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Universidad De Buenos Aires

Especialización en Psicología Perinatal

Módulo: Introducción a la Psicología Perinatal

Alumna: Yanina Daitch

Fecha: 18-08-2020
Qué queremos unas de otras
después de haber contado nuestras historias
Queremos
ser curadas queremos
una musgosa calma que crezca sobre nuestras
cicatrices
queremos
la hermana todopoderosa que no asuste
que hará que el dolor se vaya
que el pasado no sea así.

citado por ​Adrienne Rich​ en ​Nacemos de Mujer​, 1986


Introducción:

La Psicología Perinatal se esfuerza por promover la valoración de los factores


psicológicos implicados en el periodo de embarazo, parto, puerperio y los primeros meses
de vida del niño, trabajando con dos sujetos de manera simultánea: la mujer y el bebé. La
misma “...aboga por introducir la dimensión de lo psicosocial de las madres y sus
familias…” (A. Oiberman, E. Galindez, M. Mansilla y otros, 2013:38).
Si bien podemos afirmar que la presencia médica en el acto de nacimiento ha disminuido
el riesgo de morbimortalidad materno-neonatal, se observa que se han dejado de lado
ciertos factores de orígen psicológicos y sociales que son determinantes en este proceso
y que son expulsados de los campos de intervención en muchos equipos de profesionales
médicos. La mirada perinatal propone una mirada holística y un trabajo interdisciplinario
donde se le de a la madre la preeminencia que necesita.
La ciudad de Rosario, en donde vivo actualmente, es referente en prácticas de parto
respetado y de maternidades seguras y centradas en la familia. Gracias al "Programa de
Formación y Concientización sobre el Parto y Nacimiento Respetado" se dictaminó una
ordenanza que debe garantizar el parto respetado. En consecuencia, ha habido grandes
avances que contemplan distintas disposiciones y acciones públicas en materia de
derechos sexuales y reproductivos.
Aún así, no dejan de existir reticencias y cuestionamientos de parte de la medicina
hegemónica que desde esta perspectiva, ha quedado antigua con respecto al tratamiento
de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio. Si bien hay muchos profesionales de
la salud comprometidos con la salud de las mujeres desde una mirada global,
actualizados en la evidencia científica y con una mirada respetuosa, lamentablemente no
son la mayoría. Con frecuencia nos topamos con profesionales obsoletos o que priman
sus preferencias a aquello que los pacientes quieren hacer, no dando opciones, coartando
la libertad del paciente.
¿Qué ocurre aquí con la escucha activa, desprejuiciada, que deberíamos encontrar en los
profesionales de la salud que atienden en este área? Ésta pregunta fue la que despertó
mi curiosidad por el recorrido que hace una mujer durante el periodo perinatal.
En el libro “Nacer y Acompañar” se habla de dar respuesta a una necesidad ancestral: “La
de toda mujer y toda familia de sentirse escuchada, respetada, acompañada y sostenida
ante la llegada de un bebé y en el inicio de la vida” (2013). Nuestro trabajo como
profesionales de la salud consistirá entonces en intentar alojar y acompañar la díada
madre-hijo en el camino del embarazo, nacimiento y puerperio.
Para esto, será necesario recuperar el espacio perdido de la palabra en el nacimiento. Es
nuestro trabajo como profesionales mantener una escucha activa e intervenir de manera
saludable el vínculo temprano mamá-bebe para que la mujer pueda ganar el
protagonismo que le pertenece, en lo que la autora refiere como “el viaje de la
maternidad”. (Oiberman, 2013)
Desarrollo:

En el campo específico de la Salud Mental Perinatal, contamos con un dispositivo que


alienta a la mujer a reconstruir los sucesos vividos durante este proceso: la Entrevista
Psicológica Perinatal. “Se trata de un instrumento en salud mental utilizado en Psicología
Perinatal, que permite la expresión de emociones y problemáticas en los momentos
inmediatos y posteriores al nacimiento. Dicho instrumento toma en cuenta los sucesos
significativos de vida que pudieron influir durante el embarazo y parto.” (Oiberman;
Santos, 2015: p. 5).
Apliqué la entrevista con fines didácticos a M (31). Según me cuenta, el embarazo fue
muy deseado, buscado y disfrutado. Ella y su pareja F (33) pudieron mantenerse
informados antes y durante todo el proceso: “consumí mucha información”, fueron las
palabras de la entrevistada al comenzar la charla. Me comenta que previo a emprender la
búsqueda ya se encontraba leyendo libros sobre Parto Respetado. “Incluso ya tenía mi
obstetra”, cuenta. Una profesional muy reconocida de la ciudad de Rosario especialmente
por ser militante del Parto Respetado.
Según el relato de la entrevistada, nos enteramos de que su experiencia en el embarazo
fue muy buena, pudiendo viajar y trabajar: “estuve muy activa tanto física como
mentalmente, sin atravesar ningún tipo de problema”, comenta.
M. buscó acompañamiento durante todo el embarazo. Se evidencia aquí un factor
preventivo a nivel de salud mental: el seguimiento del embarazo en el grupo “Parir en
libertad”, hecho que influyó muy positivamente en la toma de decisiones libre e informada,
en cuanto a cómo vivir de formas múltiples y diversas la maternidad. También participó de
clases de movimientos para embarazadas, dónde aprendió sobre el funcionamiento de la
cadera y los movimientos fisiológicos que realiza la mujer a la hora del trabajo de parto.
Su deseo era lograr un parto en movimiento.
La parentalidad representa el atravesamiento de una crisis vital y en la misma influyen
factores como la historia personal de la mujer, su estructura psíquica, la situación
presente (conyugal, familiar y social), las características del bebé y la ubicación de ese
niño en el encadenamiento histórico de su familia. Por este motivo, es muy probable que
la pertenencia de M a estos grupos y el haberse hecho allí varias amigas con las cuales
se sintió identificada en muchos aspectos, fueran factores fundamentales en la
construcción de su viaje a la maternidad.
El día jueves por la tarde en la semana 40 de embarazo, M empieza con contracciones.
Su intención era quedarse en casa durante el trabajo de parto el máximo tiempo posible.
Pero allí encontró una gran diferencia con respecto a cómo pensaba que sería: entre
contracción y contracción no podía hacer nada ya que éstas eran muy seguidas y
dolorosas. De allí junto con F emprendieron el viaje al hospital. Cuando llegaron le
hicieron el tacto y estaba 2cm dilatada. Había que esperar. Pidió por favor que la dejaran
en observación, que no la mandaran a su casa y así fue. La acompañaban su compañero
y las médicas de guardia. En la sala de preparto prepararon hornitos con esencias y
música. Según cuenta, a pesar del dolor se podía respirar un ambiente cálido y
armonioso.
Durante el parto no pudo realizar muchos movimientos como había pensado. Intentó pujar
sentada en el banquito y terminó haciéndolo en la cama. Cuenta que su obstetra fue muy
contenedora y respetuosa. El bebé L nació a las 4 am del día Viernes por parto natural y
tuvo taquipnea transitoria por lo que fue enviado a la Neo durante dos horas. Si bien la
mamá y el papá sabían que L estaba sano y en buen estado de salud, ese tiempo se hizo
eterno para ellos.
Durante esas horas, M cuenta que se sentía contenta pero que se encontró en un estado
alterado de la conciencia. No se acordaba bien como había llegado a la sala y sentía una
confusión muy grande.
Ibone Olza, Psiquiátra Perinatal española nos habla del estado que se genera en la mujer
en el momento del parto y utiliza la metáfora del “Planeta Parto” para nombrar la
experiencia tan única, difícil de explicar en dónde la mujer se inmiscuye en un universo
propio que conlleva a percibir la realidad de una manera distinta a la que se conoce
comúnmente. Este viaje interior le da a la mujer coordenadas de tiempo y espacio que
ayudan a que pueda enfocarse solo en el acto de parir, sin pensar en nada de lo que está
ocurriendo a su alrededor.
Pasado el tiempo en neo pudieron ir a buscar a su bebé. Al mediodía ya se encontraban
los tres juntos en su hogar. La entrevistada me cuenta que cuando vió a su bebé e hizo el
contacto piel con piel, no vivió ese “enamoramiento instantáneo” que imaginó, el cual
escuchó de sus amigas madres o leyó en los libros, sino un sentimiento de extrañeza
respecto al nuevo pequeño integrante de la familia. Esta sensación se fue disipando con
el pasar de los días y el amor por su hijo fue ganando cada vez más terreno. Aquí se
puede ver algo del contraste entre las nociones que menciona Serge Lebovici del bebé
imaginado (el de las fantasías conscientes y preconscientes, el bebé ideal) y el bebé real
con el cual se encuentran los padres tras el nacimiento. Esto me recuerda a una frase que
leí en Nacer y Después: “Todos los padres, aún los biológicos, deben transformarse para
adoptar al recién nacido”. (Oiberman, 2013: p. 29).
El primer mes de vida de L fue en palabras de su madre “una tortura”. Ambos F y M
estaban muy atemorizados con los cuidados del nuevo integrante y sentían que no sabían
por dónde empezar. La dificultad mayor se dio en la lactancia y M estuvo muy angustiada.
Probaron varios caminos junto al acompañamiento de una puericultora: sacaleche,
pastillas para aumentar la producción pero cuando L adelgazó más de la cuenta
comenzaron a complementar la lactancia materna con la mamadera durante un mes. Ella
sufrió de mastitis y no tiene buenos recuerdos de esas semanas. Aquí pude reconocer
que M estuvo muy acompañada durante esta crisis y contó con muchos recursos
simbólicos que la ayudaron a enfrentar la situación compleja que fue para ella iniciar la
lactancia materna.
En este sentido, Winnicott nos habla de cierto fenómeno psíquico que tiene lugar en la
maternidad. La Preocupación Materna Primaria es este estado de empatía absoluta que
se genera en la mujer que permite identificar y atender todas las necesidades del bebé, el
cual se encuentra en un estado de indefensión y precisa de ese cuidado externo para
poder sobrevivir. Es condición fundamental para que este proceso se pueda desarrollar
que la mujer se encuentre sana, no solo respecto a su estado psíquico sino también a su
ambiente social y familiar.
Retomando el concepto de la maternidad como un viaje, podemos pensar que “una madre
no nace, se hace”. (Oiberman; Paolini, 2018:7). Alicia Oiberman (2013) nos marca la
diferencia entre las distintas nociones de maternaje y hace hincapié en un proceso
psicológico más lento, por el cual la madre biológica se transformaría en madre
“psicológica”. Bajo esta mirada se puede pensar que la madre psicológica tiene sus
tiempos de construcción y puede demorar en desarrollarse.
Desde esta perspectiva pensamos en el término de Maternaje como un hecho que excede
lo estrictamente biológico y tiene en cuenta significados de orígen psicológico, social y
cultural. Según Recamier, es el conjunto de procesos psicoafectivos que se desarrollan en
integran en la mujer en ocasión de su maternidad (Recamier, 1984, en Oiberman 2008).
Finalmente, M y F pudieron superar los avatares que le presentó esta crisis vital y
comenzaron a disfrutar la parentalidad hasta el día de hoy. Los primeros meses de vida
de L fueron en el marco del aislamiento preventivo y obligatorio pero M puede reconocer
el lado positivo de este contexto, que tiene que ver con que F trabajó desde casa y pudo
estar presente en el día a día de esta adaptación. Juntos hacen un gran equipo y se
ocupan a la par, desarrollando sus funciones de mantener al bebé en vida y fomentar su
desarrollo psíquico y afectivo.
Algunas conclusiones...

Considero que más que una conclusión mi experiencia en este trabajo me ha abierto un
camino de múltiples cuestionamientos con respecto a la perinatalidad.
Si bien en este caso no hubieron factores de riesgo, durante todo el relato de la
entrevistada se registra una búsqueda constante de la mujer de estar acompañada en su
experiencia. Esta mamá fue encontrando formas de sentirse escuchada, respetada,
sostenida ante la llegada de su bebé.
Durante su embarazo M encontró las condiciones psicológicas para vivir una experiencia
agradable y sana: seguridad, tranquilidad, distintos espacios de escucha. Pero ¿qué
sucede con las mujeres que no hacen esta búsqueda? ¿Reciben la contención necesaria
para lograr un bienestar integral? ¿Se llevan a cabo programas de apoyo, información y
formación continuada a las mujeres en todos los sistemas de salud, tanto públicos como
privados? ¿Qué intervenciones sencillas se pueden llevar a cabo desde el equipo
obstétrico? ¿De qué manera logramos, como Psicólogos dentro de un sistema de salud
médico hegemónico, demostrar que la palabra es fundamental para tender puentes de
comunicación? ¿Cómo se generan espacios seguros para la mujer, en dónde su
experiencia pueda ser escuchada, alojada y valorada?
Se me ocurre pensar el cuerpo de la mujer como un lugar de batalla, pero no por las
transformaciones inherentes al embarazo, esas son naturales, sino por el exceso de
intervenciones que muchas veces sufren y las luchas que las madres tienen que librar
para parir con dignidad. En la atención estándar en nuestro entorno se escuchan actitudes
paternalistas e infantilizadoras por parte de los profesionales que “(no) acompañan”.
Definitivamente, el acto de escuchar sin juzgar es parte de una práctica que requiere de
formación y por ese motivo decidí emprender esta especialización.
“Estoy cada vez más convencida de que solo el deseo de compartir una experiencia
privada, y muchas veces dolorosa, puede capacitar a las mujeres para crear una
descripción colectiva del mundo que será verdaderamente nuestro”. (Rich, A., 2019:25).
Existe una tendencia que se extiende cada vez sobre más mujeres que reivindica el valor
de la experiencia y la incluye. Se escuchan madres que someten a revisión un sistema de
valores y creencias heredado. El saber está empezando a circular... no sólo en los
ámbitos profesionales y académicos.
El embarazo es una experiencia muy singular y hasta que esa singularidad no se incluya
dentro de las atenciones, será difícil dar una atención en la que las mujeres se sientan
plenamente arropadas.
Cuando el acompañamiento es adecuado la experiencia resultante es tremendamente
enriquecedora, incluso cuando hay dificultades.
Supongo que queda un largo camino por transitar para poder ofrecer a la madre una
asistencia y un acompañamiento profesional integral e interdisciplinario.
Bibliografía:

● Oiberman, A. (Comp.) (2013) Nacer y acompañar. Abordajes clínicos de la


psicología Perinatal, Buenos Aires, Lugar Editorial.
● Oiberman A. (2008) Observando a los bebés. Técnicas vinculares madre-bebé,
padre-bebé, Buenos aires, Lugar Editorial.
● Oiberman A, Galindez E., Mansilla, M., Santos M., Cantello M., Dellohainz, I.,
Mercado, A., Lucero A. y Echeverria M. Nuevos Dispositivos en Salud Mental:
Construcción de un modelo de trabajo en Psicología Perinatal. Premio Facultad de
Psicología Universidad de Buenos Aires 2008. 4/7 FACULTAD DE PSICOLOGÍA UBA.
● Oiberman A., Santos S. (2015) Veinticinco años acompañando el nacer y sus
después. Premio UBA.
● Oiberman A. (Comp.) (2005) Nacer y Después. Aportes a la psicología perinatal.
Buenos Aires, JCE.
● Oiberman, A., Santos, S., Misic, M. (2011) Dispositivos de intervención perinatales
(DIP). Instrumentos en salud mental perinatal. Facultad de Psicología. UBA.
● Oiberman, A., Paolini C. (2018), Maternaje. Enciclopedia Argentina de Salud
Mental ISSN 2618-5628. Buenos Aires.
● Rich, A. (1976). Nacemos de mujer. La maternidad como experiencia e institución.
Madrid. Ed. Traficantes de sueños. 2019.
● Stern, D. (1997) La constelación maternal. La psicoterapia en las relaciones entre
padres e hijos. Paidós. Buenos Aires. 1997.
● Winnicott, D.W. (1956/1979). Preocupación Maternal Primaria. En: D. W. Winnicott
(1979), Escritos de Pediatría y Psicoanálisis. Barcelona: Laia.
Anexo

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