Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
tentación cristiana
INTRODUCCION
pero ante las que el teólogo debe mostrar una radical sobriedad,
cabe decir, al menos, que la intención teológica del pasaje del
Bautismo es el presentar a un Jesús, que asume la figura de
Siervo como forma de realización de su misión mesiánica : será
el Elegido, el Hijo, pero sólo en la figura del Desconocido\
del Siervo sufriente; será hyiós en la forma de país 5•
De esta forma, la voz de la nube descubre la pertenencia
intrínseca de la cruz a la existencia terrena de Jesús o, con
terminología neotestamentaria, descubre el carácter kenótico de
la venida del Hijo 6 • Esta voz es ya una interpretación teológica
del hecho histórico del Bautismo de Jesús: su Bautismo no es
señal de metanoia, o para liberación de sus pecados, sino que es
entrada en la función de estar en el lugar de los otros y, en
concreto, de los pecadores 7• Pues bien: sólo a la luz de esta ·
intrínseca vinculación con el Bautismo puede ser leído el pasaie
de las tentaciones. Y es a partir de este carácter kenótico, o
"autodestructor", de la revelación de Dios, como nosotros vamos
a intentar leerlas.
Sin embargo, la extrañeza innegable del pasaje hace impres-
cindible una palabra previa sobre su origen y su verdad histó~
rica. Vamos a presentarla sin ninguna pretensión de originali-
dad, como simple balance informativo de los datos y argumentos
que suelen barajarse; pero -dada la amplísima gama de opi-
niones que se produce cuando se afrontan cuestiones de crítica
histórica- sin escurrir tampoco el bulto de una toma de posi-
ción allí donde ésta nos parezca posible. Pensamos además que
este tipo de datos no deben ser vistos por el dogmático como
absolutamente inútiles 8 •
4 Cf. Jn 1,26; Is 52,14.
5 Esto explicaría el uso de hyiós en vez de pais, dado que el siervo
ya queda claramente aludido por toda la cita que sigue.
6 Se han aducido otras confirmaciones de esta lectura teológica,
tanto en el uso que después hará Jesús del verbo baptizari para aludir
a su muerte (Me 10,38 y Le 12,50) como en la posible traducción del
"Cordero" de Dios (que el cuarto evangelio vincula al Bautismo de Je-
sús: Jn 1,29-33) por el Siervo. No entramos ahora en este punto.
7 Que es la misión del Siervo en Is 53,12.
8 Como la exposición que sigue es toda ella un empedrado de datos
no originales (aunque traten de serlo las tesis en que iremos tomando
posición), nos abstendremos de las referencias, que serían continuas. De
una vez para todas remitimos, sobre todo, a J. DuPONT, Les tentations
de fesus au desert. Desclée 1968. Además, a M. STEINER, Les tentations
de ]esus dans l'interpretation patristique. Gabalda, Paris 1962; K. P.
HoPPEN, Die Auslegung der V ersuchungsgeschichte unter besonderen Be-
rücksichtigung der alten Kirche, Tübingen 1961; U. W. MAUSER, Christ
158 J. I. GONZÁLEZ FAUS
textos de interpretación.
En efecto, como es sabido, la respuesta a la primera tenta-
ción es una cita de Dt 8,3, el cual, a su vez, alude a Ex 16,1 ss.
(el maná). La respuesta a la segunda tentación es una cita de
Dt 6,16, que, a su vez, alude a Ex 17,1-7 (las aguas de Massá).
Y, finalmente, la respuesta a la tercera tentación contiene una
cita de Dt 6,13, aunque esta vez no es claro si el Deuteronomio
está aludiendo a Ex 32 (el becerro de oro) o más bien al mandato
de no adorar las divinidades cananeas (Ex 23,24 y 34,13-17). El
Mateo nos permi te precis ar más esta diferencia con sus tres ten"
taciones, que vamos a calificar como : tentac ión de la "relig ión",
tentación del prestigio y tentac ión del poder .
"Luego (de ayuna r 40 días) tuvo hamb re" (Mt 4,2). Mateo
realiza en esta frase un empalme (semejante a los del estilo
subrealista) entre lo simbólico y lo real, o entre lo que es dado
como dato teológico (40 días) y lo que es presen tado como na-
rración real (el hambre). Con ello la menci ón de un dato tan
desorbitado como el ayuno de cuare nta días se utiliza para hacer
ver que el hambr e atribu ida a Jesús es algo absolu tamen te jus~
tificado y que la tentación, en su necesi dad de comer , no radica
en ningún tipo de intem peran cia carnal (gula, etc.), como dijero n
algunos autore s espirituales de nuestr o Siglo de Oro. Suáre z es
mucho más sensato que ellos cuand o pone la tentac ión no en la
necesidad de comer, sino en el "medi um malum et inordina~
tum" 30, en el modo indebido de satisfacer la necesidad.
Este modo indebido de satisfacer la neces idad consis te en una
intervención del poder de Dios. Y al deseo de esa interv ención
extrao rdinar ia del poder de Dios es a lo que llama mos tentac ión
religiosa.
Con esto se ve que -cont ra lo que afirma n algunos manua -
les de teolo gía- el énfasis de esta tentac ión no se halla tam-
poco en · que Satán pida a Jesús una prueb a de su filiación.
El probiema de la "prue ba" se plante a sólo ante aquellos ante
quienes Jesús debe realizar su misión mesiánica, pero no ante
Satán, Imaginar a un Satán "explo rando " a Jesús para ver si es
Dios o no, es pura mitología. El sentid o de esta tentac ión no
viene dado por la condicional "si eres Hijo", sino por la relación
hambre~pan. Y de aquí se sigue que la condic ional
"si eres
Hijo" no significa: "para que se vea que eres el Hijo ... ", sino
más bien : "pues to que eres el Hijo, aprov echa esta circuns-
tancia " 31 •
Todo ello queda confirmado si atende mos al pasaje del Exo-
do que está aludido aquí (16,1-4): allí el pueblo usa de su ca-
an-
La segunda tentación tiene un esquema semejante a la
con
terio r: otra vez se invoca la parti cular relación de Jesús
de
Dios, como fuente de privilegio. Pero hay algunas varia ntes
litera -
matiz, que no sabemos hasta qué punt o son mera ment e
rias o tiene n intención teológica. Estas son:
que
a) Se intensifica mucho más la coacción a Dios para
(por el
intervenga. Esto ocur re tanto en la narra ción de Mate o
le a la
hecho consumado de tirars e abajo y la apelación indiscutib
taria ,
ayud a de los ángeles) como en su fuente veter otest amen
ndo :
dond e se dice que el pueblo "pus o al Señor a prue ba dicie
sólo
¿está el Señor con nosotros o no?" (Ex 17,7). Es decir : no
oída
se recur re a Dios, sino que el hecho de que la súplica sea
(tant o
se erige en condición de la Alianza. Por eso se habla
y en
en la respuesta de Jesús como en la versión deute ronó mica
el apelativo de Massá) de "ten tar a Dios".
si-
b) Por otro lado, Jesús no está aquí en verd adera nece
Preci-
dad: la necesidad la crearía Él, arrojándose del templo.
aria
same nte por eso se trata ría de dar a Jesús una prue ba palm
lo que
de si "está Dios con Él o no"; prue ba que eliminaría
mesiá-
pued a habe r de oscuridad (y de fe) respecto de su misión
ero en
nica 36 • El resto de su vida Jesús caminaría por un send
os descr ibe: mi-
en la relaci ón homb re-Di os-mu ndo. El facto r que Marc
sertus super eos .. ., etc. (6,43). utópi co o lle-
ss La objec ión que apunt a en segui da: "todo eso es rtanc ia aquí y
varía a un cristi anism o de élites, etc.", carec e deel impo
evang elio: utópi co
ahora , supue sto que es la objec ión comú n a todo ctos como el Padre
es el Serm ón del Mont e, y utópi co el "sed perfe que hacer (por con-
Celes tial". Ante esta objeción, lo prime ro que hay
o no es cosa de
tradic torio que parezca) es subra yar que el cristi anism (Rom 3,23). Una
élites, ¡prec isame nte porqu e no hay élites ante Dios!
no es Ley, sino
vez senta do esto, cabría respo nder que lo expue sto ilidad huma na, sino
Evangelio, o, con lengu aje de Jesús : no es posibde empe ños inhum a-
n
posib ilidad de Dios (Me 10,27). Toda predi cació de la predi cació n de
nos o de pelagianismos ceñud os es una falsificación
Jesús y una recaí da en la "relig ión". poder
36 En cuant o al probl ema de la fe de Jesús, que Agus tín creyó
176 J. I. GONZÁLEZ FA US
liquida r definit ivamen te, y que hoy ha vuelto a ser revisad o, no podem
entrar ahora en él. Pensam os, sin embarg o, que esta fe debe admiti os
al menos en lo relativ o al cumpli miento de su misión mesián ica. rse
Véase
sobre este tema el libro de URs VON BALTHA SAR, La foi du Christ,
bier 1968, Au-
37 Momen to en que se cumple precisa mente lo contra rio de esta
tación : Jesús parece caer, y el poder de Dios no le sostien e, le deja ten-
caer.
38 En el comen tario a Mateo del N. T. de Regens burg. Cf. p. 97 de
la edición castell ana de Herder y p. 64 de la edición aleman a
(Pus-
tet, 1959).
39 Cf. los textos en el apartad o 3 de la primer a parte. Nótese ,
más, cómo en la respue sta de Jesús está implic ada la fe: el éxito ade-
y el
sentido de su misión quedan en el Mister io de Dios, no en las
manos
de Jesús. Jesús se abando nará a ese Mister io sin tentarl o.
TENTACIONES DE JESÚS Y TENTACIÓN CRISTIANA 177
bien
tinua ción de las dos sutiles tentaciones anteriores). Es más
iden tifi-.
el acto de acep tar el pode r que se le ofrece lo que es
pued e
cado con un acto de adoración de Satán. La sutil eza que
l a
habe r en justificar el recurso al pode r por parte de Aqué
dota do
quien los evangelistas -des de la Pasc ua-· . ven ya como
alusión
de todo pode r en cielo y tierr a es dese nmas carad a por la
a un "pos trars e ante el Enemigo".
n
Esta inter preta ción de la tenta ción depende de una opció
esta de
sobre cuál es su paral elo veter otest amen tario . La respu
no es
Jesús está toma da de Dt 6,13. Pero, como ya notamos,
remi te
claro a qué mom ento del Exodo alude este pasaje. Feui llet
1
exto
al bece rro de oro (Ex 32), pero allí no enco ntram os el cont
able
dicho de consecución de promesa. Por eso parec e más prob
y Ex
la referencia que prop one el P. Dupo nt a Ex 34,11-15
entra da
23,24-25, dond e el pueblo está tamb ién en situa ción de
ionad o
en la tierr a prom etida " y, por tanto , en el cont exto menc
proh íbe
de consecución de promesa. En los pasajes citad os se le
implica
al pueblo que se valga del pacto con otros reyes (que
o para
la adoración de los dioses de otros pueblos), como medi
a la de
entra r en la tierr a prometida. Es una· situación seme jante
tanto :
Jesús, y el senti do de la respu esta de Éste sería, por
pacto s
la prom esa la lleva a cump limie nto Dios solo, y no los
con el pode r y los ídolos de este mundo.
ade-
Las palabras pues tas en boca de Satán (basileias y en Le,
ón ex-
más, eksousías), sin necesidad de ver en ellas una alusi
de los
plícita a Roma, como alguien ha sugerido, son vocablos
dad
más característicos del Nuevo Testa ment o, para quien la reali
lema
del pode r político terre no 45 cons tituy ó a toda s luces un prob
Juan
teológico serio y no resuelto definitivamente • Tam bién
46
, cuan-
pond rá en la vida del Señor un tipo de rechazo semejante
44 Cf. Dt 6,1.
eksoÚsías
45 Sobre la conti nuida d que el N. T. estab lece entre las ment, Mohr
im neuen Testa
y el Estad o, cf. O. CuLLM ANN, Der Staat Gewi ilten
Tiling en 1956; Cristo y el tiemp o (Este la 1968) ; H. ScHLI ER,
pero, por otro lado, nunca esta actuació n puede ser calificada
como obra de Dios, porque Dios no hizo obra en el mundo: sólo
asumió su desamp aro y su sufrimie nto. Por un lado, el cris-
tiano, como cualqui er otro, no puede rehuir la condici ón pre.;
sente, en la cual el poder puede ser aceptab le "propte r necessit a-
tem huius tempori s" ;· pero, por otro lado, carece de sentido y
es contrad ictorio el hablar de un poder cristiano, un gobiern o
cristiano, etc. La única forma de ser cristian o un poder es el
aceptar de raíz la crítica y la constan te relativización que de
él hace el cristiano. ¡Y con ello parece que el poder se auto-
destruy e!
* * *
Desde esta tensión entre un Dios inútil y un hombre nece-
sitado por una realidad a dominar, entre un Dios silencioso y
un hombre atento al brillo y al ruido, entre un Dios impoten te
y un hombre remitido al uso de la fuerza, el cristian o se revela
como el hombre que no es del otro mundo ni de éste, no vive
en el más allá ni en el más acá, no es monista ni dualista , sino
que está situado en el punto mismo del cambio de piel, de la
transfor mación de lo uno en lo otro, en el punto mismo en que
lo viejo se acaba y todo es hecho nuevo (2 Cor 5,17), en la
continu a metanoia: cambiad porque llega el Reino (Mt 3,2).
Y en efecto: en la conclusión del pasaje de las tentacio nes, y
siguiendo un esquem a muy querido al Nuevo Testam ento 50 , todas
las realidades negadas van a ser recuper adas con la menció n
del servicio de los ángeles, al que aluden Mt y Me, y que Le
ha eliminado de su fuente. Mateo parece entende rlo de un acto
de servir comida, con lo que nos remite a la primera tentació n.
A su vez, la misma mención de los ángeles recoge explícit amente
la segunda de las tentacio nes, y la frase de que "le servían "
designa una situació n de poder y pertene ce a la temátic a de la
tercera tentació n. Los ángeles aglutinan, pues, las tres tentacio -
nes, y su mención al final del pasaje parece querer decir que
Jesús consigue todo lo que insinuab a el Tentado r, precisam ente
al no hacer caso de éste.
Tendría mos así recogida la enseñan za más repetida del Nuevo
Testam ento: que el camino a la vida es camino de muerte 51 • El
LA TENTACIÓN DE LA IGLESIA
56 A. H. V, 21, 2 y 3.
57 Que él, por supuesto, considera como realmente acaecido. Su
afirmación , por lo demás, no contradice a la de que considera la cruz
como "locus redemptio nis" gracias a la concepció n histórica de Ireneo,
que no podemos exponer aquí.
3
186 J. I. GONZÁLEZ FAUS