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La Ocupación Haitiana
Realiza una investigación generalizada sobre los aspectos más significativos de la Ocupación Haitiana a la
parte Este de la Isla en el período de 1822 a 1844.
La Ocupación Haitiana
La ocupación militar haitiana de Santo Domingo en
1822 fue un período histórico que duró 22 años en el
cual Haití gobernó la parte oriental de la isla,
imponiéndose sobre el nuevo Estado de Haití Español,
el cual fue dividido en dos departamentos: situándose
en la porción norte el Cibao, y en la porción sur el
Ozama.
Los veintidós años de la ocupación haitiana de Santo
Domingo después de un breve período de
independencia son recordados en gran medida por los
dominicanos como un período de régimen militar
brutal, aunque la realidad es más compleja. En este
período, se llevaron a cabo expropiaciones de tierra a gran escala en desmedro de los esfuerzos necesarios
para la producción de cultivos de exportación. Se impuso el servicio militar, se restringió el uso de la lengua
española y se trató de eliminar las costumbres tradicionales, como las peleas de gallos. Esta situación avivó
la percepción que tenían los dominicanos de sí mismos y sus diferencias con las costumbres haitianas en
términos de "idioma, raza, religión y costumbres nacionales". Sin embargo, este fue también un período
que terminó definitivamente con la esclavitud como institución en la parte oriental de la isla.
Haití prohibió la constitución de los blancos como propietarios de tierras y las principales familias
terratenientes se vieron privadas por la fuerza de sus propiedades. La mayoría emigró a Cuba, Puerto Rico
o a la Gran Colombia, por lo general con el apoyo de funcionarios haitianos, que adquirieron sus tierras.
Los haitianos, que asociaban la Iglesia católica con sus amos franceses, que les habían explotado antes de
su independencia, confiscaron todos los bienes de la iglesia, deportaron a todos los clérigos al extranjero y
los restantes miembros del clero rompieron los lazos con el Vaticano. La Universidad de Santo Domingo,
la más antigua de América y
que carecía de estudiantes y
profesores, fue cerrada.
Con el fin de recibir el
reconocimiento diplomático
de Francia, Haití se vio
obligado a pagar una
indemnización de 150
millones de francos a los ex-
colonos franceses, suma que
posteriormente fue reducida a
60 millones de francos.
Liz Gómez / 5to de Mercadeo
La Ocupación Haitiana
Esto motivó que Haití impusiera pesados impuestos sobre la parte oriental de la isla. Dada la incapacidad
de Haití para mantener adecuadamente a su ejército, la fuerza de ocupación sobrevivió, en gran medida,
confiscando alimentos y suministros a punta de pistola.
Sectores conservadores
Indemnización a Francia
Profranceces
Medidas tomadas en el Gobierno de Jean Pierre
Boyer durante la Ocupación Haitiana.
Por el gran descontento que tenía el pueblo en
contra de las exigencias tomadas por Boyer, esto
generó gran resistencia. A causas de este malestar
surgieron dos sectores conspiradores:
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• La pequeña burguesía urbana.
• Los sectores hateros, comerciantes y burócratas
Los proespañoles
• Buscaban terminar con el dominio haitiano con la ayuda de Francia.
• Deseaban retornar a la tutela de España.
El Código Rural fue promulgado en 1827 como respuesta a la deuda de Francia. Mediante este código se
pretendía restablecer el sistema de plantaciones.
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Unificación de la Isla bajo el gobierno de Boyer. Sectores sociales a
favor y en contra.
El 9 de febrero de 1822 el presidente de Haití, Jean Pierre
Boyer, llega a la ciudad de Santo Domingo, procediendo a partir
de entonces a unificar toda la Isla bajo su dominio y a
transformar la atrasada economía colonial que había
prevalecido durante más de tres siglos en el territorio que ocupa
la actual República Dominicana.
La integración de la Isla de Santo Domingo abrió las puertas al
intercambio comercial de la parte española con nuevos
mercados como Francia, Estados Unidos, Inglaterra y Holanda,
rompiendo así el monopolio que había impuesto España a sus
colonias mediante la Casa de Contratación de Sevilla, a partir
de 1503 para que no entraran en contacto comercial con ninguna
de las potencias enemigas sin su consentimiento.
Esa disposición trajo consigo un estímulo inusitado en la
agricultura y en otras áreas afines para la exportación, como
madera, tabaco, cacao, algodón, caña, café, ganado, cuero,
mieles, azúcar y otros frutos menores. De igual manera, Boyer derogó una serie de impuestos que afectaron
de manera significativa el desarrollo de la economía y dictó un conjunto de medidas para impulsar el
comercio.
El presidente Boyer tomó la medida de abolir la esclavitud, con la cual procedió a liberar a más de 10,000
esclavos, y al mismo tiempo un cambio radical en el sistema de propiedad de la tierra, ya que el gobierno
haitiano procedió a confiscar la tierra en mano de la Iglesia católica y de aquellos sectores hateros-
latifundistas que abandonaron el país tras la unificación.
El sistema de distribución de tierras
implementado por el gobierno de
ocupación haitiano hizo posible el
surgimiento del campesinado dominicano,
una nueva clase social que pasó a ser la
mayoritaria en la estructura social de
República Dominicana, si se toma en
cuenta que la población dominicana no
pasaba de 100 mil personas, con un
promedio de alrededor de 4 miembros.
Con la medida adoptada por Boyer de
liberar más de 10,000 esclavos y distribuir
la tierra confiscada a la Iglesia y a
terratenientes que emigraron del país hacia Cuba, Puerto Rico y Venezuela, alrededor del 40% de la
población adulta pasó a ser propietaria de la tierra.
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Todos estos cambios fortalecieron el desarrollo
del comercio y el crecimiento económico de la
pequeña burguesía, grupo social que sería el
sostén de la Independencia Nacional, por las
grandes facilidades otorgadas por el gobierno de
Boyer a nacionales e inmigrantes de diferentes
países para adquirir propiedades y desarrollar
sus plantaciones.
Se pueden designar las nuevas relaciones como
de pequeña propiedad mercantil precapitalista, y
fueron dominantes en general durante el
transcurso del siglo XIX.
Fue con la ocupación haitiana que el nuevo
modo de producción se hace plenamente dominante. Esto estuvo determinado por la abolición de la
esclavitud, la repartición de tierras a los desposeídos fomentando el desarrollo de la agricultura, la
liquidación de las rentas feudales, y la limitación del poder social y político de los hateros.
No obstante, el modelo entró en crisis crónica por el hecho de que los pequeños campesinos no tenían ni
medios ni interés en desarrollar renglones mercantiles regulares, ya que no tenían recursos de mano de obra,
técnicos y financieros. Estos pequeños campesinos explotados por los comerciantes apenas producían para
el mercado lo imprescindible para procurarse algunos artículos manufacturados provenientes del exterior.
La ausencia de una clase dominante agraria moderna y la fragmentación de la propiedad junto al retraso
tecnológico provocaron la limitación del mercado interno y una pobreza crónica generalizada.
La modificación más importante de ese panorama se produce como consecuencia directa de las campañas
militares dominico-haitianas que durante 12 largos años se efectuaron entre Haití y República Dominicana,
viéndose el Estado compelido a reclutar a miles de trabajadores –agricultores, peones agrícolas, artesanos,
así como pequeños y medianos propietarios- en las filas del recién creado ejército para la defensa de la
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soberanía nacional. Este hecho trajo consigo una gran decadencia en todas las actividades productivas de
la emergente Nación, ya que sólo los grandes propietarios, los comerciantes y los empleados públicos
fueron liberados del servicio militar obligatorio impuesto por las circunstancias extremas en que se vio
envuelta la República Dominicana.
La zona más afectada por la situación de guerra permanente en que estuvo inmersa la República era la
frontera, porque ese fue el escenario de los principales conflictos bélicos que se sucedieron en el país entre
1844 y 1856. Esto implicó que durante alrededor de 12 años se desatendieran todos los cultivos, se retiraran
el ganado vacuno y caballar y se detuviera el corte de maderas preciosas. Esta zona estuvo muy desolada
durante todo ese período, en virtud de que la mayor parte de los varones del lugar eran obligados a enrolarse
en el ejército. La cantidad de personas que fueron involucradas de forma compulsiva en el ejército era de
alrededor de 8,000 cultivadores y peones agrícolas, lo que influyó negativamente en el desarrollo del
aparato productivo nacional.
El desarrollo industrial era
prácticamente nulo y las labores
artesanales se enfocaban a la
fabricación de serones para el
empaque de tabaco y otros
productos agrícolas para su más
cómoda transportación. También
se fabricaban andullos y cigarros,
rústicos muebles de madera,
sillas y aparejos de montar los
caballos, alambiques para la
elaboración de ron de caña, trapiches movidos por animales para la elaboración de azúcares y mieles. Estas
unidades productivas eran fundamentalmente de carácter familiar, que junto al corte de madera preciosa y
la crianza y comercialización de ganado, representaban las expresiones más claras del mercantilismo
simple, etapa inicial del capitalismo.
Por último, las categorías por ocupaciones que contemplaba la Ley de Patentes promulgada a mediados de
1845, que eran tan sólo 25, dan una idea bastante clara del nivel de desarrollo económico de República
Dominicana por aquella época: consignatarios, negociantes de maderas y frutos, ebanistas y carpinteros,
boticarios, curtidores, licoristas, dueños de casas de trucos y billares, mercaderes de alquitrán y aceites,
panaderos, quincallerías y jugueterías, buhoneros de un pueblo a otro, sastres, sombrereros, veleros y
posaderos o mesoneros.
La ley dispuso que ese tipo de negocios sólo estaba permitido en las zonas urbanas, lo que evidencia que el
número de negocios patentados era sumamente bajo, si se parte del hecho de que la población urbana era
muy reducida. La ciudad de Santo Domingo, el mayor centro urbano del país para entonces, para 1845 sólo
contaba con 12,000 habitantes.
Salarios
El trabajo salariado en República Dominicana era muy escaso para entonces, y sobre todo en las labores
agrícolas, donde la fuerza de trabajo fundamental la representaba el peón, una herencia directa del sistema
de servidumbre española. En los cultivos se empleaban métodos de producción sumamente rudimentarios
como el sistema de roza, el uso de la coa y el machete. El arado tirado por bueyes o caballos se utilizó en
el país a partir de 1870, cuando se introdujo la producción azucarera moderna.
Liz Gómez / 5to de Mercadeo
La Ocupación Haitiana
Todo lo anterior pone de manifiesto que el desarrollo económico dominicano era sumamente limitado en
el período que va desde 1822 hasta 1856, fecha en que cesan los reiterados intentos de ocupación de Haití
hacia nuestro país, a causa de las derrotas sufridas por el ejército haitiano en las batallas Fuente de Rodeo,
las Cabezas de las Marías, Las Hicoteas, 19 de Marzo, 30 de Marzo, el Memiso, Tortuguero, Toma de la
Fortaleza de Cachimán, La Estrelleta, Beller, El Número, Las Carreras, L´Anse a Pitre y Sale Trou, Petite
Riviere, Dame Marie y Le Cayé, Santomé, Cambronal, Las Matas, Sabana Mula, Sabana Larga y Jácuba.