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REALISMO MÁGICO

¿País donde se origina?


A pesar de que se desarrolló de forma amplia en América Latina, el concepto “realismo mágico” fue
acuñado en Europa en 1923, cuando Franz Roh, un historiador y crítico de arte alemán, lo utilizó
para describir las obras del pintor Karl Haider tras una exposición en Mannheim. El término se
conoció en el Nuevo Continente dos años después, con la traducción y publicación del libro Realismo
mágico. Al mismo tiempo, el italiano Massimo Bontempelli utilizó el término en dos números de su
revista literaria.
Época
El realismo mágico es un movimiento literario que tuvo su origen en América Latina hacia la década
de 1930, aunque alcanzó su apogeo entre 1960 y 1970, cuando coincidió con la generación del
boom latinoamericano.
Mayores representantes
El realismo mágico iberoamericano, sus máximos exponentes y principales características
Han sido muchos, incontables, los artistas que han utilizado este estilo para expresar emociones
mediante la palabra escrita --e, inevitablemente, para suscitarlas--, siendo los más relevantes el
colombiano Gabriel García Márquez, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, los chilenos Pablo
Neruda e Isabel Allende, el mexicano Juan Rulfo y los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.
Contexto histórico
La primera persona en utilizar el término “realismo mágico” y quien acuñó el término fue el crítico de
arte e historiador alemán Franz Roh (1890 – 1965) en 1925, llamándole “Magischer Realismus”, para
referirse a un estilo pictórico conocido como “Neue Sachlichkeit” (la Nueva Objetividad), una
alternativa al expresionismo.
En ese momento, Roh identificó los detalles precisos del realismo mágico: la claridad fotográfica
fluida y el retrato de la naturaleza “mágica” del mundo racional.
Roh creía que el realismo mágico estaba relacionado con el surrealismo, pero siendo un movimiento
distinto debido al enfoque del realismo mágico en el objeto material y la existencia real de las cosas
en el mundo.
Ese mismo año (1925), Fernando Vela, escritor en “Revista de Occidente” fundada por José Ortega y
Gasset en 1923 y de quien Vela era discípulo, tradujo y publicó en esa revista el ensayo de Roh al
español, preparando el escenario para su apropiación por parte del movimiento literario.
Características
Desde este punto de vista, algunas de las principales características del realismo mágico incluyen
las siguientes:
En general, el realismo mágico se caracteriza por:
• Relatos contados con las estrategias del realismo, pero abordando anécdotas fantásticas,
irreales o maravillosas.
• Lo fantástico e irreal en el relato se maneja con plena cotidianidad, sin sorprender a nadie, ni
proveer explicaciones.
• Sus relatos prefieren los escenarios pobres, rurales o marginales.
• Se utilizan mayormente descripciones sensoriales de la realidad.
• Abundan las rupturas de planos temporales, cuando no el tiempo estático, a cronológico o
invertido.

Ejemplos de obras del realismo mágico


Algunas de las más conocidas obras literarias que se inscriben en el realismo mágico son:

• Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez


• Reino de este mundo (1949) de Alejo Carpentier
• Bomarzo (1962) de Manuel Mujica Lainez
• Aura (1962) de Carlos Fuentes
• La casa de los espíritus (1982) de Isabel Allende
• Pedro Páramo (1959) de Juan Rulfo
• Doña Flor y sus dos maridos (1966) de Jorge Amado
• Hagiografía de Narcisa la bella (1985) de Mireya Robles

Trayectoria

El realismo mágico es un movimiento literario que tuvo su origen en América Latina hacia la década
de 1930, aunque alcanzó su apogeo entre 1960 y 1970, cuando coincidió con la generación del
boom latinoamericano. Fue el escritor venezolano Arturo Uslar Pietri quien acuñó el nombre de
realismo mágico al movimiento, en un libro titulado Letras y hombres de Venezuela, publicado en
1947.

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