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UNIVERSIDAD DE ESPECIALIDADES ESPÍRITU SANTO

FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA DE EDUCACIÓN

MATERIA: APRESTAMIENTO A LA LECTURA Y ESCRITURA

DOCENTE: ANDREA MEDINA

“ESTRATEGIAS PARA EL DESARROLLO SOCIO-EMOCIONAL”

POR FABIOLA ISABELA VILLAGRÁN PALOMEQUE


Estrategias para el desarrollo socio-emocional

En Ecuador, 4 de 5 niños sufrieron agresiones en sus hogares durante el año 2020. Las

secuelas socio-emocionales del covid-19, después de un periodo de miedo, incertidumbre,

preocupación, ansiedad y angustia, no sólo afectaron a las habilidades sociales del niño, sino

también a sus procesos de aprendizaje. Por tal motivo, el desarrollo socio-emocional ha

tomado mayor importancia en estos tiempos.

Dentro del aula escolar, no se debe limitar al niño. De igual manera, en un momento de

descontrol, preferiblemente es preguntarle “¿qué pasa?, ¿qué sucede?”. (López, 2022). Frenar

impulsivamente al niño o gritar exasperado puede empeorar la situación. Manejar

adecuadamente estos casos es indispensable para lograr su autorregulación emocional.

El cerebro límbico humano se encuentra en desarrollo hasta los 25 años; si detecta

alguna amenaza, actúa inmediatamente. Esta área mantiene atento al niño ante el mínimo

peligro para protegerse a sí mismo. El niño está descubriendo el mundo, por lo que aún no

controla todas estas acciones instintivas e involuntarias. Por ejemplo, cuando al sentir miedo

tiende a huir o esconderse. En definitiva, el poder identificar, etiquetar y autorregular sus

emociones es fundamental desarrollar desde temprana edad.

Durante años se ha creído que el secreto del éxito radica en el coeficiente intelectual de

la persona. Sin embargo, la inteligencia múltiple permite desarrollar habilidades interpersonales

e intrapersonales necesarias para la resolución de conflictos. Esta inteligencia expandible,

adecuada para resolver problemas en menor tiempo, es mucho más importante para alcanzar

el éxito en la vida. Las situaciones difíciles, desconocidas o amenazantes afrontadas con


confianza permiten mejorar el autoestima, indispensable para la autogestión emocional del ser

humano.

La neurodidáctica a través de funciones visuales y auditivas busca motivar al estudiante,

especialmente durante los primeros 10 años de vida. Los contenidos deben presentarse

interdiscipnadamente para generar motivación, asombro y movimiento. Una educación integral

trasciende más allá del conocimiento científico. La educación compartida desarrolla

dimensiones físicas, cognitivas, afectivas, espirituales, socioculturales, morales en la escuela.

El rol docente no tiene comparación. Un maestro enseña a alrededor de 2 000 niños

durante toda su carrera. Así como, el estudiante comparte 12 000 horas con sus profesores

durante sus años de escuela. Estar bien, sentirse bien e integrarse bien contribuyen al

bienestar emocional durante los procesos de enseñanza - aprendizaje. Por lo tanto, el

desarrollo de estrategias que aumenten la autoestima, el optimismo y habilidades

comunicacionales es algo que también le compete a los espacios educativos. Es deber de la

escuela a través del Plan Operativo Anual y el Plan Educativo Institucional desarrollar

estrategias socio-emocionales y velar por su cumplimiento.

El “Ruler Approach'' de Yale, indica parámetros para la gestión de emociones a través

del reconocimiento, comprensión de causas y consecuencias, etiquetación, expresión y

regulación de las mismas. Los métodos propuestos para el desarrollo socio-emocional

consideran las etapas mencionadas anteriormente. La estrategia “Charter” es una herramienta

colaborativa para verbalizar el sentimiento e identificarlo. El “Mood Meter” busca etiquetar la

emoción que el niño está sintiendo a través de la medición de la energía y sensación de la

misma. El “Mata Moment” favorece a la autorregulación mediante la descripción paso a paso de

la emoción hasta encontrar la respuesta necesaria para neutralizar el sentimiento.


Por otra parte, el cuento “El monstruo de colores” ayuda a etiquetar las emociones en

los niveles iniciales. Además, es recomendable establecer espacios de diálogo para conocer

cómo se siente el niño, ¿qué le pasa?, ¿qué le sucede? En niveles superiores, estrategias

como la “Silla Central” donde se escucha al participante sentado o “Escribe tu FODA”, brindan

momentos de autoconocimiento e identificación emocional de sí mismo. Todas estas

estrategias benefician al desarrollo socio-afectivo del niño, así como al desarrollo de sus

habilidades blandas necesarias para la vida.

Conclusión

Las necesidades socio-emocionales producto de las consecuencias sociales del

covid-19, deben ser consideradas conjuntamente por la familia, la escuela y la comunidad. Por

tal motivo, brindarle al niño herramientas para gestionar sus emociones, le ayudará a dirigir su

vida hacia un futuro mejor. Durante el día, el niño pasa la mayor parte de su tiempo en la

escuela, por lo que es una pieza clave para lograrlo. Los docentes deben estar capacitados

para guiar al niño adecuadamente en procesos de reconocimiento, identificación y aceptación

de emociones. La búsqueda constante de nuevas estrategias que favorezcan la

autorregulación socio-emocional, es un deber que todo adulto responsable de un niño debería

tener. El ser humano es un ser biopsicosocial que desde sus primeros años de vida necesita

aprender a regular sus emociones para una mejor convivencia con los demás y una vida feliz

en general.
Referencia

López, M. (2022). Estrategias para el desarrollo socio-emocional. Cumbre de PNL,

Comportamiento y cambio a la excelencia. Universidad de Especialidades Espíritu Santo.

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