece
representar ese tipo de miel que es muy beneficioso para uso humano. Además, la helada
ayudó a ‘madurar’ la miel y el resultado es un producto de la colmena muy sabrosa, rica y
satisfactoria.
Este método, por supuesto, no considera el modo común de sacar la miel al concluir los
flujos principales de la temporada como suele ser la práctica entre los apicultores. Sin
embargo, sentimos que una extracción de miel en una temporada disminuye nuestro trabajo
en el apiario y permite que sea una operación fácil las provisiones de miel de invierno de
las abejas.
Otro modo y más sencillo de dar de comer el almíbar es colocar la tapa interior arriba de la
cámara de cría como se describe arriba, y armar un alza vacío sobre esta tapa interior. Tome
una sartén o platillo playo y colóquelo sobre esta tapa interior cerca de, pero no tapando, el
agujero. Llene el platillo con almíbar y coloque en el platillo un pedazo de estopilla para
que las abejas no se ahoguen mientras toman el almíbar. Vuelva a colocar la tapa exterior
de la colmena.
La alimentación artificial de tipo líquido resulta útil cuando hace tanto frío que las abejas
no pueden volar con facilidad. Sin embargo, cuando el clima es cálido y las abejas pueden
volar a una fuente de provisión de agua, una mezcla seca de alimento es mucho más fácil
de manejar y funcionará bien. Por taza o más de azúcar tome un poco de tomillo seco, una
cucharita de te de manzanilla de mediana concentración y una cucharita de sal. Mezcle bien
estos ingredientes y viértalos sobre la tapa interior alrededor del agujero ovalado. No
coloque un alza vacío encima de la tapa interior, coloque simplemente la tapa exterior en su
posición normal sobre la tapa interior. Las abejas proveerán entonces el agua para la mezcla
de fuentes de afuera, y aceptarán prontamente esta fórmula seca.
Vinculado con el uso de la sal en la fórmula del alimento artificial para las abejas, resulta
interesante advertir que este medio de nutrición fue defendido en N. América tan temprano
como 1849 por T.B.Miner. En su libro, El Manual del Apicultor Americano –que proveerá
una interesante lectura para cualquier apicultor- escribe Miner, “Las abejas no se lastimarán
por el uso de la sal. Un terrón colocado cerca de las colmenas, bajo cubierta, no hará ningún
daño, y dado que las abejas comerán ocasionalmente del mismo, debemos juzgar de que es
mejor dárselo...”. Es digno de mención que Miner demuestra su razón para sugerir la
alimentación con sal por las palabras “... dado que las abejas comerán del mismo ...” Esto
demuestra que ¡todo apicultor debe observar a sus abejas si ha de saber qué es mejor para
ellas y para su cuidado!
Hasta el momento en esta serie poco se ha dicho acerca de los procedimientos reales de
sacar el excedente de miel de las colmenas o de la extracción de miel y su preparación para
el mercado. Tenemos dos razones para ello. Primero, las condiciones para la extracción de
la miel difieren en cada caso individual, haciendo relativamente superflua una información
general sobre el tema. La información completa sobre los dispositivos mecánicos
necesarios para la recolección de miel, la extracción y la preparación para el mercado se
encuentra en todos los catálogos de provisiones para los apicultores. Estos se distribuyen
gratuitamente a los apicultores que los soliciten, y contienen instrucciones para el uso de
Una segunda razón para nuestra omisión de la información detallada sobre esta fase de la
apicultura es el hecho de que creemos que es de suma importancia que el apicultor sepa lo
más posible acerca de las actividades de sus abejas, y dado que nuestro espacio ha sido
necesariamente limitado, nos ha parecido prudente el dedicarnos más o menos
exclusivamente a compartir con nuestros lectores algunos de los aspectos prácticos de esta
parte vital e importante de la apicultura.
Hemos buscado tratar de manera general las actividades del apicultor en términos de las
cuatros estaciones del año. Comenzando con el cuidado de las abejas en la época de
invierno, que se ha llamado “El Año Nuevo del Apicultor”, hemos pasado por los diversos
pasos de manejo general de las abejas en las otras tres estaciones. Al concluir podrá resultar
provechoso ilustrar brevemente estas tareas.
*
Recordar que se refiere al hemisferio Norte – habrá que adaptar los meses para el hemisferio Sur
Tareas del apicultor: El momento más atareado en el año del apicultor. La apertura de las
yemas de los olmos, alisos, sauce común, arce, que trae polen, señala el comienzo de la
crianza de la cría. El 1º de abril empiece a sacar a las abejas del sótano o del lugar de
almacenado. El 15 de abril, quite la cobertura del invierno si la temporada es normal.
Retrase si no lo es. Verifique las provisiones. Alimente con alimento seco si el tiempo es
bueno. Alimento líquido si el frío y la lluvia impiden mucho vuelo. Del 1 al 15 de abril, el
período más crítico de todo el año. Vigile entonces las provisiones. Si un lapso muy
caluroso es seguido por uno frío, vigile las provisiones. ¡Se mueren de hambre más
colonias del 15 de abril que en pleno invierno! ¡La floración frutal de los árboles no
significa comida en las colmenas! Fines de mayo y todo junio, época de enjambre.
¡Quédese en casa durante estas semanas! Agregue alzas después del 1º de junio. 1º de
junio, pico de floración del trébol blanco y del trébol de los pantanos. Mediados de junio,
floración de las frambuesas. Durante toda la época de enjambre trate de realizar una
inspección general del apiario por lo menos cada 3 a 5 días. ¡La inspección diaria –
caminando por el apiario observando todo- es mejor aún!
****
El estudiar un poco el cuadro anterior demostrará que existe una relación directa entre tres
factores: (1) La posición de la tierra en relación al sol (2) Las actividades de las abejas en la
colmena, incluyendo la población de la colonia (3) Las tareas a las que es convocado el
apicultor a cumplir. En otras palabras, ¡el apicultor debe trabajar en armonía no sólo con las
actividades de las abejas, sino también indirectamente con los movimientos mismos de los
cuerpos celestes en sí! Esto podrá servir para mostrar por qué la gente de antes sentía que la
tarea del apicultor era una tarea sagrada. ¡Veían en las actividades del apicultor una
relación o reflejo directo de los ritmos de la vida cósmica del año, y en estas actividades
sentían que las fuerzas mismas del mundo espiritual se manifestaban de manera visible!
Quizás no sea exagerado decir que algo de un reconocimiento semi-conciente de estas ideas
pueda dar razón de la tremenda fascinación que aún hoy tiene la apicultura para
determinadas personas en todo el mundo. Por cierto para quienes están interesados en los
principios de la Agricultura y Jardinería Biodinámica con su énfasis profundo puesto sobre
la colaboración con todas las operaciones y actividades de la Naturaleza, la apicultura
provee todavía otro eslabón en esa gran cadena a través de la cual puede entrar el cosmos
en la actividad terrestre y beneficiar a la humanidad.
Si examinamos la vida de la colonia en relación con el ciclo del año tal como señalamos
arriba, podemos descubrir una correspondencia entre las grandes festividades Cristianas del
año y la vida de las abejas.
*
Extraído de ‘The Art of Beekeeping’,pp.28-32 (corresponde a lo publicado en Vol.V nº.5, invierno 1947, del
Journal of Biodynamics) (Trad.: Monica M. Bravo)
RESP.: Durante la época del enjambre le resultará beneficioso caminar por su apiario en los
días lindos entre las 8 y las 9 de la mañana. Si observa una colmena en donde una gran
cantidad de abejas está sentada en el pórtico, con sus espaldas hacia la entrada de la
colmena, abanicando vigorosamente con sus alas, y si al mismo tiempo otras abejas están
fuertemente agrupadas sobre la entrada de la colmena, y pareciera haber bastante actividad
dentro de la colmena, provocando una especie de ‘rugido’, entonces usted puede estar
seguro de que las abejas enjambrarán dentro de las 24 a 48 horas. Haría bien en permanecer
en casa cualquier día que tenga señales de este tipo.
Relacionado con esto resulta interesante advertir que la joven Reina, al salir de su celda,
emite una especie de tono ‘agudo’, como si fuera una pequeña flauta de pastor que se toca a
gran distancia. Este fenómeno fue advertido por primera vez por el gran Francois Huber,
uno de los más grandes observadores de la vida de las abejas. Le recomendaría fuertemente
a toda persona interesada en las abejas que no sólo lea sino que estudie con cuidado el
maravilloso libro de Huber “Nuevas Observaciones sobre las abejas” (“New Observations
on Bees” – American Bee Journal, Publishers, Hamilton, Illinois). Él vivió en el siglo
XVIII en Francia, y sus observaciones fueron el resultado de una circunstancia muy
interesante. ¡En toda su vida Huber jamás vio una abeja, pues era ciego! Él tenía un
sirviente fiel que llevaba a cabo sus instrucciones y le describía los resultados. Este
concienzudo estudio que se extendió durante largos períodos de tiempo fue puesto por
escrito por Huber en su libro “Nuevas observaciones sobre las abejas”. Huber llamó la
atención en primer lugar a este ‘sonido agudo’ de la nueva Reina. Por largo tiempo después
de la muerte de Huber los apicultores dudaron de la verdad de esto, y recién en tiempos
modernos con el uso de dispositivos de sonido se comprobó que su afirmación era correcta.
Con el fino oído que le trajo su ceguera, Huber pudo descubrir un fenómeno que los demás
pasaban por alto.
PREG.: En uno de sus artículos en Bio-Dynamics usted abogó por colocar el enjambre
recién encorchado sobre el puesto de la colmena progenitora, trasladando la colmena vieja a
un nuevo lugar. ¿Por qué es esto una buena idea?
RESP.: Dicho arreglo ayudará al enjambre a establecerse más fácilmente, y las abejas de
campo que estuvieron ausentes mientras se realizaba el enjambre se unirán al enjambre en
la colmena nueva, construyendo así la fortaleza de la colonia-enjambre. Además, el
trasladar la colmena progenitora y dar un espacio adicional, tanto en la colmena progenitora
como en la colmena del enjambre al proveer alzas adicionales o mediante una nueva
disposición de las alzas, tenderá a ayudar a desalentar una tendencia ulterior a enjambrar.
También resultará útil darle sombra a la colmena nueva mediante algunas maderas viejas, o
ramas, si el día es muy caluroso. Esto hará más seguro que el enjambre encorchado se
‘quede quieto’. Después de uno o dos días se puede quitar esta sombra artificial.
PREG.: ¿Cuál es la mejor dirección para que miren las colmenas en un apiario?
PREG.: Este año estoy probando por primera vez algunas alzas poco profundas para miel
de panal (comb honey). ¿Podrán ser más exitosas si uno tiene sólo estos arriba de la cámara
de cría y ninguna alza entera o suelen los apicultores mezclar ambos tipos de alzas?
E.M.S.
RESP.: El hacer miel de panal es un arte que requiere una destreza especial y una buena
observación de las actividades de las abejas. En primer lugar, las alzas para la miel de panal
no deberán colocarse hasta que el flujo de miel esté bien encaminado. Esto evitará el
‘mordisqueo’ de las bases de inicio (starter foundations) y se reducirán las posibles
oportunidades de enjambrar. Para esta parte del país donde la humedad es un factor que
ayuda a enjambrar, se deberá seguir un proceso de alzado especial.
Seleccione una colonia muy fuerte para hacer la miel de panal, dado que es esencial la
velocidad por parte de las abejas. Ahúme para que las abejas salgan lo más posible de la
cámara de cría superior, luego quite esto de la colmena y examine cada cuadro para
asegurarse que la reina se haya ido a la cámara inferior en el proceso del ahumado. No hay
problema si quedan algunas abejas en estos panales, siempre que la reina no se encuentre
allí. Arriba de la cámara de cría inferior coloque un excluidor (excluder) de reina. Luego
coloque su alza o alzas (nunca más de tres) de miel de panal encima de este excluidor. Por
último coloque la cámara de cría superior original y cubra la colmena. Si el flujo de miel es
fuerte, o incluso razonablemente bueno, usted debería tener algo de miel de panal dentro de
diez días o dos semanas. Cuando un alza está lleno y sellado, deberá ser quitado
inmediatamente de la colmena a fin de evitar la ‘fatiga de viaje’ que le quitará color y
arruinará el aspecto fresco de los panales cuando se los ofrezca a la venta o para el
consumo casero. Traslade dichas alzas terminadas a un lugar de almacenamiento a prueba
de abejas. Cuando se haya terminado el flujo de miel, todas las alzas de miel de panal
deberán ser retiradas de las colmenas, se deberá volver a juntar las dos cámaras de cría, y se
deberá colocar las alzas de extracción encima de ellas para juntar cualquier excedente de
los flujos de miel más tardíos. Las alzas de la miel de panal y la miel de extracción nunca
deberán mezclarse en las colmenas.
Una palabra de advertencia: dado que se necesitan colonias fuertes para una buena
producción de miel de panal y que resulta esencial el ahumado y el disminuir el espacio
para la postura de la reina durante este período de la producción, se requiere una cuidadosa
observación y manipulación para evitar el enjambrar. Una de las principales causas del
exceso de enjambres es la congestión de las cámaras de cría, por lo que resultará
provechoso que se retire un par de cuadros que contengan principalmente miel de la cámara
de cría inferior antes de colocar las alzas de miel de panal. En vez de éstos coloque cuadros
nuevos con planchas enteras de ‘undrawn brood foundation’ (base para cría no armada).
Éstos serán rápidamente ‘drawn’ (armadas) por las abejas y proveerán espacio adicional
para que la reina deposite los huevos. Los dos cuadros retirados deberán ser examinados
por loque y si están libres de ello se los dará a otra colonia del apiario.
*
Debemos recordar que este trabajo está escrito para el hemisferio Norte (N.de T.)
PREG.: En su primer artículo de esta serie sobre Apicultura, usted mencionó que el cortar
las celdas reales de las colmenas como una causa posible de la ruina de las colonias, ¿Por
qué es esto así?
RESP.: La remoción de las celdas reales de los cuadros de una colmena para evitar que se
enjambre es un método que se ha seguido durante muchos años en este país. Fue abogado
por Langstroth a mediados del siglo pasado en su conocido trabajo sobre las abejas
melíferas. En principio, el apicultor pasa por sus colmenas alrededor de cada dos semanas
durante la época de enjambre, y quita con los dedos cualquier celda real que encuentra
construida en los cuadros. Esto impide que emerjan nuevas Reinas y se piensa que ayuda a
prevenir el enjambrar. Existen dos razones importantes de por qué no es esta una buena
práctica.
1. Tal como admitieron Langstroth y otros, la remoción de las celdas reales no siempre
impide el enjambrar, en consecuencia el método no es a prueba de mal trato.
2. Si una Reina de una colmena está fallando debido a la edad o a un deterioro físico, la
producción de una nueva Reina a través de este medio natural es el modo que tiene la
Naturaleza para conservar la vida de la colonia. Por lo tanto, la remoción de la celda real de
dicha colmena en verdad ‘arruinaría’ a la colonia. Dicho paso significaría el abandono del
modo que tiene la Naturaleza de asegurar la continuación de la vida de las abejas.
PREG.: ¿Podría sugerir algunos libros que serían de lectura beneficiosa para el apicultor?
-L.N., Spring Valley, N.Y.
RESP.: En general los libros referidos a la apicultura nunca pueden sustituir la experiencia
real del cuidado de las abejas. Sin embargo, si el apicultor desea leer material para utilizar
de manera comparativa como complemento de su propia observación práctica en el apiario
los siguientes títulos resultarán de interés. La mayoría de estos libros están agotados, pero
pueden encontrarse algunas veces en las librerías de segunda mano.
“On the Hive and Honey Bee” (Acerca de la colmena y la abeja melífera) – Rev.
L.L.Langstroth. Un excelente trabajo por “el Padre de la Apicultura Americana”. Una mina
de información por el hombre que inventó la colmena de cuadro movible e introdujo en
América a la abeja italiana. Langstroth conocía y amaba a las abejas. Publicado por primera
vez c. 1859. Existe ahora una reimpresión.
“Fifty Years Among the Bees”(Cincuenta años entre las abejas) – Dr. Chas. C. Miller. Un
relato íntimo de la apicultura, relacionado especialmente con la producción de miel de
panal escrito por un apicultor original. Contiene muchas ideas prácticas y útiles.
“Manual of the Apiary” (Un manual del apiario) – Prof. A.J.Cook. Publicado c. 1875. Este
es un libro extremadamente útil que contiene muchas ideas originales y de gran ayuda.
“New Observations on Bees” (Nuevas observaciones sobre las abejas) – Francis Huber. La
traducción en inglés de los escritos de uno de los más grandes apicultores de todos los
tiempos. Huber, aunque ciego, fue uno de los descubridores de los hechos importantes
“referidos a la vida de una abeja”. De fascinante lectura para el apicultor avanzado.
“The Lore of the Honey Bee” (El saber popular de la abeja melífera) – Ticknor Edwardes.
Un valioso libro de referencia para aquellos interesados en cuestiones tales como la
anatomía y fisiología de la abeja melífera. Escrito por una conocida autoridad inglesa sobre
el tema. Interesante información histórica sobre la apicultura.
“The American Beekeeper’s Manual” (El manual del apicultor americano) – T.B. Miner.
Publicado c. 1845 et seq. En varias ediciones. Un relato muy interesante de la apicultura
“Nine Lectures on Bees” (Nueve conferencias sobre las abejas) – Rudolf Steiner. The
Anthroposophical Publishing Co., Londres. Material restringido. De gran valor para el
apicultor experimentado, pero no constituye un manual de apicultura.
Para una narración muy interesante sobre los orígenes de la apicultura en América,
recomendaría un libro de reciente publicación escrito por Florence Naile titulado “The Life
of Langstroth” (La vida de Langstroth). Cornell University Press.
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Se deberá recordar que la lista de libros fue recopilada en 1947. Algunos o incluso todos
podrían estar agotados. Un título actual es Amateur Beekeeping (Apicultura del aficionado)
escrito por Edward Lloyd Sechrist, publicado por The Devin-Adair Company.