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m ise shispano .

o rg
http://www.miseshispano .o rg/2014/01/de-co mo -la-guerra-co ntra-las-dro gas-hace-a-la-dro gas-meno s-seguras/

De cómo la guerra contra las drogas hace a la drogas menos


seguras
La desomorf ina, una grotesca nueva droga conocida en la
calle como krokodil, ha sido noticia por su creciente
popularidad como sustitutivo barato de la heroína,
aunque con un rango devastador de ef ectos secundarios
propios. Los inf ormes af irman que se originó en Siberia
en 2002 y se ha hecho común en Rusia y otros países del
este de Europa.

Su propio nombre parece conf irmarlo, ya que krokodil es


cocodrilo en ruso y se ref iere a las escamas de aspecto
reptiliano causadas por el grave daño a los tejidos
causado por esta droga asesina. Para un adicto, la
esperanza de vida es de menos de dos años.

Algunas f uentes discuten el predominio de su uso, argumentando que la droga no es ni de lejos tan común
como se sugiere. El agente especial Jack Riley, el hombre a cargo de la of icina de Chicago de la Drug
Enf orcement Administration (DEA), dijo que “200 agentes de la DEA en cinco estados han tenido como
prioridad descubrir krokodil”, pero que todo lo que han encontrado hasta ahora “el laboratorio nos dice que
es solo heroína”.

La discusión sobre si la gente está muriendo y es adicta a la heroína o el krokodil ahora nos resulta
irrelevante. Lo que importa es que la inseguridad de productos e innovaciones en el sector de las drogas
recreativas es en gran medida consecuencia de la prohibición de las drogas.

Tanto en Rusia como en Estados Unidos, la heroína está entre las drogas que son actualmente ilegales.
Se distribuyen enormes sumas de dinero por valor de 41.000 millones de dólares anuales en EEUU en un
continuo esf uerzo por aplicar esta prohibición de drogas. Podemos preguntarnos: ¿hasta qué punto está
funcionando? Cuando consideramos no solo la aparición de nuevas drogas como el krokodil sino también
los demás usos que podría darse a 41.000 millones de dólares, como devolver el dinero a sus propietarios:
la respuesta es un indignado no.

Una sustancia tan devastadora como el krokodil simplemente no se vendería en un mercado libre y por esta
razón ya no se f abricaría, no llegando a elaborarse siquiera. Existe una oportunidad de benef icio para
todos los productores y distribuidores de drogas (y de todos los bienes) en que al no matar a tus clientes
en dos años, estos pueden tener vidas más largas y productivas como clientes de tu comercio,
generándote rentas. Además, en la medida en que los clientes perciban apropiadamente los benef icios y
riesgos de seguridad asociados con el uso de tus productos, tenderán a elegir los que tengan menos
ef ectos secundarios perjudiciales. Igualmente, la potencia se hará más coherente, el contenido de la droga
más puro y los niveles de las dosis se discutirían con doctores y prof esionales preparados para asegurar
la seguridad del usuario, igual que se hace hoy con las recetas y las medicinas de f armacia (aunque,
paradójicamente, las drogas legales matan más que sus equivalentes ilegales).

En un mercado libre, si se vendiera y consumiera un lote def ectuoso, causando daños, la víctimas, o quizá
un representante de esta, demandaría, buscando indemnización y restitución en un tribunal, porque en este
caso el usuario de drogas es de hecho la víctima de un acto de f raude.
Los argumentos comunes para la prohibición de la heroína, por otro lado, implican poco más que una
ref erencia a una serie de síntomas que se producen con un uso temerario o prolongado: mata a gente,
destruye f amilias, desperdicia dinero, hace que los adictos actúen, a menudo violentamente, con
desesperación, etc. Pero es precisamente por estas mismas razones por lo que tendría que estar
completamente legalizada.

Al contrario que los usuarios de drogas con receta, los usuarios de drogas ilegales, como la heroína,
ignoran necesariamente dónde se ha f abricado, su grado de pureza (como si la droga es o no heroína,
krokodil o una combinación) y su potencia y riesgos para la salud. Por otro lado, los benef icios para el
consumidor en caso de legitimidad de las drogas son enormes. Cuando las drogas son legales en el
mercado abierto se puede recurrir a un tribunal si estas resultan inseguras. En un entorno legal para las
drogas, no hay temor a que la ley se vuelva contra nadie por admitir previamente el uso de drogas ilegales.
Esa legitimidad f alta cuando se compran drogas ilegales en el mercado negro, donde no hay f acturas, ni
garantías, ni reembolsos ni manuales, por no hablar de la intervención de doctores.

Los incentivos legales creados por la prohibición llevan a una producción restringida artif icialmente, un
decrecimiento de la of erta a la venta y un disparo en el precio. Como consecuencia, la prohibición
transf orma a los usuarios en delincuentes, no solo por def inición, sino por hacer que su uso de drogas
sea una carga f inanciera mayor, alentando a muchos a cometer delitos reales. Todo esto es un desastre
para los adictos.

Utilizando las posibilidades de comunicación proporcionadas por Internet, los programas de divulgación y
grupos de educación sobre drogas llegan a más gente necesitada y hacen más por los adictos, adictos en
recuperación y sus f amilias y amigos de lo que haya hecho nunca cualquier acción policial.

Las soluciones reales han de encontrarse en f amilias, amigos y comunidades, no en la interf erencia del
estado y la manipulación de acciones. Hay libertad cuando se permite (en lugar de prohibir) a los individuos
relacionarse entre sí con sus propias reglas y controlar sus propias vidas. Abolir la prohibición y hacer de
las drogas un producto de mercado es la única manera de limpiar y ayudar de verdad a las comunidades de
la droga.

Es conocido que Ron Paul preguntaba en su discurso de despedida: “¿Ha advertido alguien que las
autoridades no pueden siquiera mantener a las drogas f uera de las prisiones? ¿Cómo puede resolver el
problema convertir a toda nuestra sociedad en una prisión?” Por supuesto, la “aproximación de la prisión”
no podría resolver nunca el problema, en realidad no lo ha hecho mientras se ha intentado (¡41.000
millones de dólares anuales!) y ha traído con ella una multitud de problemas adicionales respecto de
libertades civiles, seguridad en las drogas, precios, sobredosis y tasas de adicción. Quizá un seguimiento
apropiado de la pregunta planteada por el excongresista sería: ¿cuánto tardará la sociedad en apreciar lo
prometedor de la otra opción?

Publicado el 2 de enero de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se
encuentra aquí.

“Los miles de jóvenes que hoy en día descubren por primera vez las ideas de la libertad deben permanecer
f uera de la máquina del Estado y de todo su encanto y f ascinación letal. En lugar de tratar de inf iltrarse en
el Estado, deben perseguir sus ideales a través del comercio, la educación, el espíritu empresarial, las
artes, la dif usión de ideas, el debate, etc. Liderar y ejercer inf luencia a través del respeto alcanzado por
sus logros. Estas son áreas que of recen promesas reales y altos rendimientos.” — Lew Rockwell.

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