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Un día, Manuel estaba yendo directo al sastre para comprarse nueva ropa, hasta que de la
nada, su esposa Leslie, una dama de 30 años con un color de ojos indescriptible lo llamó.
-¡Oye espera! -grito de forma desaforada- no te olvides de también comprarle ropa al bebe.
Manuel y Leslie eran una pareja con poca química, pero de igual forma permanecían juntos
porque los dos tenian la fe de tener una familia feliz, de ahí nació su bebe llamado Esther.
-Si -dijo riendose de forma sospechosa- lo vendo a quienes estén dispuestos a hacer sacrificios.
Manuel confundido compró el espejo por más que el vendedor le haya dicho eso.
Manuel contento llevo el espejo dentro de su Volkswagen Beattle, un vehículo el cual no era
un imponente pero lo valoraba mucho ya que era herencia de su padre, condujo durante
varias horas hacia un almacén que tenía al lado de su casa. Antes de salir del auto notó que un
viejo señor lo miraba desde lejos, era el hombre que le había vendido el espejo.
-¿¡Hola!? -dijo gritando- ¿que hace usted ahí a estas horas? ¡No es seguro!
Manuel indignado tras ser ignorado, se metió al almacén con su espejo recién comprado a
esconderlo para luego unos días después mostrárselo a su esposa, pero sin antes hacerle un
mantenimiento.
Mientras limpiaba el espejo, noto que el reflejo del espejo estaba un poco enrojecido, como si
se tratase de un filtro raro -Sera un tipo de espejo Indio -pensó.
Tras varios días de trabajo, llega el cumpleaños de su esposa, Manuel le entrega el espejo a
Leslie; ella encantada del regalo abrazo con mucha fuerza a Manuel
Al día siguiente decidió investigar un poco, así que se dirigió a una biblioteca loca, una
extravagante biblioteca llena de libros de varios tipos e idiomas, cómodamente se sienta a leer
un libro de una leyenda de Ámsterdam sobre cómo unos pescadores y un perro escaparon de
una tormenta y unos cazadores Indios. La leyenda decía que estos pescadores eran los
primeros habitantes de Ámsterdam pero no habla nada de esos cazadores, por ende empieza a
investigar más sobre los Indios. Luego de varias horas, encuentra un libro de conjuros y
misterios sobre India, en el libro decía que los Indios que se manifestaban contra sus
superiores usaban los espejos como medio de comunicación con el diablo para maldecir a
dichos superiores, aunque tenían que tener mucho cuidado porque si se les llagaba a romper
el espejo, el portador del espejo iba ser maldecido dependiendo el como estaba el espejo.
Una noche a las 20:00 pm, hacía mucho frío, un clima espléndido para la manifestación de
espíritus, Manuel se acercó al espejo para dictar unas palabras que había leído en el libro
Se acerca al espejo y se siente absorbido por el espejo, había entrado al mismisimo infierno, o
por lo menos eso creía. Encontró una gran fila de almas de personas perdidas, se acercó a
preguntarles donde estaba, pero ninguno respondió.
Hacía mucho frío, era un lugar con varias estructuras y un montón de niebla, también había
una especie de nieve lo cual él no entendía porque según él, estaba en el infierno. Recorriendo
el lugar, se encuentra otro espejo, pero un espejo inmenso, se acerca y logra ver una silueta
blanca de una persona, él intrigado le preguntó donde estaba. Inmediatamente Manuel
empieza a ver todo oscuro y de la nada despierta en su departamento.
Asustado, no sabe si investigar más o acudir a la policía, pero tenia miedo de que no le
creyeran así que investigo más, luego de varios días, descubrió que no estuvo en el infierno,
estuvo en Helheim, el reino de la muerte.
Intrigado vuelve al espejo para hacer el mismo proceso, pero esta vez no funcionó, también
notó que su esposa no estaba, lo cual hizo que se ponga desesperado, se pone a buscarla por
todos lados pero no la encuentra.
Acudió a la policía ya que él no podía hacer nada la policía pensaba que él había asesinado a su
esposa y que estaba loco, entonces deciden arrestaron y meterlo en un juicio.
Indignado, Manuel intento varias veces escapar de la prisión para intentar rescatar a su esposa
Leslie, tras varios intentos desafortunadamente lo sentenciaron cadena perpetúa y nunca
pudo volver a ver a su amada esposa Leslie y su bebé Esther.
A día de hoy no se sabe si lo que estaba diciendo Manuel era verdad o simplemente estaba
loco y él había matado a su esposa.