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ISBN: 978-9942-769-22-0
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JESÚS ARENCIBIA LORENZO
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
OMAR GUTIÉRREZ GRANELA
CORRECCIÓN DE TEXTOS
JANET LARA MORA
ISBN
978-9942-769-22-0
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CONTENIDO
INTRODUCCIÓN 7
1
Epígrafe de la autoría de Teresa Knezevich Pilay. Estas reflexiones forman parte de
su investigación para el Doctorado en Ciencias de la Comunicación.
14 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
TEORÍA CLÁSICA
La presente reflexión se apoya en conceptos de organización sistémica y com-
pleja, sin embargo, se consideran como antecedentes teorías y modelos como
el Modelo Clásico de la Organización (Taylor, 1947) y la Teoría Científica de
la Organización, que se centra en la comunicación como un proceso lineal y
transitivo, en el que el interés se ubica en la organización y control, con el fin
de abundar en datos estadísticos y obtener información precisa para lograr la
eficiencia organizacional (Taylor, 1947), con flujos verticales descendentes que
refuerzan la autoridad de la administración (Fayol, 1929).
Como se conoce, la Teoría Clásica se origina a inicios del siglo pasado como
una solución a las necesidades de la industria de la época que clamaba por
encontrar una estructura de organización esclarecedora en mejor modo de
aspectos que más adelante se conocerían como funciones administrativas,
jerarquías y procesos de control; de tal manera que la industria pudiera lograr
mayores niveles de eficiencia y eficacia.
Uno de los teóricos que aportaron al respecto fue Max Weber (1947) quien a
través de sus estudios trató de determinar una forma de organización dotada
de mayor orden, es así como plantea la denominada «Teoría de la Burocracia»,
en la que se identificaban ciertos elementos característicos de lo que constituía
la estructura «ideal» de organización; tomando aspectos tales como la divi-
sión y la especialización del trabajo como puntos clave de su postulado. En la
actualidad el término «burocracia» es asociado a formalismos, centralización
y en ocasiones, incluso, a ineficiencias, en gran medida adjudicadas a organi-
zaciones que siguen de manera rigurosa los lineamientos de esta teoría.
Otro de los autores que encabezaron la Teoría Clásica es Frederick Taylor
(1947) quien continúa en la búsqueda de una solución «científica» para maxi-
mizar los desempeños y optimizar los recursos, de ahí que la eficiencia y efica-
cia de los procesos organizacionales marcaron sus aportaciones recogidas en
CAPÍTULO I. TEORÍAS ORGANIZACIONALES Y ENFOQUES DE COMUNICACIÓN... 15
TEORÍA HUMANISTA
Los estudios de Elton Mayo (1933) básicamente estaban orientados a identi-
ficar el impacto de ciertas condiciones físicas en la productividad de los em-
pleados; sus investigaciones determinaron la necesidad de comprender a las
organizaciones como entidades sociales que mantienen relaciones (formales
e informales) con grupos de individuos, así como la incidencia de elementos
psicológicos en la dinámica de dichas relaciones.
Las conclusiones de los estudios de Mayo reconocieron la necesidad de cono-
cer y comprender a las organizaciones como organismos sociales, identificando
que las relaciones con los individuos y la presencia de elementos psicológicos
(más allá de los físicos, económicos, estructurales, etc.) eran determinantes
para el éxito organizacional (Trelles, 2009); elementos que desde la mirada de
la autora gozan de plena vigencia al observar que la organización eficiente en
la actualidad no es aquella que únicamente incrementa su producción sino la
que identifica, localiza y satisface debidamente las necesidades psicológicas
del trabajador y eleva su productividad.
16 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
TEORÍA SISTÉMICA
Más allá de estos aportes, son la Teoría Sistémica y la Teoría Contingencial los
ejes fundamentales de este ensayo; teorías que incorporan al estudio, análisis
y comprensión organizacional variables como la apertura a los entornos y la
influencia de dichos entornos.
La Teoría de los Sistemas postula, como su nombre lo indica, la importancia
de la comunicación en el funcionamiento de la organización concebida como
sistema (Trist y Emery, 1960). Esta organización contiene subsistemas que se
interrelacionan, en los que son tan importantes las partes que los componen
como la relación que estas partes establecen entre sí (Katz y Kahn, 1977).
En este sentido cabe reconocer la existencia de fuerzas que inciden de
forma externa en la dinámica de las organizaciones y, por supuesto, en
sus subsistemas (Trist y Bomforth, 1952). Cada uno de estos subsistemas
constituyen a su vez unidades dotadas de recursos económicos, humanos y
CAPÍTULO I. TEORÍAS ORGANIZACIONALES Y ENFOQUES DE COMUNICACIÓN... 17
técnicos que son asignados de forma tal que intentan conducir al logro de
objetivos comunes para la organización, y son justamente estos recursos los
denominados también fuerzas o estímulos, cuyas articulaciones específicas
deberán ser analizadas a fin de determinar sus efectos en la conformación de
los sistemas.
Es así que dentro del espectro de la sistémica, Bertalanffy (1968) postula la
necesidad, no solo de estudiar partes y procesos aislados, sino de resolver los
problemas decisivos que se presentan en la organización así como identificar
también el orden que los une, que son el producto de la interacción de las
partes y que resulta diferente el comportamiento de dichas partes cuando se
analizan de manera aislada o dentro de un todo.
Un aspecto importante que postula Bertalanffy (1968) en su Teoría General
de los Sistemas es la formulación de elementos que son válidos para los sistemas
en general, es decir, es posible identificar modelos, principios y leyes aplica-
bles, sin importar la naturaleza de los sistemas; sin embargo, siempre ha de
partirse de una adecuada definición.
Sobre este enfoque sistémico, la autora de la presente investigación resalta
que permite entender la comunicación como proceso vinculante de todos y
cada uno de los integrantes de las organizaciones sociales (stakeholders), sean
del tipo que fueren, y de las organizaciones entre ellas. Por tanto, el enfoque
sistémico permitirá comprender a las entidades y a la comunicación que en
ellas se presenta, lo que implica organizaciones abiertas al entorno y, por tan-
to, interrelacionadas internamente y con la comunidad en general (Serrano,
Piñuel, Gracia y Arias, 1982; Piñuel, 1997; Nosnik, 2003).
Más allá de la existencia de aquellas propiedades generales de los sistemas,
se observa la aparición de similitudes estructurales a las que Berta-
lanffy (1968, p.33) denomina «isomorfismos en diferentes campos», puesto
que se observa correspondencias entre los principios que determinan el com-
portamiento de entes intrínsecamente muy distintos. Dicha correspondencia
halla razón de ser en virtud de que los entes objeto de estudio son visualizados
como entramados cuyos elementos se encuentran en constante interacción.
Por tanto, la Teoría General de los Sistemas (Bertalanffy, 1968) constituye una
herramienta de gran utilidad al establecer modelos utilizables y transferibles
entre diferentes campos y evitar así analogías vagas y superficiales que limi-
tan el progreso de muchas ciencias.
Un aspecto derivado de esta teoría y al cual la autora otorga especial én-
fasis es la presencia de sistemas cerrados y abiertos. Todo sistema viviente
constituye un sistema abierto, que se halla en constante incorporación y eli-
minación de elementos de su entorno. La organización misma es un sistema
abierto que se nutre de la comunicación para realizar el proceso de doble vía
18 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
Puede colegirse que una organización de tipo orgánico resulta más efectiva
en entornos de incertidumbre y cambio constante, que una de tipo mecánico, a
la cual se le dificulta enormemente dar paso a innovaciones. Cabe destacar que
en la realidad no existen estructuras organizacionales totalmente «puras», lo
que significa que en la práctica se observarán mixturas entre ambas tipologías.
TEORÍA CONTINGENCIAL
Dentro de la Teoría Contingencial se suman también los aportes de Lawrence
y Lorsch (1967) miembros de la Harvard Business School, quienes señalaban que
los estímulos del entorno incidían en distintas áreas de la organización, las
cuales debían dar una respuesta específica y diferenciada a ellos. Por ejemplo,
las áreas de ventas, producción, mercadotecnia reciben constantemente estí-
mulos de diversa naturaleza provenientes del entorno y para responder a estos
desarrollarán actividades especializadas, de tal forma que surge una relación
directamente proporcional entre incertidumbre y nivel de especialización.
Pero más allá de esta relación, los autores resaltaban la necesidad e im-
portancia de «elementos integradores» que actúen como articulaciones entre
las diferentes áreas, dotando de homogeneidad a un contexto de heteroge-
neidad. De no existir estos elementos articuladores se estaría frente a varios
entes fraccionados dentro de una misma organización. De igual forma, estas
fuerzas integradoras deben identificar los objetivos de cada una de las áreas y
coadyuvar a aunar esfuerzos de tal modo que se logren las metas organizacio-
nales que han sido planteadas.
Uno de los aspectos que enfatizan los autores de estos estudios es el grado
de desarrollo tecnológico, estabilidad del medio e incertidumbre que poseen
las organizaciones, ya que se vuelve imperiosa la necesidad de identificar
situaciones concretas y específicas para que estas entidades se desarrollen lo
más eficaz y eficientemente posible. Es justamente este el punto que ilustra de
mejor manera la Teoría Contingencial: la identificación, análisis y compren-
sión de las situaciones «contingentes» que se presentan en cada organización
y que difieren entre ellas.
2
Se presentan fragmentos del capítulo 1 de: Trelles, I. (2009). Comunicación Organi-
zacional. Selección de Lecturas. La Habana, Cuba: Editorial Félix Varela.
22 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
De acuerdo con Fisher (en Jablin y Putnam, 2001), los filtros conceptuales
consisten en el conjunto de las actitudes, conocimientos y percepciones de los
comunicadores, en síntesis, todos aquellos estratos internos imposibles
de definir, que determinan no sólo qué información se selecciona y se inter-
preta, sino cómo la información es procesada.
24 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
Primero, los seres humanos actúan respecto a las cosas sobre la base del
significado que las cosas tienen para ellos; segundo, esos significados
son directamente atribuibles a la interacción social que uno tiene con los
otros; tercero, estos significados son creados, mantenidos y modificados
mediante un proceso interpretativo que la persona realiza en su contacto
con las cosas y los demás. (p.27)
3
Se presentan fragmentos del capítulo 1 de: Trelles, I. (2009). Comunicación Organizacio-
nal. Selección de Lecturas. La Habana, Cuba: Editorial Félix Varela.
28 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
4
Corresponde a la autoría de Teresa Knezevich Pilay.
30 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
El autor agrega que estas creencias deben implicar «la suficiente influencia
como para ser consideradas válidas y, en consecuencia, ser enseñadas a los
nuevos miembros como el modo correcto de percibir, pensar y sentir esos
problemas» (Schein, 2002, p.24). Estas definiciones conducen de manera
innegable al sistema comunicativo de la organización.
Como ya se ha indicado el Modelo Simbólico Interpretativo hace énfasis
en cómo las realidades organizacionales son socialmente construidas (Garcés,
32 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
Vélez, Villegas y Villegas, 2001). Desde esta óptica los individuos se involucran
en la construcción social de la cultura organizacional de la institución, me-
diante la creación, uso e interpretación de símbolos comunes a ella, lo cual
afianza y ratifica la cultura. Este enfoque exige la búsqueda e identificación
de los principales símbolos de la organización así como la interiorización de
ellos, manifiestos en las experiencias de los individuos y su respectiva signi-
ficación.
Cabe indicar que se entiende por símbolos a cualquier manifestación que
implique una asociación consciente o inconsciente con un amplio concepto o
significado, sobre ello puntualizan Garcés et al. (2001, p.56): «un símbolo es
tanto una forma tangible como un significado(s) con el cual es asociado». Sin
embargo, el hecho de que un símbolo puede poseer diferentes significados in-
volucra una cuota de posible contradicción. Se trataría entonces de encontrar
elementos compartidos básicos dentro de estos significados que posibiliten
construcción de consensos.
La existencia y construcción de significados y símbolos vuelve la mirada a
la perspectiva simbólico-interpretativa que, como ya hemos apuntado, observa a la
comunicación como un conjunto de procesos de construcción de significados
compartidos, que no se divorcia de las ventajas del enfoque sistémico. Asimis-
mo, esta perspectiva establece roles de igual importancia para emisores y para
receptores, permitiendo intercambiar dichos puestos entre ellos. Además,
vincula la capacidad de recepción con el entorno socio-histórico, político, cul-
tural y económico en que se halla inmersa, y el lugar que ocupa en la sociedad
(Trelles, 2002).
Lo antes enunciado determina que la comunicación se centra en el deno-
minado «role taking» (intercambio de roles), en el entendimiento a partir de
vínculos empáticos, y la construcción de significados compartidos mediante
acciones y eventos en común (Jablin y Putnam, 2001).
Como se aprecia, estos significados que se construyen a través de la interac-
ción entre individuos y mediante la búsqueda de consensos, encuentran razón
de ser en los valores que se observan en cultura organizacional, los cuales la
enriquecen y se presentan en un proceso de interrelación dialéctica.
En este punto es válido reconocer que el concepto de comunicación vincula-
do al de organización, y orientado a la eficiencia organizacional implica una
consideración de la comunicación en la que determinados estímulos generan
determinadas conductas o respuestas. Esto se evidencia mayormente cuando
destaca el componente político del nexo entre comunicación y organización
y se pone de manifiesto la influencia de este en la estrategia general de la
organización, sobre lo cual habría que prevenir el riesgo de asumir enfoques
reduccionistas en cuanto al concepto de comunicación, que se contraponen a
CAPÍTULO I. TEORÍAS ORGANIZACIONALES Y ENFOQUES DE COMUNICACIÓN... 33
CONCLUSIONES
Concluyendo el recorrido conceptual de estas primeras páginas, podría afir-
marse que, entre los modelos de comunicación presentados, el sistémico y el
simbólico interpretativo ofrecen importantes posibilidades para una adecua-
da gestión de comunicación de riesgo y de crisis, para lo cual resulta impres-
cindible, también, contar con un escenario organizacional de tipo sistémico.
El enfoque sistémico con su énfasis en la atención a los diversos componen-
tes de la organización, prioriza la retroalimentación permanente entre cada
uno de los elementos que la integran, y con ello, la identificación de posibles
36 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
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CAPÍTULO I. TEORÍAS ORGANIZACIONALES Y ENFOQUES DE COMUNICACIÓN... 37
1
SENPLADES. Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, aprobado por el
Consejo Nacional de Planificación para el periodo 2013- 2017.
2
Esto ha de estar en concordancia con el Código Orgánico de Organización Territorial,
Autonomía y Descentralización (COOTAD) (Asamblea Nacional del Ecuador, 2010).
44 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
Así, en marzo del año 2015 los gobiernos locales se comprometieron a adoptar
e implementar
riesgos es un bien social. A diferencia de los recursos y de los ‘bienes materiales’, los
bienes sociales solo existen mientras se los produce (como la libertad, la justicia, el
bienestar, la seguridad) y requieren, por tanto, continuidad en el esfuerzo y en el
aprendizaje».
46 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
Cabe mencionar además que parte del aporte básico de la Estrategia se ex-
presa en la elaboración del documento Terminología sobre la Reducción del Riesgo
de Desastre, validado en el 2009. A este se sumaron también los Desastres vistos
desde una Óptica Diferente. Detrás de cada efecto hay una causa. Guía para los periodistas que
cubren la reducción del riesgo de desastres, publicado por la ONU en 2011. La autora
de esta guía es Brigitte Leoni, portavoz de la Estrategia Internacional para la
Reducción de los Desastres de las Naciones Unidas (ONU [EIRD], 2009; ONU
[EIRD], 2011).
En el caso ecuatoriano debemos reconocer un gran esfuerzo desplegado por
la Secretaria de Gestión de Riesgos, especialmente con su trabajo Estudios y he-
rramientas producidos en el Ecuador para comprender la vulnerabilidad territorial. Principales
aportes metodológicos, impreso y difundido en el 2014. Este texto logra describir
el proceso metodológico seguido en el país. Asimismo, hace un análisis del
estudio y herramientas encontradas, dando particular importancia a los
trabajos que denomina emblemáticos; reproduce los estudios más notables,
las metodologías y las principales variables e indicadores encontrados para
comprender la vulnerabilidad en la nación.
Describimos los ejes temáticos en los estudios trabajados en este documen-
to: riesgos sísmicos, riesgos volcánicos, planificación del territorio y medio
ambiente; planificación del territorio y nuevos modelos de gestión, gestión de
riesgos, vialidad y transporte, mitigación y atención post desastres; inunda-
ciones, deslizamientos, riesgos tecnológicos, variabilidad climática, cambio
climático, recursos hídricos, seguridad alimentaria, gestión del territorio,
gobernabilidad.
En el documento: «Fortalecimiento, capacitación e investigación para
reducir las vulnerabilidades mediante el diseño de acciones efectivas en re-
ducción de riesgos de desastres a nivel local», en la página 55, se plantea:
A pesar del esfuerzo identificado en todos los estudios por llegar a forjar co-
nocimiento e información de fácil compresión, aún se maneja un lenguaje
complejo y/o restringido para los no técnicos o políticos. Quizá se requiere
que los estudios sean realizados por comunicadores y especialistas, antes
de ser utilizados por las personas responsables de la toma de decisiones.
Más allá de la agenda global impulsada por las Naciones Unidas existen otras
posturas sobre el tema que deben ser necesariamente enunciadas. Entre las
más notables están las de algunos teóricos, sobre todo, europeos, expertos de
la Universidad de Múnich y de Florencia que abordan la relación global del
problema y, sobre todo, la condición de los llamados riesgos globales. Entre sus
postulados podemos destacar:
50 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
5
DIPECHO – FICR (2014). Mejorando los procesos de toma de decisión para la reduc-
ción del riesgo y fortalecimiento de la resiliencia local mediante herramientas y
metodologías efectivas y validadas.
6
La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) en el 2014 desarrolla el Taller Nacional
Identificación de Estrategias y Acciones para la Gestión de Riesgos 2015 – 2016.
52 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
Ecuador: Referencias Básicas para la Gestión del Riesgo. Los noventa y ocho orga-
nismos e instituciones participantes, de forma conjunta con las contrapartes na-
cionales y el ente rector en gestión de riesgos/desastres del país, la SGR, identifican
acciones claves y priorizan las áreas de intervención para futuros planes de acción.
El resultado de esta identificación y priorización es para el país una herramienta
que será no sólo utilizada en la formulación de proyectos de gestión de riesgo con
la Unión Europea, sino también como fuente de información para otros procesos
de planificación de instituciones públicas y privadas, así como de organismos
internacionales y otros entes de cooperación internacional. Sus principales logros
son sistematizar un formato para la presentación de resultados de los proyectos
DIPECHO, destacándose:
y hoy, desde el 2015 hasta el 2030, se incluyen siete objetivos globales para la
prevención y respuesta a esas catástrofes.
El marco de acción de Sendai insta a más países a adoptar estrategias
en este campo y a mejorar la cooperación internacional hacia los países en
desarrollo. Por último, propone aumentar el acceso a sistemas de alerta tem-
prana para múltiples riesgos, y a facilitar información a la población (ONU
[UNISDR), 2015).
Nuestro mundo social puede ser visto desde una perspectiva sistémica.
Este ejercicio requiere de una perspectiva que lo construya en la percepción
de esa forma. Mirar lo social como sistema es observarlo como una
totalidad, como una unidad en movimiento que actúa como un solo ser,
buscando su sobrevivencia, su desarrollo, impidiendo su desaparición y
muerte. (p.6)
10
FICR (2014). Mejorando los procesos de toma de decisión para la reducción del riesgo y fortalecimiento
de la resiliencia local mediante herramientas y metodologías efectivas y validadas. Primera
parte: Estudio de usuarios finales acerca de necesidades y prioridades relativas
al conocimiento, las herramientas y metodologías en la Reducción del Riesgo de
Desastres (RRD).Segunda parte: Sistematización de herramientas de Reducción del
Riesgo de Desastres (RRD) en América del Sur, donde se producen tres Guías para
una comunicación efectiva en gestión del riesgo. Esta investigación concluye con la
producción de Lineamientos estratégicos de Comunicación para el fortalecimiento de los procesos de
toma de decisión para la reducción del riesgo y mejora de las capacidades de resiliencia local en América
del Sur.
60 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
11
ONU [UNISDR, EIRD]. (2005). Indicadores Urbanos Locales para la Evaluación
de la Resiliencia. Documento de Autoevaluación de Gobiernos Locales (LG-SAT)
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CAPÍTULO II. COMUNICACIÓN Y GESTIÓN DE RIESGOS... 61
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CAPÍTULO III.
DE LA COMUNICACIÓN DE RIESGO
A LA COMUNICACIÓN DE CRISIS
TERESA KNEZEVICH PILAY
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTIAGO DE GUAYAQUIL
La comunicación de crisis, conocida en inicio como «comunicación del riesgo»
nace bajo un proceso simple de transmisión de un conocimiento disponible
acerca de una determinada situación contingente por parte de quienes saben
(expertos) a quienes no saben (públicos). Este proceso se caracterizaba por poseer
el carácter lineal y unidireccional en que el mensaje va del emisor al receptor
(emisor – mensaje – receptor), y funcionaba básicamente a través de una valora-
ción (o cálculo) por parte de los expertos, que aplicaban las técnicas del análisis
objetivo de riesgo, las probabilidades de accidente en alguna empresa, para
luego comunicar a los públicos involucrados los resultados obtenidos matemáti-
camente e indicar si se trataba de un riesgo aceptable o no (Francescutti, 2008).
Francescutti (2008) afirma que es a partir de la década de los 60´s del siglo
xx que se evidencia la necesidad de una perspectiva y abordaje del riesgo (y la
crisis asociada a él) diferente. A la sazón los públicos hacían caso omiso de
los mensajes provenientes del proceso utilizado por los expertos de la época, y
más bien se organizaban y elaboraban campañas de contra-información que
tenían mayor impacto en la prensa, incluso que la información proporcionada
por los especialistas a los medios. En primera instancia, los expertos pensaron
que a fuerza de repetir el mensaje, el malentendido derivado de dicha contra-
información se desvanecería; con el tiempo repararon en que la complejidad
de la situación excedía lo previsto, sobre todo por la presencia de un elemento
que habían pasado por alto: la esencia misma de los medios de comunicación.
En adelante se reflexionó y se entendió que el sistema mediático no constituía
solamente un canal de transmisión, sino que representaba un factor estraté-
gico que formaba parte del evento y que seguía sus propios criterios mediante
sus formatos y al servicio de sus intereses.
Es a partir de la década de los años 90 que los estudios en comunicación del
riesgo logran trascender, debido en grado sumo a la publicación La Sociedad del
Riesgo, de Ulrrich Beck (1998). Pese a ello no se alejan del espíritu «persuasivo»,
sin embargo, empiezan a dar paso a planteamientos surgidos de diversas
concepciones y, finalmente, se reconoce al riesgo características que Frances-
68 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
cutti (2008, p.14) resume en: «objetivo, calculable, inasible, determinado por
percepciones sociales, influidas a su vez por las corrientes subterráneas de la
cultura, vale decir, por una lógica distinta a la manejada por los expertos».
En este contexto, para las organizaciones se vuelve imperativo incorporar
nuevas políticas y estrategias de gestión comunicativa con características
preventivas, para de esa manera poder enfrentar las eventualidades que se
presentan en las interacciones empresariales. Es precisa entonces una revi-
sión y estudio de diversos ejes metodológicos enfocados a facilitar la aplicación
y adaptación de la comunicación para la gestión de riesgo, acorde con las
variables de riesgos económicos, sociales, políticos, culturales, ambientales,
etc. propias de la dinámica organizacional contemporánea.
Tal como lo señalan Ruiz y Coppola (2011) en los últimos tiempos el paradig-
ma de riesgo se impone bajo la lógica de la gestión en la incertidumbre; es así
como los autores reseñan que hasta hace pocos años las organizaciones apun-
taban a conservar la racionalidad, precaución, y responsabilidad ante el futu-
ro; sin embargo, en la actualidad las empresas se ven obligadas a gestionar la
realidad en entornos de alta complejidad, lo que imposibilita en muchos casos
predecir su comportamiento en el transcurso del tiempo, dejando sin mayor
fundamentación práctica aspectos como la racionalidad y la precaución.
Ruiz y Coppola (2011) establecen que las empresas realizan un esfuerzo
creciente, desde su papel de actores, por legitimar su comportamiento a través
de la comunicación y la acción responsable; por tanto, la gestión del riesgo
debería constituir una «acción comunicativa». En este sentido la autora del
presente ensayo coincide con los autores y reconoce que las organizaciones
realizan un importante esfuerzo para interpretar el «entorno incierto», pero
aspectos como las condiciones cambiantes y el azar se presentan por momen-
tos en sus sistemas complejos y modifican el curso de las actividades, dejando
en evidencia que el riesgo se extiende a toda la organización.
Así, pues, cabe en este punto distinguir la relación entre los términos
riesgo y crisis, para ello se considerará la afirmación de Marín (2009):
…basta recordar que los museos, a veces, tienen goteras o les roban las
obras; en los hospitales ocurren errores médicos; las universidades tienen
accidentes en sus laboratorios; los empleados de compañías de seguridad
se ven envueltos en incidentes; las hidroeléctricas encuentran personas
ahogadas en sus embalses o electrocutadas en las torres de alta tensión;
el sabotaje de productos o el defecto de fabricación ocurre en todos los
sectores y el fallo humano, el mobbing, el acoso o el comportamiento desleal
resultan casi inevitables en el largo plazo dentro de cualquier colectivo. No
hay ámbito de la actividad corporativa, organizativa o institucional libre
de pasar por una crisis. (p.54)
Con el afán de tipificar las crisis que pueden llegar a producir daño a las
instituciones, una cantidad considerable de autores han profundizado en este
ámbito, lo cual resulta de gran utilidad, sobre todo en las primeras fases de
estos fenómenos.
Al respecto Losada (2010, p.27) advierte la necesidad de reconocer y dife-
renciar «las situaciones negativas que no merecen ser consideradas como una
crisis y las que sí merecen esta denominación y que, por lo tanto, deben ser
gestionadas como tal». De ahí que la autora postule la siguiente clasificación,
que construye a partir de la profundización de los temas abordados, a través
de los cuales logra establecer un propio marco referencial que contextualice los
hechos específicos dentro de variables generales:
Sobre este punto, la autora hace énfasis en la prontitud con la que deben em-
prenderse las acciones, de modo que la gestión se instrumente antes de que se
produzca la crisis (o cuando menos, al identificarse las primeras señales). De
CAPÍTULO III. DE LA COMUNICACIÓN DE RIESGO A LA COMUNICACIÓN DE CRISIS 75
▪▪ Según sus efectos. Linke (1989) postula una clasificación en función de los
efectos generados por las crisis. De acuerdo con esta, se distinguen:
Tomando como referencia esta clasificación, la autora observa que las causas
que originan las situaciones de crisis que se han enunciado son bastantes
diversas y están relacionadas con la actividad o naturaleza de la institución,
los efectos potenciales de los sucesos de crisis, así como con el perfil de los
individuos que participan en la resolución de estas.
Sin bien existen varias clasificaciones sobre las causas que generan las cri-
sis institucionales, los aportes de Rojas (2003) y Ritter (1996) son de bastante
utilidad, ya que reúnen las posibles causas en un conjunto de alternativas. Así
las crisis, según Rojas (2003) podrían deberse a:
Por otro lado, la clasificación propuesta por Ritter (1996) podría ser de mayor
utilidad en cuanto a la visualización del problema identificado:
FASES DE LA CRISIS
Muchos autores coinciden en distinguir tres etapas definidas con bastante
claridad en cuanto a toda situación de crisis: la pre crisis, la crisis propiamen-
te y la post crisis; estas fases caracterizan y delimitan los tres momentos por
CAPÍTULO III. DE LA COMUNICACIÓN DE RIESGO A LA COMUNICACIÓN DE CRISIS 77
Post Crisis. De acuerdo con González Herrero (1998) esta es la etapa de vuelta
a la normalidad, sin embargo, Piñuel y Westphalen (1992) la definen como
una fase post- traumática: explican que la normalidad es lo menos usual en
situaciones como la que precedió a ese momento.
La autora no coincide con la apreciación de González Herrero (1998) en vir-
tud de que al final de una situación conflictiva la organización deberá tomar
decisiones drásticas, evaluando y analizando lo ocurrido a fin de incorporar
este aprendizaje a su política de comunicación.
Compartimos la forma en la que Losada (2010) visualiza esta etapa, recono-
ciendo que la crisis ya está cerrada, así como las causas que la han ocasionado,
por tanto es el momento oportuno de realizar un análisis y balance de la
situación actual (en especial a nivel de imagen) y de ajustar las medidas que
han sido de utilidad en el proceso de crisis, las cuales podrán ser utilizadas en
futuros eventos de esta índole.
Como se observa, esta etapa implica recuperar lo que se dañó (a todos los
niveles), procurando volver a la situación que existía antes de que la crisis
estallara.
Para lograr encarar este reto la autora considera que las empresas requieren
una visión diferente, que les permita diseñar oportunidades en escenarios de
conflicto; necesitan además un recurso humano entrenado y calificado para
gestionar en la incertidumbre y herramientas para enfrentar estos procesos.
La presencia permanente de la incertidumbre en la gestión organizacio-
nal permite observar que en la construcción del futuro intervienen variadas
fuerzas y voluntades: una sociedad con creciente información y exigencias,
las políticas públicas, los avances tecnológicos, las tendencias y corrientes
sociales… Este entramado de variables evidencia el entorno evolutivo de las
organizaciones, en el cual la existencia de situaciones contingentes que muy
difícilmente pueden ser evitadas, es una constante. Esta realidad que sin
duda presiona la toma de decisiones empresariales, plantea la necesidad de
generar una conducta de la prevención y la prudencia en proyectos, es decir,
una adecuada gestión de crisis (Ruiz y Coppola, 2011).
En este punto es posible reconocer que las crisis no pueden gestionarse re-
curriendo a herramientas y métodos comunes, precisan que se implementen
medidas extraordinarias que logren una solución inmediata de los sucesos
que las provocan. Estas medidas requieren planificación y diseño previo: si
esto no se cumple, al decir de Marín (2009), la institución no solo sufrirá daños
relevantes en las actividades afectadas por el riesgo que originó la situación,
también la imagen de la empresa se verá perjudicada.
Ante tales contingencias surge la doctrina del Issues Management (gestión
de conflictos potenciales), una denominación genérica qua abarca un campo
de acción de alta importancia en la etapa preventiva de una crisis; lo que, de
acuerdo con Losada (2010, p.54) consiste en «identificar cuestiones potencial-
mente emergentes que pueden aparecer en cualquier momento e influir nega-
tivamente en el desarrollo de una organización». El precursor de esta práctica,
Howard Chase (1984, p.33), la definió como el esfuerzo sistemático y continuo
por «detectar aquellos asuntos externos e internos que pudieran afectar a la
empresa en el futuro (…) y en la iniciativa que tomaba la organización para par-
ticipar en el debate político antes de que las circunstancias le obligara a ello».
Por tanto, la práctica del Issues Management ayuda a la institución a ade-
lantarse a sucesos que la afectarían potencialmente, ganando tiempo para
desarrollar una respuesta acorde a los conflictos surgidos. Ante ello la autora
observa la importancia de que esta doctrina constituya un elemento medular
80 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
permitirán identificar las acciones que se deberán aplicar para lograr mejorar
esa opinión, de ser el caso. De igual forma la estrategia de comunicación debe-
rá establecer las acciones puntuales de comunicación que la organización lleva
a cabo en virtud de las diferentes áreas que requiere cubrir (marketing, rela-
ciones públicas, producción, etc.). Un resultado favorable en ellas redundará
en una sólida imagen y reputación de marca, lo cual constituye un conjunto
de fortalezas ante una eventual crisis. Simultáneamente a estas acciones,
la empresa deberá agregar programas relativos a la información preventiva
sobre riesgos.
La estrategia de comunicación de crisis diseñada para mediano y largo
plazo debe incluir los siguientes elementos:
Ante esta acción se vuelve evidente la relación que la institución haya tenido
con los medios en «momentos de calma», es decir, si la empresa ha mantenido
una relación positiva, con un flujo fluido y periódico de información con los
medios, se podrá esperar que el trato que estos le brinden sea favorable y de
colaboración.
●● Los afectados por las consecuencias directas e indirectas de lo ocurrido. Las per-
sonas afectadas en toda situación de emergencia constituyen los
públicos prioritarios, puesto que se trata de los individuos que han
sido impactados por los efectos negativos de la crisis. Es justamen-
te este público el que debe recibir mayor y más urgente atención.
La autora observa que la comunicación generada con este público debe ser ma-
nejada de manera cuidadosa, esto implica valorar profundamente la especial
sensibilidad que posee sobre la institución responsable de lo ocurrido.
Sobre este último factor, la autora reflexiona que si bien los medios de co-
municación no sacan a la institución de las situaciones de crisis, sí pueden
contribuir a agravarlas de manera irremediable.
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España: Ariel Comunicación.
86 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
ALGUNAS PRECISIONES
Antes de entrar en el caso específico, resulta necesario destacar la diversidad
de interpretaciones y enfoques existentes en cuanto a qué se considera como
comunicación de la ciencia y la tecnología, así como las diferencias existentes
en torno a conceptos y prácticas asociadas a este tema.
La posición de las autoras al respecto es la de priorizar, fortalecer, poten-
ciar la gestión de comunicación de la ciencia y tecnología, entendida como
socialización del conocimiento científico y, de manera paralela, continuar
el debate académico en cuanto a aproximaciones y conceptos. No permitir
que las diferencias conceptuales o de enfoques nos paralicen o nos aparten
de la acción, pues ella se impone como un imperativo de primer orden en la
actualidad.
Resulta imprescindible acometer proyectos, proponer y realizar acciones,
buscar consensos y entendimientos entre los diversos actores sociales en torno
a la necesidad de la socialización del conocimiento científico con el objetivo
90 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
de que la Ciencia sea asumida por nuestra ciudadanía como un tema del ma-
yor interés común, asequible y apasionante, y no como un campo exclusivo
de unos pocos «entendidos»; trabajar para que las diversas comunidades se
apropien de ella y pueda utilizarse ese conocimiento en aras de la solución de
necesidades perentorias.
El objetivo fundamental del presente trabajo es el de mostrar experiencias
que demuestran la pertinencia y posibilidad del uso de la comunicación de la
ciencia y la tecnología y la cultura científica para la gestión de riesgo, median-
te la interiorización por parte de la población de conocimientos científicos,
del establecimiento de relaciones de coordinación entre los integrantes del
sistema de comunicación pública y los diversos actores sociales.
La cultura científica y la comunicación de la ciencia son los dos ejes funda-
mentales que sirven de sustento a estas reflexiones, pues se trata de procesos
en estrecha interrelación, no solo en su dimensión conceptual, sino en su
dimensión práctica. Se intentará develar esas interrelaciones, fundamentán-
dolas desde el punto de vista teórico, y demostrando mediante la exposición
del caso que nos ocupa, la necesidad y utilidad de fortalecer la cultura cien-
tífica de la población mediante un adecuado sistema de comunicación que
contemple todos sus niveles, incluido el lenguaje adecuado para informar y
orientar a los receptores.
DESARROLLANDO UN CONCEPTO
El concepto de Cultura científica como proceso social y dinámico supone la apro-
piación y construcción compartida de significados y valores relacionados con
ese campo particular del conocimiento que constituye el conocimiento cien-
tífico. Desde este enfoque resulta particularmente enriquecedor la definición
John B. Thompson (1993), para quien la cultura es el conjunto de significados
compartidos en contextos socio históricos estructurados. A tenor con esta
línea de pensamiento, puede concebirse a la comunicación como el proceso
que posibilita esa construcción compartida y, en el caso específico de la comu-
nicación de la ciencia, como un proceso dialógico de construcción compartida
de significados y valores que permiten comprender mejor el mundo.
Mediante la comunicación de la ciencia se van conformando valores de
cultura científica de manera conjunta en contextos concretos; proceso social
en el que participa la academia, que debe constituir un actor protagónico.
De lo contrario, la construcción de significados relacionados con la ciencia y
la tecnología deviene un proceso elitista y excluyente, en el cual participan
solo unos pocos, llamados a producir sistemas de conocimientos que, en el
mejor de los casos, se trasladan paternalmente a un público ignorante y des-
conocedor, y, en el peor, ni siquiera se trasladan, sino se venden convertidos
CAPÍTULO IV. COMUNICACIÓN Y CULTURA CIENTÍFICA PARA LA PREVENCIÓN DE RIESGO DE VIDAS Y BIENES... 91
las necesidades de los enfermos, por ejemplo, personas con problemas renales
que requieren diálisis, se proyectan las condiciones para tener el respaldo de
salud para salvar la vida a esas persona.
Prevención es la palabra de orden; pero es el resultado de un largo proceso
de educación y socialización del conocimiento científico. Se diseñan estra-
tegias de comunicación para la educación y prevención de riesgos; y se
implementan en todos los niveles. A nivel masivo se producen mensajes (spots)
que se difunden por la televisión, trabajos periodísticos por distintos medios,
pero también interviene la comunicación organizacional, la grupal y la diádi-
ca o interpersonal.
En este último nivel comunicativo los líderes de la comunidad (delegados
del Poder Popular y otras autoridades, de manera especial los médicos del ni-
vel de base, o de la familia), desarrollan un trabajo sistemático de prevención
en torno al riesgo, no sólo en el tema meteorológico, sino en temas de salud
relacionados con cuidados en el embarazo, atención a recién nacidos, enfer-
medades crónicas como: diabetes, cardiopatías, hipertensión, o de trasmisión
sexual como el Sida; atención a personas de la tercera edad, a los niños, y a las
personas con necesidades especiales, por solo mencionar algunos.
Como parte de la estrategia para la prevención de riesgo, se modelan actua-
ciones y momentos para cada una de las etapas ante la llegada del huracán:
información, alerta, alarma y recuperación.
Mediante el respaldo institucional para ese plan de prevención, se crean
condiciones que posibiliten las evacuaciones, por ejemplo, habilitación de
lugares a los que se trasladarán las personas necesitadas, abastecimiento de
energía, agua, alimentos y salud. Se aprestan a ofrecer albergue los edificios
en mejores condiciones: escuelas, empresas, instituciones. Los valores de
solidaridad que caracterizan a la sociedad cubana posibilitan que muchas
personas o familias brinden sus viviendas para alojar a los residentes de edi-
ficaciones menos seguras y esto ha dado lugar a hermosos ejemplos de apoyo
a los evacuados en numerosas ocasiones, convivencia armónica y recursos y
riesgos compartidos.
Resulta innegable que la comunicación es esencial para la prevención,
pero no es posible enfrentar la crisis únicamente con el apoyo del sistema co-
municativo; es necesario la integración de esfuerzos de la sociedad completa,
la aplicación de un enfoque social sinérgico como un sistema complejo en
función de la toma de decisiones, medidas y acciones que garantizan lo que la
comunicación apoya.
¿Qué sucede en los lugares donde esta organización no se ha modelado con
anterioridad y la población no cuenta con una cultura científica que posibilite
su accionar responsable? Frecuentemente en esos casos predomina la toma de
CAPÍTULO IV. COMUNICACIÓN Y CULTURA CIENTÍFICA PARA LA PREVENCIÓN DE RIESGO DE VIDAS Y BIENES... 97
y otra, a causa de los cambios vertiginosos que tiene la Ciencia día a día.
(p.142)
ellos, infografías, que tan útiles resultan para indicar la trayectoria probable
de los huracanes.
Debe subrayarse la importancia del texto correctamente expresado desde
el punto de vista gramatical puesto que, como se ha afirmado, de ese modo se
disminuye el esfuerzo de comprensión de quien lo recibe y facilita la rapidez
de comprensión, aspecto tan relevante en la información relacionada con
eventos de riesgo.
La escritura de calidad en la información sobre situaciones de peligro ma-
sivo, como el de huracanes, requiere que no se simplifique el lenguaje, pero
tampoco que se le complique con términos de difícil explicación. La población
necesita comprender rápidamente los mensajes: en ese contexto, las ideas tie-
nen que ser, necesariamente, inteligibles. Claridad, sobriedad, exactitud en
los datos, reiteración, orientación, son elementos decisivos en la composición
de los textos que se emitan en situaciones de este tipo.
En cuanto a los comunicadores, se acrecienta su función de ser in-
termediarios eficaces y útiles entre el lector y los mensajes y orientaciones
que emanan de los especialistas, es decir, meteorólogos y funcionarios de la
Defensa Civil.
Los comunicadores, periodistas o divulgadores, no pueden considerarse,
ellos mismos, especialistas, aun cuando tengan considerables conocimientos
sobre la temática, por ejemplo, la relacionada con la gestación, desarrollo y
consecuencias de los huracanes. Son intermediarios, eso sí, indispensables,
entre los científicos y el auditorio. Por tanto, su principal e insustituible tarea
es desarrollar estrategias de comunicación eficaces para conectarse con su
público y trasladarles correctamente informaciones provenientes de fuentes
especializadas.
En lo que respecta a los especialistas, los científicos, estos deben ser cada
vez más capaces de utilizar tanto el lenguaje propio de la ciencia como el de
la divulgación y apropiarse de técnicas de comunicación, para que empleen
variados recursos en la información sobre la prevención de riesgos, que es
una información especializada. Un principio inviolable en este sentido sería,
para ellos sobre todo, acudir a una terminología particular tanto cuanto sea
necesario, pero no más, como han reiterado diversos estudiosos.
El científico está obligado a un esfuerzo para hacerse entender, lo cual no
significa que deba vulgarizar su trabajo o minimizar el contenido de su expo-
sición. En definitiva, para hablar o escribir sobre ciencia y tecnología, como
se ha dicho, se dispone del mismo instrumento que para hablar o escribir de
cualquier otro tema: la lengua común.
Recuérdese lo que aconsejaba el eminente Don Santiago Ramón y Cajal
(s/f), quien mucho escribió para distintas publicaciones especializadas: «El
102 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS
CONCLUSIONES
▪▪ La comunicación de la ciencia y la tecnología y la cultura científica
constituyen procesos sociales que pueden contribuir sustancialmente al
mejoramiento social, a la toma de decisiones responsables en áreas de
importancia estratégica, incluso en aspectos tan sensibles como la pre-
servación de vidas y bienes en situaciones de riesgo, como se ha eviden-
ciado en el caso objeto de atención en el presente trabajo.En el caso que se
expone, se demuestra la utilidad y la factibilidad de la incorporación de
la comunicación de la ciencia y la tecnología al desarrollo de la cultura
científica de la población; en este particular, socialización y apropiación
de conocimientos sobre meteorología y prevención de riesgos. A partir
de la interiorización de ese tipo de conocimientos es posible la toma de
decisiones colectivas e individuales, en un plazo mínimo de tiempo, de
modo tal que puedan protegerse vidas y bienes ante fenómenos de tan
creciente peligro, como sucede con los huracanes en la actualidad.
▪▪ Si bien el aporte de la comunicación de la ciencia y la tecnología es
esencial para este tipo de prevención de riesgo, resulta insuficiente
para dar una respuesta integral que garantice vidas y bienes; para
ello es necesario el respaldo de todas las organizaciones sociales e ins-
tancias de gobierno, integradas a partir de un enfoque sinérgico que
posibilite la mayor eficiencia y organización de las acciones durante
los momentos de emergencia, sobre la base del diseño de estrategias
para este tipo de contingencia modeladas con anticipación.
▪▪ La gestión de comunicación de la ciencia y la tecnología se asienta en
las siguientes premisas:Constituye un proceso de creación, transmi-
sión y recepción de significados en el campo de la cultura científica.
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106 GESTIÓN DE COMUNICACIÓN DE RIESGO Y DE CRISIS