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El Congo belga

A lo largo del S. XIX, África se había mantenido poco explorada desde Europa, algunos
exploradores se adentraron al continente

Para el Congo belga, la figura de Henry Stanley es importante, era un periodista


estadounidense, se fue a África a buscar a Livingston (misionero británico que se había
perdido). Stanley lo encontró y de regreso a su país natal publicó sus impresiones sobre
África. La representó como una tierra desconocida, salvaje, incivilizada; estas imágenes
llegaron al Rey de Bélgica Leopoldo II, que se animó a construir una empresa personal en
el Congo.

El Rey Leopoldo estableció una empresa, propiedad privada en la que explotaba recursos
locales y a la población local; estableció un régimen atroz, uno de los más atroces de la
historia, p.e. cuando los nativos no podían llegar a las cuotas establecidas de caucho y de
marfil (las dos materias más preciadas en el Congo), el régimen les cortaba las manos o
algún otro tipo de atrocidad similar. El Congo fue absolutamente explotado bajo el
dominio belga.

Inspiró a las demás potencias europeas y a Estados Unidos a ir a África a colonizar: cambió
el curso de la humanidad en ese continente. Las potencias europeas comenzaron a
repartirse el continente africano. Las colonizaciones de Asia, de las Américas y de Oceanía
habían sido muy exitosas; África se mantenía como la última frontera pendiente de ser
explorada por el hombre blanco.

Se celebró la conferencia de Berlín de 1884 a 1985 en la que diversas potencias europeas


se reunieron para discutir cómo repartirse África, o más bien, las normas que seguirían
para hacer un reparto justo entre ellas. A la conferencia no hubo ningún invitado africano.
Se estableció que los ríos Congo y Níger serían de libre circulación.

Después de 20 años desde la conferencia de Berlín, el continente cambió absolutamente:


África es políticamente europeo, está totalmente en manos europeas. Fue una conquista
muy rápida, influenció bastante en las poblaciones locales. En África había decenas de
regímenes diferentes, algunos mostraron resistencia a la llegada europea, pero los
europeos finalmente se hicieron con el control y el continente quedó casi al 100%
repartido entre estas potencias.

Los colonizadores europeos se auto atribuyeron una misión civilizadora en su empresa


colonizadora: El White Man’s Burden -el peso del hombre blanco- concepto creado por
Kipling para hablar de las Filipinas, pero se aplicaría también en África, es una manera de
explicar o justificar la colonización en la que el hombre blanco como el poseedor del
conocimiento, la tecnología, el progreso, etcétera… debía llevar todos los conocimientos a
regiones “menos desarrolladas” para ayudar a las poblaciones locales y llevarles la luz.
En esta empresa civilizadora que suponía traer el ferrocarril, el telégrafo, etcétera, pero
realmente el ferrocarril de África fue diseñado para conectar el interior de África con las
costas para llevar las materias primas -eran menos mucho menos para ayudar a las
poblaciones locales y más para agilizar el proceso de explotación de las tierras locales-.

Huebo una fascinación a hacia todo lo que África representaba y un misticismo muy
interesante y también que algunas poblaciones locales generaron tal misterio que se
crearon a lo largo de Europa y de Estados Unidos, zoologicos humanos en los que se
exponían las diferentes culturas y se exponían para que el hombre blanco los pudiera
admirar y observar; se exponían al lado de monos u otros animales para enfatizar su
supuesto primitivismo.

Los zoos humanos fueron muy populares en el racismo decimonónico y duraron hasta
bien entrado el siglo XX, en regiones europeas entonces el imaginario de África era una
mezcla entre fascinación por aquello salvaje pero también desprecio por lo primitivo y lo
absolutamente antitético a lo que Europa representaba.

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