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El arte de la apicultura*

por Paul Marshall Allen

I – Otoño 1945

Entre los apicultores el otoño se denomina el ‘Año Nuevo de los apicultores’, de ahí que
esta serie de artículos se comience en el otoño del año. Todo el éxito que vendrá del trabajo
de la temporada siguiente depende mayormente de lo que se hace en este momento en el
apiario, y de lo bien que se lleve a cabo.

En la presente serie de artículos, se intentará combinar las indicaciones del Dr. Rudolf
Steiner1 con algunos resultados prácticos obtenidos a partir de su aplicación, con la
esperanza de que el resultado de esto sea una especie de manual de trabajo para quienes
tengan interés en iniciarse en este campo, y para dar más sugerencias a quienes ya están
activamente comprometidos en la apicultura. En inglés, solamente, hay más de dos mil
libros sobre el tema de la apicultura y una cantidad de boletines dedicados exclusivamente a
ella. Por lo tanto, lo que se dará aquí tomará la forma de ‘indicios’ para los apicultores, y se
deberá confiar en el interés del lector por llevarlo más allá en su investigación sobre el
tema.

Al principio, no se puede enfatizar con demasiada fuerza que una observación cuidadosa de
los hábitos de las abejas es esencial para una apicultura con éxito. Este conocimiento no se
puede adquirir solamente a través de la lectura, sino que debe adquirirse a partir de la
experiencia real del trabajo con las abejas. Por lo tanto, sería aconsejable que el principiante
se pregunte, “¿Es mi primer objetivo como apicultor el producir miel, o aprender acerca de
las abejas?” Por supuesto todo apicultor quiere producir miel, pero si éste es el único
pensamiento motivador en su mente, de seguro tendrá poco éxito.

Una regla de oro al trabajar con las abejas es, “¡No chapucee con sus abejas! Tenga claro
qué hace y por qué lo hace. Tenga siempre un objetivo definido de lo que va a llevar a
cabo antes de abrir una colmena.” Se podría decir que cuando uno tiene dudas acerca de
realizar o no una determinada manipulación con las abejas ¡es mejor no hacer nada!
¡Cuando está en duda, déjelas solas! Se han arruinado más cantidad de buenas colonias de
abejas por una manipulación ignorante que las que murieron por falta de atención. Por
ejemplo, se ha escrito muchísimo acerca del control del enjambre por medio de recortar las
celdas de las reinas de los panales del nido de cría. Si uno no sabe exactamente cómo se
hace esto –y es muy difícil escribir con claridad acerca de ello- ¡no lo haga! Si llegan
enjambres, pues llegan, y es mejor tener un enjambre selecto, bueno, y mantenerlo que
arruinar una colonia por una manipulación sin inteligencia o mal aconsejada.

Para el principiante, una de las primeras cosas a determinar es el sitio del propuesto apiario.
Aquí deben considerarse dos cosas: el bienestar de las abejas, y la comodidad de quienes
deben pasar cerca de las colmenas. Para trabajar con provecho, las abejas deberán poder
*
Extraído de ‘The Art of Beekeeping’,pp.1-7 (corresponde a lo publicado en Vol.IV nº.1, otoño 1945, del
Journal of Biodynamics) (Trad.: Monica M. Bravo)
1
Tal como fueron dadas en 1923 en una serie de charlas informales a los apicultores entre los trabajadores
que construyeron el Goetheanum en Dornach, Suiza.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 1


volar desde y hacia sus colmenas sin obstáculos, en un lugar donde se pueda encontrar una
cantidad razonable de néctar y polen dentro de una distancia de vuelo fácil. Deberá haber
en las cercanías una provisión de agua fresca y limpia, a la que pueden acceder las abejas
sin molestar a las personas o animales de la granja. Si no hay a mano un arroyo o estanque
de agua, el apicultor debería colocar una tina en su apiario. Mantenga alrededor de tres a
seis pulgadas de agua en la tina en todo momento, y renuévalo cada diez días más o menos,
siempre que no se refresque mientras tanto por la lluvia. Tenga algunas astillas o viruta de
madera no resinosa en el agua. Éstos proveerán lugares de aterrizaje para las abejas, y les
permitirán llegar al agua sin ahogarse. Una buena provisión de agua fresca limpia es una de
las mejores maneras de evitar las enfermedades en el apiario. Ubique las colmenas de modo
que miren ya sea hacia el sur o al sudeste*, que los rayos del sol puedan chocar contra el
portal o la tabla de aterrizaje temprano por la mañana. Deberán estar protegidas de los
vientos prevalecientes. Una pared, un cerco espeso o un cerco de madera es ideal para este
fin.

Es muy importante, especialmente durante el flujo de la miel, que la tabla de aterrizaje y la


entrada de la colmena se mantengan totalmente libres de pastos o malezas que la obstruyan.
Por lo tanto, corte el pasto y las malezas delante de las colmenas, y verifique esto a
menudo durante el verano, que nada pueda interferir con el trabajo de las abejas. Algunos
apicultores logran el mismo resultado colocando planchas de cartón corrugado o tablas
viejas en el suelo delante de las colmenas. Otros siembran el suelo generosamente con sal
de piedra a fin de ahogar cualquier crecimiento vegetal. La sal es útil para las abejas en la
crianza de la cría, y se cumple así un doble propósito al tenerla cerca de las colmenas. Sin
embargo, hemos adoptado lo que nos parece un plan más práctico para alimentarles la sal,
que se tratará en un artículo futuro.

La sombra es importante en un apiario bien ubicado, porque el trabajo intenso que se lleva
a cabo dentro de las colmenas tiende a producir calor además de los rayos del sol del
verano. Pero, por otra parte, las abejas se enojarán y serán difíciles de manejar si las
colmenas se colocan en un lugar con demasiada sombra. Un huerto joven es un lugar ideal,
o la sombra parcial de un enrejado, una glorieta o una saliente del techo proveerá la
cantidad casi adecuada de descanso del caluroso sol del mediodía. Si las colmenas están
debajo de una saliente del techo, deberán estar libres de cualquier goteo de la lluvia.

Para el principiante, será ventajoso si las colmenas no están a demasiada distancia de la


casa para que sea posible la observación frecuente. ¡Los muchos ratos libres pasados
observando la actividad de las abejas alrededor de la entrada de las colmenas compensarán
con ricos dividendos de conocimiento y experiencia!

A la larga, sin embargo, las abejas parecen bastante abstraídas con respecto a su entorno,
siempre que puedan llegar a las fuentes de la provisión del néctar y tengan disponibilidad
de agua. Por ejemplo, un amigo mío maneja con éxito un apiario de doce colmenas sobre el
techo de un edificio de un colegio secundario ¡ubicado en el corazón de una de nuestras
grandes ciudades del este! Una colmena de abejas con un tubo conector hacia el exterior ha
estado produciendo miel durante muchos años como exposición en el Smithsonian Institute
*
Este artículo fue escrito con las referencias temporales y geográficas del hemisferio norte, por lo que habrá
que invertirlas para el hemisferio sur (Nota trad.)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


de Washington. Sólo el otro día, una carta de un amigo de Australia contaba acerca de un
apicultor que tiene sus colmenas en un balcón afuera de su departamento. Las abejas vuelan
a los Jardines Botánicos a una milla de distancia para el néctar, ¡y la miel que producen se
considera excelente! Pero estos son casos raros, y para el trabajo apícola más práctico, el
apicultor elegirá un sitio que esté bien protegido del viento, donde las abejas tienen amplio
espacio para volar, y –muy importante- un lugar de fácil acceso, de ser necesario, para un
camión, especialmente si el apiario es grande.

Las colmenas nunca deberán estar en una posición tal que pase por allí el ganado de la
granja, o que paste el ganado cerca de ellas, ni deben estar delante de donde suele pasar la
gente. Sin embargo, si se planta un cerco alto de alrededor de diez a veinticinco pies delante
de las colmenas, los transeúntes del otro lado nunca sabrán que se guardan abejas en ese
lugar. Las abejas, al salir de la colmena, están forzadas a volar hacia arriba bien por encima
de las cabezas de la gente, y al regresar deben seguir el mismo camino.

Coloque las colmenas separadas del suelo, sobre ladrillos, bloques de cemento o tejas, y
cuidadosamente niveladas. Esto permite que pase el aire por debajo y protege a la tabla
inferior de pudrirse a causa de la humedad. En clima extremadamente caluroso ayuda a
refrescar por una circulación de aire. Los puestos de las colmenas permanentes pueden
construirse en rejillas, las esquinas de las cuales se insertan en el suelo, pero son menos
prácticos debido al trabajo involucrado si se hace necesario moverlas.

El principiante deberá obtener catálogos de las casas de apicultura y usarlos como una base
para sus pedidos. No resulta posible construir las colmenas por el precio al que se pueden
comprar, y el equipo adquirido de un fabricante respetable es estandarizado, y por lo tanto
intercambiable, una característica que no deberá ser descuidada.

Estos catálogos le proveerán al principiante las descripciones completas de las colmenas


modernas y los dispositivos utilizados en la apicultura. Les acompañan instrucciones
completas del montaje y no hallarán ninguna dificultad en armarlas. Sin embargo, resulta
fundamental, a fin de estar totalmente listo para la temporada de primavera, que el apicultor
pida sus provisiones a fines de otoño o comienzos de invierno y las vaya armando mucho
antes de que tengan que ser usadas en el campo. ¡Resulta difícil, para decir lo mínimo,
querer material adicional para una colmena cuando un enjambre temprano está colgado de
una rama!

A menudo surge la pregunta entre los apicultores acerca de si conviene pintar las colmenas.
Vinculado a esto, recuerdo que cada colmena del apiario de mi abuelo estaba pintada de un
color diferente, alcanzando toda la gama desde un rosa pálido hasta un violeta profundo, y
cada uno estaba adornado con un trabajo de rodillo ornamental. ¡El efecto era bastante
encantador, especialmente dado que cada colonia estaba etiquetada con un nombre! Los
apiarios actuales abandonaron todos estos ardides decorativos, pero estos últimos sirven
para ilustrar la íntima relación que existía en los tiempos pasados entre el apicultor y sus
abejas. Es esencial que hoy tengamos el mismo sentimiento personal por las abejas en
nuestros apiarios como tenían los apicultores del pasado.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 3


Hemos encontrado que la pintura de aluminio de la mejor calidad que se pueda obtener es
ideal para pintar las colmenas. Es un tanto resistente al calor, quebrando las fuerzas de los
rayos solares sobre las colmenas en los calurosos días de verano. Al mismo tiempo es un
conservador ideal, y pareciera funcionar mejor que las demás pinturas. Se deberán usar dos
manos de pintura. Denle tres manos a la tabla inferior en todas sus superficies, dado que
esta parte de la colmena por lo general tiene el uso más duro, debido a la humedad.

Nos resultó beneficioso pintar con un esmalte brillante de buena calidad el borde inferior de
las agarraderas solamente de la parte delantera de las colmenas, a fin de mantener los
diversos cuerpos de las colmenas en categorías separadas, según su uso. Pintamos las
agarraderas de las cámaras de cría de un azul fuerte; de las alzas de extracción, amarillo; y
de las alzas poco profundas utilizadas para la producción de miel de panales, rojo oscuro.
Así, al ir caminando por el apiario, uno puede distinguir enseguida el uso de cada una de las
alzas.

Como el Loque Americano es una enfermedad sumamente contagiosa, y puede trasmitirse


de una colonia a otra por la colocación de las alzas de colonias infectadas sobre alzas
limpias, hemos encontrado beneficioso enumerar cada cuerpo de la colmena y las alzas para
que no haya ninguna mezcla cuando se devuelvan las alzas a las colmenas después de la
extracción. Para hacer esto hemos comprado en la ferretería juegos de las pequeñas
tachuelas numeradas que se usan normalmente en los mosquiteros. Éstos vienen en series
numeradas 1-25, 25-50, 50-75, 75-100. De este modo, al usar varios juegos y
combinaciones de números, se puede marcar una cantidad infinita de colmenas y alzas. Por
ejemplo, la tachuela 16 se coloca en el centro de la parte trasera de la colmena, justo debajo
de la agarradera. Enumere 16 a los dos cuerpos de la colmena donde hibernan las abejas, las
alzas usadas para extracción, la reina excluida, las tapas interna y externa. De este modo se
salva el peligro de intercambiar el equipo. Si la colonia llegara a morirse durante el invierno
debido a cualquier otra causa fuera del loque, esa colmena en particular le puede ser dada a
los nuevos ocupantes en la primavera siguiente.

Entre las herramientas usadas por los apicultores en su trabajo de campo están el velo, el
ahumador, la herramienta de colmena (puede sustituirse por una espátula o destornillador
fuerte), y el pincel de abejas. Además, lo idea es un canasto de tamaño mediano para llevar
las herramientas de una colmena a otra. Ésta deberá contener los artículos anteriores, junto
con un martillo de orejas de peso mediano, una cajita metálica de fósforos y otra cajita con
clavos de diversos tamaños.

En el ahumador se utilizan varios tipos de combustible, pero hemos encontrado que las
abejas responden mejor al humo de la quema de ramilletes de zumaque. Éstos deberán
juntarse en el otoño y dejarse secar durante el invierno. Bastará con un pedacito de diario
poco apretado para prender el ahumador, y los ramilletes se pueden tirar directamente
encima de la llama. Pronto habrá un buen humo con una leve fragancia., que funcionará
bien con las abejas y a la que responden con rapidez. Si el ahumador no quema bien,
revuelva un poco el combustible con la herramienta de colmena para crear más corriente de
aire. El apicultor ahorrará muchos pasos si lleva unos ramilletes adicionales en su canasto
para reabastecer el ahumador a medida que se necesita. Si se va a realizar una inspección

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extensiva de las colmenas, y el apiario es bastante grande, coloque a intervalos sobre el
suelo pilas de ramilletes de zumaque.

Se puede obtener otro combustible para ahumar del bejín gigante (Lycoperdon). Éstos se
encuentran por lo general en los pastizales secos y en los bosques donde prosperan los
hongos. Junte los bejines en clima seco, ni bien se encuentren plenamente desarrollados, o
por lo menos tan grandes como un puño. Deberán ser marrones y polvorientos por dentro.
Séquelos al sol y éntrelos todas las noches. El secarlos en un horno o cocina tiende a
endurecer el material, volviéndolo inadecuado para su uso. Cuando estén totalmente secos,
guárdelos en bolsas de papel y cuélguelos en una habitación seca durante el invierno. Antes
de usarlos en la primavera siguiente, colóquelos junto a una cocina para secar cualquier
humedad que se pueda haber acumulado. Si se los expone a dicho calor durante una hora
más o menos antes de usarlos, esto será suficiente.

Hay que juntar bejines frescos cada verano, ya que después de un año pierden su fuerza.
Los que se juntan en el clima seco son los mejores. Cuanto más livianos y esponjosos sean,
más fácilmente se quemarán.
Hay que inyectar sin embargo una nota de precaución. Cuando se colocan los bejines
dentro del ahumador, deberán ser ‘soplados’ lo menos posible por el ahumador. La fuerza
del humo está determinada por la cantidad de aire forzado a través del ahumador. Por lo
tanto, trabaje los fuelles sólo lo necesario para mantenerlo quemando, y para aplicar el
humo.

Hay que hacer mención del pincel de abejas, que se usa para sacar a las abejas de los
cuadros y los panales durante la inspección. Después de algunos experimentos,
encontramos que las abejas no responderán al cepillo de fibra animal tan bien como a una
de materia vegetal. Hemos encontrado que el clásico cepillo para abejas Coggeshall, que
asemeja una escobilla de ropa de paja larga, resulta con mucho lo mejor. Se fabrica del
millo de escoba, y se usa de costado más que del extremo como ocurre con una escobilla de
ropa. Las pajas de la escoba tienen alrededor de ocho a diez pulgadas de largo, y no son
muy pesadas, volviéndose así rápido y fácil el uso del cepillo. Pero lo esencial es que
cualquier tipo de cepillo que se use, no deberá ser de pelo animal o cerda. ¡Las abejas
apacibles pueden volverse muy molestas si se descuida este punto!

Además del velo, a los principiantes les da seguridad el uso de los guantes en su primer
trabajo con las abejas. Sin embargo se los deberá descartar ni bien se haya superado la
primera sensación de timidez, ya que son engorrosos y provocan muchos deslizamientos en
el manejo de los cuadros, lo que excita y molesta a las abejas.

Hay momentos en que se puede descartar incluso el velo mientras se trabaja en el apiario,
pero siempre debe estar a mano. Mi abuelo tenía una regla constante de que debíamos tener
un velo de tela en nuestro bolsillo o canasto de herramientas siempre que fuéramos a
trabajar entre las colmenas. Cuando se usa el velo, cuide de que esté atado con seguridad y
de modo tal que ninguna abeja pueda deslizarse debajo de los bordes. ¡Seguramente picarán
gravemente las abejas cuando se encuentren aprisionadas dentro del velo! La falta de
cuidado en el uso del velo puede llevar a resultados desagradables, y puede iniciarse una
epidemia de picaduras en un apiario de lo contrario apacible.

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Resultará de gran utilidad si desde el comienzo se lleva un registro diario o un diario del
trabajo realizado en el apiario. Éste contendrá un registro del trabajo realizado cada día, las
notas sobre el clima, incluyendo las lecturas del termómetro, la actividad de las abejas, el
estado de la pastura de las abejas, la presencia o ausencia de crianza, y todo lo que parezca
extraño o especialmente interesante en el apiario. Me ha resultado útil anotar algunas de las
preguntas que me surgieron como resultado de mis observaciones al trabajar con las abejas.
Así, al cerrar el año, o en los años subsiguientes, se podrá revisar hacia atrás y descubrir los
errores que pueden remediarse a la luz del conocimiento futuro. No confundan este diario
con un registro de la producción del trabajo de las abejas, dado que esto es de poca utilidad
para la auto-educación en la apicultura, y no se recomienda.

Existen tres maneras de obtener las abejas para iniciar un apiario. La primera y mejor es
comprar los enjambres provistos por las colmenas de un apicultor vecino. Éstos pueden
entrar con facilidad en la colmena, y se establecerán fácilmente en su nuevo hogar. Sin
embargo, deberá tener cuidado de asegurarse que el apicultor de quien obtuvieron las abejas
muestre la certificación de que la inspección efectuada por el inspector apícola estatal
encontró que su apiario está libre de loque. Una segunda forma y la más sencilla, es
comprarle a un apicultor las colonias de abejas ya formadas y establecidas en sus colmenas.
Entonces el único problema sería trasladarlas a su nueva ubicación. De nuevo, se deberá
exigir la certificación con respecto a estar libres de enfermedades. Un tercer modo es
comprar un paquete de abejas de los apicultores respetables del sur, que publicitan en los
boletines de apicultura. Lo mejor es el paquete de tres libras con reina, y se deberán hacer
los pedidos con antelación, por lo menos para Año Nuevo, y dar la fecha en que deberán
entregarse. Esto debería ser a fines de abril o comienzos de mayo, dependiendo del lugar.
El comerciante proveerá la información con respecto al mejor momento para llevar las
abejas a una determinada localidad y también dará todas las instrucciones para el manejo de
las abejas desde el momento de su llegada hasta su colocación en la colmena. En otro
artículo se darán algunos puntos relacionados con el establecimiento de las abejas de
paquete.

Podrán surgir preguntas con respecto a cuántas colonias se deberán comprar al comienzo.
Para el principiante, lo adecuado sería de dos a seis –no más. Dos colonias andarán mejor
que una sola. Después de una temporada con las abejas, el principiante estará en una
excelente posición para aumentar su apiario –pero haga esto paulatinamente. ¡Después de
todo, la tarea del apicultor verdadero es la de ajustarse a las abejas, y no al revés!

Para el apicultor con experiencia el otoño ofrecerá mucho trabajo que deberá hacerse
cuidadosamente, dado que es mucho lo que depende de ello.

Todos los apicultores están cuidadosamente a la expectativa del flujo tardío de la miel, que
en esta localidad llega durante las últimas semanas previas a la primera helada. De ocurrir,
provee una buena fuente de miel para las reservas de invierno. Sin embargo, el flujo no es
seguro, y a menudo se podrá desilusionar un apicultor que dependa del mismo como una
fuente para la provisión del alimento del invierno para sus abejas. Por lo tanto, la
experiencia nos ha demostrado que en el momento de la extracción conviene guardar aparte
un alza de diez cuadros de miel para el uso invernal de cada colonia. Dicha alza deberá

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pesar por lo menos cincuenta libras, y el peso bruto de una colmena de dos pisos para un
invernar exitoso deberá estar entre las 110 y 130 libras.

Como preparación para el invierno, se ahuman las abejas para que ocupen una sola cámara
de cría, y se coloca el alza que contiene la provisión de comida directamente encima. Esto
permite que el enjambre (cluster) se mueva hacia arriba entre los cuadros de miel durante
los meses de invierno. Mantenga el cuerpo inferior de la colmena libre de miel a fin de
dejar lugar para la crianza de fines de otoño y el almacenamiento del polen para ser usado
por la cría joven.

En o alrededor del momento de la helada mortífera, las colmenas deberán estar preparadas
para el invierno. Si el apiario se encuentra ubicado en un lugar suficientemente protegido,
quizás alcance con llenar el espacio debajo de las colmenas con hojas secas o paja para
cortar la circulación del aire frío debajo del piso de la colmena. Si el lugar del apiario está
expuesto a los vientos fríos, traslade las colmenas a un lugar más protegido, y ármelos para
el invierno. Resultan útiles los cortavientos de cercos de madera o cajas de embalaje. Para
un apiario pequeño éstos podrán fabricarse con los tallos del maíz que se colocan apoyados
contra una barra horizontal sostenida por un poste en ambas puntas, mirando directamente
al sur.

Al acomodar las colmenas para el invierno, provea una entrada complementaria o superior,
además del espacio más pequeño del bloque de la colmena, introducida en la entrada
normal. Para hacer esta abertura complementaria, tome una mecha de 3/8 y taladre un
agujero en la parte delantera de la parte superior de la colmena, en el centro, justo debajo de
la agarradera. Algunos apicultores taladran directamente en la misma agarradera, pero esto
tiende a debilitar la colmena porque en este punto es donde la madera es más delgada. La
entrada complementaria es especialmente valiosa para el bienestar de la colonia, ya que
permite que las abejas salgan para efectuar los vuelos de limpieza en los días cálidos del
invierno cuando la entrada inferior podrá estar bloqueada por el hielo y la nieve. También
permite que salga la humedad de adentro de las colmenas, e impide así el enmohecimiento
de los panales. Será necesario, sin embargo, taponar estos agujeros augur cuando comience
el flujo de miel en la primavera siguiente.

Al preparar y empacar a las abejas para el invierno, lo más importante a considerar no es


tanto cómo se empaca, sino qué se empaca. Cada colmena deberá contener un buen cuerpo
de abejas jóvenes que sobrevivirán el invierno, listas para trabajar a comienzos de la
primavera, una reina en buenas condiciones, una provisión de polen, y gran cantidad de
miel como se mencionó arriba. Durante el invierno y comienzos de la primavera quizás sea
necesario alimentar a las abejas a fin de asegurar colonias fuertes para la floración frutal de
la primavera. En nuestro próximo artículo trataremos la alimentación y el cuidado de
comienzos de la primavera.

Uno de los puntos más importantes del cuidado invernal de las abejas es que se las deberá
dejar solas lo más posible durante esta estación del año. Contrario a la creencia de muchas
personas, las abejas no invernan ni dormitan durante los meses del invierno. Dado que las
abejas no pueden vivir en temperaturas menores de 50ºF éstas forman una masa o
enjambre para cuando la temperatura exterior sea de 58ºF. Dentro de este enjambre las

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abejas generan calor a través de la actividad muscular. Este enjambre de invierno se forma
en el punto de los cuadros en que salió de las celdas la última cría de otoño. A medida que
se va comiendo la miel el enjambre se mueve como una unidad de cuadro a cuadro, por lo
que las reservas de invierno están siempre a mano. Cualquier molestia que haga desarmarse
al enjambre y esparcirse en el clima frío seguramente debilitará gravemente, si es que no
mata, a la colonia. Por lo tanto, cuando las abejas están guardadas para el invierno, es mejor
refrenar severamente nuestra curiosidad con respecto a lo que están haciendo y dejarlas a su
bien ganada quietud de invierno. Recuerde, en el invierno al igual que en las demás
estaciones del año, la regla de oro de la apicultura es, ‘¡No moleste a sus abejas!’

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El arte de la apicultura (II) *
por Paul Marshall Allen

Una experiencia de primavera para muchos apicultores ha sido el encontrar los panales
vacíos que habían almacenado durante el invierno en las alzas, comidos y encostrados con
una sustancia parecida a la cera a causa del trabajo de la polilla de la cera. Se vuelven así
inutilizables. Uno de los problemas de la temporada invernal concierne el almacenamiento
de las alzas de extracción de modo tal que queden libres de las incursiones de estas polillas
de la cera. En el otoño después de extraerse la miel resulta aconsejable devolver las alzas a
las colmenas para que las abejas las puedan limpiar y adicionar así a sus provisiones, dado
que quedará cierta cantidad de miel en los cuadros y panales. Se deben regresar las alzas al
apiario en la tardecita justo al anochecer, o en un día nublado, a fin de que no se comience
ningún robo. Regrese los cuadros a la misma alza de donde fueron tomadas y a la misma
colmena de donde provienen. Si se sigue este sencillo plan, se disminuirá de manera
apreciable el peligro de desparramar enfermedades en el apiario.

Deje las alzas vacías en las colmenas hasta que comience el clima bastante frío o por lo
menos hasta la segunda helada fuerte. Entonces se podrá decidir si dejarlas en las colmenas
todo el invierno o sacarlas. Si las alzas vacías se van a dejar colocadas durante el invierno,
se deberán colocar arriba de la tabla de miel o tapa interior, que se coloca arriba de la
segunda cámara de cría o la superior (siempre que su práctica sea invernar a sus abejas en
dos cámaras de cría, de lo contrario se colocará arriba de la única cámara de cría). Se
deberá cuidar de ver que se deje abierto el agujero ovalado de la tabla de miel (honey
board) para que las abejas tengan acceso a las alzas vacías en todo momento. Esto
asegurará la prevención automática de cualquier actividad de la polilla de la cera.

Se deben tomar en consideración dos objeciones fundamentales en dejar las alzas en las
colmenas durante el invierno. En primer lugar, las alzas vacías arriba de las cámaras de cría
hacen una especie del “altillo” frío adonde sube y se pierde gran parte de valor de la cámara
de cría de abajo. Esto le provoca más trabajo al grupo de abejas para mantener una
temperatura adecuada para conservar la vida en la colmena. Sus provisiones de invierno se
consumen así a un ritmo más veloz que lo que ocurriría normalmente. La segunda objeción
con respecto a dejar las alzas en las colmenas durante el invierno es que hay mayor peligro
de que una estructura más alta sea volcada por el viento o por el abultamiento del suelo con
la helada. Este peligro disminuye algo si hay sólo una o dos alzas y si el apiario está
ubicado en un lugar protegido. En todo caso estas alzas adicionales sobre las colmenas
dificultan la inspección temprana de primavera ya que se deberán sacar para ver qué está
ocurriendo en la cámara de cría que está debajo. De este modo se pierde un calor valioso
dado que la colmena debe necesariamente quedar abierta más tiempo para sacarlas y
reemplazarlas.

Si pareciera ser mejor almacenar las alzas de extracción durante el invierno, colóquelas en
una habitación seca y fresca donde estarán libre de lauchas, una encima de la otra, en
grupos de no más de ocho con una tapa de colmena encima de cada grupo. Asegúrese de
que estén cuidadosamente emparejadas sin hendiduras entremedio, o selle las hendiduras
*
Extraído de ‘The Art of Beekeeping’,pp.8-13 (corresponde a lo publicado en Vol.IV nº.2, primavera 1946,
del Journal of Biodynamics) (Trad.: Monica M. Bravo)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 9


con tiras de papel madera engomada. Cuando la temperatura del lugar de almacenamiento
se encuentra debajo de los cincuenta grados Fahrenheit, no hace falta usar ninguna medida
protectora contra la polilla de la cera. Sin embargo, a fines del otoño y comienzos de la
primavera se necesitará dicha protección por medios artificiales, como sigue, -tome
alrededor de un puñado de paradiclorbencina, que se puede adquirir en cualquier farmacia,
y extiéndalo sobre una hoja única de diario cortado para que quepa en el alza superior
arriba de los cuadros. Coloque nuevamente la tapa en su lugar de manera segura. Esta
protección durará alrededor de un mes, cuando deberá renovarse la paradiclorbencina si no
llegó el momento de regresar las alzas a las colmenas. Antes de colocarlas nuevamente
sobre las colmenas en la primavera, quite las tapas la noche anterior y deje que circule el
aire fresco a través de las alzas para liberarlas de la olor de la paradiclorbencina. El no
hacer esto podrá resultar en que las abejas rehúsen entrar en las alzas una vez colocadas
sobre las colmenas, creando así un problema adicional para el apicultor.

En la última semana de febrero o la primera parte de marzo1 deberán comenzar las


inspecciones de primavera en el apiario. Un planteo muy importante es el momento
oportuno para llevar a cabo estas inspecciones. Abra las colmenas sólo cuando el
termómetro marque no menos de sesenta grados Fahrenheit al sol. El día deberá estar
soleado, sin viento. Algunas abejas estarán volando, por lo que será necesario usar un velo.
Mantenga abiertas las colmenas el menor tiempo posible –no más de cinco minutos como
mucho. No use humo en las inspecciones tempranas de la primavera. El humo tiende a
hacer que las abejas se llenen de miel, y así su inspección hará incursiones innecesarias en
las provisiones que quedan. Cuando no se utiliza humo para aquietar a las abejas algunos
apicultores prefieren usar guantes para protección contra las picaduras. Esto es un asunto de
preferencia. Siempre nos disgustó el uso de guantes en el apiario en cualquier momento,
dado que vuelve torpes a las manos, obstaculizando el movimiento libre y exacto. Esta
torpeza a veces resulta en una mayor excitación de las abejas de lo que sería normal.

Muchos apicultores no tienen muy claro el propósito de la inspección temprana de la


primavera. Para muchos este trabajo es simplemente verificar la mortandad del invierno
que pasó. Para otros, es meramente una especie de “chapuceo” contra lo cual exhortamos
fuertemente en nuestro último artículo. Los siguientes propósitos fundamentan las
inspecciones tempranas de primavera en el apiario:

(1) Verificar la mortandad en las colmenas


(2) Determinar la cantidad de provisiones de invierno aún disponible para las abejas.
(3) Asegurar que no hayan entrado lauchas a la colmena durante el invierno, y de que
no haya evidencias de “rascaduras” de zorrinos.
(4) Obtener una impresión general de las condiciones de las abejas en cada colonia.

De estos cuatro objetivos, probablemente el segundo y el cuarto son los más importantes.
Ciertamente el cuarto será el más difícil para el apicultor con poca experiencia.

En primer lugar, la cuestión de la mortandad. Las abejas mueren durante los meses de
invierno por cualquiera de varias razones: la presencia de enfermedad en la colonia, falta de
1
Las referencias a los meses del año corresponden al hemisferio norte, por lo que deberán adaptarse a los
meses correspondientes a las estaciones del año del hemisferio sur. (Nota trad.)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 1


suficiente provisión de alimento para el invierno, un clima frío excesivo que impide los
vuelos de limpieza, y trae aparejado la debilidad y eventualmente la muerte, la exposición
de la colmena a frío y viento tan severo que le resulta imposible al grupo de abejas2 generar
el calor suficiente para sobrevivir, o una falta de suficientes abejas jóvenes en la cría de
otoño para sobrevivir el invierno debido a una falla por parte de la reina. La muerte en la
colmena puede ser el resultado de cualquiera o de todos estos factores. Sin embargo, la
observación prolongada bajo muchas condiciones variables ha llevado a la conclusión de
que la falta de provisiones de alimento para los meses de invierno es probablemente la
mayor causa única de mortandad. Por esta razón es que se puso tanto énfasis en el artículo
anterior en cuanto a las mejores maneras de preparar las colonias para el invierno.

Cuando se descubre una colonia muerta se deberán tomar determinados pasos con respecto
a ello. Si usted está muy atareado, y no tiene tiempo para sacar inmediatamente la colmena
del apiario, resulta esencial cerrar la entrada antes de que se vaya. Esto impedirá que otras
abejas entren en la colmena y posiblemente diseminen la enfermedad si esa fue la causa de
la mortandad. No deje la colonia muerta en el apiario por más de una semana con la entrada
cerrada, especialmente si el tiempo está caluroso, no sea que comience su trabajo la polilla
de la cera. Cuando se quitan los cuadros de la colmena, se deberán cepillar las abejas
muertas que están adheridas a los mismos con el cepillo para abejas. Se advertirá entonces
que quedan algunas de las abejas, proyectándose sus cuerpos de las celdas.
A propósito, dicha condición es generalmente una indicación bastante clara de que la
colonia se murió por falta de provisiones. Estas abejas que quedan no deben preocupar,
porque si el cuadro se encuentra libre de enfermedad y se puede usar en otra colonia, las
abejas nuevas las sacarán. Si aparecen manchas algo enmohecidas en los panales donde
estaban adheridas el grupo de abejas muertas, esta condición también será corregida por la
nueva colonia de abejas. Ellas limpiarán asimismo cualquier mancha marrón de disentería
que pueda aparecer en los cuadros.

Lo anterior es el procedimiento a seguir si la colonia murió por cualquier causa fuera de


enfermedad. Si uno tiene dudas acerca de la presencia de una enfermedad será bueno hacer
una investigación a través del inspector apícola local, o enviar una muestra del panal
dudoso al United States Department of Agriculture Experimental Laboratory, Beltsville,
Maryland. Le devolverán un resultado de sus investigaciones sin costo alguno. Si estuviera
presente una enfermedad como causa de la mortandad de la colonia, será necesario tomar
medidas drásticas para impedir una mayor infección en el apiario. El cuadro con sus
panales de la colonia infectada debe ser quemado, los cuerpos de las alzas, las tapas y la
base de la colmena, levemente chamuscadas con un soplete, y vueltas a pintar. El fuego
parece ser casi el único modo conocido para impedir la diseminación del contagioso loque
americano. Esta destrucción de los panales y de los cuadros y la desinfección de los cuerpos
de las alzas también deberán incluir las alzas almacenadas provenientes de la colmena
infectada, necesitándose la identificación de todas las alzas con respecto a la colmena sobre
la que fue usada el verano anterior. Dicho tipo de identificación fue recomendado en
nuestro artículo anterior.

2
Se utiliza el término ‘grupo de abejas’ para traducir ‘cluster’ en vez de enjambre a fin de diferenciarlo del
uso de ‘swarm’ que se traduce como ‘enjambre’ (Nota trad.)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 1


El segundo objetivo de la inspección temprana de primavera en el apiario se refiere a las
provisiones de invierno, la falta de las cuales pareciera ser la causa de mortandad durante el
invierno. Sin embargo, si se dejó alrededor de cincuenta libras de miel en la cámara de cría
superior en el otoño, es casi seguro que las abejas invernarán bien, siempre que tengan
oportunidad para sus vuelos de limpieza. La inspección de primavera mostrará si hay
suficiente comida disponible para que las abejas lleguen al primer período de floración
frutal. Si, al abrir la colmena, uno encuentra el grupo de abejas o el cuerpo principal de
abejas bien abajo en la colmena, todavía hay comida suficiente. Sin embargo, si están
centradas bien justo en la parte superior de los cuadros debajo de la tapa interna, y la
colmena está bastante liviana cuando se la levanta, la provisión de alimento está ya sea
peligrosamente baja o se ha consumido totalmente. En cualquiera de los dos casos habrá
que alimentarlas.

Al considerar la cuestión de alimentar a las abejas uno tendría que darse cuenta que marzo
y abril son probablemente los meses más críticos de todo el año. Las provisiones a menudo
se consumen con rapidez durante estos meses, y una verificación que muestra una buena
provisión de alimentos a comienzos de marzo, podrá no revelar el mismo resultado en abril.
Los cambios repentinos de temperatura durante estos dos meses sólo aumentan el ritmo de
consumo de los alimentos. Se podría decir que una mayor cantidad de colonias se ha
muerto de hambre durante estos meses que las que perecieron durante los meses de pleno
invierno. Las colonias que invernaron bien se han sabido menguar y morir durante el mes
de abril, cuando a sólo unos pocos días tienen grandes provisiones de fruta y polen.

Se deberá tener claro el propósito para alimentar a las abejas. Hoy en día los apicultores
alimentan a sus abejas por dos razones: (1) para asegurar la vida de la colonia hasta que las
provisiones naturales puedan proveer néctar, y (2) para estimular la crianza de la cría a fin
de asegurar un gran ejército de abejas para la cosecha del néctar de la floración frutal
temprana. Está claro que la primera razón es una consecuencia lógica del hecho de que las
abejas se tienen en gran medida por la miel que producen. La cuestión de estimular
artificialmente la crianza de la cría trae problemas que no forman parte del ciclo natural de
la vida de las abejas. Por lo tanto, no recomendamos este segundo tipo de alimentación. A
menudo tiene resultados desafortunados para el apicultor. El problema involucrado es este:
¿Cómo puede saber el apicultor cuáles van a ser las condiciones climáticas durante seis a
ocho semanas a partir del momento que empieza a estimular la crianza de las crías?
Supongamos que comienza esta estimulación a mediados de marzo. La reina pone sus
huevos y del primero al décimo día de abril, la crianza de la cría está bien encaminada. Pero
suponga (como sucede a menudo) que de repente el clima se vuelve frío, y mojado, y
permanece así hasta después de mediados de mayo. ¿Qué ocurre con la joven cría?
Necesitarán mucha alimentación durante estas semanas, y a menudo el alimento que puede
proveer el apicultor no satisface sus necesidades. El resultado será ya sea un serio
debilitamiento de la colonia o incluso la muerte.

Al alimentar a las abejas para impedir la hambruna, se pueden seguir varios planes.
Después de mucha experimentación, sin embargo, hemos llegado a la conclusión de que el
siguiente método de alimentación, avalado por Langstroth, “el padre de la apicultura N.
americana”, y practicado por muchos años en nuestra familia, es la forma más fácil. Es
muchísimo mejor que el método del “almíbar de azúcar” que se practica por lo general en

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 1


este país. Abra la colmena y levante la tapa interior. Espolvoree sobre los cuadros alrededor
de una taza de azúcar granulada seca mezclada con una cucharadita de sal, dejando que
parte del mismo caiga abajo entre los cuadros. Vuelva a colocar la tapa interior, y sobre ella
alrededor del agujero ovalado abierto extienda unas dos tazas de azúcar con sal mezclada,
aplanándolo con la palma de la mano para que la tapa exterior pueda volverse a poner con
seguridad. La facilidad y simpleza de este método es la mejor afirmación para su adopción
a gran escala. Sin embargo, se deberá señalar una precaución. Sólo se puede alimentar a las
abejas el azúcar seco en un clima en que las abejas puedan volar a las fuentes de provisión
de agua. Necesitan agua a fin de poder trabajar el azúcar y la sal hasta ser una sustancia
aprovechable. Sin embargo, dado que marzo y abril casi siempre tienen algunos días
cálidos, este problema por lo general se arregla solo.

Resulta ser una buena práctica el inspeccionar las colmenas alrededor de diez días hasta dos
semanas después de la alimentación para ver si las abejas tienen suficiente comida. No deje
que se use todo el azúcar antes de agregar más.

A fin de ayudar a las abejas después que haya comenzado la crianza de las crías bajo
condiciones naturales, a menudo resulta provechoso alimentar con un sustituto seco de
polen. Esto puede ser harina de soja mezclado con un poco de agua, azúcar y sal, hasta
formar una masa firme y colocarla en la parte superior de los cuadros debajo de la tapa
interior, que podrá invertirse para lograr espacio adicional. Otros suplementos del polen que
nos gustan de manera especial son el afrecho molido fino, tal como se les da a menudo a los
caballos, o levadura de cerveza seca. Estos pueden extenderse secos sobre la tapa interior
del mismo modo que el azúcar seco.

El tercer objetivo de la inspección temprana de la primavera concierne la cuestión de las


lauchas y los zorrinos. Si el bloque de la colmena en la entrada no quedó bien encajado, las
lauchas de campo podrán a veces lograr entrar en la colmena durante el invierno. Deberán
ser echadas cuando se hace la inspección temprana de primavera, y se deberán sacar y
limpiar también sus acumulaciones de materiales del nido. Su presencia en una colmena se
puede advertir a veces por una irritabilidad inusual de las abejas. Para evitar que vuelvan
las lauchas, vuelva a colocar el bloque de la colmena y hágalo encajar apretadamente en la
entrada.

Durante el otoño tardío y especialmente en las noches más cálidas de comienzos de la


primavera, el apicultor encontrará a menudo que las entradas de sus colmenas muestran
marcas de garras, o que el suelo delante de la colmena está rascada. Este es el trabajo de los
zorrinos y se deberán tomar medidas para corregir la situación de inmediato. El zorrino se
acerca al apiario de noche y rasca los aleros de entrada de las colmenas para atraer la
atención de las abejas que están adentro. Pronto algunas abejas saldrán para descubrir la
causa de la turbación. ¡En cuanto aparecen el zorrino se las come! Las abejas tienen una
determinada cantidad de miel en su sistema digestivo en todo momento, y por lo tanto son
de sabor dulce. El problema involucrado en estos visitantes nocturnos no es la cantidad de
abejas que puedan comer los zorrinos. Más bien es que las abejas así molestadas se
enojarán y serán muy desagradables para manejar. Ocurrirá también una cierta
desmoralización en el apiario, debido a que las abejas son muy sensibles a los olores. Si un
huésped visita el apiario usando perfume, o el apicultor deja caer de su frente, mientras se

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agacha, unas gotas de traspiración sobre una colmena abierta en un día de calor, las abejas
atacan con rapidez. ¡Se puede uno imaginar entonces cuán rápidamente y activamente
responderán al olor de los zorrinos!

El único modo de manejar el problema es con el uso de trampas de acero que se pueden
comprar en cualquier ferretería. Ajuste el extremo con el aro de la cadena a un bloque
pesado de madera o a la raíz de un árbol cercano. Ubique la trampa abierta directamente en
el lugar donde las marcas del rascado son más gruesas. Dentro de una o dos noches tendrá
resultados positivos. Los zorrinos parecieran no tener un sentido de peligro, y volverán al
punto exacto noche tras noche. Cuando se haya matado al zorrino, se aconseja enterrarlo
bajo de por lo menos dos pies de tierra, a cierta distancia del apiario. Una palabra de
advertencia: cuando usted haya agarrado a un zorrino en su apiario no detenga su campaña,
pues seguramente sus amigos sabrán de las abejas y tarde o temprano aparecerán.

El cuarto objetivo de la inspección temprana de primavera es obtener una impresión de las


condiciones de las abejas en las colonias. Este es el más sutil de todos para el apicultor sin
experiencia. Uno deberá estudiar a las abejas para ver si parecen estar en una condición
física saludable o no, a juzgar por el color de sus cuerpos. Deberán parecer como lo hacen
normalmente en el verano. El cuerpo no deberá estar distendido, dado que esto señala la
presencia de material de desecho acumulado en el tracto digestivo. Las colonias que
muestran esta condición “gorda”, deberán ser observadas con cuidado. La enfermedad
puede estar presente, o los días de calor continuado podrán proveer oportunidades para los
vuelos de limpieza que rectificarán la condición.

Cuando se abre la colmena, las abejas no deberán parecer estar extremadamente excitadas o
irritables. Si lo están podrá ser debido a la presencia de lauchas, la interferencia de zorrinos,
o la falta de alimento. Por otra parte, la excitación podrá ser provocada por el hecho de que
murió la reina durante el invierno por vejez, enfermedad, o accidente. Si lo hizo lo
descubrirá más adelante en el momento que empieza la crianza de las crías en las demás
colonias. Lo que se tiene que hacer en dicho caso será tratado en nuestro próximo artículo.

Si la inspección denota sólo una pequeña cantidad de abejas en la colmena, se halla frente a
una condición conocida como la “mengua de primavera”. Esto se podrá deber a muchas
causas. Quizás la postura de cría de otoño fue pequeña, el invierno excesivamente frío, las
provisiones de alimentos limitadas, o la reina puede haber fallado por alguna razón. Cuando
se descubre que una colonia está sufriendo de la “mengua de primavera” obsérvela con
cuidado durante las semanas siguientes. Aliméntela con liberalidad, achique la entrada para
que no puedan entrar otras abejas y dominarla, y asegúrese que no haya ningún zorrino o
lauchas haciendo de las suyas allí. Luego, si la colonia no se recupera normalmente porque
murió la reina o hay una enfermedad, usted tiene una de dos opciones. Si hay evidencia
clara de una enfermedad, destruya la colonia, siguiendo las reglas sugeridas más arriba. Si
la reina ha muerto, y no hay cría, o ella está viva y no tiene postura, hay una segunda vía,
conocida entre los apicultores como “juntar” después que haya ocurrido la primera
floración frutal. Cómo se efectúa esto, el trabajo vinculado con el período de la floración
frutal y su problema concomitante del enjambre, se tratará en el próximo artículo.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 1


Las inspecciones de primavera inician el trabajo del apiario a comienzos de marzo y se
continúan a intervalos de cada dos semanas hasta la floración frutal temprana. Luego la
actividad adquiere un carácter totalmente diferente, y se abre una de las estaciones más
fascinantes del año para el apicultor y sus abejas.

El arte de la apicultura (III) *


*
Extraído de ‘The Art of Beekeeping’,pp.14-20 (corresponde a lo publicado en Vol.V nº.3, otoño 1946, del
Journal of Biodynamics) (Trad.: Monica M. Bravo)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 1


por Paul Marshall Allen

Las semanas durante y las que siguen directamente al período de floración frutal en el
huerto introducen en el apiario ese momento excitante del año conocido como el tiempo de
enjambre, acerca del cual habla la antigua rima:

“Un enjambre de abejas en mayo1


Vale un cargamento de paja;
Un enjambre de abejas en junio
Vale una cuchara de plata;
Un enjambre de abejas en julio
¡No vale ni una mosca!”

Aquí el poeta considera sólo el valor monetario del enjambre, su capacidad de almacenar la
miel sobrante durante el año de su enjambrazón, y no su valor intrínseco en el apiario.

Es cierto que un enjambre en mayo es el más valioso de los tres, en lo que concierne a las
consideraciones monetarias, pero un buen enjambre de abejas en julio tampoco es para
despreciar, aún cuando pueda y probablemente sea necesario alimentarlas en el otoño a fin
de que puedan pasar el invierno con éxito. La próxima temporada un enjambre en julio
demostrará ser una valiosa adición para el apiario.

Quizás no haya un ejemplo más admirable de cómo las abejas, en común con otras criaturas
vivas, manifiestan la sabiduría universal del mundo que en la actividad conocida como la
enjambrazón. ¡Quienquiera que haya estado en el apiario en medio de un enjambre de
abejas volando que recién sale de la colmena tiene que haber sentido que realmente ocurría
algo maravilloso! El aire está lleno de abejas girando, disparando, precipitándose de aquí
para allá con un fuerte zumbido. Todo pareciera estar más intensamente vivo que lo normal,
y la excitación de las abejas es muy contagiosa: el apicultor puede sentir una profunda
emoción dentro suyo ante la presencia de una de las actividades más maravillosas de la
naturaleza. Luego, a medida que el enjambre empieza a asentarse en la cercanía, quizás
sobre una rama baja, disminuye el ruido, y lentamente se forma una masa de abejas que
debe ser colocada en una colmena si se la ha de conservar como parte del apiario.

En este punto se puede observar otra cosa notable. Durante el tiempo que el enjambre
estaba en el aire, parecía como si todo el apiario estuviera en un caos, tan extensiva era la
actividad zumbante y bulliciosa. ¡Sin embargo, una observación más minuciosa mostraría
que durante todo el tiempo que ocurría el zumbido, las abejas de todas las colmenas del
apiario –incluyendo la colmena de donde salió el enjambre- se estaban ocupando de su
tarea de recolectar néctar y polen como si no ocurriera nada raro! Esto ilustra, más que
ninguna otra cosa, el factor más fuerte de la vida de la colmena –la vida comunitaria de las
abejas. Incluso las abejas de la colmena progenitora continúan con su actividad comunitaria
a pesar del ajetreo del enjambre saliente. Son las observaciones como estas las que le dan a
la apicultura su intensa fascinación.
1
Las referencias a los meses del año corresponden al hemisferio norte, por lo que deberán adaptarse a los
meses correspondientes a las estaciones del año del hemisferio sur. (Nota trad.)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 1


En estos artículos poco se ha dicho hasta ahora acerca de la verdadera vida de la colmena.
Sin embargo, esto deberá tratarse aquí a fin de poder entender mejor la importancia de la
enjambrazón, y el valioso fin que sirve. Es importante que se tome muy en serio este punto
porque raramente, si alguna vez, podemos encontrar en la naturaleza una forma de vida
comunitaria más perfecta que entre las abejas. Es probablemente el factor fundamental de
una buena apicultura. Esta vida comunitaria se vive en completa armonía, en completa
devoción y amor y servicio para la cabeza de la colmena –la Reina, manifestando así una
forma fundamental de sabiduría. Si el apicultor comprende –sí, y siente esta sabiduría, este
amor, esta devoción de la colonia manifestada como una intensa vida comunitaria –será un
mucho mejor apicultor. Muchos de los problemas vinculados con el manejo de las abejas
que lo dejaban perplejo hasta entonces se aclararán a la luz de esta premisa: Todo lo que
ocurre en la colmena es el resultado de este elevado grado de vida comunitaria.

Una somera descripción de los habitantes de la colmena, basada en su apariencia física,


incluiría tres tipos: la reina, que es la cabeza de la colonia, las obreras, y los zánganos. Sin
embargo, esta clasificación resulta incompleta porque las obreras están comprometidas en
muchos tipos de actividades en la colmena. Son ellas las que construyen los maravillosos
panales de cera, las que recolectan el néctar, el polen y el agua para la miel y los alimentos,
las que cuidan la colmena, las que crían a las abejas jóvenes, las que ventilan y limpian la
colmena, y llevan a cabo también muchas otras actividades. En resumen, viven una vida de
total devoción, y al final se sacrifican por la reina y por el bien de la comunidad como un
todo. En la colonia normal, las obreras son mayoría, los zánganos son menos. Son los
únicos machos de la colmena, y existen por el único propósito de impregnar a la reina, lo
que se lleva a cabo una única vez en la vida de una reina, durante ese maravilloso
fenómeno, el vuelo nupcial. La reina permanece fértil –capaz de poner huevos- durante el
resto de su vida. Pero el zángano que impregnó de este modo a la reina muere como
resultado del vuelo nupcial –otro sacrificio para la vida de la comunidad.

Darwin dijo una vez que cuando tenemos en nuestras manos un pedazo de un panal,
estamos sosteniendo una de las creaciones más notables del mundo natural. ¡En verdad es
cierto esto! Esta forma hexagonal, repetida una y otra vez para formar el panal es una
verdadera maravilla de creación y de utilidad. Estas celdas hexagonales únicas forman
lugares de almacenamiento para la miel y el polen y receptáculos para los huevos que pone
la reina. Sólo una de las maravillas de esta forma hexagonal de la celda es que es la forma
más perfecta conocida por la ciencia como base para la formación de un vacío. Cuando se
ha colocado la miel en la celda, las obreras construyen sobre ella un tapón de cera para
sellarla cerrada. A último momento las abejas chupan de la miel los últimos restos de aire,
sellándola así en un receptáculo al vacío. ¡Y la forma hexagonal de la celda es de suma
ayuda para formar el vacío! Estas celdas también proveen los lugares en donde la Reina
deposita sus huevos. A partir de estos huevos se desarrollan larvas y por último emergen las
jóvenes abejas.

Además de la celda hexagonal común que provee el lugar de nacimiento de la obrera,


existen otros dos tipos de celdas que se encuentran en la colmena. La primera es el tipo de
celda del zángano. Esta es una celda más grande que la de la obrera, aunque sigue la forma
general de la misma. Luego hay un tercer tipo que en realidad no es una celda, sino una

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especie de bolsa, construida por lo general al costado del panal, muy parecida a la forma de
la cáscara del maní. Esta celda tipo bolsa es el lugar de nacimiento de la joven Reina.
Mucho podría decirse acerca de estas tres formas de celdas porque ciertamente sus mismas
formas influyen en la actividad de la vida de las abejas que emergen de ellas. Al comienzo
esta última afirmación podrá parecer incomprensible para el apicultor, pero si lo piensa
durante un tiempo y –más importante aún- observa toda la actividad de la vida de la
colmena más de cerca, su pensamiento llegará a muchas conclusiones fascinantes.

Ahora que hemos repasado brevemente la vida dentro de la colmena, volvamos a nuestro
tema original: la enjambrazón.

Después de despertar del descanso del invierno –que no es realmente un dormir- tal como
se estableció en un artículo anterior, la Reina empieza a poner huevos en las celdas de los
panales. Las obreras se ocupan de limpiar las celdas en preparación para esta postura de los
huevos, y visitan árboles y flores por polen y néctar con qué alimentar a las jóvenes larvas.
Otras obreras construyen nuevas celdas según se requieran, incluyendo algunas celdas o
bolsas de reina.

Aquí hay otra maravilla de la vida de la colonia: la relación entre la extensión de tiempo
requerida para el desarrollo de los tres tipos de abejas. La reina permanece en la etapa de
huevo durante tres días, en la etapa de larva durante cinco días y en la etapa de pupa
durante ocho días, un total de dieciséis días. La obrera permanece como huevo durante tres
días, como una larva durante seis días y una pupa durante doce días, o un total de veintiún
días. El zángano permanece como huevo durante tres días, como una larva durante siete
días y como pupa durante catorce días, o un total de veinticuatro días.

De este modo encontramos tres períodos diferentes de tiempo requeridos para el desarrollo
de los tres tipos de abejas de la colonia: para la reina, dieciséis días; para la obrera, veintiún
días; para el zángano, veinticuatro días. Estos diferentes períodos de tiempo no son ‘sin
importancia’ en la vida de la colonia. Así como hay una interrelación entre las diversas
formas de la vida natural sobre la tierra tan intensa que no existe ninguna forma de vida
absolutamente sola, es seguro que las influencias del cosmos exterior entran en esta vida,
afectando a la colmena como lo hacen con todo lo vivo de la naturaleza. Resumiendo,
existe una relación entre el hecho de que la obrera lleva veintiún días para desarrollarse, y
el hecho de que este es el tiempo requerido para que el sol gire una vez sobre su eje. No es
sin importancia que el zángano necesite un tiempo más largo para desarrollarse que la
obrera y que la reina necesita el tiempo más corto de todos. Tales conexiones como éstas
entre la vida de la colmena y el cosmos dan cuenta de la alta estima que se tenía de la
apicultura en los tiempos antiguos, y del hecho de que el apicultor moderno encuentra el
cuidado de las abejas una de las actividades más fascinantes de todas.

Cuando, al final de un período de dieciséis días, llega la reina de su celda, hay una gran
intranquilidad en la vida de la colmena. Si el apicultor sabe que una nueva reina está por
salir de su celda y se toma el trabajo de escuchar al anochecer hacia el final de este período,
en la entrada de la colmena, escuchará un día una nota nueva, una especie de sonido
‘agudo’. Este es el sonido hecho por la joven reina que acaba de salir de su celda. Al
siguiente día bueno, las abejas seguramente enjambrarán.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 1


¿Por qué enjambran las abejas fuera de la colmena al salir la nueva reina? Si fuéramos a
mirar fijamente el brillo deslumbrante del sol durante unos momentos, seguramente
tendríamos que mirar finalmente hacia otro lado o quedaríamos enceguecidos por el brillo
de su fuego. Algo parecido a esta experiencia ocurre en la colmena. Deslumbradas por el
brillo de la nueva reina, la vieja reina y sus obreras y zánganos asociados deben huir de la
colmena. Este vuelo lo conocemos como la enjambrazón. Es un modo natural para la
multiplicación de las colonias, y de conservación de la vida de las abejas.

Una pregunta aquí podría ser, “Al enjambrar ¿cómo deciden las abejas cuáles seguirán a la
vieja reina de la colmena y cuáles permanecerán con la nueva reina?” No se conoce la
respuesta a esta pregunta. En el enjambre se hallan obreras y zánganos tanto viejas como
jóvenes, y obreras y zánganos tanto viejas como jóvenes permanecen también en la
colmena con la nueva reina. Esta división de la colonia se lleva a cabo como resultado de
algún tipo de acuerdo al que llegaron las abejas por sí mismas –un secreto aún no sondeado.

Después que el enjambre subió en el aire y descendió finalmente sobre un arbusto o rama
cerca de la colmena –y si es un primer enjambre seguramente se agrupará cerca de la
colmena progenitora- el problema del apicultor es cómo ‘encorchar’ o capturar el enjambre.

Este es un asunto muy sencillo si se maneja de manera correcta. En general hay dos tipos de
lugares donde descenderán los enjambres: una rama de un arbusto o árbol, y el tronco de un
árbol o la superficie plana de una pared o incluso en el pasto. La tarea de capturar el primer
tipo de enjambre es muy sencillo. Coloque una base de colmena y cámara de cría en el piso
alrededor de 1 pie del lugar donde se caerá el enjambre al piso. Delante de la colmena
coloque hojas de diario, cartón corrugado, o una sábana vieja. Desde otra colmena del
apiario que sepa que está libre de enfermedad, tome un cuadro que contenga cría y miel, y
cepille sacando las abejas del mismo delante de la colmena de donde se toma el cuadro.
Repóngalo con un cuadro vacío de la colmena donde piensa colocar el enjambre. Coloque
el cuadro de cría en la colmena nueva en una posición central entre los cuadros y vuelva a
colocar la tapa sobre la colmena nueva. Encienda el ahumador y déjelo cerca, listo para
usar.

Ahora sacuda vigorosamente la rama sobre la que está colgado el enjambre de modo que
las abejas caerán en masa sobre el papel delante de la colmena. El aire estará lleno de
abejas después de esta sacudida, pero el apicultor deberá permanecer totalmente tranquilo y
trabajar con serenidad y sin apuros. Tome el ahumador y sople dos o tres soplidos suaves
de humo sobre la masa de abejas a fin de guiarlas suavemente hacia la entrada de la
colmena. Cuando las abejas están entrando en buenas cantidades a la colmena nueva,
descubrirá que una cantidad de abejas ha vuelto a la rama donde se habían colgado
previamente. Repita la sacudida y el ahumado suave. Luego, cuando la mayoría de las
abejas estén en la colmena o trabajando hacia ella, déle una o dos sacudidas finales a la
rama y sople alrededor de media docena de buenos soplidos de humo sobre el lugar donde
se había colgado el enjambre. Esto tenderá a destruir el olor de la reina y desalentará a los
rezagados de seguir merodeando sobre la rama.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 1


Deje la colmena que contiene al enjambre donde está hasta que esté casi oscuro, luego
muévala al puesto donde se encuentra la colmena progenitora. Quite la colmena progenitora
llevándola a una ubicación nueva y coloque en su lugar la colmena con el enjambre. Frene
absolutamente su curiosidad por ver cómo le está “yendo” al enjambre durante por lo
menos tres días para permitir que las abejas organicen el aseo de la casa sin molestias
indebidas. Después de alrededor de diez a quince días viene bien agregar una o dos alzas a
esta colmena del enjambre.

Mencionamos que los enjambres a veces se forman sobre los troncos de árboles, paredes de
piedra o incluso en el pasto alto, donde no pueden ser sacudidos para soltarlos. No es difícil
colocar estos enjambres en las colmenas, pero se requiere de una técnica especial. De
nuevo, tenga lista la colmena, el ahumador, y el cuadro con cría cerca del enjambre, y los
diarios puestos delante de la colmena como se describió anteriormente. Ahora tome el
cuadro de cría y miel y átelo o engrámpelo a un palo ahorquillado suficientemente largo
como para lanzarlo sin dificultad en la parte más pesada del grupo de abejas2 del enjambre.
Con un movimiento silencioso pero decidido, tire el cuadro de cría suavemente en el medio
del enjambre. Manténgalo allí durante tres a cinco minutos, o hasta que una gran parte del
enjambre se haya trepado al mismo. Si se deja por un corto tiempo en esta posición casi
todo el enjambre dejará su posición anterior y se volverá a formar sobre el cuadro. Saque el
cuadro de esta posición silenciosa y suavemente y sacúdalo delante de la nueva colmena.
Cuando se hayan caído de ella suficientes abejas como para posibilitar la maniobrabilidad
del cuadro, quítelo del palo ahorquillado y colóquelo dentro de la colmena. Tape la
colmena. Para este momento, grandes cantidades de abejas habrán entrado por la entrada de
adelante, y un poco de humeado suave hará que las demás entren tal como se describió
arriba.

Cuando hay que capturar un enjambre a cierta distancia de su apiario por lo que resulta
necesario llevar a las abejas a casa, proceda del modo descrito arriba, y coloque el cuadro
que contiene el enjambre en un canasto de mimbre apretado y tápelo de modo seguro con
una tela o frazada liviana para que las abejas no se puedan escapar. Hemos transportado
enjambres de este modo más de veinte millas en auto. Al llegar a casa, las abejas pueden
colocarse fácilmente en la colmena si se las salpica suavemente con agua tibia con almíbar
que contenga una parte de azúcar por dos partes de agua cuando se retira la tapa del
canasto. Dicho salpicado disminuirá el peligro de que se vuelen. Coloque el cuadro de cría
en la colmena nueva tal como se describió previamente.

Este plan de transportar a las abejas es bueno si el clima no está demasiado caluroso, en
cuyo caso podría provocar sofocamiento. En dicha instancia, lleve una colmena completa al
lugar donde se debe encorchar al enjambre, colóquelo en la colmena del modo descrito
arriba, y al anochecer cuando las abejas están todas adentro, cierre la entrada de adelante
con alambre tejido o un bloque de colmena y trapos y transpórtelo al apiario de casa.
Cuando se quita el alambre tejido o el cerramiento de la colmena, viene bien dejar
rápidamente la vecindad de la colmena, especialmente si está oscuro, ¡dado que las abejas
picarán toda cosa que se les cruce después del anocher!
2
Se utiliza el término ‘grupo de abejas’ para traducir ‘cluster’ en vez de enjambre a fin de diferenciarlo del
uso de ‘swarm’ que se traduce como ‘enjambre’ (Nota trad.)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


Los enjambres segundo y tercero (a veces llamados “after-swarms”(enjambres posteriores))
son más difíciles de agarrar que los primeros enjambres, dado que no suelen agruparse en la
vecindad inmediata de la colmena. Otro tipo de enjambre que, hablando con propiedad, no
es un enjambre, sino un “echado”, seguirá a veces al primer enjambre. El mejor tratamiento
para los echados es encorcharlos con una colonia ya establecida colocándolos en un alza
encima de la colonia con un pedazo de diario entremedio. En uno o dos días roerán su
camino a través del grosor simple del papel y serán aceptados por las abejas de la colonia.
Se deberá seguir un plan parecido en el caso de un segundo o tercer enjambre, siempre que
parezcan demasiado pequeños como para trabajar de manera efectiva como una colonia
independiente.

Lo principal a tener presente con respecto al enjambre es que el apicultor deberá estar
totalmente sin temor al manejar los enjambres. Las abejas no están dispuestas a picar
prontamente cuando están en enjambre, dado que ya están cargadas con la miel que están
llevando a su nueva casa. Por lo tanto, generalmente resulta posible encorchar un enjambre
sin usar un velo. Se deberá, sin embargo, usar un sombrero, dado que las abejas volando se
enredan con facilidad en el pelo. Por otra parte, a menos que uno sepa positivamente que el
enjambre salió de la colmena el día en que se encorchará, se deberá usar un velo.
Recientemente descubrí un enjambre en uno de mis apiarios de afuera, agrupado algo más
arriba de mi alcance en un tronco de un árbol. Me acerqué al árbol con un cuadro de cría en
un palo ahorquillado. Antes de que pudiera llevar el cuadro cerca del enjambre, unas cien
abejas se abalanzaron enojadas sobre mí, picándome severamente los brazos y las manos.
¡Afortunadamente estaba usando el velo! La razón del enojo del enjambre –un fenómeno
inusual- fue que habían salido de la colmena dos días antes. Se habían agrupado en el
tronco del árbol durante dos días de lluvia y frío hasta que las descubrí allí al tercer día. ¡En
consecuencia no estaban de humor para ser manipuladas sin un velo! La segunda vez moví
el cuadro muy lentamente cerca del enjambre, y en pocos momentos el enjambre entero se
agrupó con entusiasmo sobre él sorbiendo la miel y examinando la cría que contenía. Fue
fácil colocarlas en la colmena. Esto ilustra la sabiduría del viejo consejo dado por mi abuelo
que siempre nos prevenía que tuviéramos un velo a mano toda vez que fuéramos al apiario
por cualquier propósito.

Cada apicultor puede contar experiencias curiosas vinculadas con el momento del
enjambre, pero yo fui testigo de uno de las más curiosas cuando ayudaba a mi abuelo en su
apiario hace muchos años. Era su costumbre cualquier vez que enjambraban las abejas,
pararse en el medio de sus colmenas sin velo ni protección alguna más que su sombrero de
paja, disfrutando del laborioso aleteo y zumbido de las abejas.

Este día en particular, estaba parado no muy lejos de la colmena progenitora de donde salía
el enjambre. Por alguna razón las abejas decidieron que sus hombros eran un excelente
lugar donde descender, ¡así que en pocos momentos un hermoso primer enjambre se agrupó
sobre sus omóplatos! Se mantuvo muy quieto mientras se formaba el grupo de abejas y
luego, a medida que se aquietaba un poco la excitación del enjambre, me dio las directivas
para colocar una colmena nueva en el piso, directamente detrás de él, con diario extendido
delante de la misma. Entonces muy despacito dobló sus rodillas y se sentó sobre el papel
con su espalda hacia la colmena. Tomó sólo un poco de humo y hasta menos cepillado para

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


hacer que las abejas dejaran sus hombros y entraran a su nueva casa. Sin aliento por la
excitación, me apuré para ir a casa para contarles a todos lo que había ocurrido. Cuando por
fin llegó el abuelo, estaba muy callado -¡estaba triste por el par de docenas de abejas que
había matado cuando se agachó sobre el suelo! ¡Realmente, esto ilustra la íntima relación
que debe existir entre el verdadero apicultor y sus abejas! Siempre he pensado en esto al
definir la diferencia entre un apicultor y un dueño de abejas.

El arte de la apicultura (IV) *


por Paul Marshall Allen
*
Extraído de ‘The Art of Beekeeping’,pp.20-27 (corresponde a lo publicado en Vol.V nº.4, primavera 1947,
del Journal of Biodynamics) (Trad.: Monica M. Bravo)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


En el tercer artículo de esta serie tratamos aquellos problemas asociados con la época del
enjambre, que ocurre en nuestra localidad en todo el mes de junio y la primera mitad de
julio1. En el artículo actual consideraremos algunas de las tareas del apicultor durante los
meses de verano una vez terminada la época del enjambre.

En esta zona general de los EE.UU. se da una especie de “retardación” del néctar que
produce la miel después de que pasó la época de la floración fuerte de primavera y de la
floración frutal temprana. En algunas temporadas se alternan semanas de clima seco con
muchos días de lluvia y cielo nublado. Dicho clima tiende a estorbar la actividad de las
abejas de la recolección del néctar, y constituye una especie de ‘pausa’ en los flujos de
miel. Hemos tenido temporadas en que los cambos de trébol blanco en plena floración no
rindieron una cantidad apreciable de miel debido a semanas alternantes de lluvia y sol. La
lluvia lava el néctar de las flores, y se necesitan de dos a cuatro días de sol para restaurarlo
nuevamente. No transcurre el tiempo suficiente entre las lluvias como para restaurar el
néctar en las flores; y en consecuencia incluso un campo grande de trébol no resulta en una
producción normal de miel. Se tropieza conuna dificultad parecida en pleno verano cuando
el calor intenso y la falta de lluvia se combina para marchitar muchas plantas productoras
de néctar. Esto origina lo que llamamos una ruptura en el ‘flujo’ de la miel.

Dichos momentos crean un problema especial para el apicultor. Debido a que está quebrada
su actividad normal en el campo, las abejas se vuelven inquietas, y la miel almacenada en
las colmenas vecinas del apiario constituye una enorme tentación para ellas. Las abejas
exploradoras comienzan una investigación de las diversas entradas de las colmenas del
apiario. Donde encuentren una potente fuerza de las abejas guardianas en la entrada de la
colmena, no tratarán de entrar. Sin embargo, si encuentran una colmena donde las
guardianas no son demasiado activas, irrumpirán en la cámara de cría, matarán a la reina, y
comenzarán a robar las provisiones de miel. Hinchadas por la fortaleza de su conquista, las
pilladoras mirarán a su alrededor en busca de nuevos campos de acción. De este modo, el
robo puede arruinar la fuerza laboral y la operación productiva de un apiario.

Hay dos modos importantes en que el apicultor puede evitar el robo. El primer paso
resultará en estropear en cierta medida la apariencia de prolijidad del apiario, pero el
resultado justifica el remedio. Una vez terminada la época del enjambre y al ocurrir una
retardación de la recolección de miel en una determinada localidad, sencillamente olvídese
de cortar las malezas y el pasto alrededor de las colmenas –especialmente después del
primero de agosto. Al dejarle esta barrera a los probables predadores, el apicultor estará
ciertamente protegiendo su apiario. Es mejor retardar un poco las eficientes actividades de
las abejas mediante cierta congestión de las entradas de las colmenas, que arriesgar los
efectos destructivos del robo.

El segundo método preventivo concierne la fuerza comparativa de las colonias del apiario.
El apicultor deberá tratar lo mejor posible de mantener a sus colonias lo más cerca posible
del equilibrio de fuerzas en todo momento. Dado que el robo depende en gran medida de la
1
Las referencias a los meses del año corresponden al hemisferio norte, por lo que deberán adaptarse a los
meses correspondientes a las estaciones del año del hemisferio sur. (Nota trad.)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


desigualdad, deberán encontrarse métodos mediante los cuales puedan fortalecerse las
colonias débiles para resistir a los posibles merodeadores. Aparte de ayudar en la
prevención de los robos, este método ayudará en el control del aumento de la colonia del
apiario. Resulta razonable suponer que llegará quizás el momento en la experiencia de cada
apicultor en que tenga la cantidad de colonias que mejor le venga a su localidad, y a la
cantidad de tiempo que le puede dedicar a sus abejas. Entonces surge el problema de qué se
hará con los enjambres que continúan año tras año.

El modo que parece adecuarse a la economía de la naturaleza para manejar estos enjambres
no deseados –no deseados en el sentido de que el apicultor no desea usarlos para aumentar
el número de sus colonias- es usarlas para aumentar la fuerza de sus colonias existentes
‘permanentes’ e incidentalmente, disminuir el riesgo de las actividades de robo más
adelante. ¿Cuál es la mejor manera de emprender esto? La penosa experiencia le mostrará a
cualquier apicultor que un enjambre puede a veces ponerse en una colmena con una colonia
ya establecida sin una lucha destructora entre las abejas, pero esta no es para nada la regla
general. Un “modo seguro” es el siguiente plan. Cuando un enjambre ha salido de la
colmena progenitora y se ha encorchado según el plan sugerido en nuestro último artículo,
elija una colonia débil en el apiario. Verifique los cuadros de esta colonia débil para
asegurarse de que esté libre de enfermedad. No quite la colmena progenitora de su puesto
como se sugirió en el artículo anterior, en vez de ello coloque la colmena del enjambre
cerca de la colmena débil con la que se la propone juntar, y déjela en esta posición de
cuatro a siete días. Al octavo día, quite la tapa de la colonia débil y extienda una hoja de
diario perforado con agujeros de alfiler encima del cuerpo de la colmena superior. Luego
levante la colmena del enjambre desde su tabla inferior y colóquela directamente sobre la
colonia débil encima del diario. Deje el diario en su lugar por alrededor de dos o tres días y
luego quítelo. Las abejas se habrán juntado y resultará de ello una colonia fuerte y vigorosa
capaz de una buena producción de miel. El propósito del diario es de que retarda el
contacto inicial entre los dos grupos de abejas y les permite acostumbrarse de a poco a la
presencia de unas y otras en una sola colmena a fin de obviar la posibilidad de una lucha
destructora. Las dos reinas entablarán una lucha que terminará con la muerte de la más
débil de las dos. Después de que haya pasado una semana o diez días se podrá manejar la
colonia del mismo modo que cualquiera de las colonias permanentes del apiario.

Vinculado con el fortalecimiento de las colonias establecidas al juntarlas del modo descrito
arriba, resulta esencial seguir proveyendo suficiente espacio para trabajar ya sea
agregando alzas con panales armados (drawn) vacíos o sin armar (undrawn), o extrayendo
la miel excedente ni bien se acumula en las alzas. Si no se provee espacio para trabajar, las
abejas muy probablemente comiencen a empezar a prepararse para enjambrar si todavía no
terminó la época de enjambre, dado que una de las causas principales del mismo es la falta
de espacio para almacenar la miel y para la crianza de la cría. Si no se hace frente a la
congestión de la colmena con una acción oportuna por parte del apicultor, seguramente
resultará en una enjambrazón.

Otro propósito útil para el que sirve el unir a las colonias es el fortalecimiento para el
invierno. Supongamos que una inspección cuidadosa del apiario demuestra que varias
colonias están débiles en número y en provisiones en la primera semana o segunda de
septiembre justo después del flujo de miel de otoño. Sería conveniente juntar a estas

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


colonias siguiendo el plan sugerido arriba. Esto, por supuesto, disminuirá la cantidad de
colonias establecidas para invernar, pero es mucho mejor tener colonias vivas y fuertes en
las primavera que tener una cantidad de ellas débiles o muertas. El mantener abejas no
consiste principalmente en tener “cantidades” de colonias. El no tomar este sencillo consejo
provocará a menudo una desilusión en la primavera.

En conexión con el manejo tardío de verano de las abejas, vendrán temporadas en que falla
el flujo de miel de otoño y las abejas quedan con escasas provisiones para el invierno una
vez acabada la extracción del verano. Ayuda a evitar dicho agotamiento de las provisiones
de invierno si se deja la extracción hasta tardíamente en la temporada. Preferiríamos gastar
dinero en proveer a nuestro apiario con bastantes alzas adicionales tratando de restituirles a
las abejas esas provisiones que les quitamos en pleno verano. Entonces hemos provisto a
cada colonia con dos cámaras de cría y cuatro alzas de miel o de extracción. La cantidad de
alzas adicionales necesarias variará con la localidad, pero un poco de experiencia
demostrará la cantidad correcta para tener a mano.

Existen muchas opiniones acerca de cuál es la mejor época del año para sacar el excedente
de miel de las colmenas para extracción. Nosotros preferimos llevar a cabo esta operación
más tarde en la temporada que muchos de los apicultores porque sentimos que la acción de
la helada sobre la miel almacenada es sumamente útil como una especie de proceso
“madurativo”. Por lo tanto no empezamos a sacar la miel de las colmenas hasta que hayan
pasado dos heladas. Esta demora da una miel que es una combinación genuina de todos los
néctares florales desde comienzos de la primavera hasta fines de otoño, y que parece
representar ese tipo de miel que es muy beneficioso para uso humano. Además, la helada
ayudó a ‘madurar’ la miel y el resultado es un producto de la colmena muy sabrosa, rica y
satisfactoria.

Este método, por supuesto, no considera el modo común de sacar la miel al concluir los
flujos principales de la temporada como suele ser la práctica entre los apicultores. Sin
embargo, sentimos que una extracción de miel en una temporada disminuye nuestro trabajo
en el apiario y permite que sea una operación fácil las provisiones de miel de invierno de
las abejas.

Surgen preguntas frecuentes acerca de cuál es el mejor alimento para la alimentación


artificial de las abejas, ya sea para la alimentación de primavera o para la preparación de
otoño para pasar el invierno. En N. América no están todos los apicultores de acuerdo en
cuanto a cuál es la mejor fórmula a usar para ello, pero creemos que lo que sigue es lo que
funciona mejor con nuestras abejas y lo recomendamos altamente

El azúcar, realmente, no es el alimento natural de las abejas. Su alimento natural es el


néctar, polen, ‘pan’ de abeja, y –especialmente durante los meses de invierno- miel.
Cualquier sustancia que comen, sin embargo, deberá ser cambiado a miel por su proceso
digestivo. Por lo tanto, si se puede incluir alguna sustancia que ayude en esta
transformación en la fórmula del almíbar, se asegurará la fortaleza de las abejas. Dicho tipo
de sustancia es el te de manzanilla, dado que su propiedad es hacer más fácilmente
digerible al azúcar.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


Para una fórmula líquida lo que sigue a continuación es excelente: Cuatro partes de agua,
cinco de azúcar, un poco de tomillo, un poco de te de manzanilla y una pizca de sal. Esto se
revuelve hasta que esté bien mezclado y se coloca en baldes de miel de tapa a fricción, un
balde por cada colmena a ser alimentada. Haga una serie de pequeños agujeros de clavo en
la tapa del balde para la miel y coloque la tapa firmemente. Ubique la tapa interior de la
colmena directamente encima de la cámara de cría con el agujero ovalado de esta tapa
abierto. Invierta el balde, con la tapa agujereada hacia abajo, sobre este agujero. Fije un
alza vacío sobre la tapa interior y vuelva a colocar la tapa exterior de la colmena. Así las
abejas tendrán acceso al almíbar extrayéndolo a través de los agujeritos de la tapa del balde
de miel.

Otro modo y más sencillo de dar de comer el almíbar es colocar la tapa interior arriba de la
cámara de cría como se describe arriba, y armar un alza vacío sobre esta tapa interior. Tome
una sartén o platillo playo y colóquelo sobre esta tapa interior cerca de, pero no tapando, el
agujero. Llene el platillo con almíbar y coloque en el platillo un pedazo de estopilla para
que las abejas no se ahoguen mientras toman el almíbar. Vuelva a colocar la tapa exterior
de la colmena.

La alimentación artificial de tipo líquido resulta útil cuando hace tanto frío que las abejas
no pueden volar con facilidad. Sin embargo, cuando el clima es cálido y las abejas pueden
volar a una fuente de provisión de agua, una mezcla seca de alimento es mucho más fácil
de manejar y funcionará bien. Por taza o más de azúcar tome un poco de tomillo seco, una
cucharita de te de manzanilla de mediana concentración y una cucharita de sal. Mezcle bien
estos ingredientes y viértalos sobre la tapa interior alrededor del agujero ovalado. No
coloque un alza vacío encima de la tapa interior, coloque simplemente la tapa exterior en su
posición normal sobre la tapa interior. Las abejas proveerán entonces el agua para la mezcla
de fuentes de afuera, y aceptarán prontamente esta fórmula seca.

Vinculado con el uso de la sal en la fórmula del alimento artificial para las abejas, resulta
interesante advertir que este medio de nutrición fue defendido en N. América tan temprano
como 1849 por T.B.Miner. En su libro, El Manual del Apicultor Americano –que proveerá
una interesante lectura para cualquier apicultor- escribe Miner, “Las abejas no se lastimarán
por el uso de la sal. Un terrón colocado cerca de las colmenas, bajo cubierta, no hará ningún
daño, y dado que las abejas comerán ocasionalmente del mismo, debemos juzgar de que es
mejor dárselo...”. Es digno de mención que Miner demuestra su razón para sugerir la
alimentación con sal por las palabras “... dado que las abejas comerán del mismo ...” Esto
demuestra que ¡todo apicultor debe observar a sus abejas si ha de saber qué es mejor para
ellas y para su cuidado!

Hasta el momento en esta serie poco se ha dicho acerca de los procedimientos reales de
sacar el excedente de miel de las colmenas o de la extracción de miel y su preparación para
el mercado. Tenemos dos razones para ello. Primero, las condiciones para la extracción de
la miel difieren en cada caso individual, haciendo relativamente superflua una información
general sobre el tema. La información completa sobre los dispositivos mecánicos
necesarios para la recolección de miel, la extracción y la preparación para el mercado se
encuentra en todos los catálogos de provisiones para los apicultores. Estos se distribuyen
gratuitamente a los apicultores que los soliciten, y contienen instrucciones para el uso de

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


este equipamiento. Todo apicultor deberá elegir el tipo de equipo apto para el tamaño de su
apiario y la disposición física de su sala de extracción.

Una segunda razón para nuestra omisión de la información detallada sobre esta fase de la
apicultura es el hecho de que creemos que es de suma importancia que el apicultor sepa lo
más posible acerca de las actividades de sus abejas, y dado que nuestro espacio ha sido
necesariamente limitado, nos ha parecido prudente el dedicarnos más o menos
exclusivamente a compartir con nuestros lectores algunos de los aspectos prácticos de esta
parte vital e importante de la apicultura.

Hemos buscado tratar de manera general las actividades del apicultor en términos de las
cuatros estaciones del año. Comenzando con el cuidado de las abejas en la época de
invierno, que se ha llamado “El Año Nuevo del Apicultor”, hemos pasado por los diversos
pasos de manejo general de las abejas en las otras tres estaciones. Al concluir podrá resultar
provechoso ilustrar brevemente estas tareas.

TEMPORADA DE INVIERNO: NOVIEMBRE – MARZO*


(La estación del año en que el sol menos afecta las actividades de las abejas)

Actividades en la colmena: Se forma el “Grupo de abejas de invierno”. Las abejas


consumen alrededor de 40-60 lbs de miel. Las abejas vuelan los días cálidos.

Población de la colmena: En noviembre hay alrededor de unas 50.000 abejas. Sólo


sobreviven al invierno las abejas de la postura de otoño. Para el 1º de marzo cae este
número a 40.000, incluso tan abajo como 10.000.

Tareas del apicultor: Para el 1º de noviembre ya se completó el guardado o


almacenamiento de las colmenas para el invierno. Se ha terminado la alimentación. Proteja
las colmenas de los vientos prevalecientes si se las deja en el campo. Abra las “entradas
superiores”. Ponga pesas encima de las tapas de las colmenas y asegure las colmenas para
evitar que se vuelquen. Inspeccione el apiario cada 2 semanas durante el invierno alrededor
de las 13 y 14:30hs en cuanto a las condiciones externas en general. ¡No abra las colmenas!
Prepare los equipos nuevos para la próxima temporada, repare los equipos viejos.

TEMPORADA DE PRIMAVERA: MARZO – JUNIO


(La temporada de floración frutal. El efecto cada vez mayor del sol en la vida de las abejas.
La temporada del enjambre)

Actividad en la colmena: El polen y la primera floración frutal estimula la crianza de la cría


Los preparativos para enjambrar. Salida de los enjambres. Las abejas vuelan todos los días
cálidos. Se consume una gran cantidad de alimento. Las abejas necesitan sal para la crianza
de la cría.

Población de la colmena: Para el 1º de marzo, normalmente alrededor de 35.000. Podrá


caer a 10.000 incluso tan tarde como el 15 de abril. Incremento normal a 80.000 o 90.000

*
Recordar que se refiere al hemisferio Norte – habrá que adaptar los meses para el hemisferio Sur

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


para el 1-10 de junio. La velocidad extrema del incremento provoca congestión y los
preparativos para la enjambrazón.

Tareas del apicultor: El momento más atareado en el año del apicultor. La apertura de las
yemas de los olmos, alisos, sauce común, arce, que trae polen, señala el comienzo de la
crianza de la cría. El 1º de abril empiece a sacar a las abejas del sótano o del lugar de
almacenado. El 15 de abril, quite la cobertura del invierno si la temporada es normal.
Retrase si no lo es. Verifique las provisiones. Alimente con alimento seco si el tiempo es
bueno. Alimento líquido si el frío y la lluvia impiden mucho vuelo. Del 1 al 15 de abril, el
período más crítico de todo el año. Vigile entonces las provisiones. Si un lapso muy
caluroso es seguido por uno frío, vigile las provisiones. ¡Se mueren de hambre más
colonias del 15 de abril que en pleno invierno! ¡La floración frutal de los árboles no
significa comida en las colmenas! Fines de mayo y todo junio, época de enjambre.
¡Quédese en casa durante estas semanas! Agregue alzas después del 1º de junio. 1º de
junio, pico de floración del trébol blanco y del trébol de los pantanos. Mediados de junio,
floración de las frambuesas. Durante toda la época de enjambre trate de realizar una
inspección general del apiario por lo menos cada 3 a 5 días. ¡La inspección diaria –
caminando por el apiario observando todo- es mejor aún!

TEMPORADA DE VERANO: JUNIO – SEPTIEMBRE


(Pico y declinación de enjambre. El sol alcanza su mayor efecto en la vida de la colonia)

Actividades en la colmena: La época del enjambre llega a su pico a mediados de junio y


decae después del 1º de julio. Las abejas están muy activas armando la base –“haciendo
cera”. Pico del trabajo en el campo, recolección de la miel.

Población de la colmena: 10 de junio al 1º de julio, la mayor cantidad de abejas de todo el


año en la colonia. Promedia 100.000 para este período. Disminuye a 50-60.000 para el 1º
de septiembre debido al trabajo excesivo en el campo.

TEMPORADA DE OTOÑO: SEPTIEMBRE – NOVIEMBRE


(Época del flujo de miel de otoño. Las primeras heladas frenan la floración.
Disminuye constantemente la crianza de cría, el efecto solar sobre la vida
de las abejas disminuye firmemente hacia el invierno.)

Actividades en la colmena: Durante todo septiembre la Reina pone huevos. Crianza de la


cría de otoño. La helada detiene el flujo de miel. Durante el mes de octubre las abejas
acomodan el nido de la cría para el invierno. La retardación general de todas las actividades
de la colmena debido a la disminución del calor del sol y el acortamiento de los días.
Tiempo de mortandad en la colmena; muerte de muchas obreras del verano, destrucción de
la mayoría de los zánganos por parte de las obreras.

Población de la colmena: Desde septiembre 1ra disminución de unas 60.000 a alrededor de


35.000 o 50.000 abejas para el 1º de noviembre. Si las provisiones de miel son pesadas la
cantidad en la colmena varía algo porque se les permite sobrevivir a más zánganos y el
estado general de las abejas es mejor.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


Tareas del apicultor: Extraiga miel después de la segunda helada. La vara de San José, el
aster, chamico, algodoncillo, consueldo, trinitaria, trébol ‘huban’, bidente, -todas plantas
melíferas de este flujo de miel de septiembre. Limpie el apiario después de sacar la miel.
Prepare las colmenas para el invierno, termine todos los preparativos para invierno para el
1º de noviembre. Guarde con cuidado todo el equipo de extracción, y todo el equipo que no
se necesite para las abejas en el invierno. Pida el equipo nuevo que se necesite para la
siguiente temporada no más allá del 1º de noviembre. Planifique la lectura de libros sobre
las abejas durante el invierno. Concluya su Diario Anual en su Registro del Apiario con la
fecha del 30 de septiembre. ¡El 1º de noviembre es Año Nuevo!

****
El estudiar un poco el cuadro anterior demostrará que existe una relación directa entre tres
factores: (1) La posición de la tierra en relación al sol (2) Las actividades de las abejas en la
colmena, incluyendo la población de la colonia (3) Las tareas a las que es convocado el
apicultor a cumplir. En otras palabras, ¡el apicultor debe trabajar en armonía no sólo con las
actividades de las abejas, sino también indirectamente con los movimientos mismos de los
cuerpos celestes en sí! Esto podrá servir para mostrar por qué la gente de antes sentía que la
tarea del apicultor era una tarea sagrada. ¡Veían en las actividades del apicultor una
relación o reflejo directo de los ritmos de la vida cósmica del año, y en estas actividades
sentían que las fuerzas mismas del mundo espiritual se manifestaban de manera visible!
Quizás no sea exagerado decir que algo de un reconocimiento semi-conciente de estas ideas
pueda dar razón de la tremenda fascinación que aún hoy tiene la apicultura para
determinadas personas en todo el mundo. Por cierto para quienes están interesados en los
principios de la Agricultura y Jardinería Biodinámica con su énfasis profundo puesto sobre
la colaboración con todas las operaciones y actividades de la Naturaleza, la apicultura
provee todavía otro eslabón en esa gran cadena a través de la cual puede entrar el cosmos
en la actividad terrestre y beneficiar a la humanidad.

Si examinamos la vida de la colonia en relación con el ciclo del año tal como señalamos
arriba, podemos descubrir una correspondencia entre las grandes festividades Cristianas del
año y la vida de las abejas.

INVIERNO: La Fiesta de Navidad – El grupo de abejas de invierno demuestra una unidad


de vida – una unicidad.

PRIMAVERA: La Fiesta de Pascua – El ‘despertar’ de la colonia de la unidad invernal. El


sacrificio del zángano a través de la impregnación de la reina. El enjambre.

VERANO: La Fiesta de Pentecostés – El pico de la actividad de la colonia. Manifestación


suprema del amor devoto de la colonia sirviendo para el bien de todos. El sol más caliente
ahora tiene el mayor efecto sobre la vida de la colonia.

OTOÑO: La Fiesta de Micael – El decaimiento de la actividad de la colonia. Los zánganos


son sacrificados por el bien de la colonia durante el invierno venidero. La muerte de las
obreras desgastadas por el servicio del verano para la colonia. La vida de la colonia se
vuelve lentamente hacia dentro, la colonia se prepara para el invierto y una vida unida en el
enjambre del invierno.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 2


****
La apicultura es un arte. No puede ser enseñada por ninguna persona. Debe ser aprendida a
partir de una cercana y constante observación de la vida de las abejas mismas, temporada
tras temporada. Todo lo que hemos intentado hacer es señalar algunos resultados de nuestro
trabajo con las abejas de un modo práctico. De este aprendizaje y la observación no puede
haber fin, y esto es el por qué nadie –menos aún el autor- puede reclamar un conocimiento
completo de la apicultura. Hemos tratado de compartir algo del conocimiento que proviene
de varios maravillosos años dedicados a esta fascinante búsqueda. El que nuestras
indicaciones han encontrado fructificación se encuentra atestiguado las numerosas cartas
entusiasta recibidas en el transcurso de la publicación de esta serie de artículos. Por este
respuesta de nuestros lectores damos nuestro más sincero agradecimiento.

El arte de la apicultura (V) *


por Paul Marshall Allen

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE APICULTURA

*
Extraído de ‘The Art of Beekeeping’,pp.28-32 (corresponde a lo publicado en Vol.V nº.5, invierno 1947, del
Journal of Biodynamics) (Trad.: Monica M. Bravo)

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 3


PREG.: ¿Cómo se puede uno dar cuenta cuando una colonia está por enjambrar, sin abrir la
colmena?

RESP.: Durante la época del enjambre le resultará beneficioso caminar por su apiario en los
días lindos entre las 8 y las 9 de la mañana. Si observa una colmena en donde una gran
cantidad de abejas está sentada en el pórtico, con sus espaldas hacia la entrada de la
colmena, abanicando vigorosamente con sus alas, y si al mismo tiempo otras abejas están
fuertemente agrupadas sobre la entrada de la colmena, y pareciera haber bastante actividad
dentro de la colmena, provocando una especie de ‘rugido’, entonces usted puede estar
seguro de que las abejas enjambrarán dentro de las 24 a 48 horas. Haría bien en permanecer
en casa cualquier día que tenga señales de este tipo.

Relacionado con esto resulta interesante advertir que la joven Reina, al salir de su celda,
emite una especie de tono ‘agudo’, como si fuera una pequeña flauta de pastor que se toca a
gran distancia. Este fenómeno fue advertido por primera vez por el gran Francois Huber,
uno de los más grandes observadores de la vida de las abejas. Le recomendaría fuertemente
a toda persona interesada en las abejas que no sólo lea sino que estudie con cuidado el
maravilloso libro de Huber “Nuevas Observaciones sobre las abejas” (“New Observations
on Bees” – American Bee Journal, Publishers, Hamilton, Illinois). Él vivió en el siglo
XVIII en Francia, y sus observaciones fueron el resultado de una circunstancia muy
interesante. ¡En toda su vida Huber jamás vio una abeja, pues era ciego! Él tenía un
sirviente fiel que llevaba a cabo sus instrucciones y le describía los resultados. Este
concienzudo estudio que se extendió durante largos períodos de tiempo fue puesto por
escrito por Huber en su libro “Nuevas observaciones sobre las abejas”. Huber llamó la
atención en primer lugar a este ‘sonido agudo’ de la nueva Reina. Por largo tiempo después
de la muerte de Huber los apicultores dudaron de la verdad de esto, y recién en tiempos
modernos con el uso de dispositivos de sonido se comprobó que su afirmación era correcta.
Con el fino oído que le trajo su ceguera, Huber pudo descubrir un fenómeno que los demás
pasaban por alto.

PREG.: En uno de sus artículos en Bio-Dynamics usted abogó por colocar el enjambre
recién encorchado sobre el puesto de la colmena progenitora, trasladando la colmena vieja a
un nuevo lugar. ¿Por qué es esto una buena idea?

RESP.: Dicho arreglo ayudará al enjambre a establecerse más fácilmente, y las abejas de
campo que estuvieron ausentes mientras se realizaba el enjambre se unirán al enjambre en
la colmena nueva, construyendo así la fortaleza de la colonia-enjambre. Además, el
trasladar la colmena progenitora y dar un espacio adicional, tanto en la colmena progenitora
como en la colmena del enjambre al proveer alzas adicionales o mediante una nueva
disposición de las alzas, tenderá a ayudar a desalentar una tendencia ulterior a enjambrar.
También resultará útil darle sombra a la colmena nueva mediante algunas maderas viejas, o
ramas, si el día es muy caluroso. Esto hará más seguro que el enjambre encorchado se
‘quede quieto’. Después de uno o dos días se puede quitar esta sombra artificial.

PREG.: ¿Cuál es la mejor dirección para que miren las colmenas en un apiario?

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 3


RESP.: El Sudeste*. Así recibirán el sol de la mañana, pero estarán también parcialmente
protegidas del viento del este y las lluvias del este que pueden ser muy frías.

PREG.: Este año estoy probando por primera vez algunas alzas poco profundas para miel
de panal (comb honey). ¿Podrán ser más exitosas si uno tiene sólo estos arriba de la cámara
de cría y ninguna alza entera o suelen los apicultores mezclar ambos tipos de alzas?
E.M.S.

RESP.: El hacer miel de panal es un arte que requiere una destreza especial y una buena
observación de las actividades de las abejas. En primer lugar, las alzas para la miel de panal
no deberán colocarse hasta que el flujo de miel esté bien encaminado. Esto evitará el
‘mordisqueo’ de las bases de inicio (starter foundations) y se reducirán las posibles
oportunidades de enjambrar. Para esta parte del país donde la humedad es un factor que
ayuda a enjambrar, se deberá seguir un proceso de alzado especial.

Seleccione una colonia muy fuerte para hacer la miel de panal, dado que es esencial la
velocidad por parte de las abejas. Ahúme para que las abejas salgan lo más posible de la
cámara de cría superior, luego quite esto de la colmena y examine cada cuadro para
asegurarse que la reina se haya ido a la cámara inferior en el proceso del ahumado. No hay
problema si quedan algunas abejas en estos panales, siempre que la reina no se encuentre
allí. Arriba de la cámara de cría inferior coloque un excluidor (excluder) de reina. Luego
coloque su alza o alzas (nunca más de tres) de miel de panal encima de este excluidor. Por
último coloque la cámara de cría superior original y cubra la colmena. Si el flujo de miel es
fuerte, o incluso razonablemente bueno, usted debería tener algo de miel de panal dentro de
diez días o dos semanas. Cuando un alza está lleno y sellado, deberá ser quitado
inmediatamente de la colmena a fin de evitar la ‘fatiga de viaje’ que le quitará color y
arruinará el aspecto fresco de los panales cuando se los ofrezca a la venta o para el
consumo casero. Traslade dichas alzas terminadas a un lugar de almacenamiento a prueba
de abejas. Cuando se haya terminado el flujo de miel, todas las alzas de miel de panal
deberán ser retiradas de las colmenas, se deberá volver a juntar las dos cámaras de cría, y se
deberá colocar las alzas de extracción encima de ellas para juntar cualquier excedente de
los flujos de miel más tardíos. Las alzas de la miel de panal y la miel de extracción nunca
deberán mezclarse en las colmenas.

Una palabra de advertencia: dado que se necesitan colonias fuertes para una buena
producción de miel de panal y que resulta esencial el ahumado y el disminuir el espacio
para la postura de la reina durante este período de la producción, se requiere una cuidadosa
observación y manipulación para evitar el enjambrar. Una de las principales causas del
exceso de enjambres es la congestión de las cámaras de cría, por lo que resultará
provechoso que se retire un par de cuadros que contengan principalmente miel de la cámara
de cría inferior antes de colocar las alzas de miel de panal. En vez de éstos coloque cuadros
nuevos con planchas enteras de ‘undrawn brood foundation’ (base para cría no armada).
Éstos serán rápidamente ‘drawn’ (armadas) por las abejas y proveerán espacio adicional
para que la reina deposite los huevos. Los dos cuadros retirados deberán ser examinados
por loque y si están libres de ello se los dará a otra colonia del apiario.

*
Debemos recordar que este trabajo está escrito para el hemisferio Norte (N.de T.)

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PREG.: Encuentro que la mayor dificultad al manejar las colmenas se da al levantar las
alzas de miel de la parte superior. ¿Por qué es que las cámaras de cría siempre se colocan
abajo y la miel arriba? Las cámaras de cría necesitan de inspección más frecuente y son las
menos pesadas para levantar. Si, como Ud. dijo, la reina va hacia arriba y no abajo, ella
estaría a salvo en la parte superior. Con bastantes alzas vacías abajo ¿insistirían las abejas
en almacenar miel en la parte superior? Ellas normalmente no usan los cajones superiores
hasta que las inferiores están llenas.
-Chester, N.Y.

RESP.: Si se pudiera inventar un sistema de apicultura en que se pudiera evitar el levantar


las alzas llenas de miel, ciertamente se podría superar una gran cantidad de trabajo
agotador. Sin embargo, la naturaleza de la actividad de la vida de las abejas mismas entra
en esta cuestión. La reina va hacia arriba y no abajo, pero ¡la miel no se almacena arriba de
la cámara de cría porque la reina va hacia arriba sino porque la cría emergente, es decir, las
abejas jóvenes, van hacia arriba en busca de alimento! Un cuadro de cría común ilustrará
esto. Dicho cuadro contendrá los huevos, más las celdillas llenas de polen, más una buena
provisión de miel en la parte superior del cuadro. Esto se coloca allí para la nutrición de las
jóvenes abejas cuando emergen. Asimismo la miel excedente de toda la colmena no se
coloca debajo de la cría que emerge sino arriba de ella. Por lo tanto se entiende
prontamente que las abejas producirían poca miel excedente si la reina y la cría se
colocaran arriba en vez de abajo en la colmena. Todo esto no debe confundirse con el
sistema de “unir” a las colonias en donde se coloca una colonia encima de otra durante un
tiempo limitado y por una razón diferente. Por supuesto, es posible que dicha inversión
como se menciona en la pregunta pudiera funcionar en una determinada época bajo
condiciones especiales, pero no podría ser recomendada para la práctica apícola estándar.

PREG.: En su primer artículo de esta serie sobre Apicultura, usted mencionó que el cortar
las celdas reales de las colmenas como una causa posible de la ruina de las colonias, ¿Por
qué es esto así?

RESP.: La remoción de las celdas reales de los cuadros de una colmena para evitar que se
enjambre es un método que se ha seguido durante muchos años en este país. Fue abogado
por Langstroth a mediados del siglo pasado en su conocido trabajo sobre las abejas
melíferas. En principio, el apicultor pasa por sus colmenas alrededor de cada dos semanas
durante la época de enjambre, y quita con los dedos cualquier celda real que encuentra
construida en los cuadros. Esto impide que emerjan nuevas Reinas y se piensa que ayuda a
prevenir el enjambrar. Existen dos razones importantes de por qué no es esta una buena
práctica.

1. Tal como admitieron Langstroth y otros, la remoción de las celdas reales no siempre
impide el enjambrar, en consecuencia el método no es a prueba de mal trato.
2. Si una Reina de una colmena está fallando debido a la edad o a un deterioro físico, la
producción de una nueva Reina a través de este medio natural es el modo que tiene la
Naturaleza para conservar la vida de la colonia. Por lo tanto, la remoción de la celda real de
dicha colmena en verdad ‘arruinaría’ a la colonia. Dicho paso significaría el abandono del
modo que tiene la Naturaleza de asegurar la continuación de la vida de las abejas.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 3


Así como se abandonó el plan de ‘aumento’ de las colonias del apiario recomendado por
Demaree, y practicado tan extensamente entre los apicultores de este país durante más de
cincuenta años, en gran medida debido al hecho de que dicha división arruinó tantas
colonias buenas, es seguro que algún día los apicultores descubrirán que la ‘merma’ y
muchas enfermedades son provocadas por la interferencia con la naturaleza en la remoción
de las celdas reales tal como se practica en la actualidad.

LIBROS SOBRE APICULTURA

PREG.: ¿Podría sugerir algunos libros que serían de lectura beneficiosa para el apicultor?
-L.N., Spring Valley, N.Y.

RESP.: En general los libros referidos a la apicultura nunca pueden sustituir la experiencia
real del cuidado de las abejas. Sin embargo, si el apicultor desea leer material para utilizar
de manera comparativa como complemento de su propia observación práctica en el apiario
los siguientes títulos resultarán de interés. La mayoría de estos libros están agotados, pero
pueden encontrarse algunas veces en las librerías de segunda mano.

“On the Hive and Honey Bee” (Acerca de la colmena y la abeja melífera) – Rev.
L.L.Langstroth. Un excelente trabajo por “el Padre de la Apicultura Americana”. Una mina
de información por el hombre que inventó la colmena de cuadro movible e introdujo en
América a la abeja italiana. Langstroth conocía y amaba a las abejas. Publicado por primera
vez c. 1859. Existe ahora una reimpresión.

“Fifty Years Among the Bees”(Cincuenta años entre las abejas) – Dr. Chas. C. Miller. Un
relato íntimo de la apicultura, relacionado especialmente con la producción de miel de
panal escrito por un apicultor original. Contiene muchas ideas prácticas y útiles.

“Manual of the Apiary” (Un manual del apiario) – Prof. A.J.Cook. Publicado c. 1875. Este
es un libro extremadamente útil que contiene muchas ideas originales y de gran ayuda.

“Quinby’s Beekeeping” (La apicultura de Quinby) – L.C.Root. Publicado c. 1879. Un libro


interesante escrito por uno de los pioneros de la apicultura Americana.

“New Observations on Bees” (Nuevas observaciones sobre las abejas) – Francis Huber. La
traducción en inglés de los escritos de uno de los más grandes apicultores de todos los
tiempos. Huber, aunque ciego, fue uno de los descubridores de los hechos importantes
“referidos a la vida de una abeja”. De fascinante lectura para el apicultor avanzado.

“The Lore of the Honey Bee” (El saber popular de la abeja melífera) – Ticknor Edwardes.
Un valioso libro de referencia para aquellos interesados en cuestiones tales como la
anatomía y fisiología de la abeja melífera. Escrito por una conocida autoridad inglesa sobre
el tema. Interesante información histórica sobre la apicultura.

“The American Beekeeper’s Manual” (El manual del apicultor americano) – T.B. Miner.
Publicado c. 1845 et seq. En varias ediciones. Un relato muy interesante de la apicultura

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 3


escrito por un hombre con mucha experiencia. Muchas de las ideas son útiles hoy día. Da
un verdadero sentimiento íntimo de la apicultura.

“Alexander on Beekeeping” (Alexander sobre la apicultura) – Una colección de artículos


escrita por un Sr. Alexander que fue uno de los apicultores americanos más importantes del
cambio de siglo.

“Nine Lectures on Bees” (Nueve conferencias sobre las abejas) – Rudolf Steiner. The
Anthroposophical Publishing Co., Londres. Material restringido. De gran valor para el
apicultor experimentado, pero no constituye un manual de apicultura.

La lista anterior no es de ninguna manera exhaustiva, ni contiene muchos libros recientes,


algunos de los cuales tienen mérito comparativo y utilidad. Los libros arriba mencionados
se seleccionaron por su utilidad en sugerir (1) muchos hechos importantes que han de
observarse en el apiario y (2) que los escritores escribieron a partir de un genuino
sentimiento por la vida de la abeja. Hay más de 2.500 libros sobre apicultura solamente en
inglés, y por lo tanto la lista de arriba es de una naturaleza altamente selectiva.

Para una narración muy interesante sobre los orígenes de la apicultura en América,
recomendaría un libro de reciente publicación escrito por Florence Naile titulado “The Life
of Langstroth” (La vida de Langstroth). Cornell University Press.

____________________________

Se deberá recordar que la lista de libros fue recopilada en 1947. Algunos o incluso todos
podrían estar agotados. Un título actual es Amateur Beekeeping (Apicultura del aficionado)
escrito por Edward Lloyd Sechrist, publicado por The Devin-Adair Company.

‘El arte de la apicultura’ por Paul Marshall Allen 3

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