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La masonería, como en cualquier forma de practicar la filosofía moral, la utilización de signos

es constante para representar conceptos, ideas, formas que sería complicado expresarlos por
medio de las palabras, teniendo en cuenta su carácter iniciático.

La Masonería pretende llegar a la búsqueda de la verdad, por medio de la reflexión, que


permita llegar a la luz, trasladándonos hacia nuestra verdad, haciendo que me encuentre
construyendo un nuevo mundo interior, un nuevo eslabón social, más perfeccionado.

Este perfeccionamiento, lo hacemos con un lenguaje que no arrastra el significado profano,


ese lenguaje, tiene un simbolismo.

Esto último concierne al aprendiz, al demostrar la dirección vertical de sus esfuerzos y


aspiraciones, para darse cuenta de lo más elevado de su ser y sus potencialidades latentes.

Este esfuerzo, contrario a la gravedad de sus instintos, es lo que caracteriza al masón en su


deseo de mejora

Por lo tanto, su objetivo debe estar constantemente dirigido al ideal más elevado de su alma,
para realizarlo en cada pensamiento, palabra y obra.

La palabra viene del griego symbolon, que originariamente significaba «contraseña» y unía a
las gentes entre sí: «Uno de los huéspedes rompe una tablilla de arcilla, se queda con una
mitad y entrega la otra mitad al otro en señal de hospitalidad». Estas dos partes unidas servían
para reconocer a los portadores su compromiso o su deuda. Era una contraseña, un signo de
reconocimiento. Así, de una manera sencilla se transmite una idea o un acuerdo que se
esconde en un dibujo, para que sólo aquellos que tienen la contraseña puedan utilizarlo.
LENGUAJE Y SIMBOLOGIA MASONICA EN EDIFICIOS INSTITUCIONALES DE BUENOS AIRES EN
SIGLO XIX. EL LEGADO CULTURAL DE LA MASONERIA A TRAVES DE LA ARQUITECTURA Y SUS
SIGNIFICADOS. Laura Andrea Isingrini FADU-UBA, Buenos Aires, Argentina Resumen Hacia fines
del siglo XVIII en Buenos Aires corrían épocas de cambios. Luego de pasar por etapas de luchas
y construcción de ideologías políticas, sociales y económicas, el país va creciendo a la vez que
recibe influencias de la cultura europea. Esto conduce a un despertar de una sociedad con
necesidad de independencia y soberanía propia. Desde el principio de la construcción de la
Nación Argentina, los masones tuvieron un papel decisivo. Llevaron adelante el rol de actores
sociales mediante un proceso que va desde los inicios de la nacionalidad hasta fines del siglo
XIX. Haciendo referencia a esta época, se encuentra fuertemente presente la vocación
progresista de los hombres de la generación del ´80, quienes tuvieron a su cargo las funciones
políticas, económicas y sociales. De la mano de esta elite liberal se fue tejiendo un país de
ideales positivistas y laicos en el cual la masonería, fuertemente ligada al Estado nacional, se
fue relacionando con el devenir argentino. Con aquellos hombres quedó plasmado en la
construcción de nuestro patrimonio históricocultural un lenguaje significativo. Esta
investigación tiene que ver con la decodificación de los significados emitidos mediante la
simbología específica en la arquitectura de Buenos Aires del siglo XIX. Abstract By the late
eighteenth century in Buenos Aires, it was running times of changes. After passing through
stages of struggle and construction of political, social and economical ideologies, the country
was growing up while It was receiving influences of European culture. This leads to the
awakening of a society which needed independence and sovereignty. Since the beginning of
the construction of our nation, Freemasons played a decisive role. They carried out the role of
social actors through a process from the beginning of nationality until the late nineteenth
century. At that time was strongly present a progressive vocation of the men of the '80
generation, who were responsible of political and social functions. From the hand of this liberal
elite, it was woven a country of positivists and secular ideals in which Freemasonry was
strongly linked to the national state. This was related with the Argentinean becoming. With
those men was reflected a significant language in institutional buildings of that time. The aim
of this work focuses on the study of the decoding of those meanings, which are issued by
specific symbols in Buenos Aires nineteenth century architecture. MASÓNICA // SIMBOLOS //
BUENOS AIRES // SIGLO XIX // ARQUITECTURA MASONIC // SYMBOLS // BUENOS AIRES //
SIGLO XIX // ARCHITECTURE Casi extraña y secreta, simbólica y silenciosa, con un objetivo
centrado en una búsqueda infinita de la verdad a través de la razón y del desarrollo intelectual
y moral del hombre, así se presenta la masonería hoy. Mucho se ha especulado acerca de la
masonería, y aunque no es objeto de este estudio profundizar en los ideales y objetivos de
esta sociedad, nos centraremos en encontrar la relación existente entre su simbología
específica y la arquitectura, haciendo foco principalmente en los edificios institucionales de
Buenos Aires del siglo XIX. Para poder abordar estos temas trabajaremos en el estudio de la
expansión de la masonería en Argentina, su vinculación con la inmigración europea y su
consolidación a través de nuestras instituciones, haciendo un enfoque especial en Buenos
Aires. A partir de esto profundizaremos en su legado cultural a través de la arquitectura y sus
significados, teniendo como objeto de estudio las representaciones y símbolos masones en el
lenguaje arquitectónico del siglo XIX. Para comenzar es importante hacer una breve reseña de
sus orígenes para comprender sus tradiciones, lo que permitirá acercarnos mejor al tema
planteado. Origen de las sociedades masónicas. Son muchas las teorías planteadas acerca del
origen de la masonería y dónde se ha iniciado, pero las primeras pruebas de sus comienzos
como grupo organizado las podemos encontrar a partir de la Edad Media. Según la hipótesis
más aceptada, esto se debe a la organización de los gremios de constructores medievales de
castillos y catedrales, que formaron “hermandades” de profesionales de la construcción de
estos edificios. Dichos gremios formaron un círculo cerrado que incluían tanto al maestro
constructor, el tallador de piedra como hasta un albañil, todos ellos unidos bajo un mismo
objetivo: el bienestar material y espiritual de cada uno de sus miembros. Podemos afirmar que
ellos eran los dueños de las técnicas particulares para erigir los templos de la época, ya que
conservaron todos los conocimientos acerca de la construcción de los edificios góticos.
También poseían un particular código de comunicación debido al largo tiempo que duraban
estas tareas, ya que abarcaban varias generaciones de obreros. La construcción de aquellos
edificios en piedra era una tarea compleja y costosa para la época. Para ello se necesitaba
tener un alto grado de conocimiento de las técnicas constructivas y estar organizados en
grupos de trabajo para dividir las tareas. Para la conservación y preservación de las técnicas
constructivas instituyeron una organización basada en tres grados: el aprendiz, el compañero y
el maestro, para lo cual fue necesario establecer ceremonias de iniciación y fidelidad. Siempre
al frente de una obra se encontraba el arquitecto o maestro de obra, cuyo rol era obtenido a
través de su ascenso tras superar un duro examen que juzgaba un jurado de otros maestros.
Alguien podía alcanzar el grado de Maestro cuando adquiría la habilidad de CREAR por sí
mismo y también cuando era capaz de transmitir la instrucción a los aprendices. Para la
transmisión de los conocimientos, los maestros constructores y albañiles, en francés maçons,
contaban con espacios de reunión denominados “logias”, generalmente ubicados dentro de la
misma obra. Allí se establecían reglamentos, normas de conducta y modelos ritualizados a
seguir para normar el ejercicio de sus funciones, impartiendo así un código de ética profesional
cuyas reglas fueron rígidamente aplicadas. También los maestros maçons, o maestros
masones, eran capacitados en las logias para llevar a cabo su trabajo de forma muy precisa. Si
bien en la construcción de un templo gótico intervenían personajes con distintas
especialidades para levantar el edificio, hay que tener en cuenta que quien colocaba la piedra
fundamental y quien culminaba la obra colocando la última piedra era el maestro masón. Para
esto contaba con instrumentos de trabajo, tales como escuadras, cuerdas anudadas, plomadas
y otros elementos que solo él sabía usar a cabalidad. Por eso mismo el masón era también el
encargado de seleccionar y tallar los sillares para la construcción. Al ser los encargados desde
el principio hasta finalizar la obra, y hablando en términos simbólicos para empezar a
adentrarnos en nuestro tema, podemos decir que los maestros masones eran el Alfa y el
Omega del templo. En otras palabras, el trabajo que realizaban estos hombres se lo
comparaba al que realiza Dios en los cielos. Para ellos Dios representaba el constructor del
Universo, entonces el maestro masón era su representante en la Tierra, capaz de construir un
edificio sagrado que simbolizara la fe y la armonía divina. Visitante, que quieres alabar la
belleza de estas puertas, no te dejes deslumbrar ni por el oro ni por la magnificencia, sino más
bien por el fatigoso trabajo. Aquí brilla una obra famosa, pero quiera el cielo que esta obra
famosa que brilla haga resplandecer los espíritus, a fin de que con las verdades luminosas se
encaminen hacia la verdadera luz, donde Cristo es la verdadera puerta. 1 Los masones
constructores de templos góticos conformaban un grupo selecto y cerrado, al que se ingresaba
no solo por poseer conocimientos en el arte de construir y de la técnica, sino que se debía
tener una inclinación activa hacía los conocimientos filosóficos y el deseo del desarrollo de la
persona interior. Para ello era condición fundamental ser un hombre responsable, honrado y
sobre todo libre (o franco). De ahí se deriva el termino en francés francmaçon (en español:
francmasón), y en inglés freemason. Hasta aquí hemos hecho referencia al surgimiento de lo
que se conoce como “masonería operativa”, es decir al gremio de constructores iniciados en el
arte de la real construcción de templos y edificios góticos en la Edad Media. Pero lo que
comenzó siendo un grupo independiente de profesionales constructores, hacia el siglo XVI
cambió cuando comenzaron a admitirse a los nuevos “aceptados”, es decir miembros ricos de
cierto nivel social que comenzaron a vincularse a las fraternidades masónicas. Es importante
tener en cuenta que debido a los cambios sociales y culturales que se venían dando en la
época, el mundo medieval entró en decadencia. Por lo tanto el significado que encerraba el
gótico perdió valor y sufrió un decaimiento progresivo a partir de las ideas de lo que
denominamos “Renacimiento”, terminando de desaparecer con el surgimiento de la
Revolución Industrial y la Arquitectura de la Ingeniería. 1 Inscripción grabada en el portal
central de la Catedral Gótica de Saint-Denís, en París, Francia. De una visión teocéntrica del
mundo, teniendo como eje a Dios, se pasó a tomar como punto central de consideración al
propio hombre. Este pasa a ser el centro del mundo, teniendo capacidad para resolver el
misterio de su existencia y de crear sus propias normas y leyes. Este hombre moderno era
ahora capaz de satisfacer su espiritualidad, pero ya no mediante las leyes divinas, sino a través
de su propia idiosincrasia basada en las nuevas corrientes filosóficas de la época. No es un
punto menor el que en Francia, cuna del estilo gótico, a partir del siglo XVII surja el
movimiento de la Ilustración como un movimiento cultural e intelectual que se fue
extendiendo en toda la sociedad europea. Y uno de los que abrió el camino hacia este
pensamiento fue René Descartes, filósofo y matemático francés del siglo XVII, que mediante su
famosa frase “Pienso, luego existo”, dejó claro que el hombre existe a través de su capacidad
de razonar por sí mismo. Como consecuencia de esa decadencia sufrida de la que hablamos
hace instantes, se permite el ingreso a intelectuales, personas vinculadas a la política, la
cultura, los asuntos sociales y económicos. A estos nuevos integrantes de las logias masónicas
se los denominó “Masones aceptados”, y su número dentro de ellas fue en constante
aumento. Por otra parte, debido a la baja de la demanda de obras civiles góticas, el gremio de
maestros y constructores (masones operativos) decreció. Es por esto que el objetivo original
de las logias masónicas surgidas en la Edad Media sufrió un viraje en sus conceptos,
transformándose de a poco, de la mano de estos nuevos burgueses e intelectuales aceptados,
en clubes filosóficos y de libre pensamiento. De esta manera comienza dentro de la masonería,
una nueva era orientada hacia lo espiritual, lo filosófico y lo humanístico. El hombre
francmasón se avocó ya no a la construcción de templos de piedra consagrados a Dios, sino a
la construcción de otro edificio: el moral. Sus principios se basaron en la enseñanza de la
tolerancia, el amor fraternal, la moral y el bienestar social. Los elementos usados por los
maestros constructores en la Edad Media, entre ellos la escuadra y el compás, así como la
leyenda de los orígenes de la Masonería, adquirieron un sentido ético consecuente con la
nueva concepción renacentista de la vida y del hombre. Sus iniciados fueron hombres de
honor, leales y con opiniones, creencias y actividades diversas, que dieron lugar al comienzo de
una sociedad filantrópica basada en la búsqueda de la igualdad y la paz. Así la “masonería
operativa” se transformó para dar lugar a lo que se conoce como “masonería especulativa”. La
masonería se presenta hoy a sí misma como: (…) una sociedad filantrópica, filosófica y
progresista.(…) dedicada a la exaltación y el perfeccionamiento de las virtudes del hombre. La
Orden se apoya en los principios representados por los ideales de Libertad, Igualdad y
Fraternidad. 2 La masonería hoy es en esencia, una organización ética y filosófica cuya
estructura se basa en un sistema tradicional y simbólico, y fundamenta sus creencias en un
Dios único llamado “El Gran Arquitecto del Universo”. Se apoya sobre las bases de la razón, la
búsqueda de la verdad y la creencia en un Ser Supremo. Todo ello en virtud 2 FaHCE. Memoria
Académica. “Sarmiento: su perfil masónico”. URL:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar7art_revistas/pr.228/pr.228.pdf (visitada: 12 de marzo
de 2016) de romper con las cadenas de la ignorancia, ya que esclavizan y no permiten al
hombre ser libre y fomentar el progreso y la evolución hacia el bien de la sociedad en general.
Hasta aquí hemos hecho una breve reseña de los orígenes de la masonería operativa y
especulativa, pero el objeto de este estudio tiene que ver con la decodificación del lenguaje
simbólico utilizado por estas sociedades en la arquitectura del siglo XIX en Buenos Aires. Pero
para una mejor comprensión y abordaje del tema es importante analizar cómo incide este
grupo social en la construcción de las ideologías políticas, sociales y económicas de nuestro
país. Presencia masónica en nuestro legado cultural. De la Colonia a la Organización Nacional.
Hacia fines del siglo XVIII en Buenos Aires corría una época de cambios. Luego de pasar por
etapas de conquistas y luchas, poblamiento de territorio y construcción de ideologías políticas,
sociales y económicas, el país va creciendo a la vez que recibe influencias de la cultura
europea. De alguna manera, esto conduce a un despertar de una sociedad con necesidad de
independencia y soberanía propia, que va buscando a partir de 1820 la organización provincial,
aunque aún prevalece la necesidad de una organización nacional. Desde el principio de la
integración de la Nación Argentina, los masones tuvieron un papel decisivo en la construcción
de la Republica y la Democracia, llevando adelante el rol de actores sociales a través de un
proceso que va desde los inicios de la nacionalidad hasta fines del 1800. A este respecto la
historiadora argentina Ema Cibotti, especializada en historia social de nuestro país, decía en
relación a ello que, “sin la masonería no se explica la formación de la Argentina como nación
moderna en el siglo XIX”. En esta época, se encuentra fuertemente presente la vocación
progresista de los hombres de la generación del ´80, quienes tuvieron a su cargo las funciones
políticas, económicas y sociales. Aparecen en escena personajes imprescindibles de nuestra
historia tales como San Martín, Rivadavia, Sarmiento, Pellegrini y Roca entre otros. De la mano
de esta elite liberal se fue tejiendo un país de ideales positivistas y laicos en el cual la
masonería, fuertemente ligada al Estado nacional, se fue relacionando con el devenir
argentino. Una vez declarada la independencia de nuestro país, era inminente la organización
de la Nación y el Estado nacional, para lo cual fue necesario alcanzar la estabilidad del
gobierno tras los duros enfrentamientos entre las distintas facciones políticas existentes.
Sentadas las bases para la organización nacional, la Constitución argentina es sancionada por
una Convención Constituyente reunida en la provincia de Santa Fe y promulgada el 1 de mayo
de 1853. De esta manera se afirmó el Estado republicano y democrático. Dictada la
Constitución, la secuencia presidencial iniciada por Justo José Urquiza, y continuada por
Santiago Derqui, Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento, todos masones, dio
comienzo al proceso de modernización del país que culminó en esta etapa con la primera
presidencia de Roca entre 1880 y 1886. Es durante ese periodo que va de 1860 a 1910 y se
prolonga más débilmente hasta 1930, que se producen los hechos centrales de la afirmación
del Estado republicano y democrático. 3 Todo esto conllevó una ardua tarea, pero gracias a la
acción de los implicados en este proceso, que estaban vinculados a la masonería y la
aportación de sus experiencias, fue posible la construcción de la República y de la Democracia.
Es cierto que este grupo no actuó solo, pero conformaron una vanguardia que encabezó el
camino del país hacia la modernidad pretendida. Las ideas progresistas que ha desarrollado la
masonería a través de su existencia han sido un factor clave para el desarrollo social en
general, y en relación al proceso de organización nacional de nuestro territorio, la Argentina de
aquella época no se mantuvo ajena a esos ideales. Al respecto D.F. Sarmiento, quien estaba
convencido que la masonería era fundamental para establecer el orden y para la pacificación
de la Nación, dijo que el país se taraza “sobre la escuadra y el compás del Creador del
Universo”. […] el “Maestro Sanjuanino” poseía un perfil filosófico que la Francmasonería le
proporcionó en gran parte. Esto le permitió adquirir un gran sentido universalista, como así
también entender la importancia de valores tales como “Progreso, Tolerancia y
Modernización”. En tal sentido él creyó que la única manera que tiene un país de lograr un
desarrollo armónico es a través de la Educación y la Soberanía Popular. Su lema fue “Educar al
Soberano”, con el fin de terminar con la ignorancia que sólo favorece a los déspotas. 4 Así en
base a estos ideales, se fue organizando y consolidando el Estado nacional, tanto en lo jurídico
como en lo económico y administrativo e incidió con fuerza en los comportamientos sociales a
través de las corrientes inmigratorias y el surgimiento de las primeras fuerzas políticas
modernas. J. B. Alberdi, masón e impulsor de las bases para la conformación de la Constitución
Nacional de 1853, sentó sus ideales sobre la base de “poblar es gobernar”. Así se fomentó la
inmigración extranjera, ya que esto formaba parte del proyecto nacional. Se esperaba la
llegada de corrientes migratorias de Europa, con la idea de “importar” gente de comercio y de
capitales, hombres que fueran especialmente ilustrados para fomentar la modernización. El
gran proceso inmigratorio se inicia en Argentina en 1856, aunque se da con mayor intensidad a
partir de 1870. Desde ese año y hasta aproximadamente la tercer década del 1900, arribaron a
Argentina unas 6.000.000 de personas provenientes del territorio europeo. Esto constituyó
uno de los principales factores de cambio que dio lugar a la transición desde la Argentina
tradicional a la moderna, favoreciendo en especial a la economía. Gracias a la inmigración, que
impulsó la producción agropecuaria, si inició la era de la exportación de cereales, lo que llevó
al crecimiento económico y reportó grandes beneficios. En relación a esto, el historiador
argentino José Luis Romero en 3 Marasco, Jorge. “La presencia masónica en el patrimonio
histórico-cultural argentino”, Presencia masónica en el patrimonio cultural argentino en temas
de patrimonio cultural N°8 (2003): 21 4 FaHCE. Memoria Académica. “Sarmiento: su perfil
masónico”. URL: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar7art_revistas/pr.228/pr.228.pdf
(visitada: 12 de marzo de 2016) una de sus obras escribió que “(…) este acrecentamiento de la
riqueza se advirtió en el florecimiento de las instituciones de crédito y en el fácil desarrollo de
las actividades mercantiles, cuyo crecimiento correspondió también a cierta transformación
que fue operándose en el estilo de vida, en especial en Buenos Aires.” Pero no todo fue tan
sencillo ya que muchos de los recién llegados debieron asentarse en Buenos Aires como
trabajadores asalariados, dando como resultado un crecimiento vertiginoso en el número de
habitantes. La ciudad no estaba preparada para semejante cambio, por lo tanto surgieron
muchos problemas habitacionales de hacinamiento y enfermedades como la fiebre amarilla.
En la zona sur de la ciudad se instalaron los talleres e industrias donde se concentraron las
principales masas de trabajadores, muchos de ellos italianos que además instalaron allí sus
viviendas. Estos formaron agrupaciones gremiales y sociales que quedaron tan arraigadas
dentro de nuestra cultura que aún hoy están activas, entre ellas las mutuales italianas y
españolas. Estas asociaciones estaban alentadas por las logias masónicas, brindándoles entre
otras cosas apoyo económico. Un ejemplo nos lo dejó el Gran Maestre Dr. Roque Pérez, quien
fue el impulsor de la formación de logias en los barrios de Barracas y La Boca para trabajar en
la lucha contra la fiebre amarilla que azotaba la zona. Creada la Comisión Popular para trabajar
en estas tareas, se lo nombra presidente de la misma y junto con él trabajaría el Dr. Cosme
Argerich, quien hoy da su nombre al hospital de la Boca. Una logia que surgió dentro de este
contexto social fue la de los Hijos del Trabajo. Esta fue fundada el 14 de mayo de 1882 y sus
miembros eran la mayoría de nacionalidad italiana. Su principal objetivo: “difundir entre sus
asociados la educación, instrucción civil y moral, practicar la caridad y el socorro mutuo entre
los mismos bajo el precepto Uno para todos, todos para uno, velar por la libertad civil y de
conciencia y por el perfeccionamiento de la humanidad” Era usual que los italianos fundaran
sociedades mutuales o gremiales para su defensa común, sociedades líricas para su vinculación
social y esparcimiento, y logias masónicas para su desarrollo espiritual e intelectual
(recordemos que venían de una Italia con la fuerte influencia mazziniana y garibaldina del
risorgimento, es decir, de la lucha por la unidad italiana). 5 Desde un principio la masonería en
Argentina se organizó como una institución con fines progresistas. Fue conformada por
hombres libres de diversos sectores culturales y sociales que trabajaron en pro de la libertad,
la igualdad y la fraternidad, principios consagrados por la Revolución de 1789 y plasmados en
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Para la transmisión de sus ideales
utilizó las formas simbólicas, lo cual facilitó un medio de comunicación para plasmar sus
mensajes dirigidos a determinados sectores sociales. Estos quedaron por así decirlo, escritos
en muchos de nuestros monumentos y edificios institucionales. Uno de los problemas que
plantea este estudio tiene que ver con la decodificación de los signos presentes en la
simbología específica de las sociedades masónicas, y en tanto no se expliciten 5 Serchio, Juan
Esteban. “La presencia masónica en el patrimonio histórico-cultural argentino”, La Logia “Hijos
del Trabajo” y la inmigración italiana en Barracas y La Boca en temas de patrimonio cultural
N°8 (2003): 97 directamente sus discursos, su recepción será de carácter polisémico. En este
estudio haremos foco en los edificios institucionales del siglo XIX en Buenos Aires. La
simbología masónica y su lenguaje en la arquitectura de Buenos Aires del siglo XIX El estudio
de las ideologías masónicas y la decodificación de su simbología en la arquitectura es un tema
amplio y complejo. La tarea que implica revelar y explicar los símbolos se torna exhaustiva, ya
que estos abarcan pluralidad de significados. Además existen diferentes puntos de vista para
comprenderlos, por eso abordar este estudio propone un gran desafío. Tal vez al hablar de
masonería y el significado de sus símbolos puede asociarse a la idea de misterio, secretos y
cuestiones ocultas. Por eso creemos necesario indagar en el accionar y pensamiento masónico,
ya que su legado ha quedado fuertemente impreso en nuestro patrimonio cultural
arquitectónico. Comprender su significado nos permitirá aproximarnos a nuestra propia
historia y las bases que la fundamentaron. Si bien hoy la masonería no es una sociedad
secreta, debido a su persecución a través de su historia, se constituyeron grupos de masones
discretamente reservados. Así es que sus ritos, ceremonias e ideologías se mantuvieron de
algún modo preservados en el tiempo como método de perfeccionamiento espiritual privado.
También es de destacar que la interpretación y el conocimiento de su simbología y los ritos de
las órdenes masónicas pertenecieron casi únicamente a sus integrantes. Por lo tanto su
esencia y sus significados han sido poco difundidos. A pesar de la dificultad que este campo de
investigación presenta, y las múltiples explicaciones que la simbología encierra, sí es posible
afirmar que, desde sus orígenes en el medioevo hasta hoy, los masones han dejado su
impronta permanente en sus templos, edificios y ciudades. También, es innegable el legado
cultural que estas sociedades han aportado a nuestro patrimonio, a través de hombres de
ideales firmes que han formado esta Nación desde su inicio. Hoy, después de dos siglos de la
existencia de la masonería en la Argentina, tal vez ésta no tenga ya el poder político que supo
concentrar a partir de la segunda mitad del siglo XIX, pero sigue manifestando sus valores
originales a través de la simbología. Por este medio, y entre otras cosas utilizando a la
arquitectura como vehículo de comunicación, continúan expresando sus dogmas y plasmando
sus mensajes para las generaciones venideras, para aquel que quiera ahondar en esta difícil
tarea de decodificarlos y recibirlos. Entendemos a la arquitectura como un fenómeno cultural
que puede ser comprendido como un acto de comunicación. Este se manifiesta por la
presencia de signos, que constituyen significados codificados atribuido a un significante. (…) un
signo se basa solamente en un significado codificado que un determinado contexto cultural
atribuye a un significante6 . 6 Eco, Umberto. La estructura ausente. Introducción a la
semiótica. Sección C: “Caracterización del signo arquitectónico” Por lo tanto creemos que los
procesos de codificación y decodificación están en estrecha relación con hechos sociales y con
los actores que intervienen en ellos. Por una parte, un “determinado contexto cultural” utiliza
los signos como modelo comunicativo dirigido a un grupo social determinado. Por otra parte,
existe ese grupo receptor que atravesará un proceso en el que interviene la estimulación
sensorial que genera una reacción mental que permite la recepción y comprensión de los
significantes. Esas reacciones derivan en la decodificación del mensaje. Es importante resaltar
la necesidad de que existan dos partes en estos procesos mencionados: emisores y receptores
(los actores). Además, es fundamental dotar de un significado preciso a ese significante para
que puedan ser interpretados correctamente dentro del contexto al cual pertenecen (hechos
sociales). Es evidente que para caracterizar a un signo, una impostación de conocimiento exige
un comportamiento observable y correlativo.7 Debido a la presencia masónica en este legado
cultural, es posible ver que la simbología de estas órdenes se halla cifrada por medio de signos
arquitectónicos significantes, al punto que Arquitectura y Masonería se encuentran
indefectiblemente unidas. Sus símbolos están estrechamente relacionados a los conocimientos
de la cosmología, ya que los antiguos constructores consideraban al cosmos su modelo
simbólico por excelencia. Para erigir sus edificios, estos imitaban las estructuras de ese
modelo, siguiendo formas geométricas puras que representaban el Cielo y la Tierra. El hombre
de estas tradiciones concibió y construyó edificios y ciudades prestando atención a los
conceptos de Firmeza, Utilidad y Hermosura. Estos conceptos se basan en los tres pilares que
sostienen el cosmos: Sabiduría, Fuerza y Belleza. De esta manera, el edificio así concebido
busca una similitud con otro gran edificio: el cosmos. El arquitecto y masón logra así imitar al
Gran Arquitecto del Universo. Tres son las partes de la Arquitectura: la Construcción, la
Gnomónica y la Mecánica (…) Tales construcciones deben lograr seguridad, utilidad y belleza
(…)8 Si bien en el siglo XIX las fraternidades masónicas no se dedicaron a construir sus
edificios, estos principios e ideas que los caracterizaban se vieron plasmados en sus templos a
través de símbolos decorativos. Valiéndose de ellos, su lenguaje buscaba operar en lo más
profundo de la conciencia para sacar a la luz a los arquetipos que distinguen a hombres
cabales, en oposición a la ignorancia y con ideas de progreso. Buscaron valerse de la
arquitectura para transmitir sus ideologías porque se sintieron impulsados a demostrar que
sus integrantes respondían a la conformación de “hombre 7 Eco, Umberto. La estructura
ausente. Introducción a la semiótica. Sección C: “Caracterización del signo arquitectónico” 8
Marcus Vitruvius Pollio, De Architecturae, Cap. III, Libro I: “De las partes en que se divide la
Arquitectura”. completo”, aquel que va más allá de los deseos carnales e individuales, y que es
capaz de tomar conciencia de lo que él es realmente. Además los símbolos en la arquitectura
constituyeron un lenguaje, una trama casi invisible para cualquiera, solo conocida y aceptada
por un grupo unido por una misma cultura y forma de pensar. Esto hizo posible establecer una
relación social, una comunicación y el ejercicio de ideologías que despertaron en ellos la
intención de dirigir su conducta hacia objetivos claros: el positivismo y el progreso. Detrás de
cada obra, hay que buscar el mensaje, esto es, que de acuerdo con la expresión que estemos
admirando, hay que conocer la intencionalidad con que fue creada, la realidad y pensamiento
del autor y el momento en que fue realizada. Dentro de la masonería, hay una sola forma de
interpretación, el Símbolo. Esta forma de diálogo fue heredada de distintas escuelas, y es la
forma más sencilla de fijar una idea que se esconde en un dibujo. 9 El legado cultural
arquitectónico del siglo XIX constituye un factor de gran importancia para entender el
desarrollo de nuestra identidad. Por lo tanto profundizar en las ideologías de los sectores
sociales que contribuyeron a la construcción de la Nación y la forma en que aquellas
transmitieron sus pensamientos no solo nos permitirá entender nuestra historia, sino también
interpelar la actualidad. Estudio de casos de arquitectura en la Buenos Aires del siglo XIX La
masonería es una institución fundamentada en símbolos, los cuales encierran conceptos
profundos que solo pueden ser comprendidos en su totalidad mediante un conocimiento cabal
de sus ideas. Por eso es que aún analizando en profundidad este mundo simbólico, solo
llegaremos a comprender las cuestiones básicas que este comprende. Además dentro de la
masonería hay un campo esotérico que hace que algunos simbolismos se encuentren cerrados
dentro de cierto hermetismo. Aun a pesar de ello intentaremos aproximarnos al análisis de
algunos casos de edificios institucionales del siglo XIX de Buenos Aires. Edificio La Prensa. El
palacio del diario La Prensa, actual sede de la Casa de la Cultura del Gobierno Autónomo de la
Ciudad de Buenos Aires, fue construido en Av. De Mayo entre 1895 y 1898 por los ingenieros
Carlos Agote y Albert Gainza. El Dr. José C. Paz, fundador y vicepresidente, encargó el proyecto
de estilo academicista francés como sede del diario. Los hombres que colaboraron en su
fundación pertenecieron a lo más destacado de la sociedad porteña: el Club del Progreso y la
masonería argentina. Estos hombres decidieron crear un diario cuya base fuera la ética
periodística, y por medio del cual se escribiera solo la verdad. De esta manera, a través de sus
páginas, y siguiendo las ideologías masónicas, se pregonaría la 9 Romandetti Dasso, Andrea. “El
palacio de La Prensa y su simbología masónica”, Presencia masónica en el patrimonio cultural
argentino en temas de patrimonio cultural N° 8 (2003): 149 libertad, la igualdad, la fraternidad
y el progreso, buscando despertar una cultura cívica, con un sentido fraternal de unión
nacional. Su fachada ecléctica, que responde al esplendor que vivía Buenos Aires en ese
momento, está rematada por una escultura de bronce, que es la máxima expresión del
edificio. Esta es una mujer que resume los ideales de la época: “El periodismo en la
construcción de una sociedad libre”. Así, representa el progreso que generó el periodismo al
transmitir conocimiento y verdad. Esta mujer, que parece avanzar vigorosamente hacia
adelante, en una de sus manos sostiene una página en la que puede leerse la inscripción “La
Prensa”, aludiendo al periodismo en general. En su otra mano, con el brazo bien en alto,
sostiene una lámpara que simboliza la luz de la verdad. La luz es un símbolo fundamental en la
masonería, ya que representa la sabiduría y representa al hombre iniciado, nacido en la luz de
la razón y la libertad. Esto tiene correspondencia con la era del iluminismo e ilustración que
hace poco había comenzado en Europa, especialmente en Francia. Los masones nacen, luego
de su iniciación, como hombres de luz, y esta expresión se ajusta al denominado siglo de los
Iluministas (hombres iluminados), cuyos personajes eran, en su mayoría, masones. 10 Fachada
del edificio La Prensa. Escultura en bronce que remata el edificio. Otro de los símbolos que
hallamos en este edificio, se encuentra en el acceso principal del palacio sobre Av. de Mayo. En
la puerta de entrada que está hecha en hierro forjado, en su parte superior sobre el dintel, se
apoya un águila. Dentro de la 10 Romandetti Dasso, Andrea. “El palacio de La Prensa y su
simbología masónica”, Presencia masónica en el patrimonio cultural argentino en temas de
patrimonio cultural Nº 8 (2003): 155 simbología masónica, esta ave de rapiña representa la
fuerza, la velocidad y el valor. Representa también el Poder y la Libertad. Todas estas son
características de la audacia, la investigación y el genio. La entrada también está rematada por
la figura del dios Dionisos, dios de la Tierra. Este es el representante del Sol y del espíritu
fecundador. Por ser el dios de la tierra, representa tanto el mundo infernal como el mundo
superior. Las ventanas del frente están rematadas por la figura de Diana, hija de Júpiter y
hermana de Apolo, diosa de la caza. Representada como una mujer de hermosa apariencia,
esta imagen se traduce como símbolo de lo luminoso y perfecto. Puerta de acceso principal del
palacio Imagen de Dionisos en el acceso principal Ya adentrados en el hall principal del edificio,
se encuentran distintos tipos de decoraciones en solados y paredes. Por ejemplo, en el piso del
hall hallamos la representación del “Lazo místico”, símbolo de la unión de la fraternidad
masónica mediante un vínculo inviolable. Este símbolo, de carácter sagrado, es un lazo de
unión entre los masones, por eso se llaman “Hermanos del lazo místico”. Se lo representa
también con una cadena que se extiende por toda la tierra. En el mural del Salón de las Artes
Libres, en el acceso sobre Av. Rivadavia, se representan imágenes de escuadras, globos
terráqueos y espadas. La escuadra, herramienta de construcción, simboliza la rectitud a la que
debe ajustarse el hombre de bien. El globo terráqueo es emblema de la regularidad y la
sabiduría, y recuerda lo universal de sus prácticas. La espada recuerda la lucha constante entre
el bien y el mal, símbolo de la decisión, de la justicia y el juicio final. El solado de la recepción
de la oficina del Dr. José C. Paz, y el techo de su oficina, están decorados con las “Cadenas de
Unión”. Así como lo indica su nombre, estas representan la unión de los hermanos de una logia
por medio de la fuerza y la solidaridad. También, algunas de estas cadenas, están decoradas
con rosas, que son el símbolo de discreción, de la inocencia, de la virtud y la unión. Lazo
místico en el hall principal. Solado de la oficina del Dr. Paz. El salón dorado, ubicado en el 1°
piso del edificio, se inspiró en los salones del palacio de Versalles en Francia. Las columnas
corintias que decoran el salón, representan la unión entre el cielo y la tierra, la firmeza y la
fuerza. También la columna completa con basa y capitel se relaciona con el simbolismo del
árbol de la vida, la firmeza y de la fuerza sustentadora. El salón está decorado con un grupo
escultórico y en su centro hay un escudo con la letra “P”, inicial de Paz, Prensa y Progreso.
Columnas corintias en el salón dorado. Solado del salón dorado. Estos son tan solo algunos de
los símbolos que podemos encontrar en este edificio, entre muchos otros. El palacio La Prensa,
excelente ejemplo de una época de progreso, fue bautizado por George Clemenceau (Notas de
viaje por América del Sur; 1911) como “la [obra] más suntuosa de Buenos Aires”, y ella cargada
de simbología masónica y mitología antigua, representó un mensaje, un pensamiento que
adrede se ha plasmado en sus paredes. Simbología masónica en los cementerios de Buenos
Aires. Arquitectura funeraria. La muerte e inmortalidad forman parte del ritual masónico, y
representa un pasaje de grado que va desde su iniciación hasta la maestría, lo que involucra
una muerte simbólica del individuo para resucitar con un grado de mayor conocimiento y
perfeccionamiento. Por eso, en cuanto a este tema, la masonería considera que hay una
continuidad en todo lo que existe. Es decir que la vida no comienza con la vida, ni termina con
la muerte. Más bien, la considera energía indestructible que está en continua transformación.
Así es que para el masón, el ámbito de los cementerios simboliza el “Oriente eterno”, el
destino de la verdadera vida, en donde el maestro continúa su proceso de perfeccionamiento
interior. En la ciudad de Buenos Aires hay cinco cementerios: Chacarita, Recoleta, Flores,
Británico y Alemán. Exceptuando el de Flores, en todos los demás podemos encontrar
símbolos masónicos. El neoclasicismo es el estilo que caracteriza a la arquitectura funeraria en
estos cementerios, y su aparición en la Argentina viene de la mano del entonces presidente
Rivadavia. Durante su presidencia llegaron al país, distintos profesionales arquitectos e
ingenieros, algunos de ellos miembros de logias masónicas. Este estilo dio énfasis a la
racionalidad, la normatividad, la ciencia, el orden y la búsqueda de la armonía. La masonería le
dio gran difusión y resignificó sus rasgos arquitectónicos. El cementerio Alemán y Británico
funcionaron juntos desde 1891 hasta 1915. Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial
y el enfrentamiento de ambas colectividades, se decidió la división que originaría ambos
cementerios. En el cementerio Alemán, es posible hallar monumentos con las figuras de la
escuadra y el compás. Estos son los más tradicionales y conocidos por todos. La escuadra
representa la acción humana sobre la materia y la rectitud masónica. El compás es la fuerza
creativa y actividad intelectual calculadora, el espíritu, lo relativo y el tiempo. La maza y el
cincel simbolizan el esfuerzo y el trabajo. Es el símbolo del alma, que busca desbastar o pulir
todas las imperfecciones que esta tenga. En el cementerio Británico se encuentran los restos
del antiguo cementerio Victoria, que funcionó entre 1833 y 1894. A partir de 1924 este fue
trasladado al Británico y se ubicó en la llamada “Pared histórica”. Este muro contiene en total
701 monumentos funerarios. Entre ellos es posible encontrar 6 masónicos del total de 27
monumentos pertenecientes a la masonería que hay en todo el cementerio. También se
pueden encontrar monumentos con la fórmula “A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.” (“A la Gloria
del Gran Arquitecto del Universo”). Ejemplo de ello es el Santo Arco Real. Logias “Humanitas” y
“Sokrates”, Cementerio Alemán. Santo Arco Real. Cementerio Británico La estrella flamígera
tallada en la parte superior de este monumento, representa al hombre resplandeciente de la
luz en medio de las tinieblas del mundo profano. Se encuentra entre la escuadra y el compás,
simbolizando su rol como mediador entre el cielo y la tierra. De esta manera, el maestro
masón se convierte en un hombre verdadero. A veces es posible encontrar junto a estos
símbolos hojas de acacia que representan la parte inmortal del hombre, o símbolos vegetales
que indican la idea de inmortalidad. El cementerio de Chacarita fue inaugurado en 1871. Es el
cementerio más grande de la Argentina y uno de los más grandes del mundo. En él se
encuentran destacadas figuras de la política y la cultura popular. Entre su arquitectura
funeraria, se destaca el panteón de la logia Liberi Pensatori, cuya fachada se compone de tres
columnas, un delta en el frontón y la cadena de unión en la parte superior. Las columnas, de
estilo dórico, muestran la idea de fuerza. El frontón o delta radiante, simboliza la eternidad del
tiempo e indica la idea de inmortalidad. En él es posible notar el ojo que todo lo ve u ojo de la
providencia que por ser izquierdo, representa el pasado. La Cadena de Unión rodea la parte
superior y está relacionada con el cordel que los masones usaban para trazar y delimitar el
contorno de un edificio, el cual se construía siempre según un modelo cósmico. En el interior
hay una lápida con una calavera y tibias cruzadas, emblema de la mortalidad y la vida efímera.
El cementerio de la Recoleta fue inaugurado en 1822, posee llamativas bóvedas con obras de
escultores y arquitectos de fama internacional, además de alojar a grandes y destacadas
figuras de la política argentina. Entre otros se destaca el panteón de Domingo F. Sarmiento, ex
presidente de la Argentina y maestro masón. Su monumento está colmado de simbología
masónica, tales como el pavimento de mosaicos, cuya yuxtaposición de cuadrados blancos y
negros simbolizan la luz y las tinieblas, el día y la noche. De esta manera se establece la idea de
opuestos y complementarios, de dualidades cósmicas en dónde el color negro representa lo no
manifestado, y el color blanco lo manifestado. También encontramos las Cadenas de Unión
que trazan y delimitan el panteón, y el símbolo del compás y la escuadra. Otro de los
panteones destacados es el perteneciente a la Logia “Obediencia a la ley”, el cual presenta en
el frente un compás, una escuadra y una letra G. Esta letra alude a la Gnosis o conocimiento
superior, al cual se puede acceder por medio del trabajo interno. También representa la
Geometría, o la Quinta Ciencia y remite al Gran Geómetra y Ordenador del Universo y “A
Aquél que fuera elevado hasta el pináculo del Templo Sagrado” identificando así al Gran
Arquitecto del Universo. Algo característico que es posible encontrar en algunos monumentos
funerarios masónicos, es la presencia de tres puntos en las inscripciones, formando la figura de
un delta. Esto está presente en este panteón y simboliza “el Principio Divino”. Tal como se
desprende del análisis de estas manifestaciones de arte funerario en el Buenos Aires de fines
de siglo XIX, el simbolismo ha impregnado todas las manifestaciones humanas desde los
tiempos más remotos. 11 Panteon Liberi Pensatori. Panteón de la logia “obediencia a la ley”
Cementerio de la Chacarita Cementerio de la Recoleta, La simbología funeraria está
fuertemente relacionada con los ritos de las logias masónicas, al punto que la iconografía
utilizada en sus templos mortuorios gira indudablemente en la idea de la muerte como “la
verdadera vida”. Esta simbología es testigo fiel de sus ideales, y mediante esta demuestran
seguir hacia otra vida, en donde les espera un proceso de perfeccionamiento y de desarrollo
de conocimiento. (…) los hombres mueren, pero no perecen, sino que de nuevo comienzan a
vivir. La fuerza vital es indestructible, subsiste más allá de la muerte. Estamos sometidos a un
constante proceso de transformación, todo cambia e inclusive puede ser destruido, pero
siempre se conserva la fuerza vital a la cual debe su existencia; lo eterno, aquello que no
puede desaparecer, pues una y otra vez vuelve a resurgir en forma distinta, se renueva y
vuelve a nacer. 12 11 Moya, Carla y Patricia Nogueira. “Simbología Masónica en el Cementerio
de La Recoleta”, Patrimonio cultural en cementerios y rituales de la muerte en temas de
patrimonio cultural Nº 13 (2005): 117 12 Masoneria. “El significado de la muerte”. URL:
https://masones.wordpress.com/2008/07/31/el-significadode-la-muerte/ (visitada: 18 de
marzo de 2016) Consideraciones finales. Como hemos estado analizando, en la actualidad la
masonería es una institución filosófica que basa sus pensamientos en distintas fuentes
antiguas, como por ejemplo las filosofías griegas y romanas y los cánones matemáticos entre
otros, teniendo como objetivo común la purificación del propio ser, su crecimiento moral y el
perfeccionamiento intelectual para el beneficio social de la Humanidad. Desde sus comienzos y
a lo largo de su existencia han dejado su impronta escondida a la vista de cualquiera, aún de
aquellos que no llegan comprender su filosofía, pero que está explicita para quien sea capaz de
interpretarla. Debemos entender a su simbología como una herramienta que permite
sintetizar sus ideas y plasmarlas a través de ellas en el edificio de arquitectura para así
eternizarlas en el tiempo. Los símbolos transmiten ideas. No ocultan el mensaje de la
masonería, simplemente lo velan a todos aquellos que se quieran acercar a contemplarlos. El
análisis científico del tema abordado es complejo y hasta podría decirse, impreciso debido a
que no se han realizado aún demasiadas investigaciones en este campo. Esperamos poder
seguir desarrollando la temática planteada para arrojar mayor entendimiento y así disipar las
dudas debido a muchos conceptos erróneos en este campo. A partir de este estudio buscamos
ahondar en las transformaciones ideológicas a través del tiempo para comprender mejor los
ideales de una época clave de la historia. Así lograremos entender ciertas cuestiones que
contribuyeron a generar nuestra identidad de país. Nuestra idea es difundir y transmitir estas
cuestiones, vinculándonos al marco académico para lograr un mayor acercamiento a la
comunidad en general. ¡Oh vosotros, que gozáis de sano entendimiento; descu
En ese mutuo reconocimiento de los que se consideran iguales ante las leyes se juega gran
parte de nuestra capacidad para crear nexos cercanos y sinceros entre individuos que, en un
principio, podrían resultar extraños o, incluso, hostiles

. No hay augurios, no hay supersticiones, cada lectura del Tarot, cada lebrillo en que se refleja
la vida , cada ceniza que se consume en el tabaco de la hechicera, cada línea de tu mano, todas
las letras y los números de los sueños, la lechuza blanca que vuela a las diez de la mañana por
encima de un arrozal para recibirte, saludarte, son mapas que están trazados desde siempre,
para siempre, somos una sola dimensión que comprende  todas las cuerdas donde vibramos al
unísono con la nada, con el todo, con el tiempo, con lo que aun no comprendemos, con lo que
parece oculto estando a la vista, no hay nada pendiente, todo está dado, todo está en
nosotros, somos una repetición  de una infinita sucesión de olvidos, del miedo invencible de
relegar, de tener que volver una y otra vez

Un mito es, en dos palabras, una historia ejemplar. Los hombres de la antigüedad pudieron
explicarse el mundo y le dieron sentido a su vida alrededor de los mitos. El mito narra algo
extraordinario, que no se sabe exactamente cuándo ocurrió, porque fue en tiempo sagrado. El
mito tiene cuatro grandes finalidades: la primera es brindar una manera de entender al
mundo; la segunda es recordar cuáles son los orígenes de la comunidad o las grandes
enseñanzas que ha recibido y que nunca debe olvidar; la tercera es mostrar ejemplos prácticos
que se deben imitar para poder vivir en comunidad, y cuarto, constituirse en un marco de
referencia común para toda la comunidad, dando coherencia y unidad al grupo y su identidad
cultural.

Por lo tanto, el mito se debe recordar periódicamente. Y para hacerlo, existe el rito. Un rito es
más que una simple ceremonia: es la recreación del mito, con todo el respeto y ceremonial
que merece ésta historia ejemplar. Los ritos son acciones simbólicas que dan forma a una
sociedad, unen a los individuos sin necesidad de mediar palabra: comunidad sin comunicación.
Los ritos cumplen una función fundacional y cohesionadora, pues «transmiten y representan
los valores» que mantienen unida a una sociedad, permiten que una colectividad reconozca en
ellos sus señas de identidad. Los rituales se pueden definir como técnicas simbólicas de
instalación en un hogar. Transforman el «estar en el mundo» en un «estar en casa». Hacen del
mundo un lugar confiable. Son en el tiempo lo que una vivienda es en el espacio. Hacen
habitable el tiempo.

Es más, hacen que se pueda celebrar el tiempo igual que se festeja la instalación en una casa.
Ordenan el tiempo, lo acomodan, dan estabilidad a la vida, la hacen duradera.

Sin embargo, lo que predomina hoy es una comunicación sin comunidad, pues se ha producido
una pérdida de los rituales sociales. Por tanto, se ha inaugurado la peligrosa imposibilidad de
relacionarse a través del mutuo reconocimiento previo.

Y ello porque, entre otras razones, los seres humanos se han convertido en cosas: un producto
más con el que comercializar. Actualmente se necesita fluidez en la comunicación y por lo
tanto los ritos son obsoletos. Su desaparición nos desorienta. Desde antiguo, el símbolo sirvió,
precisamente, para re-conocerse.
La pandemia remata la desaparición de los rituales. También el trabajo tiene aspectos rituales.
Uno va al trabajo a las horas fijadas. Y el trabajo se hace en comunidad. Pero en el teletrabajo,
al que la pandemia obliga, se pierde la dimensión ritual.

En “El principito de Saint-Exupéry” el pequeño príncipe le pide al zorro que lo visite siempre a
la misma hora, para que la visita se convierta en un ritual. «¿Qué es un rito?» preguntaba el
Principito al zorro. Y el zorro respondía: «es algo muy olvidado, es lo que hace unos días
diferentes de los otros días, una hora diferente de las otras horas. Entre mis cazadores hay un
rito, los jueves van a bailar con las chicas del pueblo, y entonces, ¡el jueves es un día
maravilloso! Yo voy a pasear hasta el viñedo. Si los cazadores bailasen un día cualquiera los
días serían todos iguales y yo no tendría descanso». El rito es, pues, lo que hace de la fiesta un
día diferente de los otros días. Pero solo gana fuerza expresiva si hay preparación y espera
interior, como ocurre antes de una tenida. Por eso el zorro aconseja al Principito: «sería mejor
que vinieses siempre a la misma hora; si vinieses, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, a las
tres yo ya empezaría a ser feliz… pero si vienes en cualquier momento yo no sabré jamás cómo
preparar mi corazón.». Tengamos en cuenta que sin rito todo sería rutina.

No habría fiesta, porque esta se mueve dentro del mundo simbólico, hecho de ritos y
símbolos. Comer y beber en la fiesta no busca saciar el hambre o la sed. Para eso comemos en
casa o en un restaurante. Simbolizan la amistad y la alegría del encuentro y de participar juntos
en un evento. El rito tiene, así, tres grandes finalidades:  La primera – y más obvia- es
mantener vivas enseñanzas del mito;  la segunda es mantener unida a la comunidad; y
afianzar el sentido de pertenencia grupal,  y tercera, poner en perspectiva la insignificancia de
la vida común anta la grandeza de lo trascendente. Antes era también todo un ritual ver un
programa de televisión un determinado día de la semana a una determinada hora, toda la
familia. Hoy se puede ver un programa a cualquier hora, cada uno por su cuenta. Eso no
significa directamente que tengamos cada vez más libertad. La flexibilización total de la vida
también acarrea pérdidas. Los rituales no son simples restricciones de la libertad, sino que dan
estructura y estabilidad a la vida. Consolidan en el cuerpo valores y órdenes simbólicos que
dan cohesión a la comunidad. Aquí también influye la pandemia ya que agudiza la pérdida de
la experiencia corporal comunitaria. La percepción simbólica hace que podamos distinguir y
apreciar el elemento duradero en las relaciones humanas, y si corremos el riesgo de perder
tales ritos, mucho de nuestro mundo se perderá con ello. Deberíamos hablar de mantener
distancia física con el otro en la cuarentena. La distancia social no debería existir. Pero hoy no
solo consumimos las cosas, sino también las emociones, a través de un narcisismo que
amenaza con destruir lo más propio del universo humano: el orden inmaterial, simbólico
(ritual) que aporta sentido a nuestra vida singular y a la vida en comunidad.

La actual presión para producir priva a las cosas de su durabilidad. Destruye


intencionadamente la duración para producir más y para obligar a consumir más. Demorarse
en algo, sin embargo, presupone cosas que duran. No es posible demorarse en algo si nos
limitamos a gastar y a consumir las cosas. Y esa misma presión para producir desestabiliza la
vida eliminando lo duradero que hay en ella. De este modo destruye la durabilidad de la vida,
por mucho que la vida se prolongue. Y es que la presión para producir y para aportar
rendimiento alcanza hoy todos los ámbitos vitales, incluso la sexualidad. El juego de la
seducción, que requiere mucho tiempo, se elimina hoy cada vez más a favor de la satisfacción
inmediata del deseo sexual». Son las formas rituales las que, como la cortesía, posibilitan no
solo un bello trato entre personas, sino también un pulcro y respetuoso manejo de las cosas.
En el marco ritual las cosas no se consumen ni se gastan, sino que se usan. Por eso pueden
llegar a hacerse antiguas. Por el contrario, bajo la presión para producir nosotros nos compPor
eso pueden llegar a hacerse antiguas. Por el contrario, bajo la presión para producir nosotros
nos comportamos con las cosas, es más, con el mundo, consumiendo en lugar de usando.

En cEl Cristianismo tiene su raíces en el Judaísmo. El mismo Jesús guardaba el sábado. El


apóstol Pablo iba los sábados a las sinagogas para ganar discípulos a Cristo. El Shabat se
consagra al comenzar y a su final. Estas ceremonias son el Kidush de la noche del viernes y la
Havdalá de la noche del Sábado. El Kidush se lleva a cabo recitando un texto bíblico y una
bendición sobre una copa de vino, seguido de la bendición del pan.

Esta práctica se extiende también a la mañana del sábado. La Havdalá se recita después de
haber terminado el Shabat el sábado por la noche. Asimismo se recita sobre vino y se bendicen
especias (comúnmente canela o clavo). Las descripciones del autor de esta Plancha se basan
en la ortodoxia masónica.

hoy, llevados por las circunstancias y por los cambios ideológicos de los Hermanos, las normas
se han flexibilizado, con lo que encontramos en cada Oriente formas distintas de realizar el
Agape. (N.D.) Introducción La mayoría de los textos definen al ágape como comida fraternal de
carácter religioso entre los primeros cristianos, destinados a estrechar lazos que los unían.

El sustantivo latino ágape se deriva del griego agápe (con el acento desplazado) que significa
amor, amistad o caridad, que los traductores de la Biblia al Latín tradujeron como charitas
(caridad).

La noción de comida se añade en la época de los primeros cristianos quienes se reunían al


atardecer en casas privadas para compartir una comida comunal, ellos usaba el plural, agapai,
y después el latín ágape para designar las cenas litúrgicas fraternales orientadas hacia la unión
de los asistentes y ayuda a los más necesitados, al igual que las comidas-reuniones religiosas
judías denominadas havurot 1 , con el devenir de los años esta celebración cristiana llegaría a
conocerse como el sacramento de la eucaristía, o cena del Señor, celebración comunal de la
última cena de Cristo

Por lo tanto, en principio el ágape cristiano no tenía nada que ver con un festín o banquete y
mucho menos con un libertinaje. La fraternidad entre los 1 El término javurá (‫( חבורה‬significa
“hermandad” o “colectividad” en hebreo. Los miembros de la javurá se reúnen determinados
viernes al mes a la noche, y rezan, cantan, comen y estudian juntos en un ambiente informal y
de amistad y compañerismo. En un sentido más amplio, su origen proviene del Tanaj (Antiguo
Testamento, ְ ) y de allí fue adoptado por el cristianismo. (N.D.) ַ2 ‫ נַ ּת"ך‬comensales reinaba
sobre la materialidad de comer o beber. Sin embargo, en poco tiempo los ágapes se
convirtieron en fiestas dominadas por los excesos que fueron condenados como tales por San
Pablo y prohibidos por la Iglesia en el siglo IV.

Fue con ese carácter que la palabra llegó al español, como sinónimo de banquete o comida
abundante para celebrar algún acontecimiento. En su libro Predicación del Evangelio en las
Indias (1570), José de Acosta se refiere al ágape así. “Esta fue, entre otras, la causa de que los
apóstoles creasen los diáconos para que sirviesen la mesa de los pobres, y entonces floreció la
costumbre del ágape que después languideció y no quedaron de ella sino vestigios, a fin de
que no se consistiese haber ningún pobre entre los fieles”. Esta costumbre también se
encontraba arraigado en los Esenios quienes rezaban antes de salir el sol, trabajaban hasta el
medio día y luego se reunían para darse un baño ritual. Tras un frugal ágape acompañado de
oraciones, volvían a sus labores hasta la cena. Esta tendencia de fraternidad que se manifiesta
en los momentos de compartir los alimentos, ha sido y será por cierto una costumbre
ampliamente arraigada entre los hombres, por lo que no resulta extraño de encontrar estas
comidas en la Orden Masónica.

Entre los masones, el ágape, es una comida mística y frugal que se celebra al final de cada
tenida. No estamos ante una simple cena cordial o jocosa, celebradas entre camaradas para
terminar la jornada. En su concepción el ágape tiene un carácter ritual y es parte inseparable
de la tenida, de ahí su carácter obligatorio, ya que es la continuación de los trabajos bajo otra
forma. Los obreros de la cantera, habiendo trabajado de forma satisfactoria, merecen ser
recompensados. Esta costumbre de comer en común la heredaron las Guildas, hábito que los
operativos conservan hasta la fecha en sus corporaciones de artesanos. Existieron también
Logias de Mesa, en las cuales los hermanos se sentaban en torno a ella, disfrutando de su
comida y bebida, mientras trabajaban las “Lecturas”, posteriormente denominadas catecismos
en base a preguntas y respuestas entre el venerable maestro y los hermanos. En cambio, entre
los masones especulativos anglosajones el uso de la palabra “refreshment” (refrigerio) no
siempre significaba que se iba a comer y beber, sino que en muchas ocasiones involucra un
breve descanso cuando la extensión de los trabajos así lo ameritaba. Entre los iniciados y
filósofos de todos los tiempos, fueron consagrados siempre, los banquetes del solsticio de
invierno al nacimiento de los dioses solares (a la esperanza), y a la memoria de los antepasados
(al reconocimiento) el del solsticio de verano; llegando de esta manera a la Masonería.

Estas celebraciones en las Logias son de obligación, que en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado
son el 24 de junio, día de San Juan Bautista (solsticio de invierno) y el 27 de diciembre, fiesta
de San Juan Evangelista (solsticio de verano). Desarrollo Para el mundo profano en general el
ágape se constituye en reuniones sociales a la cual concurren numerosas personas para
celebrar algún acontecimiento, donde los comensales deleitan exquisitos manjares y tragos,
preparados con fin de satisfacer los más diversos paladares, para los más refinados y delicados
su preparación y desarrollo implicará un mayor esfuerzo y dedicación, para otros en cambio la
espontaneidad toma un rol importante y decidor. Para los masones, el ágape es la continuidad
de una solemne y sobria tenida y su objetivo es solemnizar, particularmente, cuando se trata
de fiestas constitucionales. La comida y la bebida compartida en el ágape, debe ser congruente
con el objeto de la reunión o tenida, nada de comilonas, ni de menús gastronómicos, ni de
excesos del néctar del dios Baco, tiene que ofrecer a los invitados un equilibrio en diversidad,
cantidad y sabor, equilibrio que recuerda uno de los significados simbólicos de la plomada y el
nivel.

3 Esta solemne actividad, tiene su génesis una vez cerrado los trabajos con la cadena de unión,
instancia que nos llama a una intima reflexión. Posteriormente los hermanos alegremente
caminamos hacia en lugar donde compartiremos el pan y el vino, en esos instantes el ser de
cada querido hermano va sintetizando y digiriendo el alimento recibo en la tenida que se
desglosa en conocimiento y aprendizaje de una forma de vida que busca por sobre todo el bien
para con nuestros semejantes, en palabras simples nutrimos nuestro cuerpo y nuestro espíritu.

Este momento reflexivo nos prepara anímicamente para adentrarnos a recibir el nuevo
alimento que hará crecer nuestra relación fraternal y humana. Al ingresar al comedor, la mesa
se encuentra delicadamente preparada por el maestro de banquete, quien tiene la importante
misión de organizar los ágapes o banquetes, su trabajo denota dedicación y esfuerzo en
brindar una alimentación reconfortante y acorde al simbolismo de nuestras comidas dentro de
la Orden. La tradición y la historia Masónica establecen un ordenamiento y un protocolo en el
ritual del ágape, que brevemente explicaré. La mesa para el banquete, se sitúa a lo largo en
forma de herradura, quedando la parte convexa al oriente. En el centro de la parte convexa,
toma colocación el V.: M.:, en sus extremos se sentaran los Vigilantes, en la rama derecha el
Primer Vigilante y en la izquierda el Segundo Vigilante. El Secretario y el Orador se colocan a la
cabeza de la respectiva columna, como en el Templo. El Maestro de Ceremonia, el Maestro de
Banquete y el Guarda Templo se sentaran en una mesa separada colocada en el Oeste, frente
al venerable. El Experto debe sentarse en la herradura, por su parte interior no cóncava, cerca
del V.: M.:. A ambos lados del V.: M.: se situarán los representantes de la Obediencia, el ex –
venerable y los Venerables de Honor. Los demás obreros se sentarán a la altura
correspondiente a su sitio en la Logia, con asientos sólo en parte exterior de la mesa, dejando
siempre las puntas de la herradura libres, y un plato y silla quedan aquí libres (reservado paro
los hermanos del Oriente Eterno, quienes participan en la comunión).

El ceremonial del ágape Masónico encierra un gran simbolismo. La disposición de la mesa


representa la bóveda del Templo, la imagen del cielo y de las épocas astronómicas; en el
Solsticio de estío se representa el hemisferio superior y el inferior en el invierno. Los vigilantes
están en los extremos del ecuador celeste, porque desde este límite ecuatorial podrán verse
los dos polos, observar el conjunto de las constelaciones, sus revoluciones, o sea vigilar; el V.:
M.: representa al Sol (el punto más elevado en el verano y bajo en el invierno), y el Orador y
Secretario se sientan a 30° del Venerable, tomando la mesa como un semicírculo. Si
concebimos dos circunferencias concéntricas, distantes entre sí siete grados y medio, o sea la
mitad del año del zodiaco, que es la zona o faja celeste por cuyo centro pasa la eclíptica, que es
a su vez, el círculo máximo de la esfera celeste que recorre el sol en su marcha aparente
durante un año. Si se cortan dichos círculos concéntricos por dos diámetros perpendiculares, el
diámetro horizontal representará el ecuador celeste, marcando sus dos extremos los dos
Equinoccios, y el otro, el diámetro vertical, indicará a su vez, los dos solsticios o puntos que
toca la Eclíptica con los trópicos de Cáncer y Capricornio. Al pasar la tierra por los extremos del
diámetro horizontal, que marca los equinoccios, tenemos del 20 al 21 de marzo y del 22 al 23
de septiembre. Cuando la tierra pasa por el extremo vertical, o sea, en correspondencia con los
puntos solsticiales, tenemos exactamente lo contrario, es decir, se representan en cada
hemisferio la noche más larga y el día más corto cuando se trata del solsticio de invierno y la
noche más corta y el día mas largo cuando se trate del solsticio de verano. Estas fechas
solsticiales corresponden al 21 de junio y 21 diciembre. Si a esta figura de la esfera celeste
dividida por los diámetros perpendiculares, la consideraremos nada más que en una de sus
mitades, partiendo del diámetro horizontal, que vendría a representar el ecuador, tendremos
representada una herradura, en la que, en cada fiesta solsticial, ósea, el 21 de junio o el 21 de
diciembre, el sol ocupa exactamente la parte superior, el extremo del diámetro vertical, sitio
que en la mesa masónica ocupa en esa fiesta solsticial, el V.: M.:. la luz simbólica que preside el
banquete en esta mesa de herradura.

Según este esquema simbólico el V.: 4 M.: y los Vigilantes representan a cada una de las
estrellas reales que son las principales características de cada una de las estaciones, que son: el
Toro, el León, el Águila y el Ángel. Los trabajos en la mesa comienzan una vez que todos
ocupan sus puestos, tras la invocación al G:.A:.D:.U:., y la bendición de los materiales por parte
del Venerable, para lo cual éste dispondrá de un trozo de pan y una copa o cáliz lleno de vino.
Los brindis por su parte ocupan un lugar importante en la ceremonia y tienen un doble
carácter: el de libación (en honor a los aspectos de la deidad), y el brindis especulativo (votos
por la manifestación de la chispa divina en el hombre. Los brindis según el ritual son siete, este
número no es arbitrario y recuerda las siete libaciones que se hacía en honor de los siete
planetas. En la actualidad, los brindis de obligación son tres: el primero por los altos
Dignatarios de la Orden; el segundo por los masones esparcidos por la faz de la tierra; y el
tercero por la Patria. Todos son ordenados y guiados por el VV.: MM.: quien debe velar para
que impere el jubilo, el respeto, la sobriedad, la formalidad y la esperanza del logro de los
anhelos expresados.

Si la forma de mesa es imagen del cielo y de las épocas solares, las comidas y utensilios se basa
en el viaje de los cuatro elementos: La Tierra, representada por las carnes, las legumbres y las
frutas; El Agua, representadas por las bebidas; El Fuego, representado por alimentos cocidos; y
EL Aire que figura en las conversaciones fraternales intercambiadas. Los trabajos en el ágape
se realizan de dos formas que se van alternando bajo los golpes y anuncios de las tres luces: el
trabajo en recreación, durante el cual se mastica, bebe y puede hablar; y el trabajo al orden,
durante el que se realizan brindis o hacen discurso y durante el cual no se debe comer. En el
ágape nos estregamos al gesto más común y noble de los seres humanos y por sobre todo de
los masones, compartir la comida. El alimento y la bebida son imprescindibles en función de la
vida, pan y agua son elementos necesarios para sostener la vida, que es sagrada. Toda
alimentación debe ser sobria y moderada, dictada por la única necesidad sicológica de comer y
beber, que no tiene otro sentido para un Masón, que el de la reconstitución bioquímica de su
organismo, el de una carga energética de su cuerpo

Mediante el gusto se percibe el sabor de la comida, recordemos que sabor y saber proceden
de la palabra sabiduría de dos modos: como alimento y como conocimiento. El pan y el vino,
alimentos básicos de muchos pueblos, se obtiene mediante un proceso de elaboración, a partir
de los granos de trigo y de uva, que brotan de la tierra por acción del sol y la lluvia, como
espiga y racimo. Son regalos de la naturaleza y frutos del trabajo del hombre. Los granos son
triturados y las uvas prensadas. El pan y el vino son símbolos de lo sólido y lo líquido, del
cuerpo y la sangre, de la naturaleza y la historia, de la dispersión y la unidad, de la cultura y el
culto, del trabajo y la fiesta, de la subsistencia y la inspiración, del hambre y de la sed. Desde
las espigas y las uvas, pasando por la harina y el mosto, hasta llegar al pan y el vino, se ha dado
un proceso largo y complejo de moler y prensar, cocer y fermentar, comer y beber. El pan y el
vino representan al conjunto del universo. Evidentemente no comemos solos, ya que la
comida es un acto social. Comemos juntos los hermanos y los amigos, por lo que es el ágape
fraternal el que invita en forma más relajada y prudente a estrechar lazos más fuertes de
amistad y fraternidad, en donde dejamos de lado nuestros propios intereses, para
preocuparnos profundamente por el ser como miembro de una comunidad, esto afirma y
sostiene nuestra cohesión como hermanos. El ágape nos ofrece la oportunidad mágica de
expresarnos en un ambiente más libre de la formalidad que exige el ritual de la tenida, es el
instante de felicitar al Q.: H.: que nos empampo en el interior del templo de nuevas semillas de
conocimiento, la cual esparciremos en nuestro interior y prudentemente en el ámbito profano,
para ser de este mundo un lugar mejor, más justo y equilibrado. Tenemos la oportunidad de
preguntar por el hermano que no asistió a la tenida, de interiorizarnos de nuestras vidas 5
laborales y familiares, de ayudar con pasión y caridad a aquel hermano que esta con penurias
o desamores. La confianza e intimidad, fortalece los vínculos fraternos, base de la grandeza de
nuestra Institución. Además de expresar claros sentimiento de amor y alegría, el ágape es el
instante propicio y exacto para dejarnos llevar hacia el arte del análisis detallado y profundo de
la plancha brillantemente presentada por uno de nuestros QQ.: HH.:, el mar de quietud que
nos invade al compartir fraternalmente el pan y el vino, y el alejamiento mesurado del ritual,
nos ofrece la oportunidad de estrechar un dialogó enriquecedor de matices e ideas, dentro de
un margen de alta tolerancia y aceptación, en donde escuchemos al hermano que no pidió la
palabra, pero que está lleno de ansias de entregar aportes propios o investigados con el objeto
de complementar o adquirir el conocimiento, por otra permite además que aquel hermano
que espontáneamente se expresó en la tenida completar su retórica, que por el devenir de
escaso tiempo en beneficio de sus hermanos o por pequeño olvido no pudo departir en su
momento. Este momento de aunar ideas o expresiones en un ambiente calido, sincero,
abundante de concordia y alejado de desacuerdo o discrepancias, templan el espiritu y el
alma, ayudándonos en el largo camino de pulir nuestra piedra bruta y el tratar de ser cada día
mejores hombres y hermanos

El laborioso trabajo del día culmina con el anuncio de la medía noche por parte del V:. M:., el
toque del mallete nos invita a recogernos a nuestros hogares en paz y armonía, en nuestros
pasos meditaremos además del día que estaremos nuevamente con todos nuestros Q:. H:. en
tal hermoso y fructífero ritual. Conclusiones El ágape debe considerarse la continuación de los
trabajos del templo, por lo que se abren éstos según el rito, y en recreación se pasa a sala
húmeda, donde se reanudad con fuerza y vigor, comenzando lo trabajos de banquete a la
orden del V:. M:. La fraternidad no es sola una expresión interpersonal elevada, es un forma de
estar en completa comunión con otras personas, regida por la identidad del género humano y
el respeto por las diferencias de experiencia, cultura, edad, etc., es el principio de
compatibilidad de las personas, de generosidad, altruismo para con todos. Esta fraternidad y
este amor del género humano, es el espíritu del ágape, en donde se adquiere una actitud de
entrega de si mismo para con los demás y acrecentamos la capacidad de aceptar ideales o
sueños que pueden ser divergentes a los nuestro. Esta fraternidad no escasearía, si todos los
QQ.: HH.: en forma dispuesta y alegórica acudiéramos al llamado del simbolismo del ágape,
que al parecer levemente se ha perdido porque no se le da la importancia que posee, ya que
algunos por cosas del tiempo, de la vida o quehaceres mundanos no participan o sutilmente se
retiran antes de su finalización. Ellos se han negado a este placer espiritual de compartir amor
y confraternidad, que son valores altamente necesarios e imprescindibles, especialmente en el
devenir de estos días en que lo material, lo económico, el poder, la imposición, el atropello,
etc. ocupan un alto grado de deseo en el mundo profano en general.

El ágape fraterno puede convertirse en una valiosa herramienta de trabajo en busca del
conocimiento y sabiduría, si la desarrollamos con esmero y voluntan, dentro de la razón de su
existencia. Permite además que los hermanos pongan en práctica sus cualidades y destrezas
de oratorias, al estar en un ámbito de sana confianza, en donde aprendamos el real arte de
pensar, decir y hacer las cosas con principio de causa y con clara identidad, lo cual nos
permitan crecer como hombres y como seres insertos en la sociedad. No nos olvidemos que
por sobre todas las cosas el compartir en intimidad el pan y en vino como hermanos que
somos, son engrandece el alma y el espíritu, por lo que no nos neguemos a esta valiosa
oportunidad que nos entrega nuestra sabia orden en la formación integra de cada Masón, para
luego tomar lo mejor de ella con el fin ambicioso de cultivar los corazones y 6 los sanas
esperanzas del mundo profano. No olvidemos además que todo en el ágape masónico esta
revestido de carácter ritual (tanto la preparación como su celebración); en donde los masones
comulgamos con la ley de ciclos y ritmos de la naturaleza, y con el que nos purifican
corporalmente. Por último quiero expresarles que en este importante trabajo que me han
encomendado, más que una cátedra académica he querido plasmar un sentimiento reflexivo y
sincero de mis propias vivencias como hermano de esta augusta orden. BIBLIOGRAFIA:
Diccionario Akal de Francmasonería – Juan Carlos Daza Revista Masónica N° 1 y 2 (1997)
Diccionario Enciclopédico de la Masonería – Lorenzo Frau y Rosendo Aús - “El Ágape y la
fraternidad” Q:. H:. Enrique Salgado Vera – Respetable Logia “Abrazo Fraternal “ontrapartida,
Resulta de gran interés comenzar este trabajo reconociendo la importancia de los símbolos
mediante la evocación de la cuadratura del círculo, clásico problema considerado como
imposibilidad matemática, que consigue respuesta en la geometría individual del ciclo de la
vida manifestada en el espacio y en el tiempo. Alegoría moral de la rectitud de la personalidad,
reflejada interior y exteriormente, como punto central del círculo. Los símbolos fueron el
lenguaje casi universal de la teología antigua, y también el método más fácil de instrucción;
porque semejante a la naturaleza, dirigían la enseñanza por la vista. En Grecia símbolo (sym-
bailo = volver a reunir) significaba la reunión de dos trozos de un objeto. Cuando dos personas
hacían un contrato, tomaban un objeto y lo partían en dos trozos. Cada uno conservaba una
parte y al reunirlos, se reconocían. Era la garantía del contrato. (En la película “África Ama” el
brujo de la tribu entrega la mitad de un hueso de ave, en forma de horqueta, para garantizar
que una mujer pueda huir con su amante sin ser localizados, y luego, al marido ofendido le
entrega la otra parte para localizarlos.) El registro Bíblico menciona la costumbre del antiguo
Israel de quitarse una sandalia para la transferencia de propiedad, o el derecho de recompra:
“Ahora bien, esta era la costumbre en otros tiempos en Israel respecto al derecho de recompra
y respecto a los cambios, para ratificar toda suerte de cosa: Un hombre tenía que quitarse su
sandalia y darla a su prójimo, y esta era la atestación en Israel” (Rut 4:7-10) Otros pasajes de la
Biblia también mencionan la metáfora o uso simbólico de algunas expresiones: “Estas cosas
quedan como un drama simbólico; porque estas mujeres significan dos pactos…Gal.4:24
(Watch Tower Bible). Este mismo versículo, en la Biblia de Félix Torres Amat, 1950, dice: “Todo
lo cual fue dicho por alegoría: porque estas dos madres son las dos leyes o testamentos……” En
cuanto al origen de la palabra, su etimología, el símbolo es un signo que une dos aspectos de
una realidad: uno visible y objetivo (p.e. un anillo) y el otro invisible y subjetivo (compromiso o
promesa). Bajo ese punto de vista el símbolo es semejante al signo. Por tanto, todo símbolo es
signo. Aunque, no todo signo es símbolo. Para las diferencias entre signo y símbolo se debe
tener en cuenta: El símbolo es universal. Las cosas denominadas símbolos son generalmente
elementos de la naturaleza independientemente de la participación de los hombres; muchos
símbolos se consideran parte del mundo emocional incluidos los del mundo racional o lógico.
Las cosas símbolo son elementos de la naturaleza: agua, fuego, sol, cielo, luz, etc. Sin embargo,
los signos son, normalmente, cosas hechas por el hombre y necesitan, por tanto de un
aprendizaje para su comprensión, gracias a esta mecánica didáctica se han preservado y
difundido a lo largo del tiempo. El análisis de los símbolos permite observar que muchos de
ellos son comunes a la humanidad. El agua es símbolo familiar en todas las culturas. La
universalidad debe ser una característica del símbolo, tales como las figuras geométricas y los
números. El símbolo, por ser evocador, puede tener varios significados según sea la cultura, lo
que hace que no sea fácil de definir, mientras que el signo se refiere, y significa una sola cosa
en particular; siempre lleva un significado preciso. El símbolo es más impresionable. El signo
cumple su función cuando indica el significado. El símbolo promueve un proceso que no se
agota en el significado. Los símbolos nacen del intelecto, de las vivencias. A los signos
intelectuales se le llaman alegorías (figuración) Cuando se confunden símbolo y alegoría, se
corre el riesgo de degradar la racionalización. La alegoría por lo general se fabrica
conscientemente, mientras que el símbolo surge espontáneamente. Decía Platón que eran
hombres de genio los fundadores de los misterios o asambleas secretas de los iniciados,
quienes en las primeras edades del mundo enseñaban bajo enigmas difíciles de comprender,
como la purificación antes de descender a las regiones desconocidas, para no ser precipitados
en el abismo, considerando que solo a los exentos de las impurezas del mundo, les era
permitido gozar de la presencia divina. Entre los símbolos más antiguos se encuentran:
Cuadratura del círculo Glifo alquímico relacionado con la piedra filosofal. Los Cuatro Elementos
Muestran las características de calor, frío, sequedad y humedad: Fuego El Fuego, cálido y seco
Aire El Aire, cálido y húmedo Agua El Agua, fría y húmeda Tierra Fría y seca. Los cuatro
elementos están representados en la cruz. La religión Wicca añade un elemento más a los
cuatro ya conocidos: el espíritu. EL FUEGO Es la energía que transforma lo solidó en líquido y lo
liquido en gaseoso. Se trata de un elemento de transmutación. Es el Sol, calor y luz, que se
identifica en todas las religiones como Padre Creador del Universo. Se trata de la llama sagrada
de Persia y Roma, Zeus fulminante de Grecia, Zarza Ardiente de Moisés, Los Dioses Solares de
Egipto, de la América Precolombina y de la India. Cuando la acción del hombre sobre el mundo
se intensifica (exaltación, cólera e ira), este experimenta accesos de calor, tiene incluso fiebre.
El fuego destruye y recrea sin parar, se trata también de "La Luz de la Vanidad" que revela e
impulsa a nuevos horizontes y Proyectos, suscitando una nueva dimensión en el ansia creativa.
EL AGUA: Se trata del elemento líquido de mezcla, de argamasa, de comunión y de disolución.
Y es que en toda disolución o descomposición física o moral se suele emplear el término:
"Diluir". El agua va asociada a la feminidad, receptividad, apertura, océano y origen de toda
vida. Y aun podemos añadir más. Recordad el agua bautismal como símbolo de "Purificación".
EL AIRE: Es el elemento de la ligereza, flexibilidad, movilidad, liberación, vuelo, equilibrio,
difusión. Libra de trabas, de opresiones, se trata del fin de las rutinas, y da el aliento de la
aventura. También es la anarquía de las tempestades, es asimismo la "Gran Renovación”,
difundiendo a la vez crítica y elogioLA TIERRA: Lo solidó es la materia más pesada, maciza, y
compacta. Es el elemento en el cual se siembra, que se llena, se tiene, se posee y que también
absorbe. Es en suma el territorio de arriendo y de caza, medida de la riqueza y del poder del
hombre. Es también la casa y la madriguera, es el símbolo de protección y refugio contra las
amenazas del exterior. EL ESPÍRITU: Puesto que los elementos son parte de toda creación,
existen en los mundos visible e invisible, aglutinándose en un quinto "elemento" conocido
como espíritu, que está en ellos y se compone de todos los elementos. Esta unidad de los
elementos en espíritu permite utilizarlos para atraer los poderes de los mundos invisibles hacia
el mundo físico, (una definición ellas nos desgastan. El culto fundamenta al rito, pero el rito no
fundamenta al culto; "Hay al menos una característica que, en gran número de casos, basta
para diferenciar al mito religioso: su relación con el culto" (...) "un culto está constituido por
relaciones regulares entre lo profano y lo sagrado como tal". Según Durkheim, la característica
principal y distintiva del culto consiste en su carácter periódico, esto es, su reiteración en
fechas prefijadas en las que toda la comunidad se reúne (cohesión social). Aunque existen
otros tipos de ritos que discurren paralelos al ámbito religioso, como son los ritos piaculares o
mortuorios, estos ritos no poseen el carácter reiterativo y re-creativo que poseen los cultos; en
los ritos funerarios ("ritos piaculares en los que la sociedad vive el sagrado infausto", en
terminología durkheimiana), cuando el luto ha finalizado, éste no se repite periódicamente. Lo
que define al culto es el establecimiento de una periodicidad, esto es, de una ordenación
temporal -en suma, un calendario de celebraciones rituales que normativiza la vida social-.
"Las divisiones en días, semanas, meses, años, etc., corresponden a la periodicidad de los ritos,
fiestas y ceremonias públicas. Un calendario expresa el ritmo de la actividad colectiva al mismo
tiempo que tiene como función asegurar su regularidad." Émile Durkheim, Las formas
elementales de la vida religiosa, Ed. Alianza, Madrid 1993, nota 146 p. 152, p. 483 yp. 43,
respectivamente. De otro lado, cabe añadir que también denominamos "ritos" a determinadas
conductas animales (de llamada, de rivalidad, de cortejo, etc.). Sin embargo, "En la descripción
del comportamiento de los animales, se le puede llamar a algo así rito, pero de esa manera se
está trasladando a un fenómeno natural algo que es fundamentalmente distinto." Hans
George Gadamer, Mito y razón, Ed. Paidós, Barcelona 1997, p. 83. EC. Lévi-Strauss: Sobre el
tema de Van der Leeuw, mil veces de acuerdo. No lo he citado más que para dar un
ejemplo de una opinión actual fuertemente generalizada. Soy el primero en lamentar que el
pensamiento de Van der Leeuw goce de algún crédito. La interpretación que usted da es la
que dan los indígenas mismos, es su racionalización oficial. No digo que haya una función
de “buen sentido” del mito; pero ella no da cuenta de algunos aspectos. Muchos caracteres
esenciales del mito quedan sin explicar. El primero: por qué el viejo chamán viene  siempre
de otro pueblo lejano, a visitar a su joven colega acompañado de su mujer sino
precisamente porque en una sociedad vecina es necesario que el candidato sea él mismo
acompañado de su mujer y que la mujer juega un rol considerable en la adquisición del
ritual? Por qué es que por medio de una pipa que llega a hechizar al joven hombre y a
fecundarlo? Me dirá, es una pipa porque fuma la pipa y podría ser otra cosa. Le
responderé “no”. En nuestro mito, es por una pipa que el anciano fecunda a un hombre
joven. Pero en el ritoC. Lévi-Strauss: Sobre el tema de Van der Leeuw, mil veces de
acuerdo. No lo he citado más que para dar un ejemplo de una opinión actual fuertemente
generalizada. Soy el primero en lamentar que el pensamiento de Van der Leeuw goce de
algún crédito. La interpretación que usted da es la que dan los indígenas mismos, es su
racionalización oficial. No digo que haya una función de “buen sentido” del mito; pero ella
no da cuenta de algunos aspectos. Muchos caracteres esenciales del mito quedan sin
explicar. El primero: por qué el viejo chamán viene  siempre de otro pueblo lejano, a visitar
a su joven colega acompañado de su mujer sino precisamente porque en una sociedad
vecina es necesario que el candidato sea él mismo acompañado de su mujer y que la
mujer juega un rol considerable en la adquisición del ritual? Por qué es que por medio de
una pipa que llega a hechizar al joven hombre y a fecundarlo? Me dirá, es una pipa porque
fuma la pipa y podría ser otra cosa. Le responderé “no”. En nuestro mito, es por una pipa
que el anciano fecunda a un hombre joven. Pero en el rito de una tribu vecina, es por un
fragmento de un nabo salvaje que la mujer fecunda, si puedo decir, a su marido. Estoy
obligado a preguntarme: qué es la pipa y que es el nabo salvaje para el pensamiento del
indígena? La pipa es un tubo hueco que permite hacer pasar el humo y todo el
pensamiento religioso de América del Norte la presenta como mediadora entre el cielo y la
tierra. El nabo salvaje, como por azar, es quien evita el pasaje entre el mundo celeste y el
mundo terrestre; es el tapón que obtura la bóveda de los cielos y que previene a la mujer
casada con el Sol, contemplar la tierra de abajo. Y cuando nos emplazamos en un punto
de vista estrictamente económico, la colecta del nabo salvaje se muestra como una
actividad mediadora entre el estilo de vida estival (agricultura) y el estilo de vida invernal
(caza). Estoy obligado a ir hacia la interpretación sabia y razonable que usted da. El mito
transporta un simbolismo del que los indígenas no tienen plena conciencia, porque no es
inteligible en los términos  de su propio ritual, que no tiene nada de parecido pero que se
vuelve claro en los términos de la sociedad vecina. Así se juega exactamente en sus
actos, eso que los otros, conciben en el pensamiento, pero al revés.

de una tribu vecina, es por un fragmento de un nabo salvaje que la mujer fecunda, si
puedo decir, a su marido. Estoy obligado a preguntarme: qué es la pipa y que es el nabo
salvaje para el pensamiento del indígena? La pipa es un tubo hueco que permite hacer
pasar el humo y todo el pensamiento religioso de América del Norte la presenta como
mediadora entre el cielo y la tierra. El nabo salvaje, como por azar, es quien evita el pasaje
entre el mundo celeste y el mundo terrestre; es el tapón que obtura la bóveda de los cielos
y que previene a la mujer casada con el Sol, contemplar la tierra de abajo. Y cuando nos
emplazamos en un punto de vista estrictamente económico, la colecta del nabo salvaje se
muestra como una actividad mediadora entre el estilo de vida estival (agricultura) y el estilo
de vida invernal (caza). Estoy obligado a ir hacia la interpretación sabia y razonable que
usted da. El mito transporta un simbolismo del que los indígenas no tienen plena
conciencia, porque no es inteligible en los términos  de su propio ritual, que no tiene nada
de parecido pero que se vuelve claro en los términos de la sociedad vecina. Así se juega
exactamente en sus actos, eso que los otros, conciben en el pensamiento, pero al revés.

l Antropología del ritual La antropología clásica del ritual tiene su origen –y al principio su
ámbito exclusivo- en el estudio de la religión91. El modo de explicar su eficacia, a pesar de la
diversidad de perspectivas, 91 Acerca del ritual en la antropología de la religión podemos
seleccionar algunos estudios y tratamientos generales entre una bibliografía inmensa. Vid. un
panorama general que incluye los cinco estudios clásicos sobre el ritual coincide en señalar su
carácter performativo (constantes verbales y textuales, drama, puesta en escena, pragmática),
su función social al servicio de la cohesión entre quienes participan de la interacción, así como
su doble incidencia en la psique y en la sociedad. Autores como Durkheim, van Gennep o
Radcliffe-Brown insisten en el impacto del ritual sobre los individuos con vistas a su
socialización; otros autores, desde Tylor a Malinowski, se ocupan del ritual en la medida que
responde a las necesidades del individuo: la superación del temor a la muerte, la respuesta a
las carencias. En general, todos los autores reconocen que la práctica ritual dibuja un mapa
simbólico de la sociedad en que se produce: las fronteras sociales entre etnias, grupos, edades,
géneros. Si observamos bien, esos rasgos también se aplican al mito. En realidad, como
veremos, lo que la antropología llama mitos constituyen una subcategoría del ritual, la cual se
dedica a la representación de las historias sagradas en un memorial (narración oral, drama,
fiesta). De acuerdo con Platón y Aristóteles, los mitos serían un subgénero de las historias
sagradas que actuamos/interpretamos dentro de un ritual, en el marco del teatro o de una
especie de iniciación, para distinguirlos de las vidas narradas en el contexto de la vida
cotidiana. El “mito fundamental” (Blumenberg, Hans Jonas)92, al que ya hice alusión en el
prólogo a este ensayo, sería el dualismo: la dialéctica entre principios contrarios y la guerra
total entre los agentes que los abanderan, hasta la mutua destrucción. Aunque en las vidas
narradas se haga patente una mitificación con esos rasgos, puesto que padecemos sus efectos
o nos enredamos en sus agencias, tenemos la (DURKHEIM, MALINOWSKI, MAX GLUCKMAN,
EDMUND LEACH, TURNER) en RODRIGO DÍAZ CRUZ, Archipiélago de rituales: Teorías
antropológicas del ritual, Barcelona/México, Anthropos/UAM, 1998, del cual extrae nueve
propiedades para caracterizar una acción social como ritual (cf. las definiciones de RAPPAPORT
y KAPFERER, en este apartado): repetición, acción, comportamiento “especial” o estilización,
orden, puesta en escena (evocación), dimensión colectiva, eficacia (“felicidad” o no del ritual),
multimedia (“múltiples y heterogéneos canales de expresión”), tiempo y espacio singulares
(ibid. 225-227). Tales rasgos permiten considerar otros rituales, además de los religiosos, e
incluso tratar a éstos como una subcategoría en el “modelo autónomo” de ritual que ha ido
abriéndose paso (ibid. 229). BOBBY C. ALEXANDER, “Ritual and Current Studies of Ritual:
Overview”, en STEPHEN D. GLAZIER (ed.), Anthropogy of Religion, Westport, Greenwood,
1997, 139-160, proporciona una revisión de los estudios sobre el ritual desde los años sesenta
hasta finales del siglo XX. Insiste todavía más, si cabe en “superar la tendencia de estudios
anteriores del ritual a oponer lo simbólico y lo real” ibid. 141. El ritual es reconceptualizado
como “human fundamental”, “all-encompassing” (convergencia de lo sagrado y de lo secular),
una actividad dinámica y fluida: “cultural performance and social drama”. 92 Cf. JOSÉ LUIS
VILLACAÑAS BERLANGA (ed.), Mito, Teoria/Crítica, 6 (1999), esp. HANS BLUMENBERG, “Mito
Fundamental y Mito de Arte” (Grundmythos und Kunstmythos, en id. Arbeit und Mythos,
Frankfurt, Suhrkamp, 1979, 19905 , 192-238), 187-225. Lo positivo del dualismo es el
descubrimiento de la alteridad y de la diversidad que permite el aprendizaje desde el comienzo
de nuestra vida narrada. Pero la reclusión o la regresión a una ambivalencia originaria produce
una serie de patologías: la rivalidad mimética, el doble vínculo, la competencia creciente, culto
fes, pero no observas"
- Arthur Conan Doyle (Aventuras de Sherlock Holmes)
¿Cuál es la finalidad primordial del cerebro humano? ¿Para qué nos dotó la evolución
de cerebro? Respuesta: para permitir la supervivencia. No para hacer filosofía o crear
sistemas éticos o tener religiones, sino para sobrevivir: asegurado esto, todos los demás
pasan a ser objetivos legítimos, pero el fin primero es sobrevivir… porque si el sujeto
muere, de nada sirve todo lo demás.

Y para sobrevivir, lo primero que se debe hacer (o al menos intentar) es


entender y comprender claramente dónde se está, cuál es el rol de cada quién,
qué reglas se deben acatar y qué se debe hacer para poder vivir.
Un mito es, en dos palabras, una historia ejemplar. No es sinónimo de
“mentira” ni de “fábula” ni de “engaño” ni de “superstición”. No es producto
de la irracionalidad ni de la ignorancia ni es simplemente una “historia
deformada”. El mito tiene su propia lógica y sus propios motivos, que son
totalmente ajenos al modelo positivista de nuestros días.
Para entender cabalmente lo que es el mito, debemos arrancar de un profundo
respeto por los hombres y las culturas antiguas.  Tendemos a ver a las
civilizaciones anteriores a la nuestra como “primitivas”, sin entender
claramente que los hombres de aquellas épocas eran igual o más inteligentes
que nosotros, pero que no contaban con los recursos tecnológicos de que
disponemos hoy. ¿Por qué organizaron su vida alrededor de los mitos? Porque
ésa fue la manera en que pudieron explicarse el mundo y le dieron sentido. No
eran hombres ignorantes ni tontos ni supersticiosos: simplemente siguieron un
camino que hoy hemos abandonado.
El mito trata generalmente (pero no siempre) sobre la irrupción de la divinidad
en la vida de los hombres, normalmente con una finalidad fundacional
(creando la vida, un territorio, enseñando algo, etc.: “fundando” algo donde
antes no existía absolutamente nada). Ese es el “mito fundacional”, el gran
modelo del mito (pero no el único: también hay mitos de destrucción y muerte
(diluvio, juicio final, Apocalipsis) e incluso algunos filosóficos (Sísifo, eterno
retorno).
Sea de la variedad que sea, el mito narra algo extraordinario, que se sale de la
vulgaridad de todos los días y que es majestuoso y digno de ser recordado por
ésta y por las generaciones futuras.
El mito transcurre no en un tiempo profano, sino sagrado: no se sabe
exactamente cuándo ocurrió, porque el tiempo sagrado está – por definición -
fuera de la esfera humana.
El mito tiene tres grandes finalidades: la primera es contar con una forma de
entender al mundo y comprenderlo para poder vivir en él, no quedándose con
la mera apariencia de caos sino formulando una explicación alternativa de la
realidad; la segunda es recordar cuáles son los orígenes de la comunidad o las
grandes enseñanzas que ha recibido y que nunca debe olvidar; la tercera es
mostrar ejemplos espirituales y prácticos que se deben imitar para poder vivir
en comunidad, no limitándose solamente a conocerlos ni entenderlos, sino
llevándolos a la vida cotidiana; y cuarto, constituirse en un marco de
referencia común para toda la comunidad, dando coherencia y unidad al grupo
y su identidad cultural.
Ahora bien, el mito es mucho más que una historia común y corriente, porque
se refiere a algo vital para la comunidad. Por tanto, se le debe de recordar
periódicamente. Y para hacerlo, existe el rito. Un rito es más que una simple
ceremonia o una fiesta: es la escenificación del mito, con todo el respeto y
ceremonial que merece ésta historia ejemplar. En vez de hablar de la
“escenificación” del mito, también se habla de la “representación”,
“recreación”, “evocación” e incluso de su “actualización”.
El rito no se realiza en cualquier lugar: se lleva a cabo en un recinto sagrado,
un sitio especialmente diseñado y construido para representar mitos. En el
último caso, este lugar también puede ser profano, pero tras haber sido
“consagrado” mediante una ceremonia o el acuerdo tácito de todos los
involucrados.
Lugares sagrados son templos, iglesias, salas de conciertos y teatros (el teatro
es un derivado directo del rito: se trata de representar una historia, aunque en
el teatro actual tal historia no sea mítica).
Como el mito ocurre en un tiempo primordial, la representación ritual debe
ocurrir en un tiempo sagrado. Esta modalidad de tiempo no tiene las mismas
características que el tiempo cotidiano de nuestras vidas (tiempo profano),
sino que se separa tajantemente del tiempo profano: ahí no importan las
vicisitudes diarias, ni las preocupaciones mundanas, sino las grandes
cuestiones de que trata el mito.
El mito tiene, así, tres grandes finalidades: la primera – y más obvia- es
mantener vivas las trascendentes enseñanzas del mito; la segunda es mantener
unida a la comunidad y mantener un lazo común que los haga sentirse parte de
una misma cultura; y tercera, poner en justa perspectiva la insignificancia e
intrascendencia de la vida profana anta la grandeza y enormidad de lo
sagrado.
Pero hay una característica también importante que muchas veces se pasa por
alto: no solamente se necesita un lugar y un tiempo sagrado, sino que también
se precisa que los personajes sean sagrados. Los actores involucrados en un
rito dejan a un lado su personalidad cotidiana y se transforman, mágicamente,
en parte del mito. Cuando un sacerdote levanta una ostia en una ceremonia
católica, el fiel no está ante un ser común y corriente, ni siquiera ante la
representación de Jesús de Nazareth: está ante el mismísimo Jesús. Cuando un
personaje agita una bandera el 16 de septiembre, se convierte –ritual y
mágicamente- en Hidalgo: ya no estamos en el tiempo profano, sino en 1810 y
está a punto de comenzar una sublevación que busca la independencia del
país.
Así de importante es el rito, así de profundo es aquello a que hace referencia.

Es cuanto. LA LEYENDA DE HIRAM-ABIF


Del Exoterismo Primigenio a
La Realidad Masónica

Recopilación y edición:
MMRené A. Thomas R.
RespLogSol de Curpa N°112
Orde Acarigua – Edo. Portuguesa

Desde los albores de los tiempos, el hombre le ha dado explicación a lo


“inexplicable” a través de símbolos, alegorías, creando dioses y adorando una
serie de elementos naturales y no naturales  dependiendo de su realidad tanto
política como social para el momento.
De entre todas las leyendas que circulan en los medios masónicos a efectos
didácticos e iniciáticos, la figura y la muerte de Hiram ocupa un papel central.
Revisar el contenido, las implicaciones y el nacimiento de este tema, son
fundamentales para encuadrar el papel histórico e ideológico de la masonería.
De hecho, muchas por no decir casi todas las religiones del mundo, han venido
justo en el momento en que los pueblos han necesitado de una fuerza de
renovación diferente a la que tenían en el momento, desde hace más de 6.000
años.
Referencias de esto lo conseguimos a través de la historia de este período, pero lo
más importante es que gracias a su “inventiva” el hombre ha logrado introducir
una serie de elementos creíbles o no, a su propio desarrollo histórico, enmarcado
en el tiempo y en el espacio, o través de tradiciones orales las cuales luego se
plasmaron en papel y lápiz o en blanco y negro como decimos actualmente con la
consabida pérdida de legitimidad con respecto a la primera narración oral.
De aquí que surgen los mitos y las leyendas, aspectos éstos que no debemos en
ningún momento confundir ni entre ellos ni con lo que puede ser los enigmas del
mundo.
Iniciaremos por lo tanto, tratando de descubrir las diferencias entre estos
términos, para luego una vez en claros, pasar al tema central de esta presentación.
Agradecemos de antemano excusarnos de cualquier error o malinterpretación de
lo expuesto, lo cual es sin duda alguna involuntario y sin intención de herir
susceptibilidades personales o grupales.
Tal como acotáramos en la Introducción, empezaremos tratando de definir la
palabra “Mito” y “Leyenda”.
Según la definición que da la Real Academia Española, un mito es “una
narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y
protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con
frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes
acontecimientos de la humanidad”. En su segunda acepción es “una
historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna
realidad humana de significación universal”.
También se emplea mito para referirse a una “persona o cosa rodeada
de extraordinaria estima”. O “persona o cosa a las que se atribuyen
cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la
que carecen” (algo mítico).
Un mito como tal, está asociado entonces  a la historia, situada fuera del tiempo y
que nos ofrece respuestas acerca de cuestiones fundamentales de la vida. Intentan
dar respuesta a “grandes temas” usando relatos de personajes que a menudo
suelen tomar un aire legendario. Los mitos forman parte del sistema
de creencias de una cultura o de una comunidad, la cual los considera historias
verdaderas. Su carácter fantástico ha hecho que algunos consideren que los mitos
son mentiras y por ello utilicen ambos términos como sinónimos. Sin embargo,
los mitos sólo son entendibles en su contexto. Para una persona ajena a éste, los
mitos de cierto grupo resultarán inentendibles tal como los ejemplos que citamos
a continuación:
El Santo Grial, La Mitología Griega, La Mitología Romana, El Dorado, La
Atlántida, Las Religiones y otros más.
De aquí se deriva la palabra mística que significa “experiencia de lo
divino, expresión literaria de esta experiencia. Parte de la teología
que trata de la vida espiritual y contemplativa y del conocimiento y
dirección de los espíritus”. “Que incluye misterio o razón oculta”.
Por otro lado tenemos a las leyendas y según la Real Academia
Española es      “Una historia o relación de la vida de uno o más
santos”, en su sentido religioso bíblico o sino una  “Relación de
sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de
históricos o verdaderos”, ya en relación a las leyendas folclóricas y
urbanas. Y también, “una opinión desfavorable y generalizada sobre
alguien o algo, generalmente infundada”.
Una leyenda es entonces una narración tradicional que incluye
elementos ficticios, a menudo sobrenaturales, y se transmite de
generación en generación. Se ubica en un tiempo y lugar que resultan
familiares a los miembros de una comunidad, lo que aporta al relato
cierta verosimilitud. En las leyendas que presentan elementos
sobrenaturales, como milagros, presencia de criaturas feéricas o de
ultratumba, etc., estos se presentan como reales, pues forman parte de
la visión del mundo propia de la comunidad en la que se origina la
leyenda. En su proceso de transmisión a través de la tradición oral las
leyendas experimentan a menudo supresiones, añadidos o
modificaciones, surgiendo así todo un abanico de variantes.
Una leyenda, a diferencia de un cuento, está ligada siempre a un
elemento preciso y se centra en la integración de este elemento en el
mundo cotidiano o la historia de la comunidad a la cual pertenece.
Dentro de algunas leyendas famosas tenemos las siguientes: El suicidio
de Adolf Hitler, Juana de Arco, El Conde de Saint Germain, Rasputin, Los
Templarios, El Rey Arturo, Robin Hood, Guillermo Tell, El Mío Cid, El
Silbón, Florentino y el Diablo, La Llorona, María Lionza y otras más.
Dentro de todo este sistema de creencias y fe, tenemos un elemento que es
fundamental aclarar para diferenciarlo de los mitos y las leyendas y es el
concepto de “enigma” el cual es sinónimo de “misterio”.
Según la Real Academia Española, un enigma o misterio  es “algo difícil de
entender”. Es un fenómeno que no se puede comprender con los conocimientos
actuales. No hace referencia al futuro sino a un fenómeno presente o pasado.
Algunos de los más famosos enigmas son los siguientes: El Triángulo de las
Bermudas, Nessie el Monstruo del Lago Ness, El Yeti, El Incidente de Tunguska,
El Efecto OVNI, Los dibujos de Tassili, El Manto Sagrado, Las creencias de los
Dogon en Mali, Las líneas de Nazca, Las Pirámides de Egipto, El Mapa de Piris
Reis, Los Sumerios y otros enigmas más.
Ya una vez esclarecidos estos términos, podemos entrar en lo que es sí LA
LEYENDA DE HIRAM-ABIF desde sus “misteriosos” orígenes.
A pesar de unos pocos testimonios que remontan la leyenda de Hiram al siglo
XVII , se acepta unánimemente que ésta se incorporó a la masonería especulativa
entre 1.720 y 1.723 y lo hizo, no sin suscitar ciertas resistencias.
No hay duda que el pastor anglicano James Anderson cuando recibió el encargo
de compilar los antiguos usos y costumbres de la masonería operativa, destruyó
muchos documentos en lo que se ha calificado como un  auténtico auto de fe.
A partir de ese momento se hizo muy difícil reconstruir cuales eran las leyendas
y tradiciones del período anterior. Es posible que James Anderson y
Jean  Théophile  Desaguliers aprovecharan algunos residuos que encontraron en
estos documentos y con ellos construyeron la leyenda de Hiram, o es posible
incluso que, tomaran a este personaje secundario en la mitología de los masones
“operativos” y lo magnificaran a efectos didácticos.
Tanto Anderson como Desaguliers eran clérigos protestantes y ocupaban en la
logia el cargo de capellanes que, como los médicos, solamente asistían a las
tenidas cuando sus servicios eran requeridos, estaban allí en razón de su cargo y
no en virtud de una admisión regular. De los ocho primeros masones que
constituyeron cuatro logias en 1.714 ni uno solo parece haber sido iniciado
regularmente.
Por otra parte, el Manuscrito “Regius” (1.390), uno de los documentos más
importantes y antiguos  que se dispone sobre la masonería operativa, no habla ni
de Hiram, ni del Templo de Salomón. El manuscrito “Dowland” menciona solo
al rey de Tiro y el Manuscrito de  “Cooke” lo considera solo como hijo del Rey
de Tiro.
La masonería actual utiliza la leyenda de Hiram en la ceremonia de iniciación al
tercer grado, el de Maestro. Como mínimo hasta 1.730 esta iniciación no era
obligatoria según una cita de Prichard -un famoso autor masónico- escribió ese
año: “No hay un masón de cada cien que pague los gastos exigidos por “The
Master’s Part” [el grado de maestro], si no es por interés”.
En 1.738, la leyenda ya se había extendido por las logias y algunas la
representaban; de ésta forma, poco a poco, fue difundiéndose por la nueva
masonería especulativa.
A nadie se le escapa que se trata de un grado conflictivo; la propia leyenda de
Hiram hace que éste sea muerto, precisamente, por tres “malos compañeros”, es
decir por tres compañeros que no han logrado dominar ese mundo psíquico o
astral.
Etimológicamente, el nombre “Hiram” (en hebreo Hîrām, Hîrōm, Hūrām,
H[e]iram, pronunciado Kjirám o Kjurám) es de origen fenicio, posiblemente
una abreviación o equivalente de Ahiram (Núm. 26:38, en la Biblia), el cual
significa ‘mi hermano es el exaltado [Dios]’.
Existió un rey de Tiro llamado “Kjirám” o “Kjiróm”, que significaba “ser
blanco, limpio, blancura”. También puede significar “real” o “noble” de linaje.
La palabra  “Abí” o “Abif” significa “ser paternal”. Proviene de la
palabra caldea correspondiente a padre (literal o figurado), principal, verdor
fruto, patrimonio, descendencia y antepasado, planta verde, o fructificación.
Abí, Ab u Ob, significan “guardián, vigilante y ángel guardián”, que expresan
la idea de proteger un lugar habitado. En el francés antiguo significa  “perdido ,
extraviado” . El blanco expresa la idea un lino fino o lino blanco, mientras
que abi expresa la idea de ser un mago o encantador (por el balbuceo), así como
alguien que evoca espíritus, o “perdido”. De esta misma raíz proviene la palabra
griega Abba.
El cuerpo de Jiram fue escondido por sus asesinos llamados en el folclore
masón Jubelon, Jubelas y Jubelus y juntos se les denomina como los juwes  y
después recuperado y adecuadamente enterrado por el Rey Salomón, hombre
portador de una profundísima sabiduría  y que representa a la línea de
Abel,  colocó  una inscripción en su lápida en medio de un triángulo de oro que
decía: “A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo”.
En las fuentes bíblicas aparecen dos personajes con el nombre de
Hiram:  Hiram, rey de Tiro y el hábil artesano  Jiram (Hiram) enviado
desde Tiro para trabajar en el Templo de Salomón.
Propiamente dicho Hiram I de Tiro aparece por primera vez en (2 Samuel
5: 11-12), al haber enviado materiales de construcción y obreros a
Jerusalén para la construcción a David, que reza:
“11Además Hiram, rey de Tiro, envió embajadores a David y le
remitió maderas de cedro, y carpinteros y canteros para levantar
edificios, y fabricaron la casa de David.  12  Y David en todo esto
reconoció que el Señor lo había confirmado en el reino sobre Israel,
y elevado para siempre al gobierno de su pueblo Israel”.

La Biblia relata la petición formal del Rey Salomón de Jerusalén al


rey Hiram de Tiro de obreros y material para la construcción del templo.
El relato del templo así como los dos Hiram se encuentran desde 1
Reyes, capítulo 5 a 7 (ya en el 8 traslada el arca), hasta  2 Crónicas,
capítulo 2, versículos del 1 al 3 y 13 al 14.
En 2 Crónicas, dice lo siguiente:
“1 Resolvió pues Salomón edificar el templo al Nombre del Señor, y un palacio
para sí.  2 A este fin destinó setenta mil peones para traer a hombros las cargas
y ochenta mil para cortar y labrar las piedras en el monte, y les puso tres mil y
seiscientos sobre estantes.  3 Y envió a decir a Hiram, rey de Tiro: Así como lo
hiciste con David, mi padre, remitiéndole maderas de cedro para la fábrica de
la casa donde él habitó.  13 Envíote pues un hombre inteligente y experto, que
es Hiram, a quien honro como a mi padre,  14 hijo de una mujer de la tribu de
Dan, de padre natural de Tiro, el cual sabe trabajar en oro y en plata, en
bronce, y  en hierro, y en mármol, y en maderas, y asimismo en púrpura, y en
jacinto, y en lino fino, y en escarlata, y que sabe igualmente hacer toda obra de
entalladura, e inventar ingeniosamente cuanto es menester en todas labores, y
estará en compañía de tus artífices y con aquellos de mi señor David, tu
padre”.

Aquí tenemos pues el mandato y el personaje central de nuestra leyenda, con sus
cualidades y procedencia. Hiram Abif, es pues  hijo de una viuda, de una mujer
sin marido, como otra versión de la virgen que ya no necesita seguir siéndolo,
porque no tiene significado en la leyenda y representante de la línea de Caín.
La madre de Hiram es una viuda como la naturaleza cuando muere el sol, como
en el caso de la leyenda de ISIS y OSIRIS y como cuando la Masonería se queda
viuda sin HIRAM, hasta cuando recobre los signos verdaderos, resucite Hiram,
vuelva la paz y se inicie el IMPERIO DE LA VERDAD; ésta es la razón de los
trabajos de los Hijos de la Viuda en todos los talleres, pues sólo cuando brille el
sol de la verdad ya serán innecesarios los mitos y leyendas.
Hiram separó a los obreros en tres clases a fin de que cada uno pudiera recibir
una paga proporcionada a su mérito y a sus talentos; cada categoría recibió
signos, palabras y toques diferentes y palabras de pase o paso, y  se reunían en
tres puntos concretos del Templo. Los aprendices recibían el salario en la
Columna Boaz, los compañeros en la Columna Jakin y los maestros en la Cámara
Media o Cámara del Medio. Éste instaló el taller de fundición en una explanada
no lejos del Jordán y otorgó a los masones tres categorías: Aprendiz., Compañero
y Maestro, Habían 70.000 aprendices, 8.000 compañeros y 3.600 masones.
Se ha engalanado la leyenda, con un pasaje místico de Gérard de
Nerval, que involucra al rey Salomón sentimentalmente con la reina de
Saba, Balkis.  Llega Balkis a Israel como  representante de una escuela
de misterio localizada en lo que hoy sería la región ubicada al sur del Mar
Rojo. Es la personificación del alma de la humanidad, el principio
femenino que busca unirse al arquetipo del principio masculino, el
representante de la sabiduría masculina y se encuentra con Salomón y
se comprometen en matrimonio.
Hiram ha dado comienzo a la obra de construcción del templo. Salomón
desea mostrarle la obra a Balkis, la reina de Saba. Ellos se encuentran
en la obra con Hiram y ella reconoce en él al verdadero iniciado que ha
estado buscando, al iniciado capaz de transformar la realidad, como ya
Caín había sido quién transformaba la tierra por medio del arado
mientras que Abel se limitaba a pastar el ganado.
Balkis arroja su anillo de compromiso al metal incandescente de la
fundición de la obra,  y queda roto el compromiso con Salomón.
Algunos días después de estos hechos,  Bedoni, ayudante y fiel discípulo
de Hiram Abif, sorprendió a tres compañeros: Fanor el sirio (albañil),
Anru el fenicio (carpintero) y  Matusael el judío (minero), planeando
sabotear la obra porque querían ser elevados al grado de maestros, pero
Hiram se negaba a otorgárselo  porque no tenían el nivel moral para
serlo, y entonces como venganza tramaron hacer fracasar la obra.
Cuando Hiram encara la parte más difícil de la obra, el llamado "Mar de
Bronce" debe verter en el molde una aleación líquida de metales
cuidadosamente dosificados. Los tres ayudantes a los que Hiram negó
ascender a la jerarquía de maestros se quieren vengar y adulteran la
aleación de metales y en el momento de verterse en el molde, Bedoni
desesperado por no haber advertido a tiempo a Hiram del hecho se lanza
a la ardiente lava.
Hiram se da cuenta de que toda la obra está a punto de fracasar; está en
peligro el templo, su obra maestra  y  desolado por el fracaso, se retiró
llorando y  soñó el sueño más importante de su vida. Sueña que toma el
puesto de Bedoni, y al arrojarse al metal incandescente Hiram desciende
a las profundidades ígneas de la Tierra donde se encuentra con Tubal
Caín, su ancestro, quién lo inicia en los últimos misterios del fuego. Tubal
Caín lo transporta al Monte Zión y al centro de la tierra y le transmite la
tradición luciferina más pura y excelsa:
“De la fundición que brilla enrojecida en las tinieblas de la noche se
alza una sombra luminosa. El fantasma avanza hacia Hiram, que lo
contempla con estupor. Su busto gigantesco está presidido por una
dalmática sin mangas; aros de hierro adornan sus brazos
desnudos; su cabeza bronceada encarnada por una barba
cuadrada, trenzada y rizada en varias filas, va cubierta por una mitra
de plata dorada; sostiene en la mano un martillo de herrero. Sus
ojos, grandes y brillantes, se posan con dulzura en Hiram y, con
una voz que parece arrancada de las entrañas del bronce, le dice:
-Reanima tu alma, levántate hijo mío. Ven sígueme. He visto los
males que abruman a mi raza y me he compadecido de ella...
-Espíritu, ¿quién eres? (pregunta Hiram)
-La sombra de todos tus padres, el antepasado de aquellos que
trabajan y que sufren. ¡Ven! Cuando mi mano se deslice sobre tu
frente, respirarás en la llama. No temas nada. Nunca te has
mostrado débil...
-¿Dónde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿Adónde me llevas? (dice
Hiram)
-Al centro de la Tierra, en el alma del mundo habitado. Allí se alza el
palacio subterráneo de Enoch, nuestro padre, al que Egipto llama
Hermes y que Arabia honra con el nombre de Edris...-
¡Potencias inmortales! (exclama Hiram) Entonces es verdad. ¿Tú
eres...?
-Tu antepasado, hombre, artista..., tu amo y tu patrono. Yo fui Tubal
Caín.
Llevándole en el sueño a las profundidades de la Tierra, Tubal Caín
instruye a Hiram Abif en lo esencial de la tradición de los cainitas,
los herreros, dueños del fuego.

Hiram vuelve en sí,  y la obra está salvada. Tras regresar al Templo, Hiram


Abif  está aturdido por el sueño y las visiones, acaba la obra y se une a Balkis.
Sin embargo los tres ayudantes no renuncian a la venganza y proyectan
asesinar a Hiram. Salomón se entera pero no interviene, no evita el
asesinato como venganza por haber perdido a Balkis la reina de Saba.
Casi terminadas las obras del Templo de Jerusalén, los tres compañeros
que veían difícil ser admitidos en la maestría masónica, decidieron
conseguirla por la fuerza. Apostados cada uno en una puerta del Templo,
invitaron a Hiram Abif  a desvelar sus secretos. Como éste no quiso
revelarlos, cada uno le asestó un golpe (uno con una regla sobre el
gaznate, otro con una escuadra de hierro sobre el pecho izquierdo y un
tercero con un mazo en la frente) y lo hirieron de muerte. En ese
momento, entrega lo que constituye el fruto de su iniciación en los
misterios de Tubal Caín: el compás, la escuadra y la plomada, los
símbolos de los constructores del templo, posteriormente símbolos de la
masonería.
El Rito Escocés Antiguo y Aceptado interpreta  la muerte de Hiram en términos
morales: el maestro Hiram simboliza la Justicia, el Genio y el Arte, mientras los
tres malos compañeros constituyen la perífrasis simbólica de la Ignorancia, el
Fanatismo y la Ambición.
Los asesinos escondieron el cuerpo sin vida de noche en un bosque, plantando
sobre su tumba una rama de acacia (símbolo de la inmortalidad y la maestría).
Hiram fue descubierto y vengado. Su cuerpo reposó en el Monte Zión, a unos
pocos metros de la Puerta de Zión.
En la actualidad no hay restos físicos del Templo de Salomón ni registros
independientes de él, así que nadie puede estar seguro de que si en realidad
existió o no; podría ser una invención o alegoría de los últimos escribas judíos
que escribieron sus tradiciones orales mucho antes de que la supuesta
construcción haya tenido lugar. Nos dicen que este, el más famoso de todos los
templos, fue construido en piedra y en su interior revestido por completo de
cedro traído de tiro.
Se dice que sus paredes tenían nueve codos (alrededor de cuatro metros) de
espesor en su base y soportaba un techo plano de vigas de cedro rematado en
pino. La característica sobresaliente del templo era la cantidad de oro que cubría
suelo, paredes y techo, colocado entre los tallados de querubines y flores abiertas.
El interior era de veintisiete metros de largo por nueve de ancho, y todo el
edificio estaba alineados de oeste a este con una sola entrada en el extremo
occidental. Una separación con un par de puertas plegadizas dentro, dividía el
interior en una hendidura de dos a un tercio, creando un cubo de nueve metro de
altura, ancho y largo. Era el Oráculo del antiguo Testamento, también llamado el
Santo de Santos y conocidos en el ritual masónico como el Sanctum Sanctorum,
que estaba completamente vacío excepto por una caja rectangular de madera de
acacia de un metro y cuarto de largo por sesenta centímetros de ancho y sesenta
de alto, colocada exactamente en el centro del piso. Era el Arca de la alianza que
contenía solo tres cosas: dos tabletas de piedra que llevaban los Diez
Mandamientos y al mismo dios Jehová.
Todos conocemos a grandes rasgos la Leyenda de Hiram pero su génesis
independientemente de que encuentra en la Biblia, pudo haber tenido otros
orígenes analógicos a otros hechos acaecidos en……Egipto!!!!!
Si hubo una conexión entre el antiguo Egipto y los judíos del primer siglo d.C.,
es casi seguro que se estableciera por conducto de Moisés, el fundador de la
nación judía, quien fuera adoptado por la familia real de Egipto.
La única explicación razonable que se pudo encontrar en relación con el nombre
del héroe masónico fue que Hiram significaba "noble" o " real" en hebreo, en
tanto que Abif  significa "el extraviado o desaparecido" en francés antiguo,
como ya lo vimos anteriormente, dando así un sentido literal de la descripción del
“rey que se extravió”.
La Biblia describe la importancia de Egipto en la historia del pueblo judío y
cuenta la vida de algunos de sus  principales personajes como Abraham, Jacob,
Isaac, José y Moisés; todos ellos involucrados de una manera trascendente en la
historia egipcia. Los capítulos finales del Libro del Génesis dibujan una imagen
de tolerancia y cooperación entre los egipcios y los primeros israelitas; sin
embargo, el Éxodo demuestra una situación amarga entre ambos pueblos.  Las
causas de estos cambios drásticos en su relación se aclararon una vez que se
comprendió el periodo de los reyes hicsos, en donde  Hiram Abif resultó ser el
personaje central de esa historia.
A mediados  de la Era de Bronce, y alrededor del final del tercer milenio a.C.
Egipto entró en un periodo de la decadencia continua, con un gobierno débil y
una ruptura social; muchos extranjeros provenientes del desierto se asentaron en
el territorio.
La invasión fue una consecuencia inevitable y los egipcios fueron dominados por
los hicsos.
La historia nos proporciona algunas fechas especificas sobre la pérdida del vigor
nacional, llamadas hoy el segundo periodo Intermedio, entre los años 1780 y
1560 d.C., al final de una etapa más amplia de la historia egipcia conocida como
el Reino Medio.
El término hicsos no significaba Reyes Pastores; de hecho, se deriva del término
egipcio bikau-kboswet, que quiere decir “príncipes del desierto”.
Provenientes en su mayoría de los países que en la actualidad forman Israel y
Siria, los hicsos hablaban el mismo lenguaje semita occidental. Sin embargo, es
muy probable que los pueblos hicsos/habiru, en fechas posteriores, formaran
parte de una cooperativa tribal que con el tiempo se convirtió en las tribus de
Israel y después el pueblo judío.
Al principio los reyes hicsos extendieron su influencia para gobernar al Bajo
Egipto, que era el más grande y suntuoso de los Dos Territorios. Más tarde
controlaron los Dos Territorios desde Menfis, la antigua capital pero a pesar de
que los egipcios perdieron el control de Menfis, los elementos de su autentica
monarquía  continuaron su existencia en una ciudad del Alto Egipto, Tebas.
Con el tiempo los reyes hicsos absorbieron cada vez más la cultura egipcia y las
prácticas religiosas, lo que origino un problema político religioso. Los invasores
comenzaron a desear tanto poder espiritual como poder físico. Más aun, a pesar
de imitar los estilos y costumbres egipcias, los hicsos permanecieron diferentes
en esencia.
Una vez que los reyes hicsos pertenecieron a una tercera o cuarta generación
nacida en Egipto y habiendo adoptado su tecnología era casi seguro que se
sintieran con derechos a poseer los secretos del Horus, por considerarse ellos
mismos el Horus. Quizá más importante aún, deseaban convertirse en Osiris al
morir y ser una estrella que brillara por siempre.
Hacia finales del reinado hicso,  Seqenenre (rey egipcio 1.560 o 1.558
a.C.)  estaba limitado a Tebas, ciudad del Alto Egipto, y la historia o la leyenda
de Hiram Abif pudo originarse aquí debido a la lucha de poderes
entre Seqenenre Tao II y el importante rey hicso  Apepi I, quien tomó el nombre
del trono egipcio A-user-re (Grande y poderoso como Ra) y el título de Rey del
Alto y Bajo Egipto, hijo de Ra.
El rey hicso Apepi también era conocido como Apofis.
La lucha de poderes pudo continuar por algún tiempo, pero se cree que en algún
punto Apofis decidió terminar con la insolencia del rey de Tebas y apoderarse de
una vez por todas de los secretos que este poseía. El resultado fue la ejecución de
Seqenenre, seguida de la expulsión de los reyes hicsos y de la restitución de la
monarquía egipcia.
Se revisó la cronología a partir de la confrontación entre Apofis y Seqenenre,
fechada por la mayoría de los investigadores alrededor de 1.570 a.C.
Esta es la reconstrucción de los acontecimientos: según los investigadores Knight
y Lomas, un día, sin que Seqenenre lo supiera, conspiradores enviados por
Apofis ya habían tratado de extraer los secretos de Osiris de los dos Sumos
Sacerdotes y, al no lograr obtener las respuestas que necesitaban, los habían
matado. Estaban aterrorizados de lo que tendrían que hacer ahora ya que estaban
a la espera del propio rey, cada uno situado en una de las diferentes salidas del
templo. Cuando Seqenenre terminó sus oraciones se dirigió a la puerta sur, en
donde se topó  con el primero de los tres hombres, que demando saber los
secretos de Osiris, el rey se resistió y rechazó a cada uno. La ceremonia del
Tercer Grado Masónico explica lo que sucedió aquel día hace más de tres mil
años y medio en el templo de Tebas.
Los secretos de la coronación de un rey egipcio murieron con Seqenenre,  el
hombre que llamamos Hiram Abif…el rey que se extravió.
Los detalles acerca de la momia de Seqenenre y sus increíbles lesiones, se
describieron en detalle.
Cuando en julio de 1.881, Emil Brugsch descubrió la momia del faraón Ramses
II, en el mismo escondite había otro cadáver real, unos 300 años más antiguo que
el de Ramses II, y que se distinguía por su particular pútrido olor.
De acuerdo con la etiqueta, era el cuerpo de Seqenenre Tao II, uno de los
gobernantes egipcios nativos que fueron forzados a vivir lejos, hacia el sur, en
Tebas, durante el periodo hicso, y como era obvio incluso para el ojo no educado,
Seqenenre se había enfrentado a un final violento. La parte media de su frente
había sido aplastada… Otro golpe fracturó la cuenca de su ojo derecho, su
pómulo derecho y su nariz. Se le había dado un tercer golpe  detrás de la oreja
izquierda, destrozando el hueso mastoideo y terminando en la primera vértebra
del cuello.
Aunque se sabe que en vida fue un hombre joven, alto y apuesto, con el pelo
negro y ondulado, la expresión fija en la cara de Seqenenre mostraba que había
muerto en agonía. Después de muerto no le fue mucho mejor, ya que su cuerpo
parece haber sido abandonado por un rato antes de ser momificado; de ahí el
pútrido olor y los signos de descomposición prematura.
Los registros egipcios no dicen nada sobre como encontró la muerte Seqenenre,
pero es casi seguro que fue a manos de los hicsos/cananeos.
Las lesiones encajan a la perfección: un golpe maligno que le rompió el hueso a
la altura del lado derecho de la cara, lo habría hecho tambalear hasta caer sobre la
rodilla con semejante impacto. Siendo joven, alto y de constitución fuerte cuando
es necesario, pero se topó con otro agresor que azotó el lado izquierdo de su
cabeza, astillándole el hueso. Muy debilitado y a punto del colapso,  siguió
tambaleándose, pero el último y letal golpe le dio en la frente, matándolo de
manera instantánea. Otra descripción que se encontró explica las heridas con
claridad.
La descripción anterior sobre la temprana descomposición del cuerpo de
Seqenenre muestra que los embalsamadores reales no recibieron el cuerpo hasta
bastante tiempo después de la muerte, lo que nos trae a la memoria las
circunstancias descritas en la ceremonia del Tercer Grado Masónico.
También es importante destacar que el rey Seqenenre es el único cadáver real
conocido del Antiguo Egipto que muestra señales de una muerte violenta.
Como corolario a todo lo anterior, podemos enfocarlo directamente a la
masonería como tal, en lo que representa  y para algunos el recorrido es sencillo:
la francmasonería es tan antigua como lo registra su historia pública  (el siglo
XVII) y pretender situarla en una anterior a esos registros es un capricho que no
tiene sentido; sin embargo, esta hipótesis es fácilmente rechazable ya que hay
amplia evidencia de que la orden se materializó poco a poco a lo largo de más de
trescientos años antes del establecimiento de la gran logia de Inglaterra.
Los Investigadores Christopher Knight y Robert Lomas hermanos masones
ingleses, indican que hay 3 teorías serias a considerar:
1.    Que la francmasonería es tan antigua como el ritual masónico indica; de
hecho, se creó como resultado de los sucesos en el Templo del Rey Salomón, los
cuales se nos han transmitido, aunque como mecanismos desconocidos.
2.    Que se desarrolló a partir de los gremios de albañiles medievales, por lo cual
las habilidades masónicas artesanales con la piedra se tradujeron en lo que los
masones llaman habilidades masónicas contemplativas de desarrollo moral.
3.    Que el ritual masónico se origina directamente de la orden de los Pobres
Compañeros-Soldados de Cristo y del Templo de Salomón mejor conocidos
ahora como los Caballeros Templarios.
La primera teoría, que la francmasonería fue creación del rey Salomón, parece
imposible de investigar porque el Antiguo Testamento es la única fuente, así que
los investigadores no han ido más allá de aquel tiempo.
La segunda, que los albañiles medievales desarrollaron la Ciencia para su propio
desarrollo moral, es una teoría que ha encontrado aceptación en casi todos los
ámbitos, masones y no masones. Pero, a pesar de la aparente lógica de esta idea y
del gran número de libros que la han promovido durante varias generaciones, una
vez que se considerara en profundidad, se percató de que era difícil de
comprobar.
La mayoría de los albañiles en la Edad Media eran iletrados y habrían tenido
poca o ninguna educación fuera de su aprendizaje, que solo los proveía de
habilidades para el oficio. Imaginar que pudieran haber entendido, ya no digamos
que hubieran dado origen, a un ritual tan complejo como el usado ahora por los
francmasones, carece de credibilidad. Su vocabulario y más probablemente su
capacidad para el pensamiento abstracto ha de haber sido en efecto muy
limitados.
Los Caballeros Templarios, o, para darles su título completo, los Pobres
Compañeros-Soldados de Cristo y del Templo del Rey Salomón, se formaron
casi seiscientos años antes del establecimiento de la Gran Logia de Inglaterra
Si hay una conexión entre estos monjes-guerreros de las cruzadas y la
francmasonería, tendría que explicar la brecha de 410 años entre la repentina
muerte de la orden en octubre de 1.037 y la aparición formal de la Ciencia.
Se encontró que, había cuatro templos relacionados con el Monte Moriah (donde
se supone se construyó el Templo de Salomón) en la ciudad de Jerusalén.
El primero fue el construido por el rey Salomón hace tres mil años, aunque en
realidad si nos vamos a las construcciones de Templos en honor a YHVH, el
primero fue construido por Besaleel, citado en la Biblia, hecho en tejas bajo el
mandato de Moisés.
El siguiente nunca existió en piedra; fue el visto por el profeta Ezequiel en una
visión durante el cautiverio de los judíos en Babilonia alrededor de 570 a.C. Aún
imaginario, no podía ignorarse a este templo, ya que tuvo un efecto significativo
en las creencias y escritos posteriores de los judíos que después se transmitieron
a la creencia cristiana.
El tercero fue construido por el rey Zorobabel a inicios del siglo VI a.C., después
de que los judíos regresaron de su cautiverio babilónico.
Y el último templo fue erigido por Herodes en los tiempos de Jesucristo y
destruido por los romanos en 70 d.C., justo cuatro años después de su
terminación.
En consecuencia, el templo en Jerusalén fue construido por obreros contratados a
Hiram, el rey fenicio de Tiro. Incluso se menciona que estos tres personajes
(Salomón y los dos Hiram) presidían una importante logia y juntos eran los
únicos que poseían los verdaderos secretos de un Maestro Masón, y sería fácil
suponer que el Templo de Salomón era un lugar en que los judíos adoraban a su
Dios. Esto, sin embargo, sería un error, ya que este templo no fue construido para
ser visitado por los hombres; era, literalmente, la Casa de Dios, una casa para el
mismo Jehová.
El caso es y para culminar la presente plancha, es que la LEYENDA DE
HIRAM ABIF  ha sido objeto de estudio por masones y profanos, quienes le han
dado muchas interpretaciones y buscado coincidencias con otras culturas lo que
ha enriquecido su contenido y su aplicación en la masonería actual.
Cabe destacar, que en la actualidad, es y seguirá siendo, una lección de vida para
el mundo, una luz en lo infinito que nos obliga a caminar hacia ella, con la única
intención de forjar nuestro propio templo  interno, poniendo como ejemplo la
sabiduría como eje del comportamiento humano y de la gran obra del
GADU que es “el hombre”.

REFLEXIONES
1).- El maestro Hiram Abif, como personaje, poseía el “Secreto del Maestro” y
por ello tres Compañeros estaban deseosos de conocer tal secreto, pero el
Arquitecto se negó a darles la “palabra de pase” y consiguió la muerte.
2).- Los manuscritos antiguos como el Manuscrito Regius y el Manuscrito de
Cooke, no mencionan ni a Hiram ni a Salomón y mucho menos del Templo.
3).- Es posible que esta leyenda se haya dado a conocer dentro de la Orden en el
siglo XVI, inspirada en la Biblia. Lo que es cierto, es que la “Leyenda de
Hiram-Abif” fue introducida en la masonería entre los años 1.723 y 1.730,
aunque Anderson en sus primeras Constituciones editadas en 1.723 no la
menciona, sí hace alusión a ella en las editadas en 1.738 cuando narra: “[…] la
muerte súbita de nuestro muy Querido Hermano Hiram-Abif, quien fuese
enterrado en la Logia, cerca del Templo según las antiguas costumbres..[…]”.
4).- Esta Leyenda nos hace ver que en toda sociedad iniciática, como lo es la
masonería, la toma de conciencia de una nueva vida, se hace a través de la
muerte simbólica seguida de una resurrección a esa nueva vida. Esto no ocurre
así en las religiones hoy día reveladas, es decir aquellas donde una creencia se
impone a través de un dogma, y la sola fe basta, convirtiendo a la muerte
iniciática inútil.
5).- Por lo anteriormente expuesto, el estudio de lo que es nuevo  o novedoso,
llama inevitablemente al estudio de lo que es antiguo o anterior al tema, con la
finalidad de poder cumplir con un retorno a sus fuente naturales.
6).- Es probable además, que el regreso a una nueva vida o a un renacer a través
de la muerte, lo cual es común en todos los Ritos iniciáticos, tuvo su génesis en la
ápoca del inicio de la agricultura en el hemisferio norte, por el paso de las
estaciones, las pérdidas por inundaciones, sequías, cambios en el suelo, aparición
de enfermedades y plagas, lo cual marcó al hombre de ese entonces, dándole
paso a su imaginación, tal como sucedió en el antiguo Egipto, hace más de 6.000
años.
7).- En todo proceso iniciático, la muerte como tal asociada a un renacer opta por
tres condiciones en el ser: el acondicionamiento del recipiendario, su muerte y su
renacimiento.
8).- Las antiguas tradiciones, desde los albores de los tiempos, ha sido
consagrada a través de los ritos y cultos egipcios, o mejor dicho, las  tradiciones
ocultas de los egipcios renacen en el ritual tradicional, de la inmortalidad de
Hiram.
9).- La primera alusión que se hace de la muerte de Hiram se hace en el Talmud,
donde narra que Salomón deja morir a Hiram para que no sea capaz de realizar
otro templo tan majestuoso como el realizado a la memoria de YHVH con
intenciones de alabar a un Dios pagano.
10).- Esta leyenda es una analogía a la de Osiris en Egipto, con sus
particularidades propias de esa cultura.
11).- La muerte de Hiram puede ser interpretadas como una muerte ritual. Es del
mismo tipo del mito solar asociado a la vegetación. Hiram muere para renacer
igual de radiante y más, que antes de su muerte. Este pensamiento está
claramente expresado en el REAA donde reza: “[…] alegrémonos
Hermanos, la luz regresó. Nuestro Maestro volvió a ver el día, renace más
fuerte que nunca en la persona de nuestro Hermano…”
QQHH
“Y así será el nacimiento del Mundo:
Renovación de todas las cosas buenas, restitución de la
Santísima y muy piadosa Naturaleza del Mundo.
(Hermes Trismegisto – Asclepio 26)

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
ADOUM, Jorge. 2.010. El Maestro Masón y sus Misterios. Editorial Kier.
Argentina.
BONGARD, Roger. 2.004. Manuel Maçonnique du Rite Ecossais Ancien et
Accepté. Bibliothèque de la Franc-Maçonnerie. Editions Dervy, France.
GABUT, Jean-Jacques. 2.008. Les Symboles de la Franc-Maçonnerie. Signes,
Mots, Couleurs et Nombres. Editions Dervy. France.
JACQ, Chistian. 1.998. La Franc-Maçonnerie. Voyage dans l’histoire et les
symboles de la plus grande société initiatique.  Aventura Secrète. Editions Robert
Laffont. J’ai Lu. France.
KNIGTH, Chistopher & LOMAS, Robert. 2.002. La Clé d’Hiram. Les
pharaons, les franc-maçons et la découverte des manuscrits secrets de Jésus.
Aventure Secrète. Editions Dervy, J’ai Lu. France.
LAVAGNINI, Aldo. 2.010. Manual del Maestro. Editorial Kier. Argentina.
LENOIR, Fréderic. & ETCHGOIN Marie-France. 2.010. La Saga de
los Masones. Ritos, Pensamientos y Leyendas. Ediciones B. España.

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WIRTH, Oswald. 2.000. La Franc-Maçonnerie Rendue Intelligible à ses


Adeptes. Sa philosophie, son objet, sa méthode, ses moyens. Le
Maître.  Bibliothèque de la Franc-Maçonnerie. Editions Dervy. France.
en mayo 13, 2017

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undamenta al rito, pero el rito no fundamenta al culto; "Hay al menos una


característica que, en gran número de casos, basta para diferenciar al mito
religioso: su relación con el culto" (...) "un culto está constituido por
relaciones regulares entre lo profano y lo sagrado como tal". Según
Durkheim, la característica principal y distintiva del culto consiste en su
carácter periódico, esto es, su reiteración en fechas prefijadas en las que
toda la comunidad se reúne (cohesión social). Aunque existen otros tipos de
ritos que discurren paralelos al ámbito religioso, como son los ritos
piaculares o mortuorios, estos ritos no poseen el carácter reiterativo y re-
creativo que poseen los cultos; en los ritos funerarios ("ritos piaculares en los
que la sociedad vive el sagrado infausto", en terminología durkheimiana),
cuando el luto ha finalizado, éste no se repite periódicamente. Lo que define
al culto es el establecimiento de una periodicidad, esto es, de una
ordenación temporal -en suma, un calendario de celebraciones rituales que
normativiza la vida social-. "Las divisiones en días, semanas, meses, años,
etc., corresponden a la periodicidad de los ritos, fiestas y ceremonias
públicas. Un calendario expresa el ritmo de la actividad colectiva al mismo
tiempo que tiene como función asegurar su regularidad." Émile Durkheim,
Las formas elementales de la vida religiosa, Ed. Alianza, Madrid 1993, nota
146 p. 152, p. 483 yp. 43, respectivamente. De otro lado, cabe añadir que
también denominamos "ritos" a determinadas conductas animales (de
llamada, de rivalidad, de cortejo, etc.). Sin embargo, "En la descripción del
comportamiento de los animales, se le puede llamar a algo así rito, pero de
esa manera se está trasladando a un fenómeno natural algo que es
fundamentalmente distinto." Hans George Gadamer, Mito y razón, Ed.
Paidós, Barcelona 1997, p. 83.

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