Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MAYO DE 2014
ISSN: 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
RESUMEN
En el presente artículo se analiza si el derecho de acceso a la información
pública es o no un derecho fundamental y de qué clase. El legislador ha
optado por configurar un derecho de tipo legal y no constitucional. Sin
embargo, habría razones persuasivas para haber optado por su considera-
ción como derecho fundamental. En el texto se propone que la mejor solu-
ción futura es, no obstante, reconocer expresamente este derecho en la
Constitución a través de una reforma de su texto
Palabras clave: Transparencia, naturaleza jurídica del derecho de acceso
a la información pública, Ley 19/2013, creación legal de derechos, dere-
chos implícitos y conexos.
1/19
NÚMERO MONOGRÁFICO
ABSTRACT
This article examines whether the right of access to public information is
or is not a fundamental right and what kind. The legislature has chosen to
set up a legal right type. However, there are persuasive reasons to have
opted for its consideration as a fundamental right. The text proposes that
the best future solution is, however, expressly recognize this right in the
Constitution through a reform of its text.
Keywords: Transparency, Legal Nature of the Right of Access to Public
Information, Law 19/2013, Creating Legal Rights, Implicit and Instrumen-
tal Rights.
SUMARIO
1. INTRODUCCIÓN.
2. CONTEXTO (I): LA HERMÉTICA CULTURA POLÍTICA ESPAÑOLA.
3. CONTEXTO (II): LA INTERPRETACIÓN DEL DERECHO DE ACCESO A
LA INFORMACIÓN PÚBLICA A PARTIR DEL DERECHO DE ACCESO A
LOS REGISTROS Y ARCHIVOS ADMINISTRATIVOS [ART. 105 B) CE].
4. LAS RAZONES ALEGADAS EN EL PROCEDIMIENTO DE ELABORA-
CIÓN DE LA LEY 19/2013 PARA CONSIDERAR EL DERECHO DE AC-
CESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA COMO UN DERECHO LEGAL Y
NO CONSTITUCIONAL.
5. ¿PUEDE EL LEGISLADOR CREAR DERECHOS FUNDAMENTALES?
6. EL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA COMO DE-
RECHO IMPLÍCITO Y DERECHO CONEXO DEL DERECHO A RECIBIR
INFORMACIÓN VERAZ [ART. 20.1.d) CE] Y DEL DERECHO A PARTICI-
PAR DIRECTAMENTE EN LOS ASUNTOS PÚBLICOS (ART. 23.1 CE).
7. CONCLUSIONES.
2/19 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
1. INTRODUCCIÓN
El debate sobre la naturaleza jurídica del derecho de acceso a la información
pública, esto es, sobre si tiene o no estatura constitucional, se ha convertido
en una de las disputas teóricas más importantes del Derecho público español
del último lustro. La Constitución española no lo reconoce expresamente. Ob-
viamente, la cuestión ha sido impulsada por la aprobación de la Ley 19/2013,
de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen
gobierno, una de las leyes más relevantes, desde el punto de vista político, de
la X Legislatura. Considerar el derecho de acceso a la información pública
como un derecho fundamental o no acarrea consecuencias jurídicas de gran
calado en relación con sus garantías. Si no es derecho fundamental, como ha
entendido el legislador español, bastará para regularlo una ley ordinaria y no
orgánica; podría, incluso, pensarse en una futura derogación completa de la
ley sin que se inmutara el marco constitucional; no estará tutelado por el am-
paro judicial ordinario ni por el recurso de amparo ante el Tribunal Constitucio-
nal.
Esto no significa que el derecho legal de acceso a la información pública en el
ordenamiento jurídico español no pueda llegar a disfrutar de un robusto conte-
nido, pero, indudablemente, le remite a un régimen de menor densidad norma-
tiva y a una consecuente menor protección judicial. Y, por supuesto, en el más
que probable caso de conflicto con otros derechos, sobre todo si tienen rango
constitucional, como el de la protección de datos personales (art. 18.4 CE), o
el derecho al honor y la intimidad (art. 18.1 CE), su carácter de derecho legal
le abocará normalmente a ser el sacrificado.
El legislador español ha optado por negarle el carácter de fundamental. No se
puede decir que careciera por completo de razones para ello. De hecho, este
enfoque conservador y formalista era el más sencillo desde el punto de vista
jurídico. La alternativa, considerar que se estaba regulando, en realidad, un
derecho fundamental, planteaba la objetiva dificultad de encontrar la cobertura
adecuada en el catálogo de derechos fundamentales de nuestra Constitución.
Resulta que la percha constitucional tradicional se halla en un derecho, el de
acceso a los archivos y registros públicos, que se ubica fuera del catálogo de
derechos del capítulo segundo del Título I de la Constitución, es decir, se trata
de un derecho disperso, y, además, de un derecho que tiene un ámbito nor-
REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805 3/19
NÚMERO MONOGRÁFICO
4/19 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
problema y las razones que han conducido a la solución por la que finalmente
ha optado el legislador.
REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805 5/19
NÚMERO MONOGRÁFICO
secretos de Estado (el secreto es uno de los lenguajes del poder: los arcanos
eran aquel catálogo de prácticas secretas que habían de garantizar el dominio
del gobernante sobre el pueblo menor de edad), el principio de publicidad se
abre paso con las revoluciones liberales de finales del siglo XVIII, aunque cir-
cunscrito inicialmente a la activad del Parlamento y de los jueces, pero no del
poder ejecutivo. Esta inercia llega hasta nuestros días: se ha venido conside-
rando durante los dos últimos siglos que el ejecutivo no debía someterse al
principio de publicidad porque le bastaba estar obligado por el principio de
legalidad, esto es, de sometimiento a la Ley. Así pues, hemos funcionado, ya
desde los parámetros del Estado liberal, con la idea de que el procedimiento
de aprobación de la ley, fruto del Parlamento, sí ha de ser público, pero la
actividad del Ejecutivo podía mantenerse en secreto, bastando que se some-
tiera a la ley y a los tribunales.
Esta idea empieza a quebrar en los países escandinavos y anglosajones a
partir de la segunda mitad del siglo XX. La democracia contemporánea es
«obscena» porque rechaza la distinción entre el escenario y lo que queda
detrás (eso significa «ob-scenus»: lo que queda de un hombre cuando ya no
entra en escena —ob = en lugar de; obsceno significa etimológicamente la
exhibición de que se debe ocultar; en plural designaba a los excrementos—).
La democracia actual exhibe sin tapujos lo que en tiempos permanecía oculto
y, en consecuencia, propugna la desmitificación permanente del decoro esta-
tal. Según Raphaël GLUCKSMANN1 esta «obscenidad» derivaría directamen-
te de la «ideología de la transparencia» promovida por el movimiento de mayo
del 68, que habría desacreditado el ámbito clásico de la representación políti-
ca (los parlamentos, los ministerios, los partidos, los sindicatos), ridiculizando
sus códigos tradicionales (la retórica y la pompa) y extendiendo la sombra de
la sospecha sobre la ilegitimidad, incluso la prevaricación, de los empleados
públicos, de los secretos públicos, etc. Mayo del 68 desacraliza el poder, lo
saca del hermético sancta sanctórum y lo muestra al pueblo. En esto, la de-
mocracia y las dictaduras son totalmente opuestas. En una dictadura, el pue-
blo debe mostrarse desnudo, desprovisto de secretos ante un poder invasor
de todos los espacios de la existencia, un poder estatal que nunca desvela
más de lo que desea mostrar. En una democracia, por el contrario, el poder
es, por definición, el que no ha de tener secretos, mientras que el pueblo pue-
de y debe preservar los suyos (de ahí la íntima coherencia teórica —otra cosa
sucede en la práctica— entre el deber de transparencia pública, de un lado, y
el derecho a los datos privados, de otros).
La Constitución española de 1978 no recoge expresamente un principio gene-
ral de publicidad, pero sí se refiere a él en diversas disposiciones: han de ser
1
Mayo del 68, Editorial Taurus, 2008.
6/19 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
públicas las normas (art. 9.3 CE), las sentencias del Tribunal Constitucional
(art. 164), las actuaciones judiciales (con las excepciones previstas: art. 120.1
CE), los procesos (art. 24.2 CE), las sesiones plenarias del Congreso y del
Senado (art. 80 CE). En relación con el Ejecutivo, sólo se recoge el derecho
de acceso de los ciudadanos a los archivos y registros administrativos salvo
en lo que afecte a la seguridad y defensa del Estado, la averiguación de los
delitos y la intimidad de las personas [art. 105.b) CE].
Antes de la Ley 19/2013, se consideraba que el principio general de transpa-
rencia de la actuación administrativa se ubicaba en el art. 3 de la Ley 30/1992,
de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común, que ordena a las administraciones públicas en sus
relaciones con los ciudadanos actuar «de conformidad con los principios de
transparencia y de participación», y los artículos 35 y 37 de la Ley 30/1992,
que habrían concretado el art. 105.b) CE. Según estos preceptos, cualquier
persona tiene derecho, bajo ciertas condiciones, a conocer en todo momento
el estado de la tramitación de los procedimientos en los que tengan la condi-
ción de interesados y obtener copias de documentos contenidos en ellos, a
identificar a las autoridades y al personal al servicio de las Administraciones
Públicas bajo cuya responsabilidad se tramiten los procedimientos, a obtener
información y orientación acerca de los requisitos jurídicos o técnicos que las
normas impongan a los proyectos, actuaciones o solicitudes que se propongan
realizar y al acceso a los registros y archivos de las Administraciones.
Pero los requisitos concretos de acceso a la información convertían este dere-
cho en impracticable. No existía, pues, ni en el plano normativo, ni mucho
menos en el de la realidad, un derecho de acceso a la información de carácter
general2. La información, salvo en materia de medio ambiente y por cumplir
obligaciones internacionales, se consideraba más una condescendencia o
cortesía administrativa, que una obligación.
Esta era la situación antes de la aprobación de la Ley 19/2013. Desde esta
tradición, son comprensibles las resistencias a entender el derecho de acceso
a la información pública como un derecho fundamental.
2
De modo sectorial, cabe recordar diversas concreciones del derecho de acceso a la información: la Ley
27/2006, de 18 de julio, por la que se regulan los derechos de acceso a la información, de participación
pública y de acceso a la justicia en materia de medio ambiente; la Ley 37/2007, de 16 de noviembre, sobre
reutilización de la información del sector público, o la Ley 11/2007, de 22 de junio, de acceso electrónico
de los ciudadanos a los servicios públicos, en la que se prevé el empleo de medios electrónicos para
facilitar la participación, la transparencia y el acceso a la información.
REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805 7/19
NÚMERO MONOGRÁFICO
8/19 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
3
(Coordinador), Transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno. Estudio de la Ley
19/2013, de 9 de diciembre, Tecnos, Madrid, 2014.
4
Citado por GUICHOT, ob. cit., p. 37.
REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805 9/19
NÚMERO MONOGRÁFICO
5
GUICHOT, ibídem, p. 40.
10/19 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
6
Sobre este asunto, en general, permítaseme la remisión: «¿Cómo nacen los derechos fundamentales?
Posibilidades y límites de la creación judicial de derechos», en La dignidad humana en serio. Desafíos
actuales de los derechos fundamentales, Editorial Porrúa, México, 2013, pp. 79-112.
REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805 11/19
NÚMERO MONOGRÁFICO
7
La creación judicial de derechos es un fenómeno normalmente limitado, aunque de mayor dimensión en
los ordenamientos regidos por una norma superior muy antigua, o allí donde rige el common law (tradición,
obviamente, más abierta a la creación judicial que la de los países de Derecho codificado), o donde, por
influencia de la decimonovena enmienda de la Constitución federal norteamericana, se reconozca consti-
tucionalmente la apertura del sistema a derechos no enumerados. El ejemplo de la Constitución federal
norteamericana es elocuente en este último sentido. Los derechos fundamentales de este país se hallan
en los volúmenes de jurisprudencia de su Tribunal Supremo más que en el leve, casi anoréxico, catálogo
de derechos del texto constitucional.
12/19 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
les, aunque, por supuesto, estaría sujeto, en su caso, a la última palabra del
Tribunal Constitucional. ¿Genera esto mayor inseguridad jurídica, como afir-
maba la Vicepresidenta del Gobierno? No necesariamente. Primero, porque,
desde el punto de vista político, una configuración más potente del derecho de
acceso a la información pública, en la medida en que limita más al Gobierno y
abre mayores posibilidades de control por parte de la oposición, es dudoso
que fuera desafiada en su validez por ésta ante el Tribunal Constitucional.
Segundo, y más importante, porque también la elección del derecho de acce-
so a la información pública como simple derecho legal y no constitucional po-
dría ser impugnada ante el Tribunal Constitucional (aunque no es probable
que éste lo declarara inconstitucional). En definitiva, es claro que, pese a los
argumentos aducidos en el trámite de elaboración de la Ley 19/2013, las ver-
daderas razones que explican la solución finalmente elegida han sido tanto
políticas como jurídicas.
Evidentemente, para reconocer el «nuevo derecho» no serviría cualquier tipo
de conexión con otros derechos ya expresos, sino que tal conexión habrá de
ser lo suficientemente estrecha y persuasiva como para justificar el reconoci-
miento. Creo que un tipo de relación así se produce, precisamente, respecto
del derecho de acceso a la información pública en relación con el derecho a
ser informado [art. 20.1.d) CE] y con el derecho a participar en los asuntos
públicos directamente (art. 23.1 CE). Concretamente, el derecho de acceso a
la información pública es un derecho implícito o conexo, respectivamente, del
derecho a recibir información veraz y del derecho a participar directamente en
los asuntos públicos.
He analizado las categorías de los derechos implícitos y conexos en otro lu-
gar, aunque en relación con la creación judicial y no legal de derechos8. Debo
8
«La dignidad humana en serio…», ob. cit., pp. 101-110. Por citar algunos ejemplos de derechos implíci-
tos, esto es, nuevas manifestaciones de un derecho ya reconocido derivadas de su aplicación a la realidad
social cambiante, en la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos recordaré cómo, en la
lista abierta de causas de discriminación prohibidas por el artículo 14 CEDH, se halla la orientación sexual
(caso Salgueiro Da Silva Mouta contra Portugal, de 21 de diciembre de 1999) o la nacionalidad (caso
Gaygusuz contra Austria, de 16 de septiembre de 1996), o cuando descubre dentro del respeto a la vida
familiar del artículo octavo el derecho a la concesión de un permiso de paternidad (caso Petrovic contra
Austria, de 27 de marzo de 1998); o cuando añade el ius in officium de los cargos representativos al ius ad
officium del artículo tercero del Protocolo adicional. Ejemplos de derechos implícitos que el Tribunal de
Estrasburgo ha encontrado en disposiciones de derechos que por sus amplias abstracción y generalidad
merecen el nombre de «derechos-fuente» de otros son el derecho a un proceso equitativo del artículo seis,
en el que el Tribunal (en la Sentencia Saunders contra Reino Unido, de 17 de diciembre de 1996, por
ejemplo) ha hallado implícitos los derechos a guardar silencio y a no declarar contra uno mismo, ninguno
de los cuales está mencionado expresamente en el Convenio de Roma, y, por encima de todos, el derecho
al respeto a la vida privada y familiar del artículo octavo. Éste es, como ocurre con la Constitución nortea-
mericana, el mayor manantial, la fuente más ubérrima de todo tipo de derechos implícitos. Ahí están los
derechos a la reagrupación familiar y el establecimiento de límites a la expulsión de extranjeros como
consecuencia del arraigo, el derecho al respeto de la vida familiar frente al ruido y otras agresiones medio
ambientales, o el derecho de los adultos a mantener relaciones homosexuales consentidas, voluntarias y
en privado, entre otros.
REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805 13/19
NÚMERO MONOGRÁFICO
ahora intentar explicar con mayor profundidad por qué puede considerarse
que el derecho de acceso a la información pública es un derecho implícito y
conexo del derecho a recibir información veraz y del derecho a participar direc-
tamente en los asuntos públicos.
Como ejemplos de derechos conexos (derechos cuya aplicación se revela necesaria para dispensar la
máxima efectividad a derechos reconocidos de modo expreso previamente), se encuentra el derecho a no
ser extraditado, expulsado o deportado en ciertos casos respecto del derecho a no recibir torturas ni tratos
o penas inhumanas y degradantes a partir de la Sentencia Soering v. Reino Unido, de 7 de julio de 1989; o
el derecho a un medio ambiente sano a partir de los derechos, éstos sí reconocidos, a la protección jurídi-
ca de la vida y, cómo no, del respeto a la vida familiar (casos Guerra y otros contra Italia, de 19 de febrero
de 1998, y de los vertederos turcos en Oneryldiz contra Turquía, de 18 de junio de 2002). O el derecho de
asilo, «descubierto» por el Tribunal en conexión con el derecho a no ser sometido a tratos inhumanos o
degradantes (art. 3), con las garantías frente a la detención (art. 5), con el derecho a un proceso equitativo
(art. 6) y con el derecho a la vida familiar (art. 8).
9
Ibídem, pp. 41-47.
10
Ya Ignacio VILLAVERDE en 1995 había sostenido que el derecho de acceso a la información pública
era una manifestación concreta del derecho a recibir información [art. 20.1.d) CE], de modo que «de dicho
precepto se deriva el deber correspondiente de la Administración de facilitar el libre acceso a la informa-
ción administrativa como imperativo del principio de publicidad y transparencia y en directa conexión con el
principio democrático» (Los derechos del público, Tecnos, Madrid, 1995, p. 118).
14/19 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
11
Un análisis interesante del principio de transparencia puede encontrarse en: VALLE ARES, «La transpa-
rencia en la Unión Europea: una visión comparada. Especial referencia al derecho de acceso a la informa-
ción pública», Participación educativa, diciembre de 2013, pp. 15-22.
12
«La transformación del derecho de acceso en España: de derecho de configuración legal a derecho
fundamental», Revista Española de Derecho Administrativo, núm. 160, diciembre de 2013, pp. 155-180.
REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805 15/19
NÚMERO MONOGRÁFICO
16/19 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
sonas que habían sido sometidas a vigilancia electrónica en 2005. Esta infor-
mación le fue denegada. Pues bien, el Tribunal, recordando las dos sentencias
anteriores de 2009, sostuvo que el recurrente estaba obviamente implicado en
el objetivo legítimo de conseguir información de interés público con la inten-
ción de hacerla de general conocimiento y de contribuir al debate público, de
modo que su denegación limitaba indebidamente su libertad de expresión (art.
10.1 CEDH). Las restricciones del Servicio serbio de Inteligencia no fueron
válidas.
Las sentencias brevemente examinadas, aunque se refieren no en general a
todos los ciudadanos, sino al papel de las entidades no gubernamentales co-
mo «perros guardianes» de la democracia o al caso de las investigaciones
históricas, relacionan claramente el derecho de acceso a la información públi-
ca con el derecho a recibir información. Y a esta misma conclusión se llega
por la vía de la normativa internacional, destacadamente por el art. 19.2 de la
Declaración Universal de Naciones Unidas, el art. 19.2 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, así como el art. 42 de la Carta de Derechos
Fundamentales de la Unión Europea.
Como he ido anticipando, me encuentro entre los que opinan que el legislador
debería haber configurado el derecho de acceso a la información pública como
un derecho fundamental. Porque lo es. Es un derecho fundamental que se
halla implícito como nueva manifestación del derecho a recibir información
veraz [art. 20.1.d) CE] y que está conectado de modo instrumental con el de-
recho a participar directamente en los asuntos públicos (art. 23.1 CE). El dere-
cho a recibir información veraz prohíbe, según la jurisprudencia del Tribunal de
Estrasburgo (que debe orientar la interpretación del ordenamiento español
—art. 10.1 CE—), que los poderes públicos impidan indebidamente a los ciu-
dadanos y grupos el acceso a la información que pueda servir para crear foros
de debate público sobre asuntos de interés general. El art. 20.1.d) CE prohíbe
esa forma de censura indirecta que puede ser la denegación de información.
Ciertamente, no existe un derecho de acceso universal a cualquier documento
o dato de interés público; deberá ser el legislador quien concrete el ejercicio
de este derecho. Pero deberá hacerlo sin establecer restricciones indebidas,
porque la regla general es el acceso a la información, y sus límites la excep-
ción. En este sentido, el derecho de acceso a la información pública no es otra
cosa que el mismo derecho fundamental a recibir información veraz cuando el
objeto de dicha información lo integran documentos o datos de interés público.
No se puede ocultar, sin embargo, que sostener que el derecho de acceso a la
información pública se halla en la penumbra del derecho a recibir información
veraz [art. 20.1.d) CE] presenta algunas dificultades. La principal es que, se-
gún jurisprudencia constante de nuestro Tribunal Constitucional, el derecho a
recibir libremente información veraz es un derecho individual de libertad y no
REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805 17/19
NÚMERO MONOGRÁFICO
13
Destacaría a Karl-Peter SOMMERMANN, «La exigencia de una Administración transparente en la
perspectiva de los principios de democracia y del Estado de Derecho», en R. GARCÍA MACHO (ed.),
Derecho administrativo de la información y administración transparente, Marcial Pons, Madrid, 2010, pp.
11-25.
18/19 REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805
TRANSPARENCIA Y ACCESO
A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
7. CONCLUSIONES
En definitiva, habría, a mi juicio, suficientes razones para que el legislador
hubiera optado por configurar el derecho de acceso como un derecho funda-
mental mediante una ley orgánica. Ciertamente, la cobertura constitucional
existente no permite alcanzar tal conclusión de modo sencillo y evidente. En
este sentido, la fórmula finalmente elegida no es irrazonable. Pero tampoco
cierra por completo la cuestión. El derecho de acceso a la información pública
es, sin duda, un nuevo derecho fundamental que emerge tanto del derecho
internacional de los derechos humanos como de una comprensión sistemática
de nuestro propio texto constitucional. Por ello, lo deseable sería que, en la
primera oportunidad que se presente, se reconociera expresamente en la
Constitución. Entre tanto, habrá que valorar si la aplicación práctica de la Ley
19/2013 se resiente o no de su configuración como derecho legal no funda-
mental.
REVISTA JURÍDICA DE CASTILLA Y LEÓN. N.º 33. MAYO 2014. ISSN 2254-3805 19/19