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8.

Perspectivas de la teoría política

En este apartado han salido 8 preguntas que se han convertido en 4 únicas.

En este ensayo hemos abarcado un arco que presenta cuatro siglos de teoría política y
hemos llegado con nuestras reflexiones hasta el presente, pero no al punto final del
desarrollo de la teoría política.
La teoría política está en cambio permanente y es difícil predecir qué ciclos de coyuntura
atravesarán las teorías, temas y métodos expuestos.
A pesar de todo, osamos presentar un resumen del campo de la teoría política

Retos actuales de la teoría política

Creciente necesidad de legitimación


La reestructuración creciente de todos los ámbitos de la vida según pautas económicas
y de racionalidad finalista es una tendencia central del desarrollo de los últimos años
que no deja de afectar a la teoría política.
Al contrario, de ese proceso resultan muchos retos directos e indirectos.
Esto no supone que la teoría esté cambiando solo como respuesta a los problemas
empíricos pues ello contradiría nuestro supuesto básico de que hay una relación
dialógica entre la teoría y la praxis.
Lo más urgente es la exigencia que se plantea a la teoría política de legitimar sus
resultados desde un punto de vista económico por cuanto, a diferencia de lo que
sucede con las ciencias naturales, es difícil demostrar las ventajas sociales que acarrea,
razón por la cual suele cuestionársela.
Segunda Semana 2017 y Primera Semana 2018: Lo más urgente en la teoría política hoy es la
necesidad de legitimar sus resultados desde un punto de vista económico.

Dentro de la filosofía política institucionalizada aumenta la exigencia de que la teoría y


la filosofía política se abran a tratar con cuestiones y datos empíricos.
Tal es la conclusión a que llega Partha Dasgupta en una mesa redonda publicada en el
Journal of Political Philosophy: “necesitamos más empirismo” (Skinner, 2002: 15).
El método para conseguirlo, sin embargo, todavía ha de perfilarse pues hasta la fecha ha
habido una división del trabajo muy rígida entre una teoría política generalmente
autorreferencial y una investigación social empírica también autorreferencial.
Para mayor dificultad resulta que los usos lingüísticos y las terminologías son tan
diferentes que es muy difícil que pueda darse un diálogo entre ambas partes y esto
afecta por igual a la comunicación dentro de la propia teoría política.
Democracia postnacional
El fin del monopolio estatal/nacional de la soberanía ha abierto debates sobre la
soberanía y las posibilidades de la democracia en la constelación postnacional (Zürn,
1998; Habermas, 2000).
Otfried Höffe (2002) ha desarrollado una concepción detallada sobre una futura
república mundial.
De este modo, vuelve al orden del día el tema inicial de la teoría política de la
modernidad, la cuestión de la legitimación del poder político, sin duda de forma
distinta, pero en un lugar preeminente.
Primera Semana y Setiembre 2017 y Reserva 2018: Con la globalización vuelve al orden del día
el tema inicial de la teoría política respecto al poder político: su legitimación

Justicia estatal y sus fundamentos económicos


En las condiciones del predominio de la economía y la globalización política y económica,
el Estado social redistributivo de provenencia socialdemócrata está cada vez más
necesitado de reformas. Se abren dos líneas divisorias.
Por un lado, aumenta el grado de desigualdad dentro de los Estados nacionales y, por
otro lado, aumenta la diferencia en el nivel de bienestar entre los Estados.
¿Cómo hacer posible la justicia mundial? (Merle, 2005).
A causa de estos fenómenos, la política internacional se convierte en un nuevo objeto
de estudio de la teoría política.
A raíz de todo ello el tema de la justicia ha vuelto a ocupar un lugar central en la teoría
política y ha experimentado tratamientos muy diversos.
Una tendencia muy importante es el que representa el resucitado igualitarismo.
Recientemente Stephan Gosepath ha presentado una defensa del igualitarismo liberal
que prevé un deber de justificación de la igualdad por razón de principios.
Otra tendencia dentro del debate actual argumenta por el contrario que no cabe igualar
precipitadamente le desigualdad con la injusticia.
Esta posición es la que defienden los libertarianos que han perdido influencia política

Nuevas “justicias”
Al mismo tiempo, en el debate actual se amplía el interés por la justicia.
Ya no se trata de la distribución de recursos financieros o materiales.
En las Esferas de igualdad Walzer ha mostrado que en la sociedad hay distintos
ámbitos que actúan de acuerdo con sus propios criterios de distribución .
Segunda Semana y setiembre 2018: En las Esferas de Igualdad Walzer ha mostrado que en la
sociedad hay distintos ámbitos que actúan de acuerdo con sus propios criterios de distribución

Forst (1994) aboga por diferentes “contextos de justicia”.


En este ámbito ampliado de debate se trata (sin ánimo de exhaustividad) de cuestiones
de justicia de género, de medio ambiente, de educación y de generaciones.

Reconocimiento
La expansión de lo económico tiene también consecuencias culturales.
Axel Honneth (2005) se ha ocupado de nuevo del concepto de “cosificación”.
Aboga por una ampliación filosófica de nuestros ideales normativos sobre el principio
del reconocimiento.
Para Honneth la tarea primera de las estructuras políticas no consiste en la distribución
de bienes, sino en el respaldo de las relaciones de reconocimiento.
En una consideración pormenorizada de la Filosofía del derecho de Hegel elabora un
concepto de reconocimiento que debe proporcionar una nueva medida de evaluación
para las estructuras políticas (Honneth, 2003).
Este concepto de reconocimiento no está libre de discusión y el debate sobre el
reconocimiento aún no está cerrado.
¿Cabe sustituir la redistribución por el reconocimiento (Fraser/Honneth, 2003)?
¿Cómo se relacionan entre sí?
Queda por responder la cuestión de si cabe encontrar en Hegel elementos para una
teoría crítica que dé cuenta de las patologías de la sociedad contemporánea.

Cuestiones de la identidad y retorno del republicanismo


En el curso de la globalización vuelven a ser relevantes las cuestiones de la identidad
cultural y política.
Esto se muestra de forma prototípica en los debates sobre la Constitución europea.
¿Necesitamos una identidad europea?
¿De qué fuentes ha de manar esta?
¿Basta con un procedimentalismo liberal que — como subraya Habermas— posibilita la
mediación en el derecho a la integración social o necesitamos modelos de identidad que
tengan otro contenido?
Hacia esa finalidad se dirige una nueva generación de teóricos de orientación
republicana, cuyo proyecto teórico consiste en vincular los ideales republicanos (que, en
la historia de las ideas suelen mantenerse en pequeñas unidades políticas) con los
cosmopolitas (cf. Bohmanm, 2004).
Y ¿cómo puede la aspiración cosmopolita a la igualdad jurídica llegar a un acuerdo con
la democracia y el Estado nacional?
¿Acaso no olvidamos sistemáticamente los “derechos de los demás” en las democracias
nacionales (Benhabib, 2009)?

Identidad colectiva
La oposición entre particularistas y universalistas presenta nuevos perspectivas y
problemas gracias a los procesos de la globalización.
La intensificación de la conciencia intercultural conduce asimismo a una reflexión más
adecuada sobre la constitución de una identidad colectiva.
Reserva 2017: La intensificación de la conciencia intercultural conduce asimismo a una reflexión
más adecuada sobre la constitución de una identidad colectiva
Al respecto, Thomas Meyer ha acuñado el concepto de la política de la identidad (Meyer,
2002).

Nuevos retos totalitarios


Cuando fracasa el diálogo intercultural estallan aquellos conflictos que Huntington ha
calificado como “choque de las civilizaciones”.
Con independencia de si se comparten o no las consideraciones de Huntington, el hecho
es que el terrorismo integrista y las reacciones de las democracias liberales requieren
una reflexión teórica urgente.
De golpe parecen haber vuelto cuestiones como la “guerra justa”, la legitimidad de la
tortura y, con ellas, el derecho de resistencia.

Estado y religión
También la relación entre la política y la religión se ha convertido en objeto de los
estudios transculturales, especialmente a raíz de los atentados de 11 de septiembre de
2001.
No es solamente el mundo islámico el que no parece haber aclarado esta relación
satisfactoriamente.
También en los Estados Unidos (Nueva derecha religiosa) y en Europa da la impresión
de que los límites entre la política y la religión se han hecho cuestión polémica.
¿Necesita el hombre la religión (Joas, 2004) o el conjunto de la sociedad?
¿La idea de los derechos humanos tiene fuentes religiosas o antirreligiosas (Stein, 2007)?
En una época supuestamente más secularizada vuelva a plantearse la relación entre el
Estado y la religión (Habermas, 2011; Minkenberg, 2003; Heidenreich et al., 2008).

¿Nuevos imperialismos?
El término “imperialismo” también tiene más cien años, pero retorna al escenario de las
ideas políticas con nuevas manifestaciones.
Negri y Hardt han publicado un éxito de ventas, Imperio (2002) que se supone de teoría
política pero que, además, tiene el tono necesario para la agitación política.
El imperio del capitalismo dominado por los Estados Unidos se presenta aquí como un
sistema omnipresente, del que no es posible liberarse.
También Herfried Münkler (2005) estudia el pensamiento hegemónico estadounidense,
aunque desde una perspectiva de comparativismo histórico, e insiste de nuevo en la
necesidad de que la teoría política se familiarice con los procesos y hechos históricos.

Perspectivas de la teoría política


Muchos diagnósticos sobre nuestra época advierten de que la democracia como forma
de vida está amenazada (Brodocz et al. 2008).
En este aspecto, la teoría política está expuesta a una paradoja doble.
En razón del ya expuesto predominio económico, se encuentra a primera vista a la
defensiva, ya que le resulta difícil demostrar su utilidad social.
Pero precisamente a raíz del conjunto de problemas que se da con la preeminencia de
la economía surge una necesidad social creciente de orientación normativa:
¿qué formas de soberanía pueden darse en ámbitos carentes de fronteras?
¿Cuánta desigualdad económica puede darse en una democracia?
¿Pueden los Estados de derecho suspender sus propios ordenamientos jurídicos en
situaciones de excepción?
La teoría política puede hacer una aportación importante para reflexionar sobre esas
cuestiones y presentar ofertas de normativas de orientación relevantes.
Para ello, sin embargo, tiene que superar las posiciones anquilosadas, atreverse a
enfrentarse a un cambio científico-cultural producto de la postmodernidad y prestar
atención sistemática a los conocimientos empíricos.
Si se produce esa confluencia la teoría política seguirá siendo ese lugar en el que las
sociedades se pondrán de acuerdo sobre sus fundamentos.

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