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Filipenses 4:6-7

6 no se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle
gracias también. 7 así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre
puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de
Cristo Jesús.

Introducción
Hace algunos días llamó mi atención un comercial que dieron en la televisión, uno
generalmente no suele prestar mucha atención a los comerciales, es como parte de una
rutina cuando uno está con el televisor prendido, normalmente esperamos que pasen y
como ocurre últimamente hasta nos da la sensación de que a veces la cantidad de spot
publicitarios es demasiada.
Sin embargo, al escuchar el comercial de un sedante que dice tener ingredientes
naturales como tilo, por ejemplo, no pude dejarlo pasar sin que me surja la idea de
reflexionar acerca de lo que oía.
Desarrollo
Al principio del aviso una mujer dice: “Me siento a hacer la tarea con los chicos y a la
primera que no entienden algo, me saco, no lo puedo manejar”.
Seguidamente un hombre afirma: “Me cuesta vivir el hoy, estoy todo el tiempo
pensando en lo que viene y lo que viene siempre es malo en mi cabeza”.
¿Notemos que estas afirmaciones no nos suenan para nada extrañas, mucha gente está
así, así cómo? Con ansiedad, nerviosismo e irritabilidad y no lo pueden manejar.
Ante esta situación de una enorme cantidad de personas ¿cuáles son las respuestas o
soluciones humanas?
En el caso de este comercial, era un sedante, pero hay un sin número de respuestas que
atenúan o simplemente ofrecen una vía de escape que termina siendo peor porque el
problema sigue ahí y si la respuesta tiene que ver con alguna adicción o mal hábito,
termina creando otro problema, el que ya existía y la dependencia a esa respuesta
superficial que ofrece el humano.
En cambio, la respuesta verdadera, integral está en la palabra de Dios, la respuesta es
Dios.
El primer paso es la oración, orar es hablar con Dios, es conectarse con aquel que todo
lo puede.
Es un enorme privilegio el que tenemos de poder hablar con el único creador del
universo, no tenemos que pedir audiencia, está las 24 horas de todos los días dispuesto a
escucharnos, porque como dice la última frase del versículo anterior Dios está cerca, no
sólo porque su venida está cerca, sino porque está en nosotros por medio del Espíritu
santo para ayudarnos en todo.
El segundo paso, es presentarle a él en oración todo lo que nos sucede con absoluta
franqueza, con súplicas ruegos, contándole lo que nos pasa, él ya lo sabe, ¿pero no les
pasó que cuando han podido poner en palabras lo que les sucede resulta más fácil la
salida? Hablar con él nos hace bien, no sólo porque sacamos de nuestro interior aquello
que sentimos, pensamos, vivimos, sino porque él nos escucha y amorosamente nos da la
salida.
El tercer paso es la acción de gracias, con un corazón humilde y agradecido porque
ahora no vemos la solución, pero él la dará. Además, siempre tenemos algo para
agradecer y recordar con gratitud aquellas cosas de las que el Señor nos libró nos otorga
la seguridad de que, de este problema, también nos librará.
El cuarto paso, es recibir la paz de Dios, se trata de una promesa, cuando hacemos
promesas podemos fallar, yo puedo prometerles algo y fallar, porque soy humano por lo
tanto falible, pero Dios es infalible, él no falla, y si nos promete paz, nos dará paz. ¿Y
cómo la recibimos? Ya a estas alturas habiendo estado en comunión con el señor en
oración, rogando en favor de nuestra situación, agradeciendo por aquello que ha hecho
hace y hará, tendremos el corazón preparado por él para recibirla, porque se recibe por
fe y cuando estamos en contacto con Dios, podemos creer.
Conclusión

Entonces pues, si hacemos esto: 1) comunicarnos con Dios por medio de la oración, 2)
presentarle nuestras peticiones, inquietudes, preocupaciones, problemas
3) agradecerle por lo que ya hizo, hace y hará en nuestras vidas
4) recibir la promesa de dios que es su paz, el Señor nos la dará. Por lo tanto, esa paz se
transformará en un seguro de vida, una cobertura contra esos pensamientos que nos
producen ansiedad, nerviosismo e irritabilidad por medio de Cristo Jesús.
Y como dice el comercial no estás solo, no estás sola, pero porque cuando podés hablar
con sinceridad con tu padre celestial acerca de lo grande que sentís que es tu problema,
el te da la fuerza para enfrentarlo y decirle a tu problema cuán grande es tu Dios, aquel
que te llamó de las tinieblas a su luz admirable.

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