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Sheryl Acevedo 1855338

¿QUÉ HACER CON LOS VESTIGIOS QUE DEJA LA ÉPOCA COLONIAL?

Sacudir los residuos del poder colonialista que se tienen arraigados no es tarea fácil, pues
muchos ideales, discursos, comportamientos, etc. Que se instalaron en esa época permean y
dirigen la conducta y la cosmovisión de las sociedades actuales que antaño fueron
reprimidas, perpetuando, de esa manera, ese sistema colonial e impidiendo una
decolonización1 total, que es lo que se traza como objetivo por las poblaciones víctimas del
proceso de conquista.

El camino para superar esa etapa debería implicar, entre tantas cosas, cimentar diatribas que
borren el dualismo de dominador/dominado, superior/inferior que fue instalado en aquellos
tiempos; reconocer que se puede dejar de lado el pensamiento que se instauró en la
búsqueda de lograr ejercer poder sobre el conquistado, es, también, reconocer que no se es
menos capaz que Occidente para asumir la independencia.

Diverso ha sido el panorama que se ha expuesto por parte de los intelectuales, en el camino
de encontrar qué se debería hacer para conseguir decolonizarse. Por ejemplo, en el prólogo
del texto El giro decolonial: reflexiones para una diversidad epistémica más allá del
capitalismo global (2007), Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel exponen que,
como ha sido difícil trabajar lo poscolonial, porque, en algunos casos, los estudios sólo se
reducen a lo económico o a lo cultural sin contemplar otras dimensiones, es necesario,
entonces:

Encontrar nuevos conceptos y un nuevo lenguaje que dé cuenta de la complejidad


de las jerarquías de género, raza, clase, sexualidad, conocimiento y espiritualidad
dentro de los procesos geopolíticos, geoculturales y geoeconómicos del sistema-
mundo. Con el objeto de encontrar un nuevo lenguaje para esta complejidad,
necesitamos buscar ‘afuera’ de nuestros paradigmas, enfoques, disciplinas y campos
de conocimientos. Necesitamos entrar en diálogo con formas no occidentales de
conocimiento que ven el mundo como una totalidad en la que todo está relacionado

1
Bajo la concepción de Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel, esto supone ir más allá de la
emancipación de lo político-jurídico, quedarse solo con eso significa descolonizarse (pág. 17).
con todo, pero también con las nuevas teorías de la complejidad. En pocas palabras:
necesitamos avanzar hacia lo que el sociólogo griego Kyriakos Kontopoulos
denominó pensamiento heterárquico.2 (pág. 17)

Sugieren los autores eliminar la figura occidental si lo que se busca es ir tras la


decolonización y operar bajo el concepto de heterarquía, porque se posibilita la diversidad
de desarrollo que pueda tener cada sistema particular al entender que: “existen procesos
complejos, heterogéneos y múltiples, con diferentes temporalidades, dentro de un solo
sistema-mundo de larga duración” (pág. 17) que se vinculan por medio de una red y no una
pirámide; por tanto ningún nivel domina sobre otro, sino que se encuentran en igualdad,
idea que logra conducir a la decolonización.

Por otra parte, teóricos como Oswald de Andrade y Augusto de Boal no consideran, dentro
de su propuesta del quehacer de las sociedades poscoloniales, el eliminar, de manera tajante
y radical, lo que los tiempos coloniales dejaron, sino construir algo sobre ellos,
identificando qué es lo aprovechable y qué se puede descartar. Boal, desde su concepto de
teatro del oprimido logra cambiar la perspectiva que se tenía de Calibán y de Próspero,
quienes, gracias a la obra del dramaturgo europeo Shakespeare, The Tempest (1996),
estaban representados como el salvaje y el civilizado respectivamente, lo que pone en
ventaja a Próspero en su papel de héroe conquistador y en una posición inferior a Calibán
con un rol de dominado y personaje antagónico, en cambio, en La Tempestad (1974) de
Boal, Calibán logra hacer conjeturas de gran talla intelectual:

CALIBÁN: (…). Decime, bestia: ¿Cómo pueden ser de tu patrón, si las uvas las
cultivamos nosotros con nuestras manos; si el vino lo fermentamos nosotros con
nuestra ciencia; si las bodegas las construimos nosotros con nuestra madera? ¿Cómo
van a ser de tu patrón, si todo lo hicimos nosotros?

Además, se le otorga el protagonismo en esta reescritura, en contraste, Próspero es


ridiculizado y se pierde todo respeto que pudo haber hacia su personaje. Se evidencia,
entonces, cómo se resignifica la figura del oprimido a través de una remasterización de una
obra cuya trama se basa en la subyugación. El dramaturgo usa el arte como recurso para
2
El pensamiento heterárquico es un intento por conceptualizar las estructuras sociales con un nuevo
lenguaje que desborda el paradigma de la ciencia social eurocéntrica heredado desde el siglo XIX.
introducir un discurso que transgrede a lo colonial, utilizando algo ya hecho y
transformándolo según lo requiere, en concordancia con el mensaje que desea emitir.

Otro caso es el de Andrade, que, al crear el movimiento antropófago, tiene el ideal de


deglutir todo lo que pueda de otras culturas, con la consigna de aprovecharlo para la
creación de algo propio: “El Brasil modernista de Andrade tiene como fuente de su
grandeza el canibalismo, la antropofagia. La capacidad para devorar lo ajeno y crear algo
nuevo.” (Castañeda, pág. 35) Y esto no quiere decir que se le copie a Occidente, sino que se
rescate todo lo que se considere valioso de lo que ha heredado la inevitable coyuntura de la
conquista, para erigir algo propio y acorde a las dinámicas sociales pertinentes.

Con todo ello, hay que resaltar que los trabajos realizados aquí citados son valiosos para
tener en cuenta en las producciones poscoloniales, también señalar que todos los autores
tienen en común el relegar la idea de que la única visión admisible es la occidental, la que
dejó la colonia, de la que no es necesaria abolir en su totalidad, ya que se pueden tomar
insumos para reciclarlos dentro de las prácticas que lleven a edificar una percepción propia.
Ahora, a modo puntual, hay que admitir que algo de razón tiene Castro-Gómez y
Grosfoguel cuando afirma que: “En efecto, la ciencia social contemporánea no ha
encontrado aún la forma de incorporar el conocimiento subalterno a los procesos de
producción de conocimiento. Sin esto no puede haber decolonización alguna del
conocimiento ni utopía social más allá del occidentalismo.” (pág. 21) A lo que hay que
apuntar, en el proceso de decolonización, es a que los saberes que han sido segregados sean
tenidos en cuenta en todas las esferas. “Más que como una opción teórica, el paradigma de
la decolonialidad parece imponerse como una necesidad ética y política para las ciencias
sociales latinoamericanas.” (pág. 21)

BIBLIOGRAFÍA:
Castañeda, E. (2021) La antropofagia como descentramiento de Europa.

Castro-Gomez, S., Grosfoguel, R. (2007), El giro decolonial: reflexiones para una


diversidad epistémica más allá del capitalismo global.

Fabelo, J., López, A. (s.f) Entre dos tempestades: Boal dialoga con Shakespeare.

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