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Solís et al.

(2020), en su artículo titulado Epidemiología, manejo y riesgo de

transmisión de SARS-CoV-2 en una cohorte de hijos de madres afectas de

COVID-19, realizaron un estudio observacional, prospectivo y unicentro de cohortes

en un servicio de neonatología de tercer nivel, con la finalidad de describir las

características y la evolución de recién nacidos con madres infectadas por

SARS-CoV-2. La muestra estuvo conformada por 75 recién nacidos hijos de madres

con diagnóstico confirmado de SARS-CoV-2 por prueba de reacción en cadena de

la polimerasa (PCR) ingresadas entre el 1 de marzo al 7 de agosto de 2020 en un

servicio de Neonatología de tercer nivel en España.

A los sujetos de estudio con sintomatología se les realizó PCR mediante

exudado nasofaríngeo, al igual que a los recién nacidos al momento del nacimiento

y 14 días después. De igual manera, se adaptó un área para atención de pacientes

COVID en los servicios de Ginecología, Obstetricia y Neonatología, destinándose 16

habitaciones individuales para las embarazadas de alto riesgo con más de 23

semanas de gestación y 19 habitaciones para mujeres gestantes de menos de 22

semanas de gestación y en estado de puerperio. Durante el alojamiento conjunto se

orientó a las pacientes sobre los beneficios del amamantamiento y los posibles

riesgos durante el contacto directo madre-hijo.

Los resultados obtenidos en el estudio mostraron que el 48.3% de las madres

infectadas cursaron un cuadro asintomático, el 30.1% mostraron síntomas leves, el

23.3% requirieron ingreso y el 2.7% necesitaron ventilación mecánica. Por otro lado,

de los 19 recién nacidos ingresados a la unidad de cuidados intensivos, 52.6% de la

muestra lo hizo a causa de prematuridad, 26.3% cursó por distrés respiratorio,


10.5% por ictericia y 5.3% por asfixia perinatal y cardiopatía congénita. A todos

ellos, se les tomó una prueba PCR en las primeras 48 horas de vida obteniéndose

resultados negativos. Se efectuó contacto piel a piel en el 68% de los recién nacidos

y pinzamiento tardío de cordón umbilical en un 57.3%.

Respecto a la lactancia materna, se estableció de manera exclusiva en un

64% de los neonatos, alimentándose con leche materna donada a un 16%, con

leche artificial a un 10.7% y en un 9.3% se optó por la lactancia materna mixta. En

conclusión, esta investigación reflejó que no existe evidencia de transmisión vertical

y el índice de transmisión horizontal es bajo aplicándose de manera adecuada las

medidas de bioseguridad durante el contacto piel a piel, lactancia materna y

alojamiento conjunto.

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